Page 1 of 22
1 2 3 22

Informe: Las madres solteras sufren mayor riesgo de pobreza y exclusión social

https://es.euronews.com/video/2024/04/09/las-madres-solteras-sufren-mayor-riesgo-de-pobreza-y-exclusion-social (vídeo)

 

El informe de la Red Europea contra la Pobreza apunta a una fiscalidad más justa como herramienta para evitar la marginación.

 

La pobreza tiene muchas caras, pero **su rostro más habitual es el de una mujer.**Como el de Geneviève Baert, que vive en Bélgica y tiene 54 años. La pérdida del negocio familiar cuando era adolescente y el cuidado de sus cinco hijos como madre soltera la empujaron a una situación de pobreza de la que está tratando de salir.

 

«Tuve un periodo en el que era pobre y no lo sabía», cuenta en una entrevista con ‘Euronews’. Pero Baert pudo darse cuenta de su situación gracias a las redes de ayuda, algo que la empujó a «luchar de otra manera, con otras armas» y evitó que se culpabilizara. «Es la sociedad la que no pone las cosas a mi alrededor para que yo pueda evolucionar», lamenta.

 

Ella es una de las 95,3 millones de personas en la Unión Europea que en 2022 estaban en riesgo de exclusión social o de pobreza. Según Eurostat, la oficina europea de estadística, se trata de un 22% de la población del bloque. Países como Rumanía (34%), Bulgaria (32%), Grecia y España (ambos 26%), encabezan la lista.

 

Baert pertenece a uno de los grupos más vulnerables: las mujeres. Así lo explica el informe de la Red Europea contra la Pobreza (EAPN, por sus siglas en inglés) presentado este lunes en Bruselas. La pobreza femenina «es empeorada por los bajos sueldos y el ser responsable de los cuidados y es más probable que tengan un empleo de media jornada o temporal». Por ejemplo, el dossier alerta que en Austria aproximadamente el 50% de las mujeres trabajan a media jornada para poder atender a sus hijos, lo que las hace depender económicamente de sus parejas.

 

Según el presidente de EAPN, Carlos Susias, la situación es «estructural». Algo que se constata al haber «una diferencia en todos los parámetros de pobreza entre hombres y mujeres a favor de los hombres, en contra de las mujeres». Por ello, para Susias las medidas para acabar con las diferencias por género deben ir más allá de las actuales políticas de protección y apunta a una mejor conciliación. Para Baert, poder llevar a sus hijos al jardín de infancia fue clave. «Es importante para la madre, porque puede emanciparse y es importante para el niño, porque ya está aprendiendo socialización a esa edad», explica.

 

Aunque Susias también pide cambios en la fiscalidad de las familias monomarentales, que componen el 80% de los progenitores solteros con hijos a cargo. «Es necesario unas políticas fiscales que también permitan ciertos impuestos negativos de apoyo a las familias en mayor situación de vulnerabilidad», reclama.

 

Baert lamenta que la pobreza ha afectado a la vida y las oportunidades de sus hijos. «He tenido una experiencia muy mala de la escuela porque hay mucha discriminación contra los niños de entornos desfavorecidos», asegura. Además, ha echado en falta la empatía de otros padres o de los centros. «Eso deja huella en la infancia, marcas indelebles», lamenta.

 

El coste de la vivienda incrementa el riesgo de pobreza

El informe también alerta de como el aumento del precio de la vivienda y la alta inflación han afectado de forma más acusada a los grupos vulnerables, entre los que se incluyen los jóvenes o las personas con bajo nivel de estudios. Es el caso de Portugal, donde el informe explica que «en 2022, el 19,4% de la población en riesgo de pobreza estaba sobrecargada de gastos de vivienda, frente al 2,2% de la población sin riesgo de pobreza». Además, el texto alerta que en todo Portugal hay 2,8 millones de hogares con problemas económicos relacionados con la vivienda.

 

Las dificultades asociadas a la vivienda, como por ejemplo, la imposibilidad de mantenerla a una temperatura adecuada en invierno son también mayores entre los grupos en riesgo de pobreza. Según un informe de la Comisión Europea sobre el acceso a servicios esenciales de la UE en 2024, la pobreza energética «en todos los Estados miembros es mayor para las personas en riesgo de pobreza, y va entre el 3,9% de Finlandia y el 50,6% de Chipre, mientras que la media de la UE es del 20,2%».

 

Fuente: https://es.euronews.com/my-europe/2024/04/09/las-madres-solteras-sufren-mayor-riesgo-de-pobreza-y-exclusion-social

Comparte este contenido:

El patriarcado, la violencia y la tradición marcan la vida de miles de niñas en Mali

Mali es un país muy joven. Con una población de unas 25 millones de personas de las que, aproximadamente la mitad son menores de edad, según los datos oficiales. La edad media es, de hecho, 16 años.

En las calles de Bamako se ven cientos, miles de niños y chicos jóvenes. También, aunque mucho menos, niñas y chicas. Las más de las veces, trabajan en algún puesto de verduras y frutas a pie de calle. Otras, si coincide con la hora de salida de los colegios, también se las ve caminar en pequeños grupos.

Son una gran minoría, estas últimas. Según los datos que maneja el Gobierno maliense, las tasas de escolarización de las niñas y jóvenes son bajas. Hay importantes diferencias muy importantes por regiones, desde luego, pero siempre son ellas las que se llevan la peor parte.

Hace algo más de 10 años, la Unión Africana puso en marcha una misión específica para Mali y el Sahel (una franja de países que empieza en Senegal, en la cosa occidental, y atraviesa prácticamente todo el continente hacia el este). La misión pretendía dar apoyo a Mali en cuestiones de seguridad, educación, salud, derechos humanos, en un momento en el que estalló el conflicto que de nuevo ha vuelto a encenderse entre el gobierno y los grupos separatistas del norte.

La misión, persé, duró poco, hasta la llegada de la que en su momento realizó Naciones Unidas, bajo el nombre de Minusma y que en las próximas semanas verá completamente expirado su mandato, tras las tensiones entre la organización y el Gobierno de transición, en el poder desde 2020.

Fatoumata Traoré en su despacho de la Unión Africana en Bamako (Mali) | Foto: PGA

Fatoumata Traoré es experta en género dentro de la misión de la Unión Africana. Nos recibe, a este periodista y su intérprete, en su despacho del barrio de ACI 2000, uno de los más importantes y ricos de la ciudad.

Traoré habla calmadamente, sin aspavientos, de una realidad muy complicada. La de las vida de las niñas y las jóvenes en Mali, un país marcadamente musulmán, que admite la poligamia (aunque no está especialmente extendida), que cuyas leyes mandatan la educación obligatoria sin distinción de género, no ha conseguido trasladar este deseo a la realidad.

“Las estadísticas no son uniformes en Mali”, asegura Traoré, “pero lo que es seguro es que que el nivel de escolarización es muy bajo”. La experta asegura que se han hecho muchos esfuerzos “para enviar a los niños a la escuela, y hemos implementado políticas para permitir que las niñas puedan tener acceso a la escuela”. Pero, admite, “hay muchas niñas que no van a la escuela o que no se mantienen”.

Existen muchas dificultades en Mali. Es uno de los países en la cola en el índice de desarrollo humano que elabora la ONU. Lleva más de una década luchando con grupos armados tuaregs que buscan la independencia del norte y, además, tienen sendos grupos, uno cercano al ISIS y el otro a Al Qaeda pugnando por el control de amplias zonas del país.

Hace pocas semanas, el líder de la junta militar que gobierna desde hace cuatro años, unió fueras con Burkina Faso y Níger (ambos con gobiernos militares golpistas también) para anunciar su salida de la Cedeao, una organización supranacional que mantiene apertura de fronteras para personas y mercancías y una moneda común para todos aquellos que pertenecen a ella.

La situación de las infraestructuras no es buena, como explica Traoré, que señala la falta de agua o electricidad en muchos establecimientos escolares. Amén de unas ratios que pueden estar por encima de las 40 niñas y niños por aula.

A esto se suma una cultura patriarcal que ve en las niñas una persona de segunda. “La niña es considerada como una persona que debe estar preparada para el matrimonio”, explica la experta de la Unión Africana. Esto quiere decir que será más importante, llegados a cierto punto, que la niña sepa y pueda realizar las tareas del hogar antes que continuar con su escolarización.

De hecho, explica la experta que el 53 % de las mujeres se casan antes de los 18 años y el 18 % antes incluso de los 15. “El matrimonio precoz es algo que está muy encerrado en la tradición, pero cuando miras bien los números, verás que hay una tendencia a que la situación mejore un poco, muy lentamente”, explica.

“La vida doméstica marca la escolarización de las niñas, obligando a altas tasas de absentismo para que atiendan a los trabajos de cuidados o de sostenimiento de la vida familiar”, comenta Traoré.

Además, igual que los niños, en muchas ocasiones, son enviados a escuelas coránicas que hacen las veces de internados en los que, muchas veces, serán maltratados y utilizados para mendigar; las niñas acaban casadas como una forma de liberar la economía familiar del sustento de una boca más.

Como comenta Fatoumata Traoré, el hecho de que las niñas vayan a la escuela durante más tiempo, retrasará el objetivo primordial que es el matrimonio. De hecho, sostiene, culturalmente se cree que si están demasiado tiempo en la escuela “rehúsan casarse, habrá demasiados conflictos y, finalmente, quedarán solteras”.

Y es en la educación de las niñas y las mujeres en donde muchas oenegés que operan en Mali ponen el foco. “Creo que las ONG hacen mucho en el área de la educación de las niñas, sobre todo en la alfabetización de las mujeres”. También señala proyectos que intentan empoderar a niñas y jóvenes para ir a la escuela el mayor tiempo posible. “Pero yo diría que hasta ahora el gran problema es que no hemos gestionado esta situación de manera holística. Siempre son pequeños proyectos que cubren las necesidades de algunas personas y, después, cuando el dinero termina, todo se para”, explica.

Estas situaciones hacen que “los proyectos no respondan a las necesidades de las mujeres en materia de escolarización o alfabetización. Eso es un gran problema” de trabajar, comenta Traoré, con ONG.

Para la experta, la respuesta holística debería venir del Gobierno. Y si no puede por falta de recursos, “al menos, coordinara las acciones de las ONG de manera que lo que hacen estas no sea una repetición de lo que se ha hecho ya”. El hecho de que no haya una cierta coordinación por parte del gobierno, además, supone que no se piense cómo dar continuidad a un proyecto de una organización que se ha terminado.

“Yo felicito a las ONG, pero en realidad no se hace suficiente esfuerzo por tener en cuenta las necesidades específicas de las mujeres y las niñas en materia de educación. Y también creo que el Estado tiene un gran papel que jugar, no solo en la planificación de las acciones relacionadas con la educación en todo el territorio nacional, sino también en función de las ONG que quieran actuar en ese sentido, orientándolas hacia las zonas en las que existe más necesidad”.

La violencia contra las niñas

La violencia contra la infancia en general es otro problema importante. Y lo es muy particularmente en el caso de las niñas, atacadas sexualmente en muchos ámbitos alrededor de la escuela.

Traoré explica que las niñas sufren violencia “en el camino de la escuela, en la escuela y, a menudo, en su propia casa”. A esto se une la violencia sexual que pueden sufrir y que, comenta la experta “cuando se denuncia, se banaliza”. “Muchas veces estas situaciones acaban en el abandono de la educación porque la propia niña no quiere correr el riesgo”.

Los casos de violencia sexual, además, pueden acabar con el embarazo de una niña, de una adolescente. Hasta hace 20 años, en Mali se repudiaba a las víctimas en esta situación, se las expulsaba de los centros educativos. Traoré asegura que hoy por hoy esto no pasa. “Pero no hay consecuencias para quien cometió la agresión”, dice. De hecho, ellas reciben burlas, el estigma. Será la que afronte un embarazo en solitario después de que la acusen de ser “fácil”.

“Y a esta situación se suma una muy dramática. A menudo, son los propios maestros los que hacen atacan sexualmente a las niñas”. Traoré asegura que una investigación del Banco Africano de Desarrollo calculaba que el 16 % de los embarazos precoces de estas niñas eran causados por los docentes.

Traoré explica el caso de un maestro en la región al este de Bamako, Kaye, en donde un maestro fue señalado y acusado de haber agredido sexualmente a chicas de entre 13 y 15 años en su casa. Las llevaba allí después de la escuela con la excusa de dar clases de repaso, “pero en realidad las obligaba a tener relaciones sexuales”. “Cuando lo denunciamos, cambiaron al maestro de pueblo, pero no hubo ninguna sanción. Solo lo cambiaron, con el riesgo de que siguiera haciendo lo mismo”.

© UNICEF/UN0332614/Rose

Población desplazada

Más de una década de conflictos, amén de los grupos islamistas que hostigan a la población, han provocado que haya una gran cantidad de población desplazada interna dentro de Mali. Este país de África Occidental es, además, parte de la ruta migrante que va hacia Mauritania y Canarias, o hacia Níger y la ruta por Libia y Argelia.

Los desplazamientos forzosos de población suponen, según cuenta Traoré, que haya muchas escuelas que son utilizadas como campamentos improvisados. La situación de muchas de estas familias es desesperada. Han de abandonar todo lo que tienen para marchar a un futuro incierto.

Esto acaba pasando factura y poniendo a las niñas y jóvenes en situaciones de muchísima vulnerabilidad. Hasta el punto de que en ocasiones son obligadas a prostituirse para conseguir el sustento propio y de sus familias.

Los campos de refugiados tampoco son el mejor escenario. “Las condiciones en las que se encuentran las familias… explica Traoré, sin acceso a ninguno de los derechos sociales básicos”. O a electricidad, agua o educación.

Según diferentes organismos, la mayor parte de las personas desplazadas son mujeres y niñas y niños. Y cuando llegan a los campos, no tienen asegurada la escolarización en ellos. “Los padres, si no están alfabetizados”, no se preocuparán porque sus hijas lo estén. A esto se suma lo dicho anteriormente: “Si la mamá no tiene los medios, la niña tal vez pueda ir a trabajar, pero si no encuentra trabajo, ¿qué pasa? Será prostituida”, zanja la experta.

Para Traoré se trata de una situación “dramática” que, en general, se suele banalizar en todos los foros en donde habla de la violencia contra niñas y mujeres. “Para una mujer, para una niña de 13 a 15 años, en el momento en que tiene que aprender, que entender el mundo, es en ese momento en el que tienes que luchar para alimentarte y alimentar a tu familia”, denuncia.

Mutilación genital

“Las estadísticas nacionales aseguran que estamos en un 98 % de mujeres de 15 a 49 nueve años y un 63 % de niñas de 0 a 14” que han sufrido una ablación. Aunque tímidamente, las cifras parecen estar mejorando, según cuenta Traoré.

La mutilación es una actividad que se desarrolla en la intimidad de cada hogar. Una tradición que, a pesar de los intentos de estudio, no está claro dónde hunde sus raíces. Que en Mali, según Unicef, se practica en casi todos los hogares, da igual su tradición religiosa. Aunque sí importa, por ejemplo, el nivel educativo de la familia: cuanto mayor, menor incidencia de la ablación.

Solo hay una diferencia importante en las cifras. Se trata de las regiones del norte: Tombuctú, Gao y Kidal, en donde hace décadas que esta práctica se perdió después de que tras una ceremonia comunitaria fallecieran por diferentes motivos casi 200 niñas.

Entre los motivos: desde la purificación de las mujeres, disminuir su placer sexual o para que se mantenga virgen hasta el matrimonio. Según la experiencia de Traoré, “la mayoría te dicen que ‘mi madre me lo hizo y yo también lo voy a hacer con mi hija. Es la cultura, no quiero dejarme llevar por ideas externas’.”.

“Si tengo que hacer mi propio análisis, asegura, me digo que todo esto se hace por culpa de las desigualdades de género. Porque es como si la vida de una niña no fuera importante”. Y se hace la pregunta del millón: “Si fueran los chicos quienes murieran todo el tiempo, ¿no pararían de hacer mutilaciones?”.

Casa 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. “Hacemos muchas campañas, intentamos sensibilizar, pero es muy difícil. Es sólo a partir de nuestra generación que algunos han decidido empezar a reaccionar. Hacer un cambio”, explica esta experta.

Y es complicado porque tampoco desde la educación se consigue una incidencia directa y, sobre todo, rápida, cuando las mutilaciones se realizan en los primeros compases de vida de las niñas y son generalmente los hombres de la casa quienes toman la decisión última de realizar la intervención. Pero, concede Traoré: ” Lo que podemos decir con respecto a eso, es que la mayoría de las mujeres que hoy en día han decidido no realizar la mutilación a sus niñas, es porque tienen un cierto nivel de conocimiento”.

“No hay una familia que, generación tras generación, haya realizado la mutilación a todas las niñas y que no haya entre ellas alguna muerta”, asegura esta experta que, dice, “raras son las familias que no han perdido una niña por ello. Raro. Si no has perdido a tu tía, has perdido a tu hermana”.

Poco tiempo antes de mantener esta entrevista con Fatoumata Traoré había participado como experta en un foro organizado por el Gobierno para hablar sobre la educación en el país. Ella, se centró en las situaciones de violencia que viven niñas (particularmente) y niños en la escuela. “He tenido mucha dificultad para transmitir la idea de que hay violencia en las escuelas. Se banaliza, se dice que no es posible, que no es tan grave como digo”.

Concienciar a una sociedad patriarcal y conservadora de la necesidad de mejorar el nivel educativo de las niñas y las jóvenes porque eso incidirá en el bienestar de toda la nación, es uno de los retos más importantes que puede plantearse el actual gobierno (y los futuros) a la hora de pensar en la educación. A partir de ahí, construir infraestructuras, dotarlas de recursos materiales y personales, con docentes con una buena formación, tanto pedagógica como de respecto a la infancia, y asegurar el acceso a bienes básicos como la sanidad, el agua o la electricidad.

The post El patriarcado, la violencia y la tradición marcan la vida de miles de niñas en Mali appeared first on El Diario de la Educación.

Comparte este contenido:

Jorge Vaquero Simancas: Las mujeres aportan tres veces más valor económico que los hombres por el trabajo no remunerado. México

Tareas como el cuidado de personas dependientes o la limpieza del hogar representan el mayor porcentaje del PIB de México con un 24%

mayores carencias económicas de México es donde la contribución al PIB aumenta. En Chiapas, 6 de cada 10 pesos del PIB los generan los empleos sin pago, mientras que en Guerrero la cifra es del 50% y en Oaxaca del 48%. Las regiones mexicanas en las que la ocupación sin salario contribuye menos son Campeche (10%) y Ciudad de México (12%).

 

Este valor, que nunca se refleja en las estadísticas económicas del país, comenzó a contabilizarse en 2003 para dar valor a las tareas del hogar que la mayoría de veces realizan las mujeres, que se veían invisibilizadas en los datos. El punto álgido de la aportación del trabajo no remunerado al PIB fue durante la pandemia y el confinamiento de 2020, cuando la cifra representó un 26%.

 

La solución a la desigualdad de aportación entre hombre y mujeres que plantea el Instituto Mexicano para la Competitividad es romper los roles de género para que los 72,9 billones de pesos que aporta el trabajo no remunerado se equilibre entre ambos géneros. Exigen a los tres poderes de Gobierno y al sector privado medidas que mejoren las facilidades para que las mujeres no sean las responsables de sostener este valor económico: que las personas dependientes reciban cuidados en centros especializados, que se promueva la flexibilidad laboral y que se extienda el apoyo a las madres con más guarderías, para que ellas no sean siempre las que mantengan este gran aporte económico a la riqueza de México.

Fuente: https://elpais.com/mexico/2023-11-24/las-mujeres-aportan-tres-veces-mas-valor-economico-que-los-hombres-por-el-trabajo-no-remunerado.html

Comparte este contenido:

Pobreza en las familias encabezadas por mujeres se duplicó en EE.UU., revela estudio

Un informe de la organización no gubernamental estadounidense Centro Nacional de Derecho de la Mujer (NWLC, por sus siglas en inglés) califica de «alarmante» el aumento de la pobreza en Estados Unidos, especialmente en las familias encabezadas por mujeres, según un comunicado publicado este lunes.

 

El fin de la asistencia federal entregada durante la pandemia, incluidos los créditos fiscales reembolsables ampliados, se relacionan directamente con el aumento de la pobreza, de acuerdo al análisis de NWLC.

 

Dentro del informe se detalla que entre 2021 y 2022, la tasa de pobreza entre las familias encabezadas por mujeres solteras se duplicó al pasar del 11,9% al 26,7%. Del mismo modo, la tasa de pobreza entre las mujeres mayores también aumentó en el mismo período, del 11,7% al 15,3%.

 

NWCL agrega que el trabajo se basa en los datos publicados por la Oficina del Censo de Estados Unidos en septiembre.

 

«Los datos revelan que, tras el fin de los fondos de la era de la pandemia, la Medida Suplementaria de Pobreza (SPM, por sus siglas en inglés) aumentó considerablemente en tan solo un año, algo que no se había registrado en el país en más de 50 años», enfatizó el informe.

 

«La pobreza es una opción política. Tenemos evidencia clara de que la ampliación del crédito tributario por hijos, los pagos de estímulo y el seguro de desempleo ayudaron a millones de familias a pagar alimentos, alquiler, cuidado infantil y más. Como era de esperar, el hecho de que el Congreso no extendiera estos apoyos condujo a que el año pasado se dispararon las tasas de pobreza, aumentaron el hambre y las dificultades entre las mujeres y los niños», señaló Melissa Boteach, dirigente de NWLC.

 

“Es imperdonable que el Congreso siga fallando a las mujeres y las familias al no restablecer de inmediato el crédito tributario ampliado por hijos y otros apoyos que son fundamentales para reducir la pobreza”, añadió Boteach.

 

CNN intenta obtener comentarios de legisladores y funcionarios de la Casa Blanca.

Fuente: https://cnnespanol.cnn.com/2023/11/13/pobreza-familias-mujeres-duplica-orix/

Comparte este contenido:

La descolonización, más allá de una tendencia

Por: Valentina Alcalde

UN LLAMADO A POLITIZAR LA DESCOLONIZACIÓN.

Lo personal es político

He querido escribir sobre esto desde hace tres años después de que me invitaron a ser parte del conversatorio inaugural de la Bienal Iberoamericana de Diseño en Puebla. Allí uno de los invitados en algún momento mencionó la importancia de descolonizar el diseño, hasta ahí todo bien. Pero posteriormente dijo algo como: México es un país del tercer mundo, por eso el diseño está tan atrasado. Cuando escuché todo esto me retumbó en la cabeza: la descolonización se está convirtiendo en una palabrita más, una tendencia vacía.

¿Por qué esto generó tanto ruido en mi? Por un lado, parece ser que es fácil caer en que la colonialidad del ser, solo tiene que ver con el colonialismo histórico y no con la gran estructura hegemónica actual.  De Sousa Santos la ve como tres cabezas que nombra: capitalismo, colonialismo y patriarcado; a estas le adhiero otras tres: racismo, binarismo y modernidad1. Dentro de esta última cabe la idea implantada en nuestras mentes y percepción de nosotrxs mismxs que somos territorios del tercer mundo o subdesarrollados, en cualquiera de sus usos, una conversación para hacernos sentir inferiores a otros superiores, las grandes potencias mundiales, al menos económica y políticamente, aunque no necesariamente ambiental y socialmente.

En ese sentido, la colonialidad es la supresión de conocimientos otros, la dominación europea y norteamericana, la universalización y totalización del mundo. ¿Qué quiere decir todo esto? Pensemos por ejemplo en nuestra ropa, ¿cómo estás vestida hoy? Posiblemente te veas igual que una persona que está en Japón y otra que está en Colombia y otra que está en España. Nuestra vestimenta hace parte de la colonialidad del ser, no solo nos vestimos como otrxs, sino también, hemos ido perdiendo nuestros conocimientos y saberes propios de nuestro territorio, tribu, familia o grupo social.

Sabemos poco o nada sobre nosotrxs mismxs. Sabemos mucho sobre grandes marcas, Google, Apple y Amazon. Pero sabemos poco o nada sobre el tejido que hace nuestra abuela y que aprendió de su tatarabuela. Poco o nada sabemos sobre el río que está más cerca de nuestra casa; poco o nada sabemos sobre la planta que usa nuestro papá para quitarse el dolor de muelas. Pueden sonar inverosímiles estos ejemplos, pero la realidad es que la colonialidad del ser está más cerca de quiénes somos de lo que pensamos. No es un monstruo lejano y desconocido.

La descolonización como apuesta política

De tal manera que es bastante opuesto el discurso del tercermundismo a la apuesta epistémica y ontológica de la descolonización. Escobar2 define la descolonización como un “proceso de deconstrucción y desmantelamiento [que] deberá estar acompañado por otro análogo destinado a construir nuevos modos de ver y de actuar”. No es suficiente entonces con la deconstrucción, es urgente la construcción o reconstrucción de formas otras de hacer, pensar, crear y ser3.

En ese sentido, tanto la colonialidad como por supuesto, la descolonización, están relacionadas con la forma en la que consumimos; nos vestimos; lo que usamos; la publicidad; cómo diseñamos, para quién y con quién; lo que comemos; cómo nos relacionamos con la naturaleza, la familia, lxs amigos y parejas. Básicamente hasta ir al baño -según el baño- puede ser colonial, es un chiste, pero es cierto. Esto es porque cualquier acto puede político.

El grupo Decolonising Design dice en su Manifiesto: “para nosotros, la descolonización no es simplemente una opción o enfoque más entre otros dentro del discurso del diseño. Más bien, es un imperativo fundamental al que deben orientarse todos los esfuerzos de diseño”. Lastimosamente en el sistema capitalista lo alternativo termina siendo una opción más, como lo ha sido la sustentabilidad o el ecodiseño, una tendencia de diseño más.

No nos mintamos, bajo el sistema económico neoliberal y la gran raíz capitalista, todo es capitalizable. Cada movimiento ciudadano y las mal llamadas minorías lo hemos sido: LGBTIQ+; los movimientos feministas; las comunidades racializadas, indígenas, negras, afro; las personas trans; los movimientos ambientalistas; todos de una u otra manera han sido utilizados dentro de discursos vacíos y despolitizados para vender humo.

Por ejemplo, llevamos más de una década viendo cómo las grandes multinacionales se han subido en el tren —sumamente urgente— de la sustentabilidad. Sabemos que Procter and Gamble es una de las multinacionales más denunciadas por Greenpeace por deforestación en selvas vírgenes y mal uso de los mal llamados recursos naturales —ecosistemas—. Pero desde hace unos años bajo la bandera de la sustentabilidad han estado lanzando productos con envases hechos de materiales reciclados, botellas de aluminio para reúso y hasta hace poco un champú sólido.

Me parece que ni si quiera vale la pena preguntarse por qué no han hecho un cambio profundo no solo en sus envases, sino también en todas sus cadenas productivas. La razón es muy simple cuando el capitalismo está en el centro y no la vida —de todos los seres— es más fácil generar pequeños cambios y seguir abusando del poder económico que se tiene.

¿En realidad le interesa a una marca con tanto poder como P&G ser sustentable? Los resultados de diseño tienen la viabilidad de maquillarse como se quieran maquillar. Los colores de las banderas LGBTIQ+, el robo de las insignias, el uso de modelos con cuerpos otros, la aparición de personas negras en grandes revistas de moda, el uso de materiales reciclados, y otros, pueden convertirse en discursos vacíos. Lo hemos vivido desde hace más de una década con el greenwashing —que sin duda, también hace parte del sistema colonial—.

Las minorías no somos una tendencia

Las minorías no somos más que mayorías y el capitalismo encuentra formas de filtrarse en nuestros procesos de lucha y resistencia. La apuesta epistémica y ontológica de la descolonización quiere decir entonces que: esto no es un método ni un pensamiento para aplicar4. La alternativa no es cambiar los logos de colores cuando sea el mes LGBTIQ+. Tampoco se trata de contratar x número de personas que hacen parte de una “minoría” para entrar en el contabilizador decolonial. La tarea del hacer pensar y caminar la descolonización es la sanación de la herida profunda en la que hemos vivido durante los últimos siglos.

Cuestionemos cómo vivimos, pensamos y actuamos. ¿Cómo nuestra marca, empresa, existencia impacta y ejerce poder sobre otrxs? ¿cómo pensamos que nuestra forma de vivir -probablemente occidental y citadina- es la única forma de ser y estar en el mundo? ¿estamos segurxs que nuestra existencia es la única y perfecta forma de ser? No le tengamos miedo a tomar desiciones con posturas críticas y políticas.

Se que el caminar descolonial es incoherente e imperfecto. Considero que toda apuesta política lo es, pero es urgente reconocer estas imperfecciones para ser conscientes de ellas. No son suficientes los pañitos de agua tibia que utilizan los nuevos colonos: gobiernos, multinacionales y empresas blancas hegemónicas, para tapar los males que han producido y siguen produciéndonos.

Sabiéndonos incoherentes hagamos grandes apuestas para generar cambios, porque los pequeños cambios están siendo insuficientes. No podemos generar cambios que sigan sosteniendo las grandes estructuras de la colonialidad: capitalistas, patriarcales, coloniales, racistas, binaristas y modernas. No son suficientes las prácticas que solo compensan y satisfacen los propios mecanismos coloniales. Hay que tumbarlas desde abajo y a la izquierda, como dicen lxs zapatistas.

***

1.De hecho Arturo Escobar nombró como Programa de Investigación de Modernidad/Colonialidad a los planteamientos de Quijano, Mignolo y Dussel.

2. Escobar, A. (2007). La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo (1ra. ed.). Fundación Editorial el Perro y la Rana.

3. Escobar, A. (2016). Presentación del Libro Autonomía y Diseño. La realización de lo comunal. Arturo Escobar. 7 de Diciembre 2016. https://www.youtube.com/watch?v=3xrLM7fP6UU&t=645s

4. Mignolo, W. y Carballo, F. (2014). Una concepción descolonial del mundo: conversaciones de Francisco Carballo con Walter Mignolo. En Ediciones del Signo. https://doi.org/10.1017/CBO9781107415324.004

ARTE: Estudio CH

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

Comparte este contenido:

La cabeza en la arena

Por: Carolina Vásquez Araya

Cuando una persona decide no enterarse de las cosas que suceden a su alrededor, es como si éstas no existieran. Y las sociedades, a veces, actúan como las personas, por eso el periodismo es una de las profesiones más polémicas en cualquier sociedad: Porque tiene la vocación de descubrir secretos, de divulgar equivocaciones, de enfatizar precisamente en aquellos temas que algunos prefieren rehuir. El periodismo es un recurso poderoso para romper las barreras que limitan la libertad del ser humano, pero como todo instrumento de poder, puede también ser capaz de actuar en contra de esa libertad.

En todas las épocas de la historia han existido los temas prohibidos; así también, los encargados de realizar la función de informar se han visto involucrados en el juego tradicional de intereses encontrados. Para entender lo inevitable del proceso, es necesario remitirse a la estructura básica de la sociedad, que divide a sus integrantes en pequeños grupos de poder y grandes grupos subordinados.

Un esquema simplista de esta situación nos hace concluir en que para controlar a una comunidad basta con dosificar la información y manipularla a conveniencia de los grupos dirigentes, ya que es precisamente en ella donde reside la clave del máximo poder. Este solo hecho determina que cualquier tema crítico o capaz de provocar tensión social debe ser controlado como parte del juego social y político por constituir un vehículo idóneo para acallar la conciencia de unos y adormecer la rebeldía de los otros.

La evolución de los medios de comunicación, sin embargo, ha hecho que cada día sea más difícil tanto ocultar la información como ignorarla. Pero simultáneamente se ha propiciado la creación de focos de interés alternativos para distraer a la sociedad. Esto ha incidido en el desarrollo acelerado de los recursos tecnológicos apropiados para concentrar el poder en círculos cada vez más pequeños y gracias a este acto de prestidigitación, la sociedad se ha vuelto progresivamente más y más individualista y menos involucrada con los problemas que la afectan.

De esta forma, mientras el público cree que recibe lo que considera un universo abierto a todas las corrientes de pensamiento y provisto de todos los medios para obtener la información, por otro lado se encuentra sujeto a la manipulación que ejercen sobre ese mismo pensamiento pequeños grupos capaces de controlar los sofisticados mecanismos del manejo de opinión.

 Lo más terrorífico de este panorama es la forma en que se va condicionando la importancia de los temas según la conveniencia de algunos sectores; asuntos que revisten la mayor gravedad para el futuro de una sociedad, como el feminicidio, la discriminación por sexo o la falta de conocimiento sobre salud reproductiva que afecta a niñas, adolescentes y mujeres adultas, carecen de un tratamiento serio como resultado de políticas equivocadas de información. La responsabilidad de este silencio no apunta a la debilidad de comunidades temerosas e ignorantes; el peso de la falta, realmente, recae sobre sus líderes.

Cifras espeluznantes impresas en documentos de circulación oficial pero restringida, delinean un panorama medieval de muerte y desolación. Las consecuencias de la falta de información y la montaña de prejuicios que amenaza la vida de millones de seres humanos hacen de ese silencio un acto tan criminal como aquel que pretende ocultar la realidad de millares de niñas y adolescentes quienes, debido al abandono, se convierten en víctimas propiciatorias de un patriarcado cargado de violencia, prejuicios e ignorancia.

No se puede ignorar que nuestro actual comportamiento pasivo tendrá un impacto directo sobre una situación que tarde o temprano acabará afectándonos a todos. La solución de la mayor parte de los grandes males de la sociedad está ligada a un proceso educativo que propicie la apertura de canales de comunicación para acabar con la ignorancia y dejar de enterrar la cabeza en la arena para no saber. Es precisamente el universo mediático el responsable de romper la barrera de la intransigencia y el miedo que se han impuesto, cual consigna general, en amplias regiones del mundo; y a partir de ahí, cumplir con el papel informativo/educativo que le corresponde por naturaleza.

Para acabar con el hambre y el subdesarrollo es preciso acabar con la ignorancia.

Fuente de la información:  www.carolinavasquezaraya.com

Comparte este contenido:

Patriarcado y neoliberalismo cultural: la ofensiva perfecta

Por: Silvia Carrasco

El neoliberalismo, cuyo propósito es la mercantilización absoluta de la vida humana, se camufla apelando a la libre elección, a los deseos subjetivos o al sentimiento identitario. Son expresiones culturales, aparentemente de izquierdas, que actualizan una explotación que afecta, principalmente, a las mujeres.

El patriarcado es la institución más antigua que conocemos en la historia de la Humanidad. En cualquiera de sus formas y manifestaciones, la dominación física, económica, política y simbólica de las mujeres atraviesa todas las sociedades, culturas y épocas hasta nuestros días. Y todas las culturas que conocemos, tanto las que nos han precedido como la nuestra y sus contemporáneas, han hecho una magnífica labor naturalizando la subordinación a partir de la diferencia sexual entre mujeres y hombres, a través de la socialización basada en roles, comportamientos y marcadores diversos. A este conjunto de normas, prácticas y valores que conforman y condicionan las experiencias de ser mujeres y hombres culturalmente específicos lo llamamos género. El género es un concepto analítico y, a la vez, el mecanismo de reproducción del patriarcado. Porque el patriarcado persiste y se reinventa, como todos los sistemas de relaciones de poder. Aplicando la lúcida distinción de Alicia Puleo[1], en la mayoría de los países del mundo sigue vigente como coerción, donde la inferioridad y la sujeción de las mujeres es legal. Y en aquellos en los que supuestamente disfrutamos de igualdad ante la ley, no solo el patriarcado de consentimiento disciplina diariamente a las mujeres –abandonadas por la interiorización de sus mecanismos– de mil maneras, sino que, además, se rearma como parte de una ofensiva que intenta eliminar a las mujeres como sujetos de derecho.

No debería sorprendernos que las grandes corrientes del pensamiento y la acción política marxistas, y quienes las han desarrollado, hayan tenido serias dificultades para deshacerse y distanciarse críticamente del patriarcado, pues todo lo impregna a la hora de intentar comprender el mundo y proponer formas alternativas de organizar la sociedad. Pero sería esperable encontrar la superación de este lastre en las aportaciones más recientes, las ecosocialistas: perspectivas holísticas situadas en la búsqueda de un sistema-mundo basado en la justicia global en todas sus dimensiones; es decir, una justicia global alejada de la ingenuidad utópica de tiempos anteriores a la constatación del daño ya irreversible causado en el Planeta, tanto como del crecimiento ilimitado al servicio del beneficio corporativo.

Sin embargo, la estrategia cultural del neoliberalismo actualiza como nunca los mecanismos del patriarcado y parece suspender la capacidad de análisis progresista que se aplica, en cambio, con éxito a la economía política de la globalización. El neoliberalismo cultural se podría definir como el conjunto de disposiciones y actitudes favorables al neoliberalismo económico y al debilitamiento del Estado promovidas por medio de la cultura de masas y todos sus medios de penetración. Es la agenda ideológica que convierte en aceptable la expansión ilimitada del mercado, y para lograrlo rompe los instrumentos de la articulación política colectiva y la solidaridad social necesarias con que poder hacerle frente.

Las máscaras del neoliberalismo cultural camuflan y resignifican la explotación extractivista que convierte hasta la última célula de los cuerpos de las mujeres en materia prima del mercado de la vida, habiendo colonizado a la izquierda política con el núcleo de su engaño. Como conversos, ideólogos y políticos “de izquierdas” consagran la explotación de las mujeres (piénsese en la prostitución o en el alquiler de los úteros) como el súmmum de los nuevos derechos, como si esas prácticas fueran bendecidas por los mantras de la libertad de elección y los deseos subjetivos. Repiten que no es lo mismo vender un riñón para pagar deudas –algo inadmisible moral y políticamente– que aceptar dinero por dejarse penetrar “si la mujer lo decide”, una mujer cuya dignidad se convierte en ajena a la dignidad propia de quien emite el juicio. Porque las mujeres no somos ciudadanas iguales en el imaginario patriarcal, por eso somos víctimas más invisibles. Pero vayamos por partes.

Como materialistas, sabemos que la primera acumulación por desposesión en la historia de la Humanidad es la del acceso sexual y la apropiación de la capacidad reproductiva de las mujeres a manos de los hombres, mucho antes de que la hegemonía del capital sobre la naturaleza y sobre el trabajo definieran el capitalismo neoliberal en las últimas décadas del siglo XX. La agenda feminista es indisociable de todo proyecto emancipador de la humanidad, que no es tal si no comienza por erradicar los mecanismos y los efectos de aquella primera acumulación, la desigualdad más antigua, abrumadora y transversal, la subordinación de las mujeres. El ecosocialismo, síntesis del socialismo y el ecologismo político, denuncia el doble carácter injusto y depredador de un modelo de producción y organización del mundo insostenible.

El ecosocialismo y, en general, toda la izquierda autodenominada transformadora, así como el feminismo, constituirían, por tanto, un proyecto político alternativo a la mercantilización de la vida humana en cualquiera de sus formas. Deberían representar la esperanza de hacer más justo el mundo que compartimos, deteniendo y revirtiendo el extractivismo y la explotación del planeta y de la Humanidad –incluidas las mujeres, claro está–. Pero las propuestas políticas concretas que formula esta izquierda parecen haber abandonado el análisis materialista de la realidad en lo que se refiere a la emancipación de las mujeres, abandonando en paralelo buena parte de la agenda feminista.

Sin embargo, una izquierda transformadora, que enarbola la bandera de lo verdelo rojo y lo morado, es del todo irreconciliable con la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, que se basa en el extractivismo aplicado a nuestros cuerpos. Lo esperable sería que luchara enconadamente contra las industrias globales que promocionan la demanda de mujeres y niñas como objetos sexuales al servicio de los hombres. ¿Qué ocurre con esa pornografía que se satisface por medio de la trata? Comprendiendo como comprende el funcionamiento del mercado y el consumo, la izquierda debería denunciar cómo se reproduce la posición subalterna y cosificada de las mujeres en las mentes de los adolescentes y los jóvenes por medio del negocio criminal de la pornografía, que les induce a excitarse con el sometimiento violento de niñas y mujeres. Debería comprender, más que ninguna otra posición política, que la igualdad entre mujeres y hombres es incompatible con la mercantilización de las relaciones y que el consentimiento de las mujeres no es más que el precio de la supervivencia en la mayor de las desigualdades. ¿Qué clase de trabajo devalúa a la trabajadora con los años y la “experiencia”? ¿En cuál otro trabajo la alienación del propio cuerpo, la disociación inducida por el consumo de drogas, es la única posibilidad de mantener el empleo?

Porque ni los hombres tienen derecho a consumir cuerpos de mujeres pobres que no les desean, ni los hombres y mujeres ricos tienen derecho a consumir cuerpos de mujeres en situaciones precarias de todo el mundo con tecnologías reproductivas al servicio de un derecho inexistente a ser padres, socavando su salud con hormonaciones intensivas y embarazos indeseables. La izquierda debería ser la abanderada de la lucha contra el comercio mundial que convierte el derecho de los niños a tener una familia en compraventa de bebés encargados a la carta y gestados por mujeres empobrecidas.

El ecosocialismo como filosofía política es la antítesis de las ideas que sustentan estas prácticas. Otro tanto hay que decir de un feminismo que no lo es cuando se conjuga en plural –feminismo(s)– para defender prácticas como las antes referidas. Pero las formaciones políticas que ahora representan estas tendencias han sido las primeras víctimas de la gran operación de resignificación del análisis y la lucha feminista en los últimos años. La expansión y consolidación del capitalismo neoliberal, desterritorializado y desregulado, se impone más fácilmente a partir de las teorías identitarias que promueven la subjetividad individual y disocian la experiencia subjetiva de toda realidad material, incluida la realidad material del sexo. Aún más si se presentan con el discurso de la transgresión liberadora o el de los derechos humanos. Y como todo lo que tiene que ver con el origen de la opresión patriarcal, la cuestión del sexo, a quienes les afecta en primer lugar es a las mujeres.

Así como en una pesadilla que sintetiza Un mundo feliz de Huxley y 1984 de Orwell, cuando nos hemos convertido en la materia prima de las actividades criminales más lucrativas del mundo, las mujeres somos reducidas a funciones fisiológicas por un lenguaje que nos borra: “cuerpos menstruantes”, “cuerpos gestantes”, etc. Decía recientemente Eva Borreguero en El País (8/06/22) que la invisibilización social de las mujeres a manos de los talibanes tiene el mismo efecto que referirse a las mujeres como “personas con vagina”, pues son viejas y nuevas formas de borrarlas. De esta manera, el género y todos sus artificios ya no son opresión, sino que se perciben como expresión de la identidad.

En la misma línea, se puede interpretar ahora, con diversas leyes en la mano, que la infancia libre de limitaciones sexistas que no reproduce roles tradicionales ni preferencias antiguas, puede ser indicativa de haber nacido en “un cuerpo equivocado”. Y que ese cuerpo debe ser hormonado y mutilado para encajar, creando dependencia farmacológica de por vida para alcanzar su verdadera identidad (por cierto, esta tendencia afecta a tres chicas de cada cuatro casos sin que ello haya constituido una señal de alarma política y social hasta el momento). Por otra parte, la prostitución ya no es cosificación y explotación, sino trabajo sexual empoderante. Y la lista sigue: la explotación reproductiva se convierte en altruismo; la ficción legal y médica de la transexualidad se convierte en un derecho a cambiar el sexo registral sin filtro ni límite alguno, con todas sus consecuencias, ocupando los espacios de las mujeres y suplantándolas; y la violencia contra las mujeres, que es la principal herramienta del patriarcado para reproducir la subordinación social y cultural a pesar de la igualdad formal que establecen las leyes, pasa a ser violencia contra una identidad sentida: puede considerarse víctima de ella todo hombre que se declare mujer. La contradicción más flagrante es que las propias bases de la emancipación de las mujeres y de las políticas de igualdad impulsadas por la izquierda se convierten ahora en papel mojado.

Una izquierda transformadora debería ser, por definición, contraria a la falacia de la libre elección, resucitada por el neoliberalismo hace cuarenta años a pesar de haber sido desmontada por el marxismo hace casi doscientos. El propio cuerpo no es un activo de mercado y la lucha colectiva no es ni una suma de subjetividades ni, mucho menos, un repertorio de deseos inducidos por el mercado y centrados en el individuo. ¿Cuál es entonces la alternativa ideológica al beneficio de las grandes corporaciones, de las opciones que dicen representar el ecosocialismo y los autodenominados feminismos, si abrazan su cultura?

Aquella célebre contradicción secundaria de la que hablábamos, que siempre debía esperar a la resolución de los conflictos capital-trabajo, se ha liquidado por la vía de considerar obsoleta la agenda feminista, renunciando a alcanzarla. De un plumazo, se menosprecia una tradición política, intelectual y de lucha de los últimos trescientos años en un momento de retroceso en el que los hombres jóvenes se adhieren al negacionismo de la violencia patriarcal de la derecha, o al borrado de las mujeres de esta izquierda impostora. La reacción del movimiento feminista, tal y como ha ocurrido en todas las ofensivas patriarcales de la historia, es objeto de burla, persecución, silencio e indiferencia cómplice ante intimidaciones y agresiones por parte de jóvenes cuyas camisetas dicen –sin escandalizar a nadie– “Kill the TERF”. La mordaza y la autocensura revelan el éxito del nuevo orden.

Pero por encima de todo es necesario darse cuenta de que, en esta operación del neoliberalismo cultural, con la resignificación ideológica y la rendición política en la izquierda, es el propio concepto de Estado de derecho el que está en riesgo. Se trata de una ofensiva perfecta que se ceba, en primera instancia, en la persistencia naturalizada del patriarcado porque sus víctimas no importan en la misma medida que los hombres. Ya sabéis, primero vinieron a por las mujeres.

[1] Puleo, Alicia. “Libertad, igualdad, sostenibilidad. Por un ecofeminismo ilustrado”. Isegoría: Revista de Filosofía Moral y Política, nº 38, enero-junio, 2008, 39-59.

Fuente de la información e imagen:  https://www.elviejotopo.com

Comparte este contenido:
Page 1 of 22
1 2 3 22