México: Puebla capital, la ciudad donde niños y niñas desaparecen

Reporteo: Aranzazú Ayala | Román Huerta / Lado B*
Edición y redacción: Mely Arellano/Video: Marlene Martínez/Material visual: Gogo

El 65% de menores de edad que desaparecen en el municipio de Puebla son mujeres; la trata es la principal razón, coinciden organizaciones civiles. Mientras en 2019 ese municipio ocupó el primer lugar en desaparición de niños, niñas y adolescentes en México, la Comisión estatal de Búsqueda tuvo un subejercicio de 10 millones.

Victoria Rosales no sabía cuántas adolescentes estaban desaparecidas en Puebla y se vino a enterar de la peor manera: cuando desapareció su hija Nadia, a los 17 años, la mañana del viernes 27 de octubre de 2017.

Ese día, como cualquier otro, la acompañó hasta la parada de la Ruta 5, a unas calles de su casa en la colonia Lomas de San Miguel, al sur de la ciudad. La vio subirse al microbús y se despidió de ella. A las 2:30pm Nadia debía regresar de la escuela, pero eso ya no sucedió. Y ahí, dice Victoria Rosales, empezó el calvario.

El año en que desapareció Nadia, la capital del estado de Puebla ocupó el segundo lugar nacional en desaparición de niñas, niños y adolescentes. Las cosas no han mejorado desde entonces, e incluso la situación ya era grave desde antes: la desaparición de menores de edad no es un asunto nuevo, aunque sigue siendo un problema poco conocido.

Desde 2012 y hasta 2018, Puebla fue el segundo municipio en todo el país con más desapariciones de este grupo poblacional (de 0 a 17 años), de acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), con base en los datos oficiales del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (Rnped).

Para 2019 la ciudad se convirtió en primer lugar nacional; ese año desaparecieron 389 menores de edad, o al menos ese fue el número de Carpetas de Investigación (CDI) que se abrieron por el delito de desaparición. En 2020 la entidad ocupó el tercer lugar nacional con más menores desaparecidos, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) de la Secretaría de Gobernación (Segob).

Si bien todas las desapariciones son alarmantes, las de niñas, niños y adolescentes tienen que ser investigadas de manera particular, pues por su edad y la etapa del desarrollo en que se encuentran merecen una protección integral, explica en entrevista para LADO B, Juan Martín Pérez García, hoy ex director de la Redim (su gestión concluyó hace unos días, el 14 de mayo), así que cualquier interrupción o afectación que sufran puede impactar negativamente en su proyecto de vida.

Por ejemplo, agrega, a diferencia de las personas adultas que pueden “decidir ausentarse, las personas menores de edad no deben quedar sin protección de su red familiar y tutores legales”, ya que son “vulnerables al poder adulto” y pueden convertirse en “objetos de venta” para fines de explotación sexual y/o laboral, o adopciones ilegales, entre otras. Es por eso que el Estado tiene la obligación de protegerles totalmente.

Un dato más para tomarse en cuenta y dimensionar el problema: en Puebla el 65% de quienes siguen sin localizarse son mujeres, o más bien niñas y adolescentes, como Nadia, a cuya familia le han reportado más de una vez haberla visto en zonas de prostitución en otros estados, pero “la Fiscalía no ha hecho nada”. A casi tres años y medio, la investigación tiene pobres avances.

Fiscalía, ausente y omisa

Han pasado tres años y medio desde la desaparición de Nadia Guadalupe, y todavía no existe una Alerta Amber con su nombre. Apenas hace ocho meses, el nuevo investigador  -lo han cambiado cinco veces- que la Fiscalía General del Estado (FGE) asignó para investigar el caso, comenzó a girar los oficios de colaboración al resto de las entidades federativas para solicitar apoyo con la búsqueda.

La puntualización es necesaria: a la Fiscalía le tomó más de 3 años enviar unos oficios. Además, a la fecha su familia aún desconoce por qué nunca emitieron la Alerta Amber. Victoria Rosales recuerda que el Ministerio Público le dijo que Nadia “no corría peligro” porque “no tenía el perfil para la trata de personas”.

Si bien la Alerta Amber es un mecanismo de jurisdicción estatal, cuando desaparece una persona menor de edad las autoridades están obligadas a emitirla de inmediato, porque con ello se difunde una ficha de búsqueda a nivel nacional y se activa la colaboración entre todos los estados de la República.

Pero en Puebla, aunque es una de las entidades donde hay más niñas y niños desaparecidos, este mecanismo no siempre se aplica. De acuerdo con los datos difundidos por la Comisión Nacional de Búsqueda en su informe de abril 2021, Puebla es una de las siete entidades donde se concentra el 62% de las desapariciones de niñas y adolescentes en el país. Y pese a ello, la Alerta Amber no siempre se emite.

De acuerdo con la información pública de la propia Fiscalía “la difusión de la Alerta Amber Puebla se realiza a través del portal de internet y cuentas de redes sociales oficiales, así como por autoridades, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación, mediante cédula oficial”.

En una revisión de la cuenta de Twitter de la FGE se encontraron sólo 28 Alertas Amber, correspondientes al mismo número de menores que desaparecieron en la ciudad de Puebla del 2015 al 2020, muy lejos de los 479 que aún no se localizan según la propia Fiscalía; es decir, apenas el 5.8% de los casos se publicaron en esa red social de la dependencia.

El Colectivo “Voz de los desaparecidos en Puebla” dijo a LADO B que muchas veces la FGE no elabora los boletines de búsqueda, y tampoco lo sube a redes ni se difunde públicamente, argumentando la protección del interés superior del menor. De hecho el Colectivo tiene conocimiento de varios casos en los cuales las propias autoridades de la FGE recomiendan a los familiares que no se acerquen a medios ni a colectivos, porque “van a entorpecer el caso y poner en riesgo a la persona”.

Pero interponer la Alerta Amber por sí sola tampoco es la panacea, lo sabe bien Teresa Vega, mamá de Rafael Huerta Vega, quien desapareció el 6 de octubre del 2020 a la edad de 12 años, en la colonia Playas del Sur supuestamente cuando iba a la tienda. Y aunque la denuncia por su desaparición se hizo el mismo día, la Alerta Amber se emitió hasta 3 o 4 días después.

Sin embargo, igual que el caso de Nadia, la investigación tampoco ha tenido avances significativos. Su mamá ni siquiera ha podido ver la Carpeta de Investigación pues se la han negado aduciendo que se trata de una “investigación privada”; tampoco le permitieron presentar una denuncia contra el padre de su hijo, con quien vivía el niño cuando sucedió la desaparición, para pedir que investiguen un presunto maltrato contra el menor.

Tanto Teresa Vega como Victoria Rosales coinciden en que la Fiscalía no sólo no hace su trabajo, sino que además los Ministerios Públicos las regañan, no les dan explicaciones, son groseros y les han lanzado acusaciones veladas de ser responsables en las desapariciones.

Y si en materia de localización las autoridades no han demostrado eficiencia, en prevención es aún peor. No hay alguna instancia de ningún nivel que tenga trabajo en ese sentido. La omisión no es menor si consideramos que, de acuerdo con la Redim, la desaparición de menores en el municipio de Puebla está vinculada sobre todo a la trata de personas y la explotación sexual.

Una Comisión de Búsqueda que no busca

La obligación de investigar las desapariciones y buscar a las personas desaparecidas, incluyendo por supuesto menores de edad, corresponde a la Fiscalía y al gobierno del estado, a través de la Comisión Estatal de Búsqueda.

La Comisión Estatal de Búsqueda se creó en junio del 2019, como “un órgano desconcentrado de la Secretaría General de Gobernación, con autonomía técnica y de gestión, encargada de determinar, ejecutar y dar seguimiento a las acciones de búsqueda, localización e identificación de Personas Desaparecidas o No Localizadas, en el territorio poblano”, dice su página.

Sin embargo, la falta de un esfuerzo real por localizar a las personas desaparecidas en el estado se revela, de acuerdo con la presidenta de la Comisión de la Familia y Derechos de la Niñez del Congreso del Estado, diputada panista con licencia y candidata al distrito local 09, Mónica Rodríguez Della Vecchia, en el hecho de que la Comisión Estatal de Búsqueda no ejerció 10 millones de pesos en 2020, y tuvieron que devolverse a la Federación.

El dato, reclamado por Mónica Rodríguez a la secretaria de Planeación y Finanzas del estado, María Teresa Castro Corro, durante su comparecencia el pasado 22 de enero, de hecho es inexacto, pues según el Recurso de Revisión RRA 03827/20, disponible en la Plataforma Nacional de Transparencia, el subejercicio corresponde a 2019.

((INSERTAR RECURSO DE REVISIÓN))

Puebla fue uno de los 20 estados que, por no ejecutar un subsidio federal que ascendió a 248 millones 881 mil 652 pesos, tuvo que regresar su parte, 10 millones de pesos, a la Federación en 2019, justo el año en que la capital fue primer lugar nacional en desaparición de menores de edad.

LADO B buscó una entrevista con la Comisión Estatal de Búsqueda para saber si hay algún protocolo específico para búsqueda de menores de edad, y tener claridad sobre el tema del presupuesto. Sin embargo, hasta la publicación de este reportaje no hubo respuesta.

En la búsqueda hay otras instancias corresponsables, como los ayuntamientos que, de acuerdo con la Ley de Víctimas del Estado de Puebla, deben garantizar, en conjunto con autoridades estatales, una investigación pronta, reparar el daño, conocer la verdad, proveer protección por parte del Estado, acceder a mecanismos de justicia y un acceso ágil, eficaz y transparente.

Tan solo en lo que va de este año, el Ayuntamiento de Puebla ha atendido 95 llamados para acompañamiento y búsqueda de personas por parte de la Fiscalía y la Comisión de Búsqueda.

El municipio de Puebla cuenta con una Célula Especializada de búsqueda de mujeres, niñas, niños y adolescentes, dependiente de la Secretaría de Gobernación Municipal,  cuyas funciones son coadyuvar en la búsqueda de menores. Su creación, el 12 de junio de 2020, responde al cumplimiento de la medida XV de Justicia y Reparación de la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) en el Estado de Puebla.

Esta Célula permite la colaboración entre los tres niveles de gobierno y distintas dependencias. Por ejemplo, el gobierno del estado puede solicitar apoyo de perros o personal para dar acompañamiento en una búsqueda, o para la difusión de imágenes.

Quiénes, cuántos y por qué desaparecen

Para empezar, ni siquiera hay cifras confiables u homologadas para saber realmente la dimensión de cuántos menores desaparecen, ni por qué. Las organizaciones toman sus datos del Rnped, pero este cambió de metodología desde abril de 2018 y ahora no permite consultar la información desglosada a nivel municipal, pese a la insistencia de activistas y periodistas.

Desde 2015 al 2020, de acuerdo con datos de la FGE obtenidos vía transparencia, en el municipio de Puebla hay mil 620 personas desaparecidas, de las cuales las y los menores de edad (479) representan el 29%.

De las niñas y los niños que siguen sin localizarse, 314 son mujeres (65%) y 165 hombres.  El grupo de edad que más desaparece son personas menores de 15 años, después las de 16, las de 14 y las de 17. En cuanto a hombres la tendencia es igual, pues las edades en las que más desaparecen son de 14 a 17 años, aunque en mucho menor proporción.

El análisis de datos refleja que las mujeres son las más vulnerables ante las desapariciones, principalmente en la adolescencia, presumiblemente por ser potenciales y posibles víctimas de explotación sexual.

En 2018, la Asociación Nacional Contra la Trata Humana (ANTHUS) señaló que Puebla capital era primer lugar nacional en tráfico de menores.

Juan Martín Pérez García, integrante de la Redim, sostiene que la desaparición de niñas, niños y adolescentes está vinculada en su mayoría a la trata de personas con fines de explotación sexual y/o laboral. Según su análisis, esto sucede por la cercanía con el corredor Puebla-Tlaxcala, uno de los más famosos, si no es el que más, por la explotación sexual principalmente de mujeres, y sobre todo menores.

De acuerdo con el último reporte de la Comisión Nacional de Búsqueda del 8 de abril de 2021, el estado de Puebla está entre los primeros 7 lugares en desaparición de niñas, adolescentes y mujeres.

Pero aunque existen estos y otros señalamientos, las cifras indican que las cosas siguen igual, y que el riesgo de desaparecer sigue siendo muy alto para las personas menores de edad en la capital.

A partir del análisis de datos que hizo LADO B con los registros obtenidos por la FGE, se identificó que el segundo grupo que más desaparece son recién nacidos y bebés de entre 0 y 3 años; en la mayoría se trata de conflictos judiciales de guarda y custodia, es decir padres o madres que sustraen a algún menor sin el consentimiento de la pareja, de acuerdo con Marisol Casillas Herández, terapeuta, asistente y encargada de estadística de la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos.

No hay atención a las familias

En 2019, el Congreso local aprobó la Ley de Víctimas del Estado de Puebla, donde se plasmó, en primera instancia, el interés superior de la niñez para la toma de decisiones en torno a la asistencia, protección, ayuda inmediata, alojamiento y derecho a la verdad que las víctimas por delito de secuestro, desaparición forzada, trata de personas, tortura y otros tratos crueles han sufrido a lo largo de los años en la entidad.

Sin embargo, mamás, papás y familiares de niñas, niños y adolescentes han denunciado más de una vez que las autoridades no dan asistencia, ni seguimiento a los casos, y es por ello que se han tenido que vincular con organizaciones, o formar colectivos desde donde continúan sus búsquedas.

Fuente: piedepagina  Este trabajo fue realizado por el equipo de LADO B, que forma parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la publicación original.

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La dura lucha contra el trabajo infantil en la producción de cacao en Costa de Marfil

Al cabo de 20 minutos de entrevista con un educador, Issouf lo reconoce: trabaja en una plantación de cacao. Forma parte de los 60 niños recogidos por la policía durante una operación en el oeste de Costa de Marfil.

La operación «Nawa 2» se llevó a cabo a principios de mayo en la región de Soubré, a 400 km al oeste de Abiyán, la gran zona de cultivo de cacao. Su objetivo: convencer que las autoridades marfileñas combaten el trabajo infantil en el cacao, un flagelo denunciado por las oenegés internacionales desde hace 20 años.

Este país de África Occidental, principal productor mundial de cacao, y las empresas multinacionales del chocolate se encuentran bajo presión. Los consumidores occidentales exigen cada vez más un producto ético, fabricado sin abusos contra los niños ni daños al medio ambiente.

Un proyecto de ley estadounidense, que finalmente no salió adelante, amenazaba a Costa de Marfil con un boicot a su cacao.

Issouf dice que vino de Burkina Faso hace dos años con su padre, que se fue después de un mes, dejándolo con un hombre que le dijeron que era su tío, para trabajar en una plantación.

«Este es un caso de trata», estima Alain-Didier Lath Mel, director de protección de la infancia en el ministerio de la Familia marfileño.

Muchos de los niños explotados en las plantaciones proceden de Burkina Faso y de Malí, países vecinos pobres y que proveen de mano de obra a Costa de Marfil, más rica que ellos.

Según la encuesta NORC de la Universidad de Chicago en 2018-19, casi 800.000 niños trabajan en el cacao, frente a 1,2 millones según un estudio anterior de la universidad estadounidense de Tulane en 2013-14.

Los casos de trata afectan a menos de 2.000 niños, según otro estudio de 2018 llevado a cabo por la Fundación Walk Free y la oenegé Vérité.

– Persecuciones –

Estas cifras son solo estimaciones y la metodología de la investigación varía, subraya el Comité Nacional de Vigilancia de las acciones de lucha contra la trata, la explotación y el trabajo Infantil (CNS), presidido por Dominique Ouattara, esposa del presidente marfileño.

La operación «Nawa 2», la quinta de este tipo desde 2009, movilizó durante dos días a un centenar de hombres y requirió mucho trabajo preparatorio y de inteligencia, explica el comisario Luc Zaka, subdirector de la policía criminal.

Un equipo de periodistas, incluidos los de la AFP, acompañó a la policía en la zona de Meagui, a 50 km de Soubré.

A bordo de una media docena de 4×4, avanzaron por una pista que serpentea entre los verdes campos de árboles de cacao y de caucho, precedidos por un motorista.

El convoy se detenía cada cierto tiempo: sorprendía a los niños volviendo del campo con machetes u ocupándose de los granos de cacao que se secan frente a las casas de las aldeas.

Los agentes también recorrían los campos para localizar a niños en las plantaciones. Algunos escapaban y los perseguían.

Tras cuatro horas de intervención, recogieron a unos doce niños y adolescentes. Los llevaron al centro de acogida infantil de Soubré, inaugurado en 2018, donde, como Issouf, son atendidos por educadores y psicólogos. Los familiares los recogen al día siguiente tras una charla con la policía y los empleados del centro.

En los casos graves de malos tratos o trabajos forzados, los niños, generalmente analfabetos, se quedan en el centro unos meses. Vuelven al colegio y aprenden un oficio: ganadería, horticultura, costura, peluquería, herrería.

Al margen de las operaciones, los comités locales de protección de la infancia realizan una labor en las zonas rurales.

– Pobreza –

«La mediación con las familias es muy importante», comenta Lath Mel, quien ve «avances».

Según la investigación NORC, la tasa de escolarización de los niños de familias productoras de cacao ha mejorado, pasando del 59% en 2008-09 al 85% en 2018-19. Sin embargo, el estudio de 2020 del Consejo Café Cacao de Costa de Marfil (CCCI), el organismo público que gestiona estos sectores, apunta que solo el 71% de los niños de 5 a 17 años están matriculados en los colegios.

Desde 2019 se ha sacado a unos 2.000 niños de las plantaciones de cacao, 200 de los cuales se quedaron en el centro de acogida de Soubré, según el CNS.

Además Costa de Marfil se ha dotado de un «arsenal jurídico» en los últimos diez años, destaca el fiscal de Soubré, Alexandre Koné, con multas y penas de prisión que van desde unos meses hasta cadena perpetua por la esclavitud de menores de 10 años.

Unas 300 personas han sido condenadas por tráfico de niños, de unas 600 personas llevadas ante la justicia entre 2012 y 2020, según el CNS.

Pero en lo que va de año solo hubo un juicio en el tribunal de Soubré -reconoce el fiscal- sobre un traficante de niños condenado a 10 años de prisión.

Kouassi Kouakou Franck, de 25 años, un habitante de la aldea de Issakro con

el que la AFP habló durante la operación, piensa que «los niños deben ir a la escuela, pero si los padres no tienen medios, entonces se quedan aquí trabajando».

Lath Mel lo corrobora: «La pobreza es la principal causa del trabajo y la trata de niños».

Según el Banco Mundial, más de la mitad de los 5 a 6 millones de personas que se ganan la vida con el cacao viven por debajo del umbral de pobreza en Costa de Marfil.

 

Fuente: https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20210511-la-dura-lucha-contra-el-trabajo-infantil-en-la-producci%C3%B3n-de-cacao-en-costa-de-marfil

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Crecen las desapariciones de mujeres y niños en Nepal

Asia/Nepal/09 Julio 2020/elpais.com

El país atraviesa una situación crítica relacionada con la trata y tráfico de personas que está dejando una estela de dolor y juventud perdida

Los 1.758 kilómetros de frontera entre Nepal e India, que cientos de miles de ciudadanos de ambos países cruzan sin necesidad de pasaporte o visado, son desde hace tiempo una de las vías de paso más concurridas del mundo en cuanto a tráfico de personas se refiere. Desde el terremoto del año 2015, que se cobró 9.000 vidas y provocó graves perjuicios a las estructuras sociales y económicas de Nepal, la actividad se ha multiplicado, y millares de hombres, mujeres y niños nepalíes atraviesan el confín entre ambos países para desaparecer y no volver más.

Antes del seísmo, anualmente se introducían de forma ilegal entre 10.000 y 15.000 personas (en su mayoría mujeres y niños, unos 12.000 cada año según Unicef) de Nepal a India para emplearlas en la prostitución y el trabajo forzado. Sin embargo, en 2019, la Policía India de Fronteras descubrió que desde 2013 el contrabando de seres humanos había aumentado un 500%. Al parecer, el mortal terremoto fue la causa de este incremento. Una combinación de protección insuficiente de los derechos humanos, temblores de tierra, desigualdad de género, analfabetismo, pobreza y corrupción ha creado las condiciones idóneas para la crisis relacionada con el tráfico de personas que atraviesa el país del Himalaya. Se calcula que, actualmente, asciende como mínimo a 20.000 mujeres y niños al año.

Muchas de ellas, con la esperanza de obtener un empleo como trabajadoras domésticas en algún país del Golfo, acaban siendo víctimas de la explotación sexual en burdeles de ciudades como Bombay o Nueva Delhi o de otros países. La trata adopta muchas formas distintas. A veces un extraño la droga y la vende; otras, los vecinos la engañan, sus parientes o su marido la venden, o alguien la tienta por Internet con una promesa de matrimonio, una oportunidad de trabajo o un papel en una película de Bollywood justo al otro lado de la frontera.

En palabras del fiscal general de Estados Unidos, Xavier Becerra, la trata, el tráfico de personas o esclavitud moderna «es un delito que incluye forzar u obligar a alguien a trabajar o prestar alguna clase de servicio o a practicar la prostitución. La coacción puede ser sutil o directa, física o psicológica, y puede incluir el empleo de la violencia, las amenazas, las mentiras o la servidumbre por deudas. La explotación de un menor para la prostitución es tráfico humano, tanto si ha intervenido cualquier clase de fuerza, engaño o coerción, como si no. El desplazamiento o el transporte de las víctimas a través de fronteras locales, nacionales o internacionales, no es un requisito para la existencia del comercio de personas».

Pero la sociedad civil de Nepal está tratando de defenderse: todos los días, docenas de vigilantes especializadas, algunas de los cuales son supervivientes de la trata, intentan interceptar y rescatar a las posibles víctimas en los puestos fronterizos para que no sean vendidas desde Nepal a través de la frontera hacia la India. Otras alzan sus voces contra el profundo estigma social que persigue a sus víctimas en sus comunidades.

Fotos, mensajes y descripciones de hombres, mujeres y niños desaparecidos, muchos de ellos posiblemente víctimas del tráfico de personas, llenan un tablón de la comisaría de policía de la frontera entre Nepal e India en la ciudad nepalí de Bhairahawa.
Fotos, mensajes y descripciones de hombres, mujeres y niños desaparecidos, muchos de ellos posiblemente víctimas del tráfico de personas, llenan un tablón de la comisaría de policía de la frontera entre Nepal e India en la ciudad nepalí de Bhairahawa. VIOLETA SANTOS MOURA

El peligro, también en casa

Motivo de alarma es que el peligro también está presente en el propio país e, incluso, en el hogar. Muchas víctimas nunca llegan a cruzar la frontera. Las mujeres y las niñas son llevadas ilegalmente desde las zonas rurales a los centros urbanos de Nepal con la promesa de un empleo. En realidad, al final acaban en Katmandú obligadas a ejercer la prostitución en cientos de restaurantes con espectáculo musical, bares con bailarinas o salones de masaje que sirven de tapadera a burdeles. Según Unicef, solo en el valle de Katmandú, entre 10.000 y 13.000 niñas y mujeres trabajan en el «sector del ocio nocturno», la mayoría de ellas menores de edad. Sin embargo, se cree que los datos disponibles no reflejan con exactitud la magnitud del problema y que los reales probablemente son mucho más altos, ya que las víctimas aprenden a mentir a los trabajadores sociales sobre su edad y su situación por miedo a las represalias de los dueños y los gerentes de los negocios.

La investigación y la información sobre la trata de personas en Nepal se ha centrado sobre todo en el tráfico exterior, es decir, desde Nepal a otros países. No obstante, a raíz del terremoto de 2015 se ha producido un importante repunte de un fenómeno mucho menos conocido: el tráfico interior, en particular desde las zonas rurales a la capital, Katmandú. Debido a ello, Nepal ha pasado de ser considerado «país de origen y tránsito», a entrar también en la categoría de «país de destino» del comercio de personas.

Según el Manual para Responsables Políticos (Handbook for Decision Makers) sobre Tráfico y Explotación en los Sectores del Ocio y el Sexo en Nepal de la organización Terre des Hommes, uno de los informes más completos sobre la trata interior y el negocio del ocio en Nepal, que a menudo se confunde con el negocio de la prostitución, «en general, las niñas y las mujeres son captadas por coetáneas de sus pueblos que ya trabajan en el sector del ocio. La mayoría piensa que, cuando las reclutaron, las engañaron sobre la clase de trabajo. […] Si las víctimas eran menores o la captación de una adulta acabó en prostitución, la persona que la captó y el empresario son culpables de trata de personas tanto en virtud de las leyes nepalíes como internacionales».

No obstante, en el tráfico internacional la industria local del sexo desempeña un papel mayor de lo que podría suponerse. El 60% de las prostituidas declararon que un intermediario se puso en contacto con ellas para ofrecerles ir a India o a otro país a trabajar, atraídas por más promesas. En cambio, al final lo que espera en el extranjero es más explotación. Las niñas y las mujeres son vendidas a proxenetas, y a los hombres, las mujeres y los niños se los suele vender para posteriormente someterlos a trabajos forzados o a la extracción ilegal de órganos en clínicas clandestinas de India. Muchos de ellos desaparecen y no se les vuelve a ver más.

Estas imágenes arrojan luz sobre los orígenes y el coste del floreciente negocio del tráfico de personas, que mueve 150.000 millones de dólares anuales en el mundo, y en el que las mujeres y las niñas representan el 71% de las víctimas. Nepal es uno de sus filones más lucrativos. Solo desde el país del Himalaya, cada día son llevadas ilegalmente a India un mínimo de 54 niñas y mujeres.

En una época en que la Organización Mundial del Trabajo de Naciones Unidas advierte de que hay más de 40 millones de esclavos en el mundo, más que en cualquier otra época de la historia, esto representa tan solo una pequeña parte del precio que este mercado clandestino de seres humanos se ha cobrado en Nepal.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/02/planeta_futuro/1593693931_311801.html

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Save the children critica la ineficacia para detectar menores víctimas de trata

Europa/España/01 Agosto 2019/Fuente: El país

Las fuerzas de seguridad identificaron a 14 niñas el año pasado pero entraron en España 6.991 sin compañía de adultos ni familia

Save the children ha reclamado esta mañana al Gobierno mejores mecanismos para detectar a los niños víctimas de redes de trata con fines sexuales, laborales o para mendigar. La ONG subraya que de las 9.315 personas en situación de riesgo identificadas en 2018 por las Fuerzas de Seguridad, solo 238 fueron identificados como víctimas reales [no estimaciones] y de ellas solo 14 eran menores, a pesar de que el año pasado cruzaron el Estrecho de Gibraltar 6.991 sin compañía adulta y sin familia procedentes de países subsaharianos y del Magreb.

“Evidentemente, esto refleja que nuestro país no es capaz de detectarlos, son muchísimos más”, ha censurado Andrés Conde, director general de esta organización, esta mañana en Sevilla. “Es profundamente grave y muy impactante. Clarísimamente las cifras no responden a la realidad. La sensibilidad de las agentes que interrogan a los menores durante sus primeras 72 horas [tras llegar en patera] es alta, pero necesitan un enfoque de infancia. Los niños con heridas físicas y psíquicas que hemos detectado no son identificados adecuadamente”, ha añadido Javier Cuenca, responsable andaluz de Save the Children, en el día internacional contra la trata de personas.

Un indicio de la captación de los niños por parte de las mafias son los 1.293 menores «en fuga», que tras haber estado en centros oficiales de protección, ahora están en paradero desconocido, según la organización. Desde 2013, solo 55 menores han sido identificadas como víctimas de trata.

La ONG pide ese protocolo de atención para identificar a los menores en situación de especial vulnerabilidad que han emigrado tras sufrir violencia o pobreza en sus países de origen y cambiar procedimientos que utiliza la policía para determinar la edad, tal y como ha recomendado Naciones Unidas para que prime el interés del menor por encima del resto de circunstancias. Es decir, «una estrategia integral de carácter estatal para proteger estos menores», expone la organización. De los 14 niños identificados como víctimas en 2018, seis fueron captadas para la explotación sexual, tres para la mendicidad, cuatro para la explotación laboral y uno para un matrimonio forzoso, según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), de Interior.

Save the Children ha presentado su informe Contando los pasos, centrado en los niños víctimas de redes de trata, los que viajan solos sin referentes familiares y los que necesitan protección internacional. Del total de 65.400 personas que entraron de forma irregular en España en 2018, unos 7.800 fueron niños o adolescentes (el 12%), y de ellos la inmensa mayoría, 6.991, llegaron solos a las costas andaluzas. En el mundo, el 14% de la población migrante son niños.

En general, la presencia de menores captadas por las mafias de trata está orientada sobre todo a la explotación laboral, y provienen principalmente de países asiáticos como Vietnam, Pakistán, India o China, según datos de la Fiscalía de Extranjería.

Un ejemplo de la desprotección de los menores es la última operación policial de la Guardia Civil en Cantillana (Sevilla), donde una menor rumana a la que su familia quería casar por la fuerza ha sido liberada. Dos personas han sido detenidos por un delito de trata de seres humanos. El matrimonio ilegal, en contra de la voluntad de la niña, se iba a producir a cambio de 5.000 euros.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/07/30/actualidad/1564480417_230002.html

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