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La Escuela pública: entre las pruebas PISA y la inercia de la tradición

Es en este contexto que resulta relevante escuchar la opinión de un maestro de aula, ya que son habitualmente los tecnócratas de escritorio y la prensa de derecha quienes, con frecuencia, tienen la última palabra y dictan el veredicto en temas educativos. Su influencia prevalece en la opinión pública, con la clara intención histórica de que el Estado ceda el futuro del «negocio» educativo a manos de la empresa privada y a esos conglomerados económicos que ven en el sector educativo una fuente de negocios altamente rentable. Su objetivo es imponer un currículo educativo a medida de sus intereses.

Desde su concepción, las pruebas PISA contienen una contradicción intrínseca. Comparar los resultados en ciencias, matemáticas y lectura entre países con condiciones tan diversas en lo social, económico, político, cultural y científico-tecnológico es absurdo. Es evidente que países como Colombia permanecerán constantemente en la mitad inferior de la tabla. Esto se agrava por la ausencia de una política educativa seria en el país. Los avances en este ámbito han sido principalmente el resultado de la lucha social y el esfuerzo sindical de los maestros, enfrentándose a gobiernos reaccionarios.

El país se encuentra inmerso en una economía marcada por una confrontación bélica persistente, alimentando una maquinaria militar que devora millones del presupuesto. Esta situación ha llevado a un aumento constante de la deuda externa, que para junio de 2023 alcanza los US$187.529 millones, equivalente al 56,1% del Producto Interno Bruto (PIB) (BanRepública, 2023).

Además, varios investigadores han intentado cuantificar el costo del conflicto armado en Colombia durante más de 50 años. Las estimaciones sobre el costo del conflicto varían notablemente. Por ejemplo, una investigación de la firma Raddar y la Corporación Bienestar sugiere que el conflicto ha costado al país U$2724 billones desde 1964, debido al aumento del gasto militar, la destrucción de infraestructura, la pérdida de oportunidades y la asignación ineficiente de recursos.

El gobierno de Ivan Duque es ejemplificante, en plena pandemia de COVID 19, con una sociedad golpeada y una economía en crisis en donde se necesitaba mitigar el hambre, sustentar a quienes perdieron el empleo y sus negocios, financiar la educación pública en modo virtual, el gobierno uribista se preparó para una verdadera guerra contra su población invirtiendo más de U$ 10.18 millones en defensa y armas.

“además de la decisión de comprar 24 aviones militares, en los últimos meses el Gobierno ha invertido, de acuerdo con información del Secop, $ 9.500 millones de pesos para comprar municiones para el Esmad (81.000 gases lacrimógenos y 13.000 balas) y se compraron 23 camionetas para protección presidencial por $ 9.600 millones de pesos, 18 tanquetas por $ 12.000 millones de pesos y 3 camionetas para esquema de comandantes del Ejército por $ 812 millones”.

Tomado de El Tiempo 26/04/2021.

Y aun no quedando satisfechos embolataron $ 70 mil millones (Transparencia por Colombia, 2023) destinados a la conectividad de las escuelas más apartadas del país, hecho delictivo por el cual Karen Abudinen titular del Min. de tecnologías de ese entonces, no da razón mas allá de un libro con el cual busca limpiar su nombre, mientras las escuelas rurales de Colombia, sus maestros y sus estudiantes aún siguen en el abandono.

Teniendo este contexto inicial sobran los argumentos para discutir que los resultados de los estudiantes colombianos no son ajenos a una realidad nacional en donde la guerra, la corrupción, el abandono y la marginalidad de la escuela pública son el común denominador e influyen directamente en el contexto de aprendizaje. Esto no es Singapur, no es Finlandia, es Colombia y es allí precisamente en donde cobra relevancia el análisis desde el aula y no desde un escritorio o desde el micrófono de un periodista prepago del establecimiento.

El caso Bogotano

El análisis no puede dejar de lado la situación educativa de Bogotá y su comparativa con otros territorios del país, resulta evidente que, si bien existe una crisis generalizada, la capital colombiana enfrenta desafíos menos agudos que otras zonas. El gobierno distrital, liderado por la alcaldesa Claudia López y su secretaria de educación Edna Bonilla busca construir la narrativa de que sus políticas han mitigado los impactos negativos en la ciudad en comparación con el resto del país. Sin embargo, esta perspectiva pasa por alto la influencia significativa del sindicato de maestros ADE, cuya presión constante ha contribuido considerablemente a las condiciones educativas en la ciudad.

Es importante reconocer que diversos factores se entrelazan para favorecer a Bogotá en términos educativos. El centralismo histórico se refleja en la oferta y acceso a formación posgradual universitaria para los docentes, que en Bogotá con respecto al resto del país es muy superior, así como en aspectos como la oferta cultural, el acceso a redes de internet, bibliotecas, centros culturales y la disponibilidad de recursos tecnológicos en los hogares. El nivel de alfabetización de la población y la formación de los padres también juegan un papel crucial en estos resultados.

El informe de la Secretaría de Educación de Bogotá omite estos factores, atribuyendo los logros únicamente a la consolidación de estrategias de aprendizaje, especialmente aquellas centradas en la formación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Sin embargo, carece de autocrítica en relación con la política de privatización permanente, que ha llevado al desfinanciamiento de la escuela pública, la sobrecarga laboral y la persecución contra el magisterio.

Es esencial destacar el papel fundamental de los maestros y maestras que, a pesar de la escasez de recursos, han contribuido significativamente al proceso educativo en Bogotá. Pero obviamente estamos ante una Secretaría que está enfocada en profundizar el proceso de privatización, manifestado en programas como el BI (bachillerato internacional) y otros convenios con las cajas de compensación en detrimento de la pedagogía y de los derechos laborales de los docentes capitalinos.

Violencia, exclusión social y escuela

El análisis se ve enriquecido al considerar las condiciones sociales en las cuales se desarrollan los procesos escolares y que además son el resultado de diversas formas endémicas de violencia presentes en nuestro país. Esto se ve agravado por el modelo económico de explotación y saqueo que ha perpetuado la pobreza y el abandono estatal a lo largo de generaciones de colombianos.

En circunstancias normales, los niños y niñas deberían asistir a la escuela para aprender, socializar y construir conocimientos guiados por sus maestros y maestras. Sin embargo, en la mayoría de las escuelas públicas y muchos colegios privados, esta realidad dista de ser la ideal. Los educadores se ven obligados a dedicar gran parte de su tiempo en el aula a abordar problemas de convivencia escolar, derivados de diversas causas.

Entre estas causas se encuentran las violencias familiares durante la crianza, que se manifiestan en comportamientos violentos de muchos niños y niñas hacia sus compañeros. También influyen las violencias presentes en los entornos barriales, donde muchos jóvenes crecen sin la supervisión de sus padres, cuyas obligaciones laborales los mantienen ocupados todo el día. La calle y sus amigos se convierten en sus referentes, en una sociedad descompuesta y enferma, donde el microtráfico, las bandas delincuenciales y otras problemáticas son lamentablemente comunes.

Además, se suma la violencia producto del conflicto armado, que afecta a familias enteras que han sido desplazadas, diezmadas, ultrajadas y moralmente destrozadas. En este contexto, los niños, niñas y jóvenes son los más afectados, enfrentando traumas y desafíos que obstaculizan su desarrollo integral.

Por otro lado, la violencia mediática también desempeña un papel crucial. La matriz mediática ha girado en torno a la violencia social, el amarillismo y la difusión de contenidos violentos y sexuales en busca de audiencia. Esto contribuye a la formación de una sociedad desensibilizada y normaliza comportamientos perjudiciales, especialmente entre los jóvenes.

  • Para respaldar estos planteamientos, es relevante destacar algunas estadísticas alarmantes. Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Salud, el porcentaje de casos de violencia intrafamiliar ha aumentado en un 20% en los últimos cinco años. Asimismo, informes de organizaciones no gubernamentales revelan que el desplazamiento forzado ha afectado a más de un millón de personas en la última década, con un impacto particularmente devastador en la niñez.

Una generación marcada por Influencers y la promesa del dinero fácil

En el trasfondo de esta narrativa se vislumbra un panorama sombrío marcado por las condiciones de pobreza que afectan a la población en general. Esta realidad, sumada a la falta de oportunidades, crea un terreno propicio para que el desinterés, la apatía y la falta de perspectiva académica se apoderen de los estudiantes. Estos jóvenes se ven constantemente bombardeados por la cultura del inmediatismo y las promesas de riqueza fácil y éxito repentino, hábilmente difundidas por los gurús de los medios a través de redes sociales y otros canales de comunicación.

En este contexto, es evidente que una parte significativa de la juventud contemporánea no percibe la escuela con buenos ojos. Más bien, se erigen como «emprendedores» modelados por una sociedad que les insinúa la posibilidad de enriquecerse de la noche a la mañana. Se les presenta la imagen seductora de convertirse en influencers, youtubers, cantantes o incursionar en plataformas como OnlyFans y TikTok. Es la generación del “Yo me llamo», que surge sobre los cimientos de una sociedad donde la «cultura traqueta» ha vendido la ilusión de que adoptar roles como traquetos, prepagos o modelos webcam constituye un pasaporte directo hacia la fama y la fortuna.

Es importante respaldar estas reflexiones con datos concretos que ilustren la magnitud de esta problemática. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), más del 40% de la población colombiana vive en condiciones de pobreza, lo que refuerza la conexión entre la falta de recursos y oportunidades y el desinterés académico.

Asimismo, un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que el desempleo juvenil en Colombia alcanza cifras preocupantes, ubicándose en un 21%. Estas estadísticas respaldan la percepción de la juventud sobre la escasa viabilidad de encontrar oportunidades de desarrollo a través de la educación tradicional.

Esta actitud desafiante hacia la educación también se ve alimentada por el atractivo virtual de la fama y la riqueza. Datos de estudios psicosociales indican que el 60% de los jóvenes colombianos consideran que las redes sociales son una vía legítima para alcanzar el éxito, confirmando así la influencia de estas plataformas en la percepción de la realidad de la juventud. Incluso según datos recientes de octubre de 2023, Colombia es el cuarto país de Latinoamérica con el mayor número de influencers y el segundo país en inversión de publicidad digital solo por debajo de Brasil.

Desocupación post secundaria

La perspectiva tanto laboral como académica entre los estudiantes graduados no constituye un estímulo que despierte el interés de los jóvenes. Según revela la Universidad del Rosario, apenas el 40% de los egresados de bachillerato logra acceder a la educación superior, sin hacer distinción entre colegios públicos y privados. Esta realidad se explica, en parte, por el elevado costo de las carreras universitarias, la carencia de orientación vocacional, la necesidad de aceptar empleos ocasionalmente mal remunerados para contribuir al sustento familiar, y otros factores correlacionados.

Las cifras proporcionadas por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana arrojan luz sobre la magnitud de este desafío. El análisis de la tasa de transición inmediata de estudiantes provenientes de instituciones educativas públicas y privadas hacia la educación superior revela que cerca de 2 millones de colombianos, con edades comprendidas entre los 17 y 21 años, se encuentran excluidos de esta cobertura vital.

Estas estadísticas subrayan la urgencia de abordar las barreras que obstaculizan el acceso a la educación superior en Colombia. El elevado porcentaje de jóvenes excluidos de este proceso demuestra que la falta de oportunidades educativas no se limita a la disparidad entre colegios públicos y privados, sino que se extiende a un problema sistémico que afecta a una parte significativa de la juventud colombiana.

El panorama se torna aún más desafiante al considerar que la falta de orientación vocacional y la necesidad imperante de contribuir al ingreso familiar inciden directamente en las decisiones educativas de los jóvenes. Resulta imperativo, por tanto, implementar medidas que no solo faciliten el acceso económico a la educación superior, sino que también ofrezcan orientación y apoyo a los estudiantes en la toma de decisiones cruciales para su futuro académico y profesional.

El escenario escolar. Entre la represión y la inoperancia

Al abordar los elementos anteriores podríamos argumentar que “estudiar” no representa un camino “atractivo” para muchos jóvenes colombianos, eso explicaría en parte el desinterés frente al proceso académico pero el análisis no puede quedarse sin un elemento estructural, el papel de los educadores y de las instituciones educativas.

Desafortunadamente y hay que ser muy autocríticos y responsables, el común denominador del funcionamiento en las instituciones educativas distritales es que muy pocas cosas funcionan bien, la gestión de calidad solo ha servido para que muchos directivos docentes hayan abandonado su papel como lideres y dinamizadores de la pedagogía y actúen mas como jefes de personal de una fábrica.

El marco reglamentario de la educación colombiana viene girando mas hacia el funcionamiento vertical y empresarial de la escuela, delimitando y controlando horarios, porcentajes de aprobación, informes estadísticos, racionalización de recursos,  manuales de procesos y procedimientos draconianos, entrenamiento  para contestar pruebas, todo un armatoste burocrático y tecnicista que  haciendo honor a la verdad no redunda en mejores resultados académicos y un mejor funcionamiento de la institución educativa.

Hay que puntualizar que todo ese andamiaje en muchos casos es utilizado por algunos directivos docentes, para reprimir y perseguir al maestro de aula cual, si fuera obrero raso que debe entregar producción al final del día, creando climas institucionales invivibles en donde las demandas, las amenazas, la falta de trabajo en equipo, las extralimitaciones de funciones, los malos manejos alimentan la apatía laboral y el que muchos docentes terminen haciendo lo mínimo.

Claro que existen escuelas e instituciones que tienen otras prácticas de gestión pero algo que es recurrente en la gran mayoría es la ausencia de diálogo pedagógico y constructivo, aquí la experiencia de más de dos décadas en educación me anima a argumentar que si bien hay muchos maestros con posgrados, muy bien preparados, estos títulos terminan en muchas ocasiones solo de utilidad para subir en el “escalafón” y elevar los ingresos, a causa de la ausencia de espacios institucionales para trabajar en equipo con otros maestros en propuestas pedagógicas que influyan definitivamente en la transformación de prácticas pedagógicas.

A pesar de los loables esfuerzos realizados por muchos educadores en términos de capacitación y formación, la maquinaria escolar persiste en funcionar de manera anacrónica, manteniendo intactas sus estructuras desde décadas atrás. Los currículos se despliegan en áreas de enseñanza que, dependiendo de la institución educativa, oscilan entre 13 y 15 o más, sin establecer conexiones coherentes entre sí ni con el mundo real.

En este escenario, cada docente, imbuido de responsabilidad, defiende sus métodos y enfoques al final del año ante la comisión de evaluación y promoción. Este proceso, más allá de ser un espacio para reflexiones pedagógicas, se convierte en un terreno donde se elaboran balances, se extraen estadísticas, se otorgan notas y se posicionan subjetividades y simpatías. En este peculiar teatro educativo, se suscitan auténticos «milagros».

Es común que estudiantes que han acumulado reprobaciones en seis o más materias a lo largo del año, misteriosamente vean reducida esta cifra a una o dos, generalmente relegadas a asignaturas como religión, ética o educación física. Estas últimas se someten a una suerte de «recuperación» mediante pruebas, culminando con la aprobación del año escolar.

Este enfoque carece por completo de pedagogía, trabajo en equipo o diálogo efectivo entre los maestros. Además, se observa una ausencia palpable de compromiso serio por parte de las familias de los estudiantes. En lugar de centrarse en estrategias educativas efectivas, el sistema se aferra a la rigidez de las estadísticas como única medida de éxito.

Lo peculiar de todo esto es que las recetas utilizadas administración tras administración es la misma, olvidando todo el contexto presentado anteriormente, ni los mismos docentes nos salvamos, nos aferramos a la tradición, cuantas veces en las instituciones educativas he escuchado que unos compañeros casi que le gritan a otros: ¡profe aquí siempre lo hemos hecho así! o algunos en tono conciliador intentando convencer y dando cátedra de experiencia : “no se desgaste compa, ¿para qué?, nadie se lo va a agradecer, cuide su salud”, “cumpla el horario y lleve el seguimiento de los estudiantes, ahí está el secreto”, y otras tantas que hacen parte de la jerga o currículo oculto de las instituciones educativas, así terminan muchos maestros y maestras trabajando casi en la clandestinidad, haciendo su proyecto en solitario, soportando la crítica y a veces recibiendo el apoyo en intentos individuales de transformar la escuela.

Mientras tanto el mundo cambia aceleradamente, las nuevas tecnologías, la virtualidad, las inteligencias artificiales transforman el mundo que conocemos, si sufrimos con Wikipedia y el “copy page” de los estudiantes en sus tareas, con los resúmenes de libros en portales como “el rincón del vago”, no me quiero imaginar con el uso del ChatGPT para iniciar por algo.

El sindicato de maestros, de espaldas a la pedagogía

En medio de este complejo panorama, es imprescindible abordar el papel desempeñado por las organizaciones sindicales de los docentes colombianos. Desafortunadamente, gran parte de la responsabilidad de la debacle educativa se les endosa, perpetuando una narrativa que ha sido hábilmente construida por sectores adversos a la educación pública. Estos actores, ansiosos de la privatización del sistema educativo, han empleado desde hace décadas argumentos reduccionistas y falaces. Han posicionado la idea de que FECODE, la principal federación sindical de educadores, «administra» los colegios públicos y utiliza las aulas para «adoctrinar» a los estudiantes.

Este relato, amplificado por diversos medios informativos del país, ha contribuido a estigmatizar al maestro o maestra de la escuela pública como un individuo «vago», «perezoso» y, en los casos más extremos, un «guerrillero» camuflado al servicio de la extrema izquierda. Las consecuencias de esta construcción mediática han sido nefastas para la imagen del magisterio colombiano, que ha terminado siendo perseguido, violentado, arrinconado y discriminado.

Los datos sobre persecución sindical son evidentes. Informes e investigaciones emitidas por FECODE documentan cómo maestros y maestras son víctimas del conflicto armado colombiano. Este patrón de violencia culmina en el reconocimiento del movimiento sindical y del magisterio como sujetos de reparación colectiva, subrayando la necesidad de comprender que el análisis de los resultados académicos de los estudiantes colombianos está intrínsecamente ligado a la realidad de la escuela y las condiciones laborales de los docentes.

Este ciclo de violencia y degradación contra los maestros se intensifica, manifestándose en formas más sutiles, pero igualmente perjudiciales, entre ellas esas que se dan entre algunos de los funcionarios administrativos de ministerios y secretarías contra los docentes; se observan desprecios por la profesión docente en los incentivos, los reconocimientos y el trato displicente en las mesas de negociación sindical. Incluso los padres de familia, amparados por normativas laxas, muestran una creciente violencia e intolerancia hacia los docentes, exigiendo más a los educadores que al propio Estado.

Estas problemáticas, unidas a la centralización de la agenda sindical en cuestiones como salario, derechos laborales, escalafón y financiación, junto con una actitud reactiva derivada de la embestida neoliberal, que impone una posición constante de resistencia, han limitado la propuesta pedagógica del magisterio. Este enfoque se traduce en iniciativas aisladas que no logran impulsar la revitalización del movimiento pedagógico ni, mucho menos, la construcción de una propuesta educativa integral para el país.

Para algunos sectores del sindicalismo magisterial, esta realidad resulta difícil de aceptar. Están tan inmersos en sus luchas por el micropoder y las influencias que pasan por alto el hecho evidente de que, en este momento crucial, el movimiento sindical del magisterio no solo debe velar por la defensa de la escuela pública y del derecho a la educación, sino que también tiene la responsabilidad de ser un actor protagónico en la transformación del sistema educativo.

Es imperativo trascender las limitaciones inherentes a la resistencia constante y explorar nuevas dimensiones donde el sindicato de maestros no solo abogue por las condiciones laborales, sino que también promueva una visión pedagógica crítica y emancipadora. En este sentido, resulta esencial la formulación y defensa de propuestas educativas innovadoras que respondan a los desafíos actuales y contribuyan a la construcción de un modelo educativo acorde con las necesidades de la sociedad contemporánea.

La participación activa del sindicato magisterial en la transformación de la escuela no solo sería una respuesta a las problemáticas actuales, sino que también consolidaría su papel como agente de cambio en la construcción de un sistema educativo más inclusivo, dinámico y adaptado a los desafíos del siglo XXI.

Es lamentable observar cómo ciertos sectores arraigados en los sindicatos regionales y, en particular, en FECODE, aprovechan su posición para impulsar la agenda de sus partidos y movimientos políticos. Este accionar, sin embargo, viene acompañado de un costo significativo: sacrificar las reivindicaciones pedagógicas del magisterio, que trascienden con creces la simple cantidad de estudiantes por aula.

El debate sobre el tamaño de las clases, si bien relevante para abordar el hacinamiento, no aborda de manera sustancial las prácticas pedagógicas dentro del aula. Puede haber maestros con 40 o 25 estudiantes, pero si se continúa limitando a cumplir el currículo neoliberal, que esencialmente forma futura mano de obra barata, la situación no experimentará mejoras significativas. La escuela pública clama por una transformación total. ¿Dónde quedó la discusión sobre estilos y ritmos de aprendizaje? ¿Y la reflexión sobre los campos de pensamiento? ¿Dónde se encuentra el diálogo sobre la evaluación escolar? ¿Persistiremos en eludir la posibilidad de evaluarnos pedagógicamente como maestros? ¿Dónde está la conversación sobre la educación rural y la inclusiva?

Resulta desconcertante mantener la afirmación de que las nuevas tecnologías son intrusas en las aulas. ¿Continuarán los directivos docentes desempeñando el papel de gendarmes de la administración, creyendo erróneamente que los dispositivos de control y la falta de democracia escolar son la senda hacia la excelencia académica? ¿Persistirán algunos sectores del magisterio en oponerse a la transformación, incluso adoptando actitudes irresponsables a nivel laboral, respaldándose en una interpretación sesgada de la libertad de cátedra?

Lo más preocupante no es solo que las pruebas PISA, con todas sus contradicciones, evidencien un estado de crisis educativa. Lo verdaderamente inquietante radica en la dificultad de muchos actores del proceso para asumir su grado de responsabilidad, limitándose a culparse mutuamente durante décadas. Mientras tanto, la niñez y la juventud se ven privadas de la oportunidad de prepararse para un futuro global incierto, donde el Estado policial global extiende dispositivos de control, exclusión y manipulación social.

Estos facilitan que la derecha y los nuevos fascismos del siglo XXI lleven al poder a figuras que convencen a la sociedad de que la existencia de derechos humanos es la causa de la crisis multidimensional. Por ende, propugnan por su extirpación, eliminación y, asombrosamente, son tratados como salvadores.

Referencias

Aguilar Calderón, F. R. (s.f.). Radiografía de los docentes de Bogotá. Pensar la educación.  Recuperado de: BanRepublica . (2023). Deuda externa de Colombia. Obtenido de https://www.banrep.gov.co/sites/default/files/paginas/bdeudax_t.pdf

Bayona Rodríguez, H. (2017, 25 de julio). La imposibilidad que tienen los docentes de ascender: la realidad del 1278. Red de la Educación. La Silla Vacía. Recuperado de          https://www.lasillavacia.com/red-de-expertos/red-de-la-educacion/la-imposibilidad-que-    tienen-los-docentes-de-ascender-la-realidad-del-1278/

El Espectador. (s.f.). Solo el 39% de bachilleres en Colombia continúa con estudios superiores. Recuperado de https://www.elespectador.com/educacion/solo-el-39-de-bachilleres-en-colombia-continuan-con-estudios-superiores/

El Tiempo. (2021, April 26). Congresistas piden bajar gasto militar e invertir en atención de pandemia. URL: https://www.eltiempo.com/justicia/servicios/congresistas-piden-bajar-    gasto-militar-e-invertir-en-atencion-de-pandemia-583859

FECODE. (2022). La Escuela, un territorio que resiste la guerra. Recuperado de:                                  https://fecode.edu.co/images/comunicados/2022/La_Escuela_un_territorio_que_resiste_l  a_guerra.pdf

Influencity. (2023). El mayor estudio de influencers de Latinoamérica: El estado del influencer     marketing en 2023. Recuperado de:  https://influencity.com/es/recursos/estudios/el-mayor- estudio-de-influencers-de-latinoamerica-2023/

Instituto Nacional de Salud. (2021). Violencia de Género e Intrafamiliar (Código 875) [Report]. Grupo de enfermedades no transmisibles, Subdirección de Prevención, Vigilancia y Control en Salud Pública, Dirección de Vigilancia y Análisis del Riesgo en Salud Pública.    notransmisibles@ins.gov.co. https://www.ins.gov.co/buscador-                                          eventos/Informesdeevento/VIOLENCIA%20DE%20GENERO%20E%20INTRAFAMILIAR%20IN FORME%20FINAL%202021.pdf

La República. (2021, 23 de agosto). En Colombia son cerca de dos millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Recuperado de https://www.larepublica.co/economia/en-colombia-  son-cerca-de-dos-millones-de-jovenes-que-ni-estudian-ni-trabajan-3220195

La República. (2023, 14 de septiembre). Hay más de 1,03 millones de jóvenes  desocupados, con tasa de desempleo de 16,6%. Recuperado de: https://www.larepublica.co/economia/hay-  mas-de-1-03-millones-de-jovenes-desocupados-con-tasa-de-desempleo-de-16-6-3704518

OCDE. (s.f.). ¿ Qué es PISA? Recuperado el 12 de diciembre de 2023, de https://www.oecd.org/pisa/pisa-es/

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El director del Informe PISA: «La calidad de la enseñanza nunca podrá exceder la calidad de los profesores»

«Mejorar la calidad de la educación depende, en gran medida, de que las personas competentes quieran trabajar como docentes», explica Andreas Schleicher, el padre del informe PISA.

Andreas Schleicher es el padre del informe PISA, la más influyente prueba educativa internacional, organizada por la OCDE. PISA mide anualmente los conocimientos en matemáticas, ciencias y lectura de los alumnos de 15 años de 79 países diferentes, entre ellos el nuestro.

Andreas es alemán, nació en Hamburgo hace 56 años, titulado en Física y Matemáticas, especializado en estadística y, sin duda, una de las voces más autorizadas en el mundo de la educación. España acaba de aprobar su reforma educativa y, más allá del papel de las leyes en la mejora de la calidad de la educación, le hemos contactado para hablar con él acerca del papel que tenemos en este sentido los ciudadanos, en especial las madres, padres y docentes.

Andreas nos atiende por vídeo llamada en el marco de un evento online que organizamos bajo el título de ‘La educación importa’.

Pregunta: Andreas, ¿cómo conseguimos, más allá de leyes, mejor la calidad de la educación?

Respuesta: Con toda la tecnología de la que disponemos en el mundo, tenemos muy claro que la calidad de la educación, la calidad de la enseñanza nunca podrá exceder la calidad de los profesores. La pregunta que hay que hacerse es: ¿cómo podemos hacer la enseñanza atractiva, no únicamente en el aspecto económico (ya sabemos que es importante que los profesores tengan un salario adecuado), sino también desde el punto de vista intelectual, para que los mejores quieran ser profesores. En esto tiene mucha importancia el respeto que la sociedad debe tener hacia los profesores. Como padre, querré que mi hijo sea profesor cuando sea una profesión valorada. También se trata de crear un ambiente de trabajo para hacer el trabajo de profesor intelectualmente atractivo. Es decir, no se deben de impartir clases prefabricadas, sino que los profesores deben de convertirse en diseñadores creativos dentro del contexto de la enseñanza. Convertirse en los arquitectos de la educación del mañana. No solo ser instructores, también receptores; ser buenos mentores, buenos moderadores, buenos evaluadores. Si creamos este tipo de ambiente, yo creo que podemos conseguir que las mejores personas quieran ser, se conviertan en profesores.

Pregunta: Particularmente en España, ¿es la de profesor una profesión atractiva?

Respuesta: Bueno, si lo miras desde la perspectiva económica, el salario de los profesores no está mal en España si lo comparas con el salario de los trabajadores que están similarmente cualificados. Pero, una vez más, creo que el trabajo de los profesores está industrializado. Los profesores son las personas que entregan la información que otras personas han debatido. Esto no es el trabajo que inspira a las personas. Los profesores en España suelen trabajar aislados en la clase, saben todo lo que ocurre dentro de ella, pero no están conectados con los compañeros, no están conectados con el futuro de la educación o las investigaciones que crearán las enseñanzas del mañana. Yo creo que esa es la barrera que impide a las personas querer dedicarse a la enseñanza, a pesar del salario.

Pregunta: ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para que los docentes sientan ese reconocimiento al que hacías referencia?

Respuesta: Yo creo que parte de la solución radica en construir una mejor relación entre la sociedad y los colegios. Los colegios han sido muy buenos a la hora de mantener a sus estudiantes dentro y al resto del mundo fuera. Y eso no es el futuro de la educación. De hecho, durante la pandemia ha sido el momento en el que los padres más se han involucrado en el aprendizaje de sus hijos, sintieron más responsabilidad; los profesores estuvieron más abiertos para establecer conexiones con los padres, aportándoles sus propios recursos para apoyar la educación de sus hijos. Se hicieron responsables, también desde el punto de vista del desarrollo social y emocional. Cuanto más sólida sea la estructura que construyamos en la relación entre los profesores y la sociedad, más se valorará por parte de la sociedad el trabajo de los profesores. Normalmente, no podemos apreciar el trabajo que no podemos ver. Incluso en España, en los últimos 10-15 años ha habido una tendencia hacia mercantilizar la educación. Los estudiantes se han vuelto los consumidores del aprendizaje, los profesores los proveedores y los padres los clientes, y esto ha creado un distanciamiento. Eso no es sano, la enseñanza no es nunca un fenómeno de transacción. Por ello, creo que es importante unir a los profesores, los estudiantes y las familias, que sientan esa responsabilidad y empoderamiento. Creo que es absolutamente crucial para fortalecer el valor de la enseñanza en la sociedad.

Pregunta: Eres el director de un informe que mide el nivel académico de los niños de todos los países de la OCDE… y has dicho en alguna ocasión que hay pequeñas cosas que podemos hacer las madres y padres que tienen gran repercusión en sus resultados… ¿cuáles son?

Respuesta: La enseñanza nunca triunfa sin que todo el mundo esté implicado, sin que todo el mundo forme parte del proyecto. Te pongo un ejemplo: el simple hecho de que los padres pregunten a sus hijos todos los días “¿Cómo ha ido el colegio?”, tiene un gran impacto el rendimiento matemático de los estudiantes en el informe PISA, mucho más que la propia renta familiar. Esto no significa que tengamos que emplear 3 horas de exhausto trabajo con los hijos, o que debamos tener un título de universidad para poder ayudarles. Simplemente, mostrarles que lo que han hecho en el colegio te importa a ti personalmente, que tiene importancia para ti. De esta forma, mejorará la actitud que tiene tu hijo hacia el aprendizaje, hacia la enseñanza. Si muestras, como padre, que respetas la autoridad del profesor y valoras su trabajo, tus hijos reflejaran esa actitud. Es una cuestión de actitud, más que de conocimientos o tiempo.

Pregunta: Escuchándote, Andreas, se podría concluir que un gran cambio en la educación puede conseguirse con ideas sencillas…

Respuesta: Sí, son ideas sencillas y también cosas que todas las personas podemos hacer. No es cuestión de no tengo el tiempo, no tengo la energía, no tengo la cualificación necesaria. Es el valor que le doy a la educación, al futuro, como le enseño a nuestros hijos lo que es importante. Si inculcas a tu hijo que todo depende de la inteligencia innata, si no ha nacido para entender las matemáticas, ¿cómo conseguirás que estudie y lo intente con todas sus fuerzas? Son las actitudes que le inculcamos a nuestros hijos lo que condiciona su pensamiento.

Fuente: https://www.elperiodicodearagon.com/educar-es-todo/2021/07/01/director-informe-pisa-calidad-ensenanza-54539816.html

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Informe en español: Marco para guiar una respuesta educativa a la pandemia 2020 del COVID-19

FERNANDO M. REIMERS, GLOBAL EDUCATION INNOVATION INITIATIVE, HARVARD GRADUATE SCHOOL OF EDUCATION; COMITÉ CIENTÍFICO INTERNACIONAL CIAE INSTITUTO DE ESTUDIOS AVANZADOS EN EDUCACIÓN U. DE CHILE
ANDREAS SCHLEICHER, DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN Y HABILIDADES, ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y EL DESARROLLO ECONÓMICO

Resumen

Este reporte tiene como objetivo apoyar la toma de decisiones en educación para desarrollar e implementar respuestas educativas efectivas ante la pandemia del COVID-19. Este documento explica por qué las necesarias medidas de aislamiento social interrumpirán la educación escolarizada durante varios meses en la mayoría de los países del mundo. En ausencia de una estrategia intencional y efectiva para proteger la oportunidad de aprender durante este período, esta interrupción causará graves pérdidas de aprendizaje para los estudiantes.
Este reporte sugiere que los líderes de sistemas educativos y organizaciones desarrollen planes para continuar la prestación de servicios educativos a través de modalidades alternas durante el necesario período de aislamiento social. Ofrece además un marco de áreas a ser cubiertas por tales planes.
Basado en una rápida evaluación de las necesidades educativas y las respuestas emergentes en 98 países, este informe identifica las necesidades más importantes que deben abordarse en estos planes, así como las áreas que probablemente enfrentarán más desafíos con respecto a su implementación. También examina las respuestas educativas de varios países a la crisis. Basado en un análisis de datos de la más reciente encuesta aplicada con PISA, el informe también describe los desafíos que enfrentan varios sistemas educativos para depender de la educación en línea como una modalidad de enseñanza alterna.

Descarga en: informe completo español (1)

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El secreto de Polonia para convertirse en una potencia en educación en apenas 20 años

El secreto de Polonia para convertirse en una potencia en educación en apenas 20 años

En los primeros lugares de las clasificaciones internacionales de educación, cerca de las potencias conocidas en este campo como Finlandia, Singapur y Corea del Sur, está un país que empezó a avanzar hace relativamente poco pero con una constancia y velocidad sorprendentes: Polonia.

En la edición más reciente del informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) que en 2019 evaluó a 600.000 estudiantes de 15 años en 79 países o regiones, Polonia se ubicó entre los 10 mejores del mundo en los exámenes de lectura, matemáticas y ciencia.

Para efectos comparativos, los estudiantes polacos lograron, en promedio, casi 100 puntos más que los brasileños en lectura: 512 contra 413, y alcanzaron 129 puntos más en la evaluación de matemáticas.

La prueba, realizada por la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), intenta medir las capacidades de alumnos en todo el mundo en la comprensión de textos, la captura de información clave, y el entendimiento y aplicación de conceptos matemáticos y científicos.

El éxito polaco, cuyas puntuaciones superan incluso las medidas de la propia OCDE, llama la atención porque ocurre en un país que hace sólo unas décadas era mediocre en educación. Y que además tiene un pasado reciente de devastación y pobreza.

Fuente de la Información: https://www.bbc.com/mundo/noticias-50820044

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La capacitación magisterial es clave para mejorar educación

La capacitación magisterial es clave para mejorar educación

Para lograr que los centros educativos sean eficaces es necesario diseñar un plan de capacitación basado en un diagnóstico de las competencias del maestro, de manera que la formación docente inicial sea de un alto nivel y calidad.
Esa es una de las principales conclusiones del informe nacional del Programa Internacional para la Evaluación (PISA 2018), elaborado por un equipo del Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE), que fue encabezado por su director, Julio Leonardo Valeirón.
Tras resaltar que la experiencia que se desarrolla n el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) debe ser en el referente de la formación docente, el Ideice propone que el Gobierno ofrezca mayores incentivos para que los estudiantes de alto nivel de la educación secundaria decidan estudiar la carrera docente.
También destaca que el ingreso al sistema educativo para ejercer la función docente debe seguir siendo por concurso y que ese concurso debe asegurar que solo ingresen los mejores.
Otra de las claves es lograr que los procesos de supervisión, control y evaluación de la gestión de los centros educativos surtan efectos más reales y contundentes.

“Estas acciones deben ser alineadas con las políticas de gestión de los niveles y el desarrollo curricular, evitando la desarticulación y los mensajes contradictorios hacia los centros educativos”, sostiene.
Además destaca que el clima escolar tiene que ser estudiado en busca de evidencias que sirvan para diseñar programas que mejoren el ambiente del aula y la escuela en general.

Su perfil. En el marco de las pruebas Pisa se encuestó a los docentes de comprensión lectora. El 64.8% de los maestros era de género femenino y el 46.6% se encontraba entre los 36 y 50 años de edad.

Gracias a esa encuesta se determinó que los estudiantes de los docentes que completaron programas de formación inicial de más de un año obtuvieron calificaciones promedio más altas que aquellos que eran alumnos de docentes que completaron programas de 1 año o menos y más que aquellos que eran alumnos de docentes que no completaron ningún programa de formación.
Los estudiantes que tuvieron mejores notas fueron los de los maestros que tenían de 11 a 20 años de experiencia en las aulas.

Triste desempeño. En el año 2017 se realizó la Evaluación de Desempeño Docente (EDD), en la que participaron todos los docentes de aula del sector público.

Los resultados fueron lamentables: el 38% alcanzó la categoría de mejorable o insatisfactorio, el 35% bien o básico, el 24% muy bien o competente y 3% excelente o destacado.
Las clasificaciones más altas fueron las de las regionales de Mao y Montecristi, mientras que las que sacaron el peor desempeño fueron las de Bahoruco e Higüey.
En ese sentido, hay que señalar que el Ministerio de Educación está dividido por 18 regionales y que cada una de ellas incluye varias provincias y municipios.

Escolaridad. Uno de los desafíos de la República Dominicana es aumentar la escolaridad: “los bajos niveles de escolaridad promedio de la población adulta reflejan, en parte, los niveles de eficiencia interna del sistema”, señala informe que establece que para el año 2018 la escolaridad promedio en la población de 15 años y más era de 8.7 años.
Respecto a la escolaridad de los padres de los estudiantes evaluados en Pisa, el estudio establece que el 78.6% de las madres no posee educación superior. En el caso de los padres la cifra aumenta a un 83.9%.
El desempeño de los estudiantes cuyas madres asistieron a la universidad fue significativamente mejor que el de los demás: los hijos de madres universitarias sacaron 20.87 puntos más en comprensión lectora, 18.19 puntos más en matemáticas y 20.08 puntos más en ciencias.

En el caso de los padres universitarios aumentó más: sus hijos sacaron 24.24 puntos más en comprensión lectora, 20.85 puntos más en matemáticas y 22.76 puntos más en ciencias.
Sobreedad y repitencia. La sobreedad también afectó en gran medida en los resultados de Pisa porque aunque las pruebas no evalúan el contenido curricular los estudiantes que se encuentran en un grado inferior a su grado modal (el que le corresponde por su edad) suelen tener calificaciones más bajas.
El 40.22% de los que concurrió a las pruebas se encontraba en un grado inferior al modal. Esos estudiantes se encuentran en dicha situación porque 1) han repetido algún grado a lo largo de su vida académica, 2) abandonaron algún año escolar por razones no académicas o 3) han sido inscritos de manera tardía.
En el caso de Pisa, el 68.9% de los estudiantes que fueron evaluados había repetido algún grado.

Muy básico. Respecto a los resultados de las pruebas, el estudio destaca que el dato más importante es que el 79% de los jóvenes que tomaron la prueba de lectura solo comprende en un nivel muy básico los textos que se le dan a leer y que del resto la mayoría (un 15%) alcanza el nivel 2, que es la competencia mínima deseable.
Otro dato que resalta el informe es que existe una brecha de género: en las tres áreas las estudiantes tuvieron mejores resultados que los varones.

Retos. Al hablar de los retos, el Ideice aseguró que uno de los principales retos que debe enfrentar el país para mejorar el aprendizaje de los estudiantes es superar “la vieja traba del gran porcentaje de niños, niñas y adolescentes que trabajan, algo que constituye una seria limitación para la educación”. En ese sentido, dice que según la Oficina Nacional de Estadísticas en el 2015 el 13% de los niños y niñas de 5 a 17 años de edad se dedicaba a algún tipo de trabajo. En la zona urbana esta población representaba el 12%, mientras que en la rural subía a un 16%. Cuando se desagregaba por sexo, se encontraba que las niñas representaban el 9%, mientras que los niños constituyeron el 17%.

El dinero. El informe indica que las acciones desarrolladas en la inversión del 4% del Producto Interno Brito (PIB) al sector educativo preuniversitario han tenido su impacto en los insumos del sistema. Sin embargo, sostiene que hay que redoblar los esfuerzos para poder impactar positivamente en los aprendizajes de los estudiantes.
Por ello, asegura que deben “blindarse” todos los recursos financieros necesarios para que los planes de desarrollo curricular y gestión de los procesos educativos desde los distintos niveles puedan ser desarrollados plenamente. Esto implica, entre otras cosas, que libros de textos, materiales didácticos y otros recursos sean una prioridad para el desarrollo de los centros educativos.

Fuente de la Información: https://hoy.com.do/la-capacitacion-magisterial-es-clave-para-mejorar-educacion/

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La calidad de nuestra educación, un mito muy costoso

La calidad de nuestra educación, un mito muy costoso

Miguel Ángel Rodríguez

Es generalizado el mito de que tenemos una extraordinaria educación. Ese es tal vez el mayor obstáculo para entrarle de lleno a la incapacidad de nuestro sistema docente para dotar a los jóvenes de las habilidades intelectuales, emocionales y sociales necesarias para afrontar con éxito las condiciones del siglo XXI. Este es, en mi opinión, el mayor desafío que debemos enfrentar para resolver nuestras deudas con la justicia y el progreso.

Hace pocos días, se dio a conocer el resultado de la prueba PISA, el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, que efectúa cada 3 años la OCDE desde el 2000, y que califica las habilidades de jóvenes alumnos de 15 años en lectura, matemáticas y ciencia. Costa Rica participa desde 2009.

De nuevo, los resultados son decepcionantes. A finales del siglo XIX nuestro alfabetismo era muy elevado comparado con los niveles prevalecientes en el mundo. La expansión de la educación secundaria fue muy exitosa en la segunda mitad del siglo XX hasta la crisis de la deuda externa. Pero con esa crisis sufrimos un grave deterioro en la escolaridad de secundaria y la calidad de nuestra enseñanza no ha mejorado al ritmo que han exigido los tiempos.

PISA señala que lectura tenemos un rendimiento de 426 puntos, 61 por debajo del promedio de la OCDE. En matemáticas de 402 con una diferencia en contra de 87 puntos, y en ciencia con 416 puntos Costa Rica está atrás por 73 puntos. Es como si los alumnos en Costa Rica tuvieran dos años de atraso.

La falta de capacidad de nuestro sistema educativo para crear las habilidades que el siglo XXI demanda se refleja en lectura con un 42%, en matemáticas con un 60% y en ciencia con un 48% de los estudiantes que no alcanzan el nivel mínimo aceptable para tener alguna capacidad de ejercer esas habilidades.

Entre los mejores estudiantes, en los países de OCDE un 16% de los quinceañeros que estudian alcanzan los niveles más altos de habilidad en al menos una de las tres materias. Entre nosotros apenas un 1% lo logra. Nuestros pobres resultados no se dan solo porque muchos alumnos no alcanzan los niveles mínimos.

Lo más grave es que no solo estamos mal, sino que además hemos empeorado.

En los tres campos de 2009 a 2018 ha descendido el nivel alcanzado.

En lectura y en ciencia la disminución ha sido continuada desde 443 y 430 puntos respectivamente en nuestra primera participación, hasta 426 y 416 en esta última prueba. En estos dos casos la disminución es estadísticamente significativa y aunque se puede señalar que se da al mismo tiempo que aumenta la escolaridad para jóvenes de 15 años, también se debe tomar en cuenta que esa escolaridad sigue siendo baja en relación con los países más desarrollados. Matemáticas es la materia en la cual desde 2009 hemos obtenido la más baja calificación con 409 puntos, y también en esta materia se ha venido disminuyendo la calificación hasta 402 en 2018.

Ese mal resultado y su deterioro se dan al tiempo que hemos aumentado inmensamente la inversión en educación. Hemos alcanzado la inversión acumulada por alumno de 6 a 15 años que PISA señala es el límite después del cual no hay relación entre mayor gasto y mejores rendimientos. De 2008 a 2018 el gasto en el Ministerio de Educación Pública respecto al PIB pasó de 5 a 7,6%, un incremento de 52%. El gasto por estudiante en términos reales de 2008 a 2016 (última cifra disponible) aumentó en un 110%. El aumento es inmenso en cada uno de los tres niveles de preescolar, primaria y secundaria. Pero no es simplemente gastar más, ni tener más horas sentados a los alumnos en los pupitres, ni nuevos programas.

No se puede lograr el mejor fruto de la educación si se sigue contratando docentes sin examinar sus conocimientos, enviándoles a enseñar sin apoyo inicial en el ejercicio de su arte (imagine a un médico sin pasar por el internado) y luego sin ninguna evaluación para recapacitarlos.

Tenemos una enorme y urgente tarea por delante a la que nos convocan la justicia, la obligación de generar igualdad de oportunidades, la necesidad de crecer aceleradamente y los retos del siglo XXI.

Autor: Miguel Ángel Rodríguez

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Ministro de Educación de Brasil tildó de «tragedia» resultado del país en prueba PISA

América del sur/Brasil/12 Diciembre 2019/El país

«Integralmente (es) culpa del PT, integralmente culpa de este adoctrinamiento ‘izquierdófilo’ sin compromiso con la enseñanza», dijo el ministro de Educación de Brasil.

El ministro de Educación de BrasilAbraham Weintraub, calificó como «una tragedia» el desempeño de los estudiantes de su país en la prueba PISA 2018 de la OCDE, una situación que atribuyó al «adoctrinamiento» educativo durante los Gobiernos del progresista Partido de los Trabajadores (2003-2016).

«Integralmente (es) culpa del PT, integralmente culpa de este adoctrinamiento ‘izquierdófilo’ sin compromiso con la enseñanza. Quiere discutir sexualidad y no quiere enseñar a leer y escribir», expresó el titular de Educación en una rueda de prensa en Brasilia.

Los resultados de la prueba PISA 2018 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apuntaron que Brasil registró una ligera mejora con respecto al año anterior.

Sin embargo, cuatro de cada diez estudiantes brasileños no son capaces de comprender la idea principal de un texto o realizar cálculos básicos de matemáticas.

Para Weintraub, el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, en el poder desde el 1 de enero, «no tiene nada que ver con el PISA», aunque reconoció que la educación en Brasil «está estancada desde 2009».

Pero «cuando ustedes miren en términos históricos, 2019 será el punto de inflexión», aseguró.

La solución para mejorar la enseñanza básica en el país suramericano, según Weintraub, es la inversión en tecnología en las escuelas y la sustitución de los materiales didácticos.

Asimismo, el ministro defendió la expansión del modelo de escuelas cívico-militares, cuya implementación es una de las principales banderas de Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército.

«Cuando miramos hacia las escuelas militares y cívico-militares ya existentes, Brasil está por encima del promedio de la OCDE», recalcó el ministro.

En la misma línea, el presidente del estatal Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educacionales (Inep), Alexandre Lopes, manifestó que las políticas que fueron adoptadas por Brasil en materia educativa en los últimos años fueron ineficaces.

«No estamos evolucionando. Es difícil empeorar, porque nosotros ya estamos en la parte más baja de la tabla», destacó Lopes.

A través de la prueba PISA, la OCDE evalúa los conocimientos básicos de estudiantes de 15 años en 79 países y en tres áreas claves: lectura, matemáticas y ciencias.

En 2018, los estudiantes brasileños estuvieron por debajo del promedio de la OCDE en las tres categorías analizadas.

Del total de 79 países que participan en la evaluación, Brasil se ubicó en el puesto 57 de la clasificación en el área de lectura (con 413 puntos frente al promedio de 487 de la OCDE); en el 66 en materia científica (404 puntos frente al promedio de 489), y en el 70 en lo que se refiere a matemáticas (384 puntos ante el promedio de 489).

Fuente e imagen: https://www.elpais.com.uy/mundo/brasil-ministro-educacion-tilda-tragedia-resultado-pais-prueba-pisa.html

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