Page 1 of 2
1 2

Evaluación de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México

México / 26 de mayo de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

En abril pasado, estudiantes, maestros y trabajadores de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México concluyeron el complejo proceso de renovación de su Consejo Universitario, consejo paritario, elegido por voto directo, universal y secreto, respetando todas las normas de la democracia representativa. La UACM cumple 18 años de trabajo, interrumpido sólo brevemente hace seis años por una intervención externa rechazada por la comunidad.

Hace dos años, esta joven escuela invitó a instituciones académicas de incuestionable prestigio a realizar una evaluación de la UACM. El Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo (Inide) de la Universidad Iberoamericana respondió afirmativamente, y durante más de un año realizó un intenso trabajo que incluyó revisión del proyecto, visitas a los planteles, oficinas y centros culturales de la institución evaluada, entrevistas a académicos, alumnos y trabajadores, análisis de informes de trabajo, planes y programas de estudio, reglamentos y otros documentos pertinentes.

La evaluación de la UACM por el Inide fue libre, íntegramente sufragada por la propia Iberoamericana, la cual para ello comisionó a tres académicas, doctoras en educación, de sólida formación y experiencia. El extenso informe del trabajo del Inide (238 páginas) comprende una evaluación del proyecto de la UACM y de sus resultados a esa fecha, principalmente de la función docente. Es un documento de enorme valor para la universidad, pero también para todos los interesados en asuntos universitarios, pues constituye un ejemplo de trabajo académico aplicado, rico y sólido.

El proyecto de la UACM –dice el equipo del Inide– es una apuesta ambiciosa, una propuesta educativa innovadora e incluyente cuyos principios llevan a cuestionar las concepciones que rigen la dinámicade las instituciones consolidadas en el país, como las de calidad y medición de resultados. “La evidencia presentada –concluye la evaluación – permite afirmar que la UACM hace una importante contribución al logro de equidad en educación superior si se considera la dimensión del acceso”.

En el ámbito académico del proyecto, destacan términos que resultan innovadores en el contexto mexicano, por ejemplo, el enfoque de enseñanza y aprendizaje, la atención personalizada a los alumnos, planes de estudio, sistemas de evaluación colegiados eficaces y confiables, y la relación con la sociedad para el conocimiento y atención de sus problemas. “Este proyecto – añade la evaluación del Inide – se asentó en principios organizativos, y pedagógicos singulares, algunos de los cuales, en su formulación ideal, representan una importante innovación en materia educativa”.

La evaluación de la UACM hecha por el Inide reseña también las múltiples acciones de estudiantes, profesores y trabajadores para lograr la realización del proyecto. Quedan muchos pendientes y en todas las áreas de la UACM hay tensiones que deben ser resueltas, pero mencionar lo realizado puede alimentar el optimismo.

Conviene empezar por una referencia al asunto que ha sido pretexto para atacar a la universidad: la supuesta baja cantidad de egresados y titulados, la denominada eficiencia terminal. El Inide consigna que aunque el número de estudiantes con título suele parecer bajo, el volumen de estudiantes con carta de terminación de estudios que ya cubrieron cien por ciento de los créditos son el triple de los que están titulados. Esta aclaración, señala el informe, permite comprender mejor la situación. Hace dos años, la UACM tenía ya 6 mil 797 egresados.

La evaluación del Inide señala “… el perfil de los estudiantes de la UACM constituye un tema ineludible en el análisis de los logros del proyecto” y concluye: uno de los resultados más notables de la universidad corresponde a la cristalización de su propósito de abrir las puertas de la educación superior a la población que ha padecido, o se encuentra vulnerable de la exclusión educativa. El documento aporta datos contundentes al respecto y muestra que la experiencia de la UACM revierte de manera significativa la tendencia nacional.

La evaluación hace también una relación detallada de los esfuerzos de la UACM para diferenciarse de la enseñanza convencional con una docencia de calidad orientada al alumnoy de las vías a través de las cuales la institución favorece la realización de su enfoque pedagógico; afirma: no es excepcional el esfuerzo de los profesores en ese sentido, y recoge declaraciones de estudiantes y maestros que lo testimonian.

Sobre el carácter esencialmente formativo del ciclo básico de todas las carreras (la no especialización temprana) –lo cual es objeto de discusiones y varias tensiones–, la evaluación del Inide afirma que la UACM se colocó a la vanguardia de propuestas transformadoras, como las que fueron reconocidas en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, organizada por la Unesco hace ya casi 20 años.

Es mucho el trayecto por recorrer todavía para hacer realidad el proyecto completo de la UACM y el camino no es fácil. Son muchos los obstáculos por vencer: formas de trabajo tradicional muy consolidadas, falta de apoyos e instrumentos para la puesta en práctica de formas nuevas, ideas sin sustento por falta de una reflexión y discusión de fondo y falta de recursos materiales, entre ellos.

No obstante, cabe subrayar, la UACM cuenta ya con fortalezas de enorme valor y potencial: un proyecto sólido que responde a los retos actuales de la educación universitaria y a las necesidades de los estudiantes mexicanos; 18 años de experiencias han mostrado la viabilidad de este proyecto, si el esfuerzo conjunto de la comunidad logra resolver tensiones como las identificadas en el valioso estudio del Inide.

Sin duda, el nuevo Consejo Universitario de la UACM encontrará en esta evaluación material valioso para sus trabajos.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/05/16/opinion/019a2pol

Fuente de la Imagen:

https://www.diariodemexico.com/uacm-est%C3%A1-en-la-peor-crisis-econ%C3%B3mica-en-su-historia

ove/mahv

Comparte este contenido:

Para salir del pantano

México / 5 de mayo de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

La reforma educativa se empantana, entre otras razones, por la falta de atención acerca de lo esencial. La formación integral, intelectual y moral de los niños y jóvenes es un complejo proceso en el que intervienen acciones intencionales –por ejemplo, las de la escuela, las de los padres de familia, los programas educativos de la radio y la televisión, entre otras–, componentes de la educación formal. Pero en la educación intervienen también, múltiples influencias no intencionales de diverso origen: las experiencias de la vida laboral, las experiencias de la vida política, lo que vemos en la calle, la industria del entretenimiento (televisión, radio, Internet), múltiples aspectos de la llamada educación informal.

La reforma educativa, tan debatida, se ocupa exclusivamente de la educación formal, e ignora por completo la informal (incluso se ocupa sobre todo de cuestiones administrativas del aparato escolar). Se dirá que la educación informal no es responsabilidad del Estado, pero esto es incorrecto pues el descuido de los efectos de la educación informal se traduce en limitaciones o el total fracaso de los proyectos de educación formal y escolar; las posibilidades y resultados de la educación formal (como la lectoescritura) están fuertemente determinados por elementos específicos de la educación informal (por ejemplo, el abrumador predominio de la imagen).

Asuntos tan importantes como las motivaciones de los estudiantes, sus hábitos de pensamiento, su emocionalidad toda, su visión del mundo y de su entorno inmediato, están en gran medida determinados por las experiencias fuera de la escuela, sin responsabilidad de los maestros, y son factores de la personalidad y el carácter de los estudiantes, que condicionan sus posibilidades académicas.

Una de las grandes mentiras de la reforma educativa consiste en señalar a las deficiencias de la educación formal escolar como la causa de las desgracias nacionales (reproduciendo así la decimonónica ideología educacionistahace tiempo rebatida), y otra es cargar la responsabilidad central en los maestros, y afirmar que por eso ameritan un régimen laboral de excepción. Quienes sí ameritarían un régimen especial son quienes influyen, con grave perjuicio, en la educación de niños, jóvenes y adultos con la explotación mercantil irresponsable, sin exageración criminal, de los poderosísimos medios modernos de información, y con la publicidad comercial degradante.

Lo más absurdo de todo el lío de la reforma educativa es su irrelevancia en términos de la educación de los niños y jóvenes mexicanos. Las controversias no han logrado iniciar siquiera una verdadera discusión, pero han puesto en evidencia las meras opiniones y ocurrencias de varios actores (PAN, PRD, e incluso Morena) dominadas por prejuicios, mitos, falsas verdades, y una caricatura ridícula del complejo problema educativo: que los maestros den clases.

La reforma educativa no ha salido del pantano de lodos nada educativos en el cual está atorada desde hace tiempo. Esto ocurre porque la mayor parte de quienes debaten, pero no discuten (diputados, senadores y políticos de todo color), no han prestado la menor atención a los verdaderos problemas educativos, como son, cabe insistir, la motivación de los estudiantes, la definición de los fines de la educación, o el contexto cultural, crecientemente complejo, determinante de los posibles resultados de la labor de la escuela. También porque están interesados en otras cosas menos dignas que la educación y porque quienes sí saben de asuntos educativos –los educadores– le han fallado al país.

Sin duda, educadores relevantes en este asunto han sido los especialistas del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), organismo encargado de legitimar científicamentelas absurdas reformas impuestas de manera despótica por el gobierno de Peña, tarea asumida por ellos con docilidad.

Los pedagogos del INEE fueron incapaces de siquiera iniciar una discusión seria acerca de la educación y su evaluación. Hay nociones clave en toda esta problemática: evaluación, fines de la educación, función del maestro. Pero el propio INEE fue incompetente para aportar siquiera un concepto claro de evaluación; llama evaluación a la aplicación de un examen, confunde evaluación con medición, ha sido incapaz de desarrollar los enfoques y métodos diversos de las imprescindibles evaluaciones educativas a partir del esclarecimiento de sus funciones alternativas: diagnósticas, formativas, administrativas (todas necesarias y válidas). El INEE también fue incapaz de criticar y superar la inane noción de calidad educativa. También fue incapaz de mostrar la complejidad de los procesos educativos y el carácter limitado de la responsabilidad de los maestros, y ha sido incapaz de evidenciar cómo los maestros son víctimas de fenómenos sociales, económicos y políticos no creados por ellos.

Pero para iniciar una fértil discusión (no debate, ni mucho menos controversia) sobre la educación es necesario primero resolver un problema político, auténticamente político, en el mejor sentido de la palabra, un problema de comunicación y concordia: el agravio que recibió el magisterio mexicano de parte del gobierno de Peña Nieto y sus cómplices: los partidos políticos, la dirigencia del SNTE, la OCDE, el INEE, los llamados organismos de la sociedad civil, empezando por Mexicanos Primero/Televisa (los mercaderes del entretenimiento enajenante y corruptor).

El desagravio tiene sólo un camino: la desaparición de la mal llamada reforma educativa de Peña y la desaparición total de sus consecuencias; ni un paso firme puede darse mientras un solo maestro esté sufriendo cárcel, despido, o limitación de derechos, resultado de esa reforma. Otras víctimas –como las de Nochixtlán– ya no tienen alivio.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/05/02/opinion/017a1pol?fbclid=IwAR1NC8Lf5mDBwsVhc_pblUBppNGWuilHgWtv4jwEO8LLJMtqJHVXlXpEUW4

Fuente de la Imagen:

Estancada la educación en México según el Índice de Progreso Educativo

ove/mahv

Comparte este contenido:

La educación, el capitalismo y la 4T

México / 24 de marzo de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

«Me voy a inscribir en ese curso de administración, no me interesa –explicó un estudiante– pero se ve fácil y así puedo subir mi promedio”. A este joven no le importan los conocimientos y los usos que les pueda dar (sus valores de uso), le importa que puede cambiarlos por otra cosa que para él vale: una calificación en el examen final (su valor de cambio).

Aquí está reproducida, de manera sencilla, pero nítida, la ética del capitalismo: no importa si el producto de una actividad sirve para algo o para nada, vale si al invertir en ella mi dinero, resulta ser negocio, y mejor si es un negociazo. Esto es, vale si de esa manera puedo aumentar el monto del valor invertido.

Esta perversión de valores –el valor de cambio por encima de los valores de uso– es el origen de muchos males, entre ellos la hipertrofia de actividades inútiles, e incluso nocivas, y el subdesarrollo de actividades necesarias. Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación, explicó ante industriales del país que en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador las obras y proyectos deben cumplir no sólo los requisitos legales sino garantizar que conlleven bienestar social. Después, un empresario disgustado comentó: No somos hermanas de la caridad, estamos haciendo negocios.

El gobierno federal ha emprendido una serie de acciones para combatir los robos, latrocinios y apropiaciones ilegales mediante los cuales se han enriquecido un puñado de individuos y grupos, mexicanos y extranjeros, apropiándose de bienes nacionales y explotándolos. Una de las reacciones contra esta política ha sido ejercer presiones para que se suspenda; estas acciones del gobierno, cabe advertir, no sólo se han enmarcado en la legislación capitalista vigente, sino que precisamente buscan que esta legislación se respete.

También se ha producido un aludde señalamientos por parte de comentaristas, articulistas y opinadores que atacan las políticas del gobierno, so pretexto de prevenir la instauración de un régimen autoritario, dictatorial, y defender las libertades, la libertad de empresa y la libertad de expresión, aun cuando ninguna acción del gobierno ha menoscabado estas libertades; la única que quiere eliminar es la libertad de robar.

En estos días, en la prensa, la radio y la televisión, se han manifestado, con particular enjundia, apasionadas defensas del capitalismo, con todas sus letras, o con el cariñoso apodo de economía de mercado (diría Hans Magnus Enzensberger); estos comentaristas han emprendido una combativa defensa del capitalismo, aun cuando el gobierno no se ha pronunciado en contra de este régimen socioeconómico, ni ha realizado acción alguna que lo afecte o ponga en riesgo. Por el contrario, el combate a tantos abusos servirá para preservarlo.

En estas circunstancias resulta necesario promover un análisis y valoración del sistema capitalista, no con la pretensión de generar algún cambio revolucionario, sino para juzgar si las acciones que se promueven en diversos campos de acción (pública y privada) contribuyen a superar los atavismos del sistema actual, o por el contrario los refuerzan. Un argumento con el que pretende defenderse al capitalismo es que en una perspectiva histórica (en promedios, de siglos) la pobreza en la humanidad ha disminuido. Lo que falta es aclarar si la pobreza ha disminuido por el capitalismo o a pesar del capitalismo, y considerar el escandaloso aumento de las desigualdades.

El capitalismo, la dictadura del capital, la subordinación de las vidas humanas a las utilidades del capital, es un sistema inhumano; la falsedad de su identificación con la democracia o con el liberalismo ha quedado evidenciada históricamente, su rechazo a la ética es explícito, cínico; su concepto del hombre es el de una bestia insaciable e insensible (Hobbes), su concepto de sociedad es la de un mercado en el cual el individuo es una commodity más. Los resultados del capitalismo son, entre otros, hechos terriblemente sangrientos –guerras, hambrunas–, y la destrucción de la cultura (véanse, por ejemplo, los efectos de la ambición dineraria en la música, en las tradiciones y las costumbres). El capitalismo ha mostrado su capacidad para hacer que todo lo sólido se desvanezca en el aire, y todo lo sagrado sea profanado, incluso, sin miramientos, niega la dignidad de los hombres degradándolos a la condición de mercaderes, mercancía o basura.

Sin duda, la 4T no confronta ni puede confrontar al capital y a los capitalistas, pero eso no supone que deba abstenerse de combatir los males del capitalismo, y mucho menos que deba alimentarlos. Sin embargo, le es indispensable contar con un conjunto sólido de conceptos, valores y estrategias que sean generados por el ejercicio colectivo de un auténtico pensamiento crítico.

En el campo educativo este pensamiento crítico es urgente, porque la ideología del capitalismo se ha vuelto en verdad dominante, aun en sectores académicos e intelectuales quienes deberían dar la batalla para desnudar los mitos, engañifas y trampas de la verborrea capitalista. La 4T no puede, no debe, proponer una nueva reforma educativa que repite valores, conceptos y lenguaje de la reforma educativa neoliberal –individualismo, estímulos dinerarios, calidad, excelencia, pragmatismo– y que carezca por completo de alguna idea que rescate la tradición educativa humanista y social de las anteriores tres transformaciones.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/03/01/opinion/016a1pol

Fuente de la Imagen:

https://dehocsatis.blogspot.com/2014/04/educacion-para-el-capitalismo.html

ove/mahv

Comparte este contenido:

Reforma educativa; la indagación, la discusión y la ética

México / 17 de marzo de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

Humanizar la vida escolar,hacerla coincidir con la naturaleza humana –objetivo esencial de la urgente reforma educativa, parece necesario insistir– implicaría hacer de la pregunta propia el punto de partida de todo aprendizaje. Nacemos con una curiosidad casi obsesiva. Por tanto, la tarea de la escuela debería ser brindar espacio a la pregunta del estudiante, estimular la pregunta, enseñar a hacer preguntas, preguntas importantes, preguntas pertinentes e impertinentes, preguntas originales, preguntas atrevidas, preguntas provocadoras, preguntas y más preguntas.

Pero las reformas impuestas en estos años avanzan en dirección contraria. La mayor parte de las pruebas estandarizadas, determinantes en dichas reformas, suponen que el estudiante debe aprender a responder con precisiónpreguntas formuladas por otros, desprecian la capacidad y necesidad que tienen los jóvenes de aprender a expresar sus propias inquietudes e intereses en forma de preguntas propias. Además, como resultado de su matriz positivista y autoritaria, estas pruebas cometen el gravísimo error de hacer creer que para cada pregunta hay sólo una respuesta correcta, y esta es la determinada por la autoridad.

Internet no sólo nos ayuda a responder en fracciones de segundo innumerables preguntas, hasta las más intrascendentes, nos da información por encima de la que necesitamos o solicitamos. La dificultad es seleccionar la relevante. Internet, sin duda, es una poderosa herramienta para la educación, pero su aprovechamiento implica tener preguntas y criterios para encontrar lo valioso. Además, como bien se sabe, también ofrece innumerables espacios de enajenación y deformación.

¿Se resuelve el problema educativo regalando computadoras y conectividad? Las computadoras e Internet nos dan acceso a respuestas, las preguntas las tenemos que hacer nosotros. Hay muchas clases de preguntas y la mejor educación que puede impartirse es la que motiva a hacer preguntas y enseña a formularlas, valorarlas e investigar para responderlas.

Una educación completa debe atender no sólo la capacidad de preguntar, sino de preguntarse uno a sí mismo, y de desarrollar la capacidad de asombro ante las intrigantes realidades que a la humanidad no le ha sido dado comprender (por lo menos por el momento). En inglés existe un concepto muy valioso para designar esta forma de pregunta: to wonder. No he encontrado equivalente en nuestra lengua.

La mayor parte de la cultura, de los conocimientos científicos, históricos, artísticos son producto de una larga discusión, o de largas discusiones. La educación y la cultura deben ser un espacio de discusión, más que de debate. La palabra debate es pariente de combate, de embate, debatir es competir. El debate deviene espectáculo, los rivales aspiran a ganar adeptos, para que uno gane y otro pierda. En cambio, la discusión es flujo ordenado de ideas, de discursos, de un discurrir que sustentado en la cooperación busca acercarse a la verdad, a lo cierto, o a lo más probable. Con la discusión todos ganan. En vez de adeptos, en la buena discusión se buscan colaboradores.

La buena discusión obliga a informarse, a escuchar, a analizar, a juzgar, a construir argumentos; y por supuesto, para que sea productiva, debe seguir un método. Pero ante todo debe guiarse por el compromiso honesto de aprender, y de tener el valor de reconocer la verdad cuando se le encuentra, tenga las consecuencias que tenga, aun en la vida propia, como decía Bertolt Brecht. Interviene aquí otro valor esencial: la ética.

El desarrollo del lenguaje y la lectoescritura, esto es el desarrollo del pensamiento, el desarrollo intelectual, por sí mismos no garantizan el desarrollo sano de la persona. El desarrollo armónico de todas las facultades del ser humano implica que este desarrollo intelectual esté entretejido con una sólida formación ética y un equilibrado desarrollo emocional. Impulsado como bien supremo y suficiente, el puro desarrollo intelectual – por ejemplo, por medio de la lectura y la escritura – puede propiciar (y de hecho con frecuencia lo hace) actitudes arrogantes, soberbias, dominantes, opuestas a los valores democráticos.

De aquí pues que una de las reformas necesarias en el sistema educativo sea el impulso de una sólida formación ética de los estudiantes, la cual se logra no solamente con el estudio y la reflexión sobre la ética, sino sobre todo con la experimentación (vivencia) cotidiana de relaciones basadas en valores humanos, en el respeto de los derechos de los demás, y en el compromiso sólido para la solución de los problemas de la comunidad. Determinante es también la actitud del maestro que en las discusiones reconoce sus fallas, sus errores.

Este es un punto central en la urgente reforma educativa, porque en la escuela actual prevalecen relaciones opuestas. La rivalidad, la competencia, que son normas dominantes de la vida escolar, deben ser remplazadas por la cooperación y el apoyo mutuo. Para esto, es indispensable revisar los contenidos y enfoques de los planes y programas de estudio, y sobre todo los reglamentos que norman la vida escolar.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/02/22/opinion/017a2pol

Fuente de la Imagen:

https://www.reformaeducativa.transparenciapresupuestaria.gob.mx/

ove/mahv

Comparte este contenido:

Fomentar la lectura… ¡y la lectura! (bis)

México / 10 de marzo de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

En estas páginas, con el mismo título de este artículo, publiqué otro el 17 de noviembre de 2011. Hoy, con el inicio de una nueva campaña de fomento a la lectura, se hace necesario insistir en la urgencia de fomentar la escritura. Con este reclamo coincide la periodista Adriana Malvido quien en un artículo reciente señala poco se habla de la escritura, y los planes de estudio no le dan la importancia. (Estrategias de lectura ¿Y la escritura? El Universal 5/2/2019).

La palabra es sustancia básica de nuestra cultura, lo son la palabra hablada y la palabra escrita. Octavio Paz lo ha dicho espléndidamente “somos hijos de la palabra, ella es nuestra creación y también es nuestra creadora…”. Del murmullo y el gruñido, al canto y la poesía, a lo largo de los siglos los hombres se han hecho hombres a sí mismos con la palabra. Pero en ocasiones, ahora mismo, es indiscutible que desandamos el camino: los anuncios comerciales, los gritos de los vendedores en los medios, los aullidos en los estadios de futbol, la cháchara que por meras razones mercantiles rellena el tiempo y espacio de publicaciones, radio y televisión, no son verdadera palabra.

En diversas iniciativas de reforma educativa hay sin duda una valoración de la palabra; por ejemplo, en las actividades para promover la lectura y la enseñanza de la lectura. También en las múltiples pruebas y evaluaciones que se aplican a los estudiantes, con un criterio esencialmente pragmático, la lectura es un rubro central. Sin embargo, no ocurre lo mismo, por ejemplo, con la mejora de la expresión oral, o con el desarrollo de la escritura. Se pasa así por alto que lectura y escritura son dos caras de una misma moneda, y que la expresión oral es la experiencia más general y cotidiana.

La escritura es la revolución cultural más importante en la historia de la humanidad. Vale la pena recordar los conceptos de Walter Ong (Oralidad y escritura, FCE, 1987). Sin la escritura no existirían ni la ciencia, ni otras importantes manifestaciones de la cultura, ni la tecnología moderna. Como ningún otro medio, la escritura permite concatenar ideas una tras otra, generándose así textos, argumentaciones y discursos sólidos y coherentes, lo cual hace posible un conocimiento integrado y profundo de los fenómenos y las cosas. La escritura es una maravillosa y fecunda tecnología de la palabra, esto se tiene presente. Pero no se valora que la escritura es también una tecnología del pensamiento, e incluso una tecnología de la conciencia.

Se reconoce a la escritura como un medio valioso y eficaz para almacenar y transmitir información (en el espacio y en el tiempo), pero se olvida que desarrolla de manera considerable la reflexión y la introspección. La escritura nos ayuda incluso a aclarar, entender y valorar nuestras propias experiencias, emociones y sentimientos. La escritura nos ayuda a atender el sapientísimo consejo conócete a ti mismo. Sin titubeo, muchos escritores afirman: escribo para conocerme. Octavio Paz, nuevamente: cuando en esa hora solitaria, frente a la página en blanco, mi mano escribe ¿quién la inspira? ¿quién la guía?

La escritura ha tenido y seguirá teniendo efectos amplios no sólo en la dimensión cultural de la vida social e individual; también son indiscutibles sus enormes implicaciones en los ámbitos económico y político. En este último, es claro que la práctica regular de la escritura es apoyo importante de las élites dominantes, y que su ausencia es decisiva en las condiciones de marginación y sumisión de amplios sectores de la población. La escritura determina, enriquece y potencia las formas de pensamiento y de expresión (tanto escrita como oral) de quienes leen y escriben sistemáticamente; y también regula, pero de manera subordinada, equívoca e inconsciente, la de quienes no lo hacen.

En una sociedad democrática, la alfabetización universal debe entenderse no simplemente como el logro de la capacidad de leer y escribir de manera elemental, sino como la incorporación de la lectura y la escritura en la vida cotidiana de todos, como instrumento de trabajo y como medio de enriquecimiento personal.

Pero resulta cuesta arriba tratar de incorporar al lenguaje escrito, a personas que resuelven su comunicación oral con un pobre vocabulario de 200 o 300 palabras y con construcciones lingüísticas elementales. Una vía para avanzar en este campo consiste en desarrollar, en primer lugar, la expresión oral. La escritura es una valiosísima herramienta, pero es totalmente ajena a la experiencia y la práctica diaria de millones de personas. La expresión oral es experiencia diaria de prácticamente todas las personas y el trabajo en este ámbito resulta muy productivo.

Una experiencia exitosa ha sido el ejercicio denominado Prácticas de Expresión Oral. Un manual para organizarlas y conducirlas se titula El discurso eficaz. Cinco prácticas de expresión oral y puede obtenerse gratuitamente de Internet. Su potencial lo ilustra la evaluación que de este ejercicio hizo una participante: aquí he aprendido que puedo hablar y puedo pensar. Buen punto de partida para una educación a lo largo de toda la vida.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/02/15/opinion/017a1pol

Fuente de la Imagen:

https://www.merca20.com/cual-es-el-indice-de-lectura-de-los-mexicanos/

ove/mahv

Comparte este contenido:

Educación y cultura, la corrupción y la violencia

México / 10 de febrero de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

Una reforma educativa queatienda al mandato constitucional de promover el desarrollo armónico de todas las facultades del ser humanoimplica, entre otras cosas, tomar en cuenta los condicionantes que impone la realidad cultural circundante. Me he referido al debilitamiento del uso y del cultivo de la palabra, en particular de la palabra escrita (La Jornada, 24/01/19).

Otro elemento del contexto culturalque no puede ignorarse es el hundimiento de valores morales que se manifiesta en dos fenómenos sociales de extrema gravedad: la corrupción y la violencia. Estudiantes y maestros viven hoy en un ambiente social en el que tienen una fuerte presencia estos azotes. Corrupción que se origina en un sistema para el cual los seres humanos no son sino mercaderes, mercancía o basura, y en el cual la ética está explícita y cínicamente expulsada de la economía y de la política; y violencia que es resultado de esta degradación moral.

No pocas veces se afirma que es la escuela quien ha de combatir de esos males sociales. Y por supuesto puede contribuir a ello, pero esto implica, antes que nada, la revisión honesta y crítica de lo que ocurre en el sistema escolar mismo.

Una manzana, en el escritorio de un maestro, es una imagen ambigua, frecuente cuando se pretende hacer referencia gráfica a la educación escolar. Otra imagen socorrida es, por ejemplo, la de un niño, plantado en un rincón, con humillantes orejas de burro. Estas imágenes dicen más que mil palabras y de manera muchas veces inadvertida, ejemplifican dos lacras –la corrupción y la deshumanización– propias de la escuela tradicional, y muestran que no pocas personas piensan que así debe ser.

Por fortuna, son muchos los espacios escolares en los que no tiene cabida la compra de favores y tampoco la impiedad. Pero la corrupción y la deshumanización que aquejan a la sociedad entera empiezan no pocas veces en la escuela tradicional. La corrupción de la educación y de la niñez se hacen presente desde que el salón de clase es convertido en un espacio de intercambios, en un mercado: “si haces esto (una tarea, un acto de obediencia, o algún otro encargo) yo te doy esto otro (una buena nota, un premio, una distinción), o un castigo, incluso por un error involuntario,

Igual que en el mercado, en el salón de clase se entroniza la competencia como norma de relación entre los estudiantes. Sólo puede haber un primer lugar en la lista de reconocimientos, y si hay premios materiales, el desempeñodetermina su distribución. La competencia entre los estudiantes mismos y el régimen disciplinario sustentado en premios y castigos son las lecciones tempranas, cotidianas y vivas de éticaque reciben los estudiantes. ¿Podrá servir de algo un cursito de civismo?

La fuerte relación causal entre competencia y violencia es una experiencia muy frecuente. Véase cómo una cordial fiestecita infantil puede convertirse en un campo de batalla cuando se introducen juegos de rivalidad. Ni qué decir de los combates campales que protagonizan cada vez con más frecuencia los jugadores y sus seguidores en las contiendas deportivas, y algunas de éstas ligadas precisamente a instituciones escolares (por ejemplo burros contra pumas, ¡hágame el favor!).

No puede extrañarnos, pues, la presencia patológica de la violencia escolar y el que se haya inventado un término específico para señalarla ( bulling). Obviamente no podrá solucionarse este problema sin atender sus causas, entre las cuales sin duda está la violencia institucional señalada en párrafos anteriores, mucho menos podrá resolverse añadiendo más castigos.

A muy temprana edad los niños experimentan otras formas de violencia. Por ejemplo, cuando son sometidos a reglamentos rígidos, como el silencio impuesto en el aula y otros espacios, y cuando son obligados a realizar actividades para las cuales no han sido motivados, o trabajos escolares sin explicación alguna de su valor. Pero la verdadera naturaleza humana se manifiesta en incontables maestros que rechazan estos procederes atávicos y se constituyen en apoyos efectivos (y afectivos) de los niños y jóvenes.

Disciplinar a los niños y jóvenes se considera una función natural de la escuela, a pesar de las evidencias de sus trágicos resultados. Esto lo han analizado ya críticamente diversos autores y pensadores notables. Como ejemplo, en nuestro país, hace más de 150 años Ignacio Manuel Altamirano, y más recientemente Iván Illich; en otros lares Michell Foucault y Paulo Freire. Sin embargo, son asuntos que las mal llamadas reformas educativas ignoran por completo. Conducidas por criterios puramente económicos, se ocupan sólo de cuestiones administrativas, entre ellas una equidad mal entendida.

La reforma educativa urgente, que atienda los retos culturales y éticos del presente implicaría, entre otras, las siguientes disposiciones:

1. Hacer de la escuela un espacio de expresión (libre, verbal, artística), no de silencio impuesto.

2. Aplicar como regla de comportamiento la cooperación y excluir la competencia y la rivalidad.

3. Reconocer al error como vía del aprendizaje, en vez de castigarlo.

4. Fomentar la motivación intrínseca en vez de la extrínseca, y por tanto prohibir las calificaciones, los premios, los castigos, los concursos y las distinciones (y las humillaciones).

5. Eliminar la confusión ideológica e injusta de logros con méritos para propiciar la equidad efectiva.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/02/01/opinion/014a2pol

Fuente de la Imagen:

¿Cómo la educación puede ayudar a combatir la corrupción y la crisis política?

ove/mahv

Comparte este contenido:

La educación, la cultura y la palabra

México / 27 de enero de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

Todo proyecto educativo que pretenda desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano, como señala la Constitución Política de nuestro país, debe partir, en primer lugar, de la consideración acuciosa de la naturaleza del ser humano, naturaleza que es resultado no sólo de la evolución biológica, sino también de la evolución cultural. Algunos de los resultados de estos procesos evolutivos son la aspiración de libertad, de realización personal en una vida con sentido, de convivencia pacífica y creativa con sus semejantes, de crecimiento intelectual, de expresión productiva, estética; todo proyecto educativo debe reconocer, también, el hecho fundamental de que los seres humanos somos extraordinariamente complejos, cambiantes, casi siempre escindidos internamente.

Muchas de las acciones en el campo educativo ignoran, irresponsablemente, esta complejidad y alto desarrollo de la naturaleza humana. Esta desatención no tendría importancia en un espacio en el cual, mediante la fuerza, se pretendiera que los seres humanos se comporten como máquinas, como medios para lograr otras cosas, como piezas sin valor intrínseco de las cuales se puede prescindir, como soldados disciplinados, como meros ciudadanos responsables. En el campo educativo tal descuido es inaceptable y ha conducido a una crisis no solamente de la operación, sino del sentido mismo de los sistemas educativos.

La discusión acerca de los fines y valores de la educación se ha relegado. Una de las más nefastas consecuencias del neoliberalismo ha sido la deshumanización de los sistemas educativos y la desatención insensata de los fines de la educación. El dictumde Thatcher y Reagan –no hay otro camino– se impuso no solamente en el ámbito de los negocios, de la economía; causando destrozos incalculables, también arrasó a la cultura y la educación. No pierdan el tiempo discutiendo los fines, los valores; la educación debe ser de calidad, pertinente, eficiente; palabrería hueca que anula el pensamiento (véase en el diccionario el significado inane de estas palabrejas con las que se saturan las reformas educativas), e impone un catálogo interminable de ocurrencias, medidas tecnocráticas, sistemas de control, reformas y contrarreformas. Ninguna consistencia añade la palabra ahora de moda equidad, pues aun aceptando que significara dar más al que más necesita, el camino por recorrer es largo: ¿necesita para qué?, ¿cómo definir las necesidades?, ¿cómo jerarquizarlas?

Debe quedar claro, toda acción educativa tiene que ver, aunque no se tenga conciencia de ello, con el desarrollo de las facultades del ser humano; esto es, con la cultura, el cultivo del pensamiento, el cultivo de los sentimientos, el cultivo de la sensibilidad estética, el cultivo de la responsabilidad ética y la construcción de relaciones sociales y comunitarias. Todos estos son retos que los proyectos educativos deben enfrentar considerando que no actúan en el vacío, sino más bien en un entorno material, intelectual, espiritual y político que constituye lo que hoy se denomina una ecología cultural. La ignorancia de esta compleja realidad se traduce en una serie de frenéticas y caóticas reformas educativas impulsadas por intereses políticos oportunistas, al extremo de que un secretario de Educación Pública puede declarar con desenfado no tengo tiempo para la cultura.

Vivimos procesos culturales generados por cambios tecnológicos, materiales, demográficos y otros, de gran calado, muchos de ellos directamente relacionados con las tareas educativas. Las tecnologías de la información, por ejemplo, tienen un impacto directo no solamente en la cantidad y variedad de información disponible, también han alterado diversos procesos de pensamiento, potenciando e inhibiendo algunas facultades mentales.

El predominio de la imagen sobre la palabra, de la palabra hablada sobre la palabra escrita, el bombardeo incesante de estímulos visuales y auditivos, constituyen un medioambiente cultural que determina las posibilidades y límites de la acción escolar. Hemos de felicitarnos por disponer de medios que nos permiten ver imágenes maravillosas. Sin duda una imagen dice más que mil palabras; claro, si se trata por ejemplo de un autorretrato de Rembrandt, pero hoy las palabras son remplazadas por emojis y signos elementales.

¿Hay mucha preocupación porque los niños y jóvenes no aprenden a leer y a entender lo que leen? Estúdiese esa ecología cultural en la cual viven los niños y jóvenes, sus familias y sus amigos. Las invenciones de las escrituras, y el desarrollo de la lectoescritura fueron resultado de amplios procesos sociales y culturales. Hoy, diversos procesos los amenazan. La propuesta sensata no es dar marcha atrás y combatir los avances y cambios que determinan las posibilidades de la educación, sino partir de ellos para revisar los fines de la educación, sus metas, sus valores… y después los medios, los programas, los instrumentos.

https://www.jornada.com.mx/2019/01/24/opinion/017a1pol
https://elanden.mx/item-Asi-quedaron-los-derechos-a-la-cultura–educacion-y-deporte2017713
ove/mahv
Comparte este contenido:
Page 1 of 2
1 2