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Cuba inclina la balanza de América Latina

Por: Claudio Katz

Washington opta por una estrategia de inflexible estrangulamiento para precipitar un incendio que derrumbe al régimen y evite así la riesgosa carta de la intervención extranjera.

 

Las protestas callejeras son datos cotidianos de América Latina que no sorprenden a ningún analista. Pero su irrupción en Cuba ha generado un inusual impacto por las consecuencias de esas marchas para el futuro de la región. Todos los actores políticos del hemisferio saben lo que se juega en la isla.

 

La doble vara de los medios de comunicación volvió a operar a pleno. Movilizaciones significativas pero no multitudinarias, sin víctimas ni destrozos de importantes fueron difundidas con títulos de catástrofe. En las mismas pantallas y diarios apenas se menciona el asesinato habitual de manifestantes en Colombia, los disparos para cegar jóvenes en Chile o el brutal apaleamiento de los que protestan en Perú.    

 

La pandemia y el derrumbe de la economía han potenciado en Cuba el mismo descontento que se verifica en todas partes. Pero estos dos terribles agobios del último año han sido terriblemente agravados en la isla por la singular pesadilla del bloqueo. Ningún otro país afronta el Covid y la recesión con una restricción tan brutal para adquirir alimentos, medicamentos o repuestos. Debe pagar costosos fletes o seguros y conseguir financistas dispuestos a lidiar con las sanciones de Estados Unidos.

 

Trump agravó el cerrojo obstruyendo los viajes y las remesas de los familiares que había flexibilizado Obama. Biden no modificó ese ahogo, luego de desplegar una campaña electoral macartista en la Florida. Por el contrario, mantiene la tipificación de Cuba como estado terrorista para acentuar el cerco sobre la isla.

 

Un ahogo premeditado

 

Cuba sufrió un derrumbe del 11% del PBI el año pasado. Esa caída perforó el piso de la aguda depresión sufrida por América Latina. La desaparición del turismo privó al país de las pocas divisas que tenía para sobrevivir y el gobierno se vio obligado a implementar la unificación cambiaria para recaudar dólares. Necesita esos fondos para importar alimentos, medicinas y repuestos. Como las autoridades no cuentan con muchos mecanismos para obtener esos recursos, autorizaron mayores operaciones con las ansiadas divisas.

 

Esa decisión condujo a una devaluación que acrecentó la inflación y agravó la carencia de productos de primera necesidad. También se profundizó la desigualdad entre las familias que tienen o no acceso a los dólares. Las medidas posteriormente adoptadas para paliar los efectos del ajuste cambiario, no compensaron el deterioro del poder adquisitivo.

 

Esta fragilidad externa de la economía cubana es muy conocida en todos los países latinoamericanos. Pero Cuba sufre el peculiar agravante de un ahogo premeditado impuesto por el bloqueo. Estados Unidos reforzó ese torniquete en plena pandemia. Ratificó las sanciones contra empresas del estratégico consorcio estatal GAESA, impuso el cierre de los servicios de Western Union, afianzó el drástico recorte de las remesas y reafirmó la prohibición de los vuelos. La frutilla del postre fue el cierre de los servicios consulares de la embajada norteamericana por los presuntos «ataques sónicos”.

 

Los voceros de la Casa Blanca presentan el bloqueo como un justificado embargo. Pero no ofrecen ningún argumento para explicar la brutal asfixia que imponen a los habitantes de la isla. Ese cerco contradice incluso los elogiados principios neoliberales de libre comercio. Ni siquiera pueden alegar la subsistencia de una involuntaria rémora de la guerra fría. El bloqueo fue acentuado en 1992 y 1996 y reforzado por Trump con 243 cláusulas adicionales.

 

Esta macabra ingeniería de sanciones tiene severos efectos sobre la provisión de energía. Cuba pudo aguantar sin apagones durante un tiempo, pero la aplicación del capítulo III de la Ley Helms-Burton afectó duramente el abastecimiento de combustible.

 

Mucho más dramática es la agresión en el plano sanitario. Cuba logró un manejo extraordinario de la pandemia durante el primer año, con un bajísimo indicador de muertes por millón de personas. Un país totalmente cercado vacunó al 34 % de la población mayor de 19 años con una dosis y logró la increíble proeza de crear las dos primeras vacunas elaboradas en la región. Ya consiguió la autorización para el uso de Abdala y Soberana.

 

Pero las autoridades no pudieron mantener esa misma eficacia frente al reciente rebrote de Covid. Algunos expertos atribuyen esa falla a la reanudación parcial del turismo. Un problema más crítico se verifica en la carencia de otros remedios y en la sub-ejecución de los presupuestos de salud. Para una isla que importa la mitad de los medicamentos básicos el bloqueo es doblemente criminal.

 

El gobierno estadounidense ha multiplicado los sufrimientos de Cuba en el pico del Covid para forzar su rendición. Busca provocar un desastre humanitario para presentar la intervención ulterior como un acto de socorro. Genera víctimas adrede para exhibirse luego como un gran salvador. El músico Rogers Waters ilustró muy bien este operativo, con la imagen de un vándalo que encierra y ahoga a los propietarios de una casa, para capturarla alegando que sus habitantes no saben gestionar esa unidad.

 

Biden ha obstruido también las donaciones y exige canales privados para concretar envíos a la isla sin ningún control de las autoridades. Coronó esa presión publicando un infame documento del Departamento de Estado, que presenta a las misiones de los médicos cubanos en el exterior como un ejemplo de “trabajo forzado”.

 

Ese texto denuncia que los profesionales de la isla son obligados a cumplir contra su voluntad, con una actividad destinada a exaltar los méritos del régimen. Los escribas de Washington están tan habituados a la codicia, el egoísmo y el maltrato imperial, que no conciben la existencia de actitudes de solidaridad internacional. Han naturalizado el modelo de acaparamiento de vacunas y robo de remedios que consumó Trump.

 

No se requiere gran sabiduría para comprender las raíces del descontento social en Cuba. Hay una dura acumulación de padecimiento al cabo de un bloqueo que genera agobiantes privaciones.

 

Las fuerzas en disputa

 

La presencia de muchos enojados con los sufrimientos en la isla es un dato incuestionable. Pero su grado de representatividad es incierto. Los descontentos han confluido con fuerzas derechistas que siguen un guión elaborado en Miami. Esta combinación de diferentes sujetos ya se verificó en el movimiento previo de San Isidro en noviembre pasado.

 

No es un secreto para nadie la activa presencia de una red contrarrevolucionaria. Los derechistas incitan al odio, propician incendios y auspician saqueos. Repiten el patrón de provocaciones que han practicado durante años en Venezuela. El violento tono que están adoptando los voceros de Miami dentro de Cuba, no es reportado sólo por el gobierno. También otras fuerzas de la oposición denuncian la irrupción de nuevas camadas de los viejos gusanos.

 

Si se observan las propuestas que propagan esos grupos, salta a la vista su promoción de un brutal modelo capitalista monitoreado desde la Florida. Ocultan que esa regresión conduciría a la misma devastación neoliberal que empobreció a Latinoamérica en las últimas tres décadas. A diferencia de los simples descontentos, la derecha tiene proyectos muy definidos para restaurar el status cuasi colonial del pasado.

 

La burguesía de origen cubano afincada en el Norte conforma un segmento de enorme influencia en el establishment estadounidense. Está totalmente integrada a la estructura imperial y ambiciona recuperar sus propiedades, luego de retomar el control de la isla. No disimula su odio e incentiva abiertamente la invasión de los marines. El alcalde de Miami explicitó sin ninguna diplomacia ese propósito, al reclamar una intervención con ataques aéreos semejantes a los perpetrados en Panamá y en la ex Yugoslavia.

 

Pero Washington también toma en cuenta el balance de los incontables fracasos en operativos de esa índole. Por eso opta por el curso más indirecto del bloqueo, con la expectativa de crear en la isla una crisis terminal. Con una cruel estrategia de inflexible estrangulamiento, espera precipitar un incendio que derrumbe al régimen y evite la riesgosa carta de la intervención extranjera.

 

En los últimos meses la agresión contra Cuba también escaló por las presiones que desplegaron los derechistas de América Latina. Los líderes de ese sector están muy afectados por las movilizaciones callejeras y las derrotas electorales. Sus principales figuras pierden espacios y han recibido significativos golpes en el principal país de la región (Brasil) y en los tres bastiones del cenit neoliberal (Perú, Chile y Colombia). Bolsonaro, Macri y Duque propician algún acontecimiento de gran impacto contra Cuba, para disipar el fantasma de un nuevo ciclo progresista. Ya comenzaron su incursión con una gran andanada de noticias falsas en las redes sociales.

 

La derecha tiene muy presente cómo los sucesos de la isla han inclinado en el pasado la balanza de la región. El triunfo de 1960 inspiró la gran oleada de proyectos socialistas y la permanencia de la revolución contribuyó a contener el neoliberalismo posterior. Cuba brindó soportes a las grandes rebeliones y a los ensayos progresistas de las últimas décadas y se mantiene como un gran obstáculo para los actuales ensayos neoconservadores. La retaguardia cubana opera como una reserva de proyectos populares de toda la región.

 

Si el dique geopolítico que sostiene la isla es demolido, no sólo Cuba compartiría las desgracias ya padecidas por todo el Caribe. Esa penuria implicaría la aterradora llegada de mafias y narcotraficantes para destruir una sociedad educada, con significativa equidad y aceptable nivel de convivencia. El efecto de esa demolición sobre el resto de América Latina sería igualmente brutal. Una derecha envalentonada multiplicaría de inmediato golpismo, la militarización y el despojo en toda la región.

 

La permanencia de Cuba aporta, por lo tanto, un soporte clave para la lucha de los pueblos latinoamericanos. Ese sostén presenta además un doble carril e incide sobre el futuro de la isla. Una gran derrota del imperialismo crearía el escenario requerido para rescatar a Cuba de su aislamiento. Ese contexto permitiría implementar una política continental de medidas contra el bloqueo.

 

La gravitación de Cuba para cualquier proyecto de emancipación latinoamericana volvió a notarse en las manifestaciones realizadas durante la semana pasada en las puertas de muchas embajadas, en nítida confrontación con los derechistas. La disputa que se libra en el interior de Cuba tiene eco en numerosas ciudades de América Latina. Los dos campos cuentan con significativos soportes fuera del país.

 

El grueso de la izquierda regional sostiene apasionadamente a la revolución y concentra esa defensa en la denuncia del bloqueo. Desenmascara las mentiras de los medios de comunicación, recordando que ese cerco es la principal causa de los padecimientos afrontados por los cubanos. Cualquier política económica para superar las adversidades actuales exige erradicar el acoso externo.

 

Pero no alcanza con las abrumadoras votaciones contra el bloqueo, que recientemente se corroboraron en la Asamblea General de la ONU. Se necesita una presión constante, generalizada y mundial para doblarle el brazo al imperialismo, como ocurrió con el apartheid de Sudáfrica.

 

Tampoco son suficientes los mensajes de condena verbal. Esos rechazos por parte de López Obrador y Alberto Fernández son importantes, pero deben ser complementados con donaciones y envíos de productos faltantes a la isla. Un ejemplo de esas acciones fue la reciente campaña para hacer llegar jeringas a La Habana. En el escenario de la nueva agresión, los defensores de Cuba comienzan a romper la rutina y ya conciben nuevas iniciativas contra el bloqueo.

 

Posturas en la izquierda

 

Aunque las protestas expresan una genuina insatisfacción, su expansión no contribuye a resolver los problemas de la isla. Como ocurre con todas las movilizaciones en cualquier lugar del mundo, el perfil final de esas marchas no depende sólo de las demandas enarboladas o de su masividad.

 

Las experiencias internacionales han demostrado cuán relevante es el papel de las fuerzas políticas actuantes. Hasta ahora la derecha interviene con poca autoridad en esas manifestaciones y ha quedado abierta la disputa con el gobierno, para dirimir quién hará valer su primacía.

 

Al afirmar que las “calles son de los revolucionarios”, Díaz Canel dejó planteado un posible terreno de procesamiento de esa partida. Pero también convocó al debate y a la búsqueda de caminos consensuados para superar la coyuntura actual. Ambos cursos de movilización y reflexión retoman la tradición que sembró Fidel. Ese legado supone transparentar lo que ocurre, informar la realidad y poner el cuerpo en las manifestaciones de defensa de la revolución.

 

Es importante subrayar en el ámbito de la izquierda, que las críticas a la gestión del gobierno deben desenvolverse en el propio campo y no en el bando opuesto de la oposición. Esos cuestionamientos al interior de un proceso revolucionario son tan lógicos como naturales y ya abarcan una amplia gama de temas.

 

Hay objeciones a la oportunidad, implementación y sentido de las decisiones económicas y también críticas a la sustitución de la batalla política por la simple descalificación de los descontentos. No son “delincuentes” o “marginales” y no corresponde encasillar sus acciones como un mero problema de “seguridad del estado”. Muchos manifestantes son sólo víctimas del bloqueo, que han perdido la voluntad de resistencia al imperialismo.

 

También ha sido desacertada la detención de militantes comunistas. La lucha por atraer y reconquistar a la juventud requiere recrear la imaginación para transitar por senderos inexplorados. La revolución necesita retomar la creatividad que mostró Fidel para transformar los reveses en victorias.

 

Pero cualquier iniciativa para mejorar las respuestas en el complejo escenario actual, sólo podrá prosperar en el campo de la revolución y nunca en el bando opuesto. El grueso de la izquierda dentro y fuera Cuba es consciente de ese posicionamiento y sostiene sin ningún titubeo la continuidad de una epopeya de seis décadas.

 

Pero también existe otro universo conectado con la izquierda que propone rumbos diferentes. Considera conveniente el tránsito por una avenida del medio y cuestiona con igual contundencia a los bandos protagónicos de la disputa. Ese espacio adscripto a una “tercera posición” incluye, a su vez, dos grandes variantes.

 

Una primera vertiente socialdemócrata propicia la equidistancia de Miami y La Habana, utilizando argumentos afines a la teoría de los dos demonios. Atribuye todos los problemas de la isla al clima de fanatismo que han suscitado los extremistas de ambos sectores. Pero en ese ejercicio de curioso equilibrio suele olvidar que las fuerzas en confrontación no son equiparables. Hay un poderoso agresor imperial estadounidense, que no tolera el desafío soberano de una isla próxima a sus fronteras.

 

La mirada socialdemócrata del conflicto pondera el diálogo como el principal canal para resolver las dificultades actuales. Pero no aclara la agenda de esas conversaciones. Mantiene indefinida su postura frente a la restauración plena del capitalismo, que los millonarios de Miami esperan concretar mediante el desmonte del sistema político cubano.

 

La socialdemocracia promueve con otro lenguaje la misma desarticulación de la actual estructura institucional del país. Disfraza ese propósito con su ritual exaltación de la “sociedad civil”. En los hechos, propugna la introducción de alguna modalidad del constitucionalismo burgués imperante en el resto de América Latina. Un cambio de ese tipo sepultaría el instrumento político que durante tanto tiempo ha permitido resistir los embates del imperialismo.

 

Los partidarios de la avenida del medio también desconsideran la peligrosidad de los planes derechistas. Cierran los ojos, por ejemplo, frente a la brutal desestabilización que sufre Venezuela y omiten la necesidad de preparar la defensa. Olvidan que la contrarrevolución nunca fue neutralizada con mensajes bonachones.

 

Este enfoque socialdemócrata es complementado por una segunda variante de posturas intermedias, que reúne a las distintas expresiones del dogmatismo de izquierda. Sus voceros se ubican explícitamente en el campo de las protestas y resaltan el carácter legítimo y progresivo de esas marchas. No observan ningún inconveniente en la presencia de fuerzas derechistas en ese mismo terreno y consideran oportuno batallar desde allí por otro rumbo socialista. Pero no logran develar el misterio de cómo podría emerger un rumbo anticapitalista desde un ámbito tan reacio a ese objetivo.

 

Algunos suponen que el universo de la oposición no es tan regresivo e incluso imaginan a la derecha como una fuerza externa que sólo busca “aprovechar la crisis”. No registran su gran incidencia en los acontecimientos en curso. Otros imaginan que el rechazo al capitalismo ya germina en los cuestionamientos de algunos manifestantes a los privilegios de las “Tiendas Especiales”. Suponen que ese eventual dato definiría el carácter general de las movilizaciones.

Con esos extraños razonamientos los dogmáticos describen los padecimientos económicos de Cuba, sin aportar propuestas sensatas para reencaminar al país hacia el socialismo. Mencionan el bloqueo al pasar y cuestionan los efectos nocivos del turismo. Omiten explicar de dónde saldrían las divisas para mantener los logros de la salud o la educación.

Los sucesos de Cuba no constituyen, en realidad, una incógnita tan compleja, ni carente de antecedentes. Ya existe una abrumadora experiencia para aprender de lo ocurrido en las últimas décadas. Ninguna protesta en Polonia, Hungría o Rusia desembocó en la renovación del socialismo. Al contrario, invariablemente anticiparon la restauración del capitalismo. Si se toman en cuenta esos precedentes, el desarme del sistema político conduciría al suicido de la izquierda. Lejos de abrir las compuertas para rejuvenecer el socialismo, garantizaría la demolición de ese proyecto por un tiempo muy prolongado.

 

La batalla en curso

La defensa de Cuba persiste como uno de los principales estandartes de la izquierda latinoamericana. Nadie sabe aún el alcance de esta confrontación, pero la comparación que varios analistas establecen con los exilios de Mariel (1994) ilustra la envergadura de la tensión actual. El escenario regional es muy distinto a ese período y los efectos de esas diferencias son inciertos.

En esa época signada por el derrumbe de la Unión Soviética, el ímpetu agresivo de Estados Unidos y el auge del neoliberalismo, Cuba sorprendió al mundo con su decisión de sostener el proyecto revolucionario. Contaba con el liderazgo de Fidel y la solvencia de una camada que había experimentado grandes triunfos políticos y mejoras sociales.

Ahora impera otro contexto dominado por el repliegue norteamericano, el avance de China, la crisis del neoliberalismo y la renovada disputa regional entre neoconservadores y progresistas. En la isla gobierna otra generación que aspira a continuar la admirable hazaña de seis décadas. No se puede presagiar el resultado de esa batalla, pero hay certezas en los alineamientos de los contrincantes. Cuba no está sola y los pueblos de América Latina se preparan para defenderla.

Fuente e imagen: https://www.alainet.org/es

 

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Cuba: ¿una contrarrevolución?

En los últimos días mucho se ha hablado de Cuba. Por diferentes medios circulan noticias sobre la Isla. Nos hemos enterado de manifestaciones y de actos violentos.

A falta de información veraz, se difunde por redes una campaña con mentiras para contrarrestar «la culpa del bloqueo», con argumentos simplones como que hay dinero para las tiendas en dólares, pero no para el pueblo común que no maneja divisas (Rangel, 2021)

En calles y plazas de las distintas localidades de la República de Cuba  hay movilizaciones en apoyo a la Revolución y el Socialismo.

No obstante, una  campaña de fake news también circulan por diferentes redes sociales.

 

En ese sentido, Díaz-Canel afirmó “que la difusión de mentiras sobre el país no es causada por errores o casualidades, sino que es calculada y cumple con los manuales del Estado norteamericano para intervenir mediante tácticas de guerra no convencional” (Indymedia, 2021)

 

 ¿Qué está pasando en Cuba y qué intervención tiene Estados Unidos en todo ello?

 

En Otras Voces  en Educación publicamos distintas miradas sobre lo que está pasando en Cuba, en esta ocasión, les compartimos un video del Dr. Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo,  para  seguir ampliando la información al respecto:

 

 

Referencias:

Indymedia. (17 de 07 de 2021). Indymedia Argentina. Recuperado el 18 de 07 de 2021, de https://argentina.indymedia.org/2021/07/17/masivas-movilizaciones-este-sabado-en-cuba-en-defensa-de-la-revolucion-y-el-socialismo/

Rangel, Á. V. (17 de 07 de 2021). Surysur/CLAE. Recuperado el 18 de 07 de 2021, de http://www.surysur.net/autor/alvaro-verzi-rangel-clae/

 

Fuente del video:  Canal de YouTube de Miguel Erasmo Zaldivar Carrillo

 

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¿Filantropía o mercenarismo? Legionarios de Goliat (II)

Por: Ernesto Limia Díaz

En su nota publicada en El Toque, Laura Tedesco y Rut Diamint siguen los consejos de Richard Youngs y a codazo limpio tratan de eludir el tema del financiamiento que han recibido de Open Society y de otras instituciones que a su vez son subcontratadas por los contratistas de la NED y la Usaid.

Fue con dinero de Open Society que entre 2009 y 2012 realizaron un trabajo de investigación sobre líderes políticos en Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Se entrevistaron con 285 políticos, incluidos expresidentes, exvicepresidentes, vicepresidentes en ejercicio, alcaldes, alcaldesas, diputados, senadores, líderes de partidos políticos, periodistas y dirigentes sindicalistas. Los resultados les permitieron publicar en 2015 en Londres un libro panfletario en el que todos los dirigentes más radicales del progresismo, a pesar de haber llegado a la presidencia en elecciones democráticas, son “conceptuados” de usurpadores. No escapa ninguno: Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Rafael Correa y Hugo Chávez; a Nicolás Maduro le suben la parada y lo tachan de “dictador”.

El trabajo de investigación sobre líderes políticos en Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela, realizado con dinero de Open Society, les permitió publicar un libro panfletario donde los dirigentes más radicales del progresismo son “conceptuados” de usurpadores. Fotos: Archivo.

Ya estaban preparadas para empeños mayores y recibieron fondos para el proyecto “Diálogos sobre Cuba”. Desde 2016 han estado cuatro veces en la Isla y visitaron La Habana, Cienfuegos y Santa Clara; a su vez, en 2016 y 2018 asistieron a las conferencias anuales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) Raúl Roa García. Todavía les quedó suficiente dinero para organizar conferencias en Buenos Aires, Miami y Madrid, en el camino trazado para agilizar eso que nuestros adversarios han dado en llamar la “transición democrática” —o sea, el regreso de Cuba al capitalismo—. No hablan del origen de esos fondos; pero los resultados de sus trabajos salen demasiado a menudo en Open Democracy y Nueva Sociedad —revista de la Fundación Friedrich Ebert, vieja tapadera de la CIA y la NED—.

En la referida nota intentan velar sus propósitos, o —para ser más exactos— el de sus contratistas: “No promovemos el aniquilamiento, sino el diálogo, la reconciliación aun en escenarios complejos”, dicen. ¿Les habrán preguntado a Marco Rubio y a la ultraderecha de la Florida si aspiran a algún tipo de reconciliación? No creo que batistianos y neofascistas piensen en ello, pero la esencia de lo que sí piensan estas dos legionarias que pretenden dar lecciones queda expuesta en breves líneas de su texto: “¿A qué le tienen miedo? Sabemos que la pérdida del statu quo va a significar la desaparición de los privilegios para algunos, eso es una revolución viva. Esta revolución moribunda, como es evidente, solo sirve a unos pocos” (Tedesco y Diamint, 2021). O sea, la nuestra es una “revolución moribunda” que “solo sirve a unos pocos”. Ellas trabajan para hacer la que aprendieron con Richard Youngs: la de “colores”.

Laura Tedesco y Rut Diamint mienten cuando esgrimen que sus conferencias en Miami, Buenos Aires y Madrid —en medio de la arremetida de la administración Trump— son para debatir el rol de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y no persiguen el interés de aniquilarlas en el plano simbólico. Algunas de sus publicaciones previas al evento muestran lo contrario.

“¿Les habrán preguntado a Marco Rubio y a la ultraderecha de la Florida si aspiran a algún tipo de reconciliación? No creo que batistianos y neofascistas piensen en ello”.

“De militares a gerentes. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba” (Nueva Sociedad, no. 278, noviembre-diciembre, 2018)

Tanto en su rol militar como económico, los miembros de las FAR han sido el ángel custodio de la Revolución. Como tal, se han mantenido invisibles, fieles a los hermanos Castro y al imaginario revolucionario, dispuestos a servir tanto en misiones internacionales como en la agricultura cubana o detrás de escritorios de empresas turísticas.

[…] hay preguntas que son importantes en la Cuba actual: en un contexto en el que la amenaza de invasión estadounidense se desdibuja, ¿cuál es el rol de las FAR? Por varias razones, a los gobernantes cubanos, incluyendo al actual presidente Díaz-Canel, les conviene seguir viviendo en el enfrentamiento de la Guerra Fría. En varios sentidos, la Revolución Cubana, especialmente su ala más conservadora, está más cómoda con Donald Trump en la Casa Blanca que con Barack Obama. Este statu quo evita la incertidumbre del cambio.

Hay una contradicción que vale la pena resaltar. Los mismos militares que siguen pensando el mundo desde la lógica de la Guerra Fría se han reconvertido en empresarios que negocian con extranjeros. Su rol para defender la Revolución es, actualmente, asegurar la entrada de divisas. Han aceptado una apertura controlada en lo económico, pero en lo político y en lo militar su pensamiento histórico sigue intacto.

La ausencia de Fidel y un Raúl octogenario abren muchos interrogantes sobre el rumbo futuro de la fidelidad de los miembros de las FAR, la forma de resolver las diferencias entre “fidelistas” y “raulistas” o qué condiciones impulsarán a las FAR a ser agentes de cambio u obstáculos para las transformaciones que proponga el gobierno de Díaz-Canel.

[…]

Las FAR siguen inmersas en la Guerra Fría tanto en sus doctrinas como en su armamento y su manera de entender el mundo. Por razones estratégicas, la mayoría de sus integrantes no habla con extranjeros y solo se relaciona con cubanos para repetir las glorias de los primeros años de la Revolución. No publican su presupuesto, ni cifras de personal. No hay estadísticas. Ni fotos. No son visibles. Y el analista que intenta estudiarlas termina preguntándose si realmente existen hoy unas FAR o simplemente hay un grupo de hombres y mujeres con entrenamiento militar que cumplen funciones en el terreno económico en un país un tanto a la deriva, estancado y cada vez más solo.

“Cuba ¿final a la deriva?” (Open Democracy, 2 de mayo, 2019)

La sobrevivencia eterna de la revolución es una utopía que ni los propios generales de las FAR pueden creerse. Es posible no sepan cómo salir. Ni cómo protegerse a sí mismos en un proceso de cambio.

Díaz-Canel podría ir ya preparando su transformación a reformista o su discurso de despedida. Cuba necesita un líder que surja de las instituciones cubanas (¿quizás un miembro de las FAR, una de las instituciones más respetadas por los cubanos?), capaz de dialogar con el régimen y con los que ya están agotados del régimen. Un líder que quiera reconciliar el pasado con el futuro, que entienda e incluya a la diversidad de la sociedad cubana. Que no quiera rendirse a los pies de los Estados Unidos, pero tampoco condene a las próximas generaciones a las penurias y limitaciones del actual sistema cubano. La historia de la revolución cubana con sus luces y sombras merece, por lo que representó en la región, frente a los avances imperialistas de Estados Unidos durante la guerra fría, un final respetuoso y digno. Mientras contemplamos la larga agonía venezolana, podríamos ir aprendiendo cómo evitarla.

 “Cuba, la pandemia y las FAR” (Nueva Sociedad, julio, 2020)

Cuba se distingue de la mayoría de los países latinoamericanos porque sus Fuerzas Armadas no han estado involucradas en violaciones de derechos humanos y mantienen un alto nivel de popularidad. Sin embargo, existe una mirada crítica hacia los altos mandos de las FAR por considerarlas las dueñas de la economía [sic], especialmente por su manejo casi exclusivo del sector turístico. Las clases sociales que la Revolución intentó borrar del mapa cubano están bien determinadas en una de sus instituciones más emblemáticas: los altos mandos de las FAR se han convertido en empresarios capitalistas, y los mandos medios y bajos (aún más los soldados que realizan el servicio militar) representan al pueblo cubano. Es importante hacer esta distinción para poder descifrar las opiniones de los entrevistados y de las publicaciones oficiales e independientes sobre el rol de las Fuerzas Armadas durante esta pandemia.

[…]

Las misiones médicas que el gobierno ha enviado al exterior se confunden, a veces, con las FAR. Un artículo en France 24 recordaba que Fidel Castro aseguraba en 1998 que ningún profesional sanitario sería alfil político de su gobierno por el mundo. “Nuestros médicos no se mezclarán lo más mínimo en asuntos de política interna. Serán absolutamente respetuosos de las leyes, tradiciones y costumbres de los países donde laboren. No tienen por misión propagar ideologías”. Es difícil constatar si todos los miembros de las brigadas médicas son simultáneamente activos de las FAR. En junio pasado, un médico de la misión en Andorra, capitán del Ejército, abandonó la misión justo antes del regreso a Cuba. Se supone que ha solicitado asilo en España, pero no hay información en los medios sobre su paradero. El médico era un miembro activo de las FAR y jefe de la misión.

Aunque las medidas adoptadas en Cuba responden a una situación de emergencia y son similares a las que han acordado muchos otros países, hay un vacío legal respecto a regular la participación de las FAR, y existe una tradición del régimen de ajustar sus políticas con el auxilio de unas Fuerzas Armadas seleccionadas por su lealtad a la Revolución.

[…]

Hoy, la crudeza de la vida cotidiana hace desaparecer la energía para pensar en otras cuestiones. Lo urgente, resolver el día a día, se lleva todo por delante. Quizás por eso la COVID-19 no figura entre los titulares. Podríamos concluir que la pandemia no parece ser un grave problema de salud pública en Cuba como sucede en Brasil, México o Argentina. La consecuencia más inmediata es que, en Cuba, la jerarquía de las Fuerzas Armadas continúa asegurando sus privilegios, ahora encumbrados merced a las tareas sanitarias. Gracias a las dificultades económicas vinculadas a la COVID-19, las FAR refuerzan su poder económico, mientras los cubanos, a quienes la Revolución vino a liberar, sobreviven condenados al desabastecimiento y las colas infinitas.

Después de los acontecimientos de noviembre —y en correspondencia con la hoja de ruta trazada por Youngs—, cuando se calmaban las cosas convinieron en que era momento de pasar a un escalón superior y el 11 de diciembre de 2020 publicaron un nuevo artículo en Open Democracy: “En Cuba, el unicornio azul se perdió, la Revolución también”. Mienten una y otra vez para brindar legitimidad a los personajes de la piyamada de San Isidro, a la vulgaridad que condiciona las actividades de muchos de ellos y su orientación anexionista; para pasar por alto el acto de desacato del marginal procesado penalmente, quien en un video grabado por él mismo declaró a Trump su presidente, y con posterioridad confesó sus vínculos con un individuo que organiza actividades terroristas contra Cuba desde el territorio de Estados Unidos. Tampoco dicen que uno de sus integrantes —el 27 de enero volvió a la carga en el Ministerio de Cultura— solicitó la intervención armada del ejército yanqui; ni que desde el terreno —en franca violación de los preceptos de la Convención de Viena para las relaciones diplomáticas— Timothy Zúñiga-Brown condujo la provocación de San Isidro en noviembre de 2020.

“Mienten una y otra vez para brindar legitimidad a los personajes de la piyamada de San Isidro, a la vulgaridad que condiciona las actividades de muchos de ellos y su orientación anexionista”.

Mienten al afirmar que “…los jóvenes cubanos, que sí tienen acceso a las redes, elijen otras vías de información que ya no son las generadas en Miami. Existen medios de comunicación como 14ymedio, El Toque, Periodismo de Barrio, El Estornudo, Diario de Cuba o el podcast El Enjambre cuyos editores y periodistas son jóvenes que viven en Cuba” (Tedesco y Dimint, 10/12/2020). En primer lugar, la mayoría de los jóvenes cubanos es revolucionaria; no pongo en duda que alguno lea sus noticias, pero a estas alturas ya se sabe de qué van; en segundo, porque la retórica de ambas politólogas esconde un pequeño detalle: varios de esos sitios digitales operan fuera de Cuba y en lo que sí coinciden todos es que al igual que los de Miami tienen una orientación ideológica neoliberal y son pagados con los fondos de los programas de cambio de régimen de la Usaid y la NED, por tanto, forman parte de la plantilla editorial del gobierno de Estados Unidos.

Mienten cuando dicen que luego de los hechos de noviembre en el Ministerio de Cultura se produjo en La Habana un despliegue militar para reprimir en caso de manifestaciones. Todo el que conoce a Cuba sabe que fue el pueblo quien enfrentó en el malecón habanero la manifestación contrarrevolucionaria del 5 de agosto de 1994, y que la historia se volvería a repetir ante una nueva edición de un hecho como ese, sin contar que hablan de un grupito provocador con muchas ganas de posar para cámaras y videos y una plataforma mediática para sobredimensionarlo.

Mienten cuando tratan de hacer creer que en Cuba hay un clima de intolerancia y de falta de libertad de creación. Ellas mismas se desdicen en su artículo:

En este punto queremos resaltar que desde 2016 hemos realizado varios viajes de estudio a Cuba y si algo nos había llamado poderosamente la atención había sido la cantidad de obras de teatro con una visión muy crítica de la situación política, económica y cívica. Jóvenes actrices, actores, escritores, directores de teatro o de cortos cinematográficos, fotógrafos, curadores, escultores o pintores encontraban espacios donde expresar su descontento, cansancio con la censura y profunda desilusión con la vida cotidiana y el futuro. Sin embargo, ninguno de ellos se consideraba contrarrevolucionario (Tedesco y Diamint, 10/12/2020).

Como decimos acá: “te peinas, o te haces papelillo”. Queda claro que el proyecto “Diálogos sobre Cuba” tiene un sentido político. Sus autoras están descolocadas acerca de la realidad nacional; de poco les han servido sus visitas. Confunden el interés de un pequeñito segmento con las aspiraciones de un pueblo que lucha por edificar su presente y futuro socialista en condiciones estoicas; sin contar que hace rato dejaron de hacer ciencia para dedicarse al activismo político. Su artículo lo pone en evidencia:

¿Qué actitud han tomado los organismos regionales o internacionales frente a la violencia del Estado sobre los artistas? Según el relevamiento que pudimos hacer, y que seguramente es incompleto, de las 30 publicaciones de mayor prestigio internacional que contaron las agresiones a los miembros del Movimiento San Isidro, de ellas, 22 son de medios de Europa y Estados Unidos y 6 de medios de América Latina. Naciones Unidas no se expresó. Los organismos regionales están paralizados. Incluso, presidentes que se vanaglorian de su defensa de la libertad se quedaron callados. La izquierda latinoamericana parece haberse quedado atrapada en los años 70. Nada de los sucesos que las matrices: Rusia y China, adoptaron para sobrevivir, ha modificado el anquilosado ideal de una revolución fallida. Se escudan en el bloqueo y eso les alcanza para negar los fracasos que cotidianamente abruman a los ciudadanos de Cuba. En contraste, Venezuela centra la atención de medios y de políticos, aunque el sufrimiento y la represión no son muy diferentes en los dos casos.

Mientras tanto, los ciudadanos cubanos viven abrumados por la represión, la dolarización de su economía, la escasez de alimentos, la indiferencia de la región, las sanciones del gobierno norteamericano y un sinnúmero de académicos, periodistas e izquierdistas trasnochados que creen que Cuba ha alcanzado el paraíso socialista (Tedesco y Diamint, 10/12/2020).

“La mayoría de los jóvenes cubanos es revolucionaria; no pongo en duda que alguno lea sus noticias, pero a estas alturas ya se sabe de qué van”. Foto: Kaloian Santos Cabrera / Juventud Rebelde.

En el fondo comprendo que la ofuscación nuble sus sentidos: están en juego su proyecto y su más importante logro en cuatro años: identificar un “joven” dramaturgo, con talento y obra, que se dice revolucionario. Lamento anunciarles que Yunior García Aguilera, camino a los 39 años, ya no es un joven. En cuanto a la condición revolucionaria de este hombre hecho y derecho, al que jamás se le ha censurado una puesta y ha hecho causa común con anexionistas y trumpistas, prefiero remitirme a lo que puso en boca del personaje Cordelia uno de los grandes de su gremio: “El tiempo descubrirá lo que encubren los pliegues de la astucia” (“El rey Lehar”, acto I, escena I).

Bibliografía:

Shakespeare, William: “El rey Lehar”. Obras completas, Aguilar S. A. de Ediciones, Madrid, 1951.
Tedesco, Laura: “De militares a gerentes. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba”, Nueva Sociedad (Buenos Aires), no. 278, noviembre-diciembre, 2018.  
____________ y Ruth Diamint: “Cuba ¿final a la deriva?”, Open Democracy, 2 de mayo de 2019. Disponible:https://www.opendemocracy.net/es/democraciaabierta-es/cuba-final-a-la-deriva/�� (consultado 2 / 1 / 2021).
________________________: “Atrapados en Cuba”, Open Democracy, 18 de febrero de 2020. Disponible:https://www.opendemocracy.net/es/democraciaabierta-es/atrapados-en-cuba/ (consultado 28.1.2021).
_________________________: “Cuba, la pandemia y las FAR”, Nueva Sociedad (Buenos Aires), julio de 2020. Disponible:https://nuso.org/articulo/cuba-la-pandemia-y-las-far (consultado 26.1.2021).
_________________________: “En Cuba, el unicornio azul se perdió, la Revolución también”, Open Democracy, 10 de diciembre de 2020. Disponible:https://www.opendemocracy.net/es/cuba-perdio-la-revolucion/ (consultado 29.1.2021).
_________________________: “La cobardía de la desinformación”, El Toque, 25 de enero de 2021. Disponible:https://eltoque.com/la-cobardia-de-la-desinformacion/ (consultado 25.1.2021).

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2021/02/04/filantropia-o-mercenarismo-legionarios-de-goliat-ii/

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Tres virus afectan al pueblo venezolano: Covid-19, bloqueo criminal y dolarización cotidiana

Por: Jesús Chucho García

El cambio de los estilos de vida, la economia, la alimentacion, el trabajo, en fin, a partir del surgimiento del virus Covid 19 es una realidad inobjetable.

Mientras el virus sigue aumentando a nivel mundial, otro Virus se ha venido incubando desde el primero de enero del 2017, cuando Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos y comenzó a atacar a aquellos pueblos y Estados que no se sometieran a sus mandamientos.

A ocho meses de haberse inciado el Covid 19 en Estados Unidos, la administracion Trump en medio de su ignorancia o como digo algunas veces…ignorando su propia ignorancia, sin proponerselo hizo alianza con el Covid 19 para acabar con un alto procentaje de afroamericanos, latinos, migrantes y miles de pobres en ese pais.

La primera potencia mundial hoy tiene 4.802.491 infectados y han muertos 157.53, siendo los mas afectados los Estados del sur (Las dos Carolinas, Georgia, Lousiana (New Orleans), Alabama, Virginia Tennesse, Mississippi.) A esa situacion se suman casi dos millones de desempleados tirados a la calle como perros que se sumarán a más de cincuenta millones de sin hogares en ese país y lamentablemente seguirá en ascenso, así como la mayoría de sus aliados convertidos en el Cartel de Lima, tienen la más alta tasa de contagiado y muertos, tales como Ecuador (5877 muertos) , Peru (20,424 muertos) Brasil (100.001 muertos) y Colombia (11.939 muertos) quienes no recibieron apoyo de Trump, y hoy se han visto escenas terribles como en Ecuador, Peru, Brasil de deshumanización, quemando cadáveres en las calles odejando morir a la gente en las puertas de los hospitales, en parte es el costo político de dejarse llevar por un presidente que a perdió el sentido de la Realidad.

El Trump Virus o Trump2020, a ordenado al cuervo (Elliot Abrahams), agudizar el bloqueo contra Venezuela, unos de los países con un bajo porcentaje de contaminados y muerte por el Covid 19 (202 muertes) y a ello hay que sumarles los muertos debido a las medidas criminales de Trump contra el pueblo venezolano, la cuales son mas altas debido al bloqueo o virus Trump.

El pueblo venezolano ha resistido a esos dos virus, el primero iniciado en el 2017 y el Covid 19.

El capitalismo ha sido tocado en sus bases estructurales, se resienten las perdidas, las caídas en la bolsas de valores de ahí que ha recurrido al saqueo con nuevos inventos como el de Inglaterra de robarnos nuestras reservas en oro por estar en desacuerdo con el gobierno del presidente Maduro o simplemente por reconocer a un autonombrado presidente, Juan Guaído, detestado por los sectores de la misma oposición y hasta por algunos senadores y representantes del Congreso de los Estados Unidos por incapaz y ladrón. Trump, vía el autonombrado presidente, se apropio de nuestra empresa CITGO y otros millones de dolares que tenían el gobierno bolivariano en algunos bancos de ese país. La administración Trump y un sector de la Unión europea conforman la nueva piratería así como nuevas formas de intervención.

Mientras el pueblo venezolano resiste heroicamente antes los dos virus anteriores ahora, tenemos el tercero y es el fenomeno de la dolarización cotidiana. Ya el equipo de Mujeres del Movimiento Afrorevolucionario Juan Ramón,   expusierón los efectos perversos y hasta cierta permisividad del gobierno de que en casi todas la tiendas, abastos, y hasta los buhoneros y bachaqueros todo lo cobran en dolares y los salarios de obreros y profesionales oscilan entre entre 3 y diez dolares mensuales. Ese virus esta creciendo. Hay que atacarlo rapidamnete, ante el cual el gobierno debe sincerar esta situación, pues lamentablemente la aspiración de Chávez  de marchar hacia la igualdad socioeconomica  se está esfumando. Aún es tiempo, este tercer virus depende, en su solución, en gran parte del gobierno bolivariano. Ya las barreras de diferencias de clases en el mismo sector chavista bolivariano es repugnante. Es lo que el presidente Maduro llamó  en su primer discurso a la nacion la Boliburguesia.

Como dice el Movimiento Afrorevolucionario «pasar de la hipertrofia de la democracia participativa a crear la bases de un proceso revolucionario participativo, antimeprialista y antineoliberal. Venceremos los tres virus.

Fuente:  https://www.aporrea.org/tiburon/a293733.html

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Cuba: Voluntad y creatividad educativas frente al bloqueo

Redacción: Juventud Rebelde

Mantener una educación con cobertura total y gratuita, con las limitaciones que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, es una misión de titanes, como se demostró en la conferencia de prensa ofrecida recientemente por el vocero oficial del Ministerio de Educación

 

Mantener una educación con cobertura total y gratuita, con las limitaciones que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, es una misión de titanes, pues este cerco provoca afectaciones en la calidad del servicio que se oferta en todos los niveles de enseñanza, expresó Paul Torres Fernández, vocero oficial del Ministerio de Educación, en conferencia de prensa, ofrecida recientemente en La Habana.

El especialista explicó que aunque Cuba dedica el 23 por ciento del presupuesto del Estado a tal actividad y el 6 por ciento de su Producto Interno Bruto a la enseñanza, cifra similar a la de un país desarrollado, la capacidad para adquirir lo que se necesita se ve limitada porque es preciso realizar las compras en países lejanos, lo cual implica altos costos de fletes.

En tal sentido ejemplificó que traer un contenedor de 40 pies desde China tiene un costo por concepto de flete de 5 200 dólares, si se trajera de Estados Unidos el costo sería de 2 000 dólares.

Otras afectaciones como el limitado acceso a Internet, restringe la posibilidad de los maestros de consultar textos e informaciones vinculadas con su gestión, así como también entorpece el intercambio académico con profesionales de ese sector en Estados Unidos, detalló.

El bloqueo atenta también contra la capacidad para enfrentar el deterioro de los centro escolares. En consonancia, Torres Fernández destacó que hoy 44 círculos infantiles tienen cierre total y 46 cierre parcial por malas condiciones constructivas, una afectación directa para la madre trabajadora.

«Carencia de medios de enseñanza para la escuela primaria, de sustancias y reactivos químicos para los laboratorios de las secundarias básicas y los preuniversitarios, así como de maquinarias y herramientas para los politécnicos son otras de las limitaciones que impone el injusto bloqueo», explicó.

En el caso de la enseñanza del idioma inglés, de 88 escuelas solo ocho tienen laboratorios, imprescindibles para la mejor comprensión y aprendizaje de esa lengua extranjera. La limitación de computadoras y otros medios como televisores también se siente en los centros escolares, al punto de que hay escuelas primarias que hoy solo cuentan con una computadora para todos los alumnos, expresó.

«Y el bloqueo es también en la vida cotidiana fuera de la escuela, lo cual afecta a la maestra, a la familia del estudiante y al propio estudiante. Y no se puede dejar de pensar en aquellos alumnos con limitaciones educativas especiales, que requieren de costosos recursos para su aprendizaje», concluyó. (Margarita Barrios)

Fuente: http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2018-10-11/voluntad-y-creatividad-educativas-frente-al-bloqueo
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El bloqueo también deja huellas en la Educación cubana

Cuba/06 de febrero de 2018/Por Indira López Karell/ Radio Cadena Agramonte.

Hoy el pequeño Dorian Pérez Acosta es un niño alegre, lleno de sueños, que disfruta cantar, se interrelaciona con los demás y ha mejorado sustancialmente su lenguaje oral, a pesar de ser diagnosticado en sus primeros años de vida con trastornos del espectro autista.

Como él, cada día son atendidos gratuitamente cientos de infantes con necesidades educativas especiales en varios centros de ese tipo de Educación, existentes a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional, aun en medio del férreo bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de EE.UU. hacia Cuba por más de medio siglo.

Si bien es conocido que el Estado revolucionario, de esencia humanista y solidaria, no deja a nadie desamparado, y destina un presupuesto millonario a la formación de esos infantes. Cabría preguntarnos cuánto más podría hacer el país de no sufrir los rigores que nos impone esa genocida política.

Sin dudas, uno de los subsistemas más dañados como consecuencia de esa flagrante violación a los derechos humanos es el de la Educación Especial, que ha afrontado múltiples limitaciones.

Por citar algunos ejemplos, Cuba ha tenido que importar las máquinas Braille y otros recursos necesarios para el aprendizaje de niños ciegos y débiles visuales desde otros mercados, situación que también enfrenta en la adquisición del papel Braillón, imprescindible en ese tipo de enseñanza.

Asimismo, el programa nacional de construcción de escuelas especiales ha sido afectado por la  criminal política unilateral de EE.UU., lo cual obstaculiza la plena inserción social  de niños, adolescentes y jóvenes que sufren algún tipo de discapacidad.

De igual forma, el recrudecimiento de ese cerco incide en el abastecimiento de materiales básicos como lápices, libretas y papel para uso general del proceso docente.

Además, esa guerra económica obstruye el acceso a tecnologías y herramientas informáticas indispensables para la formación y la creación de programas educativos, especialmente en las universidades; limita el intercambio científico entre investigadores e instituciones pedagógicas de ambos países, así como el acceso a bibliografía.

Al no permitirse el intercambio postal con casas de altos estudios estadounidenses, la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, institución que exhibe un sólido prestigio nacional e internacional, padece  afectaciones a la hora de recibir materiales bibliográficos destinados a la superación profesional, en carreras de las Ciencias Agropecuarias, Ingeniería Química, Arquitectura e Ingeniería Civil, entre otras.

Las pérdidas derivadas del bloqueo en el sector educacional resultan reveladoras de los desafíos que enfrenta el Estado cubano.

No obstante, la Revolución no escatima esfuerzos para devolverles la esperanza a niños como Dorian Pérez Acosta, realidad que contrasta con la de otras naciones y convierte a nuestro sistema educacional en referente para el mundo por su carácter gratuito, masivo e inclusivo.

Fuente de la Noticia:

http://www.cadenagramonte.cu/articulos/ver/76841:el-bloqueo-tambien-deja-huellas-en-la-educacion-cubana

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