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ONU insta a redefinir la educación ante brechas de género en la ciencia

Redacción América, 27 feb (EFE).

ONU Mujeres y la Unesco instaron este lunes a impulsar cambios en la educación en Latinoamérica, generando espacios de aprendizaje «sensibles al género», con el fin de cerrar las brechas entre mujeres y hombres en las carreras relacionadas con la ciencia.

«Hay que cambiar modelos, cambiar mentalidades, apoyar a las niñas que demuestren interés en la ciencia y crear las condiciones para que puedan desarrollar esa carrera sin violencia ni discriminación», dijo a EFE María-Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.

Vaeza lamentó, en ese sentido, que las «niñas y los niños en edad escolar tienen las mismas capacidades y rendimientos similares en las asignaturas relacionadas con ciencias, pero a medida que crecen, comienzan a pesar más los patrones culturales».

ASIGNATURA PENDIENTE EN AMÉRICA LATINA

Organismos internacionales como ONU Mujeres y la Unesco han remarcado la urgencia de la promoción de las carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología, al considerarlas claves para la economía y el desarrollo.

Sin embargo, pese al crecimiento de este campo y la necesidad de formación al respecto, datos de la Unesco confirman que la población femenina constituye apenas un 35 % de quienes estudian carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y las mujeres representan menos del 30 % de los investigadores científicos.

«La brecha de género en STEM sigue siendo un problema pese a que se ha demostrado que la participación de las mujeres en estas carreras no solo es una cuestión de equidad de género, sino que también es crucial para el progreso y la innovación en el campo», explica a EFE Valtencir Mendes, jefe de Educación de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco.

Y es que, aunque Latinoamérica y el Caribe es, junto con Asia Central, una de las dos regiones que se acerca a la paridad de hombres y mujeres investigadores, todavía existe una menor representación en los niveles más altos de las carreras profesionales y son minoría en varios campos STEM.

Por países, datos de 2020 de ONU Mujeres indican que en Chile, México y Perú las mujeres todavía representan menos del 34 % del total de investigadores. En tanto, Costa Rica (42,8 %), Ecuador (41,1 %), Honduras (41 %), El Salvador (39,2 %), Bolivia (37,5 %) y Colombia (37,3 %) están acercándose a la paridad.

Los más avanzados en ese terreno son Venezuela, que logró atravesar el umbral, con el 60 % de mujeres investigadoras; mientras que Argentina, Cuba, Guatemala, Panamá, Paraguay, Trinidad y Tobago y Uruguay ya alcanzaron esa paridad.

CAMBIOS NECESARIOS EN LA EDUCACIÓN

«Las brechas de género se encuentran a lo largo de toda la trayectoria escolar y formativa, pero van aumentando con cada nivel educativo, por lo que en secundaria son más evidentes», dice el experto de la Unesco.

Luego, agrega Mendes, «en la educación superior, los patrones de género son evidentes. Las mujeres tienden a estudiar carreras vinculadas con el cuidado de otros, mientras que los hombres prefieren las disciplinas STEM».

Esto, sostiene, tiene relación con «componentes sociales, lo que impone un enorme desafío en torno al aseguramiento de mensajes no sexistas en todos los niveles».

En esto coincide la directora regional de ONU Mujeres al señalar que es urgente «eliminar los viejos esquemas y estereotipos para transformar la educación en STEM».

«Desafortunadamente, son muchas las niñas que aún crecen con esa concepción y no se ven a sí mismas estudiando una carrera accediendo a oportunidades laborales en la ciencia (…) Tampoco se estimula desde las escuelas, no hay programas diseñados específicamente para estimular el interés de las niñas por la ciencia», añade.

Ante la situación, ambos reiteraron que en Latinoamérica es esencial fortalecer la formación y educación en habilidades técnicas y tecnológicas para enfrentar los cambios constantes en el sector laboral, con un enfoque de género. EFE

pbd-dmt/cfa/ad

https://www.lavanguardia.com/vida/20230227/8788343/onu-insta-redefinir-educacion-brechas-genero-ciencia.html

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Las africanas luchan contra prejuicios y estereotipos sobre lo que pueden hacer

Teresa Lokichu no olvida el día en que concurrió a una reunión de altos funcionarios del gobierno, líderes de la comunidad y ancianos para discutir varios temas urgentes como la seguridad en su comunidad rural de Pokot Occidental, en la región del Valle del Rift, en el oeste de Kenia.

A pesar de ser una conocida defensora de la paz en la comunidad, lideresa de la defensa de los derechos de las mujeres y luchadora contra la mutilación genital femenina (MGF), no tuvo puesto, y mucho menos voz, en lo que era una reunión consultiva.

«Hice lo que una mujer de nuestra comunidad pastoril debe hacer: ponerme de pie y esperar en silencio hasta que los hombres a cargo consideraran oportuno darme la oportunidad de hablar”, contó a IPS esta directora de la Red de Niñas Pokot.

Rememoró que “todos en la sala estaban sentados, pero yo permanecí de pie. Tenía que hablar en nombre de las mujeres y los niños, que son los más afectados por la inseguridad y el conflicto», dijo Lokichu,

«La reunión continuó como si no pasara nada, mientras yo permanecía de pie. Una ministra del gabinete gubernamental estaba presente e interrumpió la reunión para preguntar por qué permanecía de pie. Se sorprendió mucho al saber que solo así una mujer puede pedir permiso para hablar en una reunión de este tipo», dijo.

A Lokichu se le concedió inmediatamente el derecho de palabra y más tarde se convertiría en diputada de la Asamblea del Condado de Pokot Occidental, en el sistema de gobierno descentralizado de Kenia.

Su experiencia no dista mucho de la de Joyce Nairesia, la primera mujer samburu en formar parte del Consejo de Ancianos e incluso presidirlo.

Naresia contó a IPS que los ancianos varones levantan un rungu (garrote) tradicional durante las reuniones del Consejo, como muestra de poder. Al ser una mujer en una comunidad de pastores, no puede hacer lo mismo.

«Para dirigirme al Consejo, primero me pongo de pie, levanto un trozo de hierba y espero a que me dejen hablar. Es una muestra de respeto y humildad en su presencia», explicó. «La gente dice, pero ¿cómo es posible? Yo digo que es mejor influir en el cambio desde dentro que desde fuera mirando hacia dentro», dijo.

Estos testimonios son parte de un esfuerzo de las comunidades de esta nación de África oriental, bajo el lema “Rompe Prejuicios” con que tratan de promover experiencias a favor de una mayor paridad de género.

El objetivo final es una sociedad sin los prejuicios, estereotipos y discriminación que soportan las mujeres en su actividad pública, para una mayor inclusión de ellas en los espacios de decisión.

Situación de África

Especialistas en cuestiones de género como Grace Gakii, establecida en Nairobi, afirman que el mundo y en particular África se enfrentan a un sinfín de retos, desde el cambio climático, las enfermedades, las pandemias, la inseguridad alimentaria y la fragilidad de la paz. La reivindicación de la igualdad y la equidad de género en todas las facetas de la vida es crucial para mejorar los resultados sociales y económicos.

«Tenemos que desarraigar el patriarcado y la misoginia profundamente arraigados, así como la discriminación sistemática de las mujeres en el liderazgo político y en los negocios», dijo a IPS esta investigadora en igualdad y equidad de género.

Los datos de ONU Mujeres sobre las mujeres en la política muestran que Ruanda tiene el mayor porcentaje de mujeres en el parlamento a nivel mundial. Sudáfrica, Senegal, Namibia y Mozambique también figuran en la lista de los 20 primeros países en equidad legislativa.

«Ruanda es también uno de los 14 países del mundo que tiene 50 % o más de mujeres en su gabinete. Pero lo que está cada vez más claro es que la representación no es suficiente. Las mujeres necesitan la influencia necesaria para cambiar la forma en que la sociedad percibe a los hombres y a las mujeres, y los papeles que les asignan», explicó Gakii.

Las cifras de ONU Mujeres indican que 50 % de las mujeres africanas que forman parte del gabinete tienen carteras de bienestar social.

Gakii considera que estos puestos se ajustan a la percepción que la sociedad tiene de las mujeres como cuidadoras y no como portadoras de poder que participan en los niveles de toma de decisiones políticas y de liderazgo de alto nivel.

Solo 3 % de las mujeres africanas que integran el gabinete están a cargo de carteras críticas y de gran poder, como las de finanzas, defensa, infraestructura y asuntos exteriores.

Lokichu afirma que las voces de las mujeres faltan en los niveles más altos de la toma de decisiones y la gobernanza, lo que perpetúa aún más los estereotipos de género, los prejuicios y la discriminación contra las mujeres en el continente africano.

Mejor situación tienen las mujeres en el mundo empresarial y de los negocios, donde las compañías africanas tienen el mayor porcentaje de representación femenina en los consejos de administración, con 25 %, frente a la media mundial de 17 %, según el McKinsey Global Institute. Pero Gakii considera que ese porcentaje resulta insuficiente.

«Las mujeres están cada vez más representadas, pero su influencia es limitada. No hay un impacto real y un progreso hacia la paridad de género si la participación y la influencia no van de la mano», afirmó.

A juicio de la especialista keniana, «la media mundial de mujeres en los comités ejecutivos es de 21 %. África está a la cabeza con 22 %, siendo Sudáfrica el país con mayor porcentaje de paridad de género. Pero no basta con que se vea a las mujeres en puestos de poder. El poder debe sentirse para que haya un cambio de paradigma en la conciencia colectiva de la sociedad».

En reconocimiento de estos hechos, en 2021 los ministros de la Unión Africana (UA) encargados de los asuntos de género y de la mujer adoptaron la Posición Común Africana (PAC) para impulsar la participación plena y efectiva de las mujeres y la toma de decisiones en la vida pública.

La UA afirma que, debido a las brechas de género existentes en los puestos de liderazgo en los mercados financieros, de inversión y empresariales, el continente africano pierde cada año más de 20 % de su producto interno bruto (PIB) colectivo.

Gakii afirma que las mujeres deben alcanzar el poder y la influencia en la política, los negocios, la religión y las instituciones de enseñanza superior para que puedan superar los límites del género de forma “coherente, sistemática y con impacto” para sus sociedades.

Fuente: https://rebelion.org/las-africanas-luchan-contra-prejuicios-y-estereotipos-sobre-lo-que-pueden-hacer/

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OIT: Las mujeres ganan en promedio un 17% menos que los hombres por cada hora trabajada

En un reciente informe de La Organización Internacional del Trabajo (OIT) llamado Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo indica que la situación de las mujeres en el mercado de trabajo de América Latina y el Caribe presenta un panorama mixto.

Las mujeres han conseguido grandes logros en el acceso a la educación, pero aún deben sortear numerosos obstáculos para acceder al trabajo decente. Estos obstáculos son la causa de la persistente desigualdad de género.

Aunque el nivel general de educación de la subregión ha aumentado en ambos sexos, las mujeres han superado recientemente a los hombres en este ámbito.

Las mujeres nacidas en torno a 1.955 han tenido más probabilidades que los hombres de terminar la educación superior (es decir, de haber cursado al menos 13 años de educación formal). Entre los nacidos en 1990, el 40 por ciento de las mujeres terminó la educación superior, frente al 25 por ciento de los hombres. La cantidad de personas que tienen seis años de estudios o menos ha disminuido constantemente y, también en esta tendencia, las mujeres se han beneficiado más que los hombres.

La evolución de los niveles educativos ha implicado cambios en la estructura familiar. El promedio de edad al que las mujeres tienen hijos ha subido y el número de hijos nacidos por mujer ha disminuido en todos los países sobre los que se dispone de datos, a saber: Estado Plurinacional de Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Perú (ibid.). Además, ha aumentado la proporción de hogares encabezados por mujeres. En el Brasil y el Uruguay, por ejemplo, estos representan más del 30 por ciento de los hogares. Así, los ingresos de las mujeres han pasado a desempeñar un papel más importante en la sociedad.

El creciente número de hogares encabezados por mujeres obedece a la mayor prevalencia de concubinatos, personas solteras, separaciones y divorcios, así como a la mayor proporción de mujeres que viven con un cónyuge pero también se identifican como jefas de familia.

Con respecto a los salarios, un estudio reciente de la OIT que examina la brecha salarial de género en 17 países de América Latina y el Caribe (que representan el 85 por ciento de la población total de la subregión) concluye que las mujeres ganan en promedio un 17 por ciento menos que los hombres por cada hora trabajada, incluso habiendo tenido en cuenta factores como la edad, el nivel educativo, la residencia urbana frente a la rural, el tipo de trabajo y la estructura del hogar. Si se tiene en cuenta además la cantidad de horas trabajadas por semana, la brecha salarial de género alcanza casi el 25 por ciento (OIT, 2019g).

La brecha salarial de género es más amplia entre los trabajadores que menos ganan. Ello parece obedecer en parte a que las mujeres se ven muchísimo más afectadas que los hombres por la informalidad, así como al incumplimiento de las normas sobre salarios mínimos por parte de los empleadores.

El dato suscita preocupación en cuanto a la tasa de pobreza entre las mujeres trabajadoras. Así pues, tres de las dificultades más acuciantes de la subregión –la desigualdad de género, la pobreza y la informalidad– están íntimamente relacionadas entre sí. Esto implica que toda política diseñada para combatir cualquiera de esos tres grandes problemas tendrá consecuencias indirectas en los otros dos.

En el rango intermedio de los grupos de ingreso, la brecha de género se reduce, pero a partir de la mediana (el percentil 50) comienza a ensancharse. Esto apunta a la posible existencia de «techos de cristal», es decir, a las dificultades particulares a las que se enfrentan las mujeres para llegar a los puestos directivos y otros puestos de alta remuneración.

Las disparidades de género descritas anteriormente pueden ser el resultado de una discriminación directa pero, en términos más generales, también obedecen a normas culturales patriarcales, al machismo en el hogar y a diversos factores que generan un sesgo de género inconsciente. De hecho, muchos de los obstáculos al progreso de las mujeres se encuentran en el seno del hogar. La distribución de las tareas domésticas entre hombres y mujeres sigue siendo abrumadoramente desigual. Las mujeres se encargan del 80 por ciento de las tareas domésticas, lo que limita su participación efectiva en la fuerza de trabajo (CEPAL, 2019; OIT, 2019a y 2019g).

Fuente: https://www.finanzasdigital.com/2020/10/oit-las-mujeres-ganan-en-promedio-un-17-menos-que-los-hombres-por-cada-hora-trabajada/

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Panamá: Docentes, estudiantes y familias hablan sobre la educación no presencial

Redacción: The Conversation

Ante la pandemia en la que nos encontramos a escala global, desde la sociología de la educación hemos coordinado un estudio exploratorio que se acaba de publicar y que presta especial atención a la voz de los agentes educativos y sociales.

Se trata de saber cómo están percibiendo y experimentando, principalmente los estudiantes y las familias, un fenómeno inédito que genera tantas inquietudes como interrogantes: algo que empezó siendo excepcional y sobre lo que ahora se dice que dará paso a una “nueva normalidad”, sin saber muy bien a qué apunta este término.

Lo que sí es cierto es que esta pandemia marcará un antes y un después en el ámbito de la educación y abre escenarios de incertidumbre creciente.

El trabajo de campo para esta primera radiografía se ha llevado a cabo mediante una veintena de entrevistas. Así, hemos hecho un recorrido desde el primer ciclo de Educación Infantil (0-3 años) hasta la universidad para poner en evidencia la diversidad de situaciones que atraviesan nuestro sistema educativo en el proceso de adaptación de las tareas presenciales a las virtuales.

El perfil de entrevistados es muy variado: hemos recogido testimonios de mujeres y hombres, de ámbito urbano y rural, de diferentes lugares de la península y de las islas.

En el caso de estudiantes, las personas entrevistadas son de ESO y Bachillerato. En el de las familias, son madres y padres que hablan, o bien a título individual, o como miembros de asociaciones de padres y madres de alumnos, así como profesorado y representantes sindicales que también responden desde su rol de madres y padres.

Una llamada de atención sobre la desigualdad

El balance nos lleva a hacer una llamada de atención sobre la desigualdad educativa y social y sobre las consecuencias que esta crisis está teniendo y tendrá en la intensificación de las desigualdades.

Esta pandemia hace de cristal y de lupa: refleja y amplifica nuestros límites y nuestra respuesta a los mismos.

Las conclusiones indican que, una vez más, los grandes perdedores de esta pandemia son los colectivos socialmente vulnerables y que más alejados están de una cultura escolar que pasa ahora por ser una cultura de la era digital.

Un eje transversal y común a todos los testimonios es la importancia de lo público, en momentos de necesidad, en el marco de políticas de orientación marcadamente neoliberal.

En cuanto a los estudiantes, surge la pregunta de si, en un momento tan difícil como este, tiene sentido seguir enviando “cantidades exageradas de deberes” (alumna, 4º ESO, Cuenca) en lugar de aprovechar la coyuntura para promover un aprendizaje significativo para la vida sobre cuestiones relacionadas con la pandemia, la sociedad, las personas, la ciudadanía, los cuidados y lo digital.

“No es el método adecuado”

El debate se ha situado sobre una sensación de pérdida curricular, cuando podría estar siendo un momento para aprender y crecer “de otra manera”. Así lo ilustra una de las estudiantes:

“No me entero de nada… En muchas materias nos mandan copiar sin conocer realmente el objetivo de dicha tarea, y creo que no es el método más adecuado”.

Alumna de 1º Bachillerato.

“Que descubran lo valioso de estar en familia”

También una de las maestras afirma:

“Durante este tiempo de confinamiento se debería hacer más hincapié en que descubran lo valioso que es estar en familia, desarrollen autonomía, aprendan a hacer tareas que suelen hacer sus padres y que así tengan más tiempo para estar juntos. Esto también es aprender y, sobre todo, ser”.

Maestra de Infantil 0-3.

“Esto va a tener un impacto en el aprendizaje”

Otra representante del profesorado coincide:

“Esta situación va a tener un impacto en el aprendizaje. Depende de cómo lo tratemos, este impacto será beneficioso o perjudicial. No tanto a nivel de contenidos como a nivel emocional”.

Maestra de Infantil 0-3.

“Trabajar en la distancia con el alumnado de necesidades”

Por otra parte, desde el ámbito de la gestión se llama la atención sobre el alumnado de necesidades especiales:

“También habría que hacer un apartado especial para el alumnado con necesidades de apoyo educativo. Con estas criaturas es más difícil trabajar en la distancia, para ellos es fundamental tener un referente que les motive y acompañe en el proceso de aprendizaje”.

Directora de CEIP.

“El profesorado no está presente”

Por su parte, las familias señalan que la mayor dificultad que encuentran en este momento es la falta de acceso o competencias TIC, así como suplir las tareas docentes.

“La mayoría de las familias han tratado de contribuir a la normalidad coordinándose y contactando con los y las docentes. Hay que entender que para todos ha sido una situación muy compleja y alarmante. De un día a otro cambia la manera de enseñar, el profesorado ya no está presente, están sus recomendaciones, la familia pasa a ser la que toma las riendas del proceso”.

Directora CEIP.

“Es complicado teletrabajar con niños en casa”

A ello se suma el debate, desde una mirada feminista, sobre la carga global de trabajo:

“Muchas mujeres han perdido sus posibilidades de conciliar vida laboral y familiar. Para quienes tienen la suerte de teletrabajar, está siendo muy complicado poderlo hacer con los niños en casa. Quienes se ven forzados a salir para realizar su trabajo tampoco tienen redes de apoyo”.

Responsable del sindicato FEsp-UGT.

“Se podrían comprar ordenadores en lugar de libros”

Será necesario un seguimiento de los posibles desequilibrios que esto ocasione en la división sexual del trabajo, si se ha abierto una nueva posibilidad para la corresponsabilidad o se incrementan las brechas de género. Incluso, se ofrece alguna clave de adaptación a la cultura digital:

“Con el dinero que se gastan las familias en libros de texto podrían comprar ordenadores portátiles sin problemas y no sería nada difícil que hubiera contenidos digitales para todos los niveles… Sin embargo, esto no se hace por el interés de las editoriales. Como, además, existe el bono libro, las familias no son conscientes del dinero que desembolsa la administración”.

Profesor de FP.

Estas voces están lanzando señales que la sociología tiene en cuenta para elaborar un diagnóstico y fundamentar la toma de decisiones responsables. Las ciencias sociales tienen una labor fundamental en proporcionar imágenes de la realidad sistemáticas, obtenidas de forma rigurosa, para producir un conocimiento fidedigno al servicio del bien común de la sociedad.

Nuestro balance no puede ser más positivo, a tenor del compromiso con que los diversos agentes educativos están sabiendo hacer frente a esta difícil situación que nos ha abierto la pandemia.

Pero nos lleva a hacer también una llamada de atención sobre la desigualdad educativa y social y sobre las consecuencias que esta crisis está teniendo y tendrá desde la mirada transversal de la desigualdad.

Fuente: https://theconversation.com/docentes-estudiantes-y-familias-hablan-sobre-la-educacion-no-presencial-137758

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España: Viejas y nuevas brechas de género

Europa/España/07 Marzo 2019/Fuente: El diario en la Educación

Aunque ciertas brechas de género (acceso a puestos de dirección en centros educativos, por ejemplo) han disminuido con los años, todavía son patentes. A esto se suma que muchas y muchos jóvenes justifican comportamientos machistas y sexistas (ellos más).

Hoy por hoy (y desde hace mucho ya), las cifras, las estadísticas relacionadas con lo educativo, nos hablan de un momento casi perfecto para niñas y adolescentes. Tienen mejores resultados o análogos (en materias como las matemáticas) a los de sus compañeros chicos. Pasan más tiempo escolarizadas, yason mayoría en los estudios universitarios, van ganando peso en los estudios de formación profesional, repiten en menor medida, protagonizan menos casos de acoso escolar.

Bien es cierto, que hay menos mujeres impartiendo en la universidad a pesar de ser mayoría entre las estudiantes. En los cargos de responsabilidad en estas instituciones tienen una representación, si no testimonial, muy reducida.

Hace dos días el Ministerio de Educación presentaba el documento Igualdad en cifras MEFP. Entre los datos más destacados cabría señalar uno que desde hacía años se venía cuestionando. A pesar de la mayor presencia de mujeres impartiendo docencia en los diferentes niveles no obligatorios, eran una franca minoría en los cargos de dirección (directoras, secretarias o jefas de estudio).

Según las estadísticas que maneja el Ministerio, de media ya han conseguido lo que hace no tanto parecía imposible. Si hay una media de 66,5% de mujeres entre las diferentes etapas (enseñanzas de régimen general, universidad, enseñanza de régimen especial y de adultos), su porcentaje en puestos del equipo directivo es de alrededor del 65% (solo para las enseñanzas de régimen general, en las que hay un 71% de mujeres docentes).

Es verdad que si se baja al detalle de estos porcentajes hay elementos que habría que mejorar o en los que habría que poner la atención ya que, mientras en educación infantil, los puestos de equipo directivo, por encima del 90% los copan mujeres, en los centros de secundaria obligatoria y postobligatoria, las directoras son el 38,4% (47,4 las secretarias de dirección y 51,4% las jefas de estudios).

Podría decirse que, a grandes rasgos, con el esfuerzo de mucha gente, principalmente las propias mujeres, estas han pasado de ser una anécdota educativa (en presencia y logros) a ser las protagonistas de un viaje copernicano. Pero,  cuando las grandes cifras empiezan a desbrozarse aparecen nuevos retos.

Y esto es así porque la institución escolar y los estudios que desarrollan las chicas, las abocan a tener peores empleos y salarios. Las profesiones que ellas copan (desde las sanitarias y de ciudados y hasta la docencia) no suelen estar investidas de la pátina de prestigio de otras, como las ingenierías u otras carreras de ciencias.

Además, son quienes más medias jornadas acumulan, cobran menos que sus compañeros, o sus sectores profesionales están peor pagados. Un ejemplo perfecto de ello es el de las maestras y educadoras de educación infantil, con salarios que no llegan a ser mileuristas a pesar de tener la dura tarea de atender a decenas de niñas y niños de 0 a 6 años. Pero estas profesiones tienen mucho que ver con los trabajos de cuidados. Y estos son cosas de mujeres. Con todo lo que eso comporta.

Carmen Heredero, exsecretaria de Igualdad de la Federación de Enseñanza de CCOO pone en cuestión precisamente estos buenos resultados académicos de las niñas y las jóvenes. En su recién publicado Género y coeducación, repasa diferentes aspectos del paso de las mujeres por el sistema educativo y señala la necesidad de cambios en el campo productivo también para que esta mitad de la población tenga mejores salarios, menos jornadas parciales y sus trabajos consigan una mejor consideración social.

Esta maestra y sindicalista, ya jubilada pero que sigue colaborando con CCOO, aboga por cambios importantes en el currículo educativo para que se visibilice a las mujeres, también en la formación del profesorado para que aumente su sensibilidad hacia estos temas y sea consciente de cuándo se están produciendo situaciones injustas hacia las chicas. Cree, además, en la necesidad de aumentar el peso de la innovación educativa y en cambios importantes en la organización escolar, de los patios o de los comedores. Lugares donde también se educa.

Aboga, además, por un aumento de los contenidos relacionados con la educación afectivo-sexual para mejorar las relaciones entre chicos y chicas, disminuir las cifras de violencia contra ellas y para el desarrollo de relaciones personales más sanas. Así como la entrada de ciertos contenidos, relacionados con la autonomía personal, en los centros educativos. Desde su punto de vista, “ha cambiado mucho la sociedad y muy poco la escuela”.

Unos contenidos que debería asumir la educación, máxime cuando aparecen datos como los difundidos ayer por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, depeniente de la FAD, que aseguran que el 56% de los jóvenes defiende posiciones machistas.

Este porcentaje habría que dividirlo en dos. Por una parte, el 39% de las personas que han participado en el estudio, se encuentran en posiciones tradicionales y sexistas. Se trata de un grupo que opina que las personas homosexuales son más promiscuas, que la pareja es necesaria para que la mujer se sienta realizada (también el hombre), que ellos tienen más necesidad de sexo, son más promiscuos o que aquellos que no tienen relaciones sexuales frecuentes son raros.

Un grupo que cree que las mujeres tienen más interés en formar un hogar o que el trabajo doméstico es tan gratificante como hacerlo fuera de casa o que la vida familiar se resiente cuando la madre tiene un trabajo asalariado. Opinan que los celos son normales y una prueba de amor. Los chicos deben protteger a las chicas, las parejas, al empezar, deben ser para siempre y que tener pareja supone la entrega absoluta.

Su primer Jóvenes y Género. La (in)consciencia de equidad de la población joven en España detalla en sus 194 páginas que alrededor del mismo 56% de las y los jóvenes cree que las desigualdades de género con grandes o muy grandes, una cifra que supone un crecimiento en relación a estudios previos del Injuve (2008) y el CIS (2013). Quienes piensan así, en palabras del informe son mayoritariamente mujeres, de clases baja y media baja y que se autodenominan feministas.

En los centros educativos (colegios e institutos), para un 25% de las personas encuestadas para este informe son lugares en los que no se respeta la igualdad entre hombres y mujeres, por detrás de los centros de trabajo y las redes sociales.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/03/06/viejas-y-nuevas-brechas-de-genero/

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Femigerontocracia: oportunismo y complicidad patriarcal

Por: Esther Pineda

Ejemplos de esta femigerontocracia los hay en toda Iberoamérica, sin embargo, entre sus principales exponentes destaca la antropóloga mexicana Marta Lamas.

“El opresor no sería tan fuerte
si no tuviese cómplices
entre los propios oprimidos”
(Simone De Beauvoir)

La femigerontocracia hace referencia al grupo de feministas con edades comprendidas entre los 60 y 80 años, en su mayoría blancas, pertenecientes a las clases medias y altas, cuya experiencia profesional ha transcurrido entre la academia, la ocupación de cargos políticos, gerenciales y ministeriales, así como, el lobbismo para la obtención de contratos y financiamientos con organismos internacionales y embajadas. Estas feministas se caracterizan por mantener una narrativa melancólica, añorando sus otroras glorias y su pasada influencia en la opinión pública y mediática, la cual han perdido ante su imposibilidad de convocar y dar respuesta a los múltiples intereses y necesidades dentro de la diversidad del feminismo, entre estas las mujeres obreras, indígenas, afrodescendientes, lesbianas, campesinas, estudiantes, entre otras; pues, su trabajo se caracteriza por el abordaje clasista, racista, lesbo-trans-fóbico, anacrónico y desactualizado de las problemáticas, desigualdades, discriminaciones y violencias que afectan a las mujeres en la sociedad actual. Ante ello, se muestran reticentes a actualizar sus campos de trabajo e investigación, desestiman, critican y atacan a las feministas jóvenes que no se sienten identificadas con ellas o no las reconocen como referentes o influencia; al mismo tiempo que, defienden y justifican a violadores, maltratadores y femicidas, coquetean o articulan con el poder constituido y establecen alianzas con los sectores más conservadores y patriarcales para mantener su vigencia, presencia y beneficios.

Ejemplos de esta femigerontocracia los hay en toda Iberoamérica, sin embargo, entre sus principales exponentes destaca la antropóloga mexicana Marta Lamas; quien tras haberse hecho de un nombre, una carrera y un prestigio enarbolando la bandera del feminismo, en la actualidad -y para mantener su vigencia-, se ha convertido en el brazo más fuerte y cómplice del patriarcado latinoamericano.

En el año 2017 se realizó el “Coloquio Marta Lamas en diálogo con XY” en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para el cual fueron invitados como panelistas para hablar sobre feminismo 11 hombres y ninguna mujer. A los cuestionamientos Lamas respondió “Cuando me lo propusieron pensé que era algo distinto, creativo, lúdico. Pensé que podría ser interesante que un grupo de hombres que son mis amigos y aliados en muchas causas hablaran de mi trayectoria, de mi activismo y de mi obra. Creí que además podría invitar a un cierto tipo de público que ya no va a los eventos feministas porque siempre son iguales o muy parecidos”. Afirmó que durante su carrera ha hecho muchas conferencias con mujeres “Por eso me parecía divertido que fuera sólo con hombres”, además insistió en que “El tema era hacer visible que existen hombres que me han ayudado y acompañado en esta lucha”. Pero no bastaba con ello, Lamas en su oportunista acercamiento al patriarcado decidió arremeter contra el feminismo: “La impresión que a mí me da es que las feministas la están pasando muy mal en el patriarcado, hay muchísima agresión contra ellas. Es horrible ser mujer joven en la ciudad y subirte al metro, que te manoseen, las violaciones, los feminicidios. Es algo que yo veo en las marchas, a las jóvenes muy enojadas y tienen razón. Lo que me preocuparía es como se canaliza de la mejor manera política esa energía”.

No obstante, tras estas declaraciones Marta Lamas continuó avanzado en una dirección sin dudas peligrosa, que no solo puede tacharse de sexista, sino también de misógina. En los últimos años ha insistido en defender y justificar todo aquello que oprime, vulnera y violenta a las mujeres, desconociendo e invisibilizando las desigualdades por razones de género, las relaciones de poder, la educación diferenciada, la concepción de la mujer como objeto sexualizado para el consumo masculino (cuyo valor o devaluación está determinada por su sexualidad), la socialización de los hombres para el ejercicio de la violencia, así como, la satisfacción de sus deseos en los cuerpos de las mujeres sea de forma consensuada o no.

Desde su perspectiva de clase, es incapaz de empatizar y reconocer las violencias que a ella no le oprimen, por ello, Lamas defiende la prostitución (“Muchas piensan que hay que abolir el comercio sexual. Yo creo que hay que regularlo y permitir nuevas formas de organización”“Hay dos formas de tener relaciones sexuales, una es un intercambio expresivo y la otra un intercambio instrumental, quieres conmigo, dame algo a cambio”“No está mal utilizar el capital erótico… cada quien tiene capitales culturales, económicos, sociales o intelectuales”), el acoso sexual (“Creo que hay muchas cosas a las que se les está nombrando acoso que no son acoso”“El pobre de Clinton porque tuvo un affairecito chiquito allí, ni siquiera con su interna, el escándalo que eso fue, que tuvo que dar explicaciones y pedir perdón”), el acoso callejero (“No es lo mismo una mujer que recibe un piropo a una mujer que es violada”“Hay mujeres que también les gusta que les pongan la mano de cierta manera o que les coqueteen de cierta manera”“Chicas jóvenes que en este momento ya no les gustan los piropos, que ante un piropo a veces sobre reaccionan y dicen que es acoso”. “Me parece importante cuestionar una postura que yo estoy viendo con un cambio generacional, de si yo me siento acosada es que me están acosando”“Las mujeres de repente se ofenden con que las miren con deseo”“Que un tipo de repente se frote en el metro o te haga un manoseo, claro que no es agradable pero tampoco es una tragedia, ni con eso vas a quedar marcada para toda la vida”), las insinuaciones sexuales de adultos a menores de edad (“Creo que es una injusticia lo que le pasó a Kevin Spacey”) entre otras formas de violencia y desigualdad.

Pero ante el rechazo de las nuevas generaciones de mujeres feministas quienes no ven en ella un referente, quienes la han criticado por su perspectiva racista, clasista y ahora abiertamente sexista, arremete contra ellas llamándolas “nuevas puritanas”; sin embargo, para no desaparecer del espectro publico busca ganar con sus declaraciones y publicaciones la validación, el reconocimiento y la simpatía del patriarcado. Marta Lamas es eso que el machismo ha estado esperando, una falsa feminista que valide y reconozca sus violencias, que pueda ser citada y referenciada para “desacreditar” al feminismo; este hecho sin dudas lo convierte en un “feminismo” aceptable, equilibrado, consumible, y por supuesto mediático.

Al respecto algunas feministas opinan que visibilizar y señalar las violencias, revictimización y culpabilización de las mujeres por parte de Lamas de alguna forma contribuye a legitimarla, sin embargo, a alguien que habla en nombre de las mujeres, desde una narrativa que intenta hacer pasar por feminista, sin lugar a dudas hay que desenmascararla. Ante ello celebro y apoyo la iniciativa la Red mexicana de Feministas Diversas, quienes en un manifiesto condenan las nuevas formas de justificación, normalización, naturalización y perpetuación de acoso, hostigamiento, violación sexual y feminicidios, que son legitimadas en el contenido del libro “Acoso ¿Denuncia legítima o victimización?” escrito por Marta Lamas y publicado recientemente por el Fondo de Cultura Económica. Esta manifiesto alerta que el libro no debe ser tomado, de ninguna manera, como un referente teórico, metodológico, ni epistémico, para impartir justicia en lo referente a delitos sexuales denunciados pues, el libro tiene una clara intención de provocar y confrontar las luchas feministas y, por otro, sus argumentos sirven de referencia para perpetuar el patriarcado en el sistema de justicia penal.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/femigerontocracia-oportunismo-y-complicidad-patriarcal/

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Una concejala japonesa es forzada a abandonar el pleno por llevar a su bebé

26 Noviembre 2017/Fuente:Elperiodico/Autor:Adrián Foncillas

Una mujer abandonó el pleno municipal de la ciudad de Kumamoto con su bebé en brazos por la prohibición del reglamento y los lamentos de sus colegas. Yuka Ogata se ha convertido en el bastión de la defensa de los derechos de las trabajadoras en un país que se esfuerza en superar su machismo pero que aún tiene por delante un pedregoso camino. «Quería subrayar las dificultades que sufrimos para compatibilizar nuestro trabajo con la vida privada», ha explicado Ogata.

Ocurrió el martes. Ogata, de 42 años, regresó por primera vez a sus deberes después de dar a luz. Pronto acudió hacia su silla el presidente, Yoshitomo Sawada. Conversaron durante varios minutos, con el bebé chupándose el pulgar en el regazo de su madre, hasta que ésta accedió a seguirle a su despacho. El pleno comenzó con las disculpas de Sawada por el retraso. «No eres tú el que debe de disculparse», se escuchó desde la bancada en dirección a Ogata, que había regresado tras dejar a su hijo con un amigo.

La asamblea municipal aclaró que su bebé debía de ocupar la galería como el resto de visitantes sin atender a su edad. Y el reglamento, añadieron, no admite excepciones. Ahí las versiones difieren. Dice Ogata que sus tercas reclamaciones durante meses para llevar al bebé habían sido desatendidas y que solo consiguió la recomendación de contratar a una niñera. Dice la asamblea que solo expresó su angustia por «separarse de su hijo durante largo tiempo» pero que nunca propuso tenerlo en el pleno. «Escucharemos su pretensión y la estudiaremos», concedió Sawada.

Gesto mediático

Ogata carece del perfil dúctil de la mujer japonesa. Estudió en una universidad estadounidense y trabajó con la ONU en Yemen. Quería dar un mensaje con su gesto mediático y lo consiguió. Su expulsión del pleno trasciende la anécdota y radiografía una sociedad. Japón está aún lejos de digerir que una senadora amamante a su hijo en el hemiciclo, como hizo recientemente la australiana Larissa Waters. También es pronto para los discursos triunfalistas que se escucharon en la reciente visita de Ivanka Trump a Tokio sobre sus políticas igualitarias.

El primer ministro, Shinzo Abe, emprendió una audaz y contracultural campaña para empujar a la mujer al mercado de trabajo cuando entendió, setenta años después que Mao, que un país no se levanta con la mitad de la población en casa. Hay avances innegables: aumentan las mujeres que regresan al trabajo tras la maternidad y  se ha doblado el número de las que ocupan puestos directivos. Pero las buenas intenciones superan a los medios. Las guarderías estatales que anticipó Abe están por llegar y las listas de espera han crecido por tercer año consecutivo. Parece quimérico que se cumplan los planes de cubrir a todos los niños en 2020.

Política masculinizada

Ogata va a contrapelo en la masculinizada y esclerotizada política japonesa. Solo ha habido siete gobernadoras en las 47 prefecturas y 435 de los 475 asientos del anterior Parlamento estaban ocupados por hombres. Aún se recuerda que el discurso sobre la mujer trabajadora que pronunció años atrás una legisladora en el Gobierno de Tokio fue interrumpido con consejos de que se casara y otras chanzas. También las sufrió Yuriko Koike en las elecciones que la convirtieron el pasado año en la primera gobernadora de Tokio. Shintaro Ishihara, el gran gurú del Partido Democrático Liberal, la definió como «una vieja a la que se le había pasado el arroz» y alertó de que no se podía confiar la capital a una mujer «con demasiado maquillaje».

Japón ocupa el puesto 104 de 142 en igualdad sexista, las mujeres ganan el 70% del salario de los hombres por el mismo trabajo y un 60% lo abandona tras dar a luz. Capítulos como el de Ogata colocan al país frente al espejo y estimulan al Gobierno. «Al servir como concejala mientras crío a mi hijo espero ejercer de portavoz de otra gente de mi generación en situaciones similares. Aunque la educación de un hijo es una cuestión social, en el puesto de trabajo acaba siendo tratada como un problema individual”, ha afirmado.

Fuente de la noticia: http://www.elperiodico.com/es/internacional/20171124/una-regidora-japonesa-es-forzada-a-abandonar-el-pleno-por-llevar-a-su-bebe-6446810

Fuente de la imagen: http://estaticos.elperiodico.com/resources/jpg/9/4/1511527348649

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