Muriel Poisson: «La corrupción en el sistema educativo es un fenómeno a escala mundial»

Francia / 15 de junio de 2018 / Autor: Marina Alías / Fuente: Voz Pópuli

A principios de los 60, la Unesco creó en París un instituto para fortalecer las capacidades de los estados miembro en el campo de la planificación y la gestión educativa. Tras años de experiencia, Muriel Poisson, una de las investigadoras del centro, asegura que no se puede obviar la corrupción en escuelas y universidades

Favoritismo, nepotismo, clientelismo, trabajadores fantasma, tráfico de influencias, contratación de familiares y amigos, sobornos o la extorsión y la malversación de dineros públicos… La corrupción abarca un amplio espectro de conductas que afectan, aunque durante años haya sido tabú, a los sistemas educativos. Y no solo en los países en vías de desarrollo. Según la investigadora Muriel Poisson, responsable del Programa sobre Ética y Corrupción en la Educación en el Instituto Internacional de Planificación Educativa (IIEP), la corrupción en escuelas y universidades es un problema a nivel mundial que también afecta a Europa.

Hace más de diez años, esta investigadora francesa comenzó a estudiar las malas prácticas cometidas en el ámbito educativo en el marco de sus funciones dentro del IIPE, un centro creado por la Unesco en París a principios de los años 60 para fortalecer las capacidades de los estados miembro en el campo de la planificación y la gestión educativa. Aunque la misión del instituto es promover el desarrollo de competencias para la definición y la implementación de políticas, así como de estrategias de cambio educativo, Poisson asegura que no se puede obviar el tema de la ética y la corrupción en escuelas y universidades.

Junto al también investigador Jacques Hallak, presentó en 2010 un extenso informe titulado ‘Escuelas corruptas, universidades corruptas: ¿Qué hacer?‘, en el que explica que la estrategias más eficaces para mejorar el gobierno, la transparencia y la rendición de cuentas en la educación se basan en principios iguales «tanto en los países ricos como en los países pobres» y consisten en mejorar el marco regulador, reforzar la capacidad de gestión, y establecer un control social sobre el uso de recursos. Según los autores, un proverbio oriental lo ejemplifica de forma gráfica: Dejar abierta la puerta de la despensa es una invitación a robar.

¿Qué les llevó a estudiar la corrupción en el sector de la Educación?

Comenzamos a trabajar en el tema de la corrupción hace unos quince años, en un momento en que el tema no era tan discutido como lo es hoy. La función del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) de la Unescoes apoyar a los ministerios de educación en el desarrollo de sus sistemas educativos en todo el mundo, pero en la práctica de nuestra profesión, no podemos darnos el lujo de no tener en cuenta la corrupción. Si hablamos de financiar los sistemas educativos, no podemos ignorar el hecho de que algunos de los recursos asignados a las escuelas nunca llegan esos sistemas debido a la apropiación indebida de los fondos.

¿Cuáles son los problemas más recurrentes?

Existen múltiples problemas de corrupción en el sector educativo. El primero, se relaciona con el financiamiento de la educación y la pérdida de fondos. Por ejemplo, cuando un ministerio asigna cien dólares, a veces solo 80 llegan a las escuelas debido a la recaudación de fondos.

La contratación de personal del propio Ministerio de Educación, de autoridades descentralizadas y del personal a nivel escolar y universitario es otro de los problemas. La dificultad aquí es que la contratación de personal no siempre se hace de acuerdo con criterios objetivos basados en el mérito, sino más bien por favoritismo o nepotismo, lo que por supuesto puede afectar tanto la eficiencia como la calidad.

Un tercer problema a destacar es el de los procesos de selección de estudiantes en todos los niveles del sistema, es decir, la admisión a instituciones, exámenes y procesos de selección para el acceso a la educación superior, y concesión de diplomas. Hay muchos ejemplos de fraude académico: desde las trampas más comunes durante los exámenes, al plagio, pasando por la compra de títulos universitarios.

La contratación de personal no siempre se hace de acuerdo con criterios objetivos basados en el mérito, sino más bien por favoritismo o nepotismo»

¿Difieren los problemas de corrupción en la Educación dependiendo los países?

Efectivamente los problemas difieren según los países porque los niveles de corrupción no son los mismos y porque la capacidad de controlar la corrupción tampoco es la misma. Dicho esto, sería un error considerar que esta cuestión de la corrupción en la educación solo está reservada para ciertos países en desarrollo.

Es un fenómeno ampliamente compartido a escala mundial y los problemas de contratación pública, reclutamiento de personal o selección de estudiantes se dan también en el mundo desarrollado. Ejemplo de ello es la compra de diplomas en Internet o la compra de memorias o trabajos de fin de máster existente en Europa y América del Norte.

¿Cree que es necesario que el Estado establezca mecanismos para prevenir la corrupción universitaria?

En mi opinión, los mecanismos para prevenir la corrupción deberían considerarse tanto a nivel estatal como universitario, incluso en un contexto en el que las instituciones de educación superior disfrutan de una gran autonomía. Depende del Estado establecer el marco general y los principios de transparencia, ética e integridad que deben ser respetados por todo el sistema. Pero corresponde a las universidades traducir estos principios en práctica y garantizar que los riesgos de corrupción y fraude académico del día a día se minimicen.

Incluso en contextos donde las universidades tienen un alto grado de autonomía, es importante contar con sistemas de control externo y auditorías que verifiquen regularmente que las cuentas se mantengan correctamente, que el personal es respetado y los exámenes se desarrollan de forma correcta. No se trata de un acto de desconfianza hacia las universidades, sino de una forma de establecer unas garantías mínimas de buena gestión por parte del Estado y que estas sean respetadas.

¿Qué hay que hacer para evitar la corrupción?

Para luchar eficazmente contra la corrupción en el sector educativo, se deben hacer tres cosas. En primer lugar, es necesario contar con normas y procedimientos más simples y claros que garanticen que los recursos se asignan y utilizan de manera transparente y equitativa. Es importante establecer estándares específicos para la integridad y la ética. Por otro lado, hay que fortalecer la capacidad de los actores para «resistir» a la corrupción. No es fácil, pero significa, por ejemplo, capacitar mejor a quienes están a cargo de cuestiones presupuestarias y contables y a quienes ejercen funciones de control.

La lucha contra la corrupción debe ser un tema de estudio a considerar en el contexto educativo, no hay que olvidar que estamos formando futuros ciudadanos. Además hay que brindar a los ciudadanos la oportunidad de comprender mejor lo que está sucediendo dentro del sector y que puedan ejercer un control social real. Por eso, en el instituto hacemos campaña para promover el acceso a datos básicos sobre los sistemas educativos, tanto a nivel escolar como universitario. Estos pueden referirse a presupuestos, listas de personas a las que han otorgado un título universitario, tesis… Creemos que esta es la clave para fomentar la autorregulación progresiva del sistema a favor de una mayor transparencia.

La lucha contra la corrupción debe ser un tema de estudio a considerar en el contexto educativo, no hay que olvidar que estamos formando futuros ciudadanos»

¿Hay un perfil general de una autoridad universitaria corrupta?

No puedo asegurar que haya un perfil común en cuanto a personas corruptas. Sobre todo, creo que hay procedimientos de contratación irregulares que propician que las personas reclutadas recurran a prácticas corruptas en el futuro. El principio básico del reclutamiento debe ser, ante todo, el mérito y la capacidad de la persona para realizar esta función. Más allá de los individuos, estamos convencidos de que es esencial construir las salvaguardas necesarias para cualquier forma de poder dentro del sistema. No debemos esperar a que los individuos cambien, debemos cambiar las reglas del sistema para alentar u obligar a las personas a cambiar su comportamiento.

¿Qué le parece la idea de crear organismos contra la corrupción dentro de cada universidad?

Esta idea está siendo puesta en práctica por varias universidades de todo el mundo. Es necesario brindarles a los estudiantes, pero también al personal docente y a los agentes administrativos la oportunidad de presentar quejas sobre prácticas que atentan contra la ética. Sin embargo, esto debe hacerse con la obligación, por una parte, de proteger al demandante y, por otra, de garantizar que los procedimientos para tratar su queja se lleven a cabo de manera neutral y objetiva. Dependiendo de la gravedad del caso, las quejas se pueden manejar a nivel universitario, pero en casos graves puede ser necesario ir más allá de la universidad. De los tribunales depende hacer su trabajo.

¿Cree que un político debe dimitir por el hecho de que se le regale un título universitario?

Se supone que cada representante del Estado actúa por el bien público. Se espera que se comporte de una manera que cumpla con los requisitos mínimos de ética e integridad. Hoy, hemos pasado a una nueva era en la que cada vez es más difícil para los cargos públicos ocultar actos de corrupción o violación de la integridad, y la experiencia demuestra que bajo la presión social cada vez es más complicado permanecer en sus puestos, si el sistema no los requiere directamente.

Hemos pasado a una nueva era en la que cada vez es más difícil para los cargos públicos ocultar actos de corrupción; bajo la presión social, es complicado permanecer en sus puestos»

¿En qué posición colocarías universidades españolas en términos de corrupción?

Es imposible clasificar las universidades de acuerdo con su nivel de corrupción por la buena razón de que no existe una visión integrada de la variedad de problemas de corrupción allí surgen ni hay datos suficientes para comparar lo que está sucediendo entre un país y otro. Algunas organizaciones de la sociedad civil han comenzado a establecer clasificaciones universitarias de acuerdo con su nivel de integridad, pero no en el caso español. Se dan por ejemplo en Rumanía o Perú.

¿Qué consecuencias puede tener para la sociedad que la corrupción se instale en la educación?

La corrupción en este sector tiene un fuerte impacto en el acceso, la calidad y la equidad en los sistemas educativos. Son los menos afortunados, aquellos que no tienen los recursos o las relaciones necesarias, quienes sufren más porque no pueden permitirse un sistema corrupto. Más allá de esto, la corrupción en la educación tiene un fuerte impacto para el futuro, porque el principal objetivo de la educación es transmitir conocimiento, pero también valores y normas de comportamiento. Si el sistema educativo en sí mismo se comporta mal, ¿qué podemos esperar de las nuevas generaciones en el futuro?

Fuente de la Entrevista:

https://www.vozpopuli.com/politica/Muriel-Poisson-corrupcion-sistema-educativo-unesco_0_1143186148.html

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Desmontando PISA (1): Giro neoliberal en la concepción de la educación

España / 10 de diciembre de 2017 / Autor: Enrique Díez Gutiérrez / Fuente: Aika

El informe PISA, denominado así por sus siglas en inglés (Programme for International Student Assessment) consiste en la valoración y comparación internacional del alumnado de 15 años mediante la realización de exámenes en las áreas de Lectura, Matemáticas y Ciencias. Esta prueba es realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con la intención, afirman, de “proporcionar a los gobiernos datos relevantes y fiables que les permitan tomar decisiones en materia de política educativa”.

El impacto que ha adquirido este informe tiene que ver con el giro económico neoliberal que se está produciendo en la concepción de la educación a nivel mundial.

Como denuncian intelectuales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), PISA es un inmenso dispositivo de control que aspira a imponer una perspectiva educativa que nos aleja del reconocimiento de la educación como un derecho y nos aproxima a su interpretación como un bien de consumo. Una concepción de la educación entendida como una ventaja competitiva, en la que cada individuo invierte de cara a su inserción más exitosa en el futuro laboral.

Esta filosofía neoliberal ha irrumpido con fuerza en el escenario del sistema educativo desde finales de los años 80. Proporcionar al mercado trabajadoras y trabajadores adaptados a las exigencias de la producción moderna, se ha convertido, con mucho, en la tarea primordial y la más importante de las funciones atribuidas a la enseñanza, en este “giro neoliberal”. De aquí que el modelo de evaluación adoptado con PISA trata de comprobar la adecuación de los futuros trabajadores y trabajadoras a las exigencias del mercado.

PISA es un dispositivo de control para imponer una perspectiva educativa que nos aleja de la educación como un derecho y nos aproxima a su interpretación como un bien de consumo

Las inversiones en el sistema educativo comienzan a ser pensadas de acuerdo con las exigencias del mercado y su rentabilidad debe ser evaluada conforme a ello. La persona trabajadora “flexible” y “polivalente” constituye así la referencia del nuevo ideal pedagógico. El papel público de la educación como campo de entrenamiento para la democracia y para la ciudadanía democrática se ha pasado a considerar como un despilfarro del gasto público, siendo reemplazado por el punto de vista que la empresa privada tiene de la función de la enseñanza: un campo de entrenamiento para atender las necesidades de las empresas.

Se emprende así una nueva cruzada de reconceptualización del discurso sobre las prioridades de la educación y una nueva retórica sobre los nuevos “desafíos” de nuestra época y los escenarios futuros, siempre con la finalidad de ajustar la educación a las demandas del mercado laboral. Como si los seres humanos se pensaran y definieran únicamente como trabajadores y trabajadoras de la maquinaria laboral. De esta forma se está produciendo una auténtica mutación en la naturaleza y fines de la educación que, de formar ciudadanos y ciudadanas provistos de valores, saberes y capacidades, pasa a subordinarse completamente a la producción de “recursos humanos” para el sistema productivo.

A partir de la década de 1970, se trata de pensar el sistema educativo en términos de salidas profesionales y evaluarlo en función de ello. La problemática de la inserción laboral prevalece sobre la aspiración a la integración social y política de los futuros ciudadanos y ciudadanas. La profesionalización ya no es una finalidad entre otras del tramo final de la escolarización, sino que tiende a convertirse en la principal línea directriz de todas las reformas y las políticas de evaluación educativa.

En este modelo neoliberal, la función social asignada a la educación se centra en su apoyo al crecimiento económico, su aportación a la competitividad empresarial de las industrias, la formación para el trabajo y la capacitación para el desarrollo tecnológico. Estas funciones económicas priman sobre la función de socializar para participar activamente en una ciudadanía consciente y comprometida, transmitir la cultura y desarrollar la personalidad.

El sesgo económico de la OCDE aplicado a educación

Por eso no es de extrañar que estas pruebas estandarizadas se lleven a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), organismo internacional creado para “maximizar el crecimiento económico” de los países que lo integran.

La OCDE es un organismo económico, con un sesgo muy caracterizado a favor del papel económico de las escuelas. Es a esta institución, con una clara orientación economicista, a la que nuestros representantes políticos han decidido encomendar ser el árbitro global de los medios y fines de la educación y determinar lo que los estudiantes deben saber y las escuelas enseñar, asumiendo el poder de configurar la política educativa, sin debate acerca de la necesidad o de las limitaciones de las metas de esta institución económica.

El informe PISA se centra así fundamentalmente en cambiar las escuelas para “mejorar la competitividad económica”. Tal como también aparece en la actual ley educativa, la LOMCE: el crecimiento económico. Este sesgo hacia el papel económico de la educación, olvida que hay muchos otros aspectos importantes de la educación: el desarrollo artístico, la reflexión crítica, la educación emocional, la participación cívica, la convivencia, etc. Estos aspectos no se tienen en cuenta en PISA, que premia un modelo de estudiante moldeado para el mercado laboral, olvidándose de los verdaderos retos del siglo XXI.

Nuestros representantes políticos han decidido encomendar ser el árbitro global de los medios y fines de la educación a un organismo económico como la OCDE

Es decir, con esta orientación economicista y mercantil que marca la OCDE, el informe PISA no centra la evaluación en objetivos educativos realmente importantes pero que son menos susceptibles o imposibles de ser medidos, pues tiene que cuantificar, reduciendo de esta forma la imaginación colectiva en torno a lo que es o debería ser la educación.

PISA, desde este enfoque cuantitativo económico, es incapaz de valorar lo que plantea Berliner (2003) como objetivo fundamental de la educación: “Deberíamos ser el número uno en el mundo en porcentaje de jóvenes de 18 años que están política y socialmente implicados. Mucho más importante que nuestras puntuaciones en matemáticas y nuestras puntuaciones en ciencia es la implicación de la generación siguiente en el mantenimiento de una democracia real y en la construcción de una sociedad más justa para los que más la necesitan: los jóvenes, los enfermos, los ancianos, los parados, los desposeídos, los analfabetos, los hambrientos y los desamparados. Se deberían identificar las escuelas que no pueden producir ciudadanía políticamente activa y socialmente útil y divulgar sus tasas de fracaso en los periódicos”.

Fuente del Artículo:

Desmontando PISA (1): Giro neoliberal en la concepción de la educación

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