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Black Lives Matter y Zapatismo: romper cercos

Por: Pietro Ameglio

En estas últimas semanas, dos de los mayores movimientos sociales de América, emblemáticos por su radicalidad de raíz, por su coherencia, por su determinación moral y material y por su resistencia civil, han construido dos hechos sociales tremendamente originales y esperanzadores.

A su vez, al momento que este artículo está por salir acaba también de iniciar un proceso de levantamiento social de “resistencia civil pacífica y digna”, como nos señalan desde la universidad de la Amazonía colombiana, que se ha ido extendiendo geométricamente a todos los territorios del país, a todas las clases, identidades y organizaciones social. La acción de no-cooperación y desobediencia civil que lo está articulando nacionalmente es un muy amplio “paro nacional”, acción de mucha radicalidad cuyo nombre puede confudir a veces: no se trata de “parar” sino de “avanzar” al doble de velocidad hacia la justicia, la dignidad y la paz. Claramente existe mucho dolor y temor por la represión brutal gubernamental de todo sentido -empezando por las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones- y por el hambre nacional, pero más aún hay mucha esperanza por la determinación moral y material de casi toda esa población hermana que masivamente ha tomado el espacio público. Acompañamos y aprendemos con humildad desde lo más cerca posible.

BLM: atacar la raíz del racismo y el clasismo

El veredicto por unanimidad (11 miembros del jurado) de culpabilidad del agente Derek Chauvin, asesino de George Floyd, es un “hecho histórico excepcional” en los Estados Unidos, derivado de un “hecho social normal” -que todos los días se multiplica en las redes sociales- en el mismo país, que muchísimas comunidades viven cotidianamente: el abuso, violencia brutal militarizada e impunidad policial; el racismo sistémico hacia los afroamericanos y demás minorías. Existen innumerables testimonios y materiales claves para corroborarlo que cada vez salen más a la luz pública; particularmente recomendamos el documental “Enmienda XIII” de Ava Du Vernay, quien también filmó la muy buena película “Selma”, sobre la lucha de Martin Luther King y los derechos civiles.

Está claro que este veredicto es excepcional, no normal, pero que no modifica al sistema y a la impartición de justicia, aunque sí es un importante paso hacia adelante hacia ese cambio indispensable y urgente. Se trata de un “punto de partida” y no “de llegada”, pero en el sentido de la esperanza y no de la ilusión. Claramente no hay que disminuir el apoyo ni la intensidad creciente de las acciones de denuncia y resistencia, ni de las negociaciones de poder, pensando que ya se logró el objetivo.

Es central comprender cómo se llegó a este veredicto, a partir -entre otros procesos- de un gran y creciente movimiento social como el Black Lives Matter (BLM), que articula infinidad de grupos, organizaciones, colectivos y personas a todo lo largo y ancho del país, en un liderazgo horizontal, descentralizado, intercambiable, no personalista, noviolento, propositivo…La lucha, aglutinada en estas últimas etapas por este movimiento, ha permitido desnudar públicamente nacional e internacionalmente con una enorme claridad y legitimidad el brutal racismo y clasismo estructural de la sociedad y estado norteamericanos, con muchas raíces del “supremacismo blanco”; ha quedado transparente que no es sólo un problema de raza sino también de clase, pobreza y exclusión social.

Las movilizaciones sociales han tenido una gran riqueza y variedad estratégica y táctica, con acciones de difusión pública tipo foros, medios de amplio espectro, negociaciones…; pasando a grandes movilizaciones de masas en espacios abiertos (sobre todo de marchas y mítines…), acciones de no-cooperación (boicots…) y de desobediencia civil (estar en la calle durante toques de queda…). Siempre buscando sumar a la mayor cantidad de gente posible interclasista, interétnica e intercultural, con un importante carácter simbólico y festivo; y evitando caer en provocaciones de grupos violentos y de la policía militarizada. El objetivo ha sido evitar el aterrorizamiento ciudadano, aumentar la toma de conciencia pública acerca de la gran deshumanización de las fuerzas de seguridad hacia los más vulnerables. Por ello, el movimiento en paralelo desarrolló un gran trabajo de propuestas públicas, jurídicas, educativas y políticas para trabajar en las raíces institucionales, estructurales y sistémicas del racismo, clasismo y violencia policial; en la desmilitarización de la policía (armamento militar, actitud muy invasora y violenta en las calles, comunidades y barrios aterrorizando a la gente como ”enemigos y blancos de guerra”); en el entrenamiento deshumanizante policial donde se separa totalmente el fin de los medios.

En este último aspecto que es fundamental, referente al proceso de des-humanización que sufre un policía en su entrenamiento, al grado de no ser capaz de escuchar -por desconfianza y racismo- mínimamente siquiera a otro ser humano que le dice “no respiro”, resultan muy ejemplarizantes los argumentos que usó la defensa del agente Chauvin para justificarlo: su cliente ejerció un “uso autorizado de la fuerza”, usó un “estándar de agente policial razonable”, no utilizó “ninguna fuerza ilegal”, es un “agente sensato”. En síntesis, en el mejor de los casos, un prospecto de psicópata es un agente policial sensato y razonable, que sigue cabalmente las reglas de su corporación y del sistema.

Darnella Frazier: una audacia moral y material ejemplar

Como parte de esta lucha social colectiva y masiva del BLM, está también presente en forma fundamental una acción individual que inmediatamente tuvo reflejos colectivos: Darnella Frazier, una joven afroamericana preparatoriana de 17 años que grabó en su celular por más de 9 minutos el homicidio del policía Chauvin contra el ciudadano inocente George Floyd, que suplicaba por humanidad y aire. Los componentes humanos y morales de esta larga e interminable escena han provocado, como pocas veces en la historia reciente mundial, una “ruptura moral” gigantesca en la sociedad norteamericana -y en parte mundial- con consecuencias materiales y concretas que esperamos profundas y duraderas. Pero existen también aspectos importantes a reflexionar, desentrañar e imitar acerca de la construcción de la identidad moral de Darnella: una identidad moral es quedarse ahí en la escena y no pasar corriendo, otra diferente es quedarse ahí y filmar, y otra mayor aún es filmar y difundir enseguida en redes sociales. Eso es lo que hizo Darnella.

Evidentemente que el celular se ha convertido -entre muchos aspectos- también, cada vez más, en un “arma noviolenta” que permite “desnudar públicamente la verdad”, denunciar y exponer a los victimarios a la justicia, así como defender a las víctimas. La disminución de su costo lo ha hecho más democrático y accesible a grandes mayorías. Pero poseerlo no es sinónimo de tener el valor de filmar, y tener el valor de filmar no garantiza subirlo a las redes, esas son las vueltas de tuerca a construir en nuestras identidades morales.

Sin embargo, continuando con la reflexión de la escena del asesinato del ciudadano George Floyd, desde el ángulo de la acción noviolenta o de la resistencia civil, nos quedan desafíos y preguntas: ¿qué se pudo hacer allí para “detener la mano asesina” de Chauvin? Filmar y difundir en redes fue fundamental para la difusión de la violencia policial y la justicia en este veredicto, pero no fue suficiente para evitar ese asesinato de 9 minutos. Es una pregunta fuerte, y sin ningún sentido de culpa o acusación, pero creemos que debe enfrentarse para que como sociedad civil estemos cada vez menos indefensos ante la violencia de las autoridades. Lógicamente que el miedo es fundamental para no intervenir, pero es clave que no se transforme en terror porque entonces nos paralizará. El miedo manejado y controlado ayuda a reflexionar, y colectivamente a actuar mejor, y tal vez en otra ocasión pudiéramos pensar en alguna forma humilde pero audaz -dos características de la noviolencia- de “meter el cuerpo” -sin arriesgar otra muerte- en una situación así, con un poco de legitimidad y fuerza moral: por ejemplo, tirándonos enseguida los más posibles al piso al lado de la víctima y gritando al lado y fuerte a la autoridad de “parar”; rodeando a los policías de muy cerca gritándoles y con ademanes fuertes y claros de parar y que estamos filmando… O sea, construir situaciones noviolentas pero radicales que nos permitan acercarnos a los cuerpos de los victimarios y desafiarlos moral y materialmente, para intentar que reaccionen y tomen conciencia de lo que realmente está sucediendo en esa “burbuja” que han construido, como dizque cinturón de seguridad. Claro que la reacción de la policía puede ser violenta y peligrosa, pero es un riesgo que tal vez lo colectivo podría disminuirlo y podría salvar una vida.

Nadie pretende decirle a nadie qué hacer, ni hay recetas probadas, se trata sólo de pensar humildemente en voz alta, sin olvidar el “principio de realidad”, cómo disminuir nuestra indefensión social ciudadana, y donde también una identidad moral de resistencia noviolenta exige construir algún tipo de acción directa hacia el victimario, si es que existiera un margen humano posible. La situación con George Floyd no era igual a que si fuera una ejecución paramilitar o extrajudicial instantánea, porque, aunque mínimo, existe un marco legal, institucional y público desde donde buscar enfrentar en algo mínimo a la autoridad violenta, con legitimidad y colectivamente.

Resistir: la Montaña zapatista que va a Europa

Una vez más el zapatismo rompe el cerco -de muy diferente tipo que lo rodea- y construye un hecho de lucha social original, en medio de una pandemia y casi in-movilidad mundial. ¡Vaya paradoja! Habitantes de la selva van en un barco llamado “La Montaña”, por aproximadamente ocho semanas -cruzando “en reversa a la Conquista”- de isla Mujeres en México a Vigo en Galicia. Esta primera delegación será complementada en junio con otra más amplia por vía aérea, y se encontrarán “entre iguales” y “como iguales” con luchadores y organizaciones sociales antisistémicas y antiautoritarias de unos 30 países europeos. Son alianzas, fraternidades, coaliciones, solidaridades construidas en casi treinta años de zapatismo internacional “desde abajo”, “desde los excluidos”, “desde la lucha social”.

No sabemos qué va a resultar de este encuentro, reflexión colectiva y aprendizaje mutuo, alianza de luchas internacionales afines y de cambio de raíz del sistema-mundo capitalista globalizado, pero sin duda hay un componente importante de esperanza y estrategia considerable, que a todxs nos alienta a luchar más y mejor. Casi todos estos movimientos y luchadores sociales parten del compromiso local de la comunidad, la aldea, el vecindario, pero al actuar en esa escala su lucha y mensaje se vuelven universales y más allá del tiempo coyuntural. Ahí está la raíz e inspiración de esta “otra globalización”, paradójicamente de los “globalifóbicos”.

El zapatismo siempre ha usado el humor y la paradoja como un arma de lucha social: nos cubrimos el rostro para que nos vean, usamos fusiles aspirando a que sean inútiles, viajamos en una montaña por mar, nos movemos cuando todxs nos piden estar in-móviles en casa, resistimos cuando el sistema nos pide resignarnos a sus fatalidades…

Fuente: desinformemonos.org

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Maturana y un nuevo convivir para Chile

Por: Andrés Kogan Valderrama

Maturana manifestó siempre su crítica a modelos políticos centrados en la competencia, en la negación del otro, a través del racismo, machismo, clasismo, y de un desapego completo de la Madre Tierra, como si fuéramos los únicos seres vivos, lo cual nos tiene en una crisis climática que está poniendo en riesgo las condiciones mínimas de vida en el planeta.

El reciente fallecimiento de Humberto Maturana Romesín, el pasado 6 de mayo, no solo es la partida de uno de los científicos más importantes del siglo XX, sino quizás una de las figuras sentipensantes más emblemáticas en lo que refiere a crítica del racionalismo moderno.

Sus investigaciones junto a Francisco Varela, en la década de los 70, lo llevó a construir la teoría de la autopoiesis, la cual lo pudo llevar a ganar el premio nobel, al plantear la idea revolucionaria de que los sistemas vivos se producen a sí mismos, dejando en jaque la idea de objetividad de la ciencia y la autonomía de la razón.

En lo que respecta a su influencia, ha sido crucial su aporte a distintos campos del saber, como son los casos de la educación, comunicación, cibernética, antropología, sociología, psicología y las ciencias de la vida, en donde autores como Niklass Luhmann, Vittorio Guidano, Gregory Bateson y Fritjof Capra, entre muchos otros, han planteado lo fundamental que han sido sus aportes para el desarrollo de un constructivismo radical, cuestionador de las tradicionales dualidades modernas, como lo son objeto-sujeto, cuerpo-mente, razón-emoción, salud-enfermedad, cultura-naturaleza.

De ahí que su mirada siempre haya sido transdisciplinaria, pos-racionalista y muy crítica de concepciones del mundo reduccionistas provenientes de la ciencia objetivista y de filosofías antropocéntricas. No por nada, su desarrollo de una biología del conocer y del amor en los últimos años que vivió, en estrecha colaboración con Ximena Dávila en el Instituto de Formación Matríztica, buscaba incesantemente situarse desde un paradigma relacional y amoroso, en donde la empatía, el cuidado, la reflexión desapegada de certezas, la confianza y la convivencia democrática fueron sus horizontes hasta el día de su muerte.

Asimismo, es imposible no nombrar a quizás su máximo referente, su propia madre, Olga Romesín, de formación aymara, con quien aprendería que lo más importante en la vida es el colaborar y el compartir en comunidad. Por eso su fuerte crítica al fundamentalismo de grandes ideologías totalizantes, supuestamente liberadoras, que derivarían en la práctica en meras doctrinas que han imposibilitado la reflexión y a un buen convivir.

Es desde ese lugar, que Maturana manifestó siempre su crítica a modelos políticos centrados en la competencia, en la negación del otro, a través del racismo, machismo, clasismo, y de un desapego completo de la Madre Tierra, como si fuéramos los únicos seres vivos, lo cual nos tiene en una crisis climática que está poniendo en riesgo las condiciones mínimas de vida en el planeta.

No es casualidad, por tanto, que durante el estallido social de octubre del 2019 en Chile, que derivaría en una histórica revuelta popular en el país y un inédito proceso constituyente, Maturana haya planteado que “El llamado estallido social fue una queja por no ser visto. Porque el Estado no estaba cumpliendo con el compromiso fundamental de ocuparse por el bienestar de toda la comunidad. Y esto tiene que ver con el trasfondo de esta cultura centrada en la competencia” (1).

Esta fue una de las últimas reflexiones que planteó Maturana sobre lo que estaba ocurriendo en Chile antes de morir, la cual sintoniza y se entrelaza completamente con lo que vienen planteando los distintos movimientos sociales en Chile (feminista, indígena, socioambiental, regional, estudiantil), en tanto no solo una crítica al modelo neoliberal y al fundamentalismo de mercado que se impuso en dictadura y se profundizó en los últimos 30 años, sino también en la búsqueda de un nuevo Estado y sociedad, centrado en la colaboración y en la confianza.

Por lo señalado anteriormente, con la elección de constituyentes el 15 y 16 de mayo en Chile, se abre una nueva posibilidad de construir un país distinto, en donde nos pensemos por primera vez el tipo de convivir que queremos tener, sin exclusiones, donde la interculturalidad, sustentabilidad, la diversidad sexual, la equidad de género, el derecho a la diferencia y los buenos vivires, se concreten en un nuevo marco institucional, que permita vincularnos de otra manera.

Han sido décadas de abusos, maltratos y abandono del Estado a sus ciudadanos y al resto de los seres vivos, por lo que tomar en serio las reflexiones de Humberto Maturana Romesín, puede ser un buen aporte para construir un horizonte más democrático.

1: https://www.cnnchile.com/pais/humberto-maturana-democracia-frases-estallido-social_20210506/

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/212222

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Trabajadores esenciales: precarizados y prescindibles

Por: Tlachinollan

Las jornaleras y jornaleros agrícolas son trabajadores del campo que, por su precaria preparación académica, son contratados de manera temporal para realizar trabajos sumamente extenuantes, inhumanos, que requieren fuerza física y habilidades especiales. Se trata de una población marginal que sale de sus comunidades de origen, para enrolarse como jornaleros y jornaleras. No cuentan con contratos de trabajo formales. El enganchamiento realizado por contratistas y mayordomos es el sistema de explotación semiesclavista, que confina a las familias a sobrevivir en las galeras de los campos agrícolas o en las periferias de las ciudades. Un gran número de familias trabajan en campos conocidos como ranchos, que no cuentan con registros ante la secretaría del trabajo, y que en la mayoría de lugares funcionan de manera irregular.

Por su pertenencia a un pueblo indígena las jornaleras y jornaleros, son maltratados y discriminados por privilegiar su comunicación en sus lenguas maternas y por tener dificultades para expresarse en castellano. Las relaciones que se imponen en los campos son de explotación, sumisión, racismo, clasismo, machismo, violencia y agresión sexual contra las mujeres. Sus derechos laborales son violentados de forma masiva y sistemática, sin que exista una autoridad en nuestro país que se avoque a proteger y defender sus derechos. Su itinerancia los estigmatiza como los indios, para resaltar su atraso y propiciar su repulsión. Son víctimas de extorsión, engaños, fraudes, abusos y atracos. Para las autoridades son seres invisibles, que no existen como personas con derechos. No son atendidos en sus comunidades de origen, porque su desarraigo no les permite organizarse para exigir a los funcionarios municipales que asignen presupuesto para la instalación de servicios básicos.

La falta de inversión en el campo ha propiciado la expulsión de las familias que no encuentran opciones productivas que mejoren sus condiciones de vida y fomenten el arraigo. El trabajo agrícola no remunerado ha tornado inviable la vida comunitaria. La sola siembra del maíz, el frijol y la calabaza han dejado de ser el principal sustento para las familias indígenas. La baja productividad de sus tierras los obliga a salir para contratarse como jornaleros y jornaleras. Su desplazamiento familiar les impide que los hijos asistan de manera regular a la escuela. Para muchas madres y padres el estudio es un bien intangible que resulta ser oneroso, porque son más de doce años que las hijas y los hijos tienen que dedicarse al estudio, dejando en segundo término las labores del campo, sin que obtengan beneficios económicos inmediatos. El monto de las becas y de los demás programas federales no son aún una cantidad atractiva para las jefas y jefes de familia, porque no logran cubrir de manera satisfactoria sus necesidades básicas. Las remesas que llegan de Estados Unidos representan una alternativa para enfrentar el problema del hambre. El alto costo de la canasta básica requiere ingresos permanentes, que como mínimo rebasen 6 mil pesos mensuales por familia.

Ante la falta de ingresos seguros y de un familiar en Estados Unidos, los padres o las madres establecen contactos con contratistas de la región para planear la salida de sus comunidades. El sueldo base oscila entre 120 a 150 pesos diarios. Pocos son los lugares que ofrecen galeras para instalarse con los niños y niñas. En otros campos pueden trabajar a destajo, dependiendo de la urgencia que tengan los empresarios para recolectar y exportar sus productos. Puede haber un mejor sueldo a cambio de un esfuerzo físico extraordinario, pero la renta del cuarto corre por su cuenta. Son trabajos que no duran más de tres meses. El poco dinero que juntan será para pagar el autobús que los trasladará a otros estados en busca de un sueldo no menor a los 150 pesos, porque no sacarían los gastos de comida de la semana. La meta es encontrar trabajos donde puedan tener un pago de 200 a 250 pesos diarios. Hay familias que se desplazan hasta san Quintín donde hay empresas que ofrecen estos sueldos, pero por la alta demanda no siempre son contratados.

Recientemente llegaron de Villa Unión Sinaloa 50 familias jornaleras que salieron de una colonia de Tlapa el 16 de diciembre. Fueron 4 meses de intensos trabajos. Varios jefes de familia que rebasan los 60 años, se enlistaron junto con sus esposas para trabajar al lado de sus hijas e hijos en la recolecta del chile jalapeño. La empresa les pagó a 5 pesos el bote de 20 kilos. Las personas mayores llegaban a juntar 50 botes con mucho esfuerzo, para ganar 250 pesos diarios, con un horario de 7 de la mañana a las 8 de la noche. Los afortunados eran los jóvenes que llegaban a recolectar de 60 a 70 botes, para ganar de 300 a 350 pesos diarios, sin embargo, pronto se acabó el trabajo. Fueron meses difíciles porque se enfermaron mucho de tos y de gripa. Ante estos síntomas los mayordomos no los dejaban trabajar, porque temían que fuera el Covid 19.  Varios se quedaron en sus cuartos gastando lo poco que ganaron con la compra de medicamentos. Los servicios médicos, que por ley deben de brindar las empresas, no los proporcionan. Cuando hay accidentes de trabajo, son los familiares quienes se encargan de trasladarlos a clínicas particulares, pagando un viaje especial. La empresa no se responsabiliza de estos incidentes, por el contrario, amedrenta a los trabajadores con no recibirlos en el campo. El seguro social sigue siendo parte de este entramado institucional que protege al patrón y permite la simulación de las prestaciones sociales, que supuestamente garantiza a sus trabajadores. Para que la secretaría del trabajo haga verificaciones sobre cómo las empresas dan o no cumplimiento a la ley federal del trabajo, tiene que haber una solicitud formal, con datos muy específicos sobre la razón social, la dirección fiscal, su ubicación y la problemática que existe. Con estos trámites burocráticos se obstaculiza en la ley misma, que los derechos de los trabajadores y trabajadoras se hagan efectivos y no sean justiciables.

En la región de la Montaña, el Consejo de jornaleros y jornaleras agrícolas registró del mes de febrero de 2020 al mes de marzo de 2021, la salida de 17 mil 775 personas. La mayoría de familias son de Cochoapa el Grande, Metlatónoc, Tlapa, Alcozauca y Copanatoyac. Los niños y niñas de 0 a 17 años arrojan un registro de 7 mil 389. El 29 por ciento no cuenta con estudios, mientras el 22 por ciento cuenta con primaria incompleta y sólo el 16 por ciento concluyó la primaria. El 10 por ciento logró terminar sus estudios de secundaria. El rezago educativo es muy alto, al grado que el municipio de Cochoapa presenta los índices más bajos de desarrollo humano. La alta migración jornalera forma parte de estos indicadores de la pobreza extrema que muestra las dificultades que enfrentan las familias indígenas para que dentro de su propio hábitat desarrollen sus capacidades cognitivas y todo su potencial creativo que dignifiquen su vida y enaltezcan su cultura, su lengua y su patrimonio cultural y natural.

Dentro de la clase trabajadora en México la población indígena, no sólo se encuentran en los índices más bajos del desarrollo humano, sino que es la más explotada y discriminada por su pertenencia a una cultura primigenia y porque existe esa visión racista de que son inferiores, y por lo mismo, pueden hacer trabajos rudos, al modo de explotación esclavista. El abandono secular, no es gratuito, es parte de ese etnocentrismo de la clase política, que ha ensanchado la brecha de la desigualdad social y del segregacionismo racial, al confinar al olvido a las poblaciones indígenas del estado, siendo los protagonistas de luchas históricas que han defendido con su sangre, la libertad, la independencia, la abolición de la esclavitud, el reconocimiento de los derechos del trabajador, el pago justo de su jornal o su salario, y que además, han dado fama mundial a un territorio encantador que han sabido preservar por siglos sus bellezas naturales, junto con un legado cultural de alto nivel, que forma parte de la civilización mesoamericana.

Los jornaleros y jornaleras agrícolas en esta pandemia no pararon de trabajar. Son parte las y los trabajadores esenciales que garantizan la alimentación en nuestro país. No ha habido ningún reconocimiento a su labor silenciosa pero titánica. Se ha puesto en primer término al ejército como la institución que más ha trabajado en tiempos de la pandemia, por encima del personal médico. Esta falta de visibilidad para la población indígena, forma parte de esta visión monoétnica que reproducen las autoridades, que siguen sin reconocer el aporte de los pueblos indígenas y su importancia estratégica para el desarrollo justo y equitativo en nuestro país.

Las jornaleras y jornaleros indígenas han estado expuestos al contagio del Covid 19, sin que las autoridades de los tres niveles de gobierno los atiendan de manera prioritaria. No se ha obligado a que los empresarios agrícolas cumplan con las recomendaciones de la secretaría de salud para evitar contagios en los campos, ni se han interesado en hacer gestiones, para que se puedan instalar módulos de vacunación dentro de los campos agrícolas, para las personas mayores de 60 años. Los trabajadores del campo aún no se les reconoce como un sector productivo que es estratégico y esencial, pero se les sigue viendo como seres precarizados y prescindibles.

Fuente e imagen: Centro de derechos humanos de la Montaña, Tlachinollan

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Las bases neolíticas, coloniales e industriales de las grandes epidemias

Por: Andrés Kogan Valderrama

La aparición de este Covid-19, se sostiene históricamente tanto por la Revolución Neolítica, la Conquista de Abya Yala como por la Revolución Industrial, ya que todas ellas comparten un creciente desapego con la Naturaleza, lo que ha generado, entre otras cosas, la liberación de nuevos patógenos y la pérdida de vida de humanos y no humanos. Es por esto, que esta nueva emergencia sociosanitaria (civilizatoria) nos abre la posibilidad de sentar las bases para una nueva transición socioaecológica, que sea una alternativa frente a la aparición de un nuevo Estado Sanitario, centrado en una delirante guerra antropocéntrica contra estos nuevos virus.

Es así como con la aparición de la agricultura y la ganadería con las primeras grandes civilizaciones antiguas (Mesopotamia, Egipto, China, Grecia, Roma), marcará un quiebre profundo en cómo los seres humanos se vincularán con la Tierra en el futuro a nivel global, al pasar de sistemas de vida nómades a sedentarios, en donde se producirán los primeros incrementos demográficos, los cuales generarán las condiciones óptimas para la aparición de nuevas epidemias.

Si bien durante el periodo paleolítico anterior, marcado por sistemas de vida de subsistencia (cazadores-recolectores), existían enfermedades infecciosas también, la aparición de grandes ciudades y la densidad poblacional generó hacinamiento entre las personas propiciando el contagio. Esto a diferencia del periodo paleolítico anterior, en donde los humanos al conformarse por pequeños grupos y estar en constante desplazamiento, las infecciones no se propagaban.

No es casualidad por tanto que las nuevas epidemias masivas hayan coincidido con la aparición de una nueva forma de ser y de vivir de los seres humanos en estas grandes civilizaciones, de corte antropocéntrico y patriarcal, que supondrá una separación cada vez mayor con el resto de los seres vivos pero también entre hombres y mujeres, dejando a la Naturaleza como algo externo a una Cultura masculinizada. Un especismo androcéntrico que sentará las bases de lo que hoy conocemos como Antropoceno y que nos tiene en medio de una emergencia sociosanitaria.

Es así como la llamada domesticación hacia otros animales y otros grupos naturalizados, como las mujeres por ejemplo, no hizo otra cosa que intentar controlar los ciclos de la Naturaleza, lo que trajo consigo una explotación acumulativa de esta, llevando a nuevas fuentes de infección y liberación de patógenos. De ahí que la llamada zoonosis, fue el resultado de una convivencia jerárquica entre humanos y el resto de los animales, cada vez más desconectada de los territorios.

Es por esto que la aparición de las primeras grandes epidemias (peste de Atenas, peste de Agrigento, peste de Siracusa, peste de Egina), tengan relación con un proceso de desapego de las nuevas ciudades a los ciclos vitales, a través de la construcción de grandes Estados los cuales a través de la apropiación de grandes extensiones de territorios profundizaron el hacinamiento y la desigualdad entre las personas, siendo la peste negra (1347-1351) un momento crítico para la sobrevivencia de lo que hoy conocemos como Europa.

Asimismo, la aparición de las grandes pandemias modernas como tal, fueron el resultado de la formación de un nuevo sistema mundo moderno-capitalista y del predomino de una civilización particular (occidental), la cual solo pudo instaurar su hegemonía a nivel mundial luego de la Conquista de Abya Yala y la imposición de un sistema de vida en donde el centro de la vida estuvo puesto en la explotación y acumulación de mercancías, a partir de un uso extractivista de la tierra y del resto de los animales.

Un proceso de colonización en la región, el cual estuvo marcado no solo por el asesinato de personas a través de la esclavitud y las guerras, sino por llevar patógenos y enfermedades a los distintos pueblos, alterando así sus equilibrios ecosistémicos y sanitarios. Es así como desde la llegada de Cristóbal Colón, quien junto al resto de su tripulación cayeran enfermos de gripe, se iniciará un proceso en las denominadas Antillas (1492-1518), que dejará vivos a 15.600 personas de 3.770.000.

Desde ahí en adelante, que las guerras junto a la aparición de virus como la viruela, el sarampión y otros, le quitara la vida a 55 millones de personas en toda Abya Yala, dejando a solo 6 millones de sobrevivientes, lo que puede verse como una verdadera conquista militar y viral de parte de las distintas monarquías e imperios de occidente, quienes se beneficiaron enormemente de este etnocidio producido para la extracción de minerales y fortalecer así sus economías de acumulación mercantil.

No obstante, será con la denominada Revolución Industrial desde el siglo XVIII, heredera de la Revolución Neolítica y de la Conquista de Abya Yala, que la liberación de patógenos y la crisis sanitaria llegará a su punto más alto, como consecuencia de una transformación económica, científica y tecnológica, sostenida filosóficamente por el racionalismo y mecanicismo, que llevará al extremo la separación entre cultura y naturaleza, en donde occidente (Norte de Europa y Estados Unidos) dejarán atrás una economía rural, dando paso a un modo de producción y sistema de vida urbano, generando una verdadera explosión demográfica sin precedentes.

Un proceso que irá acompañado de cada vez mayor sobreexplotación de los bienes comunes de países y regiones más empobrecidos y no industrializados, como lo son África y América Latina, en donde la desforestación, el monocultivo y la ampliación de la frontera agropecuaria para producir carne, serán la forma de sostener en términos alimentarios a las economías centrales, descuidando completamente las consecuencias socioambientales, en donde la liberación de nuevos patógenos serán uno de ellos.

Consecuencias socioambientales que han traído grandes pandemias modernas, como lo fue la primera entre 1816- 1826 en la India, China y el Mar Caspio, la cual marcará una pauta a las siguientes, como lo fueron, entre muchas otras, la denominada gripe española (1918-1919), la gripe asiática (1957), la gripe de Hong Kong (1968), la gripe rusa (1977), la gripe aviar (2003), la gripe porcina (2009-2010) y esta nueva Covid-19, la cual tiene a los gobernantes y a las elites en el mundo sin saber muy bien qué hacer ante su enorme capacidad de contagio.

En definitiva, la aparición de este Covid-19, se sostiene históricamente tanto por la Revolución Neolítica, la Conquista de Abya Yala como por la Revolución Industrial, ya que todas ellas comparten un creciente desapego con la Naturaleza, lo que ha generado, entre otras cosas, la liberación de nuevos patógenos y la pérdida de vida de humanos y no humanos. Es por esto, que esta nueva emergencia sociosanitaria (civilizatoria) nos abre la posibilidad de sentar las bases para una nueva transición socioecológica, que sea una alternativa frente a la aparición de un nuevo Estado Sanitario, centrado en una delirante guerra antropocéntrica contra estos nuevos virus.

Fuente e imagen: https://iberoamericasocial.com/las-bases-neoliticas-coloniales-e-industriales-de-las-grandes-epidemias/

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El racismo y el clasismo en Perú, ante el espejo

Redacción: El País

Más de la mitad de los peruanos cree que la sociedad es racista, pero menos de uno de cada diez se considera a sí mismo como tal

El Ministerio de Educación de Perú ha recibido desde 2013 más de 23.700 denuncias de violencia escolar o bullying. De estas, el 2% tienen como motivo el color de piel y el 1%, el acento. “Tener menos dinero que el resto” o “ser de provincia” suman porcentajes similares, según datos de la plataforma Sí se ve. “No deberíamos vivir en una sociedad donde ocurran estas cosas”, dijo el jueves por la noche el campeón del mundo de fútbol y activista contra el racismo Lilian Thuram en una concurrida conferencia en Lima.

Los resultados de la última encuesta sobre la cuestión difundida por el Ministerio de Cultura peruano son igualmente preocupantes: “El 53% [de los ciudadanos] cree que somos muy racistas pero solo el 8% se asume racista”, recordó la activista afroperuana e investigadora Rocío Muñoz. En el sondeo de percepciones y actitudes sobre diversidad cultural y discriminación étnica racial en el país sudamericano, el 28% atribuye la discriminación a su color de piel, el 20% cree que fue por su nivel de ingresos, y un 17% expresó que la causa fueron sus rasgos faciales o físicos. Los lugares donde vivieron la discriminación fueron los establecimientos de salud (22%), las comisarias (19%) y las municipalidades (14%). Todo un problema que está lejos de tocar a su fin.

Pocas semanas atrás, la conocida tienda departamental Saga Falabella tuvo que retirar de sus cuentas de redes sociales un anuncio en el que una modelo blanca decía que su compañera de habitación –afroperuana–, era desordenada y tenía un mal olor, pero compró un colchón con una tecnología que no absorbía olores. Las críticas de los internautas obligaron a la empresa a dar marcha atrás cuando ya lo había publicado. El pasado fin de semana se hizo viral un vídeo en el que se veía a un conductor que apuntaba con su revólver a otro que le reclamaba por sus malas artes al volante. Manuel Liendo, el agresor, pidió disculpas en una entrevista por televisión un par de días después, porque podía dar una mala imagen: “A nivel internacional, pueden pensar que en Perú todavía somos un nido de indios”, acotó.

En el último mes, casos de racismo y discriminación registrados en los espacios públicos y en campañas publicitarias han pasado a primera línea, pero los esfuerzos por combatirlo siguen siendo aislados. “Hay que denunciarlo. Si cada uno de nosotros lo denunciara, avanzaríamos más rápido”, sugirió el exjugador francés. Entre 2013 y 2018, el registro de denuncias del Ministerio de Educación indica que 394 casos de acoso son “por el color de piel”, pero la cifra de casos relacionados con características físicas (ojos chinos, color o textura del cabello o tipo de nariz, entre otras) es mayor: 1.695 en los últimos cinco años.

“El racismo afecta algo fundamental: la confianza en uno mismo, porque enseña a no amarse. Las personas que no lo sufren no entienden que es extremadamente violento, es una de las expresiones más dolorosas y más crueles”, aseguró Thuram este jueves en Lima. Para el excentral de la Juventus y del FC Barcelona es vital comprender que el racismo es un discurso que sirve para mantener una jerarquía: “Hay que debatir estas cuestiones de manera serena: la discriminación se sitúa en los sectores más altos de la sociedad y los dominantes tendrán que aceptar que lo son. Este sistema económico es atroz porque opone a las personas, las unas a las otras, de manera que no cuestionen el sistema”, explicó.

El director de la Fundación de Educación contra el Racismo que lleva su nombre contó este jueves que en una visita a una escuela privada de Lima, un niño de nueve años le dijo “hay demasiados venezolanos en Perú, no deberían venir”. Thuram le preguntó dónde había escuchado eso y la respuesta fue “en la tele, en mi familia”. En sus charlas en escuelas, el futbolista francés convertido en activista contra el racismo se ha convertido en un especialista en hacer que las personas puedan ponerse en los pies del otro. “Si hubiera algún problema en Perú y tuvieras que irte con tu familia a otro país, ¿cómo te sentirías si te dijeran algo así?”, preguntó Thuram al alumno. “Me daría mucha pena porque me estarían rechazando”, respondió el niño.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2018/09/28/actualidad/1538160083_035528.html

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La indiferencia y su efecto bumerán

Por: Ilka Oliva Corado

Más que miedo y desconocimiento es pereza. Más que miedo es individualismo. Más que miedo es complicidad por conveniencia. Más que miedo es indiferencia en las sociedades devastadas por la mediocridad. Sociedades infestadas de racismo, clasismo, homofobia, estereotipos, haraganería, fascismo, cachurequería y doble moral.

Millones de burbujas flotantes donde habitan seres plagados de insensibilidad y desprecio, que piensan que están a salvo del horror de la miseria, la exclusión y la violencia porque ellos no son los otros; esos otros que ellos con su mediocridad y dogmas sentencian, excluyen y vulneran en nombre de las clases sociales, la mezquindad y el avasallamiento. Sociedades pasivas sin memoria que con su inacción solapan turbas de corruptos, ruines y genocidas; que violentan a los otros, siempre a los otros. Una inacción a conveniencia, siempre.

Los violentados son los otros: los que denuncian, los que luchan por la justicia, los que sueñan, los que abren caminos, los que tienen memoria, los que buscan la unidad de los pueblos, los que siembran esperanza: ellos son el enemigo por instinto. Por puro instinto saben que estar del lado de los vasallos les permitirá permanecer en la comodidad de sus burbujas flotantes. Hediondos todos al germen rancio de la infamia. Se lamen entre ellos, para impregnarse unos a otros de la peste de la insensibilidad y la desmemoria, para que la miseria de los otros nunca los alcance, pero saben perfectamente que los miserables son ellos, solamente ellos.

Estas sociedades cómplices, escogen a quienes los representarán en el gobierno, para que el sistema no se mueva ni un ápice de su lugar, para que los cimientos del patriarcado, la misoginia, el machismo, el racismo, el clasismo y la homofobia sigan intactos. Creen que sus burbujas son intocables y que sus dogmas los mantendrán a salvo, creen que nunca los alcanzarán: la miseria, el abuso y la exclusión. Creen que nunca necesitarán de los otros más que para que carguen en sus hombros las burbujas flotantes donde estos destilan la pestilencia del sopor del solapador. Creen que nunca pisarán el suelo de los mancillados, ellos los mancilladores.

Creen que jamás serán violentados, excluidos y empobrecidos. Creen que sus dogmas jamás se les voltearán. Que jamás enfrentarán la justicia de la vida. Que la mancilla no tocará a sus puertas. Que jamás se verán en la necesidad de un aborto clandestino. Que el amor que es el amor no respetará sus géneros ni sus clases sociales. Que el dolor no alcanzará sus burbujas. Que la violencia jamás las atravesará.

Creen que esas clicas criminales son leales y que jamás las traicionarán, se equivocan rotundamente. Esas sociedades mediocres también son utilizadas por la enorme maquinaria del status quo precisamente por sus dogmas. Son más utilizables que las masas que desconocen. Las burbujas flotantes aunque no lo soporten también son parte de ese todo que conforma el hilar de la humanidad.

Pero ya las está alcanzando el efecto bumerán que estas mismas han creado, pensando ilusoriamente que la destrucción masiva la vivirán los otros, simples burbujas flotantes. Y cuando la violencia, la injustica, el dolor, la exclusión y el escarnio partan en dos las débiles burbujas flotantes donde se resguardan, conocerán en carne propia lo que han obligado a vivir a los demás. Y no habrá grito que sea escuchado, y el dolor de la pérdida de un ser querido por la violencia que estas mismas han creado y solapado las hará corcovear de dolor. Y buscarán a sus desaparecidos desesperadamente. Tocarán mil puertas sin que se abra ninguna.

Y clamarán por justicia y gritarán hasta el cansancio y más. Y llorarán hasta quedarse sin lágrimas y se arrastrarán, vencidas, pudriéndose en sus dogmas; dogmas por las que fueron utilizadas por los enormes tentáculos del capital. Y verán por primera vez en sus vidas su vulnerabilidad de simples partículas de nada. Y aún así no aprenderán, por instinto, por ego, por dogmas seguirán arrastrándose imaginándose dentro de aquella burbuja flotante llena de mierda.

El efecto bumerán ya está en marcha.

Fuente: https://www.aporrea.org/ddhh/a269089.html

 

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Pensamiento crítico, analítico o atraso y desastre

Por: Rolando Ísita Tornell

Es triste, lamentable y deleznable el clasismo, racismo y desprecio por el prójimo exultante que han desatado quienes se ven amenazados por los posibles y necesarios cambios para sacar al país en el innecesario estado en el que se encuentra, y que tienen nombres los que lo han propiciado con una visión única e inflexible del desarrollo.

Todo ello refleja varios temas a reflexionar y modificar. Uno de ellos es una verdadera reforma a la educación pública y privada en sus contenidos, no sólo en las relaciones laborales de los docentes y las instituciones, y en ambos lados de esa relación.

A partir de los conocimientos científicos más avanzados en arqueología, paleontología, biología, genética, lingüística, no existe ningún argumento que sostenga que unos humanos son mejores o más dotados que otros por el color de su piel, su devenir étnico, su lengua o por su género, porque el origen común está en África, con tres grandes migraciones que alcanzaron la mayor parte del planeta.

La genética ha echado por tierra las creencias en la “pureza”, el portador de la piel más clara y la cabellera más rubia puede tener algún gene indígena de sus ancestros, o lingüísticamente quien diga “ansina” por decir “asimismo” usa un español antiguo y originario. Usar lo contrario para descalificar denota ignorancia avanzada, el tipo de contenidos en su educación y su incapacidad para regir destinos de nadie.

La falsedad más grande que se haya diseñado por mente humana perversa, desde la perspectiva de la conservación de la energía o de su transformación indistinta materia-energía, son la “plusvalía” y “el interés simple y compuesto”, estos últimos en el papel son juego divertido que se cumple; en la vida real, humana, esos conceptos son un robo legal permitido, legislado y por lo tanto modificable.

La trasformación de los recursos naturales en materiales, productos y mercancías que impactan en los mejores niveles y calidad de vida de la sociedad, desde el Neolítico, ha sido, es y será un universo inabarcable de creatividad, del progreso de la ciencia (como dice nuestro Artículo 3° Constitucional), de tal modo que quien afirme que sólo hay un camino (éste o el desastre) está mintiendo descaradamente o, peor, es ignorante e incapacitado para conducir los destinos de una sociedad, de un país.

Las creencias son lo contrario a los conocimientos, las fobias son miedos patológicos inconsistentes con la realidad, los dogmas son revelaciones de deidades imaginarias incompatibles con la realidad, las profecías apocalípticas eran dones sobrenaturales que suponían futuros, muy arraigados en el oscurantismo medieval, que se fueron a la tumba con Nostradamus en 1566 y el Renacimiento mandó al museo junto a la rueca, prevaleciendo la ciencia. En el México de hoy, todos estos son la causa de su atraso y desastre.

Fuente: http://www.elvigia.net/columnas/2018/5/7/pensamiento-crtico-analtico-atraso-desastre-302976.html

 

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