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Escuelas y agricultores locales, unidos para alimentar a los niños en Guatemala

En este año de cierre de colegios por la pandemia, los almuerzos del comedor se han sustituido por entregas periódicas de productos cultivados por personas de la zona. En el país centroamericano, uno de cada dos niños carece de acceso a alimentos y la tasa de desnutrición es la mayor del continente.

En unos días empezará la recolecta de los tomates de Manuel Quej Tipol, y no solo lo celebra él. El director de la escuela Manuela P. de Contreras, en el silvestre municipio guatemalteco de Tamahú, también los espera con ganas. Aunque los colegios lleven casi un año cerrados por la pandemia, los almuerzos del comedor se han sustituido por entregas periódicas de alimentos sin procesar y cultivados por agricultores locales como Manuel. Cada 25 días, los 457 alumnos del centro reciben las jugosas verduras del joven productor, los frijoles de Irma Alesia y los plátanos de Rosalina Rax. Aunque desde 2017 existe una ley que obliga a las escuelas a comprar al menos la mitad de los ingredientes a agentes locales, Tamahú es el primer municipio del departamento de Alta Verapaz en cumplirlo. Por eso, cada vez que Quej recoge la bolsa que le corresponde por su hija Andrea, de seis años, el orgullo es doble.

Cuando Manuel Quej mira sus ocho cuerdas de tomate cultivado —el equivalente a 3.632 metros cuadrados— se le escapa un largo suspiro. Hace siete meses que esta plantación, localizada en la ladera fuertemente inclinada de una montaña de la zona, se inundó por completo a causa de los dos huracanes que azotaron Centroamérica. A principios de noviembre, fue Eta y solo unas semanas después, Iota. “Arrasó con todo”, relata. “Esto que ve era todo lodo. No salvé ni una caja de tomates”. La tierra, sin embargo, no conserva ninguna cicatriz de ese pasado. Hoy en su terreno lucen incontables hileras de plantas con brotes verdes y miles de frutos colgando. Andrea se agacha frente a ellos a revisarlos con su papá. “Ya están casi”, indica la experta. “Estaba bien bonito el frijol cuando el Eta se lo llevó todo”, dice Alesia unas horas más tarde desde su pequeña finca, a pocos kilómetros de la de Quej. Desde que recoja el frijol de esta siembra, plantará maíz.

Los estragos de los ciclones han sido muy difíciles de sobrellevar. El acuerdo con las escuelas ha sido la esperanza de muchos

Los estragos de los ciclones han sido muy difíciles de sobrellevar, sobre todo para estos pequeños agricultores a los que la pandemia prohibió la venta ambulante. Sin embargo, el acuerdo con las escuelas ha sido la esperanza de muchos. Déborah Suc, técnico territorial del Programa de alimentación escolar de la FAO Guatemala, en coordinación con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, visita regularmente comunidades rurales como esta, la Aldea Naxombal, para incentivar a que cada vez sean más los productores que se inscriban oficialmente como tales. “Muchos de ellos trabajaban la tierra de más informal. El problema de los pueblos es que muchos no se fían o piensan que perderán sus ganancias por pagar impuestos. Entonces, toca venir y explicarles que es por el bien de todos. Por el de sus hijos y por el de sus propios negocios”, explica.

 

 

Irma Alesia, con sus hijos, en el huerto familiar de frijoles en Tamahú, Guatemala, en febrero.
Irma Alesia, con sus hijos, en el huerto familiar de frijoles en Tamahú, Guatemala, en febrero. JVS

La Ley de Alimentación Escolar, aprobada en 2017, está pensada para apoyar dos grandes sombras del país: la empobrecida economía del sector primario y las elevadísimas tasas de inseguridad alimentaria. En Guatemala, uno de cada dos niños padece desnutrición crónica. Es el país de Latinoamérica más afectado y el sexto a nivel mundial, según datos de Acción contra el Hambre y Unicef. Lo que establece la normativa es que las 34.000 escuelas oficiales tienen que adquirir, al menos, el 50% de los productos a proveedores locales. Los menús se van adaptando en función de la oferta y las temporadas y tienen un valor de cuatro quetzales por niño al día (medio euro). “Así también garantizamos que la calidad sea óptima”, resume Milton Orozco, enlace institucional de la FAO con el Programa de Alimentación Escolar: “Es un programa en el que ganan todos”.

Para Carlos Carrera, el representante de Unicef Guatemala, las refacciones son el gancho para que muchas familias mantengan a sus hijos matriculados: “Nos temíamos que muchos niños abandonaran la escuela y ha pasado justamente lo contrario. En parte, por este programa de alimentación escolar y también por el seguro médico impulsado por el Gobierno. Siempre es malo que haya abandono, pero el de este último año es relativamente pequeño”. En 2020, 106.000 estudiantes dejaron prematuramente las clases. Esta cifra cayó del 4,2% al 1,5% en primaria y del 3,7% a 2,7% en infantil, con respecto al año anterior, según cifras del Ministerio de Educación.

Desde 2017 las escuelas tienen que adquirir al menos el 50% de los productos a proveedores locales, quienes definen los menús en función de las temporadas. Corresponde medio euro por alumno al día. 

Pero para materializar la normativa hace falta la coordinación del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, el de Educación y toda una red de pequeños productores que ni siquiera están inscritos como tales. En todo el departamento constan 119 agricultores y en el municipio de Tamahú, apenas cinco, según datos de la delegación local de la FAO. Pero son muchos más. “Detrás de cada uno inscrito hay muchas personas que también cosechan y lo respaldan. Es una red que se aglomera en unos pocos como don César, que es quien emite la factura”, explica Déborah Suc.

Don César Ja Juc es el presidente de la Asociación de Productores de Agricultura Familiar, una cooperativa con 55 socios. Uno de los motores económicos del municipio y donde descansa la ilusión de una comunidad que pelea por salir adelante entre tanta dificultad. En un amplio cobertizo de madera se apilan frutas, verduras y legumbres de unos y otros, ordenadas en cajas de plástico amarillo. Desde este galpón se preparan las bolsas de alimentos que luego se llevan a las 34 escuelas de la zona. “Es un orgullo porque somos un gran equipo y nos aconsejamos. Cuando uno necesita semillas, el otro se las presta y le recomienda otros cultivos o fertilizantes… Nos alegra también estar alimentando a los más pequeños”, dice desde el local. Al medio centenar de productores que le escuchan hablar se les nota la sonrisa incluso detrás de la mascarilla. Esto les ha unido más.

HARINA DE MAÍZ, VERDURAS, FRIJOL Y PLÁTANOS

En las escuelas, el día del reparto de alimentos es una fiesta. A las siete de la mañana ya hay una larga cola de mujeres con bolsas de rafia vacías y el susurro de despensas sin llenar. Una hora más tarde, se abren las puertas del colegio Manuela P. de Contreras y varios profesores reparten gel hidroalcohólico y toman la temperatura. “¿Primero de primaria?”, pregunta la mamá de Olga Marina, Alba Estela y Gloria Florida. La profesora de Olga, Enma Ta Morales, agita la mano para que la reconozca y sepa a cuál de las mesas dirigirse. Detrás de la mascarilla y la careta de plástico es complicado saber quién es quién.

Se saludan con toda la cercanía que permite las medidas de seguridad y le cuenta brevemente que su hija la extraña. Luego, recoge las dos bolsas que le tocan y firma con el dedo. Por cada alumno, tres libras (1,4 kilos) de frijol negro, dos saquitos de harina de maíz, 15 huevos, un kilo de azúcar, una libra (0,5 kilos) de ejote (habas), un litro de aceite de girasol y un par de kilos de verduras. En otro pupitre gastado y bajo un letrero escrito a mano en el que dice: “Quinto A y B”, Sergio Vinicio López recibe a la siguiente madre. La de Marvin.

“¿Firmás o con huella, mija?, le pregunta mezclando español y poqomchi, la lengua indígena de la zona. La señora muestra el dedo ya manchado de tinta azul. “¡Ay, cómo tenés ese dedo! ¡Muchos hijos!”, responde a carcajadas. Es madre de cuatro. La mayoría de las que llegan son mujeres analfabetas que no tienen firma. “La semana que viene, primero Dios, reabrimos”, explica el profesor, “Y estamos deseando volver a ver a los niños, así sea en estas condiciones. En mis grados ya es muy normal que muchos dejen la escuela y empiecen a trabajar. Si no vuelven rápido a las aulas, seguro que alguna de mis niñas serán mamás al año que viene y los varones empezarán a trabajar el campo”.

ROSALINA RAX, LA PRIMERA MUJER PROVEEDORA DE MUCHAS

Cultiva plátano, maíz y frijol desde los 21. Rosalina Rax, 24 años, llega a la escuela en la moto de segunda mano que compró gracias a las ventas de su familia del último año, cerca de 150.000 quetzales (17.000 euros). Es de Panzos, un pueblo del departamento de Alta Verapaz, y el año pasado se unió al grupo de cinco proveedores inscritos al programa de alimentación escolar. Es la primera mujer en hacerlo. “Pero de seguro no la última”, afirma con orgullo pero humildad. Y es que no fue fácil. “Al principio otros agricultores hablaban mal de mí para que no me compraran. Tenía miedo y rabia”, cuenta. Hoy es el ejemplo de su comunidad. La siembra es la principal fuente de ingresos de los 12 miembros de la familia. Tíos, esposo, cuñados y suegros; todos están implicados y siguen las directrices de esta joven. A veces, como hoy, se acerca para ver las caras de las madres que llevan sus alimentos a casa. La satisfacción se le nota en los ojos. No se queda mucho rato, mañana entrega a la escuela Poza Azul Uno (85 alumnos) y San Vicente La Playa (268 alumnos), y aún queda mucho trabajo por hacer. Lleva días dándole vueltas a comprar algunas gallinas ponedoras y vender sus huevos también: “Hay tantas cosas que podemos hacer. Si yo pude, las demás mujeres que lo intenten también”.

Rosalina Rax, la primera mujer productora de Tamahú, en Guatemala. JAIME VILLANUEVA

Rosalina Rax, la primera mujer productora de Tamahú, en Guatemala. JAIME VILLANUEVA

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Perú: Comer frente a la computadora afecta salud y resta concentración al estudiante

América del Sur/Perú/21-03-2021/Autor(a) y Fuente: ww.andina.pe

Nutricionista Saby Mauricio sostiene que alimentos deben ser ingeridos en momentos fuera de clase.

Los estudiantes, escolares o universitarios no deben ingerir alimentos frente a la computadora o el televisor, porque les resta concentración a la hora de recibir sus clases y además se promueve un hábito dañino para su salud, advirtió la nutricionista Saby Mauricio.

“Hay que decirles a los padres de familia que jamás, nunca, se debe tomar desayuno frente a la computadora o frente al televisor, porque eso quita concentración”, manifestó Mauricio al referirse a conductas desarrolladas por algunos estudiantes a la hora de sus clases virtuales.
La mala organización dentro de casa está originando, en muchos casos, que el alumno tome desayuno o almuerce frente a su computadora, laptop, tableta o televisor (en el caso del programa Aprendo en Casa del Ministerio de Educación).
En el programa Andina al Día de Andina Canal Online, la especialista subrayó que la concentración a la hora de ingerir alimentos es fundamental para el desarrollo cognitivo de los estudiantes. “Si usted está con un plato con alta cantidad de azúcar, grasa y está comiendo sin disfrutarlo, el paladar no disfruta porque su concentración está en la visión y no en el gusto”.
Ante ello, agregó que la lonchera debe ser brindada en un espacio fuera de su computador. El estudiante, subrayó, debe mudar de su escritorio a la mesa o comedor para poder concentrarse en sus alimentos.

No al sedentarismo

Saby Mauricio remarcó que no se deben crear hábitos alimenticios que promuevan el sedentarismo, porque van de la mano con la obesidad.
Tanto estudiantes como trabajadores, en tareas virtuales, deben hacerse a la idea de que se están realizando las mismas labores y practicar las mismas costumbres, como cuando estaban en la oficina o en funciones presenciales.
Ello implica cambiarse el pijama y ponerse una ropa diferente, practicar una adecuada higiene personal, así como tener una alimentación saludable , anotó.
“(Una persona) se levanta, toma desayuno en familia, (debe) cambiarse de ropa, es necesario mudar de pijama, esto va sobre el bienestar mental y emocional. El estómago siente toda emoción y el no cumplirlo no ayuda al estudiante”, indicó.
Fuente e Imagen: https://www.andina.pe/agencia/noticia-comer-frente-a-computadora-afecta-salud-y-resta-concentracion-al-estudiante-video-838128.aspx
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Solicitan millonarios fondos para socorrer a refugiados de Burundi

África/Burundi/19-02-2021/Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu

Organismos de Naciones Unidas demandaron hoy a la comunidad internacional la donación de unos 222 millones de dólares con fines humanitarios para más de 310 mil refugiados burundeses acogidos por países vecinos.

La directora regional para el este, el Cuerno de África y la región de los Grandes Lagos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), Clementine Nkweta-Salami, manifestó que se recaba apoyo exterior para socorrer a esas personas, las cuales requieren alimentos y protección.

Según la funcionaria, la posible entrega de tal asistencia devendrá señal de que el mundo no olvidó a las comunidades burundesas en países como Uganda, Tanzania, Ruanda y República Democrática del Congo.

Numerosos civiles huyeron en los últimos años de Burundi hacia estados vecinos en busca de seguridad y mejores condiciones de vida.

La propia Acnur refirió en un reciente informe que la escasez de fondos repercutió en todos los ámbitos de la vida de los refugiados, con reducción de comida, deterioro de casas de campaña, y existencia de centros escolares con condiciones precarias, entre otras consecuencias.

En 2018, el ente de Naciones Unidas, junto a otros 26 socios humanitarios, puso en marcha otro plan recaudatorio ascendente a 391 millones de dólares para asistir a unos 400 mil refugiados burundeses, muchos de los cuales retornaron a este país de origen.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=430578&SEO=solicitan-millonarios-fondos-para-socorrer-a-refugiados-de-burundi

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Venezuela: 97% de los estudiantes neoespartanos recibieron asesorías pedagógicas

América del Sur/Venezuela/Autora: /Fuente: ultimasnoticias.com.ve

El plan Cada Familia Una Escuela, implementado por el Gobierno Nacional para continuar el proceso educativo en medio de la pandemia del covid-19, atendió al 97% de la matrícula escolar del estado Nueva Esparta durante el año 2020, informó la directora de la Zona Educativa, Noris Soto.

Afirmó que para lograr los objetivos se utilizaron distintos medios y herramientas como la radio, la televisión, la telefonía y el Internet, en la modalidad a distancia: “que fue muy efectiva y benefició a 120.218 estudiantes en este tiempo, en el que se elaboraron 156 guías pedagógicas para todos los niveles educativos”.

Por otra parte, Soto destacó que se mantuvo activo el Programa de Alimentación Escolar (PAE), mediante el cual se brindó atención a 92.358 estudiantes de 219 instituciones educativas.

Asimismo, señaló que en los puntos de asesoría pedagógica, un total de 26.527 estudiantes y 7.100 padres recibieron orientación sobre las actividades asignadas en el plan.

Entrega de herramientas tecnológicas

En materia de dotación, Soto resaltó que en el estado se entregaron 73 Canaimas portátiles, 25 tabletas, 4.768 morrales y uniformes a los estudiantes neoespartanos.

Con el objetivo de fortalecer la praxis pedagógica 3.410 docentes de 172 instituciones participaron en el Congreso Pedagógico Municipal, 942 asistieron al Congreso Pedagógico Circuital 2020 y 247 personas al  II Congreso Pedagógico Virtual “Cada Familia Una Escuela” por parte de la División de Investigación y Formación Docente.

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Estados Unidos: Cómo los community colleges han dado un paso adelante para ayudar a sus estudiantes

América del Norte/Estados Unidos/15-01-2021/Autor(a) y Fuente: www.telemundochicago.com

La pandemia ha empujado a las instituciones educativas a encontrar formas de apoyar a sus alumnos.

Los community colleges están diseñados para ofrecer flexibilidad a sus estudiantes. Ya sea que te den la posibilidad de avanzar a tu propio ritmo llevando una carga de cursos más baja o que tengan horarios que incluyan clases nocturnas y durante el fin de semana, es exactamente este tipo de flexibilidad lo que atrae a adultos que buscan estudiar y trabajar, minorías y estudiantes que son los primeros en sus familias en acceder a una educación superior.

Con los tiempos difíciles que estamos enfrentando, los community colleges se han dado cuenta que tienen que esforzarse aún más. Ser flexibles no será suficiente. El apoyo, cuidado y resiliencia ayudarán a los estudiantes y a las instituciones a salir adelante.

Estas son algunas de las muchas formas en que los community colleges han apoyado—y continúan apoyando—a sus estudiantes:

Brindar apoyo financiero

Los estudiantes de bajos ingresos en todo el país están dejando los community colleges—o no se han matriculado en absoluto—a un ritmo preocupante. Según data de septiembre del National Student Clearinghouse Research Center, la matrícula en los community colleges ha bajado un 7 por ciento en comparación con el año pasado.

Los retos económicos a los que nos enfrentamos no han pasado desapercibidos. “Queremos eliminar las barreras financieras para que los estudiantes estén más cerca de alcanzar un título”, dice Marisol Velázquez, Decana de Servicios Estudiantiles en Morton College, un community college público en Cicero. Los Fondos de Emergencia para Estudiantes están haciendo su parte para que los estudiantes puedan seguir aprendiendo. Ya sea ayudando con la matrícula y cuotas o brindando fondos para que los estudiantes y sus familias compren alimentos, las instituciones están encontrando formas de ofrecer apoyo.

Más atención a la salud mental

Entre los estudiantes universitarios, la pandemia aumentó las tasas de depresión, ansiedad y otros problemas de salud mental que ya se habían duplicado en la última década. Cada vez hay más evidencia que muestra que los estudiantes que luchan con estos diagnósticos tienen notas más bajas, tardan más en obtener sus títulos y abandonan sus estudios a tasas más altas. Esto llevó a las universidades a ampliar los servicios de salud mental y sus centros de bienestar, así como también brindar acompañamiento psicológico sin costo alguno.

Ofrecer tecnología

El acceso desigual a la tecnología es una barrera importante para los estudiantes, y el cambio a métodos de aprendizaje en línea o híbridos (virtuales/en persona) lo ha hecho aún más difícil. Al igual que muchas otras instituciones, Morton College reconoció que no todos los estudiantes—ni siquiera los profesores y miembros del personal administrativo—tenían acceso a Internet confiable o a computadoras portátiles. Es por eso que lanzaron su Free Laptop Program para garantizar que todos los estudiantes—tanto nuevos como ya inscritos—tengan una computadora portátil nueva y puedan acceder a la tecnología que necesitan para tener éxito en su educación.

Alimentar a quien lo necesite

Muchos estudiantes de todo el país se enfrentan a la inseguridad alimentaria. Las señales de este creciente problema comenzaron a aparecer ya en la última primavera, cuando un estudio de The Hope Center descubrió que el 44 por ciento de los estudiantes en instituciones de dos años se enfrentaban a la inseguridad alimentaria. Más que una cuestión de hambre (un problema bastante grave por sí solo), también es una cuestión de salud y educación. Cuando los estudiantes no saben si tendrán suficiente comida, rendir y permanecer en la escuela se vuelve aún más difícil.

Es por eso que muchas escuelas, incluida Morton College, han tomado una serie de acciones para apoyar a los estudiantes que padecen inseguridad alimentaria—y a sus familias—durante la pandemia. Ya sea renovando y ampliando sus despensas de alimentos o asociándose con bancos de alimentos y organizaciones en sus comunidades, estas escuelas han encontrado formas de ayudar a sus estudiantes, profesores y miembros del personal.

Para obtener más información sobre el próximo semestre de primavera y cómo Morton College seguirá apoyando a sus estudiantes y su comunidad, haz clic aquí.

Fuente e Imagen: https://www.telemundochicago.com/noticias/local/como-los-community-colleges-han-dado-un-paso-adelante-para-ayudar-a-sus-estudiantes/2144134/

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Alergias Alimentarias Infantiles: Incidencia creciente a nivel mundial y una novedosa forma de abordaje multidisciplinario. Invitación a Charla Abierta a la comunidad (Virtual)

Por: Equipo de organizador

Abordamos en esta nota algunas reflexiones sobre una problemática compleja, las Alergias Alimentarias Infantiles, estimamos que estas líneas servirán a otras y otros que sobrellevan con dificultad el diagnóstico de alguno de sus hijos.

Algunos datos de relevancia

Las alergias alimentarias han incrementado considerablemente su prevalencia en los países occidentales en los últimos años. Según la OMS hoy en día 1 de cada 12 niños tiene alergia alimentaria.

En bebés y niños las alergias alimentarias más comunes y frecuentes son la alergia a la proteína de la leche de vaca y al huevo, pero también se presentan casos de alergia a la soja, el trigo, a los frutos secos, al maní y otros casos más raros y menos frecuentes, como la alergia al maíz y a los sulfitos.

Las manifestaciones clínicas varían según el mecanismo involucrado en la respuesta alérgica. Los casos más serios por la gravedad de los síntomas que se presentan, incluido el riesgo de anafilaxia, son aquellos en los cuales la respuesta es mediada por IgE. En estos casos la respuesta es casi inmediata luego de entrar en contacto o haber ingerido el alérgeno. En los casos en que la respuesta no es mediada por IgE, la gravedad e intensidad de los síntomas son menores y aparecen hasta 72 horas luego de ingerir el alérgeno.

Las dificultades que encontramos

El gran problema de Argentina, como de muchos otros países, es la falta de información sobre un tema que, además de síntomas concretos en los niños y niñas, produce trastornos en múltiples esferas de lo cotidiano. Esto implica además la falta de regulación sobre muchas cuestiones relacionadas a las alergias que mejorarían considerablemente la calidad de vida de muchas familias.

El actual estado de desinformación tanto por parte de profesionales de la salud como de la población en general, hace que la vida de las familias de niños con alergias se vea trastocada. Los niños con alergias alimentarias suelen ser víctimas de burlas y bullying al ingresar en las instituciones educativas. Al crecer incurren en conductas de riesgo como es el negarse a comer sus alimentos o incluso comer cosas que no son aptas para ellos sabiendo el daño que con esta conducta se están haciendo a sí mismos.

Las familias suelen aislarse para evitar contactos accidentales, dejan de concurrir a eventos familiares, sociales, lugares públicos, etc., donde el niño podría entrar en contacto con algún alérgeno.

Es incluso difícil que los propios familiares entiendan la seriedad del asunto, y existen numerosos casos de abuelas/os, tías/os, hermanas/os que le dan alimentos “prohibidos” al niño o le insisten a la madre que realiza la dieta para que coma alimentos que no puede.

Equipo AAI Rosario: Charla Abierta a la Comunidad (actividad gratuita con inscripción previa)

Recientemente hemos trabajado en un Taller para Familias con un abordaje multidisciplinario de las Alergias Alimentarias Infantiles. A partir de esa experiencia hemos confirmado la importancia de la información clara y confiable, también la necesidad de los espacios colectivos y el valor fundamental e imprescindible de un entorno familiar que acompañe.

Por eso queremos invitarles a participar de nuestra Charla abierta a la comunidad. “Alergias Alimentarias Infantiles en las Fiestas. Dificultades y Estrategias”     que tendrá lugar el próximo viernes 18 de diciembre 2020 19:30 hs de Argentina.

Allí abordaremos los aspectos principales de las alergias alimentarias infantiles y acercaremos recomendaciones y estrategias para pasar las Fiestas de fin de año en familia. La charla es gratuita y está dirigida a familias convivientes y ampliadas -madres, padres, hermanas/os, abuelas/os, tías/os, primas/os, etc- de niñas y niños con alergias a alimentos.

Con gran alegría anunciamos que en el camino nos hemos encontrado con la inestimable confianza de Red Inmunos, que se sumará a participar de la actividad.

Organiza: Equipo AAI Rosario (Argentina)

Dr. Mauricio Colella

Ps. Eugenia Charreun

Dra. M. Paula Sarraquigne

Ps. Fernando Gómez

Participa: Red Inmunos

Invitada Especial: Lic. en Nutrición Sofía Iachini

Una nota periodística que puede ayudar a orientarse en la problemática fue publicada recientemente en ocasión de nuestro Taller para Familias aquí el enlace: Drástico aumento de alergias alimentarias en niños: el impacto en la vida familiar

IMPORTANTE: para mayor información y para realizar la inscripción a la Charla abierta escribir a: equipoaairosario@gmail.com o buscar perfil de Instagram: @equipoaairosario

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Las obras de arte más antiguas hablan de hambre

Las obras de arte más antiguas conocidas hasta el momento, las denominadas “figurillas de Venus”, tienen un origen dramático: reflejan los problemas de alimentación relacionados con una época de hambre.

Las esculturas más antiguas de la humanidad están relacionadas con el cambio climático e inconvenientes en la dieta en un período extremadamente complejo y atravesado por el hambre, de acuerdo a una investigación realizada por científicos del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado. De acuerdo a un comunicado, las “figurillas de Venus” fueron creadas en momentos de estrés nutricional extremo.

Se tratan de uno de los primeros ejemplos del arte producido por el hombre, y fueron talladas hace unos 30.000 años. Las enigmáticas esculturas denominadas “figurillas de Venus” desconciertan a la ciencia desde hace casi dos siglos. Ahora, una nueva investigación publicada en la revista Obesity entrega indicios concretos sobre su verdadero origen, que es mucho más dramático con respecto a la mayoría de las suposiciones y teorías que se conocen hasta hoy.

Gran parte de los analistas y expertos sostenían hasta el momento que estas esculturas eran símbolos de belleza o fertilidad, reflejando el ideal femenino de su época de creación. En otras palabras, una obra con fines meramente estéticos. Por el contrario, los especialistas estadounidenses que llevaron adelante el nuevo estudio creen que su motivación fue más urgente y dolorosa: sostienen que representan al cuerpo femenino dotado de las condiciones necesarias para la procreación en un contexto de hambre y necesidades.

La investigación establece que un escenario marcado por las consecuencias de un proceso de cambio climático generó en las sociedades de la época complejas situaciones para la supervivencia. Una alimentación pobre y escasa tenía como resultado mayores inconvenientes de los habituales para que las mujeres pudieran desarrollar a término su embarazo. En cierto modo, las “figurillas de Venus” serían el ideal femenino con las características físicas indicadas como para llegar a dar a luz.

Hambre y cambio climático

En la época de los cazadores-recolectores de la Europa de la Edad de Hielo, momento en el que surgieron estas obras de arte, la obesidad era algo prácticamente inexistente. Un período caracterizado por un descenso abrupto de las temperaturas, en el cual el alimento escaseaba y el hambre era la ley, no conocía del sobrepeso. Sin embargo, las representaciones artísticas expresaban el ideal necesario para la reproducción de la especie y su continuidad.

Según Richard Johnson, autor principal del estudio, “estas obras transmitían ideales de tamaño corporal para mujeres jóvenes, y especialmente para aquellas que vivían cerca de los glaciares. Descubrimos que las proporciones de tamaño corporal eran más altas cuando los glaciares avanzaban, mientras que la obesidad disminuía cuando el clima se calentaba y los glaciares retrocedían», explicó.

En el contexto indicado, la obesidad se convirtió en un ideal a alcanzar. Era promovido en un escenario de escasez, entendiendo que una mujer obesa era capaz de mantener un embarazo hasta el final y culminarlo felizmente en el alumbramiento. Por el contrario, las mujeres más delgadas o jaqueadas por el hambre perdían sus embarazos o incluso perecían en el parto.

En consecuencia, Johnson agregó que “las figurillas surgieron como una herramienta ideológica para ayudar a mejorar la fertilidad y la supervivencia de la madre y los recién nacidos. El arte tuvo una función significativa al enfatizar la salud y la supervivencia, para adaptarse a condiciones climáticas cada vez más austeras y extremas”, concluyó.

Si el arte refleja muchas veces las condiciones sociales, en este caso fue una especie de luz al final del túnel para sociedades que se veían afectadas por la escasez, un clima riguroso y otras condiciones que no eran precisamente esperanzadoras. El ideal de la mujer obesa encarnado en las “figurillas de Venus” era precisamente la esperanza de un futuro posible.

Referencia

Upper Paleolithic Figurines Showing Women with Obesity may Represent Survival Symbols of Climatic Change. Richard J. Johnson et al. Obesity (2020).DOI: http://dx.doi.org/10.1002/oby.23028

Imagen: Richard J. Johnson et al / CU Anschutz.

Fuente:  https://tendencias21.levante-emv.com/las-obras-de-arte-mas-antiguas-hablan-de-hambre.html

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