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China prohíbe castigo corporal y abuso verbal en escuelas

Los estudiantes que cometan faltas leves solo deben recibir castigos menores, como tener que pedir disculpas orales o escritas o realizar tareas escolares, según las regulaciones.

China puso en vigor hoy lunes nuevas reglas que rigen los métodos disciplinarios escolares prohibiendo los castigos físicos y el abuso verbal en los centros educativos de primaria y secundaria.

Los educadores tienen prohibido llevar a cabo procedimientos disciplinarios que supongan dolor físico directo a los estudiantes, según las regulaciones divulgadas por el Ministerio de Educación en diciembre del año pasado para su período de pruebas.

Otros métodos disciplinarios prohibidos incluyen el abuso verbal, que podría dañar la salud mental de los alumnos, obligar a los estudiantes a quedarse quietos o asumir posiciones físicamente incómodas durante una cantidad excesiva de tiempo, al igual que formas encubiertas de castigo como el aislamiento intencional.

Además de demarcar las áreas prohibidas para los maestros, las nuevas regulaciones aclaran las condiciones bajo las cuales los educadores deben intervenir, al tiempo que se introduce un régimen disciplinario de tres niveles.

Los estudiantes que cometan faltas leves solo deben recibir castigos menores, como tener que pedir disculpas orales o escritas o realizar tareas escolares, de acuerdo con las regulaciones.

Entretanto, medidas más severas pueden ser aplicadas en caso de infracciones graves de niños que llegan a sus últimos años en las escuelas primarias y a los estudiantes de las escuelas secundarias y preparatorias.

Las opciones disciplinarias incluyen suspensión del centro educativo, consejería escolar y sesiones de corrección profesionales.

En este proceso se enfatiza la necesidad de objetividad, justicia y conmensurabilidad en la aplicación de la disciplina, al igual que el cultivo de individuos integrales.

El reclamo de definiciones más precisas y aclaraciones sobre las medidas disciplinarias escolares se han fortalecido en China debido al aumento de incidentes controvertidos relacionados con esta materia.

Fuente: http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:236954/China-proh%C3%ADbe-castigo-corporal-y-abuso-verbal-en-escuelas

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El castigo corporal aún se practica en escuelas de todo el mundo

Por: Fernanda Ibáñez

La compañía de salud y bienestar americana, Cigna, define los castigos corporales como “el uso intencional de la fuerza física para causar dolor o malestar corporal como castigo por una conducta inaceptable”, estos castigos se pueden llevar a cabo con diferentes instrumentos desde cañas, tablas de hasta 60 cm, o con la palma abierta de la mano. El castigo corporal se ha aplicado por muchos años dentro del aula cuando un estudiante no está mostrando un comportamiento “aceptable” para los ojos de los maestros, o cuando desafían a la figura de autoridad, y son practicados normalmente en los niveles básicos de educación, pero pueden ir desde preescolar hasta secundaria.

Los castigos corporales en la educación se practicaban desde los días del Imperio romano, la Edad Media y hasta el siglo XIX. Alrededor de 1800, los maestros comenzaron a justificar aplicar estas sanciones dentro del aula por una ley y doctrina llamada in loco parentis, que consideraba a los maestros como una figura de autoridad con los mismos derechos legales que los padres para disciplinar y castigar a los niños si es que ellos no se adherían a las reglas establecidas en el entorno escolar.

¿Cuáles son los países que aún aplican el castigo corporal en las escuelas?

Gracias a la aparición de la Declaración de los Derechos Humanos los castigos corporales comenzaron a prohibirse en diferentes ámbitos, como en las condenas para delitos o centros de entrenamiento militar, sin embargo, un lugar donde esto ha pasado desapercibido y no se condena aplicar estos castigos, es en las escuelas.

Estados Unidos

El New York Times publicó un artículo en el 2018 donde explican que este tipo de castigos físicos son aún legales en escuelas públicas de diecinueve estados y en escuelas privadas de 48 estados de Estados Unidos. El artículo indica cómo estados como Tennessee y Luisiana han traído luz al tema al modificar sus leyes en los últimos años, con el objetivo de proteger a los niños y niñas con discapacidades, ya que son los más vulnerables en estos estados. Muchos distritos escolares estadounidenses han votado para prohibir esta práctica, gracias a que las familias y comunidades de docentes han exigido un cambio y la prohibición de este tipo de castigos.  Sin embargo, aunque los distritos los hayan prohibido, estos siguen siendo técnicamente legales en 48 estados de este país.

África

La UNICEF realizó varias encuestas en 23 países del territorio entre 2005-2013 relacionadas con los castigos corporales en hogares e instituciones escolares. El estudio encontró que, en países como Botsuana, el 92 % de los alumnos había recibido algún tipo de castigo corporal, y gracias a otro estudio llevado a cabo en Gambia, encontraron que estos castigos se usaban en el 70 % de las instituciones del país. En Uganda encontraron que el 79 % de los estudiantes sentían miedo o inseguridad de asistir a clases debido a los castigos corporales que reciben los alumnos en las aulas. Hoy en día algunos países que han logrado prohibir legalmente estas prácticas son: Benín, Cabo Verde, Congo, República de Kenia, Sudán del Sur, Togo y Túnez (UNICEF, 2015). Muchas de las leyes y de los esfuerzos que se han hecho para erradicar estos castigos han sufrido retrasos gracias a los problemas políticos que enfrentan frecuentemente estos territorios, es por eso por lo que se busca ayuda y atención al tema por medio de iniciativas internacionales.

Latinoamérica y el Caribe

Según la UNICEF, en Latinoamérica y el Caribe 1 de cada 2 niños sufre de castigo corporal, y aunque diez países en este territorio ya han prohibido de manera legal este tipo de sanciones, la organización advierte que se requiere también de un cambio cultural para hacer que este tipo de conductas hacia los niños sea completamente inaceptable en cualquier ámbito. Venezuela, Costa Rica y Uruguay fueron los primeros países en tomar cartas en el asunto y prohibir estas prácticas en el hogar y en las instituciones educativas, seguido por Brasil, Bolivia, Honduras, Nicaragua y Argentina en años más recientes. En el caso de México, en el 2019 el senado aprobó una ley con 114 votos unánimes en donde se prohíben los castigos corporales para los niños y niñas en las instituciones públicas y privadas.

Sin embargo, la situación más alarmante se encuentra en el Caribe, donde “estas prácticas no son condenadas, pero son legitimadas en las escuelas y el hogar”, comenta la Asesora Regional de Protección de UNICEF Nadine Perraut en un artículo para la BBC. Algunos ejemplos de esta práctica son Jamaica, Guyana y Barbados, a diferencia de países en el mismo territorio como Haití o Belice que tienen prohibiciones claras para castigar a los niños físicamente en las instituciones escolares.

“Globalmente, solamente el 9 % de los niños viven en países donde están protegidos por la ley de asaltos punitivos de adultos”

— UNICEF

Pongamos fin a los castigos corporales

Las personas que argumentan a favor de estos castigos dicen que son una forma rápida y efectiva para lograr que el estudiante actúe de la manera deseada, además de que algunos padres y madres prefieren un pequeño castigo de este tipo que una suspensión. Sin embargo, el castigo corporal no es efectivo a largo plazo, además de que puede llegar a tener consecuencias psicológicas en la salud mental de las víctimas. Un análisis realizado por la UNICEF señala que los menores expuestos a castigos corporales severos tienen 2.4 veces menos probabilidades de tener un desarrollo adecuado en la primera infancia, y la exposición a la disciplina violenta aumenta 1.6 veces el riesgo de que un niño o niña muestre comportamientos agresivos hacia otros niños o adultos.

Un artículo publicado en Psychology Today, dice que los castigos corporales son el resultado de sentimientos de frustración e impotencia de parte de los padres o docentes, que lleva a este resultado. Además de que invitan a aquellos docentes de cualquier contexto, a educar mediante las palabras, en lugar de acciones violentas, ya que esta es una manera más efectiva de alcanzar un desarrollo saludable para los niños. ”Si un niño verbaliza sus sentimientos, aprenderá a retrasar sus acciones”, señala Anny Katan, incrementando la capacidad de que el niño o la niña pueda ponerle palabras a sus sentimientos y acciones resultará en una disminución y regulación de tensión, además de una conciencia de sí mismo que le llevará a  practicar la toma de decisiones consciente.

¿Por qué es importante erradicar este tipo de prácticas en el siglo XXI? Muchos estudios han demostrado, como ya se mencionó anteriormente, que los castigos corporales son contraproducentes para el resultado que se busca llegar en los pequeños, que es tener su atención y que el docente se mantenga como figura de autoridad. Una de las estrategias que recomienda un artículo de la Revista Digital de Psicología y Mente, es que hay que trabajar las habilidades socioemocionales. Estas se definen como “las habilidades más básicas y complejas” y resulta más productivo desarrollarlas y trabajarlas durante la infancia, ya que ayudarán a que las personas cuando sean adultas desarrollen esta guía que funciona como un vínculo entre la regulación de las emociones y la comunicación. Algunos ejemplos de estas habilidades son la resiliencia, autoconocimiento, tenacidad, conciencia social, colaboración, empatía, autogestión, etcétera.

Hace unos días se celebró el Día Internacional de la Educación (24 de enero), en el que la UNESCO conmemora el “papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo”. Sin embargo, en pleno siglo XXI este tipo de castigos disciplinarios siguen aplicándose en escuelas de todo el mundo. Las niñas y niños tienen el derecho no sólo al acceso a la educación sino a un ambiente de aprendizaje libre de violencia de todo tipo. Recordemos que el desarrollo de los niños y niñas está en nuestras manos, y que de nosotros depende a quiénes queremos moldear para que puedan escribir el futuro cuando llegue su turno.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/castigos-corporales-escuelas

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“Golpes no, cariño sí”: el llamado para que el castigo físico se prohíba cuanto antes

Por: Semana Educación

El castigo físico quedó a un paso de ser prohibido, lo que preocupa a algunos padres por considerar que limita su autonomía. Ángela Rosales, directora de Aldeas Infantiles SOS Colombia, organización que apoya esta ley, explica por qué no se debe criar a ‘correazos y palmadas’.

“Si quieres ciudadanos buenos, cría niños felices”, decía el famoso escritor británico Óscar Wilde. Para que los niños y niñas sean felices, tenemos que librarlos de la violencia y el maltrato.

Un paso adelante en ese camino es la aprobación del proyecto de Ley contra del castigo físico, humillante y denigrante contra niños, niñas y adolescentes, que actualmente se debate en el Senado.

Una ley de ese tipo se vuelve tan necesaria cuando la violencia contra los niños y niñas es una situación normalizada en muchas familias. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, 2018) el 64 % de los niños y niñas menores de 15 años en América Latina experimentan regularmente algún tipo de disciplina violenta y casi 1 de cada 2 niños y niñas experimentan el castigo físico.

En Colombia, las leyes para proteger a los niños y niñas existen, pero son insuficientes. Tanto así que los indicadores de violencia infantil crecen año tras año. La Constitución en su artículo 44 establece la vida, la integridad física y la salud como derechos fundamentales de los niños, señalando que serán protegidos de toda forma de abandono y violencia física o moral. También, el Código de Infancia y Adolescencia habla de la protección de los niños y niñas, aunque no es clara la prohibición del uso de la violencia.

En concordancia, el proyecto de Ley contra el castigo físico contiene lo que se conoce como ACCIONES AFIRMATIVAS, que se utilizan en el mundo entero para lograr la igualdad y disminuir los índices de violencia contra determinados grupos poblacionales, como se hizo, por ejemplo, a través de la Ley 1257 de 2008 en favor de las mujeres.

Más allá de lo que existe en la norma, hay suficiente evidencia científica que muestra el daño que este tipo castigo hace en la vida del niño, no solo a corto, sino a largo plazo. Así, las repercusiones negativas del castigo físico no se limitan a la niñez, sino que la persona las vive aún en la adultez. El castigo físico constituye una violación de los derechos del niño y la niña, atropellando su dignidad humana e integridad física, y en muchos casos, poniendo en peligro su vida. A pesar de constituir una práctica común en muchas familias, que consideran que la educación requiere de violencia, en definitiva, los castigos físicos y humillantes producen daños emocionales, baja autoestima, resentimiento, rabia, miedo, sentimientos de tristeza, soledad y abandono, y les enseña que la violencia es la forma adecuada para resolver conflictos.

Los niños y niñas no comprenden cómo a quienes más aman es a quienes más deben temer y terminan por asociar el amor con el dolor. Por tanto, las evidencias científicas son un llamado al Estado, las familias y la sociedad civil en su corresponsabilidad, para que comprendan la necesidad de tomar medidas preventivas y legales.

Por estas y otras razones, el articulado que defendemos no es para limitar, recriminar o castigar a los padres o madres. Por el contrario, sus derechos, sus deberes y su autonomía son respetados. Lo que se busca es impulsar toda una estrategia pedagógica de transformación cultural, mediante la cual, padres, madres y cuidadores puedan contar con herramientas para la crianza sin violencia. Precisamente, una crianza positiva, a través de la cual, los padres y madres amen a sus hijos e hijas por lo que son y no por lo que hacen, y así se lo expresen. Para ello, se valen de la comunicación, la reflexión y el apoyo emocional como los principales medios educativos. Sin duda, la crianza positiva también establece normas y reglas para la convivencia familiar, mismas que son explicadas clara y sencillamente a niños y niñas, y que se cumplen de manera consistente. En muchos países hay generaciones que han sido criados sin violencia, y constituyen sociedades más pacíficas.

Ya es hora que la violencia contra los niños y niñas deje de ser normalizada en nuestro país y pasemos a formar parte de los 56 países a nivel mundial que ya han adoptado este tipo leyes, en concordancia con las obligaciones internacionales de protección de los niños y niñas. Existen formas positivas de enseñar, corregir o disciplinar a los niños, que son mejores para su desarrollo y que contribuyen a forjar unas relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo. Este tipo de leyes fortalecen el rol de la familia, y dan un lugar preponderante a las relaciones positivas entre padres e hijos. Claro, este cambio depende de que los adultos estén dispuestos a salir de sus formas aprendidas de relacionamiento con los niños, para empezar a mirarlos desde el respeto y los consideren prioritarios. Estamos ante un escenario en donde muchos que vivieron la violencia y hoy la justifican, deben hacer conciencia para dar una oportunidad a una niñez sin golpes.

Es evidente que la educación genera desarrollo, por tanto, familias más educadas en una crianza positiva serán capaces de desarrollar mejores niños y niñas y, a futuro, una mejor sociedad, respetuosa de los derechos humanos de los niños y niñas. Golpes, no. Cariño sí.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/golpes-no-carino-si-el-llamado-para-que-el-castigo-fisico-se-prohiba-cuanto-antes/202027/

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Colombia: ¿Peligra el proyecto de ley que prohíbe el castigo físico a los niños?

América del sur/Colombia/24 septiembre 2020/semana.com

Esta semana será el tercer debate del proyecto de ley que busca prohibir el castigo físico y los tratos humillantes en la crianza. Algunos sectores religiosos se oponen a esto, ya que consideran que les están imponiendo la ideología de género y modelos educativos a los padres.

El castigo físico sigue siendo el método más usado por los colombianos a la hora de corregir y educar a sus hijos, a pesar de que es una práctica muy controvertida. Un estudio realizado por la Universidad de La Sabana y la Alianza por la Niñez Colombiana evidenció que el 52 por ciento de los niños y niñas en el país recibe algún tipo de golpe como castigo.

Causar dolor, por mínimo que sea, es un acto de violencia. Palmadas, pellizcos, empujones, coscorrones, lavar la boca con jabón o forzar a comer picantes son actos que las personas creen que en su contra son violentos, humillantes y degradantes. Pero cuando son en contra de niñas, niños y adolescentes los justifican como forma de corrección”, explica Gloria Carvalho, secretaria ejecutiva de la Alianza por la Niñez Colombiana.

Buscando cambiar este panorama, la Alianza por la Niñez, el ICBF y algunos congresistas vienen batallando desde hace casi un año para prohibir mediante un proyecto de ley el castigo físico a los niños, con lo que Colombia se convertiría en el país número 57 en el mundo en acabar con esta práctica. El Código Civil tiene una ventana abierta para que los padres castiguen “moderadamente” a sus hijos.

Este martes se desarrollará el tercero de los cuatro debates que debe cursar el proyecto de ley. No obstante, existe preocupación de que el proyecto no pueda seguir su camino legislativo, ya que en las últimas semanas se han presentado fuertes opositores, principalmente del sector religioso, quienes consideran que con este proyecto de ley se les está quitando autonomía a los padres y se imponen modelos de crianza, así como ideología de género.

El representante a la Cámara Carlos Acosta asegura que el proyecto de ley es innecesario, porque se está tratando de crear un derecho a partir de una ley ordinaria y que ya existen mecanismos y leyes de protección a la niñez.

Adicionalmente, varios grupos religiosos han hecho llegar cartas a los senadores solicitándoles archivar el proyecto porque consideran que no refleja real protección de la niñez. “De ser así, incluiría la prohibición de violencia contra los niños que están por nacer, dado que de nada sirve promulgar una ley que dice abanderar la no violencia contra los niños, pero no promueve la protección del niño en el vientre, es decir, desde su concepción”, aseguran.

Además, sostienen que esa ley podría convertirse en un instrumento para que el Estado entre a determinar la orientación y los lineamientos que los padres deben seguir en el proceso de educación de sus hijos, “lo cual atenta directamente contra los derechos establecidos en nuestra carta constitucional”.

No obstante, los defensores de este proyecto aseguran que hay desinformación alrededor del objetivo del proyecto de ley, asegurando que es completamente falso que se le quiera quitar autoridad y autonomía a las familias, o inculcar la ideología de género.

La secretaria ejecutiva de la Alianza por la Niñez, Gloria Carvalho, indicó que el articulado claramente dice que las personas al cuidado de los niños tienen la facultad de vigilar su conducta, corregir y sancionar. “Lo que enfatiza es que no pueden usar ningún tipo de violencia. El límite de la autonomía solo viene dado por el respeto de los derechos humanos”.

Carvalho precisó que lo que se busca es modificar el artículo 262 del Código Civil, que quedaría de la siguiente manera: “Las familias y/o personas encargadas del cuidado personal de los niños, niñas y adolescentes tendrán la facultad de vigilar su conducta, corregirlos y sancionarlos, excluyendo cualquier forma de violencia garantizando su desarrollo armónico e integral».

¿Sirve para corregir?

En Colombia el tema también ha sido examinado. Dos estudios en los que participó Jorge Cuartas, investigador de la Universidad de Harvard y experto en el tema de violencia en la niñez, analizaron a más de 7.000 niños colombianos entre 0 y 16 años, e identificaron el efecto negativo del castigo físico en el desarrollo cognitivo.

Uno de los estudios encontró que niños castigados físicamente a la edad de 2 años tienen un desarrollo cognitivo menor para cuando cumplen 4 años, con una diferencia que es equivalente a 4 meses de desarrollo.

Otro estudio de la Universidad de Harvard también concluyó que los padres que viven en zonas más afectadas por el conflicto armado tienen un mayor riesgo de utilizar el castigo físico.

La evidencia sugiere que ambientes violentos incrementan el riesgo de uso del castigo físico, pero a su vez que la exposición al castigo físico aumenta el riesgo de un desarrollo atípico que puede generar la violencia y fomentar más ambientes violentos.

Sobre los castigos que podrían recibir quienes continúen con este tipo de castigo, el proyecto no contempla sanciones adicionales a las ya existentes en contra de los agresores.

No hay sanciones y sí pide en su artículo 4 crear una estrategia nacional que convoque al Estado en el acompañamiento a las familias –que lo soliciten– en pautas de crianza que no involucren la violencia. No se obliga, no se sanciona, solo se orienta. “No toda prohibición implica una sanción penal”, concluyó Carvalho.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/peligra-el-proyecto-de-ley-que-prohibe-el-castigo-fisico-de-los-ninos/202019/

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La falta de personal ensombrece la lucha contra el maltrato infantil en Japón

Redacción: El Diario

Japón ha emprendido una carrera contra reloj para poner fin al maltrato infantil tras una serie de casos mortales que han conmocionado al país, pero la laxitud de la normativa y la acuciante falta de recursos humanos podrían obstaculizar esta lucha.

Como parte de las medidas que está llevando a cabo el Gobierno, el Parlamento japonés promulgó el pasado 19 de junio una revisión de la ley de prevención del maltrato infantil que prohíbe a los padres y tutores con autoridad parental usar castigos físicos, aunque algunos expertos consideran que podría ser insuficiente.

Otras voces han señalado que el Código Civil nipón, cuyo artículo 822 recoge el derecho de los padres a disciplinar a un niño «en la medida necesaria» para su cuidado y educación en beneficio del menor, puede dificultar la efectividad de la normativa.

La propia enmienda de la ley exige una revisión de esos derechos disciplinarios en el marco de dos años desde su entrada en vigor, que tendrá lugar en abril de 2020. Un panel asesor del Ministerio de Justicia ya ha comenzado a debatir sobre la potencial revisión.

«La situación que rodea al maltrato infantil es muy grave y el Ministerio de Justicia ha estado considerando una revisión, dado que el derecho (disciplinario) se ha seguido usando como excusa», ha reconocido el titular de Justicia, Takashi Yamashita.

Según datos de la Agencia Nacional de Policía, en 2018 se investigaron en Japón 80.104 casos de supuestos maltratos y abusos sexuales a menores, una cifra récord que, además, supone un incremento del 22,4 % con respecto a un año antes.

«El Centro de Consulta Infantil es principalmente el encargado de este problema, pero a menudo siento que esta organización no es lo suficientemente poderosa por falta de recursos humanos», dice Ito.

Japón cuenta actualmente con un trabajador social por cada 40.000 habitantes y el Gobierno central quiere que la cifra sea de uno por cada 30.000 para 2022, según datos facilitados por el Centro de Consulta Infantil de Tokio. Esto supone un aumento de más del 30 %.

Este objetivo pone presión sobre estos centros, que en muchos casos se ven desbordados y tienen competencias limitadas.

Sólo en Tokio, donde se concentra en torno al 10 % de la población nipona, esta meta supone aumentar el número de trabajadores sociales en más de 200 personas. Actualmente hay 315.

«Asegurar el número de personal es el gran problema, porque ya hace falta actualmente. Además de tener que aumentarlo, hay que formarlo. Aunque puede llevar más tiempo, para que tengan cierta experiencia se necesitan unos tres años», explica la responsable del departamento de asesoramiento familiar del centro capitalino, Yukyo Takenaka.

Estos trabajadores deben estudiar ciertas asignaturas, además de practicar y aprender a redactar documentos bajo asesoramiento de supervisores y expertos, porque los casos a veces van a juicio.

La política del Gobierno ha dado un giro desde el fallecimiento en marzo de 2018 en Tokio de Yua Funato, de 5 años. La niña, que tenía síntomas de desnutrición, murió dejando por escrito súplicas a sus padres para que la perdonaran y dejaran de maltratarla.

Su padrastro había sido detenido en dos ocasiones antes de mudarse a la capital bajo sospecha de haberla maltratado. Aunque esta información se transmitió al centro social en la capital pertinente, la madre de la niña impidió que los servicios sociales la visitaran.

Mia Kurihara, de 10 años, murió en enero de este año en su casa en Chiba, al noreste de Tokio, tras sufrir maltratos como ser privada de comida y sueño. Una investigación posterior reveló que también en este caso los servicios sociales, la escuela donde estudiaba y las autoridades locales estaban al corriente de la situación.

Ambos progenitores declararon que las estaban «disciplinando».

Más recientemente, Kotori Ikeda, de 2 años, murió a principios de junio en Sapporo (norte), y su madre y la pareja de ésta fueron detenidos bajo sospecha de agresión. La policía cree que la niña no estaba siendo alimentada correctamente y que podría haber sido maltratada regularmente, ya que presentaba múltiples contusiones.

También en este caso, la madre de la menor había sido cuestionada por un trabajador social tras recibir un aviso y por la policía.

La actuación de los servicios sociales fue duramente criticada en estos casos, una de las razones por las que el Gobierno ha puesto especial ímpetu en aumentar el personal y ampliar sus competencias.

Además de enmendar la ley de prevención del maltrato infantil para prohibir el castigo físico, el Parlamento japonés también ha aprobado la revisión de otra ley para fortalecer la habilidad de los centros sociales para «intervenir» en casos de maltrato y abuso.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/personal-ensombrece-maltrato-infantil-Japon_0_918308256.html
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El decálogo de los pediatras de EE UU para educar sin azotes ni humillaciones

América del norte/Estados Unidos/15 Noviembre 2018/Fuente: El país

Los expertos alertan sobre los efectos del castigo físico y promueven la disciplina positiva que favorece el desarrollo saludable de los menores

Los pediatras de Estados Unidos quieren acabar con los azotes como método correctivo en las casas. Así lo han decidido en la última actualización del protocolo de actuación, la primera que hacen en dos décadas y que presentaron el pasado 5 de noviembre con el título: Disciplina efectiva para criar niños sanos.Para estos expertos, y para la evidencia científica, está demostrado que los azotes, bofetadas, gritos y humillaciones hacen que los niños sean más agresivos; vean afectada su capacidad cognitiva y su autoestima, además de otros efectos.

Para evitar este tipo de conductas los pediatras sugieren que a la hora de educar los padres apliquen lo que definen como disciplina positiva, que ayuda al niño a modificar su comportamiento y su tolerancia a la frustración, permitiéndole, además, un desarrollo saludable. Un método que explican en 10 pasos:

1. Imitación. Enseñar a los niños la diferencia entre el bien y el mal siendo un ejemplo puede hacer ver al pequeño las consecuencias de su comportamiento.

2. Poner límites a la hora de poner normas a los niños, los padres deben ser claros y realistas para que estos sean capaces de seguirlas. El lenguaje es fundamental. Hay que adaptarlo a cada edad para así asegurarnos que comprenden las tareas.

3. Explicar las consecuencias de las conductas, de forma calmada y firme hay que ser capaces de explicar a los niños las consecuencias de sus actos. Por ejemplo: “Si no recoges los muñecos ahora, no podrás jugar con ellos después. Los padres deben ser firmes y no cambiar de parecer a los pocos minutos. Y añaden: “Nunca debes chantajear a tu pequeño con algo que realmente necesite, como comida”.

4. Escucha a tu hijo. Escuchar es fundamental. Espera que tu hijo termine de explicarte lo que le ocurre antes de ayudarle. Si el comportamiento se repite, intenta razonar con él antes de decirle cuáles serán las consecuencias de su comportamiento.

5. Prestar atención. La herramienta más poderosa para educar es prestar atención, ya que “refuerza los comportamientos positivos frente a los negativos”.

6. Fortalecer sus comportamientos positivos. Los padres deben evitar fijarse exclusivamente en lo negativo.

7. Ignorar un mal comportamiento. Puede ser una buena opción algunas veces, ya que puede otorgar al niño cierta autonomía para ser el mismo el que descubra las consecuencias de su mal comportamiento.

8. Hay que estar preparado para el enfrentamiento. Cuando somos conscientes de lo que hace que nuestros hijos se comporten mal, nos hace ser previsores y reaccionar de una manera más calmada y firme.

9. Reconducir el mal comportamiento, ya que muchas veces nuestros hijos se portan mal porque están aburridos, cansados o no lo saben hacer mejor. Intenta buscar otra actividad que el niño domine o con la que se lo pase bien.

10. Tiempo fuera. A pesar de la controversia que produce el tiempo fuera entre ciertos sectores educativos, los pediatras de EE UU lo recomiendan cuando alguna norma estipulada por la familia se rompe. Aunque aconsejan avisar al niño antes de aplicarla. Según estos expertos, la duración debe ser de un minuto por año del niño. Por lo que si el pequeño tiene tres años, serían tres minutos. Según explican, también se puede intentar hacer que lo gestione el pequeño: “Vete al cuarto y cuando te encuentres mejor y más calmado, vuelve”.

Además de seguir estas pautas, los pediatras coinciden en que los padres deben ser conscientes de que no es lo mismo hablar con un bebé que con un adolescente y que “tienen que adaptar su lenguaje y normas a la edad de sus hijos”.

Según explican, con los niños de 0 a 3 funciona mejor el ejemplo, ya que aprenden por imitación y el lenguaje positivo; mientras que con más de tres, “lo mejor es reforzar lo bueno e ignorar lo malo”. Para los mayores de seis años, los pediatras dicen que “cuando hagan algo mal, hablemos con ellos de las opciones buenas y malas que tienen ante esa situación problemática”. En cambio, con los adolescentes aconsejan “que se ponga en una balanza lo que esperamos de ellos y lo que son capaces de hacer y se actúe en consecuencia y de forma realista”.

En resumen, para educar sin azotes ni gritos ni humillaciones hay tres vertientes fundamentales: la escucha activa, que permite que tanto el niño como nosotros comprendamos por qué sucede el mal comportamiento; la empatía, para ser capaces de ponernos en el sitio del otro y el respeto, para huir de cualquier vejación y así promover el desarrollo saludable del menor y fomentar las relaciones familiares sanas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/11/12/mamas_papas/1542024641_886153.html

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Educar para la igualdad

Por: Lellana García Rodríguez

La violencia no solo se expresa en golpes y ofensas, si se etiqueta a una persona como ignorante o de lento en el aprendizaje también se comete un acto de agresión.

La tendencia a la disminución del castigo físico en América Latina viene acompañada del aumento de los maltratos emocionales: conductas abusivas como miradas, comentarios lascivos y propuestas de contacto sexual, sobre todo contra las niñas y adolescentes.

Se estima que entre las causas de esos fenómenos podrían estar el desequilibrio de poder, el malestar y la ira asociados a la falta de recursos para lidiar con la diversidad de estudiantes y la proliferación de modelos violentos para la solución de conflictos.

Sucede, además, que quien se enfrenta a la dinámica de enseñar no tiene siempre las herramientas pedagógicas para hacerlo, puede encontrarse en plena formación profesional y carece de experiencia para canalizar sus frustraciones.

Un desafío de todos

Aun cuando existen aspectos que limitan el acceso de los infantes a una correcta educación en igualdad, el sistema educativo cubano posee objetivos que contribuyen a la formación de patrones de conductas no discriminatorios.

La Resolución 11 de 2012 del Ministerio de Educación refiere en uno de sus artículos que es responsabilidad del directivo crear las condiciones que garanticen el desarrollo de las capacidades físicas y mentales del alumno.

Aunque no se hace referencia a la violencia, ni tiene integrado un enfoque de género, refiere, en cuanto a la relación con el estudiantado, que existe la obligación de practicar la cortesía y el respeto, y ejemplifica con el uso de un lenguaje correcto sin emplear apodos ofensivos.

Fuente: http://www.radioreloj.cu/es/comentarios/educar-la-igualdad/

 

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