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7 gráficos sobre la educación en México

Por: Ana Karen García

En México cerca del 56% de los adultos de 25 a 64 años sólo terminó la primaria o secundaria; aunque 8 de cada 10 padres de familia esperaba que sus hijos llegaran a la licenciatura. El abandono escolar casi siempre está ligado a vulnerabilidades sociales, económicas, geográficas o de género.

Asistir a la escuela, tener buenas calificaciones, aprender, seguir estudiando y desarrollar capacidades y conocimientos de acuerdo con nuestra edad es un privilegio que no tiene la mayoría de los mexicanos. La educación es el eslabón más estancado de la máquina social mexicana.

La educación en México tropieza con muchos obstáculos. No llega a todos los rincones; a donde llega, no alcanza; no se evalúa su calidad; no se evalúa su aprovechamiento; y no se evalúa cómo impacta en la vida de quienes pueden acceder a ella y de quienes no.

¿Por qué importa?: La educación es un derecho humano y, en México, cerca de 20% de la población no puede ejercerlo efectivamente. Además, la educación es uno de los pocos caminos hacia la movilidad social y económica de las clases medias.

Las reformas educativas implementadas por las distintas administraciones no han sido suficientes para mejorar los indicadores —que además son insuficientes— educativos. Aquí algunos gráficos que muestran la situación actual de los y las estudiantes en los distintos niveles de escolaridad.

Altas expectativas escolares

Pese a la desigualdad e insuficiencia de los servicios educativos, en México, los padres de familia conservan sus expectativas altas respecto de sus hijos en edad escolar. Cerca de 78% de las familias esperan que los menores de edad que viven en su hogar logren terminar una licenciatura.

Las altas expectativas que tienen las familias se alinean con la visión de la educación superior como un medio para ingresar al mercado laboral en una mejor posición, con mejores ingresos y mejor calidad de vida.

Nivel educativo de los mexicanos

Pese a que las expectativas de las familias son altas, llegar a la licenciatura no es fácil para muchas personas y terminarla menos. En México sólo 2 de cada 10 adultos de 25 a 64 años cuenta con estudios superiores o de posgrado, de acuerdo con cifras de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

Más de la mitad de los adultos no continuaron, oportunamente, con sus estudios de preparatoria o universidad y tampoco lo hicieron posteriormente en los esquemas de educación para adultos.

Este nivel es significativamente bajo si se compara con otros países miembros de la OCDE, como Dinamarca, Noruega, Lituania o España, donde cerca del 50% de la población tiene estudios superiores. Aunque en un caso más comparable, también se observa una brecha importante con Chile, donde el 32% de los adultos llegó a este nivel educativo.

La mayoría se salta la educación preescolar

En México es obligatorio que los niños menores de 6 años cursen, al menos, dos de los tres años de la educación preescolar. Pese a esta indicación, poco más de la mitad (6 de cada 10) niños de 3 a 5 años no están matriculados en unidades de preescolar o jardín de niños.

En el ciclo escolar 2020-2021, las cifras más recientes disponibles, se observó que la educación preescolar y la educación superior son los niveles con menor nivel de alumnos en dicha edad escolar matriculados.

Para estudios de posgrado se observó que sólo 14% de la población con 23 a 29 años estaba isncrito a alguna unidad académica.

La preparatoria o bachillerato, donde más se abandona la escuela

Los estudios equivalentes a la educación media superior son la etapa en la que la deserción escolar es mayor. El abandono tiene causas diversas relacionadas con el género de los estudiantes, la disponibilidad educativa de su región o su situación socioeconómica.

Pese a que todavía es el nivel escolar con mayor abandono de estudiantes, en los últimos 20 años se observa una mejora importante: la tasa de deserción se ha reducido casi a la mitad a escala nacional.

Otro dato destacable es que en este lapso de dos décadas también se redujo el abandono escolar en secundaria, pasando de 8.3% de los matriculados a 2.5%, de acuerdo con cifras de la SEP (Secretaría de Educación Pública) difundidas por el Inegi.

Desigualdad regional profundiza el abandono

En el desglose por entidad federativa se observan con más claridad las desigualdades educativas. La tasa de abandono escolar en preparatoria es 15 veces más alta en Chihuahua en comparación con Jalisco, los estados con los niveles más altos y bajos respectivamente.

Destaca el caso tapatío: durante el ciclo escolar 2020-2021 sólo el 1% de los estudiantes de preparatoria en Jalisco desertaron sin concluirlo; para el ciclo escolar 2021-2022 esta cifra bajó a 0.1 por ciento. Esta es la única entidad que presenta casi nulo abandono estudiantil en este nivel educativo.

Quienes llegan a licenciatura prefieren las ciencias sociales

De los adultos con estudios superiores que hay en México, una gran mayoría se graduó en carreras del área de negocios, empresas y ciencias sociales, casi el 40% de los estudiantes estudió alguna carrera relacionada, de acuerdo con cifras de la OCDE.

Sólo una cuarta parte de los graduados de la educación superior estudió derecho, administración, finanzas, negocios o una carrera similar.

Las carreras relacionadas con el arte, como música, danza, composición, artes plásticas o visuales, son las que tienen menor nivel de profesionistas, sólo 3.5% de los estudiantes se inclinaron por esas carreras.

Movilidad internacional llega a muy pocos

El intercambio estudiantil es una de las experiencias escolares que sólo 1 de cada 100 estudiantes universitarios en México puede vivir, de acuerdo con cifras de la ODCE, este es uno de los niveles más bajos entre los miembros del grupo.

Sólo Colombia y Brasil tienen niveles más bajos de movilidad internacional en la educación superior.

El intercambio escolar es una de las ventajas educativas más importantes al momento de desarrollar habilidades multiculturales, dominar segundos idiomas y calificar para mejores oportunidades laborales.

La calidad sigue siendo difícil de medir

Aunque en términos cuantitativos es posible saber cuántos estudiantes hay, qué estudian o dónde abandonan la escuela; todavía es difícil conocer las habilidades, conocimientos y competencias que desarrollan en los distintos niveles educativos.

En 2018 —la cifra más reciente disponible— México se encontraba entre los países con las calificaciones más bajas en las pruebas PISA, tanto en el área de matemáticas como en el área de comprensión lectora. Al corte de octubre del 2023 no hay cifras oficiales actualizadas que permitan conocer la calidad de la educación que reciben los estudiantes.

Universalizar la educación y evaluarla es fundamental para cerrar las brechas de desigualdad en México.

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Movilidad “invisible” y cuerpos que expiran, la realidad de las personas mayores y migrantes en América Latina

Por: Roxana Baspineiro

Se estima que en 2050 una de cada cinco personas tendrá más de 60 años, y que “el 80% de la población mayor va a vivir en países de bajos ingresos. Es una migración que está envejeciendo en pobreza”, bajo sistemas de protección frágiles o con poca presencia del Estado. (AFP/Ronaldo Schemidt)

“Todo el tiempo estoy buscando [trabajo] y he mandado mi hoja de vida, pero cuando ven mi edad –y yo soy activa, una mujer súper activa, no me duele nada, estoy bien no tengo Alzheimer ni nada de eso, pongo de mi parte– pero creo que cuando ven mi edad me echan para atrás”, se lamenta Evelyn (de 68 años), una venezolana que llegó a Ecuador hace cinco años para reunirse con sus dos hijas.

Su relato nos acerca a la situación que viven muchas personas mayores migrantes en América Latina, pero también en otras partes del mundo, inmersas en la exclusión social y el abandono por parte de los Estados receptores. Parte del problema radica en la forma en la que se aborda e integra el envejecimiento en nuestras sociedades actuales. ¿Se está sembrando la idea de que el envejecimiento es una carga?

Según la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el umbral para llamar a alguien “persona mayor” o “adulto mayor” es de 60 años para adelante. En América Latina, este grupo poblacional aumentará unas 3,5 veces en los próximos 50 años, pasando de 57 millones de personas en 2020 a unos 200 millones en 2070, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

“Una de las cosas que hay que destacar es el papel de los medios de comunicación para hacer visibles a estas poblaciones migrantes […] ese es el primer mensaje que hay que dar”, dice Marcela Bustamante, representante regional de la ONG HelpAge International con sede en Colombia, sobre la importancia de documentar y difundir información sobre las personas mayores para no caer en un desconocimiento total que agrave las condiciones de vulnerabilidad en las que ya se encuentran. Hasta ahora, la cobertura se ha centrado en la población en edad productiva y en los grupos vulnerables como las mujeres y los menores de edad.

Precisamente, una de las últimas evaluaciones titulada Un reclamo de dignidad: Vejez en la movilidad humana, realizada por HelpAge International y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en América Latina, revela el estado de afectación en el que se encuentran las personas mayores en cuanto al ejercicio de sus derechos, que además se vieron empeorados por la pandemia de covid-19.

El estudio reveló “erosiones o vulnerabilidades de los derechos en el acceso a la documentación, en el acceso a la información, en el acceso al trabajo o en el acceso a regularizar su situación. Y la pandemia, obviamente, terminó de socavar los derechos porque si antes, por ejemplo […] muchos si tenían algún ingreso, pues dejaron de percibirlo. Si tenían un trabajo, este disminuyó”, señala Bustamante.

Según datos recogidos por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (UNDESA), los flujos migratorios de personas mayores de 65 años en el mundo suponen el 12%, siendo América Latina una de las regiones que más envejece.

En la región Andina, para ACNUR y HelpAge International, en los últimos años las nacionalidades colombiana y venezolana han concentrado la mayor parte de los flujos en este rango de edad, con un mayor movimiento de esta última debido a la crisis social y política del país caribeño.

Casi 5 millones de venezolanos se encuentran desplazados en América Latina y el Caribe, de acuerdo con las cifras de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, gestionada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR, que no precisan de un registro específico del número de personas mayores. Por su parte, Colombia, Perú y Ecuador, países que históricamente han sido emisores de flujos migratorios, se han convertido ahora en países receptores para esta nacionalidad.

Discriminación laboral y feminización de la migración de la tercera edad

“Yo salí de Venezuela con la esperanza de tener un empleo formal, pero lo que conspira contra mí es la edad, un hombre ya de 67 años”, dice Domingo Javier González Salas, que actualmente se gana la vida como conductor de Uber en Ecuador, apoyando a su hija con el transporte al trabajo y haciendo otros traslados privados que le permiten ayudar económicamente a su familia.

Conforme al artículo 18 de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, uno de los derechos vitales de las personas mayores es el de un “trabajo digno”, así como la “igualdad de oportunidades sin importar la edad”, no obstante, la realidad para esta población es la informalidad como medio de supervivencia, siendo precisamente la edad una de las principales causas que los excluye de la sociedad en todos los niveles.

“A lo que les llevó el trabajo informal durante la pandemia es a estar fuera de los subsidios que los gobiernos prestaron a través de los sistemas de protección social […], porque no pudieron acceder a ningún alivio”, afirma Bustamante, que subraya que el 79% está inmerso en este sector, lo que influye en “la precariedad y la explotación laboral, con largas jornadas de trabajo y bajos ingresos”.

En América Latina y el Caribe, la edad media de jubilación se sitúa entre los 60 y los 65 años, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Pero al ser una de las regiones más desiguales y con un alto nivel de informalidad laboral, muchas personas mayores se ven obligadas a seguir trabajando ante la ausencia de una jubilación digna. Y esta situación se agrava cuando se combinan otros factores, como la migración.

“He hecho de todo, he vendido pan, he limpiado casas, he vendido pollo, no sé cuántas cosas he hecho para poder subsistir”, explica Evelyn, que encontró en el activismo como migrante y en su dedicación a un proyecto de huerto comunitario una salida y una forma de mantenerse activa en su cotidianidad.

“En muchos casos ellas [las mujeres mayores] venían siguiendo a sus familias. Mientras sus familias se iban moviendo más al sur, es decir, cruzaban Ecuador, cruzaban Perú hasta llegar a Chile, ellas venían detrás. Muchas venían solas, realmente solas acá […] Eso hizo que también se vieran más vulnerables”, dice la activista y socióloga afrovenezolana María Emilia Durán, quien añade que también hay una tendencia a la feminización en la movilidad de esta población.

“Las mujeres mayores con las que pude trabajar, tuvieron como primera opción las ventas callejeras. Muchas trabajaban vendiendo caramelos o algo en los semáforos o en el transporte público”, por motivos de facilidad, continua.

Esta circunstancia de precariedad laboral para las mujeres mayores, señala Durán, las confina de por sí a espacios inseguros donde, a falta de protecciones sociales, están condenadas a su suerte, expuestas u obligadas, por instinto de supervivencia, a exponerse, muchas veces incluso a la explotación laboral o sexual.

Por otro lado, está el tema de los cuidados, que se traduce en el trabajo no remunerado que realizan las mujeres mayores en sus familias, a falta de otras opciones. Este trabajo invisible e infravalorado las avoca a una vejez empobrecida. Es el caso de María Isabel (de 62 años), que ayuda en las tareas del hogar y el cuidado de sus nietos, si bien mantiene su deseo de encontrar un trabajo que le permita alcanzar su anhelada libertad financiera.

Tras la muerte de su esposo, la crisis económica y la tristeza de no tener a su familia cerca, María Isabel se vio obligada a dejar su casa en Venezuela y emprender el camino hacia la reunificación familiar. “Me vine sola [a Bogotá], no fue fácil, pero acá estamos”, cuenta.

“Estoy realizando estas actividades para colaborar con la familia, pero no es mi responsabilidad, porque esa parte ya la hice con mis hijos […] pero claro, tengo que empatizar y ayudarlos, así como ellos me ayudan a estar acá”, dice esta licenciada en contaduría pública.

“En realidad lo que yo quiero, como mujer venezolana de la tercera edad, es ser independiente económicamente, porque todavía estoy en mis cinco sentidos y me siento capaz, tengo la movilidad, tengo la intención, tengo la energía, pero no se me ha presentado la oportunidad, ¡ni siquiera de encontrar un novio acá!”, continúa mientras sonríe con picardía para sí misma.

Impacto de la pandemia y retos pendientes

“La situación en general de las personas mayores ha estado bastante grave, ya lo era antes de la pandemia y ahora aún más”, dice Durán sobre cómo la pandemia dejó al descubierto vacíos en las políticas públicas que revelaron problemas de acceso a los servicios de salud para la población migrante mayor en Ecuador, una realidad que no es ajena a otros países de la región. Así, se han constatado negligencias médicas en el tratamiento de otras enfermedades y enormes carencias en la atención a la salud mental, señalan HelpAge International y ACNUR en su evaluación.

“Una de las cosas que más pude evidenciar [trabajando con población migrante venezolana] fueron mujeres adultas que tenían enfermedades preexistentes. Eran diabéticas, hipertensas, requerían atención médica constante y no estaban teniendo acceso, sin mencionar que sus derechos sexuales y reproductivos estaban sumamente afectados”, indica Durán, que enfatiza en la soledad que acompaña las trayectorias de las personas mayores.

Trabajar improvisadamente vendiendo en la calle o verse encerrados dependiendo de sus hijos o como cuidadoras de sus nietos, genera “estados emocionales tales como melancolía, ansiedad, depresión, cansancio y dificultades en el proceso de adaptación e integración”, subrayan también HelpAge International y ACNUR.

“Al capitalismo no le importan las personas mayores y a estos gobiernos neoliberales menos. Hay una conciencia del sujeto productivo solo si eres capaz de producir. Por eso hoy se discute el tema del aumento de la edad de jubilación”, que avanza en detrimento de una vejez digna y una muerte digna, asegura Durán.

El envejecimiento de la población mundial avanza mucho más rápido de lo que creemos, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), y las medidas de adaptación a la futura realidad demográfica renquean.

Se estima que en 2050 una de cada cinco personas tendrá más de 60 años, y que “el 80% de la población mayor va a vivir en países de bajos ingresos. Es una migración que está envejeciendo en pobreza”, bajo sistemas de protección frágiles o con poca presencia del Estado, subraya Bustamante.

“Nos preguntamos qué está pasando con la población que está envejeciendo –que es toda–; que está migrando y no forma parte de los sistemas provisionales, cómo va a ser la vejez, cómo se va a integrar esta población migrante que está en edad de trabajar en los sistemas provisionales. Son reflexiones que los gobiernos tienen que hacerse”, apunta Bustamante. Su organización se une a multitud de voces que piden construir sociedades más inclusivas y libres de todo tipo de mitos y estereotipos en torno a la vejez.

“La persona mayor no quiere ser una carga para nadie, yo tengo mis grupos y toda la gente que está en mis grupos, todos me dicen lo mismo, y yo me siento igual, yo también quiero tener ingresos, porque al tener ingresos no te sientes inútil y tenemos conocimientos para dar muchas cosas”, expresa Evelyn.

Este artículo se publicó por primera vez el 22 de mayo de 2022.

Fuente de la información e imagen:  Equal Times

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México: Dinamismo de género ha invisibilizado problemáticas de la población LGBT+ en movilidad

*Si bien ha habido un gran avance en conocer las dinámicas de movilidad de los distintos grupos migratorios, aún falta profundizar en aquellos considerados en situación de vulnerabilidad como son las personas pertenecientes a la comunidad LGBT+.


Directores de instituciones que apoyan a grupos pertenecientes a la comunidad LGBT+ y académicos estudiosos del tema, dialogaron a través del conversatorio “Migrantes LGBT+ en contexto de movilidad: Retos, desafíos y resiliencia”, el panorama de las necesidades específicas de atención de esta población y los principales retos a los que se enfrentan.

El diálogo tuvo como fin conocer por medio de distintos actores que trabajan con migrantes pertenecientes a la comunidad LGBTTIQ, las dinámicas que emprenden una vez que se encuentran en territorio mexicano, como su travesía en el país, que tiene como finalidad cruzar a los Estados Unidos de América, los desafíos que encuentran y como convierten los mismos en oportunidades para desarrollar su resiliencia migratoria.

Rosemberg López Samayoa, presidente fundador y coordinador general de Una Mano Amiga en la Lucha contra el SIDA A. C. dijo que, la población LGBT+ migrante era un tema invisibilizado, a partir del año 2014, se empezó a tener más información sobre estos flujos en Tapachula.

Fue así, como a través de la organización, buscaron estrategias de acercamiento. Junto a organizaciones de El Salvador, Honduras, Guatemala y México visibilizaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dicha problemática migratoria.

Ser LGBT y viajar en la caravana migrante de América Central. Cortesía: Agencia presentes

Sin embargo, al no tener información hicieron un estudio exploratorio con El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) para conocer lo que pasaba con estas poblaciones migrantes. Posterior a ello, le dieron seguimiento a partir de la comunicación por medio de redes sociales, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Notaron que, había problemáticas que las instituciones tampoco atendían. En respuesta, Una Mano Amiga en la Lucha contra el SIDA buscó mejores condiciones y estrategias de acercamiento.

López Samayoa indicó que han documentado con población que proviene de El Salvador, Honduras y Guatemala. Sin embargo, hubo un aumento de las diferentes nacionales, algunas de las causas son por la ola de violencia, orientación sexual, identidad y expresión de género, persecución de pandillas, no aceptar ser mulas dentro de las cárceles, nulas oportunidades de un trabajo digno, discriminación y xenofobia.

En el tema de VIH, por ejemplo, Cuba dice ser pionero en la salud, pero tiene a mucha población con VIH migrando porque no tienen medicamentos antirretrovirales, y si los tienen son de segunda o tercera generación. En México, han encontrado otro tipo de oportunidades tanto de trabajo como de salud, expuso el presidente la asociación.

Reafirmo que, la población LGBT+ en movilidad vive invisibilizada y desvalorizada, siguen documentando un dinamismo de género donde pareciera ser que solo migran hombres y mujeres, y la comunidad no ha sido cuantificada ni hay un registro sobre sus diferentes necesidades.

Asimismo, dijo que esta la segmentación social por nacionalidad dentro de las políticas públicas, se omiten muchas de sus necesidades, sobre todo porque parece ser que la migración se ve muy general cuando tiene sus propias particularidades.

Cuando se tratan a las personas por nacionalidades se tiene que tomar en cuenta su interculturalidad, parece ser que no se toma en cuenta. Otra situación es la dificultad en su ingreso a México, a los peligros que se encuentran, la población LGBT+ tiene que cruzar por el río Suchiate, cuando vienen en caravanas se invisibilizan y buscan otras condiciones, dijo el presidente.

Compartió que, en octubre de 2018, siguieron a la caravana que ingresó, les pareció impresionante las condiciones en las que llegaron, fue diferente a la parte de ser tratados como hombres y mujeres, y no diferenciar estas situaciones y necesidades de la población LGBT+.

López Samayoa reconoció que es de suma importancia hablar de lo que ocurre dentro de las Estaciones Migratorias, donde la población LGBT+ tiene que pasar por atrocidades como abusos sexuales, extorsión, robo y humillaciones constantes.

Aunado a ello, la constante violación a sus derechos humanos, la no separación y la falta de conciencia de lo que puede llegarle a suceder a las mujeres trans, gays y la niñez no acompañada con orientación e identidad LGBT+.

Por su parte, Óscar Salvador Torres, antropólogo social del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Ciudad de México, comentó que descubrió en internet un grupo de jóvenes indocumentados, sobre todo gays y lesbianas en Estados Unidos, quienes se hacían llamar UndocuQueer.

Desde ese entonces, el antropólogo profundizo en el tema, en Tijuana tuvo contacto con la caravana y las personas LGBT+. En la actualidad, a conversa con migrantes venezolanos gays, quienes sufren discriminación porque son vistos como hipersexuados o dedicados al trabajo sexual.

La realidad que vive la población LGBT migrante, solicitante de asilo y refugiada. Cortesía: Observatorio Lgbt

Salvador Torres mencionó que, se suele dar por sentado que las personas migrantes tienen una identidad de género sexual construida, pero no todas asumen esa conciencia, ya que las identidades fluyen a través de las edades.

Al entrevistar a personas que migraron en su niñez, dijo que estas se dan cuenta que pesaba más su condición de migrantes indocumentados que la de género sexual, eso lleva a pensar que depende de la condición y que no todo lleva a la victimización o revictimización.

El tema de la sexualidad es incómodo, pero es aprovechado por la comunidad para sobrevivir del estigma del que son sujetos, si a eso le suman que son migrantes se complica, agregó el antropólogo.

Acerca de la niñez acompañada y no acompañada, señaló que es un tema recurrente de las caravanas, al no haber una sensibilidad a escala del gobierno para lidiar con ellos. Falta una reflexión colectiva de cómo son vistos respecto a su sexualidad, si pesa más su condición de niñez que la de LGBT+.

Enfatizó la existencia de movimientos a escala global para que las personas trans puedan ir decidiendo desde menores, en ese mismo contexto debería indagar sobre cómo se configura una identidad de género, pues los infantes no lo ven desde la practica sexual, sino de sentirse diferentes.

En este sentido, resaltó que valdría la pena preguntar ¿Habría que separar a los seres humanos desde la niñez entre heterosexuales y no heterosexuales o colectivos LGBT+?, sobre todo porque la identidad es una construcción continua que nunca termina, pero que en la adultez se decide.

No hay una sensibilización de cómo tratar a la niñez que se ya se está identificando como LGBT+, lo que si puede ser más sencillo es ver como las familias que albergan a esta niñez abordan la situación, porque lo que se ha reportado es que la misma familia es el núcleo expulsor de estas personas migrantes, luchar con la hipersexualización del colectivo LGBT+, y como todo esto, nos lleva a dividir categorías que son necesarias, pero viéndolo desde una manera integral, expuso el antropólogo.

Lax solicitantes de asilo fueron participantes de Caravana Arcoíris 17. Cortesía: The Trans Agenda for Liberation

Salvador Torres destacó la importancia de ver lo integra pertenecer a este colectivo, sobre todo con el tema de las drogas que se vincula con las culturas sexuales, en especial en las grandes ciudades: Ciudad de México, Guadalajara y Tijuana.

También, darle prioridad a la pandemia del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, sobre todo en las “ciudades santuarios” que son heterosexistas. Es decir, recibir por el hecho de ser migrante, sin pensar en las necesidades identitarias, sexuales o de salud.

A su vez, Said Slim, coordinador de Proyectos Integración Social Verter A. C. indicó que los acercamientos son de primera mano, con servicios de alcance comunitario: temas de salud sexual y reproductiva como de derechos humanos. Otra manera, son los demás albergues y al pertenecer a una Red Migrante crean alianzas con otras organizaciones.

El coordinador dijo que, las personas que migran hacia Estados Unidos, en especial de México y otros países de Latinoamérica lo hacen por motivos económicos, por el tema LGBT+, y otras cuestiones.

Comentó que, las poblaciones llegan a la Frontera Norte con un desgaste tremendo por las horas, días o semanas de viaje. Hay gente que viene desde la migración interna: Chiapas, Puebla y Oaxaca, hasta la externa: África, Rusia, Centroamérica, Sudamérica y El Caribe.

CIDH presenta el informe temático:
«Violencia contra Personas LGBTI en América». Cortesía: OAS

Además, parece ser que es la última puerta que tienen que tocar al llegar, se acomodan, contactan a sus familiares, contemplar el pedir recursos de abogacía y protección. En la particularidad de ser población LGBT+, hay personas que necesitan tratamiento, al tener mayor prevalencia en el tema de las infecciones de transmisión sexual, se combinan con las epidemias locales como Hepatitis C, Covid y las drogas.

Sobre las personas que realizan trabajo sexual, señaló que en el caso de los hombres pertenecientes a la comunidad LGBT+, son captados por hombres o mujeres en Mexicali, en un intercambio de alimento, techo, dinero o consumo de drogas.

En el caso de las mujeres, este trabajo es más reconocido, suelen estar en hoteles, bares y cantinas. Además, en la Frontera Norte se da esa “punta de lanza” para iniciar una transición en su cuerpo, por el acceso a dinero, contactos o porque no viven el acoso y discriminación de sus lugares de origen.

«Migro para poder ayudar a mi mamá y a mi familia, porque mi casa se está cayendo a pedazos». Cortesía: Agencia Presentes

Slim reconoció que, no existe un protocolo de atención para la comunidad LGBT+ por parte del Instituto Nacional de Migración (INM) o de las Estaciones Migratorias, pero disponen uno de la Secretaría de Salud.

Ante este contexto, destacó que deben impulsarse nuevos protocolos de atención, así como usar y aplicar los que ya existen, además visibilizar a la población que están en tránsito migratorio en el diseño, estructuración, implementación y evaluación de políticas.

En el Frontera Norte, se ve mucho el tema de las drogas, donde las personas que migran y además son parte de la comunidad LGBT+, consumen estas sustancias licitas e ilícitas, se necesitan intervenciones para el abordaje de esta problemática, concluyó el coordinador.

Fuente: https://www.chiapasparalelo.com/noticias/chiapas/2021/10/dinamismo-de-genero-ha-invisibilizado-problematicas-de-la-poblacion-lgbt-en-movilidad/

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Covid-19 E (In)Movilidad En Las Américas

América/03/06/2020/Autor y fuente: inmovilidadamericas.org

 

El año 2020 será recordado como un tiempo de pandemia. En menos de cinco meses, desde que se oficializó el primer caso de Covid-19 en China, millones de cuerpos en todo el mundo se han contagiado, mientras otros cientos de miles más han muerto. Ante la imparable movilidad del virus, la inmediata – y hasta ahora única – respuesta global común ha sido la momentánea interrupción de la movilidad transnacional y el control a la movilidad al interior de los espacios nacionales. Durante la Peste Negra, inspeccionar los cuerpos que llegaban de fuera, rechazarlos o forzar a su inmovilidad por cuarenta días para evitar el contagio, fueron la promesa para recuperar la salud. Seis siglos después, estamos reactualizando esa misma promesa y por eso hoy la tensión entre (in)movilidad y control está en el centro de esta pandemia.

Localizar esa tensión en las Américas tiene relevancia analítica y política. Éste es un continente en movimiento. La formación social, económica, política y cultural de este espacio geográfico es incomprensible sin atender a las diversas formas de movilidad humana que lo han configurado. Todos los países del continente han sido y/o siguen siendo simultáneamente  emisores y receptores de flujos transnacionales, mientras que otros se han convertido, además, en espacios de tránsito y de retorno voluntario y/o forzado. En América, solo por nombrar algunos casos notables, están Estados Unidos y México, el mayor destino migratorio y el principal emisor de migrantes del mundo, respectivamente. Está Colombia, el país con mayor número de desplazados internos y con un significativo número de personas en necesidad de protección internacional. También están Guatemala, El Salvador, y Honduras, países que no dejan de expulsar a miles de connacionales que huyen de la violencia; o Venezuela, desde donde han emigrado en los últimos años más de 4 millones de venezolanxs. De sur a norte, a este continente le atraviesan rutas migratorias clandestinas que históricamente han servido para que latinoamericanxs y caribeñxs irregularizados en tránsito lleguen hasta Estados Unidos. Y, en la última década, hasta las Américas han llegado flujos migratorios extra-continentales; se ha multiplicado la migración intrarregional, los flujos sur-sur, y el tránsito migratorio norte-sur. La movilidad en el continente es hoy protagonizada por desplazadxs internos, deportadxs, solicitantes de asilo y de refugio, y también por niñxs y adolescentes que emigran solos o acompañados. Porque cientos de mujeres y hombres adultos y menores de edad, regionales o extra-continentales, no han dejado de ponerse en movimiento para reconfigurar sus proyectos vitales, éste es un continente donde la lucha migrante no cesa.

Por eso el control a esa movilidad prolifera en las mismas dimensiones. Por un lado, el peso histórico de Estados Unidos ha sido definitivo para delinear la geopolítica del control a la movilidad en la región. Ese es el país donde reside el mayor número de migrantes irregularizados en el mundo, el que más ha endurecido sus políticas migratorias, el que detiene y deporta a más latinoamericanxs y caribeñxs, y el que desde hace más de tres décadas ha transferido el control a la movilidad a terceros países “seguros” en la región bajo convenios de cooperación binacional en materia de seguridad. Por otro, en la última década, los países de las Américas se han cerrado cada vez más ante la cuestión migratoria. El giro securitista ha venido a multiplicar la producción de migrantes irregularizados en todos los países del continente. A mayor irregularidad migrante, mayor riesgo de deportación,  mayor confinamiento a las economías informales y mayor riesgo de precarización. De manera generalizada, el foco de interés regional ha girado del derecho a los migrantes al combate a la irregularidad inmigrante al interior del espacio nacional y al fortalecimiento de la seguridad fronteriza, mientras un violento discurso xenófobo se normaliza en las sociedades receptoras.

El Covid-19 arremete entonces en un espacio geográfico de antemano marcado por la tensión entre (in)movilidad y control, tensión que toma matices mucho más violentos en contextos desiguales. Ese es el caso de las Américas. En las últimas décadas la desigualdad socio-económica, entre los países del continente y al interior de los mismos, se ha profundizado sin precedentes históricos. De ahí que, en solo dos meses, la pandemia haya desnudado la desatendida e irresuelta desigualdad estructural, desatando consecuentemente considerables afectaciones en nuestros países. A la emergencia sanitaria hoy se suma el colapso económico y el de los sistemas de protección social, hechos que en conjunto asolan las vidas de las poblaciones más vulnerabilizadas, siempre racializadas, como aquellas en condición de movilidad humana.

¿Qué es este proyecto?

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Este es un proyecto (in)acabado, por lo tanto en construcción, que reflexiona colectivamente en torno a la (in)movilidad y el control en las Américas durante la pandemia. Hemos querido mapear las respuestas estatales; las situaciones de alerta que enfrenta la población migrante, particularmente desplazados internos, deportadxs, detenidxs, solicitantes de asilo, refugiados, migrantes irregularizados sean éstos adultos o niñxs o adolescentes; y, las respuestas sociales en cada uno de los espacios nacionales. Al mapear, no hemos pretendido en lo absoluto producir una cartografía fija del continente, ni menos aún información geo-referenciada. En el contexto de este proyecto, mapear ha tenido otras significaciones. Por un lado, ha supuesto levantar información de prensa, sistematizarla y crear un archivo digital donde quede registrada la tensión entre (in)movilidad y control desatada en la gran mayoría de los países del continente durante el momento inicial de la pandemia. Por otro, inspirados en la cartografía crítica, mapear ha implicado “deconstruir el mapa” (Harley, 1989), o la imagen nítida que da la cartografía tradicional del continente, para sacar a la luz los espacios ocultos, los conflictos no vistos ni captados por la prensa, pero latentes; esos conflictos que deliberadamente quedan por fuera de un mapa tradicional y a la vez de la discusión pública.

Con este mapeo, nos interesa sacar a la luz por ejemplo, el hecho de que durante la pandemia se ha configurado un estado de excepción de facto en materia migratoria construido legalmente y que ha permitido a los gobiernos de la región tomar una o algunas de las siguientes medidas excepcionales: 1- cierre y militarización de fronteras; 2- negar la entrada al país de aquellas personas que supongan un riesgo sanitario, incluyendo niñxs y adolescentes; 3- poner fin sumariamente al derecho al asilo y al refugio; 4- acelerar deportaciones, incluso de migrantes contagiados por Covid-19; o, 5- dejar varados a miles de migrantes irregularizados, deportados o solicitantes de asilo entre fronteras, en espacios de confinamiento precarizados, poco salubres y altamente riesgosos para su salud. Nos importa mostrar que en el actual contexto de emergencia sanitaria la vulneración de derechos de migrantes es exponencial y afecta particularmente a solicitantes de asilo/refugio; a niñxs y adolescentes migrantes; a migrantes detenidos; a migrantes deportados; y a trabajadores irregularizados.

Queremos dar cuenta de que las acciones estatales a favor de la protección social no contemplan a los miles de migrantes irregularizados que hoy residen en las Américas. Los proyectos de ayuda a trabajadores en todos los países han apuntado mayoritariamente a brindar apoyo a trabajadores nacionales o a residentes regularizados. El gran número de migrantes irregularizados, – muchos trabajadores esenciales como campesinos, repartidores de entregas a domicilio, u organizadores de productos en mercados y supermercados –, han quedado por fuera de cualquier ayuda estatal. Hemos constatado así que actualmente hay una doble negación a la protección social: a pesar del rol esencial que los migrantes irregularizados cumplen en la vida económica en países de destino como mano de obra esencial y en países de origen al enviar remesas, en ambos contextos, de manera generalizada, han quedado excluidos de dichos programas.

El mapeo hecho nos ha revelado paralelamente excepcionalidades que sin duda abren reflexiones futuras pues hemos registrado casos de gobiernos centrales que deliberadamente han incluido a la población en condición de movilidad como beneficiaria de las medidas adoptadas. Es el caso de Argentina, por ejemplo, que ha extendido medidas de ayuda sanitaria y financiera  para argentinos en el extranjero y que hayan perdido su empleo. O el caso de Brasil donde, a contracorriente de su postura como gobierno de extrema derecha y gracias a la postura de una bancada del Congreso, el gobierno federal implementó el programa Auxilio Emergencial para la población más vulnerable, incluyendo a migrantes irregularizados quienes recibirán un pago de tres mensualidades. También hemos constatado el abordaje y prioridad dispar existente entre gobiernos centrales y gobiernos locales frente a la población migrante, sobre todo irregularizada. Ese es el caso de las medidas tomadas por la gobernación de California en Estados Unidos, con un programa de beneficio económico para migrantes irregularizados, o el de la municipalidad de Iquique  y de Colchane en Chile, que han implementado programas de apoyo para migrantes bolivianos, por nombrar algunos casos. Estas evidencias revelan el potencial rol que los gobiernos locales pueden cumplir como garantes de derechos sociales y económicos contradiciendo a  medidas centrales híper nacionalistas y excluyentes.

Hemos comprobado que al interior de los espacios nacionales, de forma generalizada, la criminalización y la xenofobia a los migrantes no ha cesado. Esto ha tenido como efecto que el miedo opere como medida de control interno para que migrantes, no solo irregularizados pero también regularizados, no acudan a servicios de salud, y pongan en riesgo sus vidas, ni exijan medidas de protección social. La producción del miedo, como forma de control, da cuenta de cómo en los países hay un limitado ejercicio de derechos que afecta a ciertas categorías de población confirmando un ejercicio ciudadano profundamente jerarquizado. De hecho el miedo a la enfermedad, a sentirse desprotegido de cualquier programa de ayuda económica o social, junto con la crisis económica, han  provocado un fenómeno sin precedentes en la región: migración en reversa, o retorno a países de origen a pesar del cierre fronterizo.

Por último, en nuestro mapeo se resaltan persistentes respuestas sociales en todos los espacios nacionales. Por una parte, luchas migrantes protagonizadas por detenidxs que han hecho huelgas de hambre, plantones, o incluso se han fugado, como forma de protesta por las condiciones inhumanas y de riesgo vital en las que están confinados. O, los tránsitos en reversa de migrantes irregularizados que retornan a sus países de origen para cuidar así sus vidas ante el colapso económico, la imposibilidad de trabajar, y de vivir en condiciones dignas. Por otra, redes de solidaridad constituidas por asociaciones de migrantes, organizaciones de base, la iglesia, el periodismo independiente y colectivos sociales a favor de los derechos de los migrantes. Se han desplegado múltiples acciones públicas, firmas de peticiones, cocinas comunitarias, entrega de alimentos, incluso acciones binacionales, sobre todo entre activistas en Estados Unidos y México, para sostener la lucha para ampliar la garantía de derechos para todxs.  Sin embargo, con alarma, también hemos constatado que se han exacerbado así mismo brotes xenófobos en contra de migrantes irregularizados, brotes que no solo están presentes en las prácticas sociales cotidianas sino también en los discursos oficiales que dan cuenta de una postura estatal también xenófoba. Estas reflexiones son las que se despliegan y profundizan en las secciones de la página.

¿Cómo surge este proyecto?

A mediados de marzo de 2020, prácticamente todos los países del continente se declararon en emergencia sanitaria, cerraron sus fronteras y adoptaron una serie de medidas excepcionales para provocar la inmovilidad forzada que promete contender al virus. Fue entonces cuando más de 30 investigadorxs de las Américas, interesados analítica y políticamente en la cuestión migratoria, nos juntamos virtualmente y nos empezamos a preguntar por la situación particular de millones de migrantes mujeres, hombres, niños, niñas y adolescentes, del continente o provenientes de otras latitudes, todos sujetos en movimiento.

Sabíamos que la pandemia había agarrado de improvisto a cientos de migrantes en el medio de sus tránsitos clandestinos; a solicitantes de asilo y refugio en el medio de sus trámites; a otros tantos detenidos en estaciones migratorias o en el medio de vuelos de deportación; y, a otros cientos más en sus trabajos precarizados. Estábamos conscientes de que el cierre de fronteras, es una medida que abiertamente atenta contra el derecho a la libre movilidad y a los derechos de los migrantes garantizados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, dejando de facto a miles de solicitantes de asilo y de refugio en un limbo legal, varados en espacios de confinamiento entre fronteras. Y, también avizorábamos, que las medidas excepcionales de control a la movilidad en el espacio nacional, en el marco de la pandemia, podrían exacerbar el híper nacionalismo, reforzando la imagen del extranjero como el que encarna y transmite el virus, algo que fácilmente detona violencias. De hecho, comprendíamos que la inmovilidad forzada no solo supone una promesa de contención al virus, sino que tiene simultáneamente un impacto directo y violento en las vidas de miles de sujetos en movimiento.  Nos convocamos así con la intención de mapear la situación migratoria en tiempos de Covid-19.

¿Qué hicimos?

Once equipos de investigación se configuraron para levantar información de prensa en torno a la cuestión migratoria en las Américas. Esta actividad tuvo lugar entre el 1 de abril y el 15 de mayo de 2020, cuando inició la sistematización de la información que permitió crear un mapeo a dos escalas. A escala nacional, hemos producido una ficha inicial por país, que no supone una revisión ni exhaustiva ni cronológica de todo lo sucedido en cada espacio nacional, sino que es un registro digital de las medidas de control, situaciones de alerta y respuestas sociales que ocurrieron en los siguientes países: Canadá, Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Haití, República Dominicana, Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Argentina y Brasil. Nuestro mapeo ha dejado por fuera a algunos países del continente. Esto se debe que los equipos de investigación solo levantaron información de los espacios nacionales donde residían. Porque éste es un proyecto en construcción, queda abierta la posibilidad para incluir los espacios nacionales faltantes. Dada la rapidez en los cambios en materia migratoria, aspiramos a que las fichas puedan ser actualizadas de acuerdo a eventos relevantes, de tal modo que el archivo digital se vaya ampliando.

Leyendo entre líneas la información de prensa recolectada, en cambio, a escala transnacional, hemos identificado situaciones comunes que nos muestran cómo la tensión entre (in)movilidad y control tiene efectos espaciales en el continente, formas de contestación social, y cómo se ejerce y exacerba el control a la movilidad y la precarización de las vidas de migrantes. Estas son las once situaciones identificadas:  1- Cierre de fronteras e híper vigilancia; 2- Híper-nacionalismo selectivo; 3- Espiral de violencia al sur; 4- Irregularizados y desposeídos de derechos; 5- Suspensión del derecho al asilo y al refugio; 6- La producción del miedo como forma de control; 7- Espacios de confinamiento y sacrificio humano; 8- Migración en reversa; 9- Esenciales pero desechables; 10- Niñez y adolescencia al borde; y, 11- Respuestas sociales.

Al ser este un proyecto en construcción, es nuestra intención generar conversaciones y debates vía el espacio digital en torno a estas situaciones identificadas, y quizá a nuevas que vayan surgiendo en el futuro. De hecho estamos consientes de que varios espacios nacionales han quedado por fuera del mapeo colectivo y sobre todo, no se ha logrado capturar todavía, desde un enfoque interseccional, cómo los tiempos de la pandemia exacerban la previa desigualdad de género, raza, edad, clase, nacionalidad, orientación sexual constitutiva de la cuestión migratoria en las Américas. Esos vacíos iniciales sin duda abren nuevas avenidas analíticas y de discusión futura a ser incluidos en este primer ejercicio.

A pesar de esas limitaciones iniciales, creemos que el mapeo que presentamos en esta etapa inicial ya sirve como fuente de investigación y enseñanza, en particular durante los actuales tiempos virtuales. A partir de este material, procuraremos debates transnacionales críticos sobre los espacios ocultos – mejor dicho ocultados–, en los mapas tradicionales y el debate público sobre la (in)movilidad y el control en tiempos de pandemia. Así, impulsaremos encuentros virtuales que entre lxs investigadorxs de este proyecto, e invitados diversos como intelectuales, representantes de organizaciones de migrantes, activistas, periodistas, entre otros actores. Estos encuentros serán de acceso público, y quedarán grabadas y subidas en esta página web. Sistematizaremos los debates, para producir así textos reflexivos que alimenten la breve explicación inicial que consta en cada una de las secciones de la página web.

Harley, JB (1989). Deconstructing the map. Cartographica: The international journal for

geographic information and geovisualization, 26(2), 1-20.

Fuente e imagen: https://www.inmovilidadamericas.org/el-proyecto

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Libro(PDF): «Movilidad humana en tránsito. Retos de la Cuarta Transformación en política migratoria»

Reseña: CLACSO

Este libro es una contribución a la reflexión y al debate sobre los grandes retos que entraña el tema migratorio como problema teórico y fenómeno social de nuestro tiempo. La pregunta subyacente en el texto es ¿cómo reparar un sistema migratorio roto por la implosión del proceso globalizador, destructor de los medios de vida de millones de seres humanos? Frente a esta crisis migratoria los gobiernos responden con medidas de contención en las que se incluyen «muros» que profundizan las dificultades para el tránsito y muestran el rostro de una «crisis humanitaria» que interpela a los derechos humanos.

Fruto de un esfuerzo colaborativo, este volumen fue pensado en una reunión que convocó El Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana, cuando recién se estrenaba en México el gobierno de la Cuarta Transformación, para reflexionar en torno al «nuevo paradigma» de la política migratoria de este país. Las amenazas del gobierno de Donald Trump a México sobre imponer aranceles al comercio con Estados Unidos todavía no se habían expresado; poco después la «vuelta de tuerca» se concretó y la política migratoria de México cambió radicalmente. Este tránsito de una política flexible a una política dura es objeto de análisis en este texto que, desde distintas miradas, formula hipótesis y abre nuevos interrogantes sobre el devenir.

Autores (as): Daniel Villafuerte Solís. María Eugenia Anguiano Téllez. [Coordinadores]

Daniel Villafuerte Solís. Jéssica N. Nájera Aguirre. Luz Helena Rodríguez Tapia. María Eugenia Anguiano Téllez. Chantal Lucero Vargas. Rafael Alonso Hernández López. María del Carmen García Aguilar. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO. UNICACH – CESMECA.

Año de publicación: 2020.

País (es): Argentina. México

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-590-7

Descarga: Movilidad humana en tránsito. Retos de la Cuarta Transformación en política migratoria

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1840&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1380

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Latinoamérica necesita espacio de educación superior para fomentar movilidad

Redacción: La Vanguardia

América Latina necesita un «espacio latinoamericano de enseñanza superior» para armonizar los distintos sistemas educativos de la región y fomentar la movilidad de los estudiantes, afirmó hoy el catedrático de Sociología español Manuel Herrera.

El experto, director académico de Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR, España), consideró en una entrevista con Efe en Chile que se podría tomar como modelo el Espacio Europeo de Educación Superior que funciona en la Unión Europea (UE) desde 1999.

Santiago de Chile, 25 sep (EFE).- América Latina necesita un «espacio latinoamericano de enseñanza superior» para armonizar los distintos sistemas educativos de la región y fomentar la movilidad de los estudiantes, afirmó hoy el catedrático de Sociología español Manuel Herrera.

El experto, director académico de Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR, España), consideró en una entrevista con Efe en Chile que se podría tomar como modelo el Espacio Europeo de Educación Superior que funciona en la Unión Europea (UE) desde 1999.

«Eso permitiría que estudiantes colombianos empezaran la carrera en Colombia, la continuaran en Ecuador y pudieran terminarla en Chile. O que chilenos pudieran ampliar sus estudios en Argentina y los terminaran en México», señaló Herrera.

 

 

En su opinión, para concretar un proyecto de esta envergadura se necesita «generosidad» de los países para armonizar los sistemas universitarios, algo que por ahora no ha ocurrido en Latinoamérica.

El catedrático ha mantenido esta semana reuniones en Santiago con representantes de ministerios y de universidades de Chile, país en el que la UNIR, que ofrece una propuesta educativa íntegramente en línea, tiene varias decenas de alumnos de posgrado.

La presencia de esta universidad española en Chile es aún escasa si se compara con otros países de la región como Colombia, México y Ecuador, o en menor medida, con Perú, Paraguay, Argentina y Bolivia.

A diferencia de los otros países, Herrera explicó que la educación ‘on line’ tiene en Chile una percepción negativa y se considera «de segunda división».

Esto se debe, explicó, a que las experiencias que ha habido hasta ahora han sido de mala calidad y no han cuajado en el modelo educativo chileno, aunque consideró un imperativo que Chile, como el resto de la región, apueste por la educación en internet.

«La enseñanza ‘on line’, especialmente en América Latina, es un instrumento clave para la cohesión social, la corrección de desigualdades sociales y la formación de capital humano», señaló el responsable de Relaciones Internacionales de la UNIR.

 

 

Herrea afirmó que el desarrollo de avances tecnológicos ha introducido la educación en línea en el sistema universitario europeo y de varios países latinoamericanos, aunque este modelo está llamado a convivir con la enseñanza presencial tradicional.

«La educación tradicional seguirá existiendo pero se empieza a desarrollar la enseñanza ‘on line’ a través de la tecnología para caminar hacia modelos mixtos que combinan lo virtual con lo presencial», concluyó el experto.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20180925/452037866505/latinoamerica-necesita-espacio-de-educacion-superior-para-fomentar-movilidad.html

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UNESCO: Educación en situaciones de crisis y guerra: tecnología y movilidad para los refugiados

Francia/20 de Marzo de 2017/20 Minutos

La Semana del aprendizaje móvil examina este año cómo la tecnología puede ayudar a resolver necesidades educativas. Los dispositivos móviles son las más valiosa posesión de los refugiados y estudiantes desplazados crisis y guerras.

El mundo se enfrenta en estos tiempos a las cifras más altas jamás registradas de grupos humanos desplazados. Nunca hubo tanta conciencia sobre el problema pero nunca hubo tantos refugiados. En 2015, según cálculos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 24 personas por minuto fueron obligadas a abandonar sus hogares, cuatro veces más que hace diez años, y uno de cada 113 habitantes del planeta se ha visto desplazado por motivos de conflicto o persecución. Más de la mitad de los refugiados son niños.

Los dispositivos móviles se han convertido en una de las más valiosas posesiones para estos refugiados. No sólo les permite mantener el contacto con los suyos, sino que cada vez son más usados para mantener el vínculo con la educación. Las tecnologías móviles facilitan la integración en las comunidades de acogida, ayudan a estimular la imaginación, permiten la recuperación y sirven de orientación en el tránsito de un presente incierto a un futuro más prometedor.

La próxima semana, del 20 al 24 de marzo, se celebra en la sede de la UNESCO en París la Semana del aprendizaje móvil. Por lo explicado antes, estará dedicada este año a examinar el modo en el que la tecnología puede ayudar a resolver las necesidades educativas de los refugiados y de los estudiantes desplazados a causa de una guerra, una crisis o una emergencia en sus países de origen. ACNUR calcula que los niños refugiados tienen cinco veces más probabilidades de verse privados de escolarización que los no refugiados.

En este momento, sólo la mitad de los niños refugiados tiene acceso a la educación primaria y esta brecha se agranda conforme se avanza en edad. Así, menos de una cuarta parte de ellos de los refugiados se matricula en secundaria y sólo un uno por ciento accede a la enseñanza superior. Es fundamental que los niños en desarraigo no se queden aún más rezagadosSegún datos del Instituto de Estadística de la UNESCO, los niños que viven en zonas en conflictos presentan tasas de escolarización cada vez más reducidas.

Sin embargo, la educación, una valiosa herramienta para ayudar a romper el círculo de la violencia, no se tiene en cuenta en las primeras etapas de intervención en situaciones de crisis y emergencia. “Es fundamental que los niños que se encuentran en situación de desarraigo debido a las guerras y a la violencia no se queden aún más rezagados”, afirma Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. La Semana del aprendizaje móvil, promovida por la UNESCO y el ACNUR, congregará a líderes y expertos de los diferentes sectores de la educación, las tecnologías y las crisis humanitarias para compartir prácticas innovadoras que se llevan a cabo en todo el mundo y dar visibilidad a las opciones que disponen los gobiernos y otros organismos.

La UNESCO tiene un programa específico que investiga cómo las tecnologías móviles asequibles pueden potenciar el aprendizaje, especialmente entre los grupos humanos más vulnerables. El ACNUR, que también realiza estudios en torno al tema, ha creado una unidad para la innovación, encargada de elaborar soluciones que ayuden a los refugiados. Además, se ha asociado con otras organizaciones para formar el Humanitarian Education Accelerator (Programa acelerador de la educación humanitaria), con el fin de definir, apoyar y difundir las últimas innovaciones educativas.

Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/2988485/0/educacion-crisis-guerra-refugiados-tecnologia-semana-movilidad/

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