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La emergencia climática nos impone programar una desescalada económica

Fuentes: The conversation [Foto: Freeport, Bahamas, tras el paso de huracán Dorian en octubre de 2019. Shutterstock / Anya Douglas]

Tres décadas de resumir y comunicar la evidencia científica sobre el cambio climático de origen humano nos han dejado tres conclusiones:

– La primera es que seguimos sin hacer nada efectivo contra el origen del problema, la emisión de gases de efecto invernadero, que sigue subiendo y con ella las temperaturas.

– La segunda es que la escala temporal y espacial del fenómeno sigue confundiéndonos a todos. Todavía pensamos que estamos hablando del clima futuro y de que es algo global y lejano. Dicho de otro modo, no tenemos del todo claro que el cambio climático nos afecta aquí y ahora.

– La tercera conclusión es que todos los matices científicos, todo el lenguaje de probabilidades y escenarios de emisiones y clima no hace sino confundir y abrir espacio a debates estériles y a posponer decisiones ingratas. Por ello los científicos combinamos informes con manifiestos y somos cada vez más tajantes en nuestras afirmaciones sobre lo que ocurre con el clima y por qué ocurre.

Sin tiempo para soluciones lentas

El panel internacional de cambio climático acaba de sacar un nuevo informe (el AR6 del IPCC) que ha generado mucha expectación y ha merecido extensos análisis.

Con el informe en la mano podemos decir un par de cosas bien sencillas de entender: hemos perdido un tiempo precioso para cambiar progresivamente a otra economía menos dependiente de la energía, en general, y del petróleo, en particular, que la actual, y tenemos que reducir nuestras emisiones como mínimo a la mitad en diez años para no entrar en escenarios climáticos realmente apocalípticos. Aunque aún estamos a tiempo y todavía están a nuestro alcance muchas opciones, nos estamos quedando sin tiempo para lo gradual y para adoptar medidas por consenso.

Estas dos cosas, sencillas y contundentes, están ortogonalmente contrapuestas a la estrategia que la mayoría de los países están planteando para salir de la crisis provocada por la covid-19. Suponen incluso una confrontación directa a nuestros deseos más íntimos de recobrar una cierta normalidad tras la pandemia.

El sexto informe del IPCC no deja margen para la duda. No se trata de especulaciones ni ideologías sino de un compendio riguroso de la aplastante evidencia científica que señala a las toneladas de gases de efecto invernadero emitidas a la atmósfera durante el último siglo como responsables de las sofocantes temperaturas de casi 50 ℃ a más de 50⁰ de latitud norte en Canadá, de las inundaciones escalofriantes sufridas en Alemania, Bélgica y China, de la sequía extrema de Asia Central y de los incendios inextinguibles de Siberia, Grecia, Turquía e Italia.

Todo esto por mencionar apenas la meteorología de los meses del verano de 2021. Pero todos tenemos en mente las tormentas Gloria o Filomena, la temporada de huracanes o los incendios de Australia y California en el 2020, si nos remontamos apenas unos pocos meses más atrás.

Un camino tan incómodo como inevitable

Reducir la emisión de gases de efecto invernadero supone frenar el desarrollo económico, reorganizar y limitar la generación de energía, transformar completamente el transporte de mercancías y personas, reducir la agricultura y la ganadería intensivas, y reorganizar las ciudades empezando por el aislamiento de las viviendas y terminando por la gestión del tráfico y de los residuos. Son cosas que sabemos que hay que hacer, pero son justo las cosas que no estamos haciendo. O no a la velocidad adecuada al menos.

El Pacto Verde Europeo y la política agraria comunitaria distan de ser todo lo verdes que parecen ser y que necesitamos que sean.

Los fondos de recuperación y los planes de desarrollo económico de los países de nuestro entorno vuelven a apuntar a la forma tradicional de hacer dinero. Una forma que se apoya en la definición monetaria de felicidad, salud y bienestar humano. Y sabemos que esta forma de hacer dinero no nos trae felicidad, ni salud ni bienestar.

El modo de vida insostenible y contaminante al que vamos orientándonos no nos hace felices y los escenarios climáticos a los que ese modo de vida nos lleva nos enfermannos quitan literalmente el sueño y nos sumen en ansiedad, depresión o enfado. Si cambiar el clima no nos hace ni sanos ni felices, entonces ¿por qué afanarnos en dar la espalda a lo que propone la ciencia del clima?

Decrecer para reducir emisiones

En lugar de aceptar la evidencia científica y programar una desescalada económica que permita realmente reducir las emisiones de gases con efecto invernadero, nos proponemos una y otra vez hacer malabarismos socioeconómicos para conciliar desarrollo y sostenibilidad. Nos planteamos una agenda de objetivos de desarrollo sostenible que no estamos cumpliendo entre otros motivos porque está llena de contradicciones. Empezando por el propio concepto de desarrollo sostenible. Por este motivo están creciendo las voces de los que abogan por un decrecimiento, un término que asusta y escandaliza a propios y extraños, pero que resume con claridad lo que debemos hacer mientras no se nos ocurran malabarismos ambientales más eficaces.

Si recapacitamos bien, estamos transfiriendo al concepto de decrecimiento nuestro pánico, ancestral y justificado, a las recesiones económicas. Es una transferencia desafortunada porque son cosas bien distintas. Hacer resonar ambas cosas como algo parecido dificulta la adopción de medidas de mitigación climática. Una recesión sobreviene, un decrecimiento se programa. Por tanto, una recesión siempre tendrá más y peores efectos colaterales que un decrecimiento planeado.

El informe del IPCC asegura que sigue siendo matemáticamente posible no rebasar los 1,5 °C de calentamiento respecto a la era preindustrial. Pero para no rebasarlos no son suficientes las matemáticas, la física, la química y la biología. Hace falta la concurrencia rápida y eficaz de la economía, la política y la ciudadanía.

Estamos hablando de medidas difíciles de encajar por los políticos debido a su elevado coste electoral, por los ciudadanos por su notable esfuerzo de aplicación y por la economía porque supone, simple y llanamente, ponerlo todo patas arriba. Hay tecnología suficiente, pero el cuello de botella es su implementación real. No basta con tener soluciones tecnológicas, marcos jurídicos y estrategias políticas. Es imprescindible tener voluntad y capacidad de aplicar todo esto.

Cuando hablamos de reducir emisiones en serio, no podemos creernos que aumentando la eficiencia en el uso de la energía lo vamos a lograr. No olvidemos el efecto rebote o la paradoja de Jevons, según la cual el incremento de eficiencia da lugar a un aumento del consumo.

Podemos electrificar todos los coches y los edificios, podemos reorganizar el transporte público y favorecer el teletrabajo. Pero aun así no estaremos reduciendo emisiones lo suficiente. Pensemos en las imponentes emisiones asociadas a la agricultura convencional, a la aviación, a la generación y gestión de los residuos o a industrias como la del acero o del cemento. No hay más opción que reducir el consumo. Y lo mejor que podemos hacer es programarlo y acompañar las medidas con reconversiones profundas y con información, mucha información y diálogo social.

Si pensamos que mitigar el cambio climático es difícil y caro, recordemos, por ejemplo, el coste astronómico de los incendios de California en 2020, o que transitar por la senda óptima de emisiones le ahorrará a Homo sapiens 74 millones de fallecimientos para finales de este siglo y mejoraría significativamente la salud y el bienestar físico y mental de centenares de millones de personas en todo el mundo. ¿Hay algo más valioso que eso? ¿Realmente necesitamos más razones para poner en práctica los informes científicos sobre el cambio climático?

Fernando Valladares. Profesor de Investigación en el Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)

Fuente: https://theconversation.com/la-emergencia-climatica-nos-impone-programar-una-desescalada-economica-166049

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I Congreso Mundial de Educación. Fernando Santana, Mesa: Coordinación global de luchas. Argentina

Buenas tardes a todas, a todos, a todes

Esta mesa, creo, que es uno de los aspectos más provocativos que tiene este Congreso Mundial en Defensa de la Educación Pública que estamos transitando, porque nos invita a coordinar las luchas frente a un escenario de fragmentación social y, especialmente, de las izquierdas, agravado aún más por el contexto de pandemia en el que estamos, que ha quitado o reducido el espacio de la acción de los movimientos sociales en la toma del espacio público, a la par que nos encontramos con un escenario en el que la derecha se ha dado a la ocupación de las calles, enmarcada en discursos economicistas que hablan de privilegiar las ganancias por encima de las vidas (tal es el falso dilema que se plantea desde los medios hegemónicos ante las políticas públicas que promueven el aislamiento social preventivo) y en la supuesta defensa de las libertades individuales por encima de las coacciones que se pretenden legitimar a raíz de la expansión del virus.

Por otro lado, siempre quien habla lo hace de manera situada. Es decir, elige un marco desde el cual posicionarse, y el mismo debe fundamentarse en una práctica empírica y militante que permita sustentar lo que se dice en un entramado de relaciones y experiencias en las cuales basarse, y en este caso, ese campo es el de las educaciones populares, el de las pedagogías críticas y el pensamiento del sur latinoamericano, que busca sentar las bases de la emancipación, anclada en la territorialidad de América Latina como fuente epistemológica de saberes y conocimientos, a partir del cual horadar la base del pensamiento único, como construcción de las clases dominantes para legitimar el orden social y las relaciones sociales que promueve y que se sustentan sobre la base de la desigualdad social.

En ese sentido, una de las bases para la construcción de cualquier agenda global de lucha tiene que partir del reconocimiento de estos aspectos y, de su mano, de la afirmación de que, pese a quienes nos pese, el discurso de las derechas es y ha sido eficaz. Su eficacia radica, justamente, en el poder de calar en el sentido común de los sectores populares y hacer que se produzca una identificación con él incluso cuando el mismo vaya en contra de los propios intereses fundamentales que se tengan como clase. No importa aquí la discusión acerca de si la categoría de clase resulta en estos tiempos suficiente o no para explicar estos procesos de alienación. Lo que importa es cómo esa visión de mundo que propone ha logrado instalarse en el imaginario colectivo como un deber ser, aparece legitimada activamente por aquellos y aquellas que son víctimas de dicha opresión, y genera un quietismo inmovilizador que perpetua las bases que generan la reproducción social de la inequidad. Los procesos de construcción de hegemonía nos permiten pensar en estos términos, a la vez que delinear un camino a seguir, en clave de contribuir a la construcción de otros mundos posibles. La hegemonía en tanto consenso activo de las clases subalternizadas no es solo resultado de mecanismos de imposición cultural, sino que lleva en sí misma también la propia validación activa de aquellos y aquellas que quedan por fuera de la visión que encarna.

Los movimientos sociales, los sindicatos, los y las intelectuales del campo popular, tenemos la obligación de dar la batalla cultural para la construcción de la filosofía de la praxis. Hablar de batalla, incluso aunque nos remita a términos agonísticos, resulta en sí misma una metáfora interesante. Porque no se trata de la imposición ni de la negación de esas visiones subalternizadas, sino que se trata de construir con ellas y a partir de ellas, rescatando sus núcleos de buen sentido, para ordenarlos en un todo coherente que permita entender y comprender al mundo, ya no como una realidad extemporánea a los sujetos, que se les impone, sino en su dinamismo, en la que incide la acción humana, y que reconoce que es en esas acciones de hombres y mujeres que la realidad puede ser modificada y transformada. La idea de batalla también nos habla de relaciones de fuerzas. Es lógico afirmar que las herramientas de las que se valen las clases hegemónicas para consolidar su ideología tienen un poder de propagación y de consolidación mayor, amparado en los medios de los que se valen para llegar a las grandes mayorías de la población. No por nada hace ya un siglo atrás autores como Gramsci nos hablaban del lugar central que ocupaban las escuelas y los medios de comunicación en lo que hace al alcance de las ideas que propagan.

Una agenda de lucha coordinada desde los diferentes espacios que conformamos este Congreso tiene que partir de la base de afirmar que es necesaria la pelea por la construcción de otro sentido común, sentido común que tiene que partir de los territorios y de las comunidades de base, y que permita también la apuesta a lo colectivo como medio de resolución de conflictos y como forma de estrategia de lucha frente a los embates de este sistema. Así, el papel de la escuela se torna clave, y la defensa por una escuela pública se hace una bandera que no podemos negarnos a levantar y reivindicar más que nunca. Sabiendo que esta misma escuela tiene que poder ser pensada y revisada, permitiendo la participación de las comunidades, construyendo comunalidad, transformándose en una escuela pública popular. Es en el ámbito de la escuela donde también será central la clave por un currículum que dé cuenta de los saberes históricamente soterrados o ninguneados por la historia. Movimientos sociales contemporáneos nos hablan de la lucha por la construcción de un currículo que permita enraizarse en los territorios y colocar en el plano de la lucha la reivindicación de derechos de los pueblos, olvidados en las grandes prescripciones oficiales. Otros, en cambio, han optado por generar sus propias experiencias educativas con el fin de construir desde el pueblo una escuela que sea funcional a los intereses que este sector representa. De una manera o de otra, hay que entender que la escuela es un territorio en disputa y que de ninguna manera puede regalarse a los intereses neoliberales ni al juego de posiciones y naturalizaciones que éste supone. Pensar la escuela en esta clave nos coloca en la obligación histórica de discutir cuál es la educación que queremos para nuestros pueblos. A la vez que nos llama al desafío de superar las contradicciones y las diferencias en pos de una estrategia común, que contribuya a construir otras relaciones sociales que no estén enmarcadas por relaciones de opresión ni de injusticia social. La educación popular puede darnos algunas claves para alimentar esta tarea. No sólo porque ha sabido acompañar los grandes procesos revolucionarios de Latinoamérica, sino que porque sus proclamas siguen siendo actuales y siguen colocándonos en la necesidad de generar espacios para la emancipación y no para la naturalización. Una escuela emancipadora, en un entramado con los movimientos sociales y con el territorio en el que se erija, aparece como meta nodal de esta construcción. Poder recuperar las experiencias que ya existen, poder sistematizar las experiencias que los trabajadores y las trabajadoras vienen realizando en sus territorios en clave de una educación para la liberación, para rescatar de ellas las claves de una pedagogía en construcción, pero con un acumulado que se sustenta en años de aprendizaje, tiene que ser una tarea presente. Por otro lado, no hay hegemonía que no se cristalice también en un lenguaje. Si bien, podemos pensar al lenguaje como un territorio también en disputa, como la arena de lucha de las clases sociales, quizás sea momento de empezar a nombrar lo que ya existe con otras palabras diferentes a las del lenguaje que nos habla. Aún siguen siendo las categorías de la tradición normalista escolar las que nos hablan y nos interpelan en nuestras prácticas. Y sabemos que la derecha tiene también el poder de apropiarse de nuestros discursos y reutilizarlos dentro de otro entramado que lleva a la pérdida del sentido que tenían en sus raíces. Así, habrá que ver si la lucha tiene que ser por disputar esos sentidos o en cambio, encontrar una manera nuestra de decir, de nominar, de pensar con los pies anclados en los territorios y en las experiencias. Hay que construir y allí también puede haber un desafío, otro lenguaje educativo: no tenemos que ya más importar categorías pre-hechas e intentar resignificarlas, sino que se trata de crear un nuevo lenguaje. Un lenguaje desde la docencia combativa y militante, desde el movimiento social, desde las luchas y resistencias de los pueblos. La crisis actual que estamos viviendo, como cualquier otra crisis vivida, tenemos que poder resignificarla en términos de oportunidad, en términos de propuesta, de reacción y acción que permita mirar a futuro.

Por otro lado, y más allá de lo educativo, la propuesta tiene que ser por la construcción de una agenda común de luchas, que puedan ser replicadas en diversas geografías a escala planetaria. Conformarse como movimiento, que tenga una voz y una incidencia en distintos campos, tiene que ser una de las metas que nos propongamos. Y en ese sentido este Congreso tiene que ser su carta fundacional a partir de la cual invitar a otras y otros a sumarse y pensar desde lo local, pero para trascender a lo mundial.

En la medida que podamos pensar las luchas más allá de lo eminentemente reivindicativo y podamos pensar en transpolar las fronteras, sin dudas estaremos más cerca de la construcción del mundo que soñamos. Pensar en encuentros sistemáticos con alguna regularidad (por ejemplo, cada dos meses), en los que participen representantes de las distintas organizaciones que fueron parte de este espacio, permitirá avanzar en pronunciamientos y proclamas, en acciones políticas y pedagógicas que busquen la construcción de contrahegemonía y permitan la construcción de espacios de realización de la utopía. Porque la utopía es también una construcción en el presente, que hay que empezar a vivenciar en el aquí y ahora. En un mundo que nos ha despojado a fuerza de represiones, desaparecidos y asesinatos de la capacidad de pensar en realidades alternas, pensar en términos utópicos es también un acto de rebeldía. Pero que esa rebeldía, esa justa indignación, esa rabia construyan la matriz a partir de la cual ponernos a caminar, porque necesitamos hoy, comenzar a incidir en acciones transformadoras que nos permitan recuperar el sentido de humanidad que han pretendido arrancarnos. Que éste sea el germen que permita cosechar la esperanza y apresurar la urgencia. Hasta la victoria, siempre.

Fuente: I Congreso Mundial de Educación 2020

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Libro: Escenas militantes Lenguajes, identidades políticas y nuevas agendas del activismo estudiantil universitario

Escenas militantes 
Lenguajes, identidades políticas y nuevas agendas del activismo estudiantil universitario

Rafael Blanco. [Autor] 

Colección Grupos de Trabajo. 
ISBN 978-987-1309-23-8
CLACSO. Grupo Editor Universitario.
Buenos Aires.
Octubre de 2017

Escenas militantes analiza las agendas, los lenguajes y las identidades políticas que caracterizan al activismo estudiantil universitario con posterioridad a la crisis de representación del año 2001 en Argentina. Este activismo articula distintas tradiciones políticas del siglo XX con experiencias emergentes del tiempo presente: la atención a la especificidad de los saberes y la formación, la mirada atenta a las articulaciones con la comunidad o “el territorio”, la politización progresiva de lo que antes era considerado “personal” como el género y la sexualidad, van a ir integrándose a las agendas de las agrupaciones junto con la búsqueda de nuevas formas de “llegar” –o interpelar– al estudiantado. El libro se detiene en el lugar que la política tiene en la cotidianidad universitaria tanto para quienes militan como para quienes no, en las articulaciones entre las causas militantes en el interior de la institución (con sus lógicas, discursos y estéticas) y los acontecimientos que marcan el pulso del no siempre distinguible “afuera” de la universidad, y en los procesos de politización que dejan huellas en las biografías de estudiantes. Un punto especial de atención está puesto en las modalidades mediante las que la transformación de los órdenes público, privado e íntimo ingresa en las dinámicas de las agrupaciones y en las formas de politización de los actores universitarios. A partir de entrevistas, un sostenido trabajo de observación y el relevamiento de materiales producidos por distintas agrupaciones se reconstruyen y analizan aquí distintas escenas que condensan algunos de los temas, estilos e identidades colectivas que traman los repertorios y causas militantes del activismo universitario entre el 2001 y el presente.
Fuente: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1331&pageNum_rs_libros=2&totalRows_rs_libros=1275
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Entrevista a Lluís Roca Jusmet sobre Ejercicios espirituales para materialistas

Entrevista a Lluís Roca Jusmet sobre Ejercicios espirituales para materialistas (y II)
“Estos ejercicios, estas prácticas que comento en el libro no son exclusivas del filósofo”

 

Salvador López Arnal
El Viejo Topo

 

 Catedrático de secundaria, ha trabajado como profesor asociado en el Institut de Ciències de l’Educació de la UB y en el Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAB. Colabora habitualmente en las revistas El Viejo Topo y Paidea. Es autor de Redes y obstáculos, Ed. Club Universitario, 2010.

Nos habíamos quedado aquí. El capítulo II habla de Hadot y de la «filosofía como forma de vida». El III de Foucault y de la filosofía como cuidado de sí. ¿Es uno y lo mismo? ¿Están hablando de lo mismo con diferentes lenguajes? Te he preguntado antes pero vuelvo a insistir.

Sí y no. Sí, porque los dos se están refiriendo básicamente a las prácticas que plantean las escuelas filosóficas alejandrinas romanas. No, porque lo entienden de diferente manera. Hadot como referido a su ideal de sabio y Foucault a una propuesta concreta de las escuelas alejandrino romanas, en especial el estoicismo.

Has hablado antes de él. ¿Hasta qué punto fue importante la influencia de un filósofo de la ciencia como Canguilhem en la obra de Foucault en tu opinión? ¿En qué se nota, si es el caso, esa influencia?

Georges Canguilhem es un filósofo muy interesante y poco conocido en nuestro país. Precisamente Francisco Vázquez García, autor del prólogo del libro, está haciendo un trabajo impresionante para analizar y difundir su obra. Ha sido él el que me ha enseñando esta importante influencia. Ahora mismo estoy leyendo un libro de Pierre Macherey que apunta esta influencia que se llama «De Canguilhem a Foucault: la fuerza de las normas.»

Se tradujeron cosas suyas en los años setenta. Yo mismo leí algunos de sus libros. Por cierto, cuando hablas de filosofía como conversión (en el apartado de Hadot), ¿a qué te estás refiriendo exactamente?

En realidad es Pierre Hadot y no Michel Foucault el que habla de conversión al señalar esta transformación interna global, casi podríamos decir iluminación, que proporciona la filosofía. Personalmente yo no creo, como tampoco lo creía Foucault, en la filosofía como conversión en sentido fuerte.

En esa línea. ¿No esperamos, a veces, demasiado del filosofar? Aprender a vivir, aprender a dialogar, aprende a leer, etc. ¿Todo eso podemos conseguir con el filosofar, con la filosofía?¿No es mucho, no es soñar, no es utópico?

Efectivamente, es esperar demasiado. Es lo que le ocurre a Pierre Hadot. Espera que el filósofo sea un sabio. Yo discrepo.

¿En qué?

Creo que la sabiduría es un aprendizaje vital que tiene que ver con muchas cosas, alguna de las cuales puede ser la filosofía. Estos ejercicios, estas prácticas que comento en el libro no son exclusivos del filósofo, por supuesto. Pero pienso también, con Foucault, que la filosofía debería ser una caja de herramientas para la transformación, tanto ética como política.

En el capítulo dedicado a Foucault, nos haces una recomendación. Te cito si te parece: «Foucault citará algo que Hadot omite, que es la importancia de los ejercicios corporales. Ejercicios que no son los gimnásticos para fortalecer la musculatura o para embellecer el cuerpo. Son ejercicios respiratorios, suaves, para agilizar y dar fluidez al cuerpo y a través de él al alma. Personalmente este tipo de ejercicios no los asocio con la gimnasia sueca, muy moderna, sino con algo tan milenario como el qigong (chikung). Se trata de unos ejercicios milenarios chinos, muy completos, que buscan justamente la armonía corporal-mental». ¿Nos explicas algo más de ellos? ¿Los practicas?

Por supuesto, Salva. En China se practican desde épocas milenarias un conjunto de ejercicios muy amplio a los que se les da el nombre general de qigong (según la transcripción fonética actual del chino mandarín, peor pronunciado chikung). Qigong (chi kung) quiere decir trabajo de la energía interna. Son ejercicios que implican atención, relajación muscular y mental, movimientos ligados a la respiración. Se utilizan para la salud, artes marciales… llevo muchos años practicándolos, sobre todo una modalidad que es el taijiquan (tai chi).

También mi hermana los practica y enseña a practicarlos. 

En la nota 54 de la página 102, señalas que en una entrevista Hadot usa a Foucault como contraejemplo de lo que él entiende por ética, al desmascarlo de la estética. La ética de Foucautl, según Hadot, es en realidad una estética porque no se centra en el bien sino en la belleza. La admiración de Foucault por Baudelaire, habla Hadot, sería una corroboración de lo que señala. Tres preguntas sobre eso: ¿no es evidente que Hadot tiene razón? ¿Cómo puede equipararse ética y estética?

Por supuesto que una estética sin ética no es presentable. Pero Hadot se equivoca cuando atribuye a Foucault este planteamiento. La idea de Foucault es de una ética que incluye la estética, entendida como un estilo singular de existencia. Bien y Belleza son universales que utiliza Hadot pero no Foucault. Foucault no es un esteta, aunque a veces pueda parecerlo (su fascinación, por ejemplo, por Baudelaire). Hadot tampoco fue a los dos últimos cursos de Foucault ni los conoció. En estos últimos se centra mucho en la parrhêsia o coraje de decir la verdad, que tiene una dimensión más política.

Me ha venido en mente cuando leía este paso la afirmación de José Mª Valverde sobre ética y estética tras la expulsión de Aranguren y otros profesores universitarios. Han pasado más de cincuenta años. ¿La suscribirías?

Sí, por supuesto. Sin ética no hay estética. Pero creo que Foucault también lo haría. Recordemos, justamente, el viaje que hizo con otros intelectuales franceses a Madrid, en pleno franquismo, para protestar por las condenas a pena de muerte de varios presos antifranquistas.

Creo que fue en 1975, antes de los últimos fusilamientos fascistas, el 27 de septiembre de ese año.

También la lucha en defensa de los disidentes de países del Este entre tantas otras. Siempre luchó por dar la voz a muchos colectivos excluidos. No solo homosexuales, sino también enfermos, presos comunes.

Un tema del que también hablas, las relaciones entre ética y política. ¿No parece que alguien tan preocupado por temas éticos, existenciales, como Hadot, apenas apunte reflexiones políticas?

Sí, es cierto. Pero en todo caso para Pierre Hadot la política también era importante. La tolerancia del clero francés con los colaboracionistas de Petain le indignó mucho de joven,y le separó de la Iglesia. También se sindicó y fue delegado del la CFDT y parece que era una persona políticamente de izquierdas. Moderado, claro, como no podía ser de otra forma en alguien de su talante.

La última, que son varias: ¿qué es para ti la ética? ¿Qué para ti la moral? Cuando hablamos de metaética, ¿de qué estamos hablando propiamente? ¿La filosofía moral es equivalente a la ética, a la metaética? ¿Cuál es, desde tu punto de vista, la forma adecuada de ver las relaciones entre ética y política?

Entender la ética como reflexión sobre la moral me parece poco fecundo. Me lo parece porque creo que es productivo diferenciar ética de moral. Como hacen algunos filósofos del siglo XX como Paul Ricoeur o Marcel Conche. O Deleuze (sobre el que no me pronuncio como filósofo porque no le conozco suficiente) cuando habla de esta distinción entre ética y moral en su libro Filosofía práctica, dedicado al estudio de Spinoza. Entiendo que la ética se refiere al proyecto que cada cual traza de su vida. Proyecto que incluye una parte estética (estilo, en el sentido que apuntaba Foucault), una moral y una política. Moral en el sentido kantiano, de unas reglas universales que finalmente pueden reducirse al reconocimiento y respeto del otro.

También, por supuesto, una política, en la medida en que una ética debe estar abierto al compromiso con el otro, con los otros. Y esto no solo en la dimensión moral sino también política. Es decir que la ética debe incluir una política. Hay algo de liberalismo en mi planteamiento, porque partimos del individuo, pero creo que es lo mejor del liberalismo lo que recoge, y que debe complementarse con lo mejor del socialismo.

¿Quieres añadir algo más?

Un par de cosas sobre el libro. No quiero ser pretencioso, por supuesto, pero quisiera señalar modestamente la importancia que tiene. Por una parte llena un vacío, incluso académico, sobre las relaciones entre Pierre Hadot y Michel Foucault. Había poco escrito sobre el tema y ningún libro publicado. Por otra me parece un pequeño ensayo que puede interesar a mucha gente, no solo al colectivo de los llamados filósofos o similares, porque he intentado compartir reflexiones éticas en un lenguaje claro.

Estoy de acuerdo con esto último que señalas: no está prohibido, ni mucho menos, para no filósofos. De lo primero no puedo opinar. No lo sé.

Finalmente, muchas gracias por la entrevista, Salva. Es el tipo de entrevistas que hacen pensar y aclararse al entrevistado y que son interesantes para el lector.

Gracias a ti por supuesto. Salut, estimat amic!

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=236281

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Entre un pendenciero y un orate, hay una diferencia

Abelardo Carro Nava

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), “orate” significa o hace alusión a aquella persona que ha perdido el juicio o bien, que es una persona de poco juicio, moderación y prudencia. En este sentido cabe mencionar que dicha palabra, etimológicamente hablando, proviene del Catalán y significa: “loco o ido”; definición que en todo caso, refiere o se asemeja a la concepción que la RAE nos brinda.

Bueno, con seguridad usted se estará preguntando el por qué esta serie de ideas inician aportando dos definiciones sobre una misma palabra: orate. Pues bien, como seguramente habrá leído o conocido, en días pasados el recién nombrado titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Otto Granados – priista de hueso colorado e incondicional del “salinismo” mexicano –, que sustituyó al hoy coordinador de la campaña de José Antonio Meade, Aurelio Nuño, escribió en sus redes sociales un tuit que a la letra dice: “¿Es posible debatir con un orate? ¿Y así sueña con ser una opción? Más allá de sus problemas de senilidad y salud mental, le faltan ideas, argumentos, razones, hechos, datos duros, verificables, y le sobra demagogia, falsedad e inmoralidad” (29/12/2017).

Tuit que por sobradas razones causó polémica entre varios de sus seguidores y no seguidores, entre columnistas y no columnistas, entre políticos y no políticos, vaya, entre todos aquellos que tenemos la posibilidad de preocuparnos y ocuparnos de lo que acontece en el terreno educativo, y no es para menos. Y digo que no es para menos porque como es sabido, un espacio que adolece precisamente de juicio y autocrítica por parte de la autoridad educativa en turno, es precisamente el terreno educativo. Y para muestra un botón.

Desde que inició el sexenio de Peña Nieto, se “vendió” la idea a los mexicanos, de que era necesaria una reforma educativa, misma que durante la gestión de Nuño Mayer, se manejó como una gran “revolución” educativa. Muchos, me incluyo, fuimos escépticos en cuanto al uso de esas palabras: “reforma” o “revolución”; más por su significado que por los alcances que podrían lograrse en ese sentido y vaya, no nos equivocamos.

Por principio de cuentas, debemos y tenemos que reconocer que dicha transformación educativa, nació en lo que pomposamente fue conocido como el “Pacto por México”, es decir, de la unión de una serie de “intereses” de las principales “fuerzas” políticas del país, más que por las verdaderas necesidades y demandas de los mexicanos. La simulación, el maquillaje, la farsa que le siguió después de haber concertado dicha “reforma” – cuyo título fue por demás irrisorio – fue eso, una simulación más que una objetiva y real consulta nacional sobre las necesidades reales de los millones y millones de mexicanos que habitamos nuestro territorio nacional. O, ¿acaso se le preguntó a todas las voces que conforman el inmenso Sistema Educativo Mexicano (SEM)? Y si se les preguntó, ¿qué pasó con sus respuestas y en dónde quedaron? Sí, adivinó usted, con seguridad en un archivero, de esos que también con seguridad hay en la SEP y que son utilizados para resguardar lo indeseable, lo que no es correcto, lo que no corresponde a “la línea”, lo que no es útil. ¿Sabe usted lo que pasó con la propuesta que emanó y fue firmada por cientos de asistentes al XII Congreso Nacional de Investigación Educativa celebrado en la Ciudad de Chihuahua en 2015 y que fue entregada a la SEP para su consideración? Sigo teniendo mis dudas al respecto.

Ahora bien, si de razones, hechos o datos duros y verificables estamos hablando, tal y como lo señala el Secretario, tendríamos que recurrir necesariamente a lo que la investigación ha arrojado y vaya, sobre este terreno hay mucho que decir. De hecho, desconozco el atrevimiento que tuvo Granados al hacer esta afirmación; supongo, que la lucha férrea que su partido está enfrentando para mantenerse en el poder lo llevó a hacer esta aseveración. No obstante, permítame compartirle brevemente unos datos.

El número de personas en situación de pobreza en el último bienio en México, es de 53 millones 418 mil 151 y, por lo que respecta a los que viven en pobreza extrema, éstos suman 9 millones 375 mil 581 (CONEVAL, 2017). Datos duros que me permiten afirmar que buena parte de la población mexicana, no ha gozado precisamente de una política social durante el sexenio peñista y de una calidad de vida que les permita desarrollarse plenamente, tal y como lo mandata nuestra Carta Magna. ¿Estos datos influyen en el terreno educativo? Sin duda, buena parte de los que trabajamos en el magisterio sabemos, que si un niño o niña no cuenta con los elementos mínimos y necesarios para su crecimiento y desarrollo, la escuela y el maestro, pueden hacer muy poco al respecto. Por otra parte, un dato que me parece de lo más pertinente mencionar en estos momentos, es el que el propio Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2017) dio a conocer en ese año; me refiero pues, a los que la prueba PLANEA (plan nacional de evaluación de los aprendizajes) arrojó solamente en educación media superior: “evaluados tanto en matemáticas como en lenguaje y comunicación, la prueba Planea fue aplicada a 117 mil 700 alumnos a punto de concluir el último grado de bachillerato, de 2 mil 300 planteles en todo el país, con resultados reprobatorios”. ¿A quién responsabilizamos de tal embrollo?, ¿a la SEP?, ¿al Gobierno?, ¿a los mexicanos?, ¿a los alumnos?, ¿a los maestros?…. ¿Seguimos con los datos?

Vaya, ser pendenciero es fácil, aceptar (autocrítica) y sustentar los beneficios o males que aquejan al terreno educativo en el país, no lo es tanto. Y no lo digo precisamente porque un servidor se caracterice por ser pendenciero, si entendemos como tal que esta palabra significa que uno es propenso a riñas o pendencias (RAE); no, no lo digo por ello, sino porque pienso que hay muchos problemas que atender en el SEM, como para estar buscando pelea con quién sabe quién en las redes sociales.

Como ciudadano y militante que es Granados, Nuño o cualquier otra persona, es respetable su posicionamiento, como Secretario de Educación, tendría que pensar y repensar su escritura, porque si analizamos lo que la misma RAE nos aporta y que doy a conocer al inicio de estas líneas, el termino que éste empleo para referirse a quién sabe quién, también le aplica, dado que con su tuit demostró poca moderación y prudencia. Obviamente, y para confirmar mi dicho: entre un pendenciero y un orate, hay una diferencia. Uno es Secretario de Educación y el otro… ¿alguien sabe quién es el “otro”?

Tiempo al tiempo.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/entre-un-pendenciero-y-un-orate-hay-una-diferencia/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/11/Otto-Granados-Roldan-e151189405

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Lecciones de la historia

Por: Elías Jaua

Hace cien años en Rusia, tras cerca de 500 años de régimen feudal del Zarismo, en marzo de 1917 una rebelión obrera, de soldados, campesinos y la naciente burguesía derroca al último de los zares.

Se instala un gobierno provisional, una alianza liberal socialista, con un programa mínimo: convocar a elecciones para una Asamblea Constituyente; retirar las tropas rusas de la Primera Guerra Mundial; distribuir las tierras del zarismo entre los campesinos y darles participación a los trabajadores en las nacientes fábricas industriales.

Transcurrieron los meses y el gobierno provisional ratificó su participación en la guerra, aliados con Francia e Inglaterra contra los alemanes; postergó la entrega de tierras; reprimió a los trabajadores; permitió que el naciente capitalismo estructurara un modelo de economía especulativa y expoliadora, bajo el pretexto de preservar la alianza con la burguesía.

Estos lodos se convirtieron en una avalancha y el 7 de noviembre de 1917, 25 de octubre en el calendario Juliano, una segunda rebelión de soldados, campesinos y obreros, organizados en Soviets, Consejos, y bajo la conducción del Partido Bolchevique, dirigido por Vladimir Lenin y León Trotski, toman el poder y protagonizan el inicio de la primera revolución socialista triunfante del mundo.

Entre 1917 y 1918 se dan las más inéditas experiencias de gobierno directo desde las bases, todo el poder fue transferido a los Soviets; se dan eficientes experiencias de control y distribución de la producción; se demuestra que todos los seres humanos podían tener derechos sociales, a la educación, la salud, la vivienda, la propiedad, a la tierra.

Sin embargo, el haber cumplido la promesa de salirse de la guerra, firmando un pacto de paz con Alemania en condiciones muy desfavorables que conllevó a la perdida de amplias extensiones territoriales por parte Rusia, dividió al movimiento socialista y potenció las fuerzas contrarrevolucionarias generando las condiciones para una guerra civil, que tuvo como correlato el desarrollo de una estructura fuerte, punitiva del naciente Estado Soviético y del partido, así como la profundización de la caotización de la economía.

En 1922, Lenin que había sufrido un atentado con balas en 1918, comienza un proceso de degeneración de su salud que lo va alejando del ejercicio del poder real y ese es el contexto en el cual comienza a insurgir como hombre fuerte José Stalin, ya para ese momento Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética.

Entre diciembre de 1922 y marzo de 1923, Lenin escribe un conjunto de artículos no publicados, que se denominan Notas de Lenin, consideradas su testamento político. Allí expresa, entre otras cosas, su preocupación por la sustitución del poder de los soviets, Consejos de trabajadores, campesinos y soldados, por una pequeña dirección del partido dirigida por Stalin, de quien dejó dicho por escrito que había alcanzado una ¨autoridad ilimitada concentrada en sus manos, y no estoy seguro de que siempre sepa utilizarla con la suficiente prudencia¨.

Lenin envía parte de estas notas, en carta secreta al XII Congreso del Partido celebrado en abril de 1923. Esta carta sólo fue publicada tras la muerte de Stalin, en 1953. Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, muere en enero de 1924. Lo demás es historia conocida.

Hoy quiero revindicar la primera experiencia de poder popular real, de auténtica democracia revolucionaria, que dejó como uno de sus legados más importantes la noción de que todos los seres humanos tenemos derechos sociales, políticos y económicos y también es justo reconocer que el Estado y la organización popular que surgió de la llamada Revolución de Octubre, La Unión Soviética, salvó a la humanidad del nazi fascismo, hizo invalorables aportes al desarrollo científico y tecnológico para la humanidad, apoyó y financió la liberación nacional y la independencia en África, Asia y en nuestra América Latina.

Tomando en cuenta las causas conocidas del fin de esta extraordinaria experiencia, en 1991, rescato como lección para los revolucionarios y revolucionarias que luchamos por el socialismo, que tengamos conciencia que el pueblo no puede ser sustituido por un partido, y que el partido revolucionario no puede ser sustituido por una cúpula.

También queda como lección, que siempre nos recordaba nuestro Comandante Chávez, que el Capitalismo es una gigantesca amiba que siempre esta presta a devorar las experiencias no capitalistas, sino hay firmeza en lo moral y claridad en lo ideológico.

Con el escritor Uruguayo Eduardo Galeano, quien escribió un brillante artículo en 1990 que recomiendo, denominado el Niño Perdido en la Intemperie, me niego a creer que la condición humana esté condenada al egoísmo y a la acumulación de riquezas a costa de las miserias de millones.

Sigamos perseverando por el camino de la revolución democrática y no por otro hacia el porvenir de una sociedad auténticamente humana.

Fuente: http://vtv.gob.ve/opinionlecciones-de-la-historia-por-elias-jaua/

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Venezuela: Nuestras escuelas técnicas forman una juventud protagonista de su futuro

Venezuela/Octubre de 2017/Autor: Yennifer Maldonado/Fuente: MPPE

Durante la transmisión del Programa Radial Encuentro Popular desde la Escuela Técnica Industrial Robinsoniana Gregorio Mac Gregor en Coche, Alexander Carreño, director del plantel educativo, destacó que en las escuelas técnicas se forman talentos para las industrias y para el servicio de la nación.

“Producimos talento para las industrias y para el servicio a la nación en las menciones de electrónica de electricidad y maquinas y herramientas, los muchachos se preparan para resolver problemas relacionados a sus especialidades”, agregó Carreño.

Asimismo, el docente indicó que la institución para este nuevo año escolar cuenta con una matrícula de 860 estudiantes, que “son distribuidos en el área básica donde aprenden los conocimientos académicos y luego pasan al área profesional donde ya son preparados para la formación de técnicos medios”, detalló Carreño.

Seguidamente, el director de la ETIR Gregorio Mac Gregor expresó su agradecimiento por todo el apoyo recibido por parte de los entes gubernamentales como el Ministerio de Educación, FEDE, INCES y al personal docente que están demostrando que si se pueden transformar las escuelas técnicas en un espacio de producción y sustentabilidad al servicio de la comunidad.

Por su parte, el responsable del MPPE garantizó que la ETIR Gregorio Mac Gregor quedará impecable y será dotada en su totalidad para que se convierta en la vanguardia del relanzamiento de la Educación Técnica venezolana.

Una juventud con futuro

“El liceo y la universidad son insustituibles en la vida de cada joven, aprópiense de este momento y espacio de la vida para que puedan ser felices hacia el futuro”, exhortó Jaua a los jóvenes estudiantes.

Además, Jaua recalcó que los estudiantes deben tener una visión de futuro como líderes y lideresas, sin caer en el repetido patrón de subordinación. “No podemos caer en la cultura de la subordinación de un patrón, deben asumirse como protagonistas del futuro propio y que se piensen como directores, subdirectores, emprendedores de una empresa, siempre al frente con liderazgo”.

El estudiante Harrison Arráiz, comentó que “no sabía arreglar bombillos y fue un compañero que me enseñó, pero en lo que le puse interés y a través de la práctica aprendí a reparar varios para la comunidad, de igual forma es un orgullo para mí ser un aporte más para mi liceo y hacer que cada día sea mejor”.

Fuente: http://www.me.gob.ve/index.php/noticias/87-noticias-2027/octubre/3514-nuestras-escuelas-tecnicas-forman-una-juventud-protagonista-de-su-futuro

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