Día de la Eliminación de la Discriminación Racial

Las asociaciones de inmigrantes abajo firmantes queremos también opinar y comentar algunas cosas al respecto de esta fecha.

Primero, recordar y hacer memoria que este día 21 de marzo, fue declarado Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, en memoria de los hechos ocurridos en Sharpeville (África del Sur) el 21 de marzo de 1960, la policía abrió fuego y mataba a 69 personas en una manifestación pacífica contra el apartheid en África del Sur.

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La Asamblea General de la ONU invita a la comunidad internacional a doblar los esfuerzos para eliminar todo tipo de formas de discriminación racial. Esta lucha es un elemento central del trabajo de la Unesco, para construir la paz con el espíritu de los hombres y mujeres para la educación por la tolerancia, el rechazo a los estereotipos racistas que pueden y persisten en la cultura y en los medios.

Como dijo Kofi Annan (economista de Ghana), secretario general de la ONU de

1997 a 2006, y Premio Nobel de la Paz en 2001: «Nuestra misión es de enfrentar la ignorancia al conocimiento y el sectarismo a la tolerancia». El racismo puede, podrá y deberá ser vencido.

A raíz de esta declaración oficial y desde nuestra perspectiva y vivencia como mujeres y hombres de varios colectivos extranjeros viviendo en Navarra, de origen, colores , y educación diferente, creemos que se puede combatir esta actitud racista, clasista y xenófoba y diferencia de clase social. Las desigualdades sociales, económicas y culturales que se han ido agrandando conforme avanzan los años… A través de este eurocentrismo pequeño burgués y blanco, que ha dado la pauta de valores y formas de vivir a todos los países periféricos, sobre todo, a las antiguas colonias de América y de África. E indicando que los otros y otras personas que no son blancos son inferiores y esta mentalidad la llevamos muchos y muchas de nosotros en nuestra memoria colectiva.

Tenemos en nuestra idiosincracia como seres humanos muchos ejemplos de este racismo y clasismo primitivo. Existen en una misma sociedad, el mundo rural y el mundo urbano, los trabajadores del campo cuando van a los polos industriales, los y las trabajadores temporales que van de recolección en recolección según la temporada, en las vendimias, la emigración interna del sur y oeste del Estado español a las regiones industriales del norte y del este, todavía la incomprensión y desprecio a la comunidad gitana que vive desde hace siglos entre nosotros… todavía se oyen discursos contra los judíos y culparles de todos los males, regiones fronterizas que han padecido querellas y guerras en el pasado, el bloque de los países ricos del norte de Europa con el bloque del sur, todas estas situaciones han dado y dan lugar a comentarios clasistas, racistas, xenófobos, de desprecio y de indiferencia, etcétera.

Hoy en día con la globalización, las políticas neoliberales, los conflictos armados, las catástrofes climáticas, y los regímenes políticos corruptos, han llegado personas que ya no son blancos del todo, vienen de África, de América, de los antiguos satélites de la Unión Soviética o de Asia… Ya somos un mosaico multicultural, diverso y diferente al mismo tiempo. Y ahora ese racismo, ese clasismo, esa xenofobia se vuelve con esas personas que nos vienen de esos lugares huyendo de la miseria, la inestabilidad política, la violencia y la sequía de las tierras, debido a las multinacionales europeas, norteamericanas, australianas, chinas o japonesas. Ellas no tienen la culpa, la culpa hay que buscarla como decíamos en esa explotación despiadada de los recursos del grupo de países ricos, que explotan y ahogan a los países en vías de desarrollo o apenas saliendo de la pobreza. Y nos volvemos contra ellos, cuando una buena parte viene de la historia, los colonizadores de esos países y entre ellos los emigrantes españoles de la época y las clases dominantes establecieron una jerarquía de clases dentro de la sociedad colonial, impusieron sus reglas, a partir de un principio a tres por orden de importancia: el clero, la nobleza/militares, y el tercer estado los campesinos y trabajadores, y detrás que no se les nombraba los demás, como decíamos el/la autóctono. Y esto como comentábamos al principio está en nuestra memoria colectiva. El racismo es un mal endémico que llevamos y deberíamos combatirlo como una pandemia. Creemos que se pueden cambiar estas actitudes empezando a trabajar el lenguaje. Educar en igualdad, y con respeto hacia toda las personas, en todos los niveles de estudios y de formación, en las empresas, y lugares de trabajo. Hablando correctamente en la prensa, en la radio, en la TV. Todos y todas somos útiles, somos necesarios y necesarias, para formar este mosaico de colores que es Navarra/Nafarroa. Combatir la ignorancia de la gente, la falta de apertura cultural, la falta de curiosidad, el miedo, prejuicios, la falta de empatía, falta de formación, el desprecio hacia el otro, al diferente, etcétera.

A Navarra/Nafarroa han llegado personas de todo tipo, jóvenes, maduros, mayores, a estudiar, a formarse, a intercambiar experiencias, a crear sociedades y empresas, a fundar y crear familias, a formar familias mixtas, a trabajar, a mejorar sus vidas por un destino mejor… a pedir refugio, a vivir entre vosotros y vosotras. Necesitamos comportamientos y políticas que combaten el racismo y respeten los derechos humanos. Y pensemos también un poco en los tantos millones de españoles que emigraron a Europa, Estados Unidos, América, etcétera, que muchos y muchas de ellos también sufren racismo, segregación y clasismo (desde los años 1955 hasta nuestros días).

Queremos respuestas y actuaciones eficaces y prácticas, no queremos tanto discurso en el vacío, tanta comisión para estudiar el racismo, queremos ya un compromiso, un cambio en el racismo institucional, y administrativo, queremos escucha, respeto, atención y ciudadanía, como cualquier persona, somos parte de una sociedad y estamos haciéndola avanzar y luchamos por ella, pues es nuestro deber.

Y para terminar agradeciendo a la sociedad civil que se inquieta por este racismo e intenta denunciar y llamar la atención a la población a tener conciencia, e ir avanzando en la igualdad, respeto, convivencia y enriqueciéndonos los unos y los otros. Y movilizando a todos los extranjeros y extranjeras que vayan por el mismo camino. Todos y todas nos necesitamos con nuestro aporte a la sociedad y al buen funcionamiento de la misma, para mejorar nuestro cotidiano e ir avanzando por un estado real de bienestar, justo y sin prejuicios.

En representación de Aproena (Asociación de Ecuatorianos), Asocolon (Asociación de Colombianos), Casa Chile de Navarra y Federación de Asociaciones de Inmigrantes de Navarra (Rusia, Brasil, Ecuador)

Fuente: https://www.noticiasdenavarra.com/opinion/tribunas/2021/03/19/dia-eliminacion-discriminacion-racial/1130313.html

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¿Marcha atrás la educación? Los peligros de la masificación en la era de la personalización

Por: Isabel Diez

Esta semana tenemos el regreso a clases en circunstancias completamente atípicas. La SEP anunció hace un mes el programa Aprende en Casa II, su estrategia –en alianza con las televisoras– para que millones de niños alrededor del país no se queden sin clases mientras la pandemia sigue su curso e impide regresar a las aulas. La SEP transmitirá por ese medio contenidos educativos para cada grado, que el niño podrá ver desde su casa. El Secretario de Educación Pública aludió al hecho de que el medio con el que más niños cuenta en su casa es una televisión y por ello, se decidió continuar con la estrategia que habían planteado desde finales del último ciclo escolar, en el que la adaptación tuvo que ser instantánea. 

Contar con una estrategia definida es mucho mejor que no contar con nada. De eso no hay duda. Sin embargo, el planteamiento elegido deja muchas preguntas e inquietudes. Principalmente, es curioso ver que en una era en donde los desarrollos tecnológicos y la teoría educativa están tendiendo hacia la personalización en la educación, la estrategia planteada se apoya vitalmente en la masificación. Al ser un medio de comunicación masivo, la televisión tiene, desde luego, un alcance muy grande. Sin embargo, ¿puede realmente promover en nuestros estudiantes los aprendizajes que se requieren para el siglo XXI?

Hay quien argumentará que ésta es una situación temporal, una respuesta inmediata a un problema sin precedentes. Sin embargo, creo que esa afirmación era válida al final del ciclo escolar pasado. Después de semanas de vacaciones en donde la estrategia se podía ajustar y viendo que la situación de la pandemia todavía tiene un largo camino por recorrer, considero que hubiera sido necesario un replanteamiento. Las semanas con las que empezamos se han tornado en meses. Más aún, incluso si el regreso a las aulas es posible en un futuro cercano, los maestros y estudiantes deberían tener la posibilidad de elegir, según su condición de salud y aquel de las personas que vivan en sus casas, si pueden regresar físicamente al aula. Muchos no podrán. ¿Qué sucederá con ellos? ¿Seguirán tomando el resto del semestre o del año clases por televisión? 

Desde un punto de vista pedagógico, la estrategia es cuestionable ya que presenta, entre otros, los siguientes problemas:

  • La televisión es un medio unidireccional. Es decir, que sólo transmite información. No hay posibilidad de intercambio y diálogo. Esto nos recuerda a la didáctica tradicional en donde el profesor, poseedor del conocimiento, lo transmite al estudiante, quien pasivamente absorbe la información… un modelo que llevamos años intentando romper.

  • A la vez, imposibilita que exista retroalimentación a los estudiantes. Continuamente se ha resaltado la importancia de dar buena retroalimentación, como pilar para que el alumno aprenda y se desarrolle. En este esquema esa opción desaparece.

  • Rutas de acompañamiento. Otro problema es que con este esquema no está claro cómo se pueden crear rutas de acompañamiento para los estudiantes que más lo necesitan. Y más aún la detección oportuna de dichas necesidades se complica. La pandemia ha hecho evidente las numerosas desigualdades y, desgraciadamente, en este modelo esas brechas corren el peligro de ampliarse.

  • Control de los contenidos. En el caso de México, la educación y los contenidos a enseñar históricamente han estado bastante politizados. En este esquema el Estado tiene completo control de lo que se enseña, lo que impide dar un toque humano a los contenidos, adaptarlos a necesidades particulares de cada contexto y menos aún aspirar a formar un pensamiento crítico en el estudiante, ante la carencia de perspectivas diversas.

  • Rol del docente. Finalmente, un punto esencial es que el rol del profesor –ese agente fundamental en el proceso educativo– queda desdibujado. Hoy en día, el profesor se entiende como un facilitador, un guía, un investigador. Ante la masificación que trae la televisión, su tarea pasa a segundo plano, siendo una figura absolutamente vital para el éxito educativo.

Es claro que no hay una solución única ni existe una panacea para dar respuesta a los retos que la pandemia ha planteado a la educación. Pero nos cuestionamos: ¿por qué no se está invirtiendo en infraestructura para que los sitios más remotos y vulnerables tengan acceso a medios que permitan esta personalización educativa? ¿Por qué no se fortalece el papel del docente como guía y aliado ante la severa crisis que nuestros niños están viviendo? ¿Por qué no se empodera a las escuelas para convertirse en espacios comunitarios que apoyen a los padres de familia en esta tarea titánica? 

El Profesor Todd Rose,[1] de la Universidad de Harvard, resalta en su libro The End of Average la problemática derivada del mito de la “persona promedio”, el cual plantea que si diseñamos soluciones educativas para la persona promedio, excluimos a los márgenes. Los que estaban atrás, se quedan más atrás. Los que iban más adelantados, no tienen oportunidades de continuar desarrollándose en su nivel. Cuando masificamos la solución, desgraciadamente se tiene en mente a una “persona promedio”. En cambio, cuando se diseña para los márgenes, automáticamente incluimos a la media y a todos los demás. Porque, si se analiza en detalle —y mis colegas educadores no me dejarán mentir— descubrimos que no existe el alumno promedio. Nunca ha existido y nunca existirá. Entonces, ¿por qué diseñar para la media?

 

Es contradictorio e irónico que hoy en día la propuesta educativa sea la masificación. Espero verdaderamente que la estrategia planteada vaya acompañada de otras que redireccionen su rumbo el cual, en este momento, parece ir marcha atrás.

 


[1]

Rose, Todd (2016) The End of Average, Nueva York, Harper Collins.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/marcha-atras-la-educacion-los-peligros-de-la-masificacion-en-la-era-de-la-personalizacion/

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La educación que necesitamos en tiempos de crisis

Por Isabel Diez Uriarte*

La educación es el punto en el que decidimos amar al mundo lo suficiente como para tomar responsabilidad por él. Bajo esta premisa, ¿qué podemos hacer por el mundo?

Si algo podemos aprender de los resultados de las recientes elecciones en Estados Unidos es que la educación que recibimos juega un papel fundamental en nuestra toma de decisiones y en nuestra actuación como ciudadanos comprometidos con el país y con el resto de nuestros conciudadanos. Si existe un momento clave para decir que tenemos que apostar por la educación es precisamente ahora, en estos tiempos de crisis e incertidumbre. Pero estoy hablando de una educación muy distinta a la tradicional, en donde pedimos que nuestros alumnos memoricen y repitan contenido que en pocSelecciona Archivosas horas—o si somos afortunados, días— olvidarán. No, estoy hablando de una verdadera formación del carácter, de una formación cívica y en valores, de una formación integral.

Y es que la educación no es sinónimo de escolarización. Aunque la escuela juega un papel fundamental en nuestra educación y es claro que todavía nos queda mucho por hacer en este respecto, la educación es un proceso que lleva toda la vida—desde que nacemos, hasta que morimos. Se trata de ese proceso en el que vamos aprendiendo y mejorando como personas para poder autorrealizarnos, y en el que influyen la familia, la escuela, los grupos sociales a los que pertenecemos, nuestras experiencias cotidianas, los estímulos a los que nos exponemos, las puertas que abrimos y por las que elegimos pasar.

La filósofa Hannah Arendt escribió una vez que “la educación es el punto en el que decidimos amar al mundo lo suficiente como para tomar responsabilidad por él”. Me encanta esta definición y me parece que éste es el tipo de educación que necesitamos cultivar hoy más que nunca: desde la casa, desde la escuela, desde la comunidad, y desde el país. Este es el trabajo no sólo de los educadores, sino de todo ciudadano: inspirar a nuestros niños y jóvenes a “amar lo suficiente al mundo para tomar responsabilidad por él”, por lo que tenemos las siguientes tareas:

  • Inspiremos a los demás a amar tanto al mundo que cuidarlo no sea una entre varias opciones, sino que se convierta en una obligación.
  • Inspirémoslos a amar tanto al mundo que puedan encontrar la belleza que esconde incluso en los lugares más inesperados.
  • Inspirémoslos a amar tanto al mundo que buscar la verdad se convierta en su pasión. Cultivemos su curiosidad, su asombro, su empatía, su amor por aprender.
  • Inspirémoslos a amar tanto al mundo que se conviertan en unos completos enamorados de la humanidad para que la simple presencia de una persona sea una oportunidad para ser amables, y la sola idea de permanecer pasivo frente a una injusticia sea impensable.
  • Inspirémoslos a ver el mundo como podría llegar a ser y a tener el valor de hacerlo un mejor lugar.

La educación implica acción y cambio, y desde luego, no es una tarea sencilla. Pero es trabajo de todos inspirar y facilitar ese cambio. Necesitamos modelos y personas comprometidas para cuidarnos entre nosotros, luchar en contra de cualquier injusticia, y sobreponernos a cualquier adversidad. Ante discursos que infunden el miedo, inspiran odio y promueven la exclusión, es más importante que nunca tener la capacidad de tomar distintos puntos de vista y no caer, como la escritora Chimamanda Adichie nos dice, en “los peligros de una historia única”. Nuestro país y el mundo lo necesitan. Ignorar la situación que estamos viviendo y no apostar por la educación simplemente ya no es una opción.

Fuente: http://www.altonivel.com.mx/la-educacion-que-necesitamos-en-tiempos-de-crisis-58467.html

Imagen: www.lasillaroja.org/wp-content/uploads/2015/10/Nepal_cabecera-727×235.jpg

 

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