El Paradigma Marxista en las Relaciones Internacionales

Por: Franklin González

Este ensayo es la actualización del que fuera publicado en Revista de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Nro. 3, en Noviembre del año 2001. Ahora lo publicamos de nuevo en momentos en los cuales la derecha se afirma más en sus concepciones y en su ontología y muchos sectores de la izquierda se van desdibujando y no quieren, ni por asomo, acercamiento alguno con los postulados planteados por Carlos Marx.

Este ensayo lo inscribimos en el contexto de una reivindicación de esos postulados marxistas y en este sentido haremos las reflexiones que se desarrollan a continuación, sobre todo cuando la existencia de la lucha de clases está más vigente que nunca en el campo internacional..

UN ABREBOCA

Frecuentemente se ha intentado probar o refutar la validez científica de los paradigmas en el estatuto de las ciencias sociales. El del post-modernismo levantó la bandera de “la crisis de los paradigmas” y del “vale todo”. Los cambios son tan bruscos que algunos sostienen que ya ninguna perspectiva teórica puede dar respuestas y que las respuestas científicas a los problemas que padece hoy la humanidad está también en crisis. La realidad es tan compleja que parece no aceptar reflexiones teóricas. Las teorías han quedado a la zaga y ninguna puede dar cuenta, por sí sola, del inmenso “huracán” que estremece los cimientos de la realidad fundada en los postulados de la ilustración y del occidentalismo. Estas reflexiones parecen ser la onda que cruza en los actuales momentos en los círculos académicos de las ciencias sociales por doquier.

No obstante, las disputas teóricas-metodológicas no se resuelven acudiendo a los “modismos” del momento ni mucho menos dirigiéndose inmediatamente a la “esencia de las cosas”. Es necesario, como paso previo, examinar la consistencia interna que funda cada paradigma, en cuyo lenguaje se nos transmite el conocimiento de la realidad

No existe una única lógica y, por tanto, no se puede postular un único método válido. En el ámbito formal todas las certezas pueden ser demostradas empleando lógicas; no hay lenguaje formal bien construido que carezca de un metalenguaje.

Ahora bien, la elección de una u otra lógica como lenguaje adecuado para la construcción de una ciencia social, no es una decisión indiferente. En sociología, por ejemplo, se utilizan distintas lógicas: la estructural-funcionalista, la empirista, la pragmática, la positivista y la dialéctica.

En el caso particular de las Relaciones Internacionales destacan los paradigmas realista e idealistas y sus versiones actuales: neorrealismo y neo idealismo. Sin embargo, existen otros paradigmas como, por ejemplo, el marxista, que se engloba en las llamadas teorías críticas, también el constructivismo, el estructuralismo y posestructuralismo.

En esta oportunidad examinaremos los fundamentos internos de la disciplina científica que considera el paradigma marxista como el pertinente para explicar la naturaleza de las Relaciones Internacionales de hoy. En este sentido, escudriñamos sus elementos “aparenciales” y “esenciales” para, posteriormente, hacer un ejercicio hermenéutico de aplicación a realidades muy concreta

EL MÉTODO DIALÉCTICO MARXISTA

La dialéctica permite “descubrir”, por un lado, el cambio que opera el conocer sobre el objeto conocido y, por otro, el objeto conocido sobre el conocimiento, todo lo cual configura la lógica adecuada para la praxis.

Esa lógica que fundamenta el método dialéctico nada tiene de revolucionaria. Es la misma aceptada en las ciencias naturales y humanas durante muchos años, hasta la canalización por el nominalismo del principio de no-contradicción. La dialéctica, como lógica aristotélica, deriva el principio de identidad del principio de no-contradicción.

El principio de no-contradicción plantea:

  1. a) El pensamiento progresa encontrando lo que opone a las categorías;
  2. b) Ahora bien, dos determinaciones atribuidas a una misma cosa no deben coexistir (en el pensamiento) cuando se pueda probar (en la realidad) que la existencia de la primera determinación no es compatible con la segunda.

De eso se deduce, que el pensamiento descubre la contradicción, aunque no puede probar su existencia hasta que no ha llevado a cabo el recurso a los hechos concretos que ocurren (en el presente o en el futuro).

Las características de esta lógica son:

1) El criterio de construcción del saber(a) es formal y no material (está a nivel de la génesis del conocimiento y del saber y no a nivel de la manifestación sensible de los objetos reales). La construcción del saber radica en el movimiento del pensamiento, único que pueda proponer contradicciones lógicas, porque si la realidad prueba la no-contradicción, no la muestra.

2) El criterio de verificación existencial (b) es material y no formal (está a nivel de los objetos reales y no a nivel de las relaciones entre los determinantes).

  1. a) Relación Sujeto Cognoscente y Objeto Cognoscible.

La organización y el cambio social dependen progresivamente de la acción del hombre. En consecuencia, el contenido y la forma del saber sobre la sociedad, también dependen cada vez más de la práctica. El propio conocimiento es una práctica social cuya actividad no se limita a la contemplación de las cosas, en tanto que está interesado en controlarlos. La verdad de la interpretación teórica de la realidad social termina demostrándose en la práctica.

Para Marx el conocer objetivo sobre la sociedad es un saber interesado, porque en la mediada que sirve de guía para la acción social, compromete la existencia social del propio sujeto cognoscente. El problema de la objetividad del conocimiento no puede ser abordado excluyendo de la actividad práctica a todo sujeto. La identificación entre conocimiento objetivo y “demostración” del sujeto cognoscente es una actitud empirista “origen de la conciencia cosificada de la sociología”. (El sujeto que conoce la sociedad es, al mismo tiempo un actor histórico social, porque con su actividad crea el objeto mismo de la sociología: la sociedad).

Para la dialéctica, el conocimiento contemplativo de la sociedad (es decir, aquel que no trata de verificar en sus consecuencias para la transformación de la sociedad) es un conocimiento que carece de objeto, y por lo tanto, de posibilidad de ser falsificado. En este sentido, vale la afirmación: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” (1) De otra forma se podría decir: es posible conocer el propósito de la sociedad porque el hombre puede transformarla aplicando ese conocimiento al cambio de la sociedad.

La concepción de Marx renuncia:

1) A descubrir la realidad tal y como debería haberlo sido, con lo cual se racionaliza la sociedad y se hace lógica de la historia;  2) A aceptar la realidad social tal cual es, con lo cual se trasforma el estado social presente en normativo y se narra al acontecer sin valorarlo, actitud que impide captar lo objetivo de lo accesorio.

El conocimiento para Marx no privilegia el deductivismo (2) ni el inductivismo, sino que plantea que ambos contradictoriamente lo generan o producen. Por tanto, no es primero el sujeto cognoscente y después el objeto cognoscible, ni viceversa. En las ciencias sociales, el sujeto cognoscente es parte del objeto de estudio y se encuentran en una relación dialéctica (contradictoria) permanente.

  1. b) Totalidad – Partes y Relaciones

Karen Kosik, en el texto Dialéctica de lo concreto (3), distingue a menos tres concepciones de la totalidad y muestra que cada una de ellas ha dado origen a una epistemología distinta:

1) La concepción atomístico-racionalista. Procede de René Descartes y, a través de Ludwig Wittgenstein, ha llegado a la sociología empírica americana. Concibe el todo como totalidad de los elementos y hechos más simples.

2) La concepción organicista, nacida de Thomas Malthus, y transmitida por Herbert Spencer y Emilie Durkheim a los distintos funcionalismos, formaliza “el todo” y afirma la posibilidad del todo como “suma de las partes”.

3) La concepción dialéctica, originaria de Friedrich Hegel y difundida por Carlos Marx al historicismo marxista italiano, freudo–marxismo de la escuela critica alemana, logomarxismo de la escuela de Ginebra, marxismo estructural francés y marxismo lingüístico polaco, concibe la realidad como un todo estructurado y concreto que se desarrolla.

Kosik afirma que el punto de vista dialéctico de la totalidad concreta no tiene nada que ver con la totalidad holística, organicista y racionalista, métodos que hipostasian el todo sobre las partes y efectúan la mitologización del todo.

El conocimiento actúa siempre separando los hechos de sus contextos, escindiendo en partes la totalidad, luego trata de reconstruir, con los hechos previamente escindidos, una sistemática dotada de sentido cualitativamente distinta a la totalidad inicial. La dialéctica no niega el valor heurístico de las categorías abstractas deificadas por el conocimiento; les niega en cambio su pretensión de verdad absoluta y de eternidad histórica (universalidad).

Ejemplo, el valor de cambio. Esta es una categoría abstracta de la que Marx hace, sin embargo, la llave maestra para penetrar en el funcionamiento real del sistema de mercado:

-El tiempo de trabajo (que determina el valor de cambio de las mercancías en el mercado) no es el tiempo de trabajar vivo incorporado en los productos, tiempo individual gastado por cada trabajador, sino el promedio de tiempo de trabajo socialmente necesario en cada momento.

-El valor de cambio (tiempo de trabajo promedio socialmente necesario para producir el objeto), es una abstracción, algo meramente pensable y, sin embargo, tiene una función social objetiva como medida universal del valor de los productos en el mercado.

-Según la ley general de economía (capitalista), el trabajo se hace cada vez más productivo, o si se quiere, se realiza cada vez en menos tiempo promedio; dicho en otros términos: el tiempo de trabajo vivo, incorporado al producto (tiempo requerido en el momento X para producir la mercancía), se desvaloriza sin cesar con el paso del tiempo.

-El trabajo que fija el valor de cambio es, pues, trabajo general abstracto. La reducción del trabajo concreto al trabajo abstracto se presenta como una abstracción, pero es una abstracción que ocurre diariamente en el proceso orientada a la acumulación del trabajo excedente bajo la forma de valor para la capital.

  1. c) De los abstracto a lo concreto

Para Marx lo concreto es la unidad de la diversidad. Es por eso que aparece en el pensamiento como proceso de síntesis y como resultado, y no como punto de partida; haciendo, sin embargo, la salvedad que es el verdadero punto de partida de la intuición y de la representación. En las palabras de Marx sería: “El todo, tal como aparecen en nuestra conciencia, como una totalidad pensada, es producto de nuestro cerebro que se apropia del mundo de la única forma que le es posible, pero un modo que le es distinto a la manera de apropiación religiosa, practica espiritual de ese mundo” (4).

Aplicando la hermenéutica digamos que es el movimiento del pensamiento que se eleva de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto, es el último momento el esencial para llegar al conocimiento teórico del mundo. Es el método científico más correcto y es aquel en el cual: “las determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por la vía del pensamiento. Es un método específico, que es para el pensamiento la única manera de apropiarse de lo concreto (5).

De reproducirlo bajo la forma de un pensamiento concreto, sería el método que permitiría al teórico resolver su problema capital: la transformación en conceptos de todos aquellos datos aportados por la intuición y por la representación.

Lo que Marx entiende por concreto no es una simple imagen de la intuición, o la forma sensible del reflejo del objeto en la conciencia. De igual manera, lo abstracto no hay que concebirlo como un mero proceso de abstracción de espíritu.

La abstracción –según Marx– es una síntesis mediante la cual, el teórico reconstruye el mundo a través del pensamiento. El científico lo que hace es reproducir el mundo en conceptos (abstractum), pero tales conceptos no son sino aspectos mentales singulares de la realidad (concentrum).

Cada abstracción representa retratos, copias mentales de momentos particulares de la realidad objetiva misma.

Las definiciones usadas por la ciencia son todos resultados del movimiento de lo concreto dado en la representación hacia las abstracciones más depuradas. Es decir, la ciencia parte de lo real y lo concreto y este proceso conduce primero a las abstracciones, y de estas abstracciones se llega a un sistema, a una síntesis, a una combinación de abstracciones que dan lugar u originan una teoría. Así nace la ciencia, puesto que esta parte de la realidad y luego por un proceso de abstracción, la cual realiza el investigador científico, construye un aparataje conceptual que no es otra cosa que un sistema ordenado según ciertos principios referidos a una región óptica determinada.

En toda investigación teórica hay que buscar convertir la totalidad de la concreción real a su expresión conceptual abstracta mediante un sistema científico.

Elevarse de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto, son dos formas que se relacionan de manera reciproca y es el proceso mediante el cual el investigador se apropia teóricamente del mundo. Si no se procede de esta forma estaríamos en presencia de un procedimiento de tipo escolástico, de abstracciones sin sentido, vacíos de significados, algo totalmente metafísico.

La dialéctica de Marx indica la unidad de los contrarios. Ninguna generalización tomada aislada, atomizada, tiene sentido, sino a condición de considerarlo como un paso previo para la aprehensión concreta de la realidad por un camino que vaya del reflejo abstracto del objeto del pensamiento, hasta su expresión cada vez más concreta en el pensamiento.

El método dialéctico de Carlos Marx considera lo abstracto como un medio, un instrumento propio del proceso teórico. El fin es la reproducción de lo concreto en el pensamiento que determina el rasgo específico y la importancia de cada acto de generalización tomado por separado. Ahora bien, lo concreto en el pensamiento, en concepto, no es un fin en si mismo, sino que conduce a la teoría y esta tomada en su conjunto como un sistema, no es más que el medio que conduce a la consecución de la transformación del mundo. Pero no la teoría por si misma, sino que ella permite el paso a la práctica; y este proceso teoría–práctica, se puede considerar como el paso de lo abstracto a lo concreto; y, visto de esta manera, ya la praxis lograda en esta forma no es un remedio, sino un fin en sí misma.

Cada elaboración teórica, cada generalización, tiene que ser confrontada con las indicaciones de la practica y, a la vez, son devueltas a éstas como la meta suprema de la actividad teórica. Ahora bien, cada paso de este análisis, cada acto de la reducción de lo concreto a lo abstracto, debe tener en cuenta desde el principio “el todo” (la totalidad) que envuelve la representación, la intuición viva y cuyo reflejo es la meta última del trabajo teórico.

EL MARXISMO COMO PARADIGMA EN EL ESTUDIO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

El marxismo como teoría y metodología, se considera un paradigma en el estudio de las Relaciones Internacionales, en tanto supone la superación de la tradicional concepción estatocéntrica existente en esta disciplina. A partir de la categoría clase social como actor transnacional, de la noción de la lucha de clases y de la existencia de las contradicciones, se introduce una nueva manera de enfocar los asuntos en la arena internacional.

Este paradigma parte de afirmar que el carácter de la propiedad privada de los medios de producción y las relaciones de producción asociado a ello, determinan las características de la sociedad, lo cual supone superar la división entre la sociedad nacional y la internacional, y considerar el mundo más que dividido en Estados, dividido en clases antagónicas.

En ese sentido, el marxismo más que considerar el Estado como el centro de las relaciones Internacionales, presenta su propia metodología de análisis, cual es el materialismo histórico, utilizando la dialéctica como una forma lógica y como instrumento crucial en el análisis de la sociedad.

El planteamiento marxista, tiene un contenido revolucionario por cuanto ignora los postulados tradicionales de la disciplina y de la teoría de las RI.

¿Cuáles son los aspectos a resaltar del paradigma marxista?

  1. Su consideración sobre que es la clase social y no el Estado actor clave de las RI. Y la unidad de análisis de los mismos. El Estado es un efecto de las clases sociales, tiene una existencia terminal en el tiempo, nació en un momento (con la desaparición de la comunidad primitiva) y morirá en otro (cuando exista la sociedad comunista), no es la causa. Es un instrumento de la clase que domina en términos económicos. El Estado es un actor secundario, producto de las relaciones antagónicas entre las clase sociales, lo cual no supone desconocer su papel en la política internacional.
  2. El nivel de análisis sería el de Sociedad Mundial, es decir, se parte del concepto de totalidad como unidad de los fenómenos de la realidad social considerada globalmente. Desde el punto de vista del materialismo histórico toda realidad responde a un momento histórico, toda realidad responde a un momento histórico. Por ejemplo, el capitalismo nace después de la disolución del modo de reproducción feudalista, cuyas manifestaciones históricas más importantes la constituyeron la Revolución Industrial Inglesa (1740 – 1850), que le dio las bases materiales a esa nueva sociedad, y la Revolución Francesa de 1789, que le dio el andamiaje político – jurídico e ideológico.
  3. Su perspectiva es dinámica y progresiva, proporcionando una teoría de la transformación, que falta en las mayorías de las concepciones teóricas de las RI. Mientras que las teorías tradicionales se aferran al mantenimiento del status quo (Según Robert Cox, las teorías de resolución de problemas) dado su carácter estatocéntrico, donde los estados buscan el poder en un juego eterno, el marxismo ve a la sociedad en perpetuo cambio, en constante transformación (Según Robert Cox, las teorías críticas, de cambio).

El análisis de Carlos Marx se basa en la contemplación de la realidad social como un todo divisible en el que se distinguen los fenómenos esenciales: la infraestructura, esto es, el Modo de Producción y la superestructura, esto es el terreno de la política, de la religión, de lo jurídico y de lo ideológico.

En el capitalismo, los Estados son instituciones al servicio de la clase que domina, es decir, la burguesía. Una sociedad internacional en que los actores son las clases sociales, las RI se encuentran caracterizadas por la lucha de clases. Es conocida la afirmación que en la misma medida en que sea abolida la explotación del hombre por el hombre, en esa misma medida será abolida la explotación de una nación por otra. Al mismo tiempo, que el antagonismo de clase al interior de las naciones desaparecerá y con ello la hostilidad de las naciones entre sí.

El paradigma marxista como escuela en las Relaciones Internacionales no es homogéneo. Existe la Teoría de la Dependencia muy conocida en América Latina, para quien la economía internacional más que estar compuestas por una cantidad determinada de naciones –que lo está- compitiendo en igualdad de condiciones, se encuentra dividida en dos conjuntos de estados antagónicos, dentro de un patrón de competencia interestatal que claramente favorece a un grupo a expensas de otro. Para esta teoría el mundo se encuentra dividido entre un norte explotador, integrado por los países más desarrollados, en todos los campos; económico, tecnológico, científico, etc. Son los denominados países del Centro. En otro extremo se encuentra el grupo de países denominados del Sur, los explotados, integrado por las naciones menos desarrolladas y conocida por la jerga de los dependentistas como Periferia. Esta relación de explotación es histórica, viene desde la época colonial, cuando se instaló la primera división internacional de trabajo, que ha implicado una situación donde el Norte se concentra en la producción y exportación más lucrativa, en la tecnología de alto costo y en la manufactura de los productos, mientras que el Sur se ha concentrado en la producción y exportación de materias primas de precios relativamente bajos y de productos agrícolas, commodities y productos no determinados. Entre el Norte y el Sur se establece un intercambio asimétrico y desigual, lo cual explica la existencia de países ricos y países pobres. También se encuentra la corriente marxista que plantea la concepción de Sistema-mundo (Immanuel Wallerstein), que concibe igualmente que la economía global esté constituida por un centro y una periferia. No obstante, en este caso no se trataría de un enfrentamiento entre los Estados ricos y pobres, sino como una contienda entre las clases ricas y las pobres dentro de una sociedad mundial. En lugar de considerar las relaciones económicas internacionales como interacciones entre los Estados controlados por los gobiernos nacionales, esta concepción pone énfasis en las interacciones entre actores no estatales, es decir, entre las élites económicas y quienes no lo son, las cuales con frecuencia trascienden las fronteras nacionales. El enfoque Sistema Mundo argumenta que la economía internacional está configurada no por los intereses nacionales sino por las élites económicas en varios países, particularmente en las sociedades capitalistas desarrolladas, que compiten entre sí por la acumulación de la riqueza. En general, se supone que los gobiernos nacionales son los instrumentos de las élites económicas; sin embargo, pueden originarse conflictos entre los liderazgos de los ámbitos económicos y políticos. En lugar de los lugares claves para la toma de decisiones de carácter económico sean las capitales nacionales (Por ejemplo, Washington, Paris, Berlín, Tokio, etc.), son las capitales financieras los centros de poder (Por ejemplo, Nueva Cork, Toronto, etc.); en ciudades como Londres, Paris y Tokio, las capitales políticas y las capitales económicas coinciden. Estas tres ciudades están entre una docena de “ciudades globales”, que son, “los centros de comando y control” de la economía mundial. Donde se encuentran las sedes principales de las grandes corporaciones multinacionales y los bancos de mundo.

La red compuesta por las grandes ciudades globales del mundo constituye el corazón de la economía. Las ciudades vecinas, las aldeas y las áreas urbanas del mundo constituyen las semiperiferia y la periferia, y de ellas la riqueza “fluye paulatinamente” hacia las masas en forma cada vez más lenta a medida que se va alejando de las ciudades globales

De todo lo dicho con respecto a las Relaciones Internacionales, cabrían las siguientes interrogantes:¿Existe o no una lucha de clases en el campo internacional? ¿O sólo es una lucha entre los Estados?

DE LA TEORÍA A LA REALIDAD

En esta parte y como guía para analizar el mundo de hoy, realizaremos un ejercicio de hermenéutica marxista aplicada puntualmente a algunos hechos y  variables propias del análisis socioeconómico a totalidades concretas.

La crisis actual del capitalismo

El análisis que recurrentemente se hace en relación a la crisis capitalista, está referido a su carácter, causas, consecuencias, responsables y salidas.

En este contexto, se encuentran quienes sólo hablan de que se está en presencia de una crisis coyuntural, sectorial, esto es, financiera y bancaria, constituyéndose en una especie de disfuncionalidad, que bien monitoreada serviría para catapultar al sistema capitalista.

Por otro lado, también se encuentran quienes sostienen que ésta no es una crisis puntual, coyuntural o sectorial, aunque tenga expresiones muy concretas. Se trata ciertamente de una crisis financiera, bancaria, hipotecaria, pero también es una crisis ambiental, energética, alimentaria, en definitiva, estamos en presencia de una crisis sistémica que atraviesa al modo de producción capitalista, en tanto todo lo ocurrido está asociado a un modelo de acumulación, que busca ampliar sus ganancias a través de todos los mecanismos, incluidos los que rayan con la inmoralidad y la especulación.

Para quienes hablan de que esta es una crisis disfuncional, lo importante es ubicar el origen del problema -la falta de liquidez, regulación y control del sistema financiero y bancario- por tanto, deben entonces tomarse las medidas pertinentes, por ejemplo, auxiliando las instituciones financieras y reorganizando las instituciones estatales de regulación y control. Es una visión que pone el énfasis en las causas y consecuencias, pero que incluso busca salidas con la participación de quienes sin duda alguna han sido responsables de tal situación.

Mientras que al considerarse que esta es una crisis sistémica, se busca ubicar por un lado, el origen, las causas y se intenta precisar las más importantes consecuencias, pero a la hora de hablar de las salidas no pueden dejarse de lado a los responsables del desastre económico y social, porque no es una cuestión simplemente de control y regulación, se trata de un modelo económico que aunque busca reinventarse, las secuelas que ha venido dejando en todos los campos son insalvables en el marco de ese mismo modelo de acumulación. Los despilfarros de bienes, tierras, deterioro del medio ambiente, necesitan de un tratamiento más allá de las ansias de acumulación de pocos; hace falta pensar en las mayorías nacionales.

Tanto Joseph Stiglitz (2012) como el Thomas Piketty (2014) en los textos El precio de la desigualdad y El capital en el siglo XXI, respectivamente, coinciden en afirmar que el capitalismo avanza por un crecimiento brutal de la desigualdad en las últimas décadas producto de la concentración salvaje de riquezas y pronostican un camino no sostenible de continuarse por esta vía.

Ahora veamos lo que plantea Carlos Marx.

Marx logra de alguna manera desentrañar el problema de la disposición de las categorías que identifican elementos comunes y específicos en el transcurso de la historia en su análisis de la sociedad capitalista. Nos manifiesta que, pretender interpretar el “todo social” desde lo aparencial, lo que se nos muestra en la superficie social, es decir, desde lo “concreto real” (las manifestaciones empíricas de la crisis inflación, PIB, desempleo, ingreso nacional, etc.), imposibilita per se un conocimiento real del objeto de estudio. Proceder de esta forma, aislando lo real del conjunto, mostrando un inventario de “variables” o indicadores que no hacen otra cosa que evidenciar la crisis, que por lo demás, ningún sector social o sujeto social pone en duda, no permite aclarar el porqué de la situación actual. Seguir un camino así significa partir de una representación “caótica”  y no precisa las conexiones internas de estas “partes” con el proceso del trabajo capitalista.

Si, por el contrario, se realiza un análisis más profundo del problema, cada una de estas manifestaciones empíricas de la crisis revelaría una serie de relaciones y vinculaciones comunes, simples o generales con, por ejemplo, trabajo asalariado, valor, etc., y ello, a  su vez, con el conjunto de factores que participan en la producción capitalista para una perspectiva empírica o aparencial, el esfuerzo intelectual se desvanece en mera identificación de categorías cada vez más simples (abstractas) sin conexión con el contexto que lo “sustenta” en tanto no sigue un orden lógico-histórico en la trayectoria del pensamiento para reconstruir las determinaciones y las relaciones que encierra cada concept

Cuando se trata de un análisis de la crisis de acuerdo con el paradigma de Marx, partir de lo que está a simple vista en las relaciones de producción, conduce necesariamente a abstracciones puras, sin sentido de sus mediaciones en el marco de la lógica capitalista de producción.

Dentro de un discurso basado en consideraciones empiristas o en simples manifestaciones de la crisis, sin relación con el resto de las “partes” del “todo”, podremos estar en presencia de la identificación de un conjunto ciertamente de efectos, pero no muestran ninguna vinculación orgánica con la dinámica que rige las relaciones de producción capitalistas. Por esta vía se reduce el fenómeno en cuestión a simples desajustes circunscritos al ámbito de la circulación sin dar cuenta del movimiento dialéctico de una totalidad económica integrada, que no es mera suma de partes, sino unidad de mediaciones de los distintos momentos que participan del ciclo económico.

Acudir a este tipo de interpretación, implica mostrar elementos como imponderables del proceso de producción, sin ningún tipo de casualidad interior, con lo cual asistimos entonces a una especie de fenómeno social natural, obviando de esta manera, el todo orgánico, la historia y el devenir de la lógica capitalista.

Intentar la explicación de la crisis a la luz de ciertas variables o indicadores económicos sin antes precisar el conjunto de relaciones y determinaciones de la dinámica que identifica la producción capitalista, sólo conduce a un sendero especulativo y superficial del conocimiento por cuanto se hace una valoración causal del fenómeno sin ninguna articulación con las distintas instancias que conforman la producción del capital.

Si partiéramos de lo aparencial (La recesión, el desempleo, la inflación, etc.) sólo tendríamos una aproximación ligera del todo, por cuanto obviamos los múltiples elementos que participan en la configuración de la crisis como fenómeno característico de las relaciones y las determinaciones de la economía capitalista.

“El método científico concreto” (Marx), es aquel que se proyecta desde la categoría más simple (valor, trabajo, intercambio, etc.), hasta llegar a las manifestaciones empíricas (concretas), expresión de múltiples relaciones y mediaciones históricamente determinadas. Lo correcto sería, de acuerdo a Marx, establecer un recorrido en el proceso de conocimientos que se desprenden de lo simple a lo complejo.

En la forma empírica del conocimiento se está en presencia de un laberinto de abstracciones vacías en tanto no se consigue fijar las determinaciones que las definen. En el método dialéctico del conocimiento, el pensamiento es puesto en función de la identidad real al tomar como punto de partida las categorías abstractas para alcanzar la representación de lo concreto de la única manera posible, esto es, a través de la asimilación, en el proceso del conocimiento, de la forma como se constituye lo concreto pensado o lo inmediatamente perceptible al campo de los sentidos.

En otras palabras, se trata de reproducir en el pensamiento “lo concreto como síntesis de múltiples determinaciones”, como expresión última del movimiento dialéctico que tiene lugar entre los distintos factores que participan del desenvolvimiento social-resultado- y no como punto de partida, tal cual como pretende el análisis superficial de la realidad social.

-Los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989.

Analizar un hecho coyuntural como los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989 en Venezuela para el paradigma marxista, supone recurrir a un conjunto de explicaciones, razones y consecuencias distintas radicalmente a las especulaciones abstractas incluso, a los mitos que se esbozaron en un momento, para tratar de dar cuenta de este “acontecimiento” que estremeció los cimientos de la sociedad venezolana.

Analizar los hechos del 27 y 28 de febrero de 1989 con el método dialéctico marxista, implica inscribirlo en el contexto de una sociedad capitalista donde tuvo lugar una lucha de clases, a veces velada, a veces manifiesta, pero que, en todo caso, estuvo presente a su interior. Los sucesos del 27 y 28 de febrero fueron una forma de esa lucha de clases, aunque sin mayor organización y sin mayor precisión de quiénes eran los enemigos de la clase.

Dentro de ese contexto, habría que descifrar científicamente lo que ocurrió el 27, 28 y días posteriores. Las características de la protesta, las semejanzas nacionalmente y particularidades en cada lugar o sitio del territorio venezolano. Inmediatamente habría que dar cuenta de las causas estructurales e históricas que posibilitaron dichos estallidos: las relaciones de producción existentes, el modelo de acumulación que había orientado las políticas económicas implementadas en más de treinta años de “democracia representativa”, las características de la industrialización “adoptada” o “inducida” para Venezuela que, de alguna manera, asentaron los problemas generados (inflación, desempleo, marginalidad, desnutrición, delincuencia, etc.); de manera tal, que no sólo fueron consecuencia, sino que se convirtieron en causa de una crisis padecida por la sociedad venezolana en todas sus “partes” (economía, social, política, cultural, en el modo de vida, etc.)

Posteriormente, debe conjugarse lo estructural a la luz de lo coyuntural, dándole la importancia que este último requiere. En este sentido, habría que dar cuenta de las políticas económicas, el despilfarro del dinero público, el engaño permanente, las manifestaciones populares, el aumento de la incredulidad en el bipartidismo y la aplicación en forma de “shock” de un conjunto de medidas económicas, como el aumento de la gasolina y, por esa vía, del transporte colectivo, sin previamente “sensibilizar” a la población para ello y sin una contraparte social. Todos estos constituyeron factores que, conjugados con los estructurales hicieron posible este estallido social de la manera y con los medios en que las condiciones lo permitieron.

Por último, es pertinente hacer referencia a las consecuencias económicas, políticas y sociales de tales acontecimientos; sobre todo, en la perspectiva de que no se trate de “interpretar” la realidad, sino de transformarla.

-Variables

Asumir el estudio de una totalidad concreta desde el paradigma marxista, supone la utilización de un conjunto de categorías que son pertinentes al interior del mismo y que plantean un análisis muy particular distinto al abordaje desde un paradigma funcionalista, empirista o positivista, que trataría como trasfondo el mantenimiento de las relaciones de producción existente, aunque no se niega la dinámica de los cambios.

Tómese cualquier país capitalista y se podrá constatar que desde el punto de vista del método dialéctico, constituye una totalidad abstracta y concreta. Abstracta, como “unidad” de conocimiento que puede ser abordada a partir del conjunto de categorías y conceptos que son propios del status epistemológico marxista. Concreta. Porque constituye un sistema social histórico muy específico con sus particularidades y su funcionamiento (Un país, una nación, por ejemplo).

Así estaríamos en presencia de una totalidad concreta en paso a la totalidad abstracta (las categorías del análisis del paradigma marxista en términos del capitalismo como modo de reproducción). Esa totalidad es el resultado del conjunto de relaciones contradictorias entre las partes que la constituyen: lo económico, lo social, lo político, lo cultural, lo ideológico, etc. Esta realidad u objeto de estudio, puede tener infinitas partes en tanto ella misma es infinita. Se trata en este caso de “adecuar” o de “utilizar” el método dialéctico aplicado por Marx en el abordaje del estudio de esa realidad socioeconómica a partir de un conjunto de variables. Por ejemplo, el Producto Interno Bruto, que busca medir el comportamiento de esa economía; el ingreso nacional que intenta explicar social y económicamente el bienestar de los habitantes de esa realidad y el desempleo como un “fenómeno” social estructural al modo de producción capitalista; en fin, son elementos “partes” estructurales del “todo” social capitalista. Para ello, el método dialéctico de Marx plantea un conjunto de categorías de análisis.

En el caso del producto Interno Bruto (PIB), se trataría del conjunto de bienes y servicios producidos por un país en un año determinado. Podríamos decir que, comparando un año con otro, se estaría en presencia de un crecimiento o retroceso de una economía. Si hubo crecimiento se puede entonces afirmar que la economía es prospera y, por tanto, el país globalmente marcha a buen ritmo. Esto es lo que aparencialmente se informa a través de las instituciones oficiales como aspecto fundamental de comportamiento de una economía, incluso, se puede llegar a constatar con el crecimiento de la población y derivar algunos análisis de tal comparación; pero todo esto se hace al margen o por encima de las clases sociales, de la distribución de esos bienes y servicios desigualmente, de acceso y de la distribución de los mismos; en fin acudir a una análisis bajo el paradigma marxista, implica ir mucho más allá de lo aparencial que sería valido científicamente, en tanto podría ser el punto inicial.

No obstante, no se entenderían y mucho menos se comprendería la “esencia de la cosa” si esta variable económica no se contrasta con otras variables sociales sobre la cual incide negativamente, incluso, estando en presencia de un resultado positivo del PIB en un año determinado. Esto ocurre con mucha frecuencia en América Latina, donde el PIB crece pero se distribuye desigualmente y además crece también la pobreza en general.

Con Carlos Marx se diría: “La población es una abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases de las que se compone. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía si desconozco los elementos sobre los cuales reposan; por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos suponen el cambio, la división, el trabajo, los precios etc. El capital, por ejemplo, no es nada sin trabajo asalariado, sin valor, dinero, precios, etc.” (6).

El Ingreso Nacional (IN), es una variable que en las cuentas nacionales se toma para indicar la cantidad de divisas que recibe un país por concepto de las exportaciones que realiza y también indica los ingresos que recibe el fisco nacional por otros conceptos de orden interno, todo esto se expresa en moneda nacional. En caso de cualquier nación se trataría de la cantidad en dinero que obtiene y que expresado en dólares, por ejemplo, significa igualmente, una determinada cifra, digamos 100.000 millones de dólares anuales; luego, se precede a realizar una operación muy simple que significa, dividir dicha cantidad por el número total de la población y con ello se obtiene entonces el ingreso per càpita, dándose una información que siendo cierta aparentemente “encubre” el análisis real de esa sociedad

Esto es, en esa sociedad no todos reciben la misma cantidad de ese ingreso; hay unos, la minoría pudiente, los de la clase alta, que obtiene la mayor “tajada”. Otros, la inmensa mayoría, los que menos tienen, los de la clase trabajadora en general, obtienen la menor “tajada”, con lo cual estamos en presencia de una injusta distribución del ingreso nacional, y lo peor, es que eso es cada vez más regresiva e injusta. El capital se apropia tendencialmente del mayor porcentaje.

Ya Marx había previsto esto y lo que está a nivel de lo abstracto no es sólo una verdad cognoscitiva, sino que la realidad (la totalidad concreta) no hace otra cosa que verificarlo. En otros términos. El criterio de la construcción del saber es formal, radica en el movimiento del pensamiento pero al mismo tiempo, el criterio de verificación asistencial es material en tanto se encuentra al nivel de los objetos reales.

Hablar en términos del paradigma marxista del ingreso nacional, dice muy poco, si no se relaciona dialécticamente con la población, con las clases sociales, con el acceso a esos ingresos, con el poder económico que se tenga, con su pertenencia al sector del capital o del sector trabajo, en fin, es una madeja de relaciones contradictorias entre estas partes, sus cualidades y el todo, y su resumen cualitativo.

En cuanto al desempleo, digamos que al cierre de cada año, los gobiernos anuncian las cifras de desempleados en ese país de acuerdo con los estudios que realizan los organismos encargados para ello. Generalmente estos anuncios encuentran respuestas negativas de algunas instancias organizativas de la sociedad civil. Y ciertamente, debe decirse que esas cifras –en frío– pueden indicar una disminución, tanto en términos porcentuales como absolutos del desempleo. Sin embargo, estos datos “encubren” una realidad mucho más profunda que lo anunciada.

No se dice que las cifras esbozadas hacen referencia al desempleo abierto y no al desempleo “disfrazado” que en una sociedad en crisis, significa el problema de mayor urgencia del comportamiento de la fuerza de trabajo.

Si sólo se acude a lo empírico, a lo aparencial de los que se presenta como lo real -sin serlo-, se realizaría un análisis simple, superficial, que teniendo elementos de verdad, no internalizan o profundizan el objeto de estudio.

Si se acude a un análisis con el método dialéctico, se tendría que, no sólo contrastar la cifra de la oficina gubernamental encargada de dar esos datos, con la realidad; precisar si hubo aumento en los niveles de desempleo abierto, a qué se debió. También sería necesario relacionar contradictoriamente estas cifras con el desempleo “encubierto” donde se “refugian” o se dirigen quienes son despedidos por múltiples razones, o no encuentran empleo directamente, ni en la administración pública ni en la empresa privada. Esto es lo que hasta ahora se ha conocido como subempleo, es decir, formas de empleo totalmente inestables desde el punto de vista de los ingresos, de los beneficios y de la estabilidad.

En términos más precisos, los subempleados se han denominado sociológicamente como informales en contraste con el sector formal. Allí se encuentra los buhoneros, perrocalienteros, plomeros, albañiles, etc., que no se rigen por ninguna legislación laboral y cuya situación socioeconómica mayoritariamente es de total indigencia.

Luego se debe relacionar dialécticamente la variable empleo con el producto interno bruto, con la inversión pública y privada, con los precios de los hidrocarburos, etc., a fin de tener un conocimiento mucho más complejo del todo social.

Si así se procede, se estaría en presencia de un análisis que da cuenta de las múltiples determinaciones de la realidad socioeconómica y los datos sobre desempleo, no sólo seguramente estarán muy por encima  de las cifras oficiales, sino que lo cuantitativo queda contrastado con una realidad dinámica y cambiante, ante la cual las cifras en frío dicen muy poco.

Con el método dialéctico de Marx, se logra situar a la “parte” (el desempleo) con el “todo” (la realidad económico-social), como acto inverso del efectuado a la abstracción analítica.

Así se establece una relación dialéctica entre el “todo”, y las “partes” y sus relaciones propiamente dichas a interior de cada una de ellas, entre las “partes” y de “estas” con el “todo” cualitativamente distinto al existente en el inicial del estudio.

Citas

  1. Marx, Carlos. Tesis nro. 11 del texto Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana
  2. Hugo Calello y Susana Neuhaus nos hablan de un método hipotético-deductivo dialéctico que, según ellos, tiene sus raíces en Marx. Para nosotros tal postura es totalmente contraria al método dialéctico, en tanto privilegia la deducción y la hipótesis en el proceso del conocimiento.
  3. Kosik, Karen. Dialéctica de lo concreto. Editorial Grijalbo, México, 1976
  4. Marx, Carlos. Contribución a la Crítica de la Economía Política. Págs. 165-166.
  5. Ibíd., p. 165
  6. Marx, Carlos. Introducción General a la Crítica de la Economía Política, p.50.

Bibliografía

Arenal, Celestino (1993), Introducción a las Relaciones Internacionales, Madrid, Editorial Tecnos,

Cox, Robert (1994). “Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales: más allá de la teoría de las relaciones internacionales”. En Relaciones Internacionales, El pensamiento de los clásicos. Edición compilada por John A. Vásquez. México, D.F. Editorial Limusa, S.

Duseel, Enrique (1985), La producción teórica de Marx (un comentario a los Grundrisse). México, Siglo XXI Editores,

Kosik, Karen (1980), Dialéctica de lo concreto. México, Editorial Grijalbo.

Marx, Carlos (1957), Contribución a la Crítica de la Economía Política. Paris, Ediciones Sociales.

Marx, Carlos (1967) Tesis sobre Feuerbach, en Obras Escogidas en III Tomos. Moscú, URSS, Editorial Progreso.

Marx, Carlos (1987), Introducción general a la Crítica de la Economía Política/1857.España, Siglo XXI Editores

Piketty, Thomas (2014) El capital en el siglo XXI. Argentina, Fondo de Cultura Económica,

Stiglitz, Joseph (2012). El precio de la desigualdad. España, Prisa Ediciones.

Wallerstein, Immanuel (1974).  El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI. Madrid, Siglo XXI Editores.

 

*Franklin González es Sociólogo, Profesor Titular, Jubilado. Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Doctor en Ciencias Sociales. Con dos Postdoctorados. Profesor de Postgrado en la UCV,  la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela, en el Instituto de Altos Estudios “Pedro Gual” del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores y en el Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela Nacional de la Magistratura. Fue Decano de Postgrado de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (UNERG) y embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

framongonzalez@gmail.com

Fuente: El Autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

 

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Libro (PDF): «Para una crítica de la democracia en América Latina»

Reseña: CLACSO

Nicolás Lynch nos invita a sumergirnos en una disputa de feroz actualidad en torno a los significados de la democracia en América Latina.

El recorrido hacia el corazón de la polémica inicia discutiendo la agenda del discurso neoliberal y sus medios afines para proponer otra forma de entender la democracia en la región: una social y mayoritaria versus otra elitista y procedimental.

En un segundo momento, el autor ubica su mirada en los fundamentos de los que nacen las democracias: las luchas sociales y políticas de nuestros pueblos, sistematizada por una tradición de pensamiento crítico que viene de la primera mitad del siglo XX.

El tercer momento propone una reflexión sobre el camino que toma la transformación social en la región: el de la movilización social y el triunfo electoral. Un camino -sostiene el autor- que conduzca a una democracia de mayorías, dejando de lado toda forma de golpe de Estado o asalto al poder, negadores de la voluntad mayoritaria de las y los ciudadanos.

Para una crítica de la democracia en América Latina es el resultado de un seminario dictado en el marco de la Red de Posgrados de CLACSO, que selecciona los cursos que han tenido una gran relevancia para acercarlos a las y los lectores, encontrando otros canales para que el conocimiento circule y amplíe su alcance.

Autor (a): Nicolás Lynch

Editorial/Edición: CLACSO. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-714-7

Idioma: Español

Descarga: Para una crítica de la democracia en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2237&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1430

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Venezuela: Políticas públicas educativas y constitución del sujeto político

Políticas públicas educativas y constitución del sujeto político[1]

Public educational policies and constitution of the political subject

Alixon Reyes

alixdavid79@gmail.com

https://orcid.org/0000-0001-9857-0930

Universidad Adventista de Chile, Chillán, Chile.

[1]Ensayo científico. Investigación postdoctoral(Postdoctorado en Políticas Públicas y Educación, Universidad Nacional Experimental de Yaracuy, Venezuela).

Resumen

Este trabajo tiene como objetivo reflexionar sobre las implicaciones de dos modelos de elaboración e implementación de políticas públicas educativas en el proceso de constitución del sujeto político. Así, se consideran el modelo Top Down y el modelo Bottom Up, como dinámicas distintas, pero centrales en la visión de la participación ciudadana en la política pública. El referente teórico-epistémico empleado es el del papel formador del Estado en Antonio Gramsci. La conclusión más destacable de este trabajo es que, siendo la participación ciudadana el eje de pivot en el constructo de políticas públicas educativas, los procesos de subjetivación política tendientes a la autorregulación, la autonomía y la formación de una ciudadanía crítica, se presentarán como resultados primarios en ese contexto.

Palabras clave: políticas públicas educativas, participación ciudadana, sujeto político, subjetivación política, Estado.

Abstract

The objective of this work is to reflect on the implications of two models of elaboration and implementation of educational public policies in the process of constituting the political subject. Thus, the Top Down model and the Bottom Up model are considered as different but central dynamics in the vision of citizen participation in public policy. The theoretical-epistemic reference used is that of the formative role of the State in Antonio Gramsci. The most remarkable conclusion of this work is that, since citizen participation is the pivot axis in the construction of public policies in education, the processes of political subjectivation aimed at self-regulation, autonomy and the formation of critical citizenship, will be presented as primary results in that context.

Key words: educational public policies, citizen participation, political subject, political subjectivation, State.

Introducción

Quien realmente vive no puede no ser ciudadano…

Antonio Gramsci

 

En América Latina (…) la cuestión más apremiante

es la constitución de sujetos políticos.

Si el análisis de la pérdida de identidades colectivas

en nuestras sociedades es correcto,

lo que se impone como tarea primordial

es la reflexión sobre la desarticulación y la rearticulación de los sujetos.

Norbert Lechner

 

Gramsci (1967, 1984, 2010) habla del papel formador del Estado, es decir, si contextualizamos, la pregunta sería cómo puede entenderse la responsabilidad del Estado en la generación de condiciones para la formación de la población en asuntos tan sensibles como: educación, ciudadanía crítica, democracia, organización, participación política, contraloría social, entre otros. Se trata de un tema relacional complejo, dado que podríamos estar hablando de un Estado cooptado por una lógica de mercado (Van Treek y Arévalo, 2015), o de un Estado que emerge del contrato social asumido consustanciado con las necesidades y realidades de una población. Así, nos enfrentamos a dos ideas de ciudadanía. Una, que sirve a los intereses de la lógica del Estado burgués, definida por Capella (1993), como la ciudadanía de los siervos, por tanto, una ciudadanía cooptada y en consecuencia, despolitizada; o aquella otra idea de ciudadanía crítica, que emerge de un tejido de relaciones sociales transversalizadas por el ejercicio cotidiano, crítico y compartido de un proyecto colectivo que avanza en/hacia la construcción de una estructura democrática, participativa, protagónica y emancipatoria (Osorio, 2016).

Los procesos de transformación sociopolítica gestados en América Latina (en adelante AL) ya entrado el siglo XXI, impelen a comprender el papel del Estado en tal sentido, habida cuenta que se trata de un ejercicio permanente y en continua evolución.

Tras más de 40 años de posturas neoliberales, AL inició el siglo XXI delineando modelos políticos pensados en el asentamiento de bases para superar la crisis y el déficit de participación ciudadana que se tenía en el marco de lo que se denominaba y aún se reconoce como democracia representativa (Gaudichaud, Webber y Modonesi, 2019; Lizcano-Fernández, 2012). Pero, al plantear nuevos correlatos en la disputa de los escenarios simbólicos y aún de las realidades concretas en el marco de una lógica binaria como lo representa la democracia representativa versus la idea de la participación ciudadana, se está hablando de protagonismo popular, de una posibilidad para la emergencia de procesos tendientes al empoderamiento del pueblo y al tiempo que corre, de la constitución del sujeto político que va desde el contexto individual, al contexto colectivo (Martínez, 2016), dejando claro a qué tipo de ciudadanía se refiere.

Para lograr tal cosa el Estado tiene que asumir una función pedagógica si lo miramos desde los aportes del filósofo-político italiano, más aún cuando se comprende en el terreno del derecho público y constitucional. Y puede que acá vuelva la idea: ¿cuál Estado?, ¿uno cooptado?, ¿uno que emerge del contrato social blindado por la armonía entre sus diferentes constituyentes? La respuesta a estas preguntas (así como aquella que planteara Lechner (2006) en torno al origen y la constitución del Estado en AL), ha de ser determinante dado que la orientación del Estado inclinaría la balanza hacia la demarcación de procesos destinados a atender la subjetivación política, que existe, se quiera o no, ya sea, hacia una despolitización, o hacia la repolitización del sujeto y del sujeto colectivo (Capella, 1993; Lechner, 2006; Van Treek y Arévalo, 2015).

Así, vale destacar que Gramsci (1970) hablaría específicamente de la generación y concreción de procesos orgánicos de formación de las clases obreras y campesinas con la idea de contrarrestar el trabajo de domesticación e ideologización del sistema educativo burgués en relación con procesos de homogeneización cultural y despolitización. Por supuesto, el Estado actual debe entender que no se trata solo de la clase obrera y los campesinos, sino que ello también implica a los estudiantes, a los jóvenes no institucionalizados, a los privados de libertad, a las mujeres, en fin, se trata de toda la población en general. Esto implica partir, a su vez, de un elemento primordial: del hacer. De allí que el mismo Gramsci incorporase una nueva categoría y hablase de la conciencia del hacer, comentando sobre Marx y Antonio Labriola. Esa conciencia del hacer está fundamentada en un texto de Marx (1980) titulado Manuscritos: Economía y Filosofía (mejor conocido como los Manuscritos de París) que fue publicado en 1845.

Para Gramsci, la praxis tiene que ver con prácticas cotidianas de la vida [planteamientos que se encuentran en los textos más importantes e influyentes del escritor italiano: Introducción a laFilosofía de la praxis (1970), Cuadernos de la Cárcel (1981); Cartas desde la Cárcel (2010)], y en De Certeau (1997). Las prácticas cotidianas de la vida están asociadas a la experiencia vivida (De Stefani, 2006), o quizá como lo define Larrosa (2009) al pensar la categoría experiencia, esto es, eso que me pasa, que te pasa, que nos pasa; diría Hermoso (2016), que la praxis implica un encuentro nutritivo entre la realidad que hay que cambiar y la teoría que va emergiendo en el fragor de la transformación.

Así las cosas, el presente trabajo tiene como propósito reflexionar sobre las implicaciones de dos modelos de elaboración e implementación de políticas públicas en el proceso de la constitución del sujeto político, lo que se traduce en una ciudadanía crítica, como estadio de mayor consolidación de la política pública y del papel formador del Estado, sin demeritar, por supuesto, las evidencias métricas como indicador de logro para el éxito de la política pública. No obstante, no es este último el centro de atención en este ensayo.

Este trabajo analiza dos modelos de elaboración e implementación de políticas públicas como son el modelo Top Down y el modelo Bottom Up. Para ello se ha adoptado la propuesta de Gramsci tributante al papel formador del Estado en el marco de la ciudadanía como proyecto colectivo enmarcado en un Estado de derecho (Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, 2004). Así, se vincula la propuesta de Gramsci con la lógica de las conformaciones de ciudadanía crítica y la subjetividad política desde las políticas públicas en educación.

Desarrollo

Ahora bien, dado que hablamos, entre otras cosas, de educación, tenemos que, si esta ha de tener vinculación e impacto en todo lo que hacemos, entonces es vital que se genere una conciencia del hacer, tal y como sostiene Gramsci. Esto, a su vez, enciende las alarmas en tanto pudiera hacer pensar que la teoría de la actividad[1] es la que impera para explicar el fenómeno. Pero, queremos advertir que no es precisamente a la teoría de la actividad a la que nos referimos cuando de educación hablamos, sino a la conciencia del hacer, que, en Marx (1980), se vincula con otras categorías como conciencia de clase, falsa conciencia, ideología, entre otros. No se plantea un enfoque de la educación como actividad, porque se está asociando mucho más con la experiencia vital y con un sistema de relaciones. Así las cosas, la constitución de un sujeto político es lo que se desprende del planteamiento gramsciano al hablar del papel formador del Estado y de la conciencia del hacer.

¿A qué nos referimos al hablar del sujeto político?, pues, más allá de la declaración de muerte del sujeto político (Mouffe, 1999), e incluso de la proclamación del fin de la historia (Fukuyama, 1992), y de eventos[2] que en ALpodrían convocar a reconsiderar tales profecías necrofílicas, es básico comprender que el ser humano no puede ser abstraído del ethos común, de la polis.Homo sum, humani nihil a me alienum puto(‘Soy un hombre, nada humano me es ajeno’), habría dicho Publio Terencio[3].

El sujeto político tiene que ver con la idea de una ciudadanía generada en la praxis social, practicada y trasladada en lo experiencial a un colectivo en su cotidianidad. Entonces, la constitución de una subjetividad política se consolida y justifica en la necesidad de superar la enajenación humana, por la necesidad de producir una transformación social, de empoderar al sujeto en función de procesos de autorregulación y concienciación, del reposicionamiento de la política como práctica y como proyecto colectivo, y finalmente, en la necesidad de concretar la participación democrática, abierta y protagónica de la población (Sánchez-Pilonieta, et al, 2009). Así, el sujeto político es aquel consciente de lo colectivo que se vierte en un marco de horizonte y proyecto social, en acciones comprometidas con propósitos comunes empoderándose y desarrollando prácticas reflexivas que emergen del contexto social explícito. La participación protagónica va mucho más allá de la expresión de la voluntad popular en coyunturas como los procesos electorales (siendo esta última la constante en el concepto de la democracia representativa), y asciende a la inserción orgánica de la población organizada en la médula de la estructura social con activación para la emergencia de cambios estructurales (Reyes, 2017).

Pero, ¿cómo puede el Estado ejercer su papel formador con la proyección de la constitución del sujeto político desde el contexto de las políticas públicas? Aunque la respuesta vendría a ser provisoria, creemos que esto puede generarse a través de modelos y diseños de políticas públicas que hagan de la participación ciudadana su leitmotiv y que inician desde las relaciones cotidianas en el contexto escolar (consejos de padres y representantes, circuitos educativos, distritos educativos, etc.) hasta llegar a la enunciación y diseño de políticas públicas, legislación, entre otros. Si estamos hablando de la correlación entre políticas públicas y la constitución del sujeto político, es básico traer a colación nuestro planteamiento a desarrollo: pensar en la generación de condiciones para que el pueblo sea formado, implica que, este mismo, además de ser consultado en temas de interés público, sea necesariamente incluido en instancias de participación, debate, construcción, gestión, evaluación y evolución de la política pública (Reyes, 2017).

La participación nominal (“como si”), no es suficiente, sino que debe darse un paso más decisorio y formar al pueblo para que sea este, en conjunto con todas las fuerzas vivas del Estado (de la que es un pleno constituyente) quien genere y concrete los esfuerzos necesarios para el desarrollo de los planes de Estado. No se trata de construir política pública para el pueblo, sino de hacerlo con el pueblo, junto al pueblo (opcit). De lo que se trata, en un contexto gramsciano, es de la formación popular y de la generación de conciencia en el hacer. Según Castillo-Retamal et al. (2020), “la participación ciudadana en la gestión de las PP[4]no es un enfoque nuevo en el campo de la ciencia política, pero ha tomado mayor relevancia en las últimas décadas a raíz de la crisis de representatividad de los sistemas políticos formales” (p. 483).

Si bien es cierto la participación ciudadana en el contexto de la política pública no es un enfoque nuevo, no es menos cierto que esa participación, implica una imbricación mucho más orgánica que la mera representatividad. Esto tiene implicaciones a nivel de la subjetivación política puesto que implica un proceso de empoderamiento y ejercicio democrático importante.Un liderazgo que apunte al verdadero desarrollo común, atiende las premisas de la formación de todos, para todos, con todos y entre todos. Ya lo planteaba Freire (1970) al considerar la relación de los opresores y los oprimidos. Un líder que pretende el desarrollo común, no jefatura, sino que impulsa; no dirige, sino que orienta; no impone, sino que dialoga. Y, en ese sentido, el pueblo tiene que ser actor principal y protagónico en las decisiones que le atañen y le impactan.

Si el pueblo solo es consultado, no deja de ser (la consulta) un mecanismo político de control, una forma política de control. Pero si el pueblo dialoga participando, si la gente construye, entonces podrá desarrollar capacidades que le permitirán autoreferenciarse, autogestionar, así se convierte en un actor principal, deja de ser pensado como recipiendario tradicional y como simple beneficiario del Estado o de algún otro sector, y se evidencia lo que planteara Foucault (1982), un proceso de formación de sí, formación de ciudadanía. Lo que se busca es generar un proceso de formación popular que conduzca a la emancipación, al empoderamiento real. A eso se le conoce como ese proceso de constitución del sujeto político, y ya no de tutelaje, subordinación o dependencia. Es, en palabras de Martínez (2016), el paso de constitución del sujeto político individual, al sujeto político colectivo.

Ahora bien, ¿cómo encarnar en el tejido ciudadano y en el ejercicio político, el involucramiento para que esta simbiosis sea un hecho concreto? En primer lugar, debe generarse un vínculo entre lo que es el empoderamiento popular con el papel formador del Estado, según Gramsci (1967, 1970, 1984).

Maquiavelo (1999)[5], propone el uso del poder como mecanismo de regulación, reproducción y control. Así, pasamos por Bacon (1988), quien supone el conocimiento como expresión de poder en las sociedades contemporáneas.En tal sentido, nuestro interés pasa por considerar el planteamiento gramsciano en torno al papel formador del Estado en el ámbito de las políticas públicas, pero de un Estado basado en el pensamiento de Simón Rodríguez, quien rescata la idea de la revolución francesa y del pensamiento de Rousseau con el contrato social, y que luego destaca Luis Beltrán Prieto Figueroa (Prieto, 2006; Rodríguez, 1990). Así las cosas,el Estado se constituye a partir de la articulación de cinco elementos imprescindibles, a saber, pueblo, territorio, leyes, gobierno, instituciones. Es decir, en ese escenario hablamos de Estado en los términos de un contrato social que asumen todos los actores fundamentales. En consecuencia, vale destacar a las políticas públicas como expresión y construcción colectiva, incluso para el ejercicio de la formación. Esto es, si las políticas públicas nacen en el contexto de las necesidades sociales, es desde allí desde donde deben emerger. Notemos entonces, que, la participación ciudadana es angular en la generación de políticas públicas (López, 2013), más no desdela participación nominal, sino desde la participación protagónica, porque eso es lo que permite el ejercicio formativo, la toma de conciencia, la adquisición de habilidades técnico-políticas, poder contralor para regular, para evaluar, reconducir, en suma, para incidir (Reyes, 2017).

En torno al tema de la participación ciudadana en el contexto de construcción y diseño de políticas públicas educativas, Luna (2009), afirma que:

  • Los movimientos ciudadanos tienen la capacidad de incidir tanto en el Estado cuanto en la Sociedad;
  • La ciudadanía dotada de agenda y mediante estrategias de incidencia tiene capacidad efectiva de posicionar tesis y políticas;
  • La acción de incidencia de la ciudadanía ha contado con la adhesión y apoyo de los medios de comunicación;
  • La ciudadanía ayuda a la construcción y sostenimiento de políticas públicas…
  • La independencia del movimiento ciudadano, de los gobiernos y de los partidos políticos, es un elemento clave…
  • Papel relevante de la persistencia y de profesionalización del núcleo central del movimiento…
  • La acción ciudadana no puede ni debe reemplazar las responsabilidades del Estado (p. 53).

El ámbito técnico de las políticas públicas reconoce dos de los modelos más empleados en dicho contexto, esto es, el modelo Top Down, que implica una construcción vertical y consiste en la generación de políticas públicas por parte de la alta gerencia política conductora de las instituciones gubernamentales bajando hasta los niveles técnicos. Esto es, tiene que ver con una administración centralizada que impone sus decisiones a las administraciones locales, a las comunidades, etc. (Ramírez, 2011). Algunos otros sostienen que la verdadera esencia de este enfoque responde a una direccionalidad ‘arriba-abajo’, esto es, partiendo de la decisoria política hasta llegar a la decisoria técnica (Binder, 2008), con lo que se restringe de alguna forma la participación de quienes serían beneficiarios en todo caso. De acuerdo con Diez, Gutiérrez y Pazzi (2013), las políticas públicas orientadas bajo el enfoque Top Down, se plantean:

Concebidas e instrumentadas “desde arriba”: esto se debe a que son diseñadas por técnicos y burócratas en oficinas ministeriales, en base (sic) planteos teóricos e información secundaria, pero sin un involucramiento real con las problemáticas propias del terreno en el cual han de ser ejecutadas (p. 201).

El modelo Top Down conduce procesos de subjetivación política que, podrían ser proclives a estandarización de procesos, homogenización de programas focales, desafección de la ciudadanía en torno al desarrollo de planes y programas en función de temas tan centrales en los sistemas democráticos como el empoderamiento, la autorregulación, la organización popular, la movilización social, entre otros. Además, si bien es cierto que técnicamente se muestra blindado, dado el nivel académico-técnico de las distintas comisiones involucradas, no es menos cierto que su verticalidad, implica el trato con la ciudadanía a nivel de otorgante-recipiendario, y muy a pesar del alto nivel técnico de sus operantes, este tipo de verticalidad produce desconocimiento de las realidades sociales. Un ejemplo de ello: el ahora ex ministro de salud chileno, Jaime Mañalich, sostuvo frente a cámaras de televisión (siendo aún ministro) lo que sigue: “Hay un sector de Santiago, donde hay un nivel de pobreza y hacinamiento, perdón que lo diga con esta… del cual yo no tenía conciencia de la magnitud que tenía. Esa es la verdad” (T13, sec. 1/1; p. 6).

Una relación vertical siempre es desigual, y esto es importante en términos de la configuración y la subjetivación política (Echandía,Díaz y Vommaro, 2014), dado que se entiende a la población, esto es, los ciudadanos en organización, como constituyente del Estado, del que, el gobierno de turno, es un constituyente, ni más ni mejor que algún otro de los constituyentes del Estado.

Las relaciones desiguales en los Estados nacionales vienen siendo fruto de una lógica en la que el mismo Estado ha sido minimizado por factores de poder que controlan otros poderes en el mismo Estado, esto es, una cooptación del mercado a los poderes del Estado y la subordinación de este último a los intereses de quien termina detentando el poder real y que se hace concreto a través de las instituciones del mismo Estado (Acuña, 2007). Acá emergen conceptos del Estado ausente, del Estado mínimo (Oszlak, 2003). Cuando este tipo de relaciones verticales determinan los contextos de elaboración e implementación de las políticas públicas, termina concretándose lo que, Dos Santos (2002), Dussel (1973), y Marini (1991), denominan la teoría de la dependencia. Esto se problematiza cuando hablamos de políticas públicas sociales, y más aún, educativas, en tanto tienen que ver con el sistema formal de educación en un país, pero también con mecanismos y dispositivos de difusión masiva como son los medios de comunicación.

Movimientos sociales se han pronunciado de forma contundente, no quieren seguir siendo objetos de la política pública, quieren ser sujetos de la política pública (Cubides, 2014). Allí, la reforma de Córdoba, el mayo francés. Un caso reciente se evidenciaen Chile. Mucho se habla de octubre de 2019 como que si los levantamientos de la fecha se produjeron por el aumento de 30 pesos chilenos en el precio del pasaje en el metro de Santiago. Sin justificar la violencia de parte de cierto grupo de manifestantes y de una parte de las fuerzas de seguridad del Estado, se evidencia que la sociedad chilena opina diferente. 83,6% de la población encuestada por la Consultora ActivaResearch, manifestó estar de acuerdo con las manifestaciones sociales (ActivaResearch, 2019), y los encuestados esgrimen que las razones de esas movilizaciones están más asociadasa temas como: sueldos precarios de los trabajadores, costo de servicios básicos, sistema de pensiones, desigualdad económica en Chile, y no precisamente con el aumento de 30 pesos. Y es que, a pesar de que el presiente Sebastián Piñera hubiese dicho que Chile era un oasis en AL (La Tercera, 2019), ya el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD, 2017), venía alertando sobre los niveles de desigualdad en la sociedad chilena. Muchos dicen que no se veía venir lo que sucedió, al igual que opinan como el ex ministro Mañalich, pero los hechos están ahí, al igual que las evidencias, en un país que, si bien es cierto regresó a la democracia después de la dictadura de Pinochet, sigue siendo mediatizado por una constitución generada en connivencia por la dictadura militar y un sector del mercado(Pinol, 2015; Vergara, 2007).

Hay un segundo modelo de elaboración e implementación de política pública reconocido como Bottom Up, que implica una dinámica de construcción ‘abajo-arriba’, partiendo de las necesidades reales de las comunidades en cuestión con el acompañamiento de técnicos y especialistas en las áreas o dimensiones a atender, aunado a la construcción colectiva en acción conjunta con los niveles políticos respectivos (Fernández, 1996). En Diez, Gutiérrez y Pazzi (2013) se plantea que,desde esta perspectiva, las políticas públicas “presentan una perspectiva ‘desde abajo’; ya que incorporan en todo el proceso a los actores del territorio, de tal forma que los mismos se transforman en sujetos creadores de la política pública y simultáneamente en objeto de la misma” (p. 201). Este ejercicio en el que se genera una participación ciudadana crítica en todas las instancias de la política pública, partiendo de procesos diagnósticos, elaboración, gestión ejecutiva, contraloría y evaluación para la evolución y el rediseño, genera adherencias a proyectos comunes (Castillo-Retamal et al., 2020). Este segundo modelo está permeado por una lógica de construcción colectiva que permite la participación ciudadana, el aprender haciendo, la conciencia reflexiva y crítica de los procesos, el empoderamiento, la emergencia de procesos de subjetivación política y el papel del Estado en la formación popular. El proceso de enajenación sociocultural y político que vivimos en los países latinoamericanos partiendo desde la década de los 60’s, ha dado como una verdad absoluta el hecho de que el pueblo no sea reconocido como constituyente del Estado, sino como un ente ex, o sea, fuera de… Así, al parecer, el Estado es una cosa y el pueblo, otra. Y en eso juega mucho la difuminación de fronteras conceptuales entre gobierno y Estado, y más aún cuando en AL, ambas cosas terminan fusionándose de forma lamentable en lo real concreto.

Entonces, para quien escribe, es sugerible que se implementen políticas públicas en educación que tengan que ver con la orientación Bottom Up, y que tributen a esos procesos de subjetivación política, de formación y organización popular, de desconcentración del poder y democratización del mismo, de formación de una conciencia crítica que tienda hacia la autorregulación, entre otros procesos. Finalmente, este tipo de diseños tiene a favor el desarrollo de saldos orgánicos asociados a procesos autonómicos de creación, proposición, ejecución, gestión y contraloría, a la organización popular, a la movilización.

Conclusiones

Las políticas públicas educativas son un campo de subjetivación política dado que, en el caso de una construcción colectiva, participativa y democrática en todas sus instancias, genera adherencia a un proyecto común como lo es la educación, más aún cuando la participación ciudadana implica una forma de generar comunicación, gobernabilidad y gestión del poder. De igual manera, el diseño de políticas públicas que no contemplan la participación ciudadana, más allá de la visión del beneficiario, también es generadora de procesos de subjetivación política, solo que esta vez, asociados a la despolitización.

La ciudadanía puede ser cooptada por una lógica que reproduzca un sistema de relaciones desiguales, y de ser así, la direccionalidad en la construcción de política pública remitirá a un proceso de despolitización de la sociedad, propio de la separación de clases y la profundización de brechas sociales. Por el contrario, la participación ciudadana en construcciones con un modelo emergente (Bottom Up), genera condiciones para el ejercicio de una ciudadanía crítica en tanto es proclive a la democratización de instancias de poder, genera condiciones para un reordenamiento de las estructuras sociales a fin de concretar horizontalidad y trabajo colaborativo.

La constitución del sujeto político es posible desde el campo de las políticas públicas educativas cuando la ciudadanía es involucrada desde los procesos diagnósticos, desde la conformación de equipos de trabajo, desde la misma enunciación de las políticas, y pasa a desarrollarse un proceso tal y como lo ha descrito Gramsci con respecto al papel formador del Estado, considerando además la lógica de Simón Rodríguez, Luis Beltrán Prieto Figueroa, esto es, como un núcleo, como un todo imbricado y articulado entre los diferentes entes de la sociedad.

Un liderazgo real, auténtico, tributará a la participación ciudadana en todos los espacios posibles, no desde la jefatura, sino desde el tejido armónico que es capaz de generar y producir desde el convencimiento y el testimonio. Y, eso, en educación, está haciendo mucha falta.

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[1] Teoría de la Actividad. Proveniente de la escuela de AlekseiLeontiev, Lev Vygostki, VladymirDavydov, basa su planteamiento en la idea de la actividad como catalizadora de la mediación cultural.

[2] Una reconstitución del Estado como figura ante el prelado del mercado en las décadas de los 70’s a los inicios del siglo XXI, sumado ello al progresismo latinoamericano devenido a partir del año 2000 en adelante y en pugna aún tras un resurgimiento de sectores pro-mercado.

[3] Poeta y comediante romano entre siglos II y III d.C.

 

[4]PP: políticas públicas.

[5]El Príncipe. Originalmente publicado en 1532.

 

Autor: Alixon Reyes

Fuente de la Información: http://revistas.unica.cu/index.php/edusoc/article/view/1674/pdf

 

 

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Capacidades, expectativas y articulaciones en Ciudad Caribia: una mirada del sujeto político situado

Por Lenin Romero 1

El proceso de formación de una determinada voluntad colectiva, que tiene un determinado fin político, no es representado a través de pedantescas disquisiciones y clarificaciones de principios y criterios de un método de acción, sino como las cualidades, los rasgos característicos, deberes, necesidades, de una persona concreta, despertando así la fantasía artística de aquellos a quienes se procura convencer y dando una forma más concreta a las pasiones políticas.

Antonio Gramsci sobre el Príncipe Moderno

Resumen

El ensayo aborda una aproximación a explicaciones y metódicas sobre la brecha entre las capacidades de gobierno y la complejidad de los sistemas sociales, quienes exigen teorías, técnicas, sistemas y métodos, para desarrollar proyectos de socio-gestión, vinculados al metabolismo del “Buen Vivir” en ciudad Caribia. En este contexto teórico metodológico nos preguntamos: ¿Qué actos han dificultado el avance socio-político del autogobierno de la ciudad, en relación a éxitos de mayor alcance socio-cultural sobre el metabolismo del “Buen Vivir”?, a su vez informa sobre la actuación de la Misión Sucre y Nigel-UBV, en su deseo de asumir el deber ético-político para actuar, acercando las Ciencias Sociales, en lo tocante a las ciencias y técnicas de gobierno, los métodos de planificación y la teoría de la organización para la gobernabilidad y la gobernanza. Plantea ¿Cómo se socializa un conocimiento pertinente?, y postula, valora y abriga una postura ética para lo cultural, en cuanto ontología de la acción, y por lo tanto, nutre la axiología de la voluntad y necesidad interna de lo propio, más que como mecánica e imitación de lo que viene de fuera. El objeto de la indagación es enunciar algunas explicaciones, sobre el sentido de lo político, cuando cobran fuerza los nexos y distinciones epistémicas en las capacidades para actuar y las orientaciones de los agentes, luego de decisiones ante expectativas y demanda entremezclando los actores y sujetos en la ciudad, para finalmente aportar criterios epistémicos, ontológicos y prácticos en el inicio del trabajo en campo.

Palabras Clave: Socio gestión, lo cultural, lo político situado.

A modo de presentación

El ensayo que hemos organizado presenta la problemática teórica-metodológica sobre “Las capacidades, expectativas y articulaciones de la mirada del sujeto Político situado”, y constituye en lo concreto, un esfuerzo de indagación realizado en Ciudad Caribia, experiencia urbana ubicada en el Distrito Capital y según sus diseñadores y constructores, funda una ciudad socialista ecológica autosustentable.

Esto es, ella reseña en cuanto experiencia territorial “la importancia que asume la territorialidad en tanto “construcción” de la acción colectiva de los actores, los enfoques predominantes sobre políticas en el ámbito urbano-local y las nuevas iniciativas de gestión que buscan cambiar en este nivel el patrón tradicional de intervención gubernamental”2.

En principio, el ensayo resume en el aparte I, II, III, la brecha política y el consentimiento público, el contexto las imaginativas de la voluntad de actores sociopolíticos, así como la dinámica de las organizaciones, movimientos, instituciones, e instancias corresponsables de la conformación de agentes de la complejidad comunal. En los apartes IV, V, se explican gnoseológicamente el papel que tiene la dominación y el convencimiento en la ciudad para potenciar la emergencia de una cultura del “Buen Vivir” como axiología viva. En los temas VI, VII, VIII, se abordan los interrogantes fundantes de una epistemología caribiana, a partir de las observaciones sobre él “es” de cada momento o experiencia, y de cómo ello incide en la ontología del sistema observado en la complejidad de la ciudad y su dinámica, permitiéndonos acercarnos sobre un método y los interrogantes que nos orientan la sistematización argumental.

Situados en esta perspectiva, creemos conveniente precisar el discurso explicativo sobre lo que consideramos imprescindible para comprender la experiencia en ciernes. Esta desarrolla en su seno por consiguiente, formas culturales y políticas diversas del ejercicio de la autoridad democrática directa3, tanto para la construcción del sistema político comunal, como para el mantenimiento armónico de la vida societal y sus subjetividades, según el proceso metabólico de la ciudad y conforme a los comportamientos de sus pobladores, autoridades, y agentes locales, sujetos y actores, quienes despliegan sus prácticas y conocimientos en relación a la realidad material específica de relaciones de consenso entrelazadas por los actores en el territorio.

Aquí se da cuenta de una paradoja, hay el encuentro de personas que se juntan a partir de una interculturalidad como identidades, pues provienen de distintas expresiones y manifestaciones de existencia, nacionales y extranjeras, de latitudes distantes y cercanas a los entornos vividos, que se entremezclan, para unirse en un ser con un no-ser o con un ser que no-lo-es todavía, dado que aún su llegada e integración en el hábitat todavía no revela su pertenencia del todo. Hace poco tiempo que comienzan a vertebrar sus intercambios en movimientos organizados, frentes que los disponen al trabajo endógeno y comienza por identificarse en sus vínculos con instancias populares de resistencia e inclusión, es si se quiere una población en transición inestable en la Ciudad.

En el territorio a nuestro juicio, se fragua una concepción construida sí mismo, ello si lo pensamos tal como se observa, es una comunidad en construcción social y societal, está actualmente construyendo su identidad, desde su traslado por efectos de la naturaleza, en estos últimos cinco años, en cuanto lugar donde arraigan sus relaciones e interacciones en el “proyecto de existencia social común” que está en edificación diariamente en una convivencia sana.

Bueno es entonces establecer con claridad que el nicho habitado aún no constituye, por tanto, un resultado del desenvolvimiento humano sobre el territorio como sujeto de la acción, sino que permite más bien reflexionar sus acciones, en sus procesos y prácticas que se atreven progresivamente a ofrecer opciones de tematización de conocimientos, a partir de sus actos como seres en relación material, y que advierten el mantenimiento de memorias con predominio ajenos a las de la ciudad como fuentes en su arraigo y desenvolvimiento.

Por su parte, está en conformación, y así lo expresamos en el ensayo, la estructuración de un sujeto político, de hecho, no es todavía una identidad definida, atada a un lugar específico del espacio social, intelectual, y afectivo, en consonancia “vivencial” discretamente a los sistemas de relacionamientos propios del metabolismo del “Buen Vivir”, pende más bien, sobre las instituciones políticas de derecho, con quienes intercambian sus acciones públicas, sin ganar la confianza necesaria de las instancias populares para autorregular su agencia de cambios en una ruta metódica definida, para sí y en sí misma en la organización del orden socio-cultural propio.

En estos términos, el imaginario sobre el sistema político comunal, es apenas un lugar donde operan las mediaciones entre las instancias organizadas y no-organizadas de la comunidad, con las instituciones posicionadas de Poder instituido del Estado, reconocido en la Autoridad Única, en cuanto árbitro de una centralidad comunal, en el territorio protegido ambientalmente, y quien por legitimidad de origen, propicia actualmente las formas ejecutivas de gestión y los medio de comunicatividad para la discusión sobre políticas públicas que están en construcción. Por ahora, el “sistema” solo encarna las tensiones y conflictos sociales y alberga las diversas constelaciones de intereses y expectativas que son canalizadas en un orden cultural emergente.

Encontramos en el acercamiento a hechos y fenómenos situados una legitimidad que aparece entonces vinculada a los principios y procesos que se sustentan en la validez de una forma liberal y social de dominación. Esta validez se manifiesta en la interacción obediente, permisiva, consentida, entre los dominados frente al mandato de los dominadores, es decir, hay una relación Estado-hombre o mujer. Al menos, es una institucionalidad insurgente que inicialmente existe y se apoya en la “creencia” sobre la legitimidad institucional (no constituyente) del Poder.

Al parecer la indagación muestra algunos rastros que informan del papel de la voluntad común entre autoridades centrales (en la comunidad) y sujetos políticos interdependientes (las mesas establecidas) en las formas organizadas (el Consejo Ejecutivo de la ciudad) de ejercer la direccionalidad pública en la ciudad, seguramente ello puede verse en los aspectos institucionales, sociopolíticos o relacionales y territoriales implicados, en las distintas funciones y potestades para comprender la dinámica metabólica de los ecosistemas comunitarios en sus rasgos distintivos.

Esto es, se observa en la ciudad, como rasgos prevalentes el uso de medios y mecanismos para el protagonismo público, y ellos son, la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones se consideran, en lo social, político, cultural, y económico, las instancias de atención ciudadana, la cogestión, las cooperativas en formación, la empresa socio-comunitaria, y otras formas asociativas (corporaciones) guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad. Hay si se quiere una aplicación constitucional de formas de soberanía comunal.

Las relaciones articuladas entre la autoridad formal, su ejecutivo, las mesas de ejecución de políticas y los movimientos sociales y políticos, están en nexos entre agentes diversos para gobernar y entablar relaciones de cooperación y colaboración con otros actores en relación a la creencia común de que se trabaja a favor del proyecto ecológico y sociocultural en cuanto causa u objetivo que beneficia a todos.

Estas reglas de intercambio, en nuestra opinión progresivamente construidas, están derivando en formas federales desconcentradas en la experiencia en construcción, tiene de hecho una influencia Canadiense4 normativamente, en sus modos de estructuración societal y social, pues el federalismo como forma de organización política intercultural integra distintos sujetos políticos territorialmente identificables, con base en un esquema de unión voluntaria proceso este que está teniendo lugar en el objeto de la conformación del Poder Comunal Común, y la subsistencia de esferas de competencias centro-desconcentradas de la gestión y administración del poder en la ciudad.

Vemos como interesante la gobernanza que aplica la Autoridad Única cuando entreteje nexos e interacciones comunales que resaltan la necesidad de comprender la importancia que tiene la articulación de los diferentes sujetos, actores y agentes, según distintos modos de regulación en un territorio, tanto en lo que se refiere a la integración política y social en sus relaciones para decidir y en cuanto a sus capacidades para actuar entorno a bienes comunes y diferentes.

En el caso que estudiamos, y hoy ofrecemos una mirada, es interesante observar, “el modo, el objeto y las condiciones de la unión de sujetos diversos quienes configuran el llamado principio federalista y lo distinguen del principio unitario porque establece que los sujetos unificados:

  1. Sean reconocidos como un ámbito de poder originario, en contraste con un ámbito de poder central derivado como lo es la institución jurídico-política de la Autoridad Única, sobre todo cuando ella impulsa la constitución de movimientos sociales y la conformación de la comuna;
  2. Cuando procede a mejorar el trato común, sin que predominen reglas impuestas, por el contrario exhortando a un trato igual o, en su caso, diferente con respecto al sujeto central comunal; y
  3. Al postular el reconocimiento de otras maneras de gobernar, en cuyas fuentes de origen sean constituyentes o derivadas, plantándose por su reconocimiento en el ámbito territorial propio, en donde puedan ejercitar sus competencias y mandatos.

En el texto, encontraremos argumentos y explicaciones sobre hechos y procesos que están adelantándose, que lo denominaré en esta presentación, el federalismo asimétrico de la ciudad Caribia, pues esta ciudad compacta, ecológica, en proceso de sustentabilidad, socialista por aspiración transicional, es el resultado de relaciones entre el gobierno central de la República, y su interpretación de las normativas especiales propias, y la jurisdicción ambiental, que enmarcan el discurso que hizo posible la emergencia voluntaria de una integración/centrada en cuanto forma federal asimétrica, es decir, en cuanto al ámbito plural e intercultural de su desarrollo metabólico y ético según el “Buen Vivir”.

El federalismo representa —entre varias alternativas— una de las más viables para dar unidad estatal a la diversidad cultural y nacional, independientemente del tamaño de la población o del territorio. Pocos autores han destacado el hecho de que no todos los defensores del federalismo han pensado así, como Alexis de Tocqueville y John Stuart Mill, quienes consideraron a los Estados pequeños como los más aptos para integrar la diversidad cultural, en el supuesto de que, en efecto, ésta no estuviera desarrollada5.

Lo que quiero expresar y considerar está referido al énfasis que tenemos que reconocer e identificar en Ciudad Caribia, por un lado, por el mandato constitucional, y según, por otra parte, por los efectos de la legislación del poder popular, donde se establecen y sientan fundamentos para en lo adelante, identificar la Ciudad-Estado, que se está impulsando, en su conexión al Federalismo desconcentrado, que ordena y propicia la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Es bueno señalar, que en la indagación se encuentran procesos y acciones dirigidas a reconocer una pluralidad de formas y medio de gobernabilidad y gobiernos de distinto origen fundacional.

El problema no es cómo formular una concepción de unidad del Estado y la sociedad que supere la unilateralidad de la intervención gubernamental o de la acción individual o de grupos, sino «cómo conseguir el control de los diversos centros de poder arbitrarios, cómo coordinarlos y fundirlos en un sistema más coherente, y cómo disciplinarlos gradualmente para que funcionen en provecho de la comunidad». Para lograr esos objetivos, Karl Mannheim6 sugirió edificar el sistema social con base en la «planificación para la libertad», es decir, en una planificación «sujeta a control democrático» que evitara favorecer intereses de grupos y promoviera la «justicia social» (no la igualdad social) y un «equilibrio entre la centralización y la dispersión del poder»7.

Finalmente, en relación con el método, su enfoque, y aplicación, hay que señalar, que asumimos como inflexión inicial en la investigación, y así lo expresamos en el texto, el “Mito de las Cavernas” de Platón8, dada la paradoja vivida por los pobladores que habitan la Ciudad, quienes proceden de zonas signadas por “la tragedia y la desigualdad social”.

Luego, transitan la experiencia en la sombra de los “refugios”, es decir en el fondo de la caverna, y un día “amanecen” en los predios de la luz, tal como me lo afirmó una de las lideresas9, al referirse al significado de la ciudad para ella y su familia, fue enfática en afirmar, esta ciudad es “el sueño de una esperanza”.

De allí que sobre la metáfora de Platón, nos propusiéramos entonces, indagar en la memoria colectiva y las perspectiva comunes en la ciudad, tanto para hurgar en el laberinto intelectual de su gente, como para intercambiar argumentos y explicaciones sobre los momentos vivenciados, deteniéndonos desde luego, en el metabolismo del “Buen Vivir”, y en la complejidad que “Las capacidades, expectativas y articulaciones de la mirada del sujeto Político situado” logre hacer suyas, a partir de la instancia participativa del Poder Popular, denominada ciudades comunal.

Posteriormente, se abordarán de ser posible algunas interpretaciones, que en ningún caso son generalizaciones, sino solo acuerdan exponer puntos de vistas, subjetividades sobre el recuerdo, y narrativas, para el diseño explicativo del entretejido de los diálogos y acciones constructivas de la experiencia. De manera pues, que para nosotros, es decir para el núcleo de investigación en general, y para mí en particular, todas estas inflexiones son necesarias para sistematizar los aportes sustantivos y sustanciales que implican la aproximación a la “filosofía de estas prácticas en la ciudad hoy día”, intentando argumentos e interpretaciones en cuanto sean posibles encontrar en los motivos de actores, sujetos y agentes, incluidos en la generación de bienes intangibles y tangibles del diálogo hermenéutico en sus incidencias ontológicas, epistémicas, metódicas, y axiológicos, insurgentes del entramado sistémico que tiene la urdimbre que investigamos en la ciudad.

I.- La brecha política y el consentimiento público

La brecha entre las capacidades de gobierno y la complejidad de los sistemas sociales, quienes exigen teorías, técnicas, sistemas y métodos, para desarrollar proyectos de socio-gestión, vinculados al metabolismo del “Buen Vivir” de la ciudad, de manera concertada y consensuada con los sujetos o actores que se procuran la gobernabilidad del sistema eco-socialista comunal como un todo, tanto en su compatibilidad con respecto a la presencia y atención de los problemas, como en el arbitraje de los nexos entre agentes que estructuren medios y mecanismos participativos del común.

Para ello, es interesante subrayar, las formas cómo, desde nuestro punto de vista, venimos observando lo que se produce en la ciudad, por un lado, la emergencia de un sujeto10 activo con vocación autogestionaria, que en sus acciones establece nudos con la organización del gobierno, por el otro ángulo del asunto, vemos con alegría la actuación de los actores11 que ejercen el auto-gobierno actualmente, quienes no escatiman lugar o evento para revelar voluntad solidaria para intercambiar e integrar efectivamente propósitos y proyectos, y evidencian comprensión sobre el sentido y alcance que tienen en las decisiones, y cómo ellas fundan consenso y credibilidad, acciones sustantivas estas que facilitan armar la arquitectura de un ejecutivo comunal legítimo y actuante.

Este fenómeno se constata en diversos momentos, sobre todo en el diseño de la voluntad común, es decir en el proceso interactivo que propicia en y desde los distintos agentes, una manera de cohabitación en la ciudad, estableciendo los nexos y acciones, que terminan sentando los fundamentos ético-políticos del Sistema Político Comunal, tinglado necesario para producir los intercambios económicos, socio-productivos, culturales, y éticos, diálogos, entre quienes de hecho, permean el modo de entender, asumir y compartir, las experiencias cognitivas y fácticas, que brindan oportunidad a las interacciones político-epistémicas, axiológicas y productivas, en los intercambios entre agentes y actores que integran el equipos de gobierno comunitario.

Por lo dicho, el equipo de gobierno comunal dispone en su desenvolvimiento, más esfuerzos y estímulos en la organización territorial del sujeto político comunitario, que en la formulación de proyectos y programas de acción en la ciudad. Este accionar no desdeña que podamos aún concluir del todo, que no se realizan de forma absoluta los mismos.

De allí que, me he preguntado ¿Por qué no han actuado -el autogobierno- colocando el énfasis en las acciones tendentes a la formulación y ejecución de proyectos?, y esta interrogante me la he respondido de esta forma, tal vez eso ocurre, porque el equipo de autogobierno está consciente de las consecuencias negativas que se producen, si no se disponen efectivamente del común interés de los agentes, esto es, si no existe buena articulación en un sujeto socio-político, que aborde con fuerza consciente las expectativas existentes, y que al asumir compromisos ponga el énfasis en el discurso ético-prácticos de la gente, para ofrecer soluciones efectivas corresponsables, con las acciones y capacidades comunes, es decir, mediante la comprensión de la situación que pudieran terminar incidiendo positivamente en los nexos ético-políticos, y sus actividades prácticas incidieran sustantivamente en el metabolismo ecológico de la ciudad y su gente.

Hay que subrayar sin embargo que tenemos conciencia de la importancia y significados que poseen los proyectos socio-productivos específicos, aun cuando, percibimos también en la acción del auto-gobierno y sus insistencias, labores comprometidas con la conformación del sujeto político y la organización de la ciudad, valoración epistémica y axiológica esta sustancialmente necesaria sobre los resultados de sus proyectos socio productivos12, quienes sin embargo no mellan la conciencia pública del común.

Sobre este comportamiento percibimos, que la autoridades locales y las instancias de participación están actualmente, potenciando la comprensión de los problemas y las capacidades propias para conjugar distintos niveles de conciencia y actuación pública en concurrencia con los diversos agentes13 locales14 propiciando en lo concreto manifestaciones concretas sobre su incorporación a la legitimidad política como entidades que participan bajo el reconocimiento social y estatal.

También hemos detectado que la voz del pueblo está adquiriendo un alcance axiológico y político, sobre el papel que ella tiene en la gobernabilidad comunal, que refleja en todo cuanto ocurre en las actuaciones de la ciudad unas posturas éticas que enmarcan los imaginarios de los cuales siempre se apropian los actores.

Estas manifestaciones -a nuestro juicio- son simbólicas y axiológicas que terminan siendo dimensiones éticas o morales que van fraguando sobre la identidad comunal un tipo de conciencia del lugar y sus prospectivas. Por ello, pensamos que en este momento ciertamente las acciones de orientación y sentidos diversos, cobran mayor relevancia y están siendo comprendidas y compartidas, particularmente, por las nuevas comunidades o terrazas que se disponen a organizar y registrarse en sus instancias comunitarias de corresponsabilidad, sean de caracteres multifamiliares, consejos comunales, brigadas, frentes de trabajo, movimientos sociales, etc.

Este hecho lo hemos observado en relación a los nexos entre el auto-gobierno comunal y los sujetos territoriales, dado el acercamiento progresivo de estos vectores societales. Hay a nuestro entender en la ciudad, un proceso de integración societal en las acciones de gobernanza que promueve y efectúa el Ejecutivo Comunal, tanto en lo referido a la común asociatividad, como en la disposición colectiva de su acciones respecto a las demandas sociales y de infraestructura, que están influyendo en la composición armónica de la percepción (en el discurso real) en la identidad los mismos.

Al menos eso se observa en las mesas de discusión15, en las asambleas comunales, y en los momentos de consulta, por una parte y por la otra, en las acciones simbólicas16 y afectivas que desarrollan distintos actores al referirse a la ciudad y sus familias.

Ambas actuaciones comprometen frecuentemente los resultados del gobierno, y ello va fraguando voluntad y opciones políticas activas, como nexo e intercambio para contribuir, a la configuración ciertamente de sujetos territoriales, capaces de incidir en su despliegue en la superación de la brecha entre capacidades de gestión y dominio cognoscitivo del terreno, cuestiones éstas imprescindibles al emprender respuestas a soluciones y demandas según las problemática comunales o locales entre todos y todas.

Muchas veces, según lo señalan algunos teóricos de la planificación situacional estratégica, informan que los gobernantes omiten a veces al actuar los vínculos entre los actores que han brindado su respaldo a su acceso al ejercicio de la función pública legal, sin valorar y tener cuidado, los motivos y las razones que consideraron inicialmente, como agentes de legitimidad política y los medios que ejercen el sentido de lo público, sobre todo cuando coyunturalmente el compromiso electivo por el cual le facilitaron alcanzar el acceso al poder se coloca para ser validado.

Este descuido político a veces, es un hecho lamentable e incorrecto, máxime cuando se trata de favorecer la configuración de nexos entre ellos, y los sujetos territoriales, quienes finalmente desafían o cuestionan compromisos y posturas respecto a la legitimidad del orden cultural y político que dispone la realidad el proyecto democrático de gobernabilidad17. Recordemos que transitar de una democracia liberal fundada en la obligación y el deber no contribuye necesariamente al protagonismo social, por el contrario, subordina la voluntad, y construye por consiguiente relaciones dependientes pasivas, vale decir electorales.

Así que en el caso concreto de Ciudad Caribia, una omisión de esta naturaleza pudiera incidir, si nos descuidamos al accionar, en la formulación de subjetividades políticas, que exacerben posiciones críticas, actitudes resilientes negativas, actitudes que muchas veces, terminan favoreciendo nexos opuestos al consentimiento societal de los sujetos territoriales sobre el reconocimiento positivo de los gobernantes y la gobernabilidad.

En resumen si actuamos por ejemplo, colocando el énfasis en la acción política sobre el ejercicio de metodologías para la actuación, sin ponderar el valor, el significado, y alcance, que los agentes territoriales tienen en cuanto a la cosmovisión, que han de orientar sus acciones, así como impulsar las capacidades que mejoran las destrezas y habilidades afectivas, de tal modo que ello actúe en beneficio de su identidad y compromiso, así como en la optimización de las potencialidades creadoras, tendremos sujetos entonces sujetos pasivos ante su rol de consentimiento público.

Esto es, son vectores sin compromisos, tal como de hecho ocurrió muchas veces en los proyectos socio-productivos que fracasaron por el descuido y la omisión, en acciones inconscientes sobre las obligaciones éticas de la organización de la acción común, no por falta de capacidades para actuar, sino por consiguiente, por acción pasiva. Es decir, por omisiones onto-epistémicas concretas.

Vimos con preocupación estos resultados, y nos sorprendió mucho que los agentes estatales (INTI), quienes circunstancialmente, tenía que operar sus compromisos sustantivos, puesto que fueron planeados sectorialmente, y también nos preocupó éticamente, porque los sujetos o actores18 que debían actuar para producir socialmente, explicaron sus omisiones sin considerar los efectos negativos que estos pudieran tener en el metabolismo y su dinámica.

Sin embargo la actuación de sujetos, actores y agentes comunitarios tienen en la actualidad ánimo en el respaldo ético del proyecto de la Ciudad y su construcción, disminuyendo progresivamente la brecha entre capacidad de actuación, su complejidad, y la gestión cognitiva gnoseológica del proyecto que se desarrolla actualmente en el mundo ecológico de la ciudad.

II.- Contexto e imaginativas de la voluntad de un actor socio-político

En este contexto, terminamos preguntándonos ¿Qué actos han dificultado el avance socio-político del autogobierno de la ciudad, en relación a éxitos de mayor alcance socio-cultural sobre el metabolismo del “Buen Vivir”? Una respuesta inmediata a un aspecto pudiera tener asiento en la experiencia que nos la ofrece Carlos Matus, al referirse a las dificultades que tienen los gobernantes en sus vínculos o nexos con los gobernados, y viceversa. Dice pues, nuestro autor:

Hasta ahora hemos puesto más atención en el diseño de los programas de acción que en los equipos y métodos de gobierno, sin pensar que la capacidad de concebir y ejecutar imaginativas, eficazmente de un proyecto de gobierno que exige equipos humanos contestes en una visión, y prestos al manejo de métodos adecuados y potentes19.

Esta advertencia en el caso que revisamos, nos ha permitido observar que en la ciudad caminamos como auto-gobierno por actos “coyunturales”, más que por el énfasis en la acción pública de la ciudad como una totalidad en construcción.

La Autoridad Única de la ciudad, pensamos que ha valorado las capacidades para abordar los problemas o expectativas de la población, y por ello, viene accionando adecuadamente, respecto a los equipos, métodos, metodologías y sobre la visión mediante la cual actúan, ya que ha incorporado al ejecutivo comunal, a las mesas de gestión-diálogo, a los y las personas, e instancias, movimientos, frentes, que hacen vida actuante en la ciudad, entorno a las diversas actividades de la vida en la ciudad, actuaciones estas que nos parecen acertadas en cuanto al objetivo de empujar acciones contingentes y continuas.

Es indispensable sostener que esta ha sido la forma de fraguar la estructuración de un actor socio-político, cuestión además de interesante es particular. Este esfuerzo todavía no incide lo suficiente en las imaginativas de los actores, y tampoco cómo éstos ven afectadas efectivamente sus capacidades y potencialidades, en favor de los procesos de cognición para actuar, igual parece que los brebajes positivos cognoscentes que estimulan y fijan la dinámica societal, tienen en general posturas y compromisos discretos en cuanto sujetos activos comunales, sin que todavía ello se refleje en la reciprocidad dialéctica necesaria para el autogobierno de todos(as). Se avanza sustantivamente aún con lentitud.

Falta mucha formación política, teórica, metódica, metodológica y diálogo intercultural suficiente en la conformación de los equipos, y signar a su vez, los actores sobre el sentido del metabolismo del “Buen Vivir” de la ciudad.

La democracia protagónica en la ciudad exige que sus actores relevantes accionen congruentemente soluciones a los problemas comunes de la gente y mejoren la gobernabilidad comunal. Los órganos de derecho y justicia, los educativos, los culturales, sociales y la gobernabilidad en general, requieren por consiguiente de la Autoridad Única, y su ejecutivo de gestión, más y diversos soportes epistemológicos y metódicos, que permitan incidir en los actores sobre el desenvolvimiento en el metabolismo del “Buen Vivir” en el territorio, ya que es alrededor de estas acciones como se legitima y termina tributando la actuación del co-gobierno en el reconocimiento de origen, situación necesaria en torno a la creación de los nexos de credibilidad y confianza, quienes cohesionan poco a poco los imaginarios locales.

Enfáticamente pensamos que hay que profundizar y democratizar el sistema de autogobierno que se está construyendo a partir del fortalecimiento de los sujetos y actores, y sobre el diseño de las políticas y sus modos, modalidades de estructuración en los métodos, y programas de actuación, por parte de los diferentes sujetos de manera desconcentrada en el territorio, y en la organización y actuación en los diversos sectores planeados, actuaciones que en definitiva han de ayudar a mejorar la gobernabilidad pública y ampliar la legitimidad inducida en la credibilidad y legitimidad del gobierno comunal.

III.- Las Organizaciones, movimientos, instituciones e instancias corresponsables han de constituirse en agentes de la complejidad comunal

Las organizaciones societales de la ciudad, sean ellas de producción social, de origen mixto o de sentido comunitaria, deben actuar favoreciendo sus intereses particulares, en forma específica de quienes integran estas instancias de participación, sin dejar de lado, el fortalecimiento ontológico, epistémico y metodológico, en la actuación conforme al sistema integrado de gestión endógena comunal de cogestión, asociado al gobierno del Distrital Capital de modo interdependiente.

Así mismo, las entidades de atención estatales que hacen vida en la ciudad, en cuanto a la mujer, los niños y adolescentes, los infractores, y los pobladores de la tercera edad, han de arribar a la conformación de movimientos societales –de sustancialidad comunal- que puedan mantenerse y sostenerse en el desarrollo de las políticas y planes de protección y seguridad comunitarios.

Los estudiantes, en sus distintos niveles, han de conformar el consejo estudiantil de un movimiento local que pueda actuar en relación a los grupos estable de conocimiento, investigación e innovación, no solo para responder a las exigencias académicas, sino también para aportar a la creación y producción de bienes cognitivos, afectivos y de regulación, entre otros, para unir la reciprocidad dialéctica entre muchos y diferentes. Hay que acoplar los nexos a los distintos movimientos y actores junto al autogobierno de la ciudad y en su articulación (comunas o corredores, o ejes) sentar asociaciones estratégicas con los niveles territoriales de gestión, y administración, de manera pertinente y cónsona con el desarrollo socio-político de la nación20.

Aquí es donde -parafraseando a Matus- la Misión Sucre y NIGEL-UBV, tienen el deber de actuar como agentes socio académicos, que trabajen en reducir la distancia entre los problemas y las capacidades, pues se trata de acercar la realidad social y societal a las Ciencias Sociales, específicamente en lo tocante a “las ciencias y técnicas de gobierno, los métodos de planificación y la teoría de la organización”21.

Estas interacciones interdisciplinarias y transdisciplinares, hay que integrarlas a la gestión del auto-gobiernos, y a las otras formas de conducción directa, en forma corresponsables, así como en la agregación de instancias territoriales no estatales, y para las entidades de actuación, en el mejoramiento de los procesos de integración curricular, y de socio-gestión, para ofrecer y estimular la actuación planificada de la docencia, la investigación y las acciones de integración socio-comunitarias. Teniendo en cuenta para ello, el daño que produce la actuación fragmentada en territorios cuando los sujetos son los actores de la cognición segregada en la interacción dispersa, sin acercamiento integral a la epistemología, los métodos y programas de actuación críticos y creativos.

Una compleja arquitectura de mediación hay que convenir en la ciudad, que a nuestro juicio, sustantivamente consta de dos partes en este momento:

  1. Existe una economía mixta conformada por empresas sociales y particulares de diversos tipos, expendios de alimentos, prestación de servicios básicos y de mantenimiento, gracias a los subsidios estatales, unos, ya que hay otros de ingresos propios, que activan en la ciudad, como una forma alternativas de solidaridad, para terminar sosteniendo relaciones capitalistas de comercio y monetarias (Banca) de origen Nacional.
  2. Un conjunto de instituciones, instancias no estatales, movimientos sociales, y órganos estatales de carácter Público Nacional y el autogobierno comunal, en tanto soporte Distrital quienes en conjunto ejercen el Poder Político Público en la ciudad.

Esta reciprocidad comunal constituye una dialéctica que nos ofrece en el inicio fundacional de “otro” sistema político comunitario, uno que juega al metabolismo del “Buen Vivir” según nuestras apreciaciones, en cuyo lugar pudiera darse asiento de una experiencia societal que en forma de Red Agregada de Nexos, impacten el sistema político nacional, conforme a los efectos creados por las instancias, órganos e instituciones, comunales en su integración dialéctica al Poder Público Comunal.

Para ello el contexto ha de ser organizado en redes imaginativas de voluntad, pues si ellas se realizan pudieran permitir direccionar la cosmovisión del metabolismo comunal, así como el “Buen vivir” como modo de convivencialidad, y por lo tanto darían espacios y mecanismos para posibilitar enmarcar un agente activo en unas interacciones de interdependencia positivas sobre la finalidad de la ciudad como hábitat del “vivir bien”. Dice, al respecto Roger Bartra con sentido crítico, que:

Yo le doy mucha importancia a estos conceptos –refiriéndose al de mediación- porque me parece que permiten ubicar con precisión un ámbito social revelador de las condiciones en que se reproducen y legitiman los aparatos políticos. Las peculiaridades de estos procesos mediadores —y el grado de eficiencia con que funcionan— son como un barómetro que revela las presiones a las que está sometido el sistema político.22

Para lograr estas asociaciones vinculadas íntegramente, hay que combinar una mediación entre el Poder Popular y el Poder Instituido, quienes han de contribuir, aun cuando hayan tensiones y contradicciones en algunos momentos, toda vez, que se trata de incidir sobre las formas culturales diversas que existen en la ciudad, en sus imaginarios simbólicos y éticos, así como en su visión y metas por realizar en la construcción de legitimidad inducida en torno a las demandas, y a las fuentes del poder político de la ciudadanía comunitaria.

En este sentido la experiencia de gobernabilidad comunal en Ciudad Caribia, de continuar como marcha su desarrollo actual al parecer, tiende a sentar fundamentos y soportes de legitimidad y legalidad propias, si en efectos el agente comunitario se articula a los sujetos y actores diversos, sin entrar en conflictos, más allá de la sociedad que la rodea o del Distrito Capital quien la sostiene, y de la cual forma parte formalmente. Esto ha de ocurrir sin estorbar a las instituciones que tienen la competencia para ofrecer legalidad a sus decisiones consultivas, afianzando así en cada momento la legitimidad de origen mediante sus leyes orgánicas en la jurisdicción especial23 que corresponde aplicar.

Desde nuestra perspectiva, pensamos y así lo comunicamos, que si con nuestra contribución y la de otras instancias del conocimiento y la investigación, actuamos para fortalecer las redes imaginativas de la voluntad, y logramos que ellas expresen un interés común para construir una “experiencia política de gobernanza propia”, estaremos colaborando al ejercicio de una forma de gobernar democráticamente en forma directa tal como la aspiran las distintas formas de gobierno24 en la ciudad.

Tal como lo enunciara Bartra, al referirse a Niklas Luhmann, se trataría de orientar una actuación para diseñar y construir:

Un sistema auto legitimado, autónomo, fundado en una racionalidad normativa especial, tanto en su capacidad administrativa, como en la voluntad de operar las capacidades locales en la construcción del Buen vivir como modo de vida integral. Por ello: para continuar en el ámbito de la termodinámica de los sistemas abiertos, tendríamos una actividad gubernamental estructurada de tal forma que lograría no sólo dominar sino además reducir la complejidad del medio ambiente social circundante en la medida en que aumentase la complejidad de la acción política. Es decir: uniformidad caótica —entropía— en la sociedad y orden sistémico en el gobierno25.

Este desafío teleológico está en nuestras manos y las de todas las instancias que abrigamos afectos por el desarrollo sustentable, ecológico, socialista y democrático de una Ciudad Compacta.

IV.- Más que dominar hay que convencer en la Ciudad

Es necesario entonces construir credibilidad y confianza en la Ciudad. Es indispensable en cuanto propósito orientar y generar un periodo de reconocimiento e identificación comunitaria por parte de las poblaciones asentadas en el territorio, tanto en sus vínculos institucionales, como en sus relaciones protagónicas en instancias de organización del tejido de la ciudad, igualmente, de estos con la diversidad de órganos y medios comunales de gestión y desarrollo, de modo solidario y de formas de sustentabilidad propias26 social y política en la ciudad. Hay que convencer más que dominar o imponer.

En este contexto hay que plantearse hurgar en desafíos y propuestas que doten la expansión y el crecimiento del territorio, ahora cuando apenas comienza la Ciudad a evolucionar, emplazar y producir experiencias socio-productivas y de gestión política en la ciudad27, conforme a las articulaciones entre actores y agentes territoriales de importancia para la integración y la cohesión societal.

La gente quiere además tener un sentido de propósito en la vida, un sentido de potenciación. En tanto miembros de familias y comunidades, las personas valoran la cohesión social y el derecho a afirmar sus tradiciones y cultura propia28.

¿Cómo se socializa un conocimiento pertinente? Mi sugerencia basada en mi experiencia apunta a la utilización del constructivismo lingüístico, es decir, el uso sistemático de la palabra y del discurso para simultáneamente crear sujetos y realidades hasta generar una sinergia cognitiva29, que dé paso al consenso y, mediante él, al poder político, insumo indispensable para sacar la propuesta del “gabinete de las utopías”. Esto debe organizarse mediante el establecimiento de conversaciones sociales (conversaciones profesionalmente estructuradas entre actores/sujetos)30.

Es indispensable entonces, pasar de la conversación a el diseño y elaboración de un Proyecto político para el territorio en su articulación al proyecto país.

Las identidades son un asunto tanto del “ser” como del “llegar a ser”. Están sujetas al continuo juego de la historia, de la cultura y del poder, de las prácticas y de las relaciones cotidianas, de los símbolos e ideas existentes. Subraya Larraín que este enfoque de la identidad no sólo mira al pasado sino también al futuro y asocia la identidad con el «proyecto». La pregunta por la identidad no es sólo “qué somos”, sino también “qué queremos ser”31.

Arocena propone definir “sociedad local” como “un territorio con determinados límites, portador de una identidad colectiva expresada en valores y normas interiorizados por sus miembros, y que conforma un sistema de relaciones de poder constituido en torno a procesos locales de generación de riqueza. Dicho de otra forma, una sociedad local es un sistema de acción sobre un territorio limita do, capaz de producir valores comunes y bienes localmente gestionados”32.

V.- Tenemos que potenciar la emergencia de una cultura del “Buen Vivir”

Potenciar el metabolismo de la ciudad y en ella instalar relaciones sistémicas que nos ofrezcan prácticas e intercambios cónsonos a nuestra comunidad y según las expectativas de los agentes, actores y sujetos comunales, es decir, como en palabras de la profesora Iraida Vargas, al referirse al rol de la cultura en la formación de la identidad, es necesario para ello, según nuestra autora comprender la significación de los hechos en el comportamiento humano, de suerte que ello nos permita asumir, el valor como una construcción societal, esto es:

Valor se refiere, entonces, a una relación; es un significado; unifica y no puede ser separado de los hechos. Podemos decir que el proceso para generar significación posee dos aspectos: el subjetivo, en el plano de la conciencia, reflejo cognitivo de la realidad, y el objetivo, en la instancia del ser social. Ambos se dan en simultaneidad…33

De allí que para dotarnos de una cultura de lugar en la ciudad, hay que trabajar en su construcción, ello es posible pues la interculturalidad llegada a este territorio tiene muchos bienes tangibles e intangibles que los generan, si los trabajamos adecuadamente, la estética necesaria y la ética de una voluntad del común en cuanto proceso y resultado del tránsito de su gente en la vida en comunalidad.

Por su parte, Bernardo Kliksberg34, apoyando el planteamiento de Stiglitz (1998), argumenta que la cultura es un factor decisivo de cohesión social en el que las personas pueden reconocerse mutuamente, cultivarse, crecer en conjunto y desarrollar la autoestima colectiva. Esto representa un gran aliado del desarrollo local ya que, preservando los valores culturales, se constituye una gran fuerza cohesiva en determinada época que, en otras oportunidades puede estar ausente. Esta fuerza es una que articula distintos agentes y promueve de hecho miradas diversas para coexistir bajo la armonía del metabolismo societal y social.

Para lograr este agregado se hace necesario potenciar el sistema organizado de la educación en la ciudad, en sus niveles y modalidades, para generar procesos formativos experienciales o bajo la orientación epistémica de la denominada pedagogía de contexto35, que estamos empeñados en conjugar en las prácticas de investigación y de integración socioeducativas en la ciudad.

El desempeño que se exige para actuar sobre valores y argumentos de este enfoque, tienen en el maestro Mariano Picón Salas, en nuestra visión comunal en cuanto fuente de conocimiento y comportamiento, posee una postura ética que asume lo cultural como ontología de la acción, y por lo tanto, la Cultura tiene valor en tanto surge como voluntad y necesidad interna más que como mecánica imitación de lo que viene de fuera. Su carácter foráneo, inadaptado, es el mayor obstáculo que pesa sobre nuestro sistema educativo. (Destino y Educación Venezolana, RNC, Nº 6, 1939). Y agrega, refiriéndose a la cultura, el efecto que a nivel continental esta posee, pues sobre el contraste muy hispanoamericano de tremendas desigualdades de riqueza y de miseria, de cultura e ignorancia corre nuestro desnivel social36”. Esto es, la misión de nuestro sistema educativo comunal y de las diversas formas de gobernabilidad y gobernanzas descansan, entre otros procesos y manifestaciones en el educativo que ha de tener fuentes de recreación y resignificación de las prácticas educativas en la ciudad, el origen de una formación que crece y evoluciona a partir de sus reflexiones situadas, y de las orientaciones que estas experiencias orienten sobre sus distintas modalidades al afirmar el sentimiento y la identidad caribiana. Tenemos entonces que reconocer en la ciudad el enfoque Geo-histórico que recupere los territorios de origen de la misma, y para ello, es indispensable elaborar la memoria que permita analizar la diversidad del actores, agentes y sujetos en torno a su arraigo popular, e integrar sin discriminación a quienes hoy tienen manifestaciones múltiples y expresiones diversas en su multiculturalidad, y desde luego, una vez asentados en estas reflexiones y acciones, exigen por supuesto pensar nuevas formas de conversar y dialogar en un movimiento de ciudad ecológica socialista.

Es por esto que se necesita un esfuerzo creativo de naturaleza promocional que entronque con una nueva cultura científica, innovadora, y, tecnológica en la ciudad, para lo cual el Plan de la Ciudad ha de considerar los siguientes conceptos y mecanismos:

  1. Métodos de planificación, orientados a garantizar la incorporación activa de todos los actores, tanto en el mundo académico, como los que representan otras modalidades de conocimiento;
  2. formación de redes de conocimiento, articulados con los problemas de la sociedad, a fin de incentivar la eficiencia de las políticas y realmente incidir en la solución de los problemas regionales y locales;
  3. el impulso de la transdiciplinaridad y la colaboración activa;
  4. la identificación de las capacidades existentes en el país para garantizar su socialización y promover el equilibrio regional, y
  5. el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el proceso de democratización y articulación de redes de conocimiento, como mecanismo estratégico para difundir de manera masiva y sistemática el conocimiento de la ciencia, la tecnología y la innovación, estimular el pensamiento científico y el interés de la sociedad hacia temas científicos y tecnológicos, así como el respeto y reconocimiento social de los pensadores, intelectuales, científicos e innovadores populares que contribuyan con la creación de una sociedad del conocimiento sólida y equitativa para el país (Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, 2005-2030)37.

En resumen hay que procurar la construcción de una cultura del “Buen Vivir” que dinamice los factores y dimensiones que estructuran las relaciones y los intercambios en la ciudad consigo misma y con el exterior. Hay en nuestra opinión que construir desde abajo comunalidad e incidir desde ellos y con nosotros, los planes de desarrollo comunal, lo que significa construir una propuesta de Buen Gobierno; es decir de “Gobierno múltiple” uno que haga concurrente distintas formas y modos de gobernar para situar un proyecto común desde el territorio, que facilite visibilizar la ciudad viva en sus expresiones interculturales, mostrando sus trazos culturales, sus subjetividades simbólicas, afectivas, estéticas, capaces de incidir en lo común del esfuerzo entre agentes, actores y sujetos como un todo.

Ofreciendo además de hecho la oportunidad de crear legitimidad sobre el poder constituyente y empujar oportunidad con-vivencial con el poder constituido, de manera que esta doble vialidad, influya en la fundación y recreación del Poder Comunal, quien ha de dignificar las acciones técnicas, organizativas, administrativas, políticas y gnoseológicas en general, desde los anteojos que valoren los enfoques de la diversidad, la sostenibilidad, las tecnología populares, y la feminidad en tanto criterios transversales de la cultura naciente del “Buen Vivir” en la Ciudad.

VI.- Hemos aprendido que se necesita tener un método para actuar y enredar los agregados culturales

En la ciudad hay que vertebrar e interconectar los distintos sujetos, actores y agentes territoriales que hacen vida activa en la ciudad, son ellos si se quiere el sujeto emergente, de naturaleza popular y con vinculación ético-políticos entre los movimientos sociales, políticos y tecno administrativos, que se manifiestan de las diferentes formas y modos de gobernarse y gobernar la Ciudad, como una fuerza en condensación, un todo metabólico que se inunda en los proceso transicionales ente el vivir mejor de hoy hacia el “Buen Vivir”, como urdimbre de satisfactores éticos y políticos en la equidad y el bien-estar en la ciudad.

Para ello proponemos impulsar articulaciones entre capacidades para actuar, desde la óptica de visiones compartidas, y modos de relacionamiento e interacción de las capacidades, entrelazados de agentes pensados como un todo, buscando en la mirada de sujetos populares, las distintas conexiones que entretejen actores para generar sinergias y autodesarrollo comunal, así como, exhibir a partir de esta visión, las influencias en/de los movimientos, organizaciones, redes, que abren espacios de autodiagnóstico con sentido político pedagógico para reflexionar el autoaprendizaje social en las diferentes manera se actuar, facilitar, catalizar, entre lo importante interiormente al gobierno comunal y sus estructuras, como en sus nexos extraterritoriales del mundo exterior a la ciudad. Por ello es que sugerimos:

  1. Impulsar los frentes de trabajo, consejos populares, los movimientos sociales, las organizaciones territoriales, las redes, la apertura de espacios de autodiagnóstico con un sentido político-pedagógico, es decir, articular los procesos de reflexión y autoaprendizaje en torno a las formas de hacer, de organizarse en lo interno y lo externo, y de incidir en políticas públicas.
  2. Dinamizar la red comunal, hay que situar colectivos (formal o informal, de determinada organización o conformado por personas de distintas organizaciones) capaces de cumplir un papel de facilitador y catalizador en estos espacios de autodiagnóstico, auto-aprendizajes y co-aprendizajes, situados en la reflexión-acción de la investigación y la integración socioeducativa.
  3. Apoyar la dinámica del metabolismo de la ciudad, las estructuras y medios para la acción que han de conformarse en los espacios de autodiagnóstico, de modo que agentes catalizadores puedan asumir el papel de visibilización y de enlace o puenteo entre distintas luchas, distintas instituciones, instancias, procesos y tipos de actores, sujetos, contribuyendo a acrecentar la fuerza política de la ciudadanía organizada.
  4. Potenciar estas formas y medios de auto referenciar y auto-conocimiento que tienen los intercambios en red, y sus acciones transformadoras entre medios idóneos para avanzar en la reconceptualización de las propias organizaciones, movimientos, y las redes de red, quienes han de construir el mapeo de las articulaciones entre capacidades, expectativas, y soluciones posibles, en tanto urdimbre social y societal de la ciudad.

A medidas que se cumplan estas formas de organizarse los distintos agentes, sujetos y actores, en el territorio y en la dinámica natural de los metabolismos societarios en particular, el momento, de actuar en relación a su metabolismo socio natural, adquiere valor al implicar la transformación de la naturaleza. El ser humano en este contexto, modifica el medio natural para su propio usufructo y fines. A su vez también actúa sobre su medio externo y se transforma a sí mismo.

En estas interacciones inventa y crea nuevas realidades, relaciones, interconexiones, entre el agente como totalidad y la interiorización de las correspondientes habilidades creativas como sujeto o actor técnico, quien modifica a la vez sus capacidades receptivas. Lo mismo ocurre cuando cualquiera crea belleza, ordena el sistema productivo societal, asimilando mucha sensibilidad para interactuar con los grupos que investigan y definitivamente en buena medida, se vuelve artistas, artesanos, del vivir viviendo en cuanto realizadores y arquitectos a la vez.

No puede estos agentes gozar de la salud y su sana vivencia, si no se es capaz de abrigar –al actuar- en la prevención el derecho-deber a enfermarse poco, sin haber creado en cuanto sujetos activos las políticas de prevención y actuación en tiempo real, explicaciones estas adecuada al plan de la nación (léase Plan de la Patria). Por esto la evolución humana no puede entenderse sólo como una historia del uso de la técnica, en nuestro caso, es indispensable reconstruir la emergencia de la Ciudad en su contexto, el rol de los agentes distintos, la enunciación debida, así como contextualizar en el ahora y en futuro, los hallazgos monetarios38 en cuanto referentes posibles al inicio de este trabajo de investigación, atendiendo de hecho al refinamiento de las personas o pobladores en cuantos seres humanos en desarrollo progresivo.

Por lo tanto el o la caribiana, a medida que afirma su poderío sobre las cosas inventando nuevas realidades, va en lo sustancial como sujeto activo y ser humano a desarrolla un sinfín de capacidades, habilidades y destrezas receptivas, unas veces como espectador, y otras, como protagonista efectivo, de sus innovaciones o creaciones. Así la evolución humana comporta, una expansión más allá de lo biológico, un crecimiento tanto como actor dispuesto a, o en la receptividad de sus creaciones a fin de que los seres humanos puedan ejercer sus derechos a vivir bien.

VII.- ¿Cómo se establece en el caso de estudio la relación epistemológica entre la observación y la realidad?, ¿Cómo delimitar el sistema? Y ¿Cómo establecer las distinciones?

El objeto de la indagación que hemos realizado tiene puesto los ojos al momento de elaborar este ensayo en una forma de establecer (enunciar) algunas explicaciones, sobre el sentido que cobran los nexos y sus distinciones que se advierten según las capacidades para actuar y las orientaciones tomadas por los agentes, luego de decisiones ante expectativas y demanda entre los actores en la realidad. Se trata a nuestro juicio, de acogernos a un enfoque epistemológico que tiene referencia en la dualidad teórica y paradigmática existente entre la capacidad subjetiva de tomar posturas frente a la construcción de los sujetos producto de un sistema organizado de relaciones político-estructurales, a partir de activar medios y procedimientos para ejercer el autogobierno en la ciudad.

Esto es la situación que deseamos explicar, la Ciudad la tomamos como un sistema vivo que procura su identidad, de modo tal, que para lograrlo, impulsa una dinámica que acerca progresivamente a los actores o agentes locales, buscando para ello, sentar posturas, mecanismos y procesos comunicativos y participativos, quienes apuntan a procesos vividos y no-vividos, quienes permean los sujetos anclados en la socio gestión comunal39.

Por ello asumimos como punto de vista el constructivista-fenomenológico, apreciando en las interacciones entre la Autoridad Única, su ejecutivo y las mesas sectoriales, observaciones participantes, y no participantes, desde esta visión consideramos también el observador, siguiendo a Luhmann en la idea de observación del propio observador.

El observador necesita según el trabajo realizado, previamente definirse respecto de lo observado, constituyendo este acto una continuidad o sinergia de procesos comunicativos. Estos se manifiestan en la delimitación del objeto de investigación y en los métodos y técnicas utilizados para aplicarlos en nuestro acercamiento cognitivo.

Para Luhmann por ejemplo, no se trata que el observador explique lo “debe ser” del fenómeno observado, sino como “es” él momento observado40, por lo que el papel del observador es esencial para evitar que afecte al sistema observado. El análisis de la complejidad social, léase el metabolismo del “Buen Vivir”, y en particular, cómo se está conformando el sujeto activo en Ciudad Caribia, solo puede realizarse bajo la abstracción en el nivel de la complejidad teórica, cuyo centro es el sistema en su dinámica, interpretado como un conjunto organizado de interacciones políticas-estructurales, terminan dotadas de propiedades, capaces de ofrecer explicaciones y análisis sobre el autogobierno y su organización actual.

Las distinciones se explican a partir de observar cómo aparecen los hechos en los intercambios instituyentes, y constituyentes, es decir, en la fundación previa de la forma, y el encuentro, intercambio entre agentes sustantivos para la comprensión. No puede en el caso de estudio, distinguirse claramente la forma sin la intervención de un agente, que es quien realiza la acción de construir y modificar una o varias relaciones complejas.

Notamos que la brecha entre capacidades para actuar y las expectativas para decidir, se reduce cada vez más en la ciudad, pues la organización del sistema y sus medios y procesos de comunicatividad y organización territorial se acercan.

Comienzan a estructurarse vínculos o nexos entre las mesas sectoriales y el autogobierno como un todo sistémico sistemáticamente. La operacionalización de esta idea se apoya en la actualidad en tres procesos interactivos a) El diálogo, para superar tensiones y contradicciones. b) La recurrencia al discurso que engrana prácticas con efectos circulares en forma de espiral que afectan a todo fenómeno humano. c) Razonamiento de la totalidad hologramática en cada acción41, del mismo modo que esta se encuentra regularmente en el todo omnilateral de la ciudad. Enfoque que estrecha interconexión entre el método que procura del conocimiento y la cosmovisión filosófica y teórica que lo acompaña42.

Materiales y métodos

Hemos partido de la idea-fuerza según la cual la naturaleza de este trabajo de investigación es cualitativa y para actuar el o los investigadores recurren a metódicas de la hermenéutica y el cuidado en la observación de la fenomenología fundamentalmente. El contexto lo constituyen las distintas terrazas que organizan la localización de los pobladores en el lugar, entre los años de fundación de la Ciudad, y el lapso que va de 2016-2018, constituyendo de interés las unidades de análisis: los agentes, actores y sujetos, quienes se han entrelazados progresivamente en cuerpo ejecutivo y las mesas de diálogo en la ciudad.

VIII.- Resultados y discusión del trabajo en marcha

Se observa el interés e importancia que supone el acercamiento a la explicación e interpretación de la brecha entre capacidades y decisiones, como se inicio el trabajo exploratorio por nosotros y otras compañeras.

Este acercamiento epistémico lo hemos realizado tomando como referentes el mito de las cavernas de Platón, que nos permite valorar a los pobladores desplazados por efectos naturales, ubicados en albergues cerrados, durante un tiempo, para luego de esta experiencia (oscurana), les tocó ser trasladados por el Estado a la Ciudad Caribia (léase encuentro con la luz aparente) un día, sin las amarras del albergue, y de hecho, con las reflexiones inconclusas sobre su tragedia en los sitios de origen, enunciación que ocurre en un momento dado, donde se encuentran de pronto en el tejido societal, signados por la dignidad, el nuevo amanecer, las prescripciones, leyes, reglas, y normas, que han decidido otros, sin la experiencia en ellos o ellas del mito y sus consecuencias, es decir, en un amaneciendo de golpe en la ciudad, entre los lazos de un orden cultural y político nuevo, uno que enmarca al sujeto, los actores y a los agentes, en otro estilo de vida, cuyos rasgos evidentes son los del vivir viviendo, fenómeno este, desconocido que los recibe sin las explicaciones sustanciales, y obviando los argumentos propios del cambio, entre el aluvión y la luz, que un día les amaneció. A nuestro juicio, siguen encadenados a unas inexplicación que carece de memoria y sentidos con respecto al alumbramiento y los sueños.

No han tenido tiempo para la inflexión que evidencie todavía la visión del mundo que los habita y les permite re-conocerse y re-significarse en cuanto actores o sujetos que tienen derechos y deberes en la nueva realidad. Por el contrario están dominados por una experiencia tras la cual no volvemos a pensar ni sentir del mismo modo vivido, esta es una epistemología del caribiano, que emite su alcance en un metabolismo del “Buen Vivir”, proviene de la dinámica que apenas comienzan a internalizarse y asumirse en el nuevo contexto y el discurso práctico. Pensamos que todavía no están establecidas las dimensiones y los subsistemas necesarios para ofrecer las interacciones entre realidad y cosmovisión del orden socio-cultural y político que les toca construir para vivir bien y mejor.

Al respecto existe pues, un sujeto persona-Estado en funciones de corresponsabilidad entre el gobierno comunal y sus diversas formas socio-políticas de organización en el territorio de otras maneras propias para decidir y hacer. Comienza a fraguarse un sujeto popular en condiciones desiguales de reciprocidad cognitiva, productivas, creadoras y emocionalmente sorprendidos por el efecto cavernas sobre la claridad o la luz.

En efecto, la dignidad emergente y el respeto entre diferentes e iguales aún no brota con el sentimiento íntimo de la identidad y la alteridad del ser, quien desenvuelve a buena parte de la población en una vida sin emoción aparente, y en la carencia de sentidos del vivir, sin valorar el talento y el talante de sus personas, carentes de regulaciones propias y del acceso a los bienes comunes y los servicios públicos como el resultado de una reivindicación de sus derechos conculcados por muchos años por la democracia representativa de naturaleza liberal autoritaria.

Existe mucha indecisiones en ellos y poca valoración de sus capacidades tanto para decidir, como para significar el sujeto legitimador que son en lo factico. Menos comprender que su lugar en la ciudad se corresponde con un estado en la situación económica social, en el orden cultural, y en los intercambios éticos-políticos, en una formación social y societal para la igualdad y las diferencias en el mantenimiento efectivo de los derechos y deberes al “Buen Vivir” como seres humanos, sin discriminación.

Así, el buen vivir como dice Acosta43 en definitiva, plantea una cosmovisión diferente a la occidental al surgir de raíces comunitarias no capitalistas. Rompe por igual con las lógicas antropocéntricas del capitalismo en tanto civilización dominante y también de los diversos socialismos realmente existentes hasta ahora, que deberán repensarse desde posturas socio biocéntricas.

Para otros como Delgado44, el buen vivir no se sustenta en una ética del progreso ilimitado, entendido como la acumulación permanente de bienes, y que nos convoca permanentemente a una competencia entre los seres humanos, con la consiguientes devastación social y ambiental.

El buen vivir se fundamenta en una ética de lo suficiente para toda la comunidad, y no solamente para el individuo. Su preocupación central no es acumular para luego vivir mejor. De lo que se trata es vivir bien aquí y ahora, sin poner en riesgo la vida de las próximas generaciones, lo que también implica distribuir y redistribuir la riqueza y los ingresos para empezar a sentar las bases de una sociedad más justa y equitativa, es decir, más libre e igualitaria.

Es impensable imaginar el futuro a costa de los sacrificios en el presente, como tampoco es admisible imaginar el presente sacrificando el futuro. Lo lógico en nuestra cultura es: “tenemos que estar bien ahora para estar bien por siempre”. Bajo este pensamiento, no se trata de vivir como sea (con plomo o arsénico en la sangre para arañar migajas de bienestar), sino vivir con dignidad, como seres humanos45.

Una ontología para el “buen vivir” está emergiendo en ciudad Caribia

Hay también una ontología en emergencia en la ciudad, pues está en construcción una mirada común para interpretar el mundo y reconocerse en él, es el producto de sus interacciones actuales con su memoria común, y diferenciada, quien da lugar al surgimiento de un ser social popular que decide y puede atreverse a resistir y transformar. La racionalidad en construcción es civilizatoria entorno a sus memoria ancestral y la reconstrucción en los suyos de otra visión y otra experiencia sana en un ecosistema sustentable y socialista.

Boaventura de Sousa46, es categórico en señalar que la injusticia social se basa en la injusticia cognitiva. Por ahora, no cabe la posibilidad de confrontación y diálogo entre conocimientos y sabidurías distintas. La versión oficial se limita a considerarnos en el territorio como sujeto activo en otra manera de conducir el desarrollo social y vivenciar sus aportes culturales y éticos a la dignidad y el respeto re-conocido de cada quien según su necesidad y cada cual según sus aportes a la creación de la vida toda47.

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1 Docente investigador de la UBV-PEII. Profesor Agregado. Coordinador del Núcleo de Gestión Educativa Local” (Nigel), adscrito al Centro de Estudio Sociales y Culturales (CESyC).
2 Tratado de Ciencia Política / coordinación de Gustavo Ernesto Emmerich y Víctor Alarcón Olguín. — Rubí (Barcelona): Anthropos Editorial; México: UAM. Iztapalapa. División de Ciencias Sociales y Humanidades, 2007.
3 La ley Orgánica del Poder popular contempla esta forma de gobernabilidad pública como una expresa manera de ejercer la soberanía cuando el pueblo decide autogobernarse, sea en Ciudades Comunales, consejos o formas directas especiales de gobierno, tal como es el caso de Ciudad Caribia.
4 Ver en este sentido en el texto sobre: “Tratado de Ciencias Políticas”, el trabajo sobre Federalismo vs. Unitarismo, del Profesor Miguel González Madrid. En este trabajo el federalismo y sus asimetrías en ese país, en diversos aspectos, son de hecho considerados aunque no gozan de un régimen especial constitucional para ello, mientras que en nuestro caso, existe el régimen normativo especial de naturaleza constitucional, expreso en los aspectos de su objeto, ámbito y alcance en “la Ley orgánica del Poder Popular” quien determina potestades para actuar en jurisdicción especial, en este sentido.
5 Ibídem en la introducción del texto.
6 El sociólogo de origen húngaro y fundador de la sociología del conocimiento (1947).
7 Tratado de Ciencia Política / coordinación de Gustavo Ernesto Emmerich y Víctor Alarcón Olguín. — Rubí (Barcelona): Anthropos Editorial; México: UAM. Iztapalapa. División de Ciencias Sociales y Humanidades, 2007.
8 http://www.webdianoia.com/platon/textos/platon_caverna.htm
9 Una dirigente proveniente del Barrio Federico Quiroz en el Distrito Capital.
10 Se refiere a instancias del Poder Popular y otros participantes que pertenecen a los movimientos sociales de la ciudad.
11 Se refiere a las instituciones y sus representantes instituidos.
12 Varias veces estos han tenido una eficiencia débil en torno a los problemas locales.
13 Vocablo latino agens, según la Real Academia Española, y se refiere a la persona social, que actúa con poder de otra, ello definido en su alcance y significado en la Ciudad.
14 En los esfuerzo por registrar los Consejo Comunales y su organización en Comunas hay más de tres años de insistencia.
15 Recordemos que en la organización del autogobierno comunal, existe una Autoridad única, un Consejo Ejecutivo Comunal y las mesas de gestión y diálogos para decidir sobre la ciudad.
16 Las actividades festivas frecuentemente abonan en la legitimidad de las autoridades locales.
17 Gobernabilidad: generación de consensos y articulaciones entre los distintos sectores sociales
18 Agentes individuales que deben ser identificados en forma específica y evaluados en función del Poder que detentan, sea por su riqueza, inserción en la malla de organizaciones sociales, por su ubicación política, o por otras causas.
19 Discurso de Carlos Matus en la presentación de su libro sobre; “Adiós, Señor Presidente”, además es Magíster en Alta Dirección y Planificación Estratégica, vivió en Venezuela luego del golpe de estado contra el Presidente Allende, y fue ministro de Economía de Chile, 1972. Funcionario del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (PNUD-ILPES).
20 Ajustado estos movimientos al Plan de la Patria 2013-2019.
21 Carlos Matus “Adiós, señor Presidente”. 2014, PP. 137-140
22Bartra, Roger (2001). La crisis del sistema político mexicano: mediaciones democráticas y redes imaginarias. Revista Renglones. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. http://quijote.biblio.iteso.mx/licencias/CC-BY-NC-ND-2.5-MX.pdf .p100.
23 Las distintas leyes del Poder Popular en el contexto constitucional crean condiciones normativas para sentar formas de actuar y de legitimidad si se crea el sistema político comunal.
24 Sean comunas, consejos comunales, movimientos sociales, movimientos políticos, autogestión y cogobiernos instituidos, etc.
25 Ibídem p.102
26 Sustentabilidad: proceso de desarrollo sostenido en el tiempo en base a la solidaridad intergeneracional y la formación de capacidades.
27 La emergencia del Frente de productores y sus vínculos con la autoridad única en los proyectos cárnicos y de riego, son un actor importantísimo para la ciudad.
28 Boisier, Sergio (2001). Desarrollo (local): ¿De qué estamos hablando? Artículo publicado en Madoery, Oscar y Vázquez Barquero, Antonio (eds.), Transformaciones globales, Instituciones y Políticas de desarrollo local. Editorial Homo Sapiens, Rosario, 2001.p.3
29 Definida como una capacidad colectiva para alcanzar objetivos colectivos democráticamente establecidos, capacidad basada en compartir una misma interpretación acerca de la estructura y dinámica de los procesos sobre los cuales será necesario intervenir. Véase Boisier (2000b). p.38
30 Boisier, Sergio (2004). Desarrollo territorial y descentralización. El desarrollo en el lugar y en las manos de la gente. Revista Eure (Vol. XXX, Nº 90), pp. 27-40, Santiago de Chile, septiembre 2004. (Artículo)p.38
31 Larraín Ibáñez, Modernidad, Razón e identidad en América Latina, cap. 6, Santiago de Chile, 1996. Acerca de la complejidad de las configuraciones actuales de la identidad ver García Canclini, 1995.
32 Arocena, José. El desarrollo local, un desafío contemporáneo, Caracas, Nueva Sociedad-CLAEH, 1995.p.20
33 Vargas Arena, Iraida (2005). Visiones del pasado indígena y el proyecto de una Venezuela a futuro. Revv. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2005, vol. II, N°2 (mayo-agosto), pp187-210. p.190.
34 Ver capital social y cultura, claves del desarrollo. Ponencia del 24 de febrero de 2016. Centro de Conferencias Enrique V. Iglesia. Washington.D.C.
35 Sobre este tema trabaja en su investigación y sistematización actualmente la Dra. María Figueredo, integrante del Núcleo de Investigación en “Gestión Educativa Local”, de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
36 Picón Salas, Mariano (1966). Suma de Venezuela. Antología de páginas Venezolanas. Caracas. Venezuela: Editorial Doña Bárbara. 1ra. Edición. p. 78.
37 Innovación y desarrollo local en Venezuela. Economía XXXV, 29 (Enero-Junio, 2010) p.147.
38 Moneda del año 1852 encontrada en las ruinas aledañas a la ciudad, durante la expedición del Diplomado sobre Políticas Públicas, dictado por UBV-NIGEL y la Fiscalía General de la Nación, durante un tiempo en el 2013.
39 Vidal, Josep (2001). La búsqueda de la realidad de la verdad: una aproximación a partir de la Teoría Sociológica. Núcleo de Altos Estudios Amazónicos, Universidad Federal Do Pará. Belém, Brasil.
40 El subrayado es nuestro por el interés que reviste en la investigación.
41 Pensada gramaticalmente como capacidad de captar, registrar y reunir la información que está presente, produciéndose o por producirse, pero que aún no es visible sino mediante una explicación inicial o interpretación dada.
42 Los subrayados son nuestros por el interés que tienen en las maneras de obtener información.
43 Acosta, Alberto (2015). Algunas reflexiones económicas y no tan económicas. En: Revista Política y Sociedad. Vol. 52. Núm. 2. Madrid España: Universidad Complutense de Madrid
44 Delgado Ramos, Gian Carlo (2014). Metabolismo social y el bien común de la humanidad: ecología, economía y política. En: Buena Vida, Buen Vivir: Imaginarios alternativos para el bien común de la humanidad. México: Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. UNAM.
45 Delgado, Gian. Centro de Investiga en Ciencias y Humanidades de la Universidad Autónoma de México.
46 De Sousa Santos, Boaventura (2010). Refundación del estado en América Latina. Instituto Internacional de Derecho y Sociedad. ILDIS/Programa Democracia y Transformación Global.
47 El subrayado es nuestro por el interés que tienen en las maneras de obtener información.
Artículo enviado por su autor a la redacción OVE
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