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Embarazadas y sin acceso a educación: adolescentes en Mozambique

Cristina Bazán | Guayaquil 

Constância siempre tuvo un expediente académico intachable que le permitió llegar al doceavo grado, un nivel al que pocas adolescentes acceden en Mozambique. Sin embargo, a los 17 años quedó embarazada y tras dar a luz a su hijo tuvo que enfrentar las múltiples barreras sistémicas y sociales que alejaron a otras niñas y adolescentes como ella de las aulas.

El abandono escolar en este país del sur de África es parte de un círculo en el que las niñas y adolescentes sufren violencia y discriminación, lo que se suma al poco control gubernamental, a una normalización de los matrimonios y embarazos infantiles y a la ausencia de educación sexual y reproductiva en las instituciones educativas. Una realidad que se detalla en un reciente informe de la organización Human Rights Watch (HRW), en el que se documentan numerosas barreras que enfrentan las adolescentes y mujeres que están embarazadas o son madres y que se intensifican cuando intentan permanecer en la escuela.

La tasa de embarazo adolescente de Mozambique es la más alta de África oriental y meridional: 166 de cada 1.000 niñas y mujeres jóvenes de 15 a 19 años dieron a luz en 2021, en contraste con el promedio regional de 94 nacimientos por cada 1.000 niñas. Mientras que la tasa de embarazos no deseados entre niñas y mujeres de 15 a 49 años también es alta: 88%. Esto muestra una grave brecha en la capacidad de las niñas y las mujeres para ejercer sus derechos sexuales y reproductivos.

Las niñas y adolescentes que se convierten en madres a menudo experimentan discriminación, estigma y falta de apoyo y adaptación que hace imposible compatibilizar las responsabilidades escolares y de cuidado infantil. Además, la falta de educación gratuita obliga a muchas menores de los hogares más pobres a abandonar la escuela.

La realidad de las adolescentes en Mozambique

En 2003, el gobierno mozambiqueño adoptó un decreto ministerial que ordenaba a los funcionarios escolares trasladar a las niñas embarazadas y a las madres adolescentes de las escuelas diurnas a las nocturnas, aprovechando una infraestructura existente utilizada para la educación básica de adultos. Este decreto autorizó y consolidó en la práctica la discriminación contra estas estudiantes en el sistema educativo nacional, negando a las alumnas embarazadas o con hijos el derecho a estudiar en las escuelas primarias y secundarias junto con sus compañeros.

Quince años después, y gracias a la intensa lucha de grupos de la sociedad civil de Mozambique, el gobierno revocó el decreto y dio instrucciones a las escuelas para que permitieran a las alumnas embarazadas o con hijos estudiar durante la jornada escolar normal. Sin embargo, esta política no se ha convertido en realidad a nivel escolar ni se han abordado las enormes barreras sistémicas y sociales a las que se enfrentan las niñas para permanecer en la escuela.

Human Rights Watch descubrió que algunos profesores y autoridades escolares enviaban automáticamente a las alumnas a escuelas nocturnas debido al estigma, las prácticas discriminatorias existentes o la falta de orientación de los funcionarios.

La poca socialización de la revocación del decreto también se evidenció en el desconocimiento que las mismas adolescentes tenían sobre este derecho. En 2021, las estudiantes todavía creían que estudiar en el turno de noche era la única opción que tenían. Las matriculadas en el turno nocturno informaron de muchos problemas asociados con ir a la escuela por la noche, incluida la distancia a las unidades educativas, el costo del transporte y la falta de medidas de seguridad y protección personal.

Y las que se quedan en el turno matutino tienen que soportar el escarnio de sus compañeros y profesores, que las juzgan por el embarazo y por querer buscar un futuro mejor para sus familias, como fue el caso de Custódia. «Los profesores empezaron a menospreciarme porque solía ser una estudiante buena y muy dedicada. Estaban decepcionados de que quedara embarazada. Dijeron que yo era falsa, que lo que parecía en la escuela no era mi realidad después de todo».

«Otras decían que me tenían lástima porque tenía mucho potencial, pero que no iba a poder aprovecharlo porque quedé embarazada temprano. Pocos profesores me apoyaron», relató Custódia.

El dinero para pagar la matrícula o el transporte hacia la escuela también se convierte en un problema, como le sucedió a Dinércia, de 17 años. Ella no recibió apoyo de su escuela, que estaba lejos de su casa y no tenía dinero para pagar el transporte para llegar allí. También tenía que pagar entre 3.000 y 4.000 meticais (entre 86 y 114 dólares) para volver a matricularse en la escuela. Además, tanto su novio como su madre trabajaban todos los días y no podían quedarse en casa con el bebé.

Un estudio de 2019 sobre datos recopilados sobre el abandono de la escuela primaria en Mozambique encontró que el 70% de las niñas embarazadas abandonaron la escuela.

Embarazos y matrimonios adolescentes

Una de las principales causas de los embarazos adolescentes es la tasa persistentemente alta de matrimonio infantil en el país: el 53 % de las adolescentes se casan antes de los 18 años y el 17 % se casan antes de los 15, a menudo en uniones informales. Esto sitúa a Mozambique entre los cinco países con la mayor prevalencia de matrimonio infantil en el mundo.

En 2019, Mozambique adoptó una ley nacional para prevenir y combatir el matrimonio infantil, incluso prohibiéndolo e igualando la edad mínima para contraer matrimonio a 18 años para ambas partes, sin excepción. Sin embargo, las uniones de adolescentes incluso con mayores de edad están normalizadas en el país.

La violencia sexual también es una las causas de los embarazos infantiles y expulsa a muchas niñas y adolescentes de la escuela. Según el Banco Mundial, las niñas y adolescentes corren un riesgo «preocupantemente alto» de sufrir violencia de género. Y aunque en un gran número de casos de violencia física, sexual y emocional los perpetradores son las parejas de las víctimas, ellas también enfrentan niveles impactantes de violencia sexual y de género perpetrada por maestros y compañeros en la escuela. Siete de cada diez niñas han informado ser conscientes del acoso y abuso sexual en el entorno escolar, explica HRW.

La organización asegura que la educación sexual integral y el uso de anticonceptivos siguen siendo deudas en Mozambique y que aunque el aborto es legal en algunos casos, el acceso sigue siendo muy limitado. «Las niñas y mujeres que hablaron con Human Rights Watch dijeron que enfrentaron barreras al intentar acceder a los servicios de aborto, como que les pidieran que pagaran por el procedimiento a pesar de que los abortos deberían ser gratuitos en clínicas de salud pública, recibieron información médica incorrecta o fueron desanimadas a hacerlo por sus parejas, familiares y funcionarios».

Según datos de Naciones Unidas, al menos 1 de cada 10 adolescentes tuvo un hijo antes de los 15 años.

Human Rights Watch afirma que Mozambique tiene la obligación de respetar, proteger y hacer realidad los derechos a la educación y al más alto nivel posible de salud para todas las adolescentes y mujeres, incluidas aquellas que están embarazadas o tienen hijos. «Esto requiere que el gobierno garantice que los servicios esenciales para estos derechos, incluida la escolarización y la información sobre salud sexual y reproductiva, estén disponibles, sean accesibles, aceptables y de suficiente calidad», recomienda.

Embarazadas y sin acceso a educación: adolescentes en Mozambique

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UNESCO: Galardonados de Brasil y Mozambique recibirán el Premio UNESCO de Educación de las Niñas y las Mujeres 2021

Galardonados de Brasil y Mozambique recibirán el Premio UNESCO de Educación de las Niñas y las Mujeres 2021

Este año se otorgará el Premio UNESCO de Educación de las Niñas y Mujeres a un proyecto que capacita a mujeres y niñas subrepresentadas y de bajos ingresos para cerrar la brecha de género en el sector tecnológico de Brasil, y otro que empodera a las adolescentes y mujeres jóvenes en Mozambique a través de modelos a seguir y círculos de hermandad. durante una ceremonia en línea el 15 de octubre de 2021. Los galardonados fueron seleccionados por el Director General de la UNESCO, por recomendación de un jurado internacional, entre más de 70 nominaciones presentadas por Estados Miembros de la UNESCO y organizaciones no gubernamentales en asociación oficial con la UNESCO. Cada uno de los galardonados recibirá 50.000 dólares estadounidenses para ayudar a promover su trabajo en la promoción de la educación de las niñas y las mujeres.

REPROGRAMA de Brasil, es premiada por su proyecto,  Reprogramación del Sector de Tecnología de Brasil , que está trabajando para cerrar la brecha de género en el sector de tecnología de Brasil a través de la provisión de capacitación a miles de mujeres y niñas subrepresentadas y de bajos ingresos en codificación y otros en demanda. habilidades digitales. 

El proyecto se centra en dotar a las mujeres y las niñas de los conocimientos de programación, las habilidades y la confianza que necesitan para la fuerza laboral de hoy y de mañana, al mismo tiempo que las empodera para hablar y ser escuchadas en un sector tradicionalmente dominado por hombres, así como en su vida cotidiana. En la actualidad, ha llegado a más de 10,000 mujeres y niñas a través de sus bootcamps y eventos técnicos de programación presencial y en línea de 18 semanas.

Girl MOVE Academy of Mozambique , es reconocida por su proyecto,  Desbloqueando la educación y las oportunidades de las niñas a través de nuevos modelos de referencia , que empodera a las adolescentes y mujeres jóvenes para que tengan un acceso justo a la educación a través de tutorías, narraciones, círculos de hermandad y un modelo único de apoyo intergeneracional.

El proyecto enfatiza el liderazgo y las redes sociales para abordar las normas y estereotipos de género nocivos que impiden que las niñas y mujeres alcancen su máximo potencial. Reconocido tanto por su modelo innovador como por su rápida adaptación a la pandemia de COVID-19 utilizando tecnologías de bajo costo, el proyecto se está ampliando a través de asociaciones con universidades nacionales y otras organizaciones locales. Ahora ha empoderado a más de 5.000 niñas y mujeres jóvenes para que participen activamente en la educación y la sociedad.

La UNESCO celebrará a los galardonados en 2021 en una  ceremonia  de premiación en línea el viernes 15 de octubre con la participación del Profesor Peng Liyuan, Primera Dama de la República Popular de China y Enviada Especial de la UNESCO para el Avance de la Educación de las Niñas y las Mujeres, y Audrey Azoulay, Directora -General de la UNESCO. 

Celebrada como parte de la celebración de la UNESCO del  Día Internacional de la Niña 2021 , la ceremonia formal de premiación será seguida por el lanzamiento de un nuevo proyecto de colaboración China-África sobre ‘Promoción de la educación sanitaria escolar para niñas en África en la era COVID’, financiado por Universidad de Pekín y un panel de discusión con cuatro galardonados y su trabajo para promover la educación, la salud, la protección y los derechos de las niñas durante el cierre de escuelas COVID-19. 

Establecido en 2015 por la Junta Ejecutiva de la UNESCO y financiado por el Gobierno de la República Popular de China, el Premio UNESCO de Educación de las Niñas y las Mujeres contribuye directamente al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 4 y 5 relativos, respectivamente, a la educación y la igualdad de género. . Los galardonados del año pasado  fueron la Fundación Shilpa Sayura de Sri Lanka y la Girl Child Network de Kenia.

Fuente de la Información: https://en.unesco.org/news/laureates-brazil-and-mozambique-receive-2021-unesco-prize-girls-and-womens-education

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Doce estudiantes universitarios de Mozambique reciben beca anual de embajador chino

África/Mozambique/05-02-2021/Autor(a) y Fuente: Spanish. xinhuanet. com

Un total de 12 estudiantes de la Universidad Eduardo Mondlane (UEM) de Mozambique recibieron este viernes la beca anual del embajador chino.

El premio, creado en 2018, muestra el apoyo del embajador chino a la UEM y el aliento a los estudiantes de la especialización en lengua y cultura china en el Instituto Confucio de la universidad, dijo el presidente de la entidad académica, Orlando Quilambo, a través de un video a la ceremonia celebrada en la recién construida sala de conferencias de innovación colaborativa.

Al elogiar el trabajo del instituto, Quilambo dijo que desde su fundación, la entidad viene realizando una serie de actividades académicas y culturales para cumplir con su compromiso y consolidar las relaciones entre Mozambique y China, lo cual fue apreciado por la universidad y la sociedad de Mozambique.

«Este año hemos sido testigos de la graduación del primer grupo de estudiantes chinos de la carrera, lo que representa un momento de satisfacción por el logro de las metas establecidas cuando se inició el instituto en nuestra universidad», expresó Quilambo.

China se ha convertido en una de las principales inversiones y socios comerciales de Mozambique en los últimos años, y muchos jóvenes talentos mozambiqueños se han sumado a los proyectos de cooperación entre los dos países, dijo el embajador chino en Mozambique Wang Hejun en un video grabado.

Habrá una creciente demanda de talentos bilingües con habilidades en el idioma chino y portugués y el dominio del mandarín se ha convertido en una ventaja al buscar empleo para los graduados locales, dijo el embajador.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2021-01/30/c_139709082.htm

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Coronavirus y deuda: la pesadilla de los niños mozambiqueños

África/Mozambique/Octubre 2020/elpais.com

Un nuevo informe de Unicef muestra los graves desafíos de la pobreza infantil en Mozambique

La pobreza infantil es uno de los fracasos más crueles e injustos de nuestras sociedades contemporáneas. La experiencia de privación extrema durante los años críticos del crecimiento determina las posibilidades vitales de un ser humano más que ningún otro factor. En esta lotería del código postal, la posibilidad de nacer en el lugar equivocado es el equivalente a una condena de por vida a la vulnerabilidad y la pobreza.

Esta es la situación de uno de cada dos niños mozambiqueños menores de 18 años. Una cifra que podría multiplicarse en el contexto de la covid-19 y la crisis de deuda externa.

La agencia internacional Unicef ha hecho público esta semana un informe en el que un equipo hemos estado trabajando durante dos años y que ofrece una fotografía pavorosa de las muchas dimensiones que componen la pobreza de los menores en Mozambique. Siete de los algo más de 14 millones de niños de este país viven por debajo de los mínimos aceptables en uno o varios indicadores de una batería que incluye la pobreza monetaria, pero que va mucho más allá de ella: vivienda, participación, situación familiar, nutrición, salud, educación, trabajo infantil y acceso al agua, el saneamiento y la higiene.

La medición multidimensional de la pobreza ofrece una herramienta sofisticada y ajustada al contexto para calibrar las verdaderas condiciones de vida de los seres humanos. Y la de demasiados niños mozambiqueños se parece a un infierno, como demuestran estos datos:

  • Las infraestructuras más básicas, como la electricidad, el saneamiento o el servicio de agua potable están fuera del alcance de una buena parte de los hogares en los que residen los niños.
  • El 42% de los menores del país padecen desnutrición crónica, un lastre que condiciona su aprendizaje y su respuesta a enfermedades infecciosas.
  • Incluso dentro de un país tan devastado como Mozambique, la desigualdad constituye un factor determinante en el fenómeno de la pobreza infantil. Vivir en el medio rural o en una provincia del centro y Norte del país multiplica por tres la probabilidad de ser un niño pobre.
  • La educación primaria destaca como uno de los grandes desafíos en este panorama, cuando más de dos tercios de la población de entre 12 y 17 años no ha completado sus estudios básicos.

El informe también proporciona algunas buenas noticias, especialmente en lo que respecta al acceso a redes mosquiteras, el acceso a saneamiento o la reducción de la desnutrición aguda, que cayó a la mitad en poco más de una década.

Pero estas luces son la excepción en un panorama inquietante, cuyas consecuencias van mucho más allá de los propios niños afectados. Como señalamos en el informe, “en un país donde casi la mitad de la población tiene menos de 15 años, las privaciones múltiples de niños y adolescentes constituyen una causa primordial de preocupación [nacional]”.

Porque es en este punto, el de las consecuencias generacionales, donde saltan todas las alarmas. Esta investigación fue realizada basándose en estadísticas de 2014/15, y en un contexto previo a la covid-19. En aquel momento pensábamos que la acumulación de desafíos económicos, políticos y climáticos del país constituía una suerte de tormenta perfecta capaz de revertir dos décadas de progreso desigual pero continuado en Mozambique.

Hoy la situación de hace un lustro parece un balneario en comparación con las plagas bíblicas que sufre el país. La covid-19 golpea a una sociedad castigada por los conflictos armados, la virulencia de los shocks naturales extremos y la no menos virulenta actitud de los mercados internacionales. A mediados de 2019 la deuda externa del país era de 14.780 millones de dólares, el 113% de su PIB y casi un tercio más alta que en 2016. En julio de este año la carga era del 130% del PIB. El devastador impacto de la pandemia en las exportaciones, las remesas y la ayuda internacional de las que depende desesperadamente la economía mozambiqueña ha hecho esta situación más insostenible, si cabe. Las restricciones fiscales que se deriven de este círculo vicioso entre crisis y endeudamiento caerán como mazazos sobre el gasto social del que dependen muchas familias, empeorando los ya alarmantes indicadores de pobreza infantil.

Cada uno de estos elementos supone un motivo para la movilización, no para la parálisis. Las autoridades nacionales tienen muchas explicaciones que dar acerca de la eficacia y orientación del gasto público, así como de la gestión limpia de los recursos. Como demuestra nuestro informe, hoy sabemos mucho más acerca de las herramientas que nos permitirían optimizar unos presupuestos inevitablemente escasos. Por ejemplo: una transferencia de tan solo 600 meticales (7 euros) mensuales a cada uno de los 1,4 millones de niños que están en peor situación permitiría rescatar de la pobreza a la mitad de ellos. El coste total del programa ha sido calculado en 127 millones de euros anuales. Es difícil concebir una medida social que consiga tanto con tan poco.

Pero incluso este pequeño esfuerzo resulta imposible de plantear para un Estado que carece por completo de margen de maniobra fiscal. A menos que las economías más desarrolladas del planeta intervengan de manera decidida, la nueva crisis de deuda de Mozambique y otros muchos países pobres se convertirá muy pronto en una crisis generacionalComo recordaban recientemente Kevin Watkins y Henrietta Fore, el plan diseñado por el G20 carece todavía de la tracción política y financiera que garantizaría su éxito. Las semanas que transcurran entre las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI, que terminaron ayer, y la cumbre del G20 del 21-22 de noviembre, van a determinar las vidas de decenas de millones de niños en todo en planeta. Ellos no necesitan que llegue la vacuna para empezar a vencer al coronavirus.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/10/19/3500_millones/1603110050_861278.html

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Las raperas de Mozambique se levantan contra el machismo

África/Mozambique/02 Julio 2020/elpais.com

Muchos sectores de la sociedad mozambiqueña plantan cara a los abusos contra las mujeres utilizando diversos lenguajes. La música es uno de los más eficientes

“La música entra en tu vida sin pedir permiso. De la misma manera que se cuela en tu casa en cualquier momento, entra en tu subconsciente, tanto si quieres como si no quieres y a veces incluso sin que lo sepas” y así es como, según la rapera mozambiqueña Iveth, la música tiene poder para transmitir mensajes de sensibilización importantes. Ella lo ha experimentado, por ejemplo en la lucha contra la violencia de género en su país. “Una de las muchas funciones del hip-hop es la concienciación, transmitir menajes sobre la realidad actual y hacer una crítica social. En Mozambique, uno de los problemas que tenemos es la violencia de género, no solo por motivos culturales, sino también por el machismo enraizado en nuestras instituciones y a un nivel muy profundo. El hip-hop nos da la posibilidad de criticar esa situación, lanzar otro mensaje y favorecer un cambio de comportamiento, en los hombres, en las propias mujeres, y también en las instituciones”, explica esta rapera que, además, es una reconocida abogada.

Para Dama do Bling, “la música permite pasar mensajes de forma sutil”. “Hablamos de sociedades en las que a menudo hay poca escolarización”, añade, “y la música está muy presente. Cuando cantas una canción 50 veces, el mensaje pasa 50 veces mientras cantas y bailas, pero no puedes hacer un discurso 50 veces”, bromea. Esta artista de éxito mozambiqueña también ha puesto su micro al servicio de la lucha contra la violencia de género. Dama do Bling además destaca que el entorno social en el que se desarrolla la música ayuda a ese cambio de actitudes. “A través de la música puedes hacer una actividad en una comunidad remota en la que no solo te estás dirigiendo a las mujeres, sino que tienes delante a las autoridades, al jefe de barrio, los líderes comunitarios… Y que pueden participar en la actividad al margen de su formación. Un hombre, una mujer, un niño, da igual, pueden recibirla de manera transversal”, explica la cantante.

Hace años que desde diferentes perspectivas la sociedad mozambiqueña le ha declarado la guerra a la violencia que sufren las mujeres en el país, desde reformas legales hasta campañas institucionales y, evidentemente, acciones de la sociedad civil que pretenden cambiar conciencias. Las actividades de músicas como Iveth o Dama do Bling se enmarcan en esta estrategia de transformar los pilares más profundos de la sociedad. No han estadísticas claras, pero un estudio del Ministerio Salud y otros organismos oficiales de 2018 señala que el 22% de las mujeres mozambiqueñas de entre 15 y 49 habían sido víctimas de violencia física o sexual en el entorno doméstico y que un 16% la habían sufrido en el último año.

Iveth y Dama do Bling bromean en un hotel de Barcelona, donde han acudido al estreno del documental Woman, dirigido por Raúl de la Fuente y promovido por Medicus Mundi, en el que precisamente se habla de las nuevas formas de combatir la violencia de género en Mozambique. Ambas cantantes son dos de las artistas que muestran su experiencia en el documental y hacen evidente su complicidad mientras explican los motivos de su compromiso. “Muchas de las actividades que yo hago con voluntad de intervención social, son en realidad una respuesta a lo que te ha transmitido la gente que te rodea”, explica Dama do Bling, “porque, en realidad, como artista, nunca sabes cuántas personas han recibido tu mensaje, pero cuando te alguien te para en la calle y te dice que tu música refleja su realidad y lo que ha vivido, te das cuenta del papel de la música”. “Creo que primero, al menos en mi caso, intentas que la música sea el vehículo de tu activismo, para hacer la sensibilización, pero después hay esa segunda vertiente, cuando te das cuenta de que tu música puede generar esa respuesta, es cuando asumes el papel de activista”, resume la cantante.

Ellas, igual que otras artistas en Mozambique han tomado cartas en el asunto y se han comprometido en el cambio de la conciencia colectiva de la sociedad. “Si eres un artista y tienes una legión de fans y son personas para las que tienes autoridad, tú puedes dirigirles, de alguna manera, puede enviarles un mensaje. Nuestro papel como artistas es usar la música para esta transformación, pero no es solo por el tipo de música que hacemos, sino por el tipo de personas que somos. Somos artistas aspiracionales. No podemos cantar una cosa y después comportarnos de manera diferente”, recuerda Dama do Bling.

Esta cantante que lleva más de una década en la música, habla con propiedad del impacto de su música. Su perfil de Twitter es el segundo más popular de Mozambique con más de 170.000 seguidores; son 430.000 los que siguen su perfil de Instagram; y en su canal de YouTube hay vídeos con más de 300 mil visualizaciones.

Ambas son artistas con una enorme credibilidad. “Las músicas son el espejo de la sociedad”, comenta Iveth, “son sensibles a las necesidades de la sociedad. Su trabajo es diagnosticar las dolencias, los excesos y las carencias, como si fuese un médico”. “Para las personas es más fácil identificarse con una persona que sufre o que pasa las mismas necesidades que tú, que vive la misma realidad. Perciben que nosotras vivimos una realidad como la suya, pero los políticos no. Tenemos las mismas dificultades, vivimos las mismas problemas y tenemos las mismas reclamaciones, la ventaja de Iveth es que ella tiene el don de música y la retórica, de expresarlo”.

Pero además estas artistas consideran que el lenguaje musical es especialmente adecuado para desencadenar el cambio. “Si tú me explicas tu historia y yo la convierto en una canción, tú mismo acabarás llorando. La artista tiene la magia de transcender la realidad y contarla de manera que nos toca el corazón. Los políticos no tienen esa magia”, comenta divertida Iveth. “Por eso los políticos intentan usar a los artistas para conseguir entrar en la casa y las cabezas de la gente y sacar votos”, advierte la rapera. “Todas las grandes revoluciones se hicieron con música”, sentencia la activista mozambiqueña, “todos los grandes momentos de la historia tienen su música, pero es que además está presente en los grandes momentos de nuestra vida. El nacimiento tiene una música; los ritos de iniciación, tienen su música; hasta la muerte”.

A pesar de ese compromiso, Iveth reclama los espacios en los que la música es pura diversión. “El hip-hop nació en las discotecas”, defiende la artista, “y después se encontró con la revolución. Porque los que bailaban y cantaban en las discotecas estaban felices allí dentro, pero cuando salían se encontraban con la violencia de la policía y después con los contextos problemáticos en sus casas”. “La vida no es solo revolución. El que vive solo de revolución está frustrado, yo vivo, soy feliz y hay momentos en los que hago la revolución”, asevera riendo Iveth.

Para Dama do Bling, “la música se interpreta como una manifestación artística, como una opinión poética, un sentimiento, de manera que la censura es menor” por lo que se pueden poner sobre la mesa debates controvertidos y argumentos incómodos. “La música que hacemos es, habitualmente, música de intervención social para mujeres que después se extiende. Muchas veces de mujer para mujer, hace que esas mujeres no se sientan solas, que no es un problema que solo es suyo, sino que es social, y de la misma manera que viven la situación juntas, podemos buscar soluciones juntas”, cuenta Dama do Bling. “Las mujeres tienen que ser cantadas, habladas y tienen que sentir que su grito no es solo suyo, que nosotras podemos llevar su mensaje. Creo que la generación de nuestros hijos será mejor que la nuestra en la cuestión de género”, concluye esperanzada la rapera.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/06/25/planeta_futuro/1593073040_988477.html

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Mozambique: El colectivo de escritores que inventa lectores

África/Mozambique/24 Octubre 2019/El país

En Mozambique donde el 45% de la población no sabe leer ni escribir, las salas para que los niños lean se han revelado como una estrategia eficaz para revertir el analfabetismo

“Uno no puede leer poesía de cualquier manera”. Mientras estira su reluciente camiseta azul, Jadir hace malabares con la voz, con la mente y, los que le sobran, se le escapan por pies y manos. Una versión africanizada de la capoeira, se le ocurre decir mientras brinca, mete la cabeza entre el poema de Soraya Ferreira da Silva que repasan sus dos compañeras y se dirige al profesor Wambire. Todo a la vez. Porque a sus 15 años, Jadir no entiende que exista otra forma de hacer las cosas que no sea alterando su orden.

“Sería mejor añadir un verso final que diga Liberté, Égalité, Fraternité. Así en francés, para marcar la diferencia”. En la vida, añade sin dejar de saltar, pero como si hubiese acabado de cursar un máster en emprendimiento, “hay que innovar, ser creativos, para triunfar”. Triunfar para Jadir pueden ser muchas cosas. Puede ser que su casa no la venza la próxima inundación, que en la biblioteca de su escuela haya algún libro más que los de gramática portuguesa o simplemente que en los actos de la semana de la francofonía que organizan en la ciudad nadie recite mejor que él eso de Liberté, Égalité, Fraternité. Después de todo, “uno no puede leer poesía de cualquier manera”.

Wambire, que fuera de esta aula improvisada en los patios cubiertos de la Universidade Zambeze es en realidad escritor de títulos como A mulher sobressalente, mira a Jadir y a la otra media docena de adolescentes que han acudido esta mañana de sábado a la oficina de lectores y no puede evitar sonreír. Intenta mantener la compostura, pero las ocurrencias de Jadir acaban con cualquier resistencia. “Venga, una vez más. Empezamos donde entra Délcia”. Los chavales, que se incorporan a medida que van llegando —algunos vienen de lejos, de los barrios periféricos, de los que tardan más de una hora en llegar—, retoman con devoción el ejercicio. Da igual que el móvil de uno de ellos haya un vídeo de Micky Mouse rapeando. La poesía es más importante. Al menos por un rato.

“Empezamos a trabajar con estos chicos en 2016. Eran alumnos de un centro donde yo daba clase, y aunque ahora algunos se han ido a otras escuelas, seguimos reuniéndonos”, explica Wambire. Al principio funcionaban como un club de lectura en el que analizaban cuentos y personajes, pero poco a poco han ido ampliando sus actividades y ahora ya organizan recitales y animan a los chicos a escribir. “En un país en el que a un autor le resulta casi imposible vender 500 libros”, apunta el joven escritor, “nuestro primer reto es formar lectores”.

El problema de la lectura en Mozambique, señala el doctor en estudios culturales por la Universidad de Aveiro y profesor en la Universidade Zambeze Martins Mapera, “nace en el sistema escolar, con profesores que no están bien formados o no reciben la remuneración necesaria. Así resulta muy difícil. Por eso proyectos como el de las oficinas literarias son una isla que ayuda a construir el futuro de Mozambique. Ojalá tuviésemos más iniciativas como esta que lograsen crear una base cultural sólida en el país”.

Pese al éxito relativo de los planes de alfabetización puestos en marcha por el Gobierno del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), todavía casi el 45% de los adultos mozambiqueños no saben leer ni escribir, un problema que afecta especialmente a las mujeres: el índice de alfabetización de hombres prácticamente duplica al de ellas. En el programa de Wambire hay casi paridad, y si cabe mayor talento entre las jóvenes. También resultan más maduras; aunque también más preocupadas por hacerse selfies con el móvil en cada descanso.

Una de las jóvenes estudiantes de la oficina literaria de Beira, durante el ensayo.
Una de las jóvenes estudiantes de la oficina literaria de Beira, durante el ensayo. PABLO L. OROSA

“Tuve exámenes toda la semana y no pude estudiar los versos”, se excusa Natasha, quien ejerce de coordinadora del grupo, aunque hoy es la última en llegar. Poco importa, le basta un minuto para ponerse al ritmo de los demás y dos para llevar la voz cantante del ensayo. Las oficinas de lectores funcionan como una cadena: los chicos que ya saben leer ayudan a enseñar a otros chicos, multiplicando el efecto hasta que haya algún día en Mozambique una corriente de lectores que devoren los libros de escritores que antes fueron lectores como ellos.

Es la receta del cambio que aplica la organización Kulemba, formada por profesores, escritores y estudiantes. A las escuelas literarias les siguen concursos tradicionales de cuentos —van por la tercera edición y han recuperado casi 5.000 relatos orales de las regiones de Beira, Dondo y Nhamatanda—, festivales del libro infantil y una pequeña editorial, Fundza, con la que pretenden dar visibilidad a escritores locales como Manuel Mutimucuio o Diogo Vaz. Desde 2016 han publicado ya 11 volúmenes, entre ellos los de la iniciativa poética Soletras Magazine.

“Estamos trabajando en la transformación social a través de la cultura. Puede parecer que en Beira no pasan muchas cosas, que los autores cuando triunfan se tienen que ir a Maputo porque aquí no hay instituciones o medios que den cobertura a su trabajo, pero en realidad desde aquí se pueden contar muchas cosas”, subraya Wambire.

Cosas que quedaron cercenadas por la creación del home novo, el modelo social impuesto por la Frelimo tras la llegada al poder y que pretendía edificar una sociedad uniforme en Mozambique, laminando el uso de las lenguas hasta confinarlas a una intimidad oscura. “Resulta irónico que uno de los pilares de la construcción de la identidad nacional fuese buscado en un factor externo como la lengua portuguesa. La lengua del colonizador es hoy una de las principales herramientas para la creación de la identidad nacional de Mozambique”, asegura Mia Couto, el más internacional de los autores mozambiqueños.

Por eso el próximo gran reto del movimiento literario Geração XXI, como ha sido bautizado por el crítico y profesor de literatura Lucílio Manjate, es publicar textos literarios en lenguas locales, xisena o xindono. “Lenguas para las que todavía hoy no hay público porque sigue existiendo esa idea que inocularon nuestras madres”, continúa Wambire, “que no querían que hablásemos xisena para que nos fuese bien en la escuela”.

Una escuela que no era la ‘escola que queremos’ y que hoy han decidido construir.

Festival Literatas, el punto de encuentro para una literatura excluida

Siguiendo la tradición de El Cairo, Casablanca o Argel, ferias y festivales literarios se han extendido por las ciudades de África subsahariana en una especie de carrera cultural. Encuentros como el Timeof the Writer, en la ciudad sudafricana de Durban, ocupan ya un espacio consolidado en el panorama internacional, mientras que otros más recientes, como el Hargeysa International Book Fair, en la región autónoma de Somalilandia, en Somalia, el Mboka Festival en Gambia o el Ake Arts & Book Festival, en Nigeria, son ya referentes continentales.

Los países de habla portuguesa en África —Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe— han permanecido históricamente fuera de los circuitos literarios internacionales. Aislados en las peleas entre francohablantes, anglófonos y descolonizadores. “No ha existido hasta ahora una conexión con la lusofonía. Antes, lo que venía de Angola llegaba a través de Portugal. Era nuestro vínculo con Europa y con el mundo”. Un vínculo, continúa el poeta y activista literario Eduardo Quive, “cargado de conceptos preconcebidos. Internet, en cierto sentido, ha venido a salvarnos”.

De pronto, las historias mozambiqueñas han encontrado un eco mutuo en Angola, Brasil y en las nuevas miradas hacia las antiguas colonias que se están asentando en Portugal. Autores como Nelson Lineu o Mélio Tinga, o los propios Quive o Wambire participan en encuentros e intercambios literarios dentro y fuera del continente.

Eduardo Quive, poeta y presidente del movimiento Kuphaluxa.
Eduardo Quive, poeta y presidente del movimiento Kuphaluxa. PABLO L. OROSA

El movimiento Kuphaluxa (divulgar, en lengua changana), homólogo del Kulemba de Beira en la capital, ha ejercido de argamasa para la incipiente comunidad literaria de Maputo. “Un grupo de jóvenes que veníamos de las periferias comenzamos, en 2009, en un curso que organizaban en el centro cultural de Brasil en Maputo y al que la gente de la ciudad no quería ir. Empezamos a intercambiar libros y creamos un club de lectura. Pero eso no era suficiente. ‘¿Qué más podemos hacer?’, nos preguntamos. Teníamos la necesidad de expandir ideas, de dialogar más allá del círculo. Eso lo logramos a través de las redes sociales”, explica Quive, quien desde 2015 es presidente de Kuphaluxa.

Fundaron una revista literaria y pusieron en marcha programas escolares similares a las oficinas literarias de Beira. “Aquí”, asegura Quive, “que un niño lea es un milagro. No crecen con ellos, no existen en sus casas. Y en las escuelas enseñan a obedecer, no a pensar ni a ser creativos. Nuestro modelo intenta que esos niños crezcan de la mano de los libros”. Los voluntarios de la asociación, muchos de ellos también escritores, acuden a los barrios humildes que rodean la ciudad para participar en jornadas de fomento de la lectura.

Desde hace cuatro años, organizan en Matola, un enclave muy próximo a la capital, el festival Literatas, que más allá de una feria del libro, es también un espacio para recitales de poesía, exposiciones de pintura, teatro, música y gastronomía. Un resumen hiperbólico de todas las actividades que el colectivo organiza durante el año y que ha atraído ya hasta este humilde rincón de Mozambique a más de 150 autores de Zimbabue, Angola, Brasil, Portugal e Italia.

“Lo que pretendemos”, concluye Quive, “es abrir una ventana al mundo que muestre que hay otra forma de entenderlo. Aspiramos a despertar una rebeldía creativa que transforme las ideas en acción”. Justo lo que Jadir parece haber entendido.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/10/15/planeta_futuro/1571150922_674623.html

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Las necesidades invisibles de las niñas y mujeres en emergencias

Por: Alba Cuadra Garrido

Dedicar tiempo para conocer y hacer frente a los riesgos específicos que corren las chicas, incluyendo el enfoque de género y edad en el trabajo huanitario, es fundamental para responder en crisis

En marzo de 2019, el ciclón Idai, considerado uno de los peores desastres naturales de la historia del hemisferio sur, devastó amplias zonas de Mozambique, Malaui y Zimbabue, provocando fuertes inundaciones, destruyendo casi todo a su paso y dejando miles de víctimas mortales. Llegué a Beira, una ciudad costera de Mozambique, con una población de unos 500.000 habitantes, un par de semanas después de que su paso la devastara en un 90% y quedara prácticamente incomunicada.

Se estima que, solo en Mozambique, el ciclón afectó a unos 1,8 millones de personas, incluidos 900.000 niños y niñas. En situaciones de emergencia humanitaria como estas, las menores corren, dada su vulnerabilidad debido a su edad y género, un alto riesgo de contraer enfermedades o de convertirse en víctimas de tráfico infantil, violencia y abusos sexuales.

Las estructuras sociales se derrumban, las niñas y adolescentes pierden sus espacios de referencia y, muchas veces, se rompe el contacto con sus padres, que tan importantes son en esta etapa de la vida. Es necesario poner el foco en ellas, que muchas veces son las más silenciadas, apartadas e invisibles en estos momentos. Por eso viajé a Mozambique como coordinadora de género en la respuesta de Plan International a la emergencia.

Aunque los profesionales que trabajamos en ayuda humanitaria contamos con los conocimientos y las herramientas para trabajar teniendo en cuenta todo ello, lo cierto es que la emergencia arrasa con los tiempos. Las organizaciones y agencias humanitarias llegamos a Beira y Buzi con prisa, las personas necesitan asistencia inmediata. El ciclón ha arrasado con todo y hay que distribuir comida, mantas, tiendas, medicinas, agua, jabón, ropa… incluso cosas que quizá no son tan evidentes, como compresas.

El mandato es salvar vidas, cubrir las necesidades básicas. En esa vorágine es difícil encontrar el tiempo para escuchar y hablar con las personas para que se sientan seguras y nos expliquen qué necesitan, pero debemos hacerlo porque, de lo contrario, habrá gente que se quede atrás, y las niñas y adolescentes seguirán siendo las grandes olvidadas en los planes de respuesta humanitaria.

Tomarnos el tiempo suficiente para conocer y hacer frente a los riesgos específicos que corren las chicas, incluyendo el enfoque de género y edad en nuestro trabajo, es fundamental no solo para responder a las emergencias en un primer momento, sino para establecer espacios seguros y conseguir resultados positivos a medio y largo plazo.

Durante el mes que trabajé en Beira, uno de mis objetivos como especialista de género en emergencias era encontrar esos espacios y tiempos para sentarme con las mujeres y hablar de sus necesidades, algunas de ellas no tan visibles a primera vista: la menstruación en estas situaciones se convierte en un reto añadido a todos los demás. En contextos de crisis, además, ellas se ven expuestas a un mayor riesgo de violencia, especialmente sexual; embarazos adolescentes o matrimonios tempranos forzados; y además, las niñas y mujeres se enfrentan a serios desafíos a la hora de gestionar sus periodos.

Los tabúes, mitos y la vergüenza que rodea la menstruación pueden conducir al malestar, a la exclusión de las actividades diarias y tener un efecto negativo en los sentimientos y la dignidad de las afectadas. En Beira, las chicas lo habían perdido todo, salieron corriendo de casa cuando el río Buzi comenzó a inundar sus casas. La mayoría no tenían ropa interior, ni prendas para cambiarse, ni jabón para lavarse.

Considerando esta realidad, necesitábamos saber cómo gestionaban ellas la menstruación para responder adecuadamente a sus necesidades, teniendo en cuenta siempre sus capacidades. Las chicas me contaron que, diariamente, se enfrentaban a múltiples barreras durante la menstruación debido a la pérdida de privacidad y la seguridad del hogar. Las letrinas y baños de los campamentos donde vivían, además de ser muy escasos, no eran cómodos para ellas, por lo que se iban al bosque bien alejadas del campamento o esperaban a que oscureciera para ducharse, lavar y secar las pocas compresas y que nadie las viera.

«¿Entonces, ¿cómo hacéis cuando tenéis la menstruación?», les pregunté. Me respondieron que comparten las capulanas (falda tradicional mozambiqueña) y con ello hacen paños en forma de compresa, esa es la forma tradicional que tienen las mujeres en las zonas rurales para hacer compresas. «Pero no tenemos suficientes, así que cuando nos viene la regla nos quedamos sentadas en el campamento sin poder movernos porque estamos manchadas, esperamos a que se haga de noche para ir a lavarnos con la poca agua que tenemos, pero no hay ni jabón para asearnos bien«, me contó una de ellas.

Según datos oficiales, un tercio de todas las mujeres de Mozambique han sido víctimas de violencia en algún momento desde que tenían 15 años. Además, el 12% de las mujeres declararon haber sido obligadas a tener relaciones sexuales en algún momento de su vida. De las personas encuestadas que fueron supervivientes de violencia sexual, el 59% nunca buscó ayuda o informó a nadie. Esta es la realidad a la que se enfrentan cuando tienen que esconderse en el bosque para asearse o lavar las compresas.

Por todo esto es tan importante sentarse a hablar con mujeres y niñas, escucharlas, poner el foco en sus necesidades, porque el ciclón tiene impactos muy diferentes en las personas afectadas. Porque es necesario escuchar sus voces y conocer cómo gestionan la menstruación, sin asumir que distribuyendo compresas desechables hemos solucionado el problema. En las zonas rurales de Mozambique no hay gestión de residuos, las compresas desechables contaminan los campos y ríos porque no hay recogida de basura, y son poco sostenibles porque se acaban: si no pueden comprarlas, mujeres y niñas dependen de la ayuda mes a mes, esperando a recibir otro paquete de compresas. Sin embargo, si les preguntamos a ellas, sabemos que las compresas de tela reutilizables, o una capulana, y algunas pastillas de jabón van a solucionar una cosa tan natural como es menstruar todos los meses.

Al mejorar la salud menstrual y abordar la vergüenza, los tabúes y los estigmas, también contribuimos a la mejora de la calidad de vida de mujeres y niñas en una emergencia. También esto es importante: romper tabúes y conceptos erróneos en torno al período puede prevenir la violencia de género, aumentar la autoestima de las niñas y mujeres y permitirles participar plenamente en todos los aspectos de la sociedad, siendo agentes activos de la recuperación y reconstrucción de sus comunidades.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/08/14/planeta_futuro/1565792458_542151.html

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