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Nadia Ghulam: «Las mujeres en Afganistán son un objeto de intercambio, no tienen voz y para tenerla necesitan acceso a educación»

La activista y escritora da una conferencia en la UV y pide agilizar la burocracia para garantizar la enseñanza a todas las personas refugiadas con el fin de ser un «puente para el desarrollo de la paz en el país de origen»

Nadia Ghulam (Kabul, Afganistán, 1985), activista y escritora afgana refugiada en Cataluña, cumplirá pronto los 37 años y todavía se pone tiritas en la cara a diario para aliviar el picor de las quemaduras que sufrió tras el ataque de una bomba a su casa cuando apenas tenía ocho años. Son cicatrices físicas de una guerra que no se van. Las del interior tampoco.

Ha venido a València a dar una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universitat de València (UV), (que impulsa una red para acoger a alumnas y profesoras afganas) y contar su historia vital, aunque duela recordarla. Una historia que empieza en Kabul y continúa en Barcelona, donde vive desde hace quince años como refugiada.

Durante diez años, Nadia Ghulam se hizo pasar por su difunto hermano para poder trabajar y mantener a su familia

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Charla con Levante-EMV sobre su llegada, su adaptación, la crisis humanitaria mundial y la necesidad de proporcionar un acceso a la educación real a todas las personas refugiadas por igual para que puedan construir puentes y establecer la paz en su país de origen. Nadia Ghulam no fue Nadia durante diez años. Tras aquella bomba de la que salió con vida, perdió a su hermano y su padre se encontraba muy débil de salud.

Era 1991 y los talibanes tomaron el país. Nadia se hizo pasar por su hermano difunto para poder trabajar y llevar un trozo de pan a casa para su familia. Dice que no fue una decisión consciente. «Era una niña, tenía diez años, pensaba que eso sería un día, que mañana volvería a ser Nadia, pero ese día se convirtió en diez años». Lo cuenta en su libro El secreto de mi turbante, escrito junto a Agnès Rotger.

«Todas las personas de mi país tienen un sueño: que llegue la paz. Lo sueñan, lo piden, lo imaginan; pero nunca lo viven»

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¿Cuándo empezó la guerra para ti? Le pregunta este periódico. «Nací en guerra, crecí en guerra y hasta que no llegué a España no supe lo que era la paz. No soy la única. Todas las personas de mi país tienen un sueño: que llegue la paz. Lo sueñan, lo piden, lo imaginan pero nunca lo viven«, dice la escritora. La guerra no dura un día o un mes, señala. «Un día de guerra son diez años de traumas, la mayoría de personas nunca recuperan su vida anterior o su capacidad psicológica de estar tranquilas. Viven con miedo, preocupación, violencia. Siempre en alerta», relata.

«La semilla de la paz es la educación»

Nadia dice que ha aprendido a vivir con dolor. Y que transforma su depresión en acción para cambiar las cosas a través de la asociación que fundó, Ponts per la Pau, una entidad «muy pequeña pero con objetivos muy grandes» que ayuda a niños y niñas afganas para proporcionarles «la semilla de la paz, la educación«. Dice que aspira a ser la nueva Organización de Naciones Unidas (ONU) para tender puentes por la paz, pues esta organización «ha fracasado«.

«Parar la venta de armas, concienciar o educar en valores son algunas de las soluciones para crear un proyecto de paz mundial»

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«Lleva desde los años cuarenta diciendo que quiere acabar con las guerras. Estamos en 2022 y sigue muriendo mucha gente en conflictos armados. No solo se trata de firmar un documento, sino de pasar a la acción«. ¿Cómo? «Parando la venta de armas, concienciando a la población, proporcionando educación en valores. Todo esto haría que se erradicaran las guerras y las personas trabajaran por un proyecto de la paz de verdad», dice Nadia Ghulam. Aunque apunta que la gente la llama utópica, «desde todo mi corazón y mi mente estoy convencida, y después de salir de debajo de una bomba, de que la paz es posible».

«Nos hablan de derechos como en mi país hablan de Dios. Allí justifican la violencia con Dios, aquí si no se puede convalidar estudios o acceder a enseñanza superior, es por las leyes y la burocracia»

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Pide a las instituciones que agilicen los trámites burocráticos para las personas refugiadas y recuerda su llegada a España. «No sabía ni lo que era una refugiada o si tenía algún derecho. No conocía los derechos porque no tenía. No supe que tenía el derecho a pedir asilo y las personas de la administración tampoco lo sabían ni les importaba. Al inicio no me trataron como refugiada y estuve cinco años sin permiso de trabajo y sin poder estudiar«. Por eso, en su labor como educadora social, ejerce una misión clave. La sensibilización. «Una de las cosas que hago ahora es insistir a las personas que trabajan en organizaciones o en migración que no nos traten como números, sino como seres humanos», dice la escritora.

«No quiero certificados ni títulos, quiero conocimientos»

«Nos hablan de derechos como en mi país hablan de Dios. Allí justifican la violencia con Dios, aquí si no se puede convalidar estudios o acceder a enseñanza superior, es por las leyes y la burocracia«, denunciaY recuerda que su país «que no tiene interés en la educación, no envió el título para convalidar sus estudios y poder continuarlos en España» y por ende, no podían aceptarla en la universidad. Un error. Un obstáculo para la paz, añade. «Como inmigrante no quiero certificado. Quiero conocimiento. Tengo hambre de conocimiento, quiero que abran las puertas de universidades a las personas refugiadas para poder estudiar», sentencia.

«Si nos cierran la puerta de la enseñanza prefiero morir, porque si las mujeres de mi pueblo no tienen posibilidad de recibir una educación, yo no puedo vivir tranquila»

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«Las instituciones tienen que garantizar un acceso fácil a la educación a los refugiados. Eso es lo que hace que nosotros podamos ser un puente para el desarrollo de nuestro país de origen«. Tener un futuro mejor a través de la educación es, señala, «la única esperanza que tenemos». «Si nos cierran esta puerta prefiero morir, porque si la gente, las mujeres de mi pueblo no tienen posibilidad de recibir una educación, yo no puedo vivir tranquila«.

Diez meses en pausa

Nadia Ghulam se rompe cuando relata las trabas burocráticas que ponen en pausa la vida de las personas refugiadas. Su hermana está en un centro de refugiados en Salamanca y no puede irse con ella a Barcelona hasta que no se resuelva su condición como tal. Algo dolorosísimo para la activista y escritora. «Mi sobrino me dice que estaba triste porque llegaron los talibanes y no podía celebrar su cumple, yo le dije que no se preocupara que lo celebraríamos y él me preguntó si en mi casa. Ojalá que sí». Además, relata cómo una chica joven recién llegada como refugiada estudiaba su tercer curso de periodismo en Afganistán y ahora ve su vida parada. «Me dice, ‘aquí no soy nadie, no puedo hacer nada'». «Ella pensaba que en diez meses habría acabado la carrera, habría empezado a trabajar. Es doloroso para mí que una persona que quiere estudiar no tenga la posibilidad». Tenga, al fin y al cabo, la vida en pausa.

A pesar de que Afganistán ya no ocupa el foco mediático, la vida allí sigue bajo el régimen talibán desde que el pasado agosto las tropas americanas abandonaran el país. «La violencia va aumentando mucho. La comunidad internacional mira hacia otro lado, la ayuda no llega, no hay comida, ni medicamentos, las mujeres están encerradas en sus casas sin salario y toda esta situación hace que la violencia aumente», dice Nadia Ghulam.

«La gente está muriendo de hambre, las familias venden a sus hijas para mantener al resto o las matan para tener una boca menos que alimentar, incluso hay familias enteras vendiendo sus órganos para sobrevivir». La situación, sentencia, es de desesperación absoluta. Y en ese contexto, las mujeres no existen. No tienen voz. No tienen voto. Viven en la sombra.

«Una mujer es un objeto de intercambio ahora mismo. Se la puede comprar, vender o hacer lo que quieran con ella»

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«Una mujer es un objeto de intercambio ahora mismo. Se la puede comprar, vender o hacer lo que quieran con ella. La mujer no tiene voz y para que la tenga es necesario acceder a la educación y la vida pública«. Critica que Estados Unidos entró en el país para «ayudar a las mujeres y niñas» y ahora se ha ido. «¿Ahora ya no hay mujeres o qué?», se pregunta. Sigue habiendo pero viven atemorizadas.

Además, señala al error de poner a Kabul como ejemplo de todo el país. «Afganistán es muy grande, si te vas a otro pueblo es como si te fueras a otro país» y lamenta que a las provincias no llegaron ni las escuelas ni los hospitales, pero sí la guerra. Lo que ha hecho que la población de los municipios haya sufrido muchísimo durante todos estos años. «Ahora estos jóvenes que vivieron la guerra de niños son talibanes personas que han crecido en la violencia, que tienen armas (que no se cultivan en la tierra, alguien se las ha dado)».

«Los afganos sufren de la misma forma que sufren los ucranianos»

«Solo porque no tenemos el mismo color de piel ni la misma religión, no se trata igual a los refugiados ucranianos que a los que vienen de otros países en guerra», dice Nadia. Eso le duele. Primero aclara una cosa: la ayuda a Ucrania «es una verdadera maravilla». Una que «querríamos de manera igualitaria para todas las personas refugiadas». Comenta que en las fronteras de Polonia y países limítrofes con Ucrania hay «miles de personas de Afganistán, Siria o partes de África a las que «no se les está dejando pasar». Aboga por una atención y ayuda humanitaria igualitaria. Sin discriminar por el color de piel, la religión, el origen. «Los afganos sufren de la misma forma que sufren los ucranianos», sentencia.

Ghulam lamenta que la tierra afgana está quemada. Literal y metafóricamente. Ya no cultiva verduras, hortalizas, alimentos. Las bombas y los productos químicos de guerra han destrozado todo. El país es una cicatriz enorme de una quemadura que no se acaba de curar. Y lo peor es que no se da valor a la educación.

«El valor de la educación solo lo saben los que la han recibido. Los niños de la guerra le dan valor a las armas pero no a los bolígrafos, sencillamente porque no saben usarlos»

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Nadia Ghulam comparte con este periódico un refrán que dicen en Afganistán: «El valor de una joya solo lo sabe el joyero«. «El valor de la educación solo lo saben los que la han recibido. Los niños talibanes le dan valor a las armas pero no a los bolígrafos, sencillamente porque no saben usarlos».

Por eso, Ghulam lanza un mensaje. «Dar la posibilidad a las personas refugiadas afganas en las fronteras de aprender, de formarse en valores, de ser atendidas por psicólogas. Todo eso revertirá en hacer puentes de desarrollo con nuestro país«. «Vamos a construir nuestro país con la paz. Con todo lo aprendido. No las hagamos desgraciadas en el exilio. Eduquémoslas para construir un mundo mejor», concluye. Nadia Ghulam sueña con volver a su país. Y para eso trabaja. Por ella, por su pueblo. Y también sueña con algo que muchas personas afganas nunca han conocido: la paz.

Fuente: https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2022/04/27/nadia-ghulam-mujeres-afganistan-son-65396539.html
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El veto a la educación femenina revela las divisiones de los talibanes afganos

El veto talibán a la educación femenina demuestra que los ultraconservadores mantienen el control del movimiento islamista y expone una pugna por el poder que pone en riesgo la ayuda internacional necesaria para la población de Afganistán, aseguran los expertos.

Los colegios de secundaria para mujeres fueron cerrados el mes pasado, apenas horas después de reabrir por primera vez desde el regreso de los talibanes al poder en agosto.

El giro, ocurrido tras una reunión secreta de los líderes del grupo en la ciudad de Kandahar, la cuna del movimiento, provocó indignación internacional y desconcierto en muchos de sus integrantes.

«La orden fue devastadora», indicó un alto responsable talibán a AFP. «El mismo líder supremo intervino», añadió.

Todas las autoridades talibanas que hablaron con AFP sobre la cuestión lo hicieron bajo condición de anonimato.

El movimiento nunca ha argumentado esta prohibición, más allá de señalar que la educación de las chicas debe concordar con los «principios islámicos».

Pero un alto responsable dijo a AFP que el líder supremo Hibatulá Akhundzada y otros dirigentes mantuvieron posturas «ultraconservadoras sobre este tema» y dominaron el debate.

Dentro del movimiento emergieron dos grupos: el urbano y los ultraconservadores, afirmó. Y «los ultraconservadores ganaron esta ronda», añadió.

En este grupo figuran influyentes clérigos como el jefe de justicia Abdul Hakim Sharai; el ministro de Asuntos Religiosos, Noor Mohamad Saqeb, o el ministro de la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio, Mohamad Jalid Hanafi.

– Kandahar impone su influencia –

Estos clérigos se sienten excluidos de las decisiones del gobierno y expresan su oposición a la educación femenina como una forma de restaurar su influencia, dijo Ashley Jackson, una investigadora en Londres que ha trabajado extensamente sobre Afganistán.

Según ella, la «desproporcionada influencia de esta minoría desfasada» ha impedido que el país avance en algo que la mayoría de afganos respaldan, incluso gran parte de quienes están en el poder.

Esto «demuestra que Kandahar permanece como el centro de gravedad de la política talibana», opinó el analista Graeme Smith, del International Crisis Group.

Otro alto miembro talibán explicó que los radicales estaban tratando de apaciguar a miles de combatientes que proceden de zonas rurales profundamente conservadoras.

«Para ellos, incluso si una mujer sale de su casa, es inmoral. Imagínate lo que significa educarla», señaló.

El líder Akhundzada estaba en contra de la «educación moderna y secular» porque la asocia a la vida bajo los gobiernos respaldados por Occidente de Hamid Karzai y Ashraf Ghani. «Es su visión del mundo», añadió.

Los talibanes regresaron al poder el año pasado aprovechando la salida de las tropas internacionales lideradas por Estados Unidos dos décadas después de la invasión que propició la caída del primer régimen de los fundamentalistas (1996-2001).

En estos 20 años, las chicas pudieron ir a escuela y las mujeres pudieron buscar trabajo en todos los sectores, a pesar de que el país siguió siendo socialmente conservador.

El activista y académico islámico Tafsir Siyaposh indicó que las chicas en Afganistán siempre estudiaron en clases segregadas por sexo y seguían un currículo islámico, con lo que el veto enseña que los talibanes solo quieren «oprimir los derechos de las mujeres dando excusas».

– Golpe a la ayuda internacional –

Una fuente talibana en Pakistán confirmó las diferencias en la cúpula del movimiento sobre esta cuestión, pero aseguró que no había riesgo de fragmentación.

«Hay debate en este tema (…), pero estamos intentando superar nuestros defectos», dijo.

En cualquier caso, los analistas argumentan que esta prohibición socavó el intento de los talibanes de ganar reconocimiento internacional y recaudar ayuda para la grave crisis humanitaria del país.

Jackson aseguró que ni el líder Akhundzada ni las personas cercanas a él «entendieron completamente» las consecuencias en la comunidad internacional que ha vinculado el reconocimiento del movimiento al respeto de los derechos de las mujeres.

Incluso algunos altos mandos talibanes coinciden en esto.

«Les estamos diciendo (a los ultraconservadores) que gestionar un país es diferente a gestionar una madrasa», una escuela musulmana, confesó un responsable talibán en Kandahar.

«Todo iba bien hasta que esta dura orden llegó. Y llegó de nuestro líder, con lo que tenemos que seguirla, aunque intentamos cambiarlo», añadió.

«Plantea la pregunta de con quién exactamente tienen que hablar dentro de los talibanes», agregó.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/el-veto-a-la-educaci%C3%B3n-femenina-revela-las-divisiones-de-los-talibanes-afganos/47519792

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Mundo: El asombroso número de embarazos no deseados revela un fracaso en el respeto de los derechos de las mujeres

Casi la mitad de todos los embarazos son no deseados. La falta de métodos anticonceptivos disponibles, las guerras y otras crisis solo agravan la situación, según un nuevo informe publicado el miércoles por la agencia de salud sexual y reproductiva de la ONU.

Cerca de la mitad de todos los embarazos, que suman 121 millones cada año en todo el mundo, no son deseados. Esta es la asombrosa conclusión del último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA).

“Este informe es una llamada de atención”, dijo la directora ejecutiva del Fondo, Natalia Kanem, y agregó que esa cifra “representa un fracaso mundial en la defensa de los derechos humanos básicos de las mujeres y las niñas”.

El innovador Informe Visibilizar lo Invisible: La necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales, advierte que esta crisis de derechos humanos tiene “profundas consecuencias para las sociedades, las mujeres y las niñas y la salud mundial”.

La falta de información o de conciencia sobre la salud sexual y reproductiva dio lugar a un embarazo no deseado de una adolescente de 18 años en Timor-Leste.

Fondo de Población/Ruth Carr
La falta de información o de conciencia sobre la salud sexual y reproductiva dio lugar a un embarazo no deseado de una adolescente de 18 años en Timor-Leste.

“No hay opción en absoluto”

Más del 60% de los embarazos no deseados terminan en aborto y se estima que el 45% de todos los abortos son inseguros, lo que representa entre el 5% y el 13% de todas las muertes maternas registradas, según el Informe del Estado de la Población Mundial 2022 del UNFPA.

Esto también está teniendo un gran impacto en la capacidad del planeta para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en su fecha límite que es 2030.

Además, se espera que la guerra en Ucrania, y otros conflictos crisis impulsen un aumento de los embarazos no deseados, ya que se interrumpe el acceso a la anticoncepción y aumenta la violencia sexual.

“Para las mujeres afectadas, la opción reproductiva que más cambia la vida ya sea quedar embarazada o no, no es una opción”, dijo la responsable del UNFPA.

Empujada al embarazo

El informe destacó que la desigualdad de género y el estancamiento del desarrollo generan altas tasas de embarazos no deseados.

Por ejemplo, se estima que 257 millones de mujeres en todo el mundo que desean evitar el embarazo no utilizan métodos anticonceptivos modernos y seguros.

Y donde hay datos disponibles, casi una cuarta parte de todas las mujeres se sienten incapaces de decir que no a las demandas de sexo.

Una variedad de factores también contribuye a los embarazos no deseados, incluida la falta de atención médica sexual y reproductiva; los anticonceptivos que no se adaptan a las circunstancias de la mujer; las normas dañinas que rodean a las mujeres y controlan sus propios cuerpos; la violencia sexual y la coerción reproductiva; así como el sentimiento de vergüenza en los servicios de salud.

Todo esto refleja la presión que las sociedades ejercen sobre las mujeres y las niñas para que se conviertan en madres.

Pie de foto: La falta de información o conciencia sobre la salud sexual y reproductiva provocó un embarazo no deseado de una joven de 18 años en Timor Leste.

En los días, semanas y meses posteriores al inicio de una crisis, los servicios de protección y salud sexual y reproductiva salvan vidas, directora del UNFPA

Los embarazos aumentan durante las crisis

Las crisis y los conflictos privan a las mujeres de su autonomía en todos los niveles, lo que aumenta drásticamente el riesgo de embarazos no deseados.

Las mujeres a menudo pierden el acceso a los anticonceptivos y la violencia sexual aumenta, según el informe, que cita estudios que muestran que más del 20% de las mujeres y niñas refugiadas se enfrentarán a la violencia sexual.

“Si tuvieras 15 minutos para salir de tu casa, ¿qué te llevarías? ¿Tomarías tu pasaporte? ¿Comida? ¿Recordarías tu método anticonceptivo? preguntó la doctora Kanem.

Lo cierto es que, después de que comienza una crisis, los servicios de salud y protección sexual y reproductiva salvan vidas.

“En los días, semanas y meses posteriores al inicio de una crisis, los servicios de protección y salud sexual y reproductiva salvan vidas, protegen a mujeres y niñas de cualquier daño, y previenen embarazos no deseados. Son tan vitales como la comida, el agua y el refugio”, observó la directora del Fondo.

Una mujer ucraniana en estado avanzado de su embarazo que salió de Odessa con su madre y su hijo recibe un kit de dignidad en un centro de acogida en la capital de Moldova, Chișinău.

Fondo de Población Moldovia/Adriana Bîzgu Edit
Una mujer ucraniana en estado avanzado de su embarazo que salió de Odessa con su madre y su hijo recibe un kit de dignidad en un centro de acogida en la capital de Moldova, Chișinău.

Actuar contra la desigualdad

El informe muestra con qué facilidad los derechos más fundamentales de las mujeres y las niñas quedan relegados a un segundo plano tanto en tiempos de paz como durante la guerra.

El informe hace un llamado a los tomadores de decisiones y a los encargados de los sistemas de salud para que ayuden a prevenir embarazos no deseados al mejorar la accesibilidad, la aceptabilidad y las opciones anticonceptivas, al tiempo que insta políticos y líderes comunitarios a empoderar a las mujeres y las niñas para que tomen decisiones afirmativas sobre sexo, anticoncepción y maternidad.

Si se hace esto, las mujeres y las niñas podrán contribuir plenamente a la sociedad con las herramientas, la información y el poder para decidir por sí mismas si tener hijos o no.

“Al poner el poder de tomar esta decisión tan fundamental directamente en manos de las mujeres y las niñas, las sociedades pueden garantizar que la maternidad sea una aspiración y no una inevitabilidad”, concluyó la directora del Fondo de Población.

Efecto Ucrania

También es probable que la guerra en Ucrania provoque un aumento de los embarazos no deseados, dijo Monica Ferro el miércoles, portavoz del Fondo, a los periodistas en Ginebra.

Prevemos que 265.000 mujeres están embarazadas en Ucrania y en los próximos tres meses, 80.000 personas darán a luz. Por lo tanto, si no hay un centro de salud para dar a luz, para tener un parto con personal calificado, o si no tienen acceso a la atención médica, esto aumentará, como sabemos, la mortalidad y la morbilidad materna”.

A principios de este mes, un hospital de maternidad fue blanco de bombardeos en la ciudad costera afectada de Mariupol. Como parte de la respuesta de la ONU, el UNFPA ha enviado medicamentos esenciales y servicios, y suministros de salud sexual y reproductiva que salvan vidas a Ucrania.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2022/03/1506472

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La ONU denuncia la decisión de los talibanes de no reabrir las escuelas para todas las niñas

Los talibanes han decidido vetar la esperada reapertura de las aulas de educación secundaria para las niñas. La ONU y sus agencias lamentan tal decisión y coinciden en tildar el incumplimiento de los compromisos de reabrir las aulas como una medida lamentable y un retroceso en el futuro de las niñas y mujeres afganas, y de los ciudadanos en general.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, afirmó en un comunicado que «el incumplimiento por parte de las autoridades de facto de los compromisos de reabrir las escuelas para niñas a partir del sexto grado —a pesar de los reiterados compromisos en favor de la educación de las niñas, incluso durante mi visita a Kabul hace dos semanas — es profundamente perjudicial para Afganistán».

El alejamiento de las aulas, su inseguridad

La negación a la educación viola los derechos humanos de las mujeres y las niñas,  Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU

Las escuelas de educación secundaria tenían previsto abrir sus puertas para las niñas en todo el país tras las vacaciones de invierno; sin embargo, las autoridades talibanes habrían dado marcha atrás a primera hora del miércoles, a la espera de una decisión sobre los uniformes que deben llevar.

«Denegar la educación viola los derechos humanos de las mujeres y las niñas: va más allá de su derecho a la educación, las deja más expuestas a la violencia, la pobreza y la explotación«, explicó Bachelet.

El futuro de Afganistán en peligro

El Secretario General de la ONU, António Guterres, manifestó su profundo pesar por la suspensión impuesta por los talibanes de la vuelta a la escuela para las niñas de secundaria.

«El comienzo del nuevo curso escolar era esperado por todos los estudiantes, chicos y chicas, y por los padres y las familias», dijo Guterres. Añadió que la repentina medida de los talibanes de no reabrir las aulas, «a pesar de sus reiterados compromisos, supone una profunda decepción y daña profundamente a Afganistán”.

”Denegar  la educación no solo viola la igualdad de derechos de las mujeres y las niñas a la educación, sino que también pone en peligro el futuro del país debido a la enorme contribución de las mujeres y las niñas afganas».

«Insto a las autoridades de facto talibanes a que reabran las escuelas para todos los estudiantes sin más demora».

Unas niñas en un centro de aprendizaje en la aldea de Gulab Khail en la provincia de Maidan Wardak,en Afganistán.

© UNICEF/Azizzullah Karimi
Unas niñas en un centro de aprendizaje en la aldea de Gulab Khail en la provincia de Maidan Wardak,en Afganistán.

La determinación de las afganas

Michelle Bachelet ha recordado que, en su reciente visita a Kabul, las mujeres le manifestaron su deseo de hablar ellas mismas con los talibanes.

Las mujeres le dijeron que disponen de «información, soluciones y capacidad para ayudar a trazar una salida a esta crisis económica, humanitaria y de derechos humanos en Afganistán».

«Insistieron en la igualdad de derechos a una educación de calidad en los ciclos primario, secundario y terciario, y aguardaban con esperanza la reapertura de hoy de las aulas».

Discriminación estructural

En un momento en el que los ciudadanos afganos sufren los efectos de múltiples crisis, la alta funcionaria de la ONU describió la decisión como «muy preocupante».

«Quitarle el poder a la mitad de la población afgana es contraproducente e injusto», afirmó Bachelet, y añadió que «una discriminación estructural como ésta también es profundamente perjudicial para las perspectivas de recuperación y desarrollo del país».

Finalmente, Bachelet hizo un llamamiento a los talibanes para que «respeten el derecho a la educación de todas las niñas y reabran las escuelas para todas las estudiantes sin discriminación ni más demora«.

Esperanzas rotas

Por su parte, la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Catherine Russell, emitió un comunicado en el que describía la decisión como «un gran revés para las niñas y su futuro».

“Millones de alumnas de enseñanza secundaria de todo Afganistán se han despertado hoy con la ilusión de poder regresar a la escuela y reanudar su educación. Sin embargo, sus esperanzas no han tardado en verse truncadas”, lamentó Rusell.

La decisión de los talibanes anula “el derecho de toda una generación de niñas adolescentes a una educación, y les arrebata la oportunidad de adquirir las competencias necesarias para labrarse un futuro”, añadió.

Instó también a las autoridades de facto que cumplan con su “compromiso con la educación de las niñas sin más demora” y a los dirigentes de todos los rincones de Afganistán les pidió que defiendan la educación de las niñas adolescentes.

Todos los niños y las niñas merecen ir a la escuela. Es la forma más segura de guiar al país por un camino más seguro hacia la paz y la prosperidad que merece el pueblo de Afganistán”, concluyó la directora de UNICEF.

Una decisión deplorable

La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en el Afganistán (UNAMA) respondió a la noticia con un tuit donde manifiesta como deplorable » el anuncio de hoy de los talibanes de ampliar de manera indefinida el veto para las estudiantes de mayores de sexto grado para asistir a la escuela».

Fuente: https://news.un.org/es/story/2022/03/1506102

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Talibanes reprimen con gas protesta de mujeres que exigían igualdad y justicia

Las manifestantes reclamaban la libertad de Alia Azizi, funcionaria de policía responsable de la cárcel de Herat, de la que su familia asegura llevar cuatro meses sin noticias

Madrid / AmecoPress y PeriodistasenEspañol.- Una veintena de mujeres afganas concentraron el domingo, 16 de enero de 2022, a las puertas de la Universidad de Kabul, reclamando «igualdad y justicia» en su derecho al trabajo y la educación, y mostrando una pancarta en la que se podía leer «Derechos de las mujeres, derechos humanos».

Las manifestantes reclamaban también la libertad de Alia Azizi, funcionaria de policía responsable de la cárcel de Herat, de la que su familia asegura llevar cuatro meses sin noticias.

Varios talibanes, llegados al lugar de la manifestación en distintos vehículos, han dispersado a las mujeres concentradas rociándolas con gas pimienta.

En su crónica, el servicio de información digital de France Télévisions, publica las declaraciones de una de las manifestantes que, de forma anónima, comenta que el gas le ha afectado a uno de los ojos y que, cuando se lo ha reprochado al talibán, este ha respondido apuntándola con su arma.

Igualmente, recoge las declaraciones de otras dos manifestantes, asegurando que una de las mujeres ha tenido que acudir al hospital porque el gas le ha causado una reacción alérgica en la cara y los ojos.

Desde que tomaron el poder en agosto de 2021, los talibanes intervienen cada vez que se producen concentraciones que reclaman los derechos de las mujeres.

La publicación hace una especie de balance de los últimos acontecimientos en este sentido: las empleadas del sector público no han podido regresar a sus puestos de trabajo, muchas escuelas femeninas no han abierto sus puertas y los departamentos correspondientes de las universidades públicas permanecen cerrados.

Las mujeres no pueden viajar si no van acompañadas de un hombre y los canales de televisión tienen orden de no difundir telenovelas con protagonistas femeninas.

Fuente de la información e imagen:   https://vocesfeministas.mx

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Una larga lucha por el laicismo y los derechos de las mujeres. Entrevista a Marieme Hélie-Lucas

Por: Marieme Hélie-Lucas

La socióloga argelina alerta del crecimiento del islamismo, como en su país natal, y critica a una parte de la izquierda su ceguera frente a un fenómeno mundial.

Criticada por los países musulmanes, pero también por una parte de la prensa anglosajona o por universitarios como Farhad Khosrokhavar, ¿ha seguido Francia una senda errada con su laicismo? Desde luego que no, responde la socióloga argelina Marieme Helie Lucas, de 81 años, fundadora de la red “Secularism is a women’s issue” (el laicismo es asunto de mujeres), esta gran pensadora milita desde hace muchos años en el laicismo y los derechos de la mujer frente a los fundamentalismos religiosos.

En una excelente entrevista concedida a L’Express, advierte del crecimiento del islamismo en Francia, cuyas etapas serían, según ella, similares a las que terminaron por oscurecer Argelia durante el “decenio negro”. Ataca también al etnocentrismo de una parte de la izquierda o de las feministas que solo abordan el problema del islamismo bajo el prisma local de las discriminaciones y del racismo, rechazando verlo como una ideología mundializada que califica como “extrema derecha musulmana”. Pero Marieme Hélie-Lucas destila optimismo a largo plazo, confortada por el espectacular progreso de las laicas y ateas en los países de mayoría musulmana.

-Thomas Mahler (en adelante TM): ¿Cómo nacieron sus compromisos feministas y laicos?

Marieme Hélie-Lucas: Caí en mi nacimiento como Obelix dentro de la poción mágica. Nací en una familia de feministas de varias generaciones, solo conocí mujeres independientes que se bastaban por sí solas, como sus hijos. Tuve una madre muy creyente, a la vez mística y profundamente laica, incondicional de la escuela laica y de “los húsares negros de la república”. No es preciso decir que no me impuso nada en términos de creencias religiosas, cualesquiera que fueran los inconvenientes que eso hubiera podido causarle. La evolución política de Argelia independiente acentuó esas opciones.

TM. ¿En qué momento tomó conciencia del aumento del islamismo?

MHL: Por haber vivido el crecimiento del integrismo en Argelia, me resultó fácil reconocer las primeras señales algunos decenios después en Francia. Los hitos son casi similares. Me gustaría establecer un paralelo entre ambos países.

En Argelia, las señales iniciales surgieron muy pronto, admitiendo pensar que había una corriente religiosa ortodoxa en el seno del movimiento unitario por la independencia. Mientras que el discurso oficial del FLN, durante la lucha de liberación, en sus declaraciones y en la prensa militante, únicamente mencionaba nuestra demanda política de liberación de la presencia colonial, me encontré durante mi corto exilio de 1960 en Marruecos, a jóvenes combatientes que confirmaban claramente ir al combate en nombre de dios.

También ignoré otras pequeñas señales, entre otras la política de moralidad que reinaba entre los refugiados políticos argelinos en Marruecos, con la cobertura de la disciplina política…

Después de la independencia, las señales se multiplicaron: por ejemplo, la existencia de facto de una policía de moralidad; desde el verano del 62, o sea, inmediatamente después de la independencia, patrullas armadas del ALN (Ejército de Liberación Nacional) detenían en las calles de Argel a grupos mixtos de jóvenes paseándose alegremente en pleno día en las calles del centro del Argel liberado (y doy fe, en actitudes absolutamente irreprochables), exigiéndoles un certificado de matrimonio, sin el cual, eran detenidos manu militari por los soldados ¡nuestros soldados!… ¡Qué choque! Yo estaba casada y ya no salía con mi marido sin llevar encima el libro de familia.

Rápidamente siguió la prohibición del cerdo; seguida de la venta de alcohol a los “musulmanes”, el temor a ser denunciado a quienes no ayunaban durante el Ramadán, etc.

Y por supuesto, elaborada bajo Ben Bella en setiembre de 1963, ocurrió el choque de la primera Constitución argelina, que hacía del islam la religión del Estado.

Los comunistas argelinos, que votaron alegremente la Constitución y de quienes esperaba mayor clarividencia, no querían “estar demasiado por delante de las masas”, y elaboraron para la ocasión, un panfleto titulado “Marxismo e islam”, donde sostenían en resumen, que todo lo que Marx había dicho, se encontraba ya en el Corán. A mí, como me negué a votar una constitución no laica, mi primer voto en blanco de una larga serie, se me trató de social-traidora.

Una anécdota “histórica”

Esta inclusión de la religión en nuestra primera Constitución era tanto más sorprendente para mí que había tenido entre manos, en la primavera de 1958, por tanto durante la guerra de liberación, el texto, que circulaba clandestinamente, del Congreso de Soumam, cuya primera frase afirmaba que Argelia sería un país laico. No quedamos ya muchos vivos en poder testimoniar la autenticidad de este compromiso laico de Argelia en lucha. Tanto más porque el término ‘laico’ se suprimió en todas las ediciones ulteriores de la Declaración de Soumam.

Me tomé el trabajo, hace ya unos diez años de eso, de contactar con el primer editor suizo, de esa declaración. Tuvo problemas con las autoridades helvéticas por publicar escritos favorables a los combatientes argelinos, juzgados como subversivos por el consejo federal de la época. Me confirmó sin la menor duda mis recuerdos respecto al término ‘laico’ en la primera frase de la declaración de Soumam. Pero como yo, no tenía prueba material: yo porque al final de la batalla de Argel, hacíamos circular rápidamente los documentos comprometedores entre militantes y no se guardaban en casa; él, porque le habían registrado e incautado todos sus archivos y ya no tenía en su poder ni el original autentificado de la Declaración, ni una sola copia impresa. Años más tarde, retomó el contacto conmigo: como me había prometido, cuando la legislación suiza se lo permitió, pidió la devolución de todo el material incautado en su domicilio por la policía. Le devolvieron los archivos, excepto… la primera página de la declaración de Soumam.

Concluimos entonces, que la embajada argelina tenía un largo brazo por tanto sobre las ideas. Entre nosotros, no sólo se hacen desaparecer las personas de la foto histórica, sino los conceptos fundamentales.

No quedan hoy más que algunos testigos oculares vivos para decir esta verdad. Está claro que fuerzas políticas defensoras de ideologías irreconciliables se enfrentaron abiertamente desde la independencia, sobre todo respecto al papel de la religión.

Después de la independencia, el progreso del integrismo, que cualquiera podía ver tanto como yo, fue lo siguiente: ¡la primera guerrilla integrista, responsable de sabotajes a las líneas eléctricas, y robo de explosivos, fue en los 60! ¿Quién se acuerda aun de eso?

Los años 70 y 80 vieron el despliegue de la represión social y policial sobre los no observantes de las reglas religiosas, reales o fantaseadas por los integristas; en el desorden: vestimenta de las jóvenes (faldas demasiado cortas, o demasiado largas, maquillaje, comportamiento general ‘inmodesto’… para acabar llevando el velo a “la iraní”; es decir, gabardina larga de color beis, más pañuelo anudado bajo la barbilla, rebautizado como ‘uniforme de las estudiantes’, para su mejor aceptación); ayuno de Ramadán; asistencia a la mezquita; segregación sexual en las colas; represión aleatoria de los bebedores de alcohol; inicio de vestimenta a la afgana: pantalón por debajo de los tobillos y camisa para los hombres; control de estudiantes a las puertas de la ciudad universitaria de Argel por grupos de jóvenes integristas que cierran las puertas a las 18 horas, sin que los policías de servicio intervengan; asedio a las mujeres solas en las calles, palizas públicas si se atreven a responder al hombre que les ha insultado…

Si dejamos el plano de las costumbres, Argelia ha visto cuatro proyectos de ley sobre la familia auspiciados por diputados integristas, todos ellos privando a las ciudadanas de cualquier derecho individual (incluyendo el primer proyecto en la época de Ben Bella, del derecho al trabajo, un desatino en un país que se llama socialista), poniéndolas de por vida, bajo la tutela de un tutor matrimonial (wali). El cuarto proyecto se votó en mayo del 84, a pesar de las manifestaciones de mujeres y de la izquierda argelina.

También hay que hablar de los primeros atentados individuales, cuya dimensión política pasó, fuera de Argelia, casi desapercibida. Por ejemplo, el asesinato de nuestro poeta gay Jean Sénac en 1973 y el de un estudiante Kamel Amzal en 1982, apuñalado en el interior de un local universitario, asesinato ordenado por un tribunal islamista improvisado.

A comienzos de los 90, fueron los periodistas, las gentes de la cultura, los intelectuales, los objetivos; después las chicas jóvenes y las mujeres muy poco o demasiado mal veladas o dedicadas a oficios ‘no islámicos’, antes de llegar al rapto de mujeres para servir de esclavas domésticas o sexuales a los combatientes integristas, después a las masacres indiscriminadas de aldeas completas.

Esta larga lista no exhaustiva de señales precursoras del integrismo armado, trata de hacer tomar conciencia, en Francia de etapas similares en su ‘resistible ascenso’; pues ha tenido en Argelia, un progreso lento, durante tres décadas, para llegar a su culmen en los años 90 en una masacre generalizada y a lo que hemos llamado una “guerra contra los civiles”.

Muchos refugiados argelinos de los 90 dirán que vemos el mismo fenómeno reproducirse en Francia, y no solo ahí, y alertamos del lobo, pero en vano.

Desde hace varias décadas ya se han desplegado intimidaciones a mujeres en la calle; el control de su aspecto -de vestimenta y de comportamiento- y ha habido de sobra muertes de chicas y mujeres en los arrabales; ataques a periodistas o a personas ligadas a la cultura por alertar a la opinión; pero de ello se ha hecho un fenómeno de la periferia, en vez de considerarlo como una política global.

Los representantes de los integristas piden cambios en las leyes, mayor segregación hombres/mujeres (hospitales, piscinas, etc.), cambios en el currículum escolar (supresión de cursos de artes gráficas y de gimnasia o de piscina para las chicas, de biología evolucionista, de historia). Como en Argelia, atacan a la vez las costumbres y las leyes.

Y asistimos desde hace algunos años al crecimiento de los asesinatos selectivos.

Aunque las situaciones respectivas de Argelia y Francia no sean comparables caso a caso, hay que aprender de los peldaños franqueados por el integrismo armado en Argelia para hacerse con el poder político. Si no se entienden los asesinatos recientes en Francia como una etapa del crecimiento de la extrema derecha musulmana, eludiremos el problema. Las masacres del GIA, del AIS, del FIDA y otros, no se entienden sin el ascenso político del FIS; y todo esto no se comprende sin integrarlo en la lucha mundial de la extrema derecha musulmana armada, que en sí misma forma parte del enorme avance de las extremas derechas en el mundo, a menudo camufladas tras la defensa y promoción de los derechos religiosos.

TM: En Francia, una parte de la izquierda sigue considerando que el islamismo es ante todo un síntoma de las discriminaciones sociales, de un laicismo juzgado agresivo, de “islamofobia” o de un “racismo de Estado”. ¿Entiende estos análisis? ¿Cómo explica que progresistas europeos pueden hacerle el juego a reaccionarios islamistas, considerando sobre todo a “los musulmanes” como un bloque monolítico?

Hay que renunciar a este nominalismo etnocentrista. “El islamismo” no es un fenómeno francés, es mundial; las explicaciones proporcionadas para explicar el integrismo en Francia no podrían explicarlo en países como Argelia, Pakistán, Nigeria, Sudán, Bangladesh, etc., donde parece difícil hablar de racismo hacia los musulmanes y aún menos de islamofobia, en países en donde los presuntos musulmanes forman la mayoría y a veces, la casi totalidad de la población.

Cada país donde se desarrolla el movimiento de extrema derecha musulmana trata de comprenderlo en función de factores locales, pero estas explicaciones no funcionan en el país vecino que también sufre el crecimiento del integrismo armado.

Para no hablar de que en Europa, Alemania e Inglaterra, no son países laicos en el sentido de ‘separación’ como la entendemos: estimulan el comunitarismo y la representación de las religiones como tales ante el Estado. Recaudan impuestos religiosos. Inglaterra incluso ha favorecido la creación de tribunales religiosos, impropiamente llamados ‘tribunales-sharia’ (en la actualidad cuenta con más de 300), que imparten justicia en nombre de una tradición religiosa y cuyos juicios son automáticamente transcritos por la justicia estatal, excepto si una de las partes rechaza el juicio y apela al Estado, pero ¿de qué vale esta excepción cuando opera el peso de la comunidad y las amenazas de represión por traición? Se condena así a ciertos grupos de ciudadanos, y sobre todo, ciudadanas, a no tener los derechos legales de los que gozan los otros. En nombre de la paz social. ¿Se han ahorrado así estos países a los integristas armados?

En India donde ocupa el poder un hindú integrista legalmente elegido y en donde la minoría musulmana está de jure discriminada y de facto masacrada, la izquierda ignora igualmente las señales precursoras del integrismo musulmán. Obnubilada por la extrema derecha hindú y rechazando cuestionar su trato de las minorías ¡bien que se entiende!, la izquierda india apoya indistintamente a todos “los musulmanes”; incapaz de mirar de frente ciertas derivas bien visibles para un ojo argelino, empezando por la invasión visual, en los “barrios musulmanes” de la capital, del velo a la saudí que es ahora el estandarte mundial integrista y el velo de todas las niñas, casi bebés, en un país en el que tradicionalmente las mujeres llevaban saris, o sea shalwar kurta.

Es lo mismo en los Balcanes, donde he visto crecer, en concreto en Bosnia y en Sarajevo, con las organizaciones de extrema derecha musulmana, los modos de vida y vestimenta provenientes de Oriente Medio, desconocidos localmente. Y mencionemos de pasada, la introducción en el enclave ‘musulmán’ de Sanjak, en Serbia, no solo el velo a la saudí, sino también la poligamia y la ablación de las niñas (costumbre preislámica geográficamente localizada en la esfera de influencia del Egipto faraónico, como sabemos, pero promovido en todo el mundo por predicadores musulmanes integristas desde hace 40 años). Para los progresistas serbios o croatas que han sido la punta de defensa de los “musulmanes” durante las guerras de los 90 en Bosnia y Kosovo, es difícil denunciar el avance de la extrema derecha musulmana sin parecer aliarse con las tesis racistas de sus gobiernos.

Podemos así comprender como funciona la izquierda francesa, al estar atrapada por la noción de enemigo principal y enemigo secundario. Salvo que, como decía Daniel Bensaïd, demasiado ocupada en combatir al ‘enemigo principal’, no vea llegar al ‘enemigo secundario’ que avanza enfrente y es quien va a exterminarla.

El hecho de que una minoría esté discriminada implica que deben defenderse sus derechos humanos fundamentales, pero sin ignorar su proyecto político, ni apoyar su ideología de extrema derecha. Los miembros progresistas y laicos de esas minorías apreciarán que no se les entregue a sus verdugos, atados de pies y manos, por aquellos que deberían ser sus aliados naturales…

Francia no es un país racista, no ha votado ninguna ley discriminatoria, que yo sepa, desde Petain. Pero el avance de la extrema derecha racista hacia el poder, no significa garantizar el futuro.

Por supuesto, innegablemente hay racismo y xenofobia en Francia, discriminaciones en términos de vivienda, empleo, que se demuestran estadísticamente. Son problemas serios que merecen toda la atención de la izquierda y deberían ser una prioridad. Ni dejarán de ser tales situaciones discriminatorias de lo que cínicamente se sirva la extrema derecha musulmana (como también la extrema derecha racista francesa) para movilizar a los descontentos a su favor.

Sin desconocer o minimizar esas realidades, juzgo despreciable y profundamente racista considerar a priori que los emigrados de países llamados musulmanes o sus descendientes van forzosamente a dar una respuesta de extrema derecha a una situación de opresión o discriminación; ¿por qué no darían una respuesta revolucionaria? ¿Acaso la izquierda francesa encuentra ‘normal’ y por lo tanto justifica, que las clases desfavorecidas se vuelvan hacia los partidos de extrema derecha? ¿Por qué lo harían más que por nosotros?

Asistimos en el escenario mundial, a un crecimiento rápido y a tomas de poder de extremas derechas, de las que un número importante emplean a las religiones dominantes en sus contextos como palanca movilizadora (por citar solo algunas: Brasil, Polonia, diversas formas de cristianismo; India: hinduismo; Mianmar, Sri Lanka: budismo, etc.). La extrema derecha musulmana es nuestra forma concreta de extrema derecha, la diferencia que ocurre actualmente es que es la única que opera transnacionalmente, con desarrollo relativamente reciente, desde hace algunas décadas.

Es particularmente desgarrador que una parte de la izquierda, la extrema izquierda y la dirección política de organismos internacionales de derechos humanos, se empantanaran en una opción política que en ningún caso se atreverían a reivindicar si otra religión estuviera aludida: ¿puede imaginarse por un segundo que supuestos “fanáticos” católicos o judíos, por ejemplo, se lanzasen a una reivindicación armada para imponer a todos sus normas supuestamente religiosas en diversos puntos del globo y que las organizaciones de derechos humanos o la izquierda los justificasen como víctimas oprimidas?

Pero para nosotros, este fenómeno no nos es nada nuevo.

Durante los años 90, nos hemos derrumbado viendo como los que trataban de exterminarnos en nombre de su ideología, eran acogidos por organizaciones de derechos humanos en Francia, en Europa, y en EE.UU., como víctimas perseguidas por el Estado argelino. Recordemos que Amnistía Internacional expulsó de su seno a los tres miembros fundadores de AI en Argel en respuesta a una muy conmovedora carta dirigida personalmente a Pierre Sané, a la sazón dirigente de la organización, para pedirle que los informes de AI sobre Argelia reflejasen el conjunto de violaciones de derechos humanos cometidos por el Estado y los sujetos no estatales, y no solo por los crímenes de Estado. Que AI despidió de su puesto a Gita Sahgal que dirigía en el cuartel general en Londres, la unidad de sexo, cuando cansada de enviar informes a su dirección que los ignoraba, hizo público su desacuerdo con la política de AI que presentaba a los dirigentes del integrismo armado como defensores de los derechos humanos. Puedo también atestiguar mis innumerables gestiones durante los años 90, ante AI, Human Rights Watch, Lawyers Collective y del Center For Constitutional Rights, sola o acompañada de militantes argelinas, que podrían declarar, para persuadir a esas organizaciones y hacerlo honestamente sobre los crímenes perpetrados por los integristas armados contra la población argelina. La proporción de páginas dedicadas en sus informes a los crímenes perpetrados por integristas armados vs las violaciones de derechos por el Estado era de 1 a 20.

Para las organizaciones de derechos humanos, como para la izquierda, el único enemigo es el Estado; y “el pueblo” es siempre la víctima. ¿Tendrá siempre razón, incluso cuando lleva al poder a los Hitler?

Así, pues, fue el pueblo indistintamente quien fue atacado en Argelia en la segunda mitad de los 90. Y entre ese pueblo, estaban todos los progresistas que trataban de escapar de la masacre, pero que veían rechazadas sus peticiones de visado hacia Francia, en tanto que sus verdugos tenían un escaparate en las capitales europeas y norteamericanas, con la ayuda activa de las organizaciones de derechos humanos que los presentaban como víctimas de la ‘dictadura’ argelina.

TM. Después de la decapitación de Samuel Paty, que había mostrado caricaturas del profeta Mahoma en clase, varias personalidades políticas, desde Justin Trudeau a Bruno Retailleau, llamaron al “respeto” a los creyentes. Amenazada de muerte, la estudiante de bachillerato Mila también fue criticada por numerosas personas por sus expresiones juzgadas “irrespetuosas” hacia las religiones, sobre todo al islam, ¿Así, para usted, el “respeto” puede llevar al totalitarismo? ¿Por qué?

En principio, no creo que todas las ideas sean igualmente respetables; y aún menos, como lo quiere la doxa de los derechos humanos: que todas las ideas y creencias deben ponerse a la misma altura. Por ejemplo, no me creo obligada a respetar las ideas de Hitler sobre la raza superior y su derecho subsecuente a exterminar a las razas inferiores. Y siento mucho que haya personas sobre la tierra en pretender que lo debiera hacer, más aún, en nombre de los derechos humanos y del respeto a todas las ideas. Felizmente, la noción de ‘hate speech’ se ha incorporado al corpus de los derechos humanos para limitar esta historia de respeto.

Pero su pregunta, tal y como la plantea comporta una desviación del concepto de laicismo: en el derecho francés y bajo el régimen del laicismo, las ideas no son respetables, son las personas que profesan esas ideas quienes lo son, ¡una distinción esencial!

No es sorprendente que los dirigentes o los políticos, incluyendo a los franceses, se confundan con la definición anglosajona del laicismo, -como ‘respeto igual por el Estado, a todas las creencias’, y no ‘separación de lo político y lo religioso’, que es la definición original francesa del concepto de laicismo- que lentamente ha sido adoptada por las instituciones de Europa; ésta ejerce sobre Francia una presión intensa, para que se una a la versión inglesa equivocada, del laicismo -pero nadie debería asombrarse por ello en un país en que la reina es también Jefe de la Iglesia anglicana-, como demuestran las numerosas condenas de Francia por las instancias europeas de derechos humanos

TM. Usted estableció desde hace tiempo un vínculo entre fascismo e islamismo, tesis que han retomado ensayistas ateos de cultura musulmana como Zineb El-Rhazouni o Hamed Abdel-Samad. Pero, ¿es pertinente comparar una ideología religiosa con un nacionalismo autoritario centrado en un líder carismático?

Precisemos. Yo no establezco equivalencia entre islam y fascismo, cosa que por desgracia hacen algunas jóvenes ateas que han tenido que sufrir a nuestra extrema derecha religiosa. Evito emplear el término “islamismo” porque por un lado, se presta a confusión (islam, islámico, islamista… es mucho pedir a los franceses reconocerse entre estos conceptos sobre los que tratamos vanamente de establecer diferencias desde hace varias décadas); por otro, no se trata de un movimiento religioso, sino de un movimiento político que trata de hacerse con el poder, y que por tanto me parece muy importante situar políticamente, en la extrema derecha, a los movimientos que reclaman hoy al Islam integrista.

En efecto, comparo desde hace mucho tiempo, características que me parecen comparables: la mitificación de la raza superior aria/ de la religión superior (el islam), basada en un pasado glorioso: la antigua Roma/la Edad de oro del islam; superioridad que da el derecho y el deber de eliminar a los untermensch, subhumanos que incluyen en ambos casos a los judíos y a los comunistas y añaden en nuestro caso los kfor (no creyentes); comparo también el lugar asignado a las mujeres en la ideología nazi: cocina, cuna, templo, que no rechazarían los integristas musulmanes.

Dicho esto, me alegro de la existencia pública de jóvenes ateas de cultura musulmana, y las apoyo de buen grado; esforzándome en convencerlas de que “el islam” es una ideología, y como tal, “no habla” – ‘el concepto de perro, no ladra’, dijo Aristóteles; que solo “los musulmanes”, personas de carne y hueso, se expresan. Resulta vano combatir “el islam” en el cual, como en la Biblia, se puede encontrar todo y su contrario, el dios de la misericordia y del amor, y el dios de la guerra y de la cólera: es la cita del versículo o del hadith. Contra cita de otros versículos o hadith; el islam no es más que lo que los creyentes y los políticos que los instrumentalizan quieren hacerle decir. En un sentido u otro, como lo muestran las numerosas persecuciones de los intérpretes progresistas del Corán.

TM. ¿Qué ha pensado Vd. de las recientes reacciones hostiles en numerosos países musulmanes, e incluso en la prensa anglosajona, contra un laicismo francés defendido por Emmanuel Macron? ¿Estamos en el camino equivocado con este modelo republicano?

¡Claro que no! Pero es preciso comprender que no hablamos la misma lengua, en el sentido de que no tenemos el mismo concepto de laicismo. Es un diálogo de sordos: hablamos de separación entre iglesia y Estado; los anglosajones y sus ex-colonias, por su parte, hablan de tolerancia igual por el Estado respecto a las diversas religiones…

Respecto a las reacciones hostiles en numerosos países llamados musulmanes, desde luego que existen, pero sería imprudente imputarlo a su supuesta religión, pues es más bien ver a qué fuerzas políticas representan esos gobiernos y qué instrumentalización política hacen del islam para mantenerse en el poder.

Ha habido también numerosos apoyos al laicismo, surgiendo de grupos ciudadanos y de dirigentes políticos. Se habla poco en la prensa francesa. Le remito, entre otras, a la reciente declaración de “musulmanes” indios laicos.

Redactando estas palabras, no puedo dejar de ver donde aprieta el zapato: en todas partes del mundo se define “musulmán”, como si fuese una nacionalidad: las personas nacidas y educadas en un país o una comunidad llamada musulmana. Se les niega de hecho toda libertad de conciencia. Es exactamente lo que hace el Daesh calificando uniformemente a los occidentales como “cristianos” o “cruzados”, mientras que la no creencia ha ido ganando terreno por todas partes en esas áreas del mundo. Los “musulmanes” se ven como un bloque homogéneo, cuando no groseramente confundidos con los integristas armados de quienes son las primeras víctimas, ya que esos movimientos de extrema derecha hacen estragos primero y ante todo en nuestros países.

La primera estrategia de la izquierda francesa sería la de identificar a sus aliados potenciales entre la izquierda anti-integrista de los llamados países musulmanes y no aliarse con nuestra extrema derecha.

TM. Pronto hará cinco años que las agresiones de Colonia dividieron profundamente a las feministas. Entonces, usted fustigó la reacción de una parte de ellas que en su opinión prefirieron sacrificar el derecho de las mujeres, a la defensa de los “extranjeros presuntamente musulmanes como víctimas potenciales del racismo”, para preservar “la paz social”. Después las feministas universalistas, según usted, ¿han ganado terreno?

No, en Francia incluso lo hemos perdido. Por las razones expuestas anteriormente, es el “pensamiento descolonizador” y comunitarista quien gana terreno, Cuando fui a hablar este verano a un lugar alejado de todo en la Francia profunda, comprobé que los jóvenes estaban infectados por esta corriente que creía limitada a la inteligentsia parisina émula de la corriente universitaria norteamericana de relativismo cultural. Que esto vaya más lejos, me produce escalofríos.

Perdemos terreno desde hace décadas y temo que ya no lleguemos a tiempo de evitar un enfrentamiento directo entra la extrema derecha racista clásica y la nueva extrema derecha integrista musulmana: un enfrentamiento lo más sanguinario posible, como desean ambas, para reclutar y movilizar mejor a sus huestes.

A falta de un análisis político de las fuerzas presentes, los errores de parte de la izquierda y de la extrema izquierda están ayudando a socavar el futuro.

Soy completamente consciente de que el universalismo muchas veces ha sido llevado por mal camino confundiendo occidente y universal; es decir, haciendo de las normas sociales propias de Europa el patrón de lo universal. Incluso como actualmente se ha equivocado el laicismo, perversamente reivindicado por la extrema derecha racista para atacar mejor a los “musulmanes”.

Debemos seguir reclamando los derechos humanos universales que no estén pervertidos por el etnocentrismo del dominador. La alternativa, es el ascenso general, mundial, de las extremas derechas al que asistimos actualmente, incluyendo la versión del integrismo musulmán. Y el comunitarismo universalizado.

TM. Junto a Boualem Sansal y otros intelectuales, reclama una Argelia laica y democrática. ¿Es optimista?

Solo a largo plazo, porque creo firmemente que mientras haya esclavos, habrá revueltas de esclavos; por lo tanto, los jóvenes argelinos acabarán por aprender, en la soledad y las dificultades, dado que no logramos transmitirlo, cómo librar batalla y qué batalla librar.

Los de mi generación están demasiado a menudo atrapados por los grilletes de los politicastros, pero veo muchas iniciativas entre los más jóvenes y reivindicaciones de laicismo.

Es cierto en Argelia, pero lo es también en Pakistán, en Afganistán, en Oriente Medio y muchos otros países llamados musulmanes. Hay reportajes fotográficos de manifestaciones en los que grupos de mujeres en el sur de Asia muestran pancartas reclamando leyes laicas; y basta consultar internet para ver que existen en todas partes organizaciones reivindicando estados laicos.

Surgen ahora jóvenes dispuestos a morir por tener el derecho de declararse ateos o apóstatas, como lo prueba el movimiento de ex-musulmanes que se extiende como un reguero de pólvora en nuestros países.

En Argelia, en Marruecos, hay jóvenes que se instalan en lugares públicos para comer durante el Ramadán; para afirmar que tendrían que tener igualmente el derecho a hacerlo. Son llevados a la comisaría de policía y después ante el juez, y se les encarcela durante años, despreciando la ley argelina que les encierra por desórdenes públicos, pues teóricamente reconoce la libertad de conciencia. Pero hay que reconocer que hay creyentes que les apoyan, proclamando en sus pancartas: “soy musulmán, pero apoyo sus reivindicaciones y lucho por sus derechos” ¿Hay más clara definición de un espíritu laico?

Los recientes acontecimientos de la protesta anti-gubernamental, dan igualmente esperanzas: en esos tiempos de hirak que durante largos meses reunió a todo el pueblo en la calle, contra lo que representaba, en términos de clase, el gobierno de Bouteflika, el movimiento “todos juntos” ha utilizado con provecho a los integristas ocultos en su seno que ahora se atreven a salir a la luz para asegurarse, los únicos entre los hirakistas, parte de la mesa del festín del nuevo gobierno. Es una aclaración política, que solo puede ser favorable. La mayoría de mis camaradas rechazaban totalmente la presencia de la extrema derecha integrista en el hirak, considerándola alternativamente como marginal o erradicable; sin embargo, era muy visible en ciertas consignas y en el ataque físico al bloque feminista. Expulsada de las manifestaciones del centro de Argel, reapareció en los arrabales muy claramente, con manifestaciones separadas y abiertamente “islamistas”.

Así, pues, me parece esencial tomar ahora una posición clara, sobre la forma de sociedad que queremos. Para tomar nota; para decir que existimos, que hemos existido, desde luego derrotados políticamente y expulsados de la memoria desde el congreso de Soumam. Hemos de comprometernos abiertamente.Marieme Hélie-Lucas  veterana revolucionaria socialista argelina y defensora del feminismo socialista laico.

Fuente de la información:  https://www.sinpermiso.info

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Ivonne Passada: “Las mujeres tenemos derechos, pero no tenemos las mismas oportunidades”. Uruguay

La candidata a la presidencia del FA planteó la “urgencia” de la descentralización en la fuerza política y que jóvenes ocupen “lugares en la toma de decisiones”

“Las mujeres tenemos derechos, pero no tenemos las mismas oportunidades”, sentenció Ivonne Passada. La candidata a la presidencia del Frente Amplio (FA) fue senadora en el anterior período de gobierno, diputada entre 2005 y 2015 y vicepresidenta de la fuerza política en 2012. También fue docente de Seguridad Industrial en UTU. Cerca de las 11.00, se acercó a votar al comité de base Villa Dolores acompañada de su hijo. “Es donde recibo aportes, discutimos, donde nos reunimos todos los jueves. Es un comité que tiene mucha inserción en el barrio y es uno de los tantos que han trabajado sistemáticamente con las ollas populares; si bien acá quizás no había, sí fue un aporte para otros lugares de Montevideo que necesitaban esa ayuda”, expresó a la diaria.

Durante el domingo, la candidata recorrió varios comités de base de la capital y destacó que en la presidencia de Mónica Xavier –etapa en que ella ocupó el cargo de vicepresidenta– trabajaron “fuertemente en la descentralización” a través de la creación de “las regionales”. “Ahora queremos ir a más, porque ese trabajo no se realizó en la última gestión con la profundidad que se debería haber hecho”, afirmó, y dijo que es una necesidad “urgente” y que la descentralización debe darse en dos sentidos: respecto de la capital del país, pero también de las capitales departamentales; “los que están en el territorio son los que saben, los que conocen y tienen el oído y la mirada ahí”, agregó.

Passada sostuvo además que “en parte” se perdió la cercanía con la gente. “Nosotros fuimos los que programamos y llevamos adelante la descentralización a todos los municipios que hay a nivel país. Sin embargo, el FA no acompañó lo que puso en la ley con la fuerza política. Hay que concretarlo y hacerlo”, desarrolló.

Asimismo, la exsenadora se refirió al rol de los jóvenes dentro de la coalición de izquierda y expresó que “hay que darles oportunidades” para que ocupen “lugares en la toma de decisiones”. “No están solamente para estar repartiendo volantes o pintando un muro; hay unidades temáticas que abordan temas que a ellos les preocupan, como el ambiente, los derechos humanos”. También afirmó que “no es cierto” que “los jóvenes no militan o no van al comité”, sino que su militancia se muestra de “otra forma”, como en las marchas. “Hay que construir desde la mirada de los jóvenes”, sintetizó.

La presidencia de Passada fue promovida por la Comisión de Género del FA de Maldonado y también tiene el respaldo de la Liga Federal, agrupación encabezada por Andrés Lima, intendente de Salto. “No esperaba el apoyo de ningún sector particular. Yo llegué al plenario sin ningún apoyo de ningún sector político; ni lo esperaba en su momento ni tampoco lo busqué”, indicó. Si ganara la presidencia de la fuerza política, Passada aseguró que su rol sería establecer una oposición “responsable y articuladora”, porque el FA “es la fuerza política más grande del país” y debe ser “atendida con respeto”.

La candidata informó que los resultados definitivos sobre quién será el presidente o la presidenta del FA se conocerán “entre el 15 y el 20 de diciembre”.

Una tendencia “difícil de torcer”

“¿Siente que el FA la puso simplemente por ser mujer como candidata?”, le preguntó un periodista en conferencia de prensa. Passada respondió: “Creo que eso no es así, tengo una experiencia de años”. La candidata dijo más adelante que “es una de las cosas que hay que romper de una sociedad machista. Parece que fuera algo muy raro, y como es raro, da lo mismo una mujer, otra mujer o cualquiera. Es un cambio cultural que necesitamos”, señaló, y recalcó que no sintió que su candidatura haya sido exclusivamente por su género, pero que quizás a “otras compañeras” sí les sucede que lo sienten de esa forma. En esa línea, comentó que es un hecho “sumamente importante” que 26 mujeres se presentaran a candidaturas en los demás departamentos, “más aún cuando algunas son candidatas únicas y en otros casos las tres son mujeres”.

Además, Passada dijo que es necesario tratar temáticas vinculadas al género “con una mirada nacional”, porque “no es lo mismo una mujer trabajadora rural en el interior más profundo” que “estar militando y trabajando en la zona de Pocitos o el Centro”. “Tenemos una fuerte disposición por parte de la Unidad Temática de las Ciudadanas para trabajar nacionalmente por el tema de la paridad, de la violencia de género, y que esto sea parte de un discurso que se acompañe con formación y capacitaciones. Tenemos el protocolo de violencia de género en política, que también es una necesidad divulgarlo y que cada uno y una pueda comprender la gravedad de lo que pasa a diario”, planteó.

Durante su recorrida, Passada se encontró con la senadora Liliam Kechichian, quien apoyó la candidatura de Fernando Pereira. En ese marco, la legisladora planteó a la diaria que el rol de la dirección del FA va a ser importante, porque va a “acompañar hasta el próximo período electoral”. “60% de las candidatas son mujeres; hemos recorrido un camino interesante. Vamos torciendo una tendencia que siempre fue difícil de torcer: la presencia dominante de los hombres en los cargos políticos. Es muy cultural, muy profundo y queda mucho por hacer”, manifestó Kechichian.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2021/12/ivonne-passada-las-mujeres-tenemos-derechos-pero-no-tenemos-las-mismas-oportunidades/

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