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Octubre revolucionario. Asturies; la represión

Por: Víctor Arrogante/Memoria histórica

 

MURIERON MIL QUINIENTOS REVOLUCIONARIOS DURANTE LOS COMBATES QUE SIGUIERON AL LEVANTAMIENTO ARMADO Y MÁS DE DOSCIENTOS DURANTE LA REPRESIÓN. LOS HERIDOS FUERON MÁS DE DOS MIL.

Contábamos la semana pasada, como se había gestado la revolución de Octubre de 1934 y el anterior intento en 1917. Los acontecimientos de la revolución de Asturies, tuvieron unas consecuencias gravísimas para la clase trabajadora y para el conjunto de la ciudadanía. No pudieron cumplirse los objetivos previstos; no se tomó el poder ni se cambiaron las condiciones de vida que padecían los trabajadores; por el contrario, la represión ejercida sobre los huelguistas fue en si misma una tragedia; miles de trabajadores despedidos, millares de detenidos y presos, condenas a muerte conmutadas por cadenas perpetuas y dos ejecuciones. Los procesos duraron hasta 1936.

«La naturaleza no se conmueve con los dolores de los hombres. Solo se altera cuando el pico solivianta los suelos», dice Jorge M. Reverte en su libro La furia y el silencio. Asturias, primavera de 1962. Porque no fue solo en 1917 y 1934, cuando los mineros y obreros de la industria asturiana se levantaron contra la opresión y la injusticia. En 1962 se produjo una huelga silenciosa y pacífica, que puso en jaque al gobierno de Franco. Comenzó en La Nicolasa y se extendió a La Camocha, Altos Hornos de Vizcaya, Cataluña, El Ferrol, Sagunto y Jerez. Hoy, los mineros y sus mujeres, siguen revueltos por la desaparición de la industria del carbón, que afecta a sus puestos de trabajo y la economía asturiana.

Estamos en Octubre de 1934, cuando se convocó la Huelga general revolucionaria, como instrumento para la insurrección. En Asturias, antes de que amaneciera el día 5 de Octubre, fueron atacados los cuartelillos de la guardia civil en las cuencas mineras. Daba comienzo el movimiento huelguístico insurreccional decretado por el Comité Revolucionario, presidido por Largo Caballero. En la zona minera de León y Palencia, el poder obrero duró cuatro días. En Asturias hasta el día 18. El gobierno proclamó el estado de guerra y ordenó al ejército establecer el orden al mando de Francisco Franco.

La insurrección de Octubre no consiguió su objetivo final, al carecer de organización, medios, armas, y planificación política y militar. Faltó la unión decidida de las fuerzas proletarias; pero en Asturias la unión fue determinante. También contó con la simpatía de los partidos republicanos pequeño-burgueses. Pese a todo y  por todo no pudo ser.

En Oviedo, mil integrantes de las columnas obreras se apoderaron de la zona sur de la ciudad, tomando el Ayuntamiento, frente a las fuerzas del ejército, guardia de asalto, miembros de la guardia civil y del cuerpo de carabineros integrado por más de dos mil efectivos. Se unieron a la revolución Trubia, Gijón, Mieres, Sama y La Felguera, organizándose abastecimientos, hospitales de campaña y servicio de ferrocarriles.

El día 8, los obreros organizados, toman la fábrica de armas y dominan Oviedo. Las tropas de López Ochoa, fueron rechazadas cerca de Trubia (parroquia a 12 kilómetros del concejo de Oviedo). Los obreros hechos prisioneros vienen en cabeza de la columna custodiados por la guardia civil. En la madrugada del 10, el crucero Cervantes desembarca en Gijón a millares de Regulares de África, al mando del teniente coronel Juan Yagüe que arrasa Gijón. En la tarde del jueves 11, López Ochoa, conocido desde entones por carnicero de Asturias, entra en Oviedo.

Ese mismo día, los socialistas Peña, Dutor y Antuña, contra la postura de comunistas y anarquistas, proponen una retirada organizada. Se forma el Segundo Comité constituido por jóvenes comunistas que la organizan militarmente. Se cuenta que el día 13 de octubre, dos mujeres jóvenes, Aída Lafuente y Jesusa Penaos, militantes del comunismo libertario, armadas con una ametralladora, intentan cerrar el avance de los legionarios en la cota de San Pedro de los Arcos, pero no lo consiguieron. Las tropas mandadas por el teniente ruso-blanco Iván Ivanov las remataron a punta de bayonetas.

Los mineros en su retirada constituyen el Tercer Comité Provincial, formado por socialistas y comunistas, con participación de la CNT, presidido por Belarmino Tomás, deciden instalarse en Sama. Los mineros de Oviedo resisten 48 horas más. El día 18, todo perdido, se negocia la capitulación: el Comité depondrá las armas y las fuerzas coloniales mercenarias no entrarán en la ciudad a la cabeza. Los mercenarios africanos entraron en cabeza y de que manera. El último llamamiento del Comité Provincial de Asturias, firmado en Sama el mismo día 18 terminaba así: «Nosotros, camaradas, os recordamos esta frase histórica: Al proletario se le puede derrotar, pero jamás vencer».

Murieron mil quinientos revolucionarios durante los combates que siguieron al levantamiento armado y más de doscientos durante la represión. Los heridos fueron más de dos mil. También entre las fuerzas represoras hubo otros trescientos muertos (según Julián Casanova y Hugh Thomas, que coinciden en los datos). En toda España fueron encarceladas entre treinta y cuarenta mil personas, y miles de obreros perdieron sus puestos de trabajo. La ciudad de Oviedo quedó asolada por los incendios, los bombardeos atacantes y la dinamita de los defensores.

El gobierno suspendió las garantías constitucionales; numerosas corporaciones municipales disueltas, locales de sindicatos y partidos cerrados y periódicos clausurados. Los jurados mixtos (recién instaurados durante el bienio reformista) suspendidos. La contrarreforma se hizo más contundente. De las 23 penas de muerte sentenciadas, dos fueron ejecutados: el sargento Vázquez (que había volado un camión con treinta y dos guardias civiles) y Jesús Argüelles Fernández «Pichalatu».

Las represalias duraron en el tiempo. La Ley de Responsabilidades Políticas promulgada por Franco en 1939, tipificaba como punibles los actos y omisiones de quienes hubieran colaborado con la República Española y participado en la revolución de Asturias. Se legitimaron las multas, los embargos de bienes, los destierros y la purga generalizada en el mundo laboral en la posguerra. Esta ley estuvo vigente hasta 1969, fecha en la que prescribieron los delitos cometidos antes del 1de abril de 1939.

El historiador Paul Preston, en su libro El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra civil y después, considera que las intenciones de los socialistas eran limitadas y defensivas. Su objetivo era defender el concepto de República desarrollado entre 1931 y 1933, frente a lo que percibían como ambiciones corporativistas de la CEDA. La entrada de la CEDA en el gobierno fue seguida de una proclamación de la República independiente en Cataluña que duró diez horas, de una desganada huelga general en Madrid y del establecimiento de una comuna obrera en Asturias.

Con la excepción de la revuelta asturiana, que resistió por espacio de dos semanas los violentos combates con las Fuerzas Armadas gracias al terreno montañoso y a la pericia de los mineros, la tónica dominante del Octubre español fue su falta de entusiasmo. «Ninguno de los hechos ocurridos a lo largo de ese mes, ni siquiera los de Asturias, indicaba que la izquierda estuviera preparando una sublevación a conciencia». Lo cierto es que, en tanto se lograba resolver la crisis, los líderes socialistas se esforzaron por contener el ardor revolucionario de sus seguidores.

Con la finalización de la Revolución, daba comienzo la feroz represión; pero la lucha contra el Capital no había terminado. Organizar la paz con los enemigos no quería decir que se renegara de la lucha de clases. Decía Belarmino Tomás: «No; lo que hoy hacemos es, un alto en el camino, en el cual subsanaremos nuestros errores para no volver a caer en los mismos».

De momento, los partidos y sindicatos de clase, se mantienen en un alto en el camino; pactos, acuerdos y muchas cesiones. Con el actual Gobierno de Coalición, todo está por descubrir. Veremos quienes pagan las consecuencias de la crisis de la pandemia.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/octubre-revolucionario-asturies-la-represion/

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Como un enorme elefante blanco

 Por: Ilka Oliva Corado

 

Lleva apareciendo en mi televisor varias semanas, pero me hago la desentendida y busco películas por otro lugar, es un documental sobre la violencia que vivieron las comunidades indígenas en Guatemala en el tiempo de dictadura. Qué fácil poder cambiar de canal o fingir que una imagen no está en la pantalla de un televisor. Más de 200 mil desaparecidos, dice en letras grandes, pero yo no lo quiero ver, no ahora que estoy relajándome viendo documentales sobre cultura, gastronomía y cualquier otra cosa menos sobre lo que duele. Qué fácil, insisto, poder cambiar de canal y fingir que esa imagen no existe, por lo menos momentáneamente.

Decir, hoy no quiero ver tal cosa, poder elegir. Pero esas miles de familias que vivieron la violencia por parte del Estado en Guatemala no tuvieron opción de nada, fueron masacradas, torturadas, desaparecidas. ¿Cuántos fueron en realidad? Oficialmente acaso 200 mil, pero  cuántos fueron.  ¿A cuántas niñas, adolescentes y mujeres violaron?, ¿cuántas quedaron embarazadas de esa violación?, ¿qué fue de ellas?, ¿qué fue de todas esas familias que salieron al exilio, huyendo? Dejaron en el camino todo, muchas dejaron hijos, cónyuges, padres, hermanos desaparecidos, asesinados. Muchas nunca lograron el retorno y estas personas murieron en el exilio, no solamente lejos de su tierra, pero lejos de la justicia, una justicia que aún no llega.

200 mil, en letras grandes y yo cambio de canal. ¿Cómo le hicieron para sobrevivir todos estos años? Me refiero al dolor, al estigma, a la pérdida, con el delirio, con las ganas de gritar en una sociedad racista, clasista y haragana que se niega  a pronunciar  siquiera la palabra genocidio mucho menos a reconocerlo. A reconocer que en Guatemala hubo crímenes de lesa humanidad. Y el tiempo sigue pasando y la memoria histórica se empolva cada día más, abandonada, solitaria, despojada en el olvido colectivo. Porque nos empeñamos en hablar del presente sin atrevernos a pronunciar los nombres de los desaparecidos, sin hablar de justicia, sin leer de historia, sin devolver lo robado. Sí, sin hacer como sociedad que los que se robaron devuelvan lo que les quitaron a tantas comunidades que hasta el día de hoy siguen peregrinando porque las arrancaron de sus tierras. Tierras que hoy tienen las grandes franquicias de la estafa en contubernio con un Estado opresor, con la misma tiranía de siempre.

Cómo fue la vida de aquellos jóvenes que hoy son abuelos, el hilo emocional que traspasaron a las generaciones de hijos y nietos. Es fácil olvidar lo que nos cuestiona y encara como sociedad, tan fácil como cambiar de canal en un televisor. Pretender es lo más común, fingir que nada pasó, que otros fueron los culpables y que lo mejor será borrón y cuenta nueva. ¿Y los niños que desapareció el Estado en los tiempos de dictadura? ¿Cómo han vivido todos estos años, qué fue de ellos, de sus familias de sangre? La ausencia, el vacío, la búsqueda, la frustración, el dolor, la insistencia o la resignación. 200 mil, por decir un número pero, ¿y las fosas clandestinas? ¿Los que andan hoy en los 40 años viviendo en algún lugar del mundo con un apellido distinto, en otras familias, tendrán pesadillas o les habla el inconsciente acerca de un pasado en otro lugar, con otras personas? ¿Y los padres que perdieron a sus hijos?, ¿cómo vivieron todos estos años? ¿Los que sobrevivieron a las torturas? 200 mil, y cambio de canal.

Y la justicia ausente y la impunidad perversa. Retrocedemos en cada elección presidencial, siempre le apostamos al más ruin porque nos representa a cabalidad, al más machista, al más racista, al más clasista, al más pedante, al más estafador y lo aplaudimos porque es un espejo donde nos reflejamos. Porque no nos importa lo que les pasó a los otros, lo que viven los otros: los ultrajados, empobrecidos, excluidos que obligamos a emigrar. 200 mil hace 40 años pero vemos que hoy en día, grupos armados  que son enviados por las oligarquías se roban las tierras de poblaciones completas, entran a comunidades y les queman sus casas, sus siembras y los sacan de sus tierras como en los tiempos de aquella otra dictadura y no miramos pero ni soslayo para allá. Mejor cambiamos de canal, de página, de red social. Porque es mejor fingir, no ver, no saber, que hacer algo al respecto.

Por eso hundimos cada día más a Guatemala, porque permitimos con nuestra pasividad y desmemoria que los ruines hagan y deshagan con los más vulnerados. Podremos cambiar de canal, no ver documentales, no leer los libros que cuentan los testimonios o verlos, leerlos y ya cambiar de hoja, ignorar a los sobrevivientes aunque vivan en la casa siguiente, o limpien nuestras casas,  encerrarnos en nuestra pequeña y mísera burbuja de comodidad pero eso no elimina la realidad ni el pasado; estamos caminando sobre huesos de masacrados en las innumerables fosas clandestinas que hay a lo largo y ancho del país. Y esos huesos hablan, son la memoria histórica que aunque nos neguemos a ocultar está ahí como un enorme elefante blanco.

Y muy a pesar nuestro, de nuestra desidia, de cuando en cuando se producen encuentros entre familiares que la dictadura separó, muchos cuando apenas eran unos niños. Cada abrazo entre hermanos, entre padres e hijos, entre abuelos y nietos que tenían 40 años de no verse, de darse por muertos, es un triunfo de la vida ante la opresión, ante la injusticia, ante la desmemoria colectiva. Cada encuentro es  un botón  de la esperanza que nos dice que no importa qué tan poderosa sea la impunidad, siempre la honra de la vida florecerá.

Así nos lo mostró el reciente reencuentro entre las hermanas Teresa Pérez Ramos  y Teresa Pérez Rodríguez que después de 38 años separadas se volvieron a ver. La señora Teresa Pérez Rodríguez desapareció durante la dictadura cuando apenas tenía 9 años. El reencuentro se produjo en el departamento del Quiché, en el municipio de Chajul el 5 de agosto de 2020. El departamento de Quiché fue uno con los que más se ensañó el Estado en tiempos de dictadura, la mayor parte de su población es indígena. Este reencuentro debería tener a Guatemala entera brincando de felicidad.

Fuente e imagen: https://cronicasdeunainquilina.com

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Ciclo de Conferencias del Programa de Formación Permanente en Línea

El  Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación (CII-OVE), la CEIP-H y el CINPECER, invitan al Ciclo de Conferencias del Programa de Formación Permanente en Línea, con la siguiente agenda:

 

Los días miércoles desde el 10 de junio:

“Educación y Sistemas Escolares en la Post Pandemia”

Boaventura de Sousa Santos, Catherine Walsh, Marco Raúl Mejía, Luis Bonilla, Oscar Jara, Peter McLaren, entre otres.

 

Cada martes desde el 16 de junio:

Debate sobre “La otra política”

Naom Chosmky, Eric Toussaint, Juan C. Monedero, Piedad Córdoba, entre otres.

 

Los días jueves desde el 18 de junio:

Mesas de “Voces Insurgentes” con paneles sobre feminismos, juventudes, extractivismo, movimientos sociales, etc.

 

Cada lunes desde el 22 de junio:

“Recuperación de la memoria Histórica de las organizaciones sindicales del magisterio latinoamericano”

 

Los días viernes desde el 26 de junio:

Difusión de los foros virtuales del grupo de contacto internacional (GCI) conformado por dirigentes gremiales y sindicales del magisterio.

 

Todas las actividades son gratuitas y de libre acceso.

 

Las conferencias se transmitirán desde la plataforma zoom y el público accederá a través de YouTube y el  facebook de: CEIP Histórica, CII-OVE y CINPECER. En los siguientes horarios:

 

15 horas (3 pm) de Bogotá, Panamá y Ciudad de México

16 horas (4 pm) de Caracas y San Juan de Puerto Rico

17 horas (5 pm) de Buenos Aires

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Acerca de la complejidad del pasado y las políticas de memoria histórica

Acerca de la complejidad del pasado y las políticas de memoria histórica

Enzo Traverso

El historiador Enzo Traverso, profesor de la Universidad de Cornell (EE.UU.), es uno de los más destacados especialistas en estudios de la memoria histórica. En esta entrevista, responde a una serie de preguntas centradas en la memoria de los verdugos y sus legados, el crecimiento de los nuevos movimientos de extrema derecha y la situación de las políticas europeas de la memoria histórica. También se refiere a sus últimos libros, Left-wing melancholia. Marxism, History, and Memory (Columbia University Press, 2017) Les nouveaux visages du fascisme (Editions Textuel, 2017).

¿Por qué hay tan pocos estudios sobre la memoria de los autores?

Hay estudios numerosos y en ocasiones extremadamente importantes sobre los verdugos si se piensa en las obras de Christopher Browning y Harald Welzer. La memoria de los verdugos ha sido objeto de ficción literaria – por ejemplo,  Les Bienveillantes de Jonathan Littell – pero el corpus disponible de testimonios y memorias es limitado. A los verdugos no les gusta exhibir o recordar sus crímenes y prefieren ocultarlos. Los casos de “salidas del armario” son poco frecuentes (por ejemplo, las memorias del general Aussaresses sobre la tortura durante la guerra de Argelia). No es sorprendente. La escasez de recuerdos de los verdugos (y por tanto los estudios relativos sobre ellos) es la inversión dialéctica del papel cada vez mayor que el recuerdo de las víctimas ha cobrado en nuestras sociedades y en la memoria colectiva.

¿Usted cree que una política de la memoria histórica enfocada exclusivamente en las víctimas y no en los agresores puede provocar una cierta ceguera de los crímenes que se cometen actualmente?

Francamente, creo que es necesario liberarnos de este juego de espejos y de una conciencia histórica basada en la masificación de las víctimas. Debemos tratar de dar cabida a la complejidad del pasado, que no se reduce a una confrontación binaria entre verdugos y víctimas. El recuerdo de las batallas y los compromisos políticos a las causas emancipadoras del pasado tiene poco reconocimiento. El siglo XX no se compone exclusivamente de las guerras, el genocidio y el totalitarismo. También fue el siglo de las revoluciones, la descolonización, la conquista de la democracia y de grandes luchas colectivas. Esta memoria ha sido deslegitimada hoy en día, después de haberla ocultado y enterrado. Yo la llamo una “memoria marrana”, en tanto que es una memoria oculta, clandestina, como la de los marranos en el Reino de España cuando la Inquisición. Creo que para romper la jaula del “presentismo” – un mundo encerrado en el presente sin utopía ni tampoco capacidad de mirar hacia el futuro – es necesario dar cabida a estas memorias. El recuerdo de los movimientos colectivos adquiere una dimensión anti-conformista, quizá subversiva en una época neoliberal dominada por el individualismo y la competencia.

Usted habla de “post-fascismo” con el fin de describir los nuevos movimientos políticos y sociales de la extrema derecha y para distinguirlos del fascismo de los años 1930 o del neofascismo de final del siglo XX. ¿Podría explicarnos en qué consiste ese post-fascismo?

Hablo de “post-fascismo” porque la nueva extrema derecha ha tomado su distancia del fascismo, al menos en los países donde se ha convertido en un jugador importante en la vida política. En el plano ideológico, el post-fascismo es muy diferente del fascismo tradicional en términos de lenguaje, organización y movilización. Ya no es fascista pero todavía no se ha convertido en algo completamente diferente y nuevo. Es una forma de transición, lo que justifica la noción de post-fascismo. Sus características dominantes son el nacionalismo y la xenofobia, especialmente en forma de islamofobia. Hoy en día, ya no encuentra su propósito fundamental en el anticomunismo o el antisemitismo. El enfoque ha cambiado. Sin embargo, una gran crisis económica con el desmantelamiento del euro y las instituciones europeas, etc. podría provocar un cambio de rumbo y un retorno al fascismo tradicional. Por supuesto, esto puede ocurrir también fuera de Europa. Después de la elección de Donald Trump en los EE.UU., Jair Bolsonaro, un político que reúne todos los requisitos de un líder fascista, ha sido elegido en Brasil. Esto representa una tendencia internacional.

¿Qué tipo de políticas de la memoria histórica podrían crear conciencia de los peligros de estas corrientes de extrema derecha actuales sin tener que recurrir a banalizar el fascismo con comparaciones obsoletas?

Todos los políticos del sistema estigmatizan a la extrema derecha, pero a menudo legitiman su retórica. Si aceptamos la idea de que la construcción de Europa implica que se adopten políticas de austeridad, que las restricciones aplicadas por los mercados son indiscutibles, que hay demasiados inmigrantes y que los ilegales deben ser deportados en vez de legalizados, que el Islam es incompatible con la democracia occidental y que el terrorismo debe ser combatido con leyes especiales que reduzcan las libertades civiles – como todos nuestros gobiernos han estado diciendo durante diez años – la consecuencia es que la extrema derecha prosperará. Con el fin de frenar su avance, es necesario tener primero una discusión real y decir la verdad. La acogida de los inmigrantes y refugiados es un deber moral, en la medida en que millones de europeos emigraron y huyeron de regímenes autoritarios en los dos últimos siglos; y una necesidad social, en la medida en que los necesitamos tanto por razones económicas como demográficas. En una era global, nuestras sociedades no pueden sobrevivir como entidades cerradas, étnica y culturalmente homogéneas.

En cuanto a las políticas de la memoria histórica, tenemos que reconocer que el fascismo del siglo XXI es muy diferente al de la década de 1930. La lección que debemos inferir de la historia es que las democracias son perecederas y pueden ser destruidas. En los países que han experimentado el fascismo – estoy pensando en Italia, Alemania, España y algunos otros – una democracia que no haya asimilado esta lección será frágil y vulnerable. En este sentido, la memoria antifascista me parece tópica.

Las dictaduras han dejado un legado y algunos lugares de memoria. El tratamiento de estos lugares por las democracias ha sido motivo de controversia, por decir lo menos. ¿Qué se puede hacer con lugares como el Valle de los Caídos en España?

No creo en el mito de la “reconciliación” ni en la “memoria compartida”. Una sociedad democrática fuerte no debe temer a sus enemigos y debe concederles la libertad de expresión dentro de los límites de la ley. Cuando se trata de la memoria del fascismo en Italia y del franquismo en España, sería mejor reconocer su existencia en lugar de ocultarlas. Un estado democrático puede tolerarlas, pero de ninguna manera asumirlas o integrarlas en sus propias instituciones. Un Estado democrático no debe establecer una visión oficial del pasado (como es el caso de las dictaduras), pero tiene el deber de reconocer sus propias responsabilidades. Por ejemplo, el reconocimiento de Chirac de la responsabilidad del Estado francés por deportar judíos o el reconocimiento de Emmanuel Macron de la tortura durante la guerra de Argelia son bienvenidos. En España, la “Ley de la Memoria Histórica” se mueve en esta dirección, a pesar de sus límites.

La cuestión de qué hacer con el Valle de los Caídos es compleja. Mi punto de vista es el de un observador independiente que de ninguna manera pretende tener soluciones mágicas. En mi opinión, la decisión de Pedro Sánchez de exhumar los restos de Franco y sacarlos del Valle de los Caídos es una buena opción. Sin embargo, también es necesario retirar la gigantesca cruz que domina el lugar con el fin de “desacralizar” lo. Podría entonces ser transformado en un memorial y museo con una presentación crítica de su historia. Se convertiría en un memorial en el sentido alemán de un  Mahnmal  (una advertencia para las generaciones futuras).

No creo en la posibilidad de crear un lugar de recuerdo compartido en el que los republicanos y los nostálgicos del franquismo pueden reunirse “fraternalmente” en nombre de la reconciliación nacional. Tampoco creo en un monumento que recuerde a todas  las víctimas de la guerra civil, poniendo a todas en el mismo nivel y el mismo lugar. Esta sería una opción hipócrita y no la política de la memoria de un estado democrático. En este caso, sería difícil evitar exhumar todos los restos (tanto de los soldados franquistas como de los republicanos deportados) para enterrarlos en un lugar diferente, cercano o distante.

Dicho esto, no estoy al tanto de todas las propuestas que se han hecho y mi posición no es resultado de un estudio en profundidad o de una reflexión profunda.

¿Cómo ha afectado el neoliberalismo a nuestra percepción del tiempo? ¿Cómo influye en nuestra visión del pasado, presente y futuro?

El neoliberalismo comprime nuestras vidas en un eterno presente, un mundo dominado por la aceleración que nos da la impresión de cambio permanente, aunque los fundamentos sociales y económicos permanecen estáticas. La sociedad de libre mercado promete satisfacer todos nuestros deseos – nuestras utopías se convierten en individuales y se “privatizan” – en el contexto de un modelo social y antropológico que da forma a nuestras vidas, a las instituciones y a las relaciones sociales. En una sociedad neoliberal, el pasado se cosifica y el recuerdo se transforma en un artículo de consumo, construido y difundido por la industria cultural. Las políticas de la memoria – museos y conmemoraciones – están sometidas a los mismos criterios de cosificación (rentabilidad, cobertura en los medios de comunicación, adaptáción a los gustos predominantes, etc.). Inventar y sobre todo imponer diferentes marcos temporales no es tarea fácil. Conectar con la temporalidad del pasado (disparar a los relojes de las torres de las iglesias con el fin de detener el tiempo, de acuerdo con la famosa imagen de Walter Benjamin) o inventando marcos temporales que no estén sometidos a las reglas de la sociedad de libre mercado es el gran reto de todos los proyectos alternativos. Los movimientos sociales en los últimos años, como el 15-M, Occupy Wall Street, Nuit Debout etc, han sido experiencias interesantes en este sentido.

¿Cuál es la “melancolía de la izquierda” y cómo la memoria puede convertirse en una herramienta de transformación social?

La melancolía de la izquierda siempre ha existido. Ha seguido a los fracasos de los movimientos colectivos y al colapso de las esperanzas de revolución. No busca ni la pasividad ni la resignación y puede favorecer una reevaluación crítica del pasado capaz de preservar su dimensión emocional. Esto significa tanto el duelo por los compañeros perdidos como recordar los momentos alegres y fraternales de la transformación social mediante la acción colectiva. Necesitamos esta melancolía impulsado por el recuerdo, lo que no es obstáculo para la reactivación de la izquierda.

¿Cómo describiría las políticas de la memoria histórica que la UE ha puesto en marcha hasta ahora y cuáles son sus principales retos?

La misión esencial de las políticas de la memoria histórica de la Unión Europea ha sido principalmente instrumental y decorativa: mostrar la virtud, mientras se adoptan políticas anti-sociales. Por un lado, empobreciendo a Grecia, por otro, organizando conmemoraciones del Holocausto; por un lado, haciendo patente el poder de la troika, un poder supranacional carente de legitimidad democrática, por otro, proclamando los otros derechos humanos; por un lado financiando museos y conmemoraciones dedicadas a las víctimas del totalitarismo y el genocidio, por otro cerrando las fronteras meticulosamente y negándose a adoptar una política común para acoger a los refugiados. Esta hipocresía sólo puede tener consecuencias negativas. El ascenso de la extrema derecha es una prueba de ello.

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/acerca-de-la-complejidad-del-pasado-y-las-politicas-de-memoria-historica/

 

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Opinión: La importancia del conocimiento histórico para evitar tragedias humanas

Por: Sofía García-Bullé

29 de diciembre de 1845, Estados Unidos anexa a su territorio a la República de Texas. Este evento causa un conflicto de magnitud internacional con México, que ni siquiera había reconocido la independencia de Texas, considerándolo aún un estado mexicano renegado.

Esta cadena de sucesos provocó la erupción de la guerra entre México y Estados Unidos de 1846 a 1848; año en que, tras la derrota militar, México se vio obligado a ceder todo el territorio al norte del río Bravo. Estas tierras comprendían lo que hoy son los estados de Arizona, California (A través de la venta de La Mesilla), Nevada, Utah, Nuevo México, algunas partes de Colorado, Wyoming, Kansas, Oklahoma y, por supuesto, Texas.

Estos sucesos pertenecen a un pasado lejano, valioso tal vez para los historiadores y maestros de historia, o quizás relevante en otros niveles más conectados con nuestra realidad actual. Patrick Crusius salió de su casa el sábado 3 de agosto con la intención de matar a todos los mexicanos que le fuera posible antes de que las autoridades lo detuvieran. El saldo del ataque ascendió a 22 muertos y 24 heridos.

Su crimen, perseguido por los fiscales de estado como un acto de terrorismo doméstico, fue motivado por una creencia equivocada de que los inmigrantes hispanos invadían territorio estadounidense y que su deber como ciudadano era defender a su país de este ataque. Tal vez si su manifiesto publicado se hubiera basado más en conocimiento histórico y menos en la misma línea de pensamiento que motiva los tweets de su presidente, Crusius habría entendido que la presencia histórica de los mexicanos en Texas tenía que ver exactamente con lo opuesto de una invasión mexicana.

La lucha por una perspectiva histórica completa

De acuerdo con el Washington Post, las clases de historia son obligatorias en los niveles básicos de las escuelas tejanas. Desde cuarto de primaria hasta primero de secundaria los estudiantes aprenden la historia de su estado, desde su independencia con respecto a México, pasando por su anexión a Estados Unidos, hasta la cesión mexicana al terminar la Guerra de Intervención Estadounidense.

Si esto es algo que se asume que todos los niños tejanos saben, ¿qué se pierde en el camino a convertirse en adultos? ¿Las instancias educativas que comunican estos hechos históricos incluyen también un entrenamiento para ejercer el pensamiento crítico y comprender el complicado camino que hizo a Texas el estado bicultural que es hoy? ¿O hace falta la continuación de una intención histórico-educativa en niveles superiores como preparatoria o universidad?

Si este es el caso, el mensaje que han enviado varias universidades del sur de Estados Unidos ha sido desalentador. El estado de Arizona, ordenó a Tucson prohibir las clases de estudios mexicoamericanos en el 2012, decreto que fue anulado apenas en el 2017 en la Corte del Distrito, por considerar que favorecía una agenda educacional y política racista.

El caso de Texas es complicado. A pesar de contar con educación histórica en los niveles básicos, la de niveles superiores, que es donde se forma el pensamiento crítico para entender cómo la historia entra en juego para formar la sociedad en la que se vive, no contaba con un estatus oficial ni estándares generales para la materia de estudios mexicoamericanos.

Esto dejaba a los profesores que impartían estos programas electivos en una situación de abandono académico, en la que tenían que buscar contenidos por su cuenta, careciendo de una guía para programar contenidos y actividades para la clase.

Tan solo el año pasado, después de un arduo debate, la Junta Estatal de Educación en Texas votó para crear un currículum estandarizado para la clase de estudios mexicoamericanos, pero por orden de la Junta la asignatura debía cambiar su nombre de “Estudios México-Americanos” a “Estudios Étnicos: Una visión general de los americanos de ascendencia mexicana”.

La propuesta y posteriormente mandato del cambio de título pudiera parecer inocua, pero es en realidad un vehículo de sesgo educacional. Cuando hablamos de estudios mexicoamericanos está implícita la intención de comunicar el delicado balance y simbiosis de los momentos históricos que comparten México y Estados Unidos, además de cómo estos se reflejan en la actualidad que viven ambos países.

Si en cambio hablamos de una “visión general de los americanos de ascendencia mexicana”, colocamos el elemento mexicano como una cosa del pasado, lo borramos del presente, lo convertimos en un accesorio de la americanidad, que sería en este caso la perspectiva central. El aspecto mexicano en la dimensión bicultural de Texas se convierte en un miembro vestigial de la identidad texana, no el elemento presente y vivo que es.

Maestros y activistas de la comunidad latina y mexicoamericana en Texas pelearon la decisión, y en septiembre de 2018 lograron la instauración de una nomenclatura más certera para los objetivos educacionales de la materia que quedó como «Estudios étnicos: estudios mexicoamericanos”.

Esto representó solo un paso más de una intención constante de proveer a los tejanos de un acercamiento real sobre su herencia histórica e identidad bicultural, que no puede describirse como menos que una necesidad patente. Silenciar a la mitad de una cultura a través del control de cómo educamos su historia tiene consecuencias, más trágicas y reales de lo que anticipamos.

El peso de silenciar la biculturalidad en la educación histórica tejana

Sin una perspectiva sensible acerca de la dimensión bicultural de Texas es difícil procesar una realidad presente como la que tememos. Estamos viviendo la crisis mundial de migración más grande de la historia moderna. Tan sólo en El Paso, el número de familias migrantes que cruzaron el territorio aumento 2100 % el año fiscal pasado. La mayoría de estas familias vienen de Centroamérica, de las cuales 15,000 fueron arrestadas en este periodo.

Esto, aunado al discurso y políticas infamatorias del presidente Donald Trump y su equipo de comunicación, ha generado una narrativa en la que se claman víctimas de una invasión extranjera y dirigen relaciones internacionales hostiles con México para forzarlo a parar la ola de migración hacia Estados Unidos.

Texas no es ajeno a esta situación, es de hecho uno de los estados en los que más ha aumentado el cruce de migrantes en los últimos años. Pero tomar en cuenta solo este presente para juzgar toda la realidad social e identidad cultural tejana, ignorando que lo que hizo a Texas lo que es hoy fue la migración de norteamericanos hacia territorio mexicano, y además encuadrar las tendencias migratorias actuales como una invasión, que es básicamente un acto de guerra, no denota solamente falta de memoria histórica, sino de humanidad, cosas que idealmente se aprenden en una clase de historia.

El silencio educativo con respecto a la historia completa de un estado o país borra partes importantes de la identidad del mismo y habilita a personas como Crusius a racionalizar una crisis migratoria como una invasión.

Bajo este contexto, el conocimiento histórico no es solo una cuestión optativa, es un derecho inalienable del alumno y una obligación apremiante de las instituciones educativas norteamericanas; uno que debe aplicarse rápido, preferentemente antes de que el mandatario estadounidense escriba otro tuit sobre lo que piensa de la migración y de los mexicanos.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/el-paso-texas

Imagen: https://www.abc.es/historia/abci-como-mexico-perdio-texas-porque-ejercito-estaba-echando-siesta-deshonra-dificil-olvidar-201703230353_noticia.html

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.Doña Julia

Las Insurrectas
Doña Julia

 

Ilka Oliva Corado

 

Una serie sobre mujeres que han sido olvidadas por la historia y que han abierto camino.

 

Tendría como 8 u 9 años cuando la conocí, ella alrededor de 70, su lugar de trabajo era la parada de buses de Ciudad Peronia, doña Julia tenía ojos azules de cielo desnudo de verano y vestía ropa de segunda mano que compraba en las pacas, siempre limpia, su garbo natural la hacía lucir como una prenda fina recién comprada; sus vestidos largos de muselina y gamuza que combinaba con bufandas y pañoletas de seda. A primera hora siempre cargaba puesto un gorro que se quitaba a media mañana cuando calentaba el sol, entonces dejaba ver su cabello blanco algodonado.
La recuerdo alta, muy alta, delgada, apoyándose siempre en una muleta y en la otra mano un bastón hecho de palo de guayabo. Tenía una dentadura postiza que se quitaba cuando le daba la gana y con ésta en la mano lanzaba improperios a cualquiera que se atreviera a verla mal.
Fue en la década del 90, cuando en la parada de buses solo habían 15 camionetas: doña Julia llegaba a la alborada y se iba a la hora de la oración, ahí pedía dinero, entre transeúntes y también abordaba los buses que la bajaban en la siguiente parada, lo hacía de una forma inusual porque nunca agachó la cabeza, ella lo exigía con la autoridad de su edad y cuando no se lo daban empezaba a despotricar contra todo lo que se moviera y a lanzar bastonazos.
Cuando lo hacía las pulseras de gitana que llevaba en las manos sonaban, hacían música junto a las grandes argollas y sus múltiples collares, porque era toda ella la que llena de enjundia hacía mover ese bastón que volaba por los aires. Colgado de un brazo llevaba un morral que al subir a los buses pasaba al primer pasajero para que lo fuera pasando de mano en mano y que le regresaran en la otra fila, después de su extraordinario discurso de por qué pedía dinero.
Doña Julia hacía eso, pedía una colaboración, un acto humanitario y de solidaridad al que el sistema llama limosna. Era conocida como la limosnera de la parada de autobuses. Doña Julia tenía dos hijos que se drogaban y por los que respondía ella en lugar de ellos por ella. Doña Julia mujer de 70 años, con una pierna enferma, decía ella que a punto de gangrenársele, nunca recibió ningún tipo de atención médica y mucho menos pensión del gobierno, fue olvidada como millones.
Imposibilitada para trabajar doña Julia tomaba su muleta y su bastón y se iba a la parada de buses a pedir dinero, ahí desayunaba y almorzaba en la parada de buses y con su boca de carretera lanzaba tapas a boca de jarro y a la primera provocación iba el bastonazo por los aires como látigo.
A muchos les causaba risa, la veían como loca, como una mujer desquiciada que se iba a perder el tiempo a la parada porque no tenía qué hacer y de paso pedía dinero. Los días no eran los mismos cuando faltaba doña Julia a la parada de buses, eran días muertos, silencios, sin vida, ella con sus vestidos de gamuza, con sus pulseras de gitana y sus improperios que afilaba su personalidad le daba vida a la estación.
A doña Julia yo la veía todos los días, pues en la misma estación de buses vendía helados y me pasaba buena parte de la mañana observándola en la convivencia habitual de los vendedores ambulantes, nos habíamos acostumbrado unos a los otros que cuando alguien faltaba lo notábamos inmediatamente; un día doña Julia faltó a la parada y la noticia llegó enseguida, había fallecido, en su covacha encontraron docenas de obras de arte, pinturas por todos lados hasta debajo de la cama, tapizadas las paredes de lepa, se descubrió hasta en ese momento que doña Julia era artista, era pintora y buena parte del dinero que pedía en la estación de buses lo utilizaba para comprar sus herramientas para pintar.
Nadie supo nunca, ella nunca lo contó, fue su secreto mejor guardado. No sé qué pasó con sus obras de arte, si las tiraron o las guardaron, hasta el momento no se sabe de estas. Doña Julia fue un personaje siempre, una artista, desde su vestimenta personalidad y carácter hasta la forma de agarrar el bastón y lanzarlo por los aires en la mejor actuación de melodrama, porque no hay mejor melodrama que el de la propia realidad del abandono de nuestros adultos mayores.
Desde ese día yo la guardo en mi memoria como “La artista del arrabal” porque eso es ella para mí, la artista de Ciudad Peronia. Y la nombro y la reivindico y le agradezco su legado un legado para todas las niñas, adolescentes y mujeres de Ciudad Peronia.
Doña Julia para mí fue una insurrecta por haberse atrevido a hacer algo distinto a lo que estamos destinadas las mujeres en el arrabal. Desconozco cómo fue su infancia y su juventud, su primera edad adulta, pero en su tercera edad ella fue una mujer que se levantó, tomó su muleta a pesar de su enfermedad y su bastón y buscó como pudo, el dinero para su creación artística.
En el proceso se vio expuesta a humillaciones, a burlas, a infinidad de apodos despectivos, por su edad, su apariencia y su carácter, por su condición de nadie, en un lugar de nadies y en un lugar de nadies ella se atrevió a ser alguien, a ser ella misma, a ser “La artista del arrabal”. Eso hacen las mujeres rebeldes, las inconformes, las que no se doblegan ante el sistema patriarcal y depredador la clase obrera, por más injusto que éste sea con ellas.
Por eso yo la nombro y la reivindico, por eso agradezco su legado de lucha y desobediencia. Doña Julia es parte de la memoria histórica de Ciudad Peronia, y el lugar se lo ganó a pulso.
Doña Julia, gracias, donde quiera que esté.
Fuente: Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com
Autor: Ilka Oliva Corado
Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260349&titular=do%F1a-julia-
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David Fernández de Arriba: “El cómic como herramienta didáctica presenta un lenguaje muy atractivo para los alumnos, en clase funciona muy bien”

España / 23 de junio de 2019 / Autor: Daniel Sánchez Caballero / Fuente: El Diario de la Educación

Entrevista a David F. de Arriba. Maestro y coordinador de ‘Memoria y viñetas. La memoria histórica en el aula a través del cómic’:

David Fernández de Arriba lleva tiempo utilizando el cómic como herramienta didáctica. Esto le ha llevado a coordinar un libro sobre cómo hablar de memoria histórica a través de las viñetas.

David Fernández de Arriba ha conseguido meter una de sus grandes pasiones personales en su trabajo. Este profesor de sociales en un instituto en Viladecans tenía el cómic como una afición (edita el blog Historia y Cómic y es miembro de la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic) hasta que el Memorial Democràtic de Catalunya se puso en contacto con él y le propuso crear un libro con propuestas didácticas para que los profesores trabajen la memoria histórica en clase.

Este joven profesor siempre tuvo claro que tenía que ser un libro práctico, listo para utilizar en clase. “Estamos los profesores hartos de que nos digan: ‘Esto es interesante’, pero luego no haya manera de adaptarlo para clase». Dicho y hecho, el proyecto se puso en marcha y funcionó. Tanto, que ahora se han lanzado a editar la versión en castellano, para lo que han abierto un crowdfunding en Verkami. Fernández de Arriba solo le ve ventajas al cómic en clase, un formato que resulta conocido y amable para los alumnos, pero además permite abordar algunas cuestiones con una visión más personal de la generalista que suelen ofrecer los libros de texto.

¿En qué consiste el proyecto?

La idea surge a raíz de mi blog. Se puso en contacto conmigo el Memorial Democràtic de la Generalitat, montamos un seminario para profesores sobre cómo usar el cómic como herramienta didáctica. Hice de asesor, funcionó muy bien y me ofrecieron la posibilidad de publicar un libro sobre el tema, que fue la edición en catalán. Es un libro pensado para docentes. Hay una primera parte más teórica como introducción al cómic, con un artículo de Gerardo Vilches sobre la historia del cómic; otro de Pepe Gálvez sobre el lenguaje del cómic, y, luego hay otros dos, uno de Elena Masarah y otro mío, sobre la relación entre cómic e historia, para que quien quiera utilizarlo en clase pero no conozca el medio pueda utilizarlo y aprovechar al máximo sus características.

Después está la parte central del libro, que son las propuestas didácticas. En la versión castellana son 12 cómics con actividades preparadas para que se pueden utilizar en clase directamente. No son recomendaciones tipo “podéis usar estos cómics”. Es como si fueran libros de texto. Lo ideal sería leer el cómic primero y en paralelo seleccionar las actividades más convenientes para cada nivel. Y cada propuesta didáctica tiene actividades complementarias basadas en artículos periodísticos, documentales o alguna canción que sirven para unir el cómic con otros medios que sirven para tratar la memoria histórica en clase, ofrecer más información y trabajar mejor los contenidos.

Entiendo que el uso del cómic con estos fines es bastante novedoso.

El uso tradicional del cómic en clase ha ido más por la parte creativa: que los estudiantes crearan uno o una tira. Aquí se hace el uso contrario, a partir de un cómic terminado obtener información. Creo que este uso sí es más novedoso y no se ha hecho de forma sistemática. Quizá algo como Astérix sí se ha utilizado, pero no tanto para trabajar épocas concretas.

¿Me puedes especificar un poco los usos concretos que se le pueden dar, o contar alguna de estas actividades en qué consiste?

El uso sería hacer leer alguna obra o fragmento, según el cómic, y se proponen actividades variadas. Desde cosas más creativas y de investigación a partir de aspectos que se vean reflejados en los cómics hasta hacer exposiciones orales. Se pueden estudiar los recursos propios del lenguaje del cómic. La intención era que las actividades fueran lo más variadas para que los docentes puedan adaptarlo a sus intereses. Hay cómics de 300 páginas con 80-90 actividades. La idea no es que las hagan todas, sino que seleccionen las que les interesen. Si quieres trabajar, por ejemplo, el papel de la mujer en la Guerra Civil coges Jamás tendré 20 años y ves lo que le pasa a la abuela del autor cuando se dio el golpe y te centras en aspectos concretos. O quieres ver cómo funcionaban las cárceles femeninas durante el franquismo, pues utilizas Cuerda de Presas, estudias lo que enseña, lo analizas.

Imagen: Doctor Uriel

Al ser un formato más amable para los alumnos, supongo que tendrá buena acogida.

Es un lenguaje muy atractivo para ellos porque lo ven más fácil y agradable. Muchos leen o han leído cómic, dominan el lenguaje. Y es agradecido por la sensación de que lo leen más rápido que una novela. Siempre que lo uso en clase funciona muy bien. Sorprende un poco, pero rápidamente cogen el funcionamiento y les gusta.

Al unir texto e imagen en la misma página, trasmite mucha información. Todos los cómics que aparecen en el libro están muy bien documentados, tienen una parte gráfica muy cuidada y en pocas páginas transmite mucha información. Lo que queremos los profesores siempre es conseguir la máxima información de la forma más atractiva. Además, la mayoría son historias personales y es muy fácil que los alumnos se identifiquen con los personajes, que son los padres o abuelos de algunos autores. Es fácil así ponerse en su piel o preguntarse cómo lo vivió su propia familia, por ejemplo. Esto es importante y hace que funcione mucho.

Me resulta interesante esta visión más personal, que en el estudio general de la Historia debe quedar más aparcada.

Los temarios son tan amplios e inaccesibles a veces que se pierde esa parte de hacer la historia de las personas, y los cómic permiten eso. No son solo los grandes hechos de la Guerra Civil, sino ver cómo vivió la gente normal la guerra y cómo les afecto. Es muy vívido a través del cómic. Otros medios tienen una distancia mayor, el cómic te mete más en la historia y crea un canal de comunicación pasado-presente más directa y consigue que nuestros alumnos entiendan cómo pasaron las cosas y cómo les afecta, porque al final la historia es eso: conocer el pasado para comprender el presente.

Los libros de texto plantean los grandes personajes y los grandes acontecimientos. Es un tratamiento muy superficial, aunque normalmente son temas que se tratan muy a final de curso y vamos tan cortos de tiempo que es imposible llegar a todo y los últimos temas acaban siendo perjudicados. Los libros de texto tienen mucho déficit con esto. Tienen grandes nombres y hechos, pero la cosa más cotidiana, cómo lo vivió la gente, queda muy arrinconado normalmente.

¿Has tenido problemas alguna vez con la dirección o algún compañero o, incluso, alguna familia por enseñar con algo tan poco serio a priori como los cómics?

En el colegio ningún problema, siempre se han mostrado receptivos. Entre los compañeros a veces llama la atención en un principio, pero en cuanto ven que es algo serio y se trabaja bien, lo ven de otra manera. De hecho, doy clase también de Lengua Castellana y hemos metido algún cómic como lectura obligatoria. Pero bueno, alguna compañera nunca lo ha utilizado pese a mi insistencia. Pero sí he dado charlas en institutos, etc. y cada vez hay más interés. Las familias igual. Al principio se sorprenden, pero cuando ven que es algo serio les parece bien, nunca he tenido ningún problema.

¿Está el género denostado?

Creo que aún perdura cierto estereotipo negativo, la idea de que el cómic es puro entretenimiento infantil, de consumo rápido. Pero también creo que estamos en un momento en el que está ganando reconocimiento cultural. Se hacen exposiciones en museos, hay un premio nacional, suplementos literarios, aparece cada vez más en medios. En este sentido creo que es un proyecto positivo. Hay obras como Maus o Persépolis, en España El Arte de VolarLos surcos del azarEstamos todas bien o Arrugas. La gente ve que cada vez hay más cómic adulto, capaz de explicar grandes historias, transmitir sentimientos o reconstruir la vida de un personaje histórico, como cualquier otro medio artístico.

Metéis también la memoria histórica… ¿Se habla poco de esto en la escuela?

Como el encargo del libro original lo hace el Memorial Democràtic y este está centrado en aquella época, lo condiciona. De este periodo se habla en general muy a final de curso, de manera rápida y sin profundizar mucho. Como es un tema un poco polémico hay docentes que no acaban de entrar en él y sí que creo que hay un déficit sobre cómo se explica nuestro pasado más reciente. También es una manera de que llegue a más gente, más estudiantes, más profesores. Si conseguimos que la Memoria Histórica esté más presente, se hable más, pues será un doble éxito.

Imagen: Paracuellos

Fuente de la Entrevista:

https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/06/14/el-comic-como-herramienta-didactica-presenta-un-lenguaje-muy-atractivo-para-los-alumnos-en-clase-funciona-muy-bien/

ove/mahv

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