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¿Una guerra nuclear como solución final?

Por: Luis Bonilla-Molina

  1. La guerra como política y prolongación de la disputa por los mercados

En los últimos años hay una pulsión de muchos factores políticos, de derechas e izquierdas, por ver el escenario de guerra mundial como inevitable. Es como una especie de derrota de la esperanza y futurabilidad de los proyectos que encarnan, una forma novedosa de emprender la retirada, ante un mundo que ya no les parece posible rearmar, en virtud de la crisis climática, la carrera armamentista, la exacerbación de la concentración de capitales.|

La idea de crisis capitalista emerge como un mantra que pretende resolver el desencuentro entre la voluntad y la razón. La rigidez cognitiva trata de explicar las causas de la desmovilización el proletariado industrial y resulta incapaz de valorar adecuadamente las movilizaciones de sectores como los trabajadores de la educación, quienes todas las semanas toman las calles en distintos lugares del orbe. Los cambios en el mundo el trabajo, producto el impacto de la aceleración inusitada de la innovación en el modo de producción, desafían al dogmatismo que intenta que la realidad cuadre en la teoría y no al revés.

Poco me interesan las expectativas de las derechas, pero si mucho las miradas de las izquierdas. Y como hemos aprendido en los desarrollos de la lucha de clases, salir de estos fosos epistemológicos solo es posible a partir de debates y la construcción compartida de horizontes. Ante un abandono silencioso del método de la economía política por muchas izquierdas, preferimos retomarlo para emprender el camino del análisis de los distintos escenarios geopolíticos, como un mecanismo para situarnos adecuadamente y construir política con sentido de clase.

Es decir, el eje de nuestro interés no es solo académico sino fundamentalmente político, procurando contribuir desde los márgenes a allanar el camino para un relanzamiento de la utopía, en un tiempo en el cual pareciéramos cansados para comprender todos los caminos posibles que impulsan o conjuran una guerra nuclear, como expresión de la disputa de mercados entre las naciones con capacidad nuclear. Porque al final lo militar es la continuidad de la política para definir la supremacía de lo mercados y en ese terreno la irracionalidad de las burguesías está condicionada por la ganancia.

  • Capacidades militares instaladas para iniciar una guerra nuclear

Una guerra se libra con desarrollos científicos, tecnológicos y armamentos concretos. Más allá de los conjuros militaristas que hablan de la inevitabilidad de una guerra nuclear, veamos cuales son las capacidades reales de las grandes potencias. La Federación of American Scientists (FAS) creada en 1945, actualizó este año el Inventario estimado de Cabezas Nucleares en el Mundo. En este trabajo se muestra que el mayor número es propiedad de Rusia (5.889), seguido muy de cerca por Estados Unidos (5.244) y muy de lejos por China (410). La suma de resto de países que disponen de este dispositivo, Reino Unido (225), Francia (290), Israel (90), Pakistán (170), India (164) y Corea del Norte (30) solo alcanzan 969, menos de una quinta parte de las que posee Estados Unidos.

Pero, para comprender las posibilidades de una guerra atómica no basta identificar el nombre del país que posee cabezas nucleares, porque visto en el mapa los números parecen más disuasivos que ofensivos. Se necesita analizar no solo las razones que tendría uno de estos países para apretar el primer botón que desate la ola radiactiva mundial, porque hasta el más iluso sabe que una devastación de esta magnitud no dejaría piedra alguna levantada del sistema mundo.

Si partimos del punto de vista ideológico (Comunistas versus demócratas liberales) podríamos decir que los países que se autodefinen como comunistas (China, Corea) acumulan 440 cabezas nucleares, contra 12.072 de los países autodefinidos capitalistas (Inglaterra, Francia, EEUU, Rusia, India, Pakistán, Israel). Difícilmente China, que viene saliendo de décadas de atraso material y está ahora a la vanguardia de las economías emergentes pensaría en una solución final en esta etapa.

El factor inestable es Corea del Norte, razón por la cual bajo la presidencia de Donald Trump se hizo un importante esfuerzo por disminuir las tensiones en las relaciones bilaterales e intentar replicar los efectos de la reunión Mao-Nixon (1972), que fue construyendo la arquitectura financiera y de infraestructura para que la combinación de inversiones por la vía de las Bancas Financieras), las licencias para el uso de patentes y las posibilidades locales de mano de obra en características de nueva esclavitud en la era industrial, abrieran paso al llamado milagro económico chino.  Aunque el encuentro Corea. EEUU aparece como un fracaso diplomático en la gran prensa, como en su momento terminó dibujándose en la prensa burguesa los efectos de la reunión chino-norteamericana de los setenta del siglo veinte, no hay manera de saber, por ahora, si es así o si la puerta restauradora se ha entreabierto nuevamente en Asia. Es decir, una guerra nuclear por razones ideológicas es altamente improbable y tiene como epicentro a Corea del Norte no a China, ya sea como víctima de un ataque occidental o que esta nación inicie el camino suicida del bombardeo atómico.

Es decir, en el corto plazo no vemos capacidad militar China para imponerse, por eso su aproximación a Rusia, para recompensar y equilibrar, pero los Estados Unidos no son mancos, y durante la administración Trump se construyeron puentes para una distensión de las relaciones más allá de la coyuntura de la guerra de Ucrania. Incluso, un acuerdo chino-ruso y un hipotético inicio de la confrontación nuclear entre este bloque y EEUU nunca sería por razones ideológicas, porque Rusia es abiertamente capitalista y China, aunque mantiene en algunos escenarios internos su narrativa socialista, cuando su presidente Xi va a escenarios como el Foro Económico Mundial se convierte en el mayor defensor de la Organización Mundial de Comercio, la globalización y la libertad de los mercados.

Pero, si pasamos de las auto definidas como socialistas o capitalistas, a las caracterizaciones de las potencias nucleares a partir de la economía, encontramos que China es hoy un país capitalista, dirigido por un partido único que se sigue definiendo como comunista, a pesar que en diferentes momentos de los últimos tiempos ha tenido burgueses en la dirección del partido, algo que diluye la idea Marxista sobre el instrumento político revolucionario. En consecuencia, la brecha real y objetiva, entre países capitalistas y regímenes de “comunismo burocrático hereditario” (Corea), es aún mayor, es decir 12.482 cabezas nucleares están en posesión de países capitalistas contra 30 de una nación que se auto define como comunista (Corea del norte), pero que la izquierda ha abandonado hace tiempo su interés por explicar lo que allí ocurre. Es decir, las razones de un conflicto nuclear por razones ideológicas, como acostumbra presentarlo el Pentágono norteamericano son mínimas.

Respecto al uso de otras naciones de la energía atómica, como Irán, no existe certeza alguna que hayan logrado desarrollar cabezas nucleares, aunque no es descartable que lo haga en el mediano plazo.

Si no es por razones ideológicas veamos las contradicciones económicas. Y allí si es importante la disputa de mercados entre EEUU, Rusia y China y la única forma de lograrlo es produciendo una negociación que reparta los mercados y asegure territorios de influencia para los tres. El peso económico de China le hace poder formar parte esta trinidad. Esta realidad es la que causa preocupación en las otras economías capitalistas consolidadas (especialmente Inglaterra, Alemania y Francia por separado y la Unión Europea en su conjunto), las economías emergentes (India, Brasil, Arabia Saudita, entre otras), los países con dispositivos nucleares aunque su economía no sea tan dinámica (Pakistán por ejemplo) y los países con características políticas excepcionales (como Irán), respecto a cómo pueden quedar sus economías en un reacomodo global de regiones y mercados.

Por ello, agrupamientos como los BRICs son encuadres capitalistas que entran en la lógica de disputa de mercados, como gritando “aquí estamos nosotros, no pueden hacer un acuerdo global desconociendo nuestra capacidad”. Economías de vieja tradición como Canadá y emergente como México prefieren “bailar pegados” a los Estados Unidos en este zarandeo. De hecho, no vemos ningún rasgo que indique que los BRICs tengan la intención (al menos por ahora) de llevar las contradicciones económicas al plano militar, mucho menos al nuclear en un escenario de solución final.

En consecuencia, un escenario no descartable es que las razones económicas lleven a acercar mucho más rápido de lo esperado a China y EEUU y esto termine reflejándose en el plano militar. Como lo advierte Pablo Gil[i] (2023) solo en 2022 el comercio bilateral entre estas dos super potencias alcanzó alrededor de 760 mil millones de dólares, además de 1,8 billones de dólares mediante inversiones en activos físicos y financieros. Y como lo señalaba el presidente chino XI Jinping, un mes antes de la conferencia de San Francisco[ii],  «hay miles de razones para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y China, pero no hay ni una sola para empeorarlas».

En este acercamiento, que no es de corto plazo, sino un escenario de mediano plazo en el cuál las contradicciones construyen los acuerdos, China debería llegar con pies firmes y eso dependería de la posibilidad de llegar a un acuerdo de largo aliento con Rusia, que permitiría combinar capacidad económica (china) con militar (ruso-china) en un tablero de tres. Sin embargo, la propia nueva estrategia internacional norteamericana anunciada por Sullivan en marzo de este año (2023), contempla diálogos bilaterales para reconfigurar alianzas y no solo lo harán con China, sino también con Rusia, en procura de un acuerdo en los marcos el capitalismo. Lo que planteamos es que hay un triángulo de negociaciones bilaterales (EEUU-China, China-Rusia, EEUU-Rusia) que se convierte en el eje de un posible reacomodo capitalista planetario. Este hasta ahora hipotético escenario (no por ello descartable) abriría el escenario de converger en tareas y dominio global a las economías de los tres países (China, Rusia, EEUU) que de conjunto superarían el 46% del PIB global con el control directo del 92,2% de las cabezas nucleares y capacidad de mediación con los países que disponen del 7,57% de esta tecnología (India, Pakistán, Francia, Inglaterra, Israel), quedando solo el electrón libre de Corea del Norte con 0,23% de capacidad.

La única guerra nuclear que emerge como posibilidad desde lo económico, a partir de las actuales correlaciones de fuerzas, sería la destrucción total de Corea del Norte, evento que se presentaría como carta de presentación de un eventual super imperio tricéfalo.  Consciente de esta posibilidad es que Corea del Norte acepta los diálogos con Trump, por ahora interrumpidos en su fase pública, pero no descartable que se retomen en el mediano plazo, más aún ante un posible nuevo mandato del republicano Trump.

  • La relación economía y disposición de armas nucleares

La ecuación entre economías y disposición de cabezas nucleares pareciera ser determinante en la reingeniería del poder o como se suele decir comunicacionalmente, en el surgimiento del Nuevo Orden Mundial.  En el caso de las economías emergentes, algunas de las cuales disponen de cabezas nucleares como es el caso de la India, adquieren un liderazgo especial, como lo han mostrado junto a China en los BRICS, impulsando reagrupamientos para el tablero de negociación que suman a otras economías que no disponen de estas armas de destrucción masiva, como Brasil (el FMI estima que se perfila como la novena economía del mundo), Arabia Saudita, entre otros.

Las economías emergentes que no poseen cabezas nucleares, procuran que lo económico y no lo militar determine los realineamientos, jugando a estar en el anillo próximo al epicentro de lo que va a emerger.  Algo similar a lo que apuestan de manera individual Inglaterra, Francia y Alemania quienes intentan que la disminución de la importancia geopolítica de la Unión Europea no les arrastre.

Águas turbulentas: impactos da assinatura do Tratado Aukus - OPEUFinalmente, las alianzas regionales como las el Indo Pacífico, AUKUS y la trilateral del TLC procuran afinar los equilibrios con las ventajas derivadas de sus ubicaciones territoriales como son los casos de México, Australia y Japón.

Si partimos de ese equilibrio economía + armas de destrucción masiva + alianzas regionales y subregionales como hipótesis inicial de trabajo, esto nos permitiría ir construyendo escenarios de conformación del nuevo orden mundial que superen el empirismo ideologizante y la propaganda apocalíptica como cortina de humo que procura evitar la falta de estudio sistemático sobre el tema.

  • Naciones que reciben material nuclear

En esta etapa de la historia de la humanidad, compartir la energía nuclear es usado como instrumento de negociación geopolítica y para la construcción de alianzas. Todos los imperios lo han hecho a partir de sus ventajas en el terreno del conocimiento, equipos y rutas. Estados Unidos hizo lo propio cuando usó en la década de los setenta su enorme ventaja tecnológica y de patentes para alimentar la disputa Ruso-China y atraer, como en efecto se logró, a la segunda al campo el capitalismo.

El cuaderno “Nuclear Weapons Sharing, 2023[iii]” publicado por FAS en noviembre de este año 2023, plantea otro desafío vinculado a este asunto, el seguimiento al intercambio de material atómico militar entre países, que si bien no han desarrollado cabezas nucleares, si poseen la capacidad para almacenarla y eventualmente usar dispositivos de lanzamiento.

La guerra de Ucrania ha avivado esta tendencia, fundamentalmente de parte de Estados Unidos y Rusia. El Pentágono ha decidido acelerar el proceso de compartir con países europeos, bombas de gravedad B61-12 que pueden ser utilizadas con tecnología de los aviones norteamericanos, mientras Rusia a partir de 2022 está transfiriendo a Bielorrusia sistemas de vectores nucleares y entrenando a personal de ese país para su uso. Esto último como respuesta a la incorporación de Suecia y Finlandia al Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN. El mapa a continuación muestra la distribución disuasiva que al respecto adelante la OTAN.

 Nuestra perspectiva es que estos “juegos de guerra”, mucho más efectistas que reales, procuran mover fichas en el tablero, dando la imagen mediática que se escala la confrontación, cuando en realidad son el preludio de acumular para negociar. Este es uno de los factores que está prolongando el conflicto en Ucrania, es decir, las correlaciones de fuerzas que emergerán en la post guerra.

Una cosa es servir de país almacén y operario para el manejo de cabezas nucleares y otra la transferencia efectiva de esta tecnología.  Es más importante para un país interesado en desarrollar su carrera armamentista nuclear, el adquirir la tecnología para enriquecer el Uranio que servir de garaje para ojivas nucleares. Hasta ahora, los países que abiertamente enriquecen uranio, ya sea con fines militares o de uso no militar son contados. Legamente lo pueden enriquecer con fines comerciales (EEUU, Rusia, China, Holanda, Reino Unido, Alemania, Francia, Brasil y Japón), países que procuran estar en el primer anillo que bordeará el centro del Nuevo Orden Mundial.

En este sentido, otra razón estratégica de Rusia es que es el país con mayores reservas de Uranio en el mundo, muy por encima de China y Estados Unidos. En el caso de Irán y Corea del Norte, sus programas de enriquecimiento de uranio no cuentan con la autorización del sistema de Naciones Unidas para comerciarlo, mucho menos de la Agencia Internacional de Energía Atómica.  Por ello, cuando se habla de la carrera nuclear vinculada a la arquitectura geopolítica debemos distinguir entre: a) posesión y capacidad de producir cabezas nucleares, b) tecnología para enriquecer el uranio y c) reservas disponibles de uranio.

  • Europa y los tormentos de la virtud

En 1787 el Marqués de Sade escribía su obra estelar Justine y los infortunios de la virtud. La actual situación de Europa, que había hecho méritos para ser la consentida del imperialismo norteamericano, me hace recordar este drama, porque hoy es la gran perdedora en la guerra de Ucrania, en un reordenamiento de la geopolítica capitalista en la cual se acelera la reconfiguración de su rol porque se había convertido en un fardo pesado para los equilibrios capitalistas emergentes. Europa y luego la Unión Europea habían heredado un papel geopolítico importante al culminar la segunda guerra mundial, una especie de guardián del sacro santo orden capitalista en su región, África, parte de Asia y oriente medio, territorios que hoy conforman el radio de acción económica, política, militar y cultural de rusos y chinos, pero también los Estados Unidos por su cuenta, Turquía e India.

Durante la guerra de Ucrania la Unión Europea y Los Estados Unidos han otorgado más e 77.000 millones de dólares de ayuda a Ucrania (38.300 millones de euros en ayuda económica,17.000 millones de euros en ayuda a refugiados en la UE, 21.160 millones de euros en ayuda militar, 670 millones de euros en el Mecanismo de Protección Civil de la Unión) algo que ha debilitado la ya resentida economía europea. Además, la UE se ha visto sacudida por la elevación de los precios de la energía y la seguridad de suministro, el impacto de las sanciones en el suministro de combustibles fósiles a la región, el suministro de gas que les ha obligado a rebajar en por lo menos un 15% las posibilidades de demandas para el consumo, reducción e la facturación de electricidad, seguridad alimentaria y la política agrícola común, la movilidad de personas y mercancías en cadenas de suministro que antes del conflicto parecían estables y confiables, además de su absoluta inutilidad para detener a Rusia.

En ese marco, ha quedado agrietado el papel de región geopolítica de contención lo cual tendrá efectos en el corto y mediano plazo. Pro es que esto es precisamente el comienzo del camino para la superación de un obstáculo que tenían los escenarios de acercamiento entre EEUU, Rusia y China; el papel geopolítico heredado por la Unión Europea al finalizar la segunda guerra mundial.

  • Las dos caras de la contradicción inter imperialista

En nuestro caso nos interesa estudiar los escenarios actuales de guerra y el desarrollo de la carrera militar nuclear en el marco de la actual fase de contradicciones Inter capitalistas que tiene en su centro a tres grandes vectores de disputa (EEUU, China y Rusia).

Como hemos aprendido en el marxismo, las contradicciones se resuelven por la vía de la exacerbación del enfrentamiento hasta que uno o varios de los factores involucrados se imponga o, por la vía de la integración y el cambio de intensidad de las contradicciones. En este caso, si la primera opción progresa no estaremos aquí para contarlo porque será la destrucción de la vida en el planeta, por ello, nos interesa estudiar las otras evoluciones lógicas dentro de la perspectiva el capital. La primera, mantener de manera infinita una guerra de posiciones en las cuales las caídas de una u otra fuente de poder sean abordadas con la racionalidad de repartos de mercado. Esta posibilidad nos parece altamente improbable porque demandaría un grado de centralidad planeadora que no tiene el capitalismo mundial. La segunda, procesos de fusión e integración parcial que apuntalen a la configuración de una nueva geopolítica global. Esta la vemos más probable y será el foco de trabajo de nuestra línea e investigación sobre geopolítica mundial.

No somos ingenuos respecto a que cada uno de estos desarrollos tiene implicaciones en la epistemología para la construcción de políticas en las izquierdas. Para la izquierda tradicional y el campismo, la narrativa de un enfrentamiento incesante les sirve de marco para justificar alianzas con “enemigos menores”, en la lógica de burguesías dependientes y neocolonialistas versus burguesías progresistas. Para la nueva izquierda radical, es problemático hablar de la posibilidad de un super imperio tricéfalo, sobre todo después de los debates con Negri y su particular enfoque del Imperio en el siglo XXI.

Por eso prefiero plantear, que más que ponernos a desojar la margarita, lo que corresponde es estudiar, con las herramientas el método marxista estos fenómenos:

  1. La globalización y las integraciones de capitales que ha impuesto la financiarización de la economía:
  2. El papel que vienen adquiriendo las grandes bancas y financieras globales en la construcción de una nueva arquitectura de alianzas burguesas, incluso entre los países que sostienen hoy importantes contradicciones de intereses estratégicos;
  3. Las capacidades reales, económicas, tecnológicas y militares para mantener de manera infinita la disputa inter imperialista en un marco de recesión económica:
  4. El papel de la innovación capitalista en el desarrollo del modo de producción capitalista, especialmente su impacto en el mundo el trabajo;
  5. La transformación del régimen biopolítico de reproducción sistémica en el régimen predictivo o como dice Chul Han, de datos.

Estos temas que no son los únicos, abren el horizonte y nos permiten salir del actual atolladero teórico.

  • Conclusión

Algo nuevo esta surgiendo, pero parece que estamos viendo lo nuevo con arquetipos del pasado. Las guerras son el último escalón cuando se agota la política como espacio de negociación económica y geopolítica. La hipótesis que trabajamos es que esas contradicciones tienden al encuentro más que al enfrentamiento.  Ahora bien, el encuentro no es amable ni carente de roces (incluso de guerras como la de Ucrania), por lo contrario, la aspereza será el signo que pueda construir un nuevo orden mundial sólido, sin una guerra de destrucción masiva.

¿Por qué es esto importante para la construcción de políticas de resistencia anticapitalistas e la clase trabajadora? Por varias razones, primero, contribuir a la superación del campismo como uno de los mayores problemas que tiene la izquierda revolucionaria hoy para desarrollar una política contra el capital en todos los territorios. Segundo, porque permite a las corrientes revolucionarias al interior de partidos amplios, explicar la verdadera naturaleza de una contradicción que se presentan como inevitablemente desencadenante de guerras mundiales. Tiene el riesgo de que el conocimiento de las nuevas dinámicas dispare vocaciones sectarias y vanguardistas, algo que no contribuye a relanzar una política revolucionaria en las calles. Pero caa cosa en su momento.

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[1] Profesor invitado de la Universidad Federal de Sergipe, Brasil. Miembro electo del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y Coordinador del GT CLACSO “Capitalismo digital, políticas educativas y pedagogías críticas” (2023-2025). Miembro del Secretariado del Congreso Mundial contra el Neoliberalismo Educativo (Río de Janeiro, Brasil, octubre 2024). Integrante de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), la Fundación Kairos y la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS). Investigador del Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación (CII-OVE). Investigador asociado al eje “trabajo docente” de la CRES+5 a realizarse en Brasilia, Brasil, abril 2024. Contactos: luisbonillamolina.62@gmail.com

¿Una guerra nuclear como solución final?

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«Centrémonos en impedir la guerra nuclear en lugar de debatir sobre la ‘guerra justa’»

Los líderes de la OTAN anunciaron el miércoles que la alianza planea reforzar su frente oriental con el despliegue de muchas más tropas –incluidas miles de tropas estadounidenses– en países como Bulgaria, Hungría, Polonia y Eslovaquia, y el envío de “equipos para ayudar a Ucrania a defenderse de las amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares”. Y aunque la propia alianza de la OTAN no está suministrando directamente armas a Ucrania, muchos de sus Estados miembros sí están enviando armas entre las que se incluyen misiles, cohetes, ametralladoras, etc.

Con toda probabilidad, el 24 de febrero, cuando ordenó una invasión en el país vecino tras un largo y masivo despliegue militar en la frontera, el presidente ruso Vladímir Putin creyó que su ejército tomaría Ucrania en cuestión de días.

Sin embargo, un mes más tarde, la guerra continúa y varias ciudades ucranianas han sido devastadas por los ataques aéreos rusos. Las conversaciones de paz se han estancado y no está claro si Putin sigue queriendo derrocar al gobierno o si, por el contrario, pretende ahora una Ucrania “neutral”.

En la siguiente entrevista, Noam Chomsky, académico de renombre mundial y principal voz disidente, comparte sus pensamientos y percepciones sobre las opciones disponibles para poner fin a la guerra en Ucrania, y reflexiona sobre la idea de la guerra “justa” y sobre si la guerra en Ucrania podría provocar la caída del régimen de Putin.

Noam, ya llevamos un mes de guerra en Ucrania y las conversaciones de paz se han estancado. De hecho, Putin está intensificando la violencia mientras Occidente aumenta la ayuda militar a Ucrania. En una entrevista anterior, usted comparó la invasión rusa de Ucrania con la invasión nazi de Polonia. ¿Así, la estrategia de Putin es la misma que la de Hitler? ¿Quiere ocupar toda Ucrania? ¿Intenta reconstruir el imperio ruso? ¿Por eso se han estancado las negociaciones de paz?

Hay muy poca información creíble sobre las negociaciones. Algunas de las informaciones que se filtran no parecen muy optimistas. Hay buenas razones para suponer que si Estados Unidos aceptara participar seriamente, con un programa constructivo, aumentarían las posibilidades de poner fin al horror.

El que sería un programa constructivo, al menos en líneas generales, no es ningún secreto. El elemento principal es el compromiso de neutralidad de Ucrania: no pertenecer a una alianza militar hostil, no acoger armas que apunten a Rusia (incluso las que llevan el engañoso nombre de “defensivas”), no realizar maniobras militares con fuerzas militares hostiles.

No se trata de nada nuevo en el ámbito internacional, incluso aunque no se reconozca de forma oficial. Todo el mundo entiende que México no puede unirse a una alianza militar dirigida por China, colocar armas chinas apuntando a Estados Unidos y realizar maniobras militares con el Ejército Popular de Liberación.

En resumen, un programa constructivo sería todo lo contrario a la Declaración Conjunta sobre la Asociación Estratégica entre Estados Unidos y Ucrania firmada por la Casa Blanca el 1 de septiembre de 2021. Este documento, que recibió poca atención, declaró enérgicamente que la puerta para que Ucrania ingrese en la OTAN (la Organización del Tratado del Atlántico Norte) está abierta de par en par. También “concluía un Marco Estratégico de Defensa que crea una base para la mejora de la cooperación estratégica en materia de defensa y seguridad entre Estados Unidos y Ucrania”, lo cual proporciona a Ucrania armas avanzadas antitanque y de otro tipo, junto con un “sólido programa de entrenamiento y maniobras acorde con el estatus de Ucrania como Socio de Oportunidades Mejoradas de la OTAN”.

Todo el mundo entiende que México no puede unirse a una alianza militar dirigida por China, colocar armas chinas apuntando a Estados Unidos y realizar maniobras militares con el Ejército Popular de Liberación

La declaración fue otra maniobra para provocar a la bestia. Se trata de otra aportación a un proceso que la OTAN (es decir, Washington) ha estado perfeccionando desde que, en 1998,  Bill Clinton violara el firme compromiso que hizo George H.W. Bush de no ampliar la OTAN hacia el Este, una decisión que suscitó serias advertencias por parte de diplomáticos de alto nivel como George Kennan, Henry Kissinger, Jack Matlock, (el actual director de la CIA) William Burns, y muchos otros, y por la que el secretario de Defensa William Perry estuvo a punto de dimitir en señal de protesta, junto con una larga lista de personas que sabían muy bien lo que hacían. A esto hay que añadirle, por supuesto, las acciones agresivas que atacaban directamente los intereses de Rusia (Serbia, Irak, Libia y crímenes menores), llevadas a cabo de modo que maximizaran la humillación.

No es difícil sospechar que la declaración conjunta fue un factor que provocó que Putin, y el reducido círculo de “hombres duros” que le rodean, decidieran aumentar su movilización anual de fuerzas en la frontera ucraniana en un esfuerzo por atraer la atención respecto a sus preocupaciones en materia de seguridad, en este caso con la agresión criminal directa, que, de hecho, podemos comparar con la invasión nazi de Polonia (junto con Stalin).

La neutralización de Ucrania es el elemento principal de un programa constructivo, pero hay más. Se debería intentar avanzar hacia algún tipo de acuerdo federal para Ucrania que implique un grado de autonomía para la región del Donbás, de acuerdo con las líneas generales de lo que queda de Minsk II. Una vez más, esto no sería nada nuevo en el ámbito internacional. No hay dos casos idénticos y ningún ejemplo real se acerca lo más mínimo a la perfección, pero existen estructuras federales en Suiza y Bélgica, entre otros casos, e incluso en Estados Unidos hasta cierto punto. Los esfuerzos diplomáticos serios podrían encontrar una solución a este problema o al menos contener las llamas.

Y las llamas son reales. Se calcula que, en esta región, desde 2014, unas 15.000 personas han muerto en el conflicto.

Eso nos deja con Crimea. Respecto a Crimea, Occidente tiene dos opciones. Una es reconocer que, de momento, la anexión rusa es sencillamente un hecho, que sería irreversible sin acciones que destruirían Ucrania y posiblemente mucho más. La otra es ignorar las muy probables consecuencias y hacer gestos heroicos sobre cómo Estados Unidos “nunca reconocerá la supuesta anexión de Crimea por parte de Rusia”, como proclama la declaración conjunta, acompañados de numerosas declaraciones elocuentes de personas que están dispuestas a condenar a Ucrania a una catástrofe total mientras pregonan su valentía.

Nos guste o no, esas son las opciones.

¿Quiere Putin “ocupar toda Ucrania y reconstruir el imperio ruso”? Sus objetivos anunciados (principalmente la neutralización) difieren bastante, incluida su declaración de que sería una locura intentar reconstruir la antigua Unión Soviética, pero puede que haya tenido algo así en mente. Si es así, es difícil imaginar lo que él y su círculo siguen haciendo. Para Rusia, ocupar Ucrania haría que su experiencia en Afganistán parezca un picnic en el parque. A estas alturas eso está muy claro.

Putin tiene la capacidad militar –y a juzgar por Chechenia y otras correrías, la capacidad moral– para dejar a Ucrania en ruinas. Eso significaría el fin de la ocupación, el fin del imperio ruso y el fin de Putin.

Nuestra atención se centra, como es lógico, en el incremento de los horrores provo cados por la invasión de Ucrania por parte de Putin. Sin embargo, sería un error olvidar que la declaración conjunta tan solo es uno de los deleites que las mentes imperialistas están conjurando en silencio.

Putin tiene la capacidad militar para dejar a Ucrania en ruinas. Eso significaría el fin de la ocupación, el fin del imperio ruso y el fin de Putin

Hace unas semanas hablamos de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional del presidente Biden, tan poco conocida como la declaración conjunta. Este brillante documento –citando de nuevo a Michael Klare– aboga por “una cadena ininterrumpida de Estados centinela armados por Estados Unidos –que se extiende desde Japón y Corea del Sur en el norte del Pacífico hasta Australia, Filipinas, Tailandia y Singapur en el sur y la India en el flanco oriental de China–”, con la intención de rodear a China, incluyendo a Taiwán, “de un modo bastante ominoso”.

Podríamos preguntarnos cómo se siente China ante el hecho de que, según se informa, el comando indopacífico de Estados Unidos está planeando reforzar el cerco, duplicando su gasto en el año fiscal 2022, en parte para desarrollar “una red de misiles de ataque de precisión a lo largo de la llamada primera cadena de islas”.

Es para defenderse, por supuesto, de modo que los chinos no tienen por qué preocuparse.

Hay pocas dudas de que la agresión de Putin contra Ucrania incumple la teoría de la guerra justa, y que la OTAN también es moralmente responsable de la crisis. Pero ¿qué pasa con el hecho de que Ucrania arme a los civiles para que luchen contra los invasores? ¿No está moralmente justificado por los mismos motivos que la resistencia contra los nazis?

La teoría de la guerra justa, lamentablemente, tiene tanta relevancia en el mundo real como la “intervención humanitaria”, la “responsabilidad de proteger” o la “defensa de la democracia”.

A primera vista, parece una obviedad que un pueblo en armas tiene derecho a defenderse de un agresor brutal. Pero como siempre en este triste mundo, cuando se piensa un poco en ello, surgen preguntas.

Por ejemplo, la resistencia contra los nazis. Difícilmente podría haber habido una causa más noble.

Uno puede ciertamente entender y simpatizar con los motivos de Herschel Grynszpan cuando asesinó a un diplomático alemán en 1938; o con los partisanos entrenados por los británicos que mataron al asesino nazi Reinhard Heydrich en mayo de 1942. Y uno puede admirar su coraje y pasión por la justicia, sin reservas.

Sin embargo, ahí no acaba la cosa. El primero sirvió de pretexto de los nazis para las atrocidades de la Kristallnacht e impulsó aún más el plan nazi para lograr sus espantosos resultados. El segundo dio lugar a las impactantes masacres de Lidice.

Los hechos tienen consecuencias. Los inocentes sufren, quizá terriblemente. Las personas con valores morales no pueden esquivar estas cuestiones. Es inevitable que surjan preguntas cuando consideramos armar a quienes se resisten valientemente a la agresión asesina.

Eso es lo de menos. En el caso actual, también tenemos que preguntarnos qué riesgos estamos dispuestos a asumir de una guerra nuclear, que no solo supondrá el fin de Ucrania sino mucho más, hasta lo verdaderamente impensable.

No es alentador que más de un tercio de los estadounidenses esté a favor de “emprender acciones militares [en Ucrania] aunque se corra el riesgo de iniciar un conflicto nuclear con Rusia”, tal vez inspirados por comentaristas y líderes políticos que deberían pensárselo dos veces antes de imitar a Winston Churchill.

Quizá exista el modo de proporcionar las armas necesarias a los defensores de Ucrania para repeler a los agresores y al mismo tiempo evitar las graves consecuencias. Pero no debemos engañarnos creyendo que se trata de un asunto sencillo, que se resuelve con declaraciones audaces

¿Prevé usted una evolución política dramática dentro de Rusia si la guerra dura mucho más tiempo o si los ucranianos resisten incluso después de que hayan terminado las batallas oficiales? Al fin y al cabo, la economía rusa ya está asediada y podría acabar con un colapso económico sin parangón en la historia reciente.

No sé lo suficiente sobre Rusia ni siquiera para aventurar una respuesta. Una persona que sí sabe lo suficiente al menos para “especular” –y solo eso, como él mismo nos recuerda– es Anatol Lieven, cuyas apreciaciones han sido una guía muy útil en todo momento. Considera muy poco probable que ocurran “acontecimientos políticos dramáticos” debido a la naturaleza de la dura cleptocracia que Putin ha construido cuidadosamente. Entre las conjeturas más optimistas, “el escenario más probable”, escribe Lieven, “es una especie de semigolpe, la mayor parte del cual nunca se hará público, por el que Putin y sus colaboradores inmediatos dimitirán ‘voluntariamente’ a cambio de que se garantice su inmunidad personal frente a la detención y la riqueza de su familia. Quién sería el sucesor del presidente en estas circunstancias es un interrogante que queda totalmente abierto”.

Y no es necesariamente un interrogante fácil de digerir.

Texto original: https://truthout.org/articles/chomsky-lets-focus-on-preventing-nuclear-war-rather-than-debating-just-war/

Traducción: Paloma Farré

Fuente: https://ctxt.es/es/20220301/Politica/39205/chomsky-ucrania-rusia-putin-guerra.htm

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Mundo: Cómo no pensar en otro mundo posible

Cómo no pensar en otro mundo posible

En este artículo el autor reflexiona sobre la necesidad de construir otro mundo posible, diferente de este mundo ‘diabólico’.


El mundo está como le gusta al diablo: guerras, epidemias, catástrofe ecológica, miseria campante, amenazas, los peores pronósticos posibles. Se necesita una chispa para que todo se incendie. Alguien o algo puede salirse de control y eso es todo: el tan anunciado fin del mundo.

Todo como le encanta a los pesimistas. La guerra de Ucrania podría extenderse a toda Europa. Rusia podría recurrir a las armas nucleares, Estados Unidos anuncia que Rusia también sería destruida.

Hay especulaciones sobre posibles soluciones para el fin de esta guerra, pero todas parecen imposibles. Que Rusia salga plenamente victoriosa, incorporando a Ucrania a su territorio y avanzando a otros territorios. Una salida que solo remitiría a otras guerras, ya sea por la repuesta de Moscú, o por las respuestas militares de la OTAN, que esta vez intentaría tomar la iniciativa antes que el Kremlin. Posibilidad no favorable a una situación de paz y estabilidad. Antes puede apuntar a la llamada Tercera Guerra Mundial, que liquidaría todo y a todos, por el carácter demoledor que tienen las potencias nucleares para aniquilarse unas a otras, sin capacidad de defenderse de ser aniquiladas.

Una segunda posibilidad para el final de esta guerra sería la situación contraria: Rusia sería derrotada, tendría que retirar todas sus tropas del exterior y tendría un daño económico y social aún más grave, además del daño a su capacidad militar. Supondría que el poder atómico de Rusia sería neutralizado -no se sabe cómo sucedería-, pero no podría evitar que, una vez mas en su historia, Rusia recobrara fuerza y ​​reapareciera como una gran potencia nuclear. Nada alentador para un mundo de paz y estabilidad.

La tercera hipótesis sería la de un acuerdo mágico, en el que cada uno cede un poco y se llega a un tratado de paz que dejaría a todos si no contentos, al menos aliviados. ¿Qué podría ser este acuerdo mágico?

Rusia sacaria sus tropas de Ucrania y de sus fronteras, incorporaría, de una forma u otra, las dos provincias autónomas bajo su influencia, con la garantía de que la OTAN no incorporaría a Ucrania y que, por tanto, no habría tropas en su frontera. Una especie de nuevo Acuerdo de Minsk, esta vez de verdad. Y todos seríamos felices y comeríamos perdices.

¿Quién cree esto?

A continuación, podemos elegir los diferentes tipos de fin del mundo. Sin contar la propagación de una nueva pandemia, sin una vacuna para neutralizarla. O un desastre ecológico, tan anunciado desde hace tanto tiempo, en el que diversas partes del mundo se presentan como candidatas a desatar tales desequilibrios, que nada volvería a ser como antes, quizás ni siquiera la Ley de Newton.

Los programas de televisión incorporarán próximamente la pregunta de sus entrevistados sobre qué tipo de fin del mundo prefieren. Una guerra nuclear, un tsunami universal, una epidemia que se esparce por tocar los celulares o los televisores, o alguna combinación de todos ellos, que ninguna película de catástrofes ha previsto hasta ahora.

O, como suele decirse, dejemos de lado el pesimismo, al menos por un momento. Dejemos el pesimismo para tiempos peores. Estos tiempos no conllevan, más allá de todos los riesgos, un pesimismo generalizado.

¿No habría otro posible fin del mundo? ¿Más suave, más lento, más pacífico? ¿No puedes esperar la posibilidad de que todos nos traslademos a otro de esos planetas a los que llegan los millonarios y ven el fin del mundo -o de la Tierra- desde arriba, como en una película?

Tal vez no. Tal vez nos tengamos que conformar con nosotros mismos, con todos los problemas que creamos o que permitimos que se crearan. Lograr la paz con acuerdos de fin de la guerra. Controlar las pandemias con medicamentos preventivos. Prevenir los desequilibrios ecológicos que llevan todo al infierno a través de políticas y actitudes que también cuiden la Naturaleza.

Al fin y al cabo, nos educaron, de niños, con historias que siempre acababan bien. Luego Hollywood se encargó de acostumbrarnos a los happy ends.

¡Quien sabe! ¡Quién sabe! Podría esperarse, en la expectativa optimista de que ninguna de las amenazas prosperará, son solo eso, amenazas. O intentar un gran pacto entre hombres de buena voluntad, suponiendo que existan y tengan poder sobre todos los riesgos que nos aquejan.

O elegir a Lula y pedirle otro milagro, además de recuperar este país entregado a las cucarachas y los ratones. Que convoque a los grandes agentes de las crisis a una asamblea general, quizás en el Maracaná, para llegar a un acuerdo, en el que todos se comprometan a actuar bien y para bien, a pesar de sus intereses particulares.

No está de más soñar, porque la realidad es irritante, amenazante, nos sorprende cada mañana con nuevos riesgos y declaraciones que nos impiden dormir. Los medios de comunicación, además de ser malos como fuente de información y de interpretaciones, prefieren el fin del mundo -o al menos su inminencia- porque da más audiencia y por tanto más publicidad.

El deseo entonces es no despertar cada mañana e irse a dormir enseguida cada noche, para acabar con el mal día. Los pesimistas dirán que al día siguiente todo será aún peor. Los optimistas, que moriremos mientras dormimos.

¿O no? Cualquier novedad, para bien o para mal, haremos una edición extraordinaria en este mismo espacio. Quizás anunciando que Otro mundo es posible.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/como-no-pensar-en-otro-mundo-posible/

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Entra en vigor el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares

Desde el 22 de enero el mundo será un poco más seguro: entra en vigor el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, tres meses después de la ratificación del mismo por 50 países.

Este tratado intenta paliar el fracaso del anterior Tratado de No Proliferación Nuclear, que se ha mostrado incapaz de frenar el desarrollo armamentístico nuclear.

El uso de armas nucleares quedará prohibido, como lo está el uso de armas biológicas (1975), químicas (1997), las minas antipersonas (1999) o las bombas de racimo (2010).

Hiroshima y Nagasaki mostraron al mundo hace más de 75 años la catástrofe que supone el uso de las armas nucleares. Una amenaza impulsada durante la guerra fría posterior, en la que varios países impulsaron la fabricación de ojivas nucleares (Estados Unidos, la Unión Soviética, el Reino Unido, Francia y China), mientras otros como el Estado español estaban intentándolo. Ante esta realidad, el 1 de julio de 1968 se firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear con la intención de lograr lo antes posible el fin de la carrera armamentística nuclear y emprender medidas eficaces encaminadas al desarme nuclear. Dicho tratado ha sido ratificado por 191 países, entre ellos España, que lo hizo el 5 noviembre 1987.

Este tratado frenó en gran medida el aumento del peligro de guerra nuclear, pero no ha logrado en los 50 años desde su entrada en vigor en 1970 cumplir su compromiso explícito de lograr el desarme nuclear total, ni frenar el aumento del número de países con armas nucleares.

Por ello, en 2017 Naciones Unidas inició la negociación de un nuevo tratado: el Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), con el objetivo de llegar a la eliminación total de las mismas. Un acuerdo aprobado por 122 naciones en la Asamblea General en 2017, que entraría en vigor tres meses después de que lo ratificaran 50 estados parte, lo que sucedió el 22 de octubre de 2020, cuando lo ratificó Honduras.

El tratado representa el primer instrumento multilateral jurídicamente vinculante para el desarme nuclear, donde cada Estado parte se compromete a nunca y bajo ninguna circunstancia desarrollar, ensayar, producir, fabricar, adquirir de cualquier otro modo, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares. Tampoco permite el emplazamiento, la instalación o el despliegue de armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares en su territorio o en cualquier lugar bajo su jurisdicción o control, entre otras disposiciones.

La iniciativa surge en 2007, con la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés), una coalición de organizaciones civiles de más de 100 países. En 2017, ICAN recibió el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su trabajo “para llamar la atención sobre las catastróficas consecuencias humanitarias de cualquier uso de armas nucleares” y por sus “esfuerzos pioneros para lograr una prohibición basada en tratados de tales armas”.

Ecologistas en Acción señala la gravedad y su preocupación porque que las potencias nucleares no sean parte del tratado, ni los países de la OTAN, la organización señala que son precisamente estos países los que deberían estar obligados al cumplimiento del acuerdo, así como, señalar la obligación de la comunidad internacional de establecer los mecanismos necesarios para que se produzca la desnuclearización mundial. Señala además que de no ser la actitud contraria de los países a la desnuclearización es una amenaza a la seguridad mundial y a los Derechos Humanos.

En cuanto al Estado español, al igual que el resto de participantes en la OTAN, no lo ha firmado. De hecho, de Europa sólo han ratificado Austria, Irlanda, Malta, San Marino y la Santa Sede, que no pertenecen a la OTAN. El Gobierno español persiste así en su actitud de no participar en la negociación inicial del Tratado por las Naciones Unidas en 2017, siguiendo la directriz que había marcado EE UU. Para Ecologistas en Acción está en una actitud  muy decepcionante en un país donde la mayoría de la población se declara antinuclear.

Las ciudades y los pueblos pueden ayudar a generar apoyo para el tratado al respaldar el llamamiento de ICAN, registrando mociones en los ayuntamientos. El llamamiento se ha aprobado en: Alcoi, Alzira, Barcelona, Binissalem, Cádiz, Canovelles, A Coruña, Castelldefels, Ferrol, Granollers, La Garriga, Guadalajara, Masllorenç, Vallromane y Zaragoza.

La firma del tratado es uno de los temas de los que se ha hablado y negociado mucho, y debatido varias veces en el Parlamento estatal, pero en ninguna ocasión, siguiendo las directrices de la OTAN, los grandes partidos han dejado llegar a un acuerdo y hacer la firma efectiva, la última de ellas en diciembre de 2020. Incluso desatendiendo la carta abierta que Ana Palacio, Javier Solana y Carlos Westendor, extitulares de la cartera de Exteriores, firmaron junto a numerosos exdirigentes de aliados de EE UU en septiembre de 2020 pidiendo a los líderes actuales que “demuestren coraje y audacia, y se unan al tratado”.

Es muy decepcionante que en este momento, donde además el tratado ya va a empezar su andadura y con tantos apoyos sociales y políticos, el propio PSOE no vote a favor de  la iniciativa presentada esta vez por ERC, teniendo la posibilidad de desmarcarse de la OTAN y ser el primer país de la organización en firmar el acuerdo, como ya valoró ICAN animándonos a ello. Hasta que finalmente se haga efectiva la adopción por el estado, seguiremos insistiendo para sumar al estado  en la lucha contra las armas nucleares.

Ecologistas en Acción celebra la entrada en vigor del TPAN. Desde este momento las armas nucleares son ilegales según el derecho internacional, una victoria para todo el movimiento antinuclear mundial.

Fuente: https://rebelion.org/entra-en-vigor-el-tratado-de-prohibicion-de-armas-nucleares/

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Venezuela: Noam Chomsky explica qué esconden las “ayudas humanitarias”

Redacción: Rebelión

El concepto de ayuda humanitaria es casi todo acto agresivo realizado por cualquier potencia que, desde el punto de vista del agresor es una ayuda humanitaria, pero no desde el punto de vista de las víctimas, explica el filósofo Noam Chomsky. Según el también lingüista y politólogo, Estados Unidos lo reconoce públicamente y se entiende en el terreno del imperio tradicional.

Primer ejemplo de ayuda humanitaria: El bombardeo a Serbia en 1999

Fuerzas de Albania cometían ataques terroristas en territorio serbio para provocar una respuesta de su Gobierno que le sirviera como justificación a la OTAN (alianza militar intergubernamental Organización del Tratado del Atlántico Norte ), para entrar al país, es decir, una intervención de Estados Unidos. Las pérdidas estimadas fueron altas en ambos lados: dos mil víctimas.

Cuando asumieron la invasión, el general estadounidense a cargo, Wesley Clark, le informó a Washington que el resultado del ataque de EE.UU. intensificaría las atrocidades, porque Serbia no era capaz de responder militarmente bombardeando a los EE.UU., Serbia respondió por tierra, expulsando de Kosovo a los albaneses terroristas, justo después del bombardeo de EE.UU.

Pero la gran cobertura mediática fue la de Slobodan Milošević (expresidente serbio) llevado a la Corte Penal Internacional por una acusación sobre crímenes masivos, todos con una sola excepción, fueron después del bombardeo que ejecutó Estados Unidos contra su población.

Todo lo narrado anteriormente fue una intervención humanitaria, apunta Chomsky.

¿Son legales las intervenciones por ayudas humanitarias?

La Asamblea General de las Naciones Unidas tiene una resolución sobre la responsabilidad de proteger, que dice explícitamente que no puede ejecutarse un acto no militar a menos que esté autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Se utiliza para asegurarse de que los gobiernos no repriman a sus propias poblaciones.

No obstante, el activista estadounidense explica que hubo otra comisión, presidida por el exprimer ministro australiano Garreth Evans, que debatió sobre la “responsabilidad de proteger”, muy parecida a la versión de la ONU, pero con una diferencia, “que así el Consejo de Seguridad no esté de acuerdo en autorizar una intervención, agrupamientos regionales pueden intervenir a la fuerza por su cuenta, ¿qué agrupamiento regional es capaz de una intervención? Hay uno solo y se llama OTAN”.

La “responsablidad de proteger” es legal porque la Asamblea General de la ONU lo autorizó, pero lo que rige actualmente es la versión autorizada de Evans, un buen ejemplo de cómo funciona una propaganda en un sistema poderoso, agrega Chomsky y que además se puede ver en los medios de comunicación.

Otro ejemplo de ayuda humanitaria: El bombardeo a Libia en 2011

Una resolución de la ONU en 2011 hizo un llamado a la creación de una zona de exclusión aérea en Libia, a excepción de aquellos cuyos fines sean “humanitarios”, que pasó a términos diplomáticos para solucionar el problema, y que Muamar Gadafi aceptó, declarando un cese el fuego contra fuerzas opositoras a su Gobierno.

Finalmente Washington optó por apoyar una resolución mucha más amplia que la de la simple zona de exclusión aérea, y apostó por una ocupación militar del país.

“Reino Unido, Francia y Estados Unidos se convirtieron en la fuerza aérea de la oposición. Uno de sus ataques terminó sepultando a Gadafi y matando a 10 mil personas, dejó a Libia en lo que es hoy día, en manos de milicias”, recuerda Noam Chomsky.

A partir de ese momento, hubo un gran flujo de yihadistas armados en Asia occidental y África occidental, lo que se convirtió en la fuente principal de terrorismo radical en el mundo, “una consecuencia de la mal llamada intervención humanitaria en Libia”.

El poder de EE.UU. ahora, con Donald Trump como presidente

Chomsky también explicó que la sociedad debe repensar lo que significa el poder. Estados Unidos, a su juicio, sigue siendo supremo. Su poder es dañino, pero desde el punto de vista de la oligarquía, ese poder les da todo lo que piden, asevera el filósofo. Solo en términos militares, esta nación maneja el 25 por ciento de la economía mundial, y también está mucho más avanzado en tecnología que el resto del mundo.

Agrega que pese a que en economía han estado en declive, sería un error pensar en que han perdido su dominio.

“La multinacionales estadounidenses son dueñas de la mitad del mundo, están integradas con el Estado, tienen todos los sectores: industria, venta, comercio, finanzas”.

Explica que desde su elección como presidente, no solo es Trump quien representa el peligro, sino el liderazgo republicano completo, que niegan el fenómeno del calentamiento global, por mencionar solo un problema.

“El partido republicano es una de las organizaciones más peligrosas en la historia de la humanidad, suena escandaloso, pero pensemos al respecto por un momento, Hitler no quería destruir el futuro de la existencia humana, nadie tenía la intención”, se lamenta y agrega que no son personas ignorantes ni fundamentalistas religiosos, sino las mejores educadas y apoyadas del mundo, quienes ponen a la sociedad en peligro.

Según Chomsky, las políticas más peligrosas apenas se discuten, son amenazas existenciales que enfrentamos, esta generación tiene que decidir si la existencia humana continuará, no es un chiste, es el calentamiento global o una guerra nuclear y las acciones de Trump empeoran ambas.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252416&titular=noam-chomsky-explica-qu%E9-esconden-las-%93ayudas-humanitarias%94-

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Hawking: La humanidad debe abandonar el planeta para sobrevivir

Por: Telesur. 19-11-2016
La guerra nuclear, la actividad de la inteligencia artificial y la propagación de un virus genéticamente modificado, serían las causas del fin del mundo, de acuerdo a Stephen Hawking.
El científico británico Stephen Hawking reveló que los humanos no serán capaces de sobrevivir a menos que abandonen la Tierra en los próximos mil años.

Durante una conferencia con los estudiantes de la Universidad de Oxford, Hawking indicó que la humanidad debe abandonar el planeta lo antes posible y destacó la necesidad de construir naves espaciales que sean capaces de volar a largas distancias.

«Es posible que un día seamos capaces de utilizar las ondas gravitacionales para contemplar el ‘Big Bang’ tal y como fue» declaró el  astrofísico británico al diario británico Daily Mail.

En los últimos 50 años la ciencia ha avanzado de una manera considerable y ha ayudado a que la humanidad se aproxime al descubrimiento de muchos de los secretos que esconde el cosmos, dijo Hawking.

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Hawking-La-humanidad-debe-abandonar-el-planeta-para-sobrevivir-20161116-0041.html

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Chomsky: EEUU y Rusia avanzan hacia una guerra atómica que acabará con la humanidad

América del Norte/EE.UU/6 de octubre de 2016/Fuente: hispantv

El célebre politólogo estadounidense Noam Chomsky dice que el aumento de las tensiones entre Rusia y Estados Unidos podría desencadenar una guerra nuclear que pondría fin a la humanidad.

“EE.UU. (…), por su parte, cuadruplicó los gastos militares. Los rusos están haciendo algo similar. Hay colisiones cercanas y constantes, los jets se acercan para chocar entre sí (…) Las tropas estadounidenses virtualmente están llevando a cabo maniobras cerca de las fronteras de Rusia. Esa amenaza es cada vez mayor y muy grave”, advirtió Chomsky durante una entrevista concedida a Democracy Now y publicada el lunes.

La amenaza nuclear existe en la frontera rusa, indicó antes de hacer hincapié en que ambas partes están actuando como si tuvieran en mente una guerra atómica, además de que las tensiones entre Moscú y Washington han puesto al mundo al borde de la “desaparición de las especies”.

EE.UU. (…), por su parte, cuadruplicó los gastos militares. Los rusos están haciendo algo similar. Hay colisiones cercanas y constantes, los jets se acercan para chocar entre sí (…) Las tropas estadounidenses virtualmente están llevando a cabo maniobras cerca de las fronteras de Rusia. Esa amenaza es cada vez mayor y muy grave”, dijo el célebre politólogo estadounidense Noam Chomsky.

El célebre politólogo estadounidense Noam Chomsky.

Según el intelectual norteamericano, el exjefe del Pentágono William Perry recientemente también estimó que la referida amenaza es mucho mayor de lo que lo fue durante la década de 1980.

Las tensiones entre Moscú y Washington aumentaron el pasado abril, después de que un caza ruso Sujoi Su-27 interceptara, de una “manera peligrosa”, un avión de reconocimiento RC-135 de Estados Unidos sobrevolando las aguas internacionales del mar Báltico

Por otro lado, Chomsky añade que aparte de la proliferación nuclear, el cambio climático y el calentamiento global también plantean una grave y seria amenaza para la humanidad.

De igual manera, dice que las mencionadas amenazas se verán afectadas directamente por el resultado de las elecciones de Estados Unidos, que se celebrarán en noviembre de 2016, pues todavía son ignoradas en los debates de los candidatos presidenciales.

Las cosas empeoran, ya que las elecciones en EE.UU. se acercan, continúa, y las peores amenazas que ha enfrentado la especie humana todavía «están ausentes en las discusiones y debates» de quienes buscan ser el presidente de ese país.

ftn/anz/rba

Fuente: http://www.hispantv.com/noticias/ee-uu/255851/guerra-atomica-nuclear-eeuu-rusia-chomsky

Imagen: 217.218.67.233/hispanmedia/files/images/thumbnail/20160517/13252974_xl.jpg

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