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Comités de Ética para evaluar la Ética: Aberraciones (no pocas) de la “Reforma Educativa” en México

Por: Fernando Buen Abad

Todo anda mal con el gobierno neoliberal que tiene secuestrado el poder en México. Aconsejaban los más sabios -y los más viejos- evitar ser “juez y parte” a la hora de evaluar cualquier cosa. Recomendaban tomar posición clara en defensa de los pueblos y no mentir ¡jamás!. Enseñaban que es obligación, de quienes tienen responsabilidades públicas, subordinarse al interés de los pueblos y comportarse con nitidez Ética, coherencia de intereses y transparencia de bolsillos. Sin abusos, sin mentiras, sin bravuconadas. La “Reforma Educativa” y sus vendedores hacen todo lo contrario.

Comités de Ética para evaluar la Ética: Aberraciones (no pocas) de la “Reforma Educativa” en México

Además del carácter inconsulto, insuficiente y tendencioso de la “Reforma Educativa” de Peña Nieto, tenemos una lista larga de barbaridades procedimentales y Éticas que han producido efectos muy dañinos a la Historia, nada sencilla, de la Educación Pública en México. Es el sello del neoliberalismo que pudre y carcome todo a fuerza de infectar la realidad con su lógica de mercado y su servilismo al peor de todos los intereses que es el interés burgués por mantener a los pueblos ignorantes, acomplejados, humillados y resignados.

Un estrago Ético terrible, producido desde los cenáculos de esas “autoridades”, radica en mentir con premeditación, alevosía y ventaja. A mansalva se llena la boca el gobierno mexicano cuando hay que idealizar y hacer retórica sobre “la importancia crucial de la educación como motor básico del desarrollo”. Bla, bla, bla. Enciende las turbinas de la mentira oficial y ensordece a las audiencias con demagogia retacada con clichés y con poses de oradores épicos. Bla, bla, bla… “mienten a sabiendas” porque su idea de “educación para el desarrollo” no explica qué educación, cuál desarrollo ni para beneficio de quién.

Mienten -y lo saben- porque esconden bajo la manga su silogismo traidor: dicen que la Educación es un “gran valor humanístico e histórico” pero a punta de eufemismos deslizan el anhelo orgásmico neoliberal radicado en privatizarlo todo… especialmente la educación. Se les nota a leguas, no somos tontos. Mientras tanto acusan de ineficiencia y holganza al eslabón más débil que son los profesores y las profesoras. Ética de mercenarios. Mientras tanto organizan congresos, coloquios bla, bla, bla.

Mienten cuando dicen que quieren “diálogo” con la sociedad y con los docentes pero sólo quieren darse tiempo hasta que sus campañas mediáticas logren hacer efecto para linchar, por la TELE burguesa, a los líderes sociales y a las causas que defienden. Mienten con el rostro endurecido entre sonrisas de mercadeo, mienten con perfumes caros y con corbatas de seda, con camisas de moda y con movimientos ensayados y sutiles de la cabeza y de las manos. Mienten orgánicamente, estructuralmente. Ese es un crimen de lesa humanidad y un quebrantamiento Ético para los pueblos que contemplan al poder hundido en estercoleros de mentiras rentables. Reina la impudicia y la impunidad. Muy mal ejemplo.

Esa “Reforma Educativa” del neoliberalismo salvaje, está plagada no sólo con atrocidades propias de la estulticia y de la mala voluntad del “poder ejecutivo”, atrocidades contra el trabajo de los docentes, atrocidades pedagógicas y didácticas, atrocidades administrativas y atrocidades políticas… está plagada de ausencias y omisiones de consulta popular, de faltantes de sustento científico, de abandono a la coherencia histórica y del muy poco respeto al pueblo mexicano y a su historia pasada, presente y futura. Todo es cosa de leer la “Reforma” con mirada crítica, leer sin perder de vista lo que han hecho realmente los gobiernos PRIAN en todos los años sufridos por el país bajo, leer con mucho compromiso por la emancipación del pueblo mexicano y leer con buena memoria.[1]

En las páginas del documento de “Reforma” ni una sola mención al capitalismo. Nada sobre el desastre humanitario, cultural, ecológico y educativo causado por un sistema fabricante de muerte y miseria. Nada sobre un sistema económico que es el peor ejemplo para la humanidad. Nada sobre cómo educar y educarnos para hacer surgir una especia humana emancipada. Ni una sola palabra sobre, por ejemplo, recoger las tradiciones educativas de los pueblos originarios, sistematizarlas y aprovecharlas en un país con herencia de culturas y civilizaciones extraordinarias, pirámides, lenguas distintas y millones de indígenas.[2]
Nada sobre la prioridad en Educación -de valor crítico- y la inversión del, por ejemplo, 10% del Producto Interno Bruto necesario para salir de las fanfarronerías.

“Según el ranking en inversión e incentivo a la educación realizado por el Banco Mundial (BM) en el período 2009-2013, Cuba, Bolivia y Venezuela figuran entre los 10 países del mundo que más invierten en educación… El estudio, comprendido en el período 2009 y 2013, ubica a Cuba como el número uno a nivel mundial que destina un gran porcentaje de su PIB en educación, cuya cifra fue de 13.1 en 2009 y 12.8 en 2010… En el resto de América Latina, Costa Rica y Argentina también destacan con 6.3 por ciento del PIB cada uno, seguidos por Jamaica 6.1, Brasil 5.8, Uruguay 5.3, México 5.2, Paraguay 4.8 y Chile 4.5.”[3]

Mucho manoseo de conceptos como “calidad”, “evaluación” con tufo de lógica mercantil y policíaca donde el profesor es una especie de operario que, cuanto más calificado esté, más se lo vigile, y más dócil sea más ganancias dará a los que privaticen (lo disfracen como lo disfracen) una de las actividades estrategias más importantes para todo país. Ni una referencia al carácter protagónico del docente que construye la Historia de país haciendo con el saber una lucha emancipadora en serio. “Reforma” de reformistas y avalancha ideológica empeñada en borrar categorías fundamentales en materia de Independencia y Revolución tal como están marcadas a fuego en la Historia de México. No pasarán.

Deberíamos contar con muchos comités populares de Ética dispuestos a interpelar la Ética burguesa del gobierno que opera contra los intereses del pueblo mexicano. Comités de lucha crítica para reprobar al reformismo y probar que esa “Reforma” es un quebranto Ético muy grave (también) y que eso es un asunto de importancia suprema.

Y (digámoslo nuevamente) Ética aquí significa lo que Adolfo Sánchez Vázquez[4]definió y propuso como una ciencia social de la conducta humana, ciencia que debe servir a la clase trabajadora para orientar sus luchas y defenderse de los anti-valores burgueses y la palabrería de sus leguleyos. Ciencia que plantea miradas críticas, que detecta amenazas contra la humanidad y que define límites históricos para que no reine el “todo vale” posmoderno ni reine la dictadura de mercado. Ética de los pueblos para la Educación consensuada socialmente, para la producción y distribución social del conocimiento, que son necesarios para desarrollar pensamiento y acción transformadores y para formar revolucionarios de las ideas y de las luchas en la praxis (como Zapata, Villa, Morelos…) Ética para Educar seres humanos solidarios dispuestos a combatir juntos toda calamidad, toda opresión y toda ignorancia funcional a los opresores. Ética, pues, revolucionaria. Lo que debe ser.

Notas:

[1] www.presidencia.gob.mx/wp-content/uploads/2012/12/Reforma-Educativa.pdf

[2] De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, México cuenta actualmente con 68 pueblos indígenas, que representan cerca de 11 millones 132 mil 562 habitantes. http://revoluciontrespuntocero.com/cuantos-y-cuales-pueblos-indigenas-hay-en-mexico-interactivo/

[3] http://www.telesurtv.net/news/Conozca-los-paises-que-mas-invierten-en-educacion-20141112-0001.html

[4] https://es.scribd.com/doc/57142809/Sanchez-Vazquez-Adolfo-Etica-1969

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Comites-de-Etica-para-evaluar-la-Etica-Aberraciones-no-pocas-de-la-Reforma-Educativa-en-Mexico-20160804-0003.html

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Ética y Semiótica del Informe MacBride: Algunas disquisiciones desordenadas para un Nuevo Orden de la Información y la Comunicación

Por. Fernando Buen Abad.

“La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría.” K. Marx.

No se habían enfriado los cadáveres en Vietnam, no salíamos aun del estupor por las carnicerías humanas que la televisión transmitía en los horarios de meriendas y en los periódicos del desayuno… cuando la UNESCO propuso a Sean MacBride el desarrollo de un Informe mundial (1976-1980) sobre los “medios de comunicación” y el papel que jugaban y jugarían ante el Derecho de los pueblos recibir, proveerse y proveer, información y comunicación. En 1983 el 90% de los medios en USA estaban controlados por 50 empresas… en el año 2001 es 90% estaba controlado por 6 empresas.

En el corazón del Informe MacBride fluye un conjunto de preocupaciones que no sólo tienen por ingrediente las preocupaciones por los desarrollos comerciales de los medios, los avances tecnológicos y su distribución, los problemas jurídicos y los problemas de Estado. Está, también, en debate y diagnóstico el ejercicio de derechos cruciales que en el campo de la producción de información y de medios para la comunicación social deben garantizar igualdad de condiciones y libertad para las múltiples necesidades expresivas de los pueblos. Está en debate la hegemonía del capital en la producción de sentido y el papel de contra la emancipación de los pueblos.
De manera implícita el Informe MacBride abre la puerta para analizar las herramientas con que será posible construir el Nuevo Orden que reclama para la Información y la Comunicación más la forma de garantizar igualdad de oportunidades e igualdad de condiciones a las “Voces Múltiples” que exigen su lugar en “Un Solo Mundo”.

El problema es fundamentalmente económico. Ciencias como la Ética y la Semiótica emancipadas de algunas hegemonías academicistas y léxicas, deberían ser herramientas muy dinámicas y apasionantes para las tareas formativas y prácticas en la lucha por el conocimiento social forjado de manera dialéctica y no por métodos escapistas y aislados. Los aportes científicos no pierden calidad cuando exponen, también, los planteamientos políticos transformadores que los pueblos necesitan para sus luchas. Es urgente dejar de suponer que la Ética o la Semiótica son disciplinas inconexas o formas pseudo-místicas asexuadas de uso exclusivo para iniciados en los mieles de las canonjías y prebendas “académicas” .

Abundan los comunicólogos vendedores de vacío ideológico que embriagados de sí mismos fabrican fetiches para olvidar la historia en que viven. Ni falta hace escribir sus nombres. Son padres, padrinos o padrastros de dogmas a granel cuyo destino primario es convertirse en objeto de repetición zonza en bocas de algunos estudiantes condenados a la mediocridad de lecturas infladas con alientos de cenáculos burgueses.

No son pocas las bibliografías que miran en la Ética y en la Semiótica paraísos para estudiar la realidad siempre reducida a juguete del racionalismo y del empirismo más bobos. En esos paraísos es la conciencia la que determina al ser, lo social es una entelequia sin manchas de clase y la historia es una rueda tarada que no avanza. Lo más progresista para ellos es el retorno a lo “primitivo”. Y sobre esa sopa de confusiones y naderías flota una nata espesa de impotencia, inmovilidad y quietismo pasmosos. Crema y nata del reformismo.

Ética y Semiótica deben convertirse pronto en herramientas para transformar la base económica de la sociedad e impulsar una revolución de toda la superestructura. Ser útiles a los cambios materiales de las condiciones económicas de producción y ser útiles en la transformación profunda de las formas jurídicas, políticas, artísticas o filosóficas de una sociedad nueva sin clases y sin patrones. En suma ser útiles en el desarrollo de todas las fuerzas objetivas y subjetivas que la humanidad necesita para consolidar la conciencia de sus fuerzas a la hora de resolver definitivamente su emancipación. Es absolutamente indebido desviar la praxis de la Ética y la Semiótica, de los hechos económicos básicos, de las ideas políticas, de las estructuras jurídicas… y los actos condicionados por ellas. El precio que se paga por esa desviación es que, entre otras calamidades, se divorcia el contenido de la forma y caemos en la trampa oligarca anhelada para hundirnos en errores y tergiversaciones.

Y cuando esa desviación determina nuestros métodos de análisis y de acción, negamos su desarrollo social y negamos el papel y el efecto que la Ética y la Semiótica desempeñan en la historia. Descubrimos que todo tratamiento anti-dialéctico y metafísico de la Ética y de la Semiótica distorsiona por definición los hechos económicos y los hechos subjetivos, incluso desde sus propias causas. Y esa aberración  es convertida en negocio de ellos para entretenernos con sus aulas, con sus iglesias o con sus mass media. Por eso hay que consolidar la Ética y la Semiótica como baluartes de la Ciencia Revolucionaria.

Necesitamos una Ética y una Semiótica desalineadas para intervenir -en clave de lucha- en la trama jurídica, política, religiosa, artística o filosófica… así como en todas las formas “ideológicas” para desactivarlas de raíz y esclarecer el cometido de inundar a los pueblos con “falsa conciencia”, ilusionismo e inmovilismo que son motores de toda distorsión de la realidad. Requerimos Ética y Semiótica como ciencias emancipadas para impulsar la emancipación de la humanidad.

Más vigente que nunca, el Informe MacBride sobrevive al olvido que le impusieron los comerciantes de la Información y de la Comunicación y hoy sigue exigiéndonos las respuestas teórico-prácticas que más nos urgen, con la Ética y la Semiótica emancipadas y emancipadoras, siempre a la mano de las luchas populares. Sin olvidar la Estética.

Fuente:http://www.telesurtv.net/bloggers/Etica-y-Semiotica-del-Informe-MacBride-Algunas-disquisiciones-desordenadas-para-un-Nuevo-Orden-de-la-Informacion-y-la-Comunicacion-20160801-0005.html

Imagen: http://ssociologos.com/wp-content/uploads/2014/05/medios-de-comunicaci%C3%B3n.jpg

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Despedir profesores

Los placeres perversos de la mentalidad burguesa

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Una de las perversiones más recurrentes en las mentalidades burocráticas es su placer por dejar sin empleo a los trabajadores. Ese placer crece como la espuma si se trata de trabajadores docentes. Hay burócratas, del “sector privado” o del “sector público”, dispuestos a pisotear la obra y el prestigio de un docente para exhibir destrezas autoritarias en el arte de recortar presupuestos con las navajas de “austeridad” que tanto encantan a los verdugos neoliberales. Los daños revisten gravedades muy diversas.

A menos que se demuestre incompetencia flagrante, aberraciones éticas o conductas delincuenciales… la mayoría de los despidos a docentes proviene de persecución ideológica, patrañas de sectas, odios de egos, celos vulgares o simple maldad psicótica hija de patologías psicosociales burguesas muy costosas, diversas y mezcladas. El daño es terrible.

Aquel que decide el despido de un docente (por iniciativa personal o de cúpula) sin argumentos pruebas suficientes y racionales, con trampas y contra el derecho a la legítima defensa… comete una serie de delitos cuya magnitud toca lo histórico-político tanto como lo emocional-subjetivo del docente, de su familia y seres cercanos tanto como de la realidad histórica que vivimos. No hay modo de valorar el costo del saber desarrollado por un docente.

Contar con docentes calificados y reconocidos (en sus países tanto como en otros) en un mundo donde la necesidad de docentes crece y se hace más exigente, debería considerarse un patrimonio cultural intocable. Hay docentes que, en todos los niveles, no sólo han desarrollado conocimientos valiosos sino que ha desarrollado medíos y modos para la distribución, asimilación y aplicación social del conocimiento. Cambian la vida de muchos estudiantes y atentar contra eso debería ser sancionado de las maneras legales, éticas y morales más severas. No obstante, reina la impunidad y la impudicia entre las burocracias despedidoras. Los conocemos con nombres y apellidos.

Es un dolor inmenso la catarata de canalladas perpetradas contra docentes honestos y destacados que son victimados por las hienas de las burocracias en todos los niveles. Antología de la estulticia que se apodera de cargos y poderes para infestarles mediocridad rellena con odio de miserables. El daño social es inmenso hay que gritarlo.

No falta, a los lebreles de la injusticia laboral contra los docentes, arsenales de canalladas en laberintos judiciales y administrativos para engordar expedientes de ignominia y presentarlos como “cosa justa”. No les faltan leguleyos ni cómplices dispuestos a mentir -con toda frescura- si los intereses y los dineros llenan las alforjas de su podredumbre. Es una humillación terrible contra la humanidad.

Hay establecimientos de educación de todos los niveles donde se han perpetrado crímenes de lesa humanidad laboral y se los sepulta con el silencio de los cómplices, los timoratos, los amenazados y todos sus adláteres.  Y luego lo presumen como “eficiencia administrativa”. Como “destreza judicial”, como “logro moral” de los mediocres trepadores de poder espurio. Se exhiben sin pudor como verdugos de lo bueno para que reine lo podrido. Es un daño inconmensurable a las naciones. Es un daño fenomenal a la educación, a la Historia de la educación y al futuro inmediato.

La defensa laboral de los docentes sólo puede asegurarse con la participación social activa. La suma de docentes despedidos injustamente de sus fuentes de trabajo, es un expediente mundial horroroso y hacer justicia contra tal latrocinio no puede estar ni en manos de burócratas ni en manos de buitres empresarios. Ni unos ni otros entienden la dimensión de la educación ni el valor, los valores, de semejante trabajo. Para ellos se trata de “poder” o de comercio.

Es verdad que hay docentes reaccionarios o conservadores que abandonaron la razón suprema de la Educación como herramienta emancipadora… es verdad que hay docentes que olvidaron que la Educación es un derecho y se han prestado a reducirla a mercancía que traiciona a toda la humanidad en su reducción capitalista. Olvidaron que se es docente porque se es humanista en el sentido menos filantrópico burgués. Lo mejor que podemos hacer es no mitificar el trabajo docente. Es mejor que sea terreno, humano y material sin dejar de valorar todo lo que tiene de “espíritu” y de anímico. Es más humano defenderlo como compromiso Humano y como defensa de lo humano armada con conocimientos y métodos de enseñanza para la transformación del mundo.

Por lo pronto, hace falta la fuerza de todos aquellos que tengan un micrófono, una cámara, una pluma o una palestra digital para denunciar -con toda precisión, con nombre y apellido- aquel burócrata verdugo que atenta contra el trabajo de un docente. Denunciarlo hasta derrotar toda excusa de “austeridad”, toda maledicencia de secta, toda idiotez de bravucones, con que se víctima un trabajo valioso que no se repara con improvisación. Ni con saliva de burocracias. Se llamen como se llamen.

Más que nunca urge la unidad de los trabajadores de la educación, y de la sociedad toda, contra esa burocracia que traiciona el poder emancipador del saber que es social por necesidad y por definición. No importa la saliva reformista ni los argumentos economicistas del servilismo. Haremos todas las denuncias de la justicia social, del derecho a la Educación y los derechos de los educadores… que crezca el grito del malestar social en las luchas necesarias para poner a salvo a la Educación y a los docentes que, por formación y por convicción, son capaces capacitadores indispensables en el desarrollo de conocimientos, valores y praxis hacia la emancipación humana… también por las vías de la Educación. Y no estamos solos.

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Entender o no entender… ese es el dilema La guerra mediática

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

“Estamos a tiempo”.

Pronunció Walter Martínez  [1] el “Discurso de Orden” [2] en la entrega de los premios de periodismo 2016 en la República Bolivariana de Venezuela. Walter fue receptor de tal premio, una vez más, por sus aportes al periodismo latinoamericano y a la “batalla de las ideas”, también con herramientas de comunicación e incluso dentro de los llamados mass media. Es imposible reseñar el total de los temas tratados en tal discurso, pero es indispensable subrayar uno de ellos que es preocupación permanente de Martínez y tema obligado para un continente acosado por las bases militares y las “bases mediáticas” que operan con toda impunidad e impudicia: La guerra mediática o de «cuarta generación”. En “pleno desarrollo” (Walter Martínez Ipse dixit).

Lo que en la ceremonia de premiación tuvo formato de “conferencia magistral”, cumplió con volver a martillar sobre un yunque de principios y de acciones donde es necesario labrar el plan conjunto de los pueblos revolucionarios hacia un frente de unidad para la defensa y para la vanguardia de la comunicación emancipada y emancipadora. La guerra mediática no es una ficción de mentes conspirativas, no es una pesadilla hija de la indigestión, no es un ataque paranoico ni es un destilado de morbos pensados para vender miedos rentables. Aunque a no pocos les parezca exagerado, inverosímil o inaceptable.

Todas las formas del énfasis y todas las tácticas y estrategias discursivas (pertinentes al formato expositivo desplegado por Walter Martínez) fueron usadas para abrir cabezas y despejar nubarrones… la guerra mediática está en marcha y sólo faltó tomar por las solapas a los asistentes y sacudirlos para reiterar lo urgente y alarmante de la situación enredada con nuestras debilidades y nuestras confusiones que, a granel, generan frenos, desvíos y extravíos costosos, peligrosos y suicidas. Una y otra vez el acento en el discurso de Walter Martínez tuvo referencias en las fuentes de información militar pero fue escrupuloso en esclarecer la importancia excluyente la amalgama cívico-militar, de la movilización popular y su carácter revolucionario inspirado por las ideas y la práctica de Hugo Chávez y su apuesta por el socialismo.

En ese discurso no hubo tiempo suficiente para profundizar, eso lo advirtió el propio Walter desde el principio y su advertencia no fue un simple gesto de cortesía, por el contrario, fue una ventana al realmente enorme problema y un alerta pertinaz para entender la dimensión exacta de una guerra super-dinámica que se nos va de las manos, se nos va de la vista se nos va y nos inunda incluso cuando nos “entretenemos” con la “tele”. Y más allá de las limitaciones del tiempo y de propio formato de la exposición, quedó bien claro que es urgente asumir esa guerra mediática como una prioridad de investigación y como urgencia de acción en momentos en que se llenan los imaginarios con el terrorismo mediático basado, por ejemplo, en convencernos de que la década ganada llegó a su “fin de ciclo”. Que la revolución no es permanente.

Aunque parezca increíble, a pesar de las miles de evidencias y consecuencias que la guerra mediática ha tatuado en nuestra historia reciente, todavía no es materia obligatoria ni agenda prioritaria en los centros de enseñanza ni en los frentes de lucha. Exculpemos a las excepciones. Todavía es necesario tocar miles de puertas y no pocas veces soportar algunos gestos de fastidio por insistir en la obligación de tomar en serio todo plan de ataque mediático para saquearnos y explotarnos mientras nos convencen de que lo “hacen por nuestro bien” y de que debemos estar agradecidos cuando nos humillan y cuando nos ahogan con mentiras, ignorancia e ideología chatarra. Historia, por cierto, nada nueva.

No entender la importancia de la guerra mediática, no comprender su extensión y duración, sus escenarios visibles e invisibles, sus bases materiales y sus bases subjetivas, sus escuelas, sus tradiciones teóricas, sus bibliotecas y sus centros de investigación… es tan irresponsable y tan suicida que no nos quedará margen de lamento ni tiempo para lloriquear las consecuencias que imaginamos y las que no. Eso lo sabe Walter Martínez y por eso insiste, como se debe, en hacer de su insistencia militancia y persistencia que, con su estilo y con su historia, abre oídos donde otros no pueden.

No entender la importancia de la guerra mediática, no combatirla y no derrotarla, pone en evidencia un flanco débil, un descuido, una banalización o una falta de conciencia que no podemos permitirnos más tiempo. No nos ha servido la improvisación, no nos ha servido el voluntarismo, no nos ha servido el auto-halago, no nos ha servido el empirismo… ya nos han derrotado incesantemente. Los pueblos cuentan con fuerzas inmensas para ganar la guerra mediática, hay muchas experiencias y muchas ansias sólo nos falta derrotar la des-organización y la crisis de dirección. Es verdad “estamos a tiempo” y por eso no hay tiempo que perder.

Notas

[1] 27 de junio 2016 Salón Ayacucho Palacio de Miraflores, Venezuela.

[2] https://www.youtube.com/watch?v=T3l1tmHfWIA

 Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214201&titular=la-guerra-medi%E1tica-

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“Crisis Humanitaria”. Audacias irresponsables de la palabrería golpista.

Fernando Buen Abad Domínguez

Rebelión/Universidad de la Filosofía

Desde su verborrea desquiciada la derecha venezolana ha manoseado cuanto ha podido para calumniar al proyecto revolucionario que tiene al Socialismo por método y destino. Y ha tocado paroxismos insondables basados en retruécanos ideológicos aceitados con dinero yanqui y tufo de ONG. Todo con el mismo propósito golpista. Algunos creen, en la concepción burguesa de la política, que es “natural” que en las refriegas de los debates y los desacuerdos se escalen sin mesura las exageraciones y los vituperios. Algunos creen que es parte del paisaje la maledicencia y el estrépito a la hora de descalificar al oponente y se cree que es “civilizado” dejar que se diga cualquier cosa y a cualquier costo como si la política se tratase -o se redujese-  a un “deporte” de lenguas largas e inteligencias duchas en desvirtuar lo ajeno. Pero nada en esta contienda es inocente, es la lucha de clases expresada –también- con frases, oraciones y epítetos de combate. Nosotros usamos argumentos.

¿Cuál es el límite? En la carrera desesperada de una derecha embrutecida por su avaricia y su urgencia de ganar dinero y adeptos, ya nada es suficiente y nada es prudente. La burguesía hecho todo impulsada por su moral macabra y por su desprecio de clase. Ha asesinado pueblos, movimientos, líderes y valores bajo todos los métodos imaginables. Ha ideado y financiado y puesto en práctica toda clase de metrallas y explosiones, bajo las escalas más diversas y los costos más inimaginables. A la hora de atacar al enemigo de clase no tiene freno ni mide consecuencias. ¿Por qué habrían de frenarse en el uso de palabras, por qué desperdiciar un arma tan poderosa y letal como la palabra que tanto ha servido a loa poderes, incluso, para desprestigiar, calumniar, mentir y destruir? En ese campo de las desmesuras burguesas cualquier exageración les parece poca cosa.

Por eso inventaron lo de la “Crisis Humanitaria”. Les quedó chico el repertorio de los insultos de cabotaje, las burlas, las vejaciones personales… nada les satisface ni les llena el imaginario de lo perverso y, por eso, en un desplante de irresponsabilidad supina, con una donaire de filántropos de coyuntura, basados en su ninguna tradición humanista… salen al mundo a decir que hay en Venezuela una “Crisis Humanitaria”. Precisamente ellos que van a limosnear dinero para financiar “guarimbas” criminales; precisamente ellos que anhelan saquear y explotar a palos al pueblo venezolano; ellos que no derraman una lágrima por los pobres del mundo ni por las injusticias monstruosas que el capitalismo nos impone hora tras hora… justamente ellos, la derecha más inhumana y más desalmada, lloriquea por una “Crisis Humanitaria” inventada a medida en los laboratorios de Guerra Mediática que los mueve como peleles.

Pero siendo ignorantes, como son de tiempo completo, no tuvieron el tino de parar un minuto a revisar los marcos teóricos y semánticos de una categoría Humanista que por su definición y por su función sólo es aplicable a casos muy concretos cuando se ha desarrollado un consenso minucioso con métodos precisos. Todo eso se lo saltaron como borricos apresurados por sus ansias de propaganda “novedosa”, dolorosa y efectista. No leyeron las declaraciones ni las convenciones de esa materia ni entendieron qué métodos hay que darse para resolver una “Crisis Humanitaria” en serio. Como la ocasionada contra todos esos seres humanos que hoy navegan y naufragan en el mediterráneo abandonados al hambre, a la muerte y al olvido. Y sale por la tele.

En su carrera loca por manipular la “opinión pública” mundial y por justificar una intervención militar yanqui contra el pueblo y el gobierno pacífico y legítimo de Venezuela, la derecha venezolana anda plañidera por el mundo vendiendo su fantasma apocalíptico llamado “Crisis Humanitaria” pero no se los ve seguir un protocolo de ayuda humanitaria, ni una sola palabra sobre el tipo de ayuda de emergencia que ha de llevarse a qué lugares, a qué personas en qué tiempos y con qué garantes neutrales, legítimos y avalados en el concierto de las naciones dispuestas a asistir a aquellas personas en situación de “Crisis Humanitaria” verdadera. Ni una palabra sobre los diagnósticos, la duración, los alcances ni los escenarios donde ha sido consensuada semejante situación extraordinaria. Como es el caso de sectores indígenas mexicanos en condición de hambruna, o los inmigrantes en la frontera México-americana, que han sido ya denunciados en múltiples foros y múltiples voces.

Todo eso no interesa a un grupo minúsculo de agitadores burgueses que en su locura de poder manosea todo lo que se le pone a la mano para llamar la atención y justificar la no poca cantidad de dólares que reúnen con fines golpistas y de engaño mediático. No importa cuántos intelectuales de derecha contraten para eso. Se trata de un acto de irresponsabilidad delincuencial, se trata de una exageración insensible e inhumana que usa el escandalo para infiltrar calumnias y baratijas ideológicas. Todo ello es prueba irrefutable de su incapacidad política, de su orfandad de pueblo, de su miseria metodológica y de la pobreza de espíritu amasados para ensuciar la política porque son incapaces de sostener un debate verdadero y un compromiso sincero a la hora de decir -de verdad- lo que piensan y lo que quieren, para exponerle al mundo los verdaderos intereses a los que sirven y para explicar, con lujo de detalle, a quién quieren entregar la riqueza natural de Venezuela, la mano de obra de sus trabajadores y la dignidad de un pueblo que no merece ser manipulado con aspavientos ruidosos de políticos mediocres. Una y otra vez fueron llamados a debate, una y otra vez fueron exhibidos sus ombligos pro-yanquis, una y otra vez han corrido a las faldas de la “Casa Blanca” y sólo hasta hoy sacaron de la chistera publicitaria esa “Crisis Humanitaria” con que lloriquean lágrimas falsas. Y por cierto, es el Capitalismo el responsable de la peor Crisis Humanitaria de la Historia. ¿Nada dirán sobre eso?

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez

Universidad de la Filosofía

http://fbuenabad.blogspot.com/

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http://paper.li/FBuenAbad/1315843074

@FBuenAbad

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La muerte de la privacidad que nunca tuvimos

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Los patrones no respetan “privacidades”. No se trata de una “novedad” de ocasión ni de un “descubrimiento” de temporada… el espionaje es manía añeja que se cultiva desde que existe la dominación de una clase sobre otras. En sociedades divididas en clases no hay poder que sobreviva si no puede saber qué piensa, qué hace o qué planean sus esclavos. En la Historia que conocemos, hasta hoy, no ha habido “poder” que subsistiera sin el uso extorsivo y represivo de toda información sobre quiénes son sus sepultureros y en qué fechas planean sus exequias. Esa información es vital y, por eso, se hace lo indecible para conseguirla, atesorarla y usarla como arma de guerra económica, ideológica y política. No hay miramientos ni con los “secretos bancarios”. No es lo mismo espiar que expiar.

Sea por la vía de la tortura, sea por la del “confesionario” o sea por la vía de los “estudios de mercado”… los “poderes” hegemónicos han ejercitado siempre el espionaje y el saqueo de la información sobre la vida de personas y organizaciones, como estrategia de “inteligencia” para hacer sobrevivir todas las argucias de la explotación y el hurto de recursos naturales o de materia prima. Lo que comes y lo que defecas, lo que hablas y lo que silencias, lo que anhelas y lo que ni te importa… todo es susceptible de espionaje cuando se quiere a las personas sometidas a caprichos y necesidades de la clase dominante. Especialmente cuando de lo que se trata es de que trabajemos, hasta deslomarnos, para que ellos vivan como reyes. Cada dato que proveemos al clero, al Estado, a las empresas… es “maná” para las tropelías esclavistas. Fechas de nacimiento, años en las escuelas, preferencias culinarias, monto de los ingresos y de los egresos… caldo potente con información esclavizante. ¿Te gusta cómo se vive?, ¿Qué propones?, ¿De qué dispones? ¿A qué te opones?… Cueste lo que cueste habrá siempre jaurías hambrientas de esa información “inocente” que uno produce. Como en las “redes sociales”. Detrás hay grandes negocios y el capitalismo, que se convirtió en maestro del espionaje en tiempo real, puso a uno de sus sirvientes mayores a dirigir la causa negra del espionaje desde la Casa Blanca. Sonría “nos están filmando”. ¿Es esa una novedad?

De nada sirve espiar si donde se saquea información no se planta un dispositivo de guerra que mejore el espionaje, siembre confusiones, descarrile las conductas y mejore la rentabilidad de los negocios. Todo junto o en partes. El capitalismo aprendió, rapidito, que “conseguir información” de nada sirve si no se tienen los mecanismos para ponerla a trabajar al servicio de las mercancías y para resolver los problemas de sus crisis de sobre-producción. No se trata de espiar por el espionaje mismo, se trata de espiar para comerciar, por todos los medios y los modos, habidos y por haber, sean estos faranduleros o bélicos. Hay que desocupar las bodegas y habilitar mercados, cueste lo que cueste. Total, lo pagarán los pueblos. Claro que se espía a todo aquel que constituya “amenaza al sistema”, se espía a los revoltosos, a los revolucionarios y a los “terroristas”… se espía a los anarquistas, a los marxistas y a los “troskos”… ya lo sabemos, lo hemos sabido siempre. También se espía a la “competencia”, al que impide fijar precios, al que no deja avanzar la vorágine monopólica del capitalismo y al que se mete con los bancos. Se espía al que atenta contra la “propiedad privada” burguesa y no importa si es la esposa, si es un compañero de oficina, un rector de una universidad, un funcionario público, un cura o es un consorcio trasnacional. Yo te espío, tu me espías, él nos espía… pero ahí donde el burgués invierte dinerito en espionajes, ahí el burgués siembra “pruebas falsas”, siembra la firma de su intromisión con dispositivos de espionaje “reloaded”.

Ya podrán poner cara de compungidos, de arrepentidos o de indiferentes. Podrán poner denuncias y quejas en organismos nacionales e internacionales. Podrán crear movimientos sociales, y ONG´S de tutti fruti, con la moralina diplomática edificante de gobiernos ofendidos por el espionaje… ya podrán decir misas y podrán redactar enciclopedias; podrán fundar cátedras y alquilar intelectuales reaccionarios que repasen las leyes de Roma y las del Capitolio… fundarán partidos políticos y sectas, endiosarán demonios y satanizarán arcángeles… y mientras, seguirán espiándose los unos a los otros, de arriba abajo, entre “poderosos” y contra los débiles. Espiarán y espiarán porque es parte de su ser y de su “negocio”. No van a engañarnos.

El espionaje no es un problema “moral” o un problema de “ética”. Es un problema político y táctico que debemos estudiar y desmontar porque se lo usa como arma contra los pueblos y como mecanismo represivo, sofisticado, de control y de sojuzgamiento. Todos sabemos muy bien qué quieren ellos saber sobre nosotros… nosotros sabemos muy bien qué no queremos que ellos sepan, cuando se pone en riesgo la integridad de la lucha y la de los compañeros. No es posca cosa. No luchamos (sólo) contra el espionaje luchamos contra el sistema todo. Una buena parte de la defensa contra el espionaje (y el sistema) de ellos, es nuestra capacidad creativa y nuestras capacidades comunicativas. Shhh… que no se sepa.

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Des-arma la “Tele”: Las armas con que juegan los niños las compran los adultos

Por: Fernando Buen Abad

Esto no es una meditación puramente filantrópica ni un gesto humanitario para quedar bien con los esnobismos de ocasión. Esto es una iniciativa para un movimiento político urgente empeñado en hacer visible una de las mayores amenazas contra la especie humana, en particular contra niñas y niños, que se infiltra en nuestras vidas, incluso disfrazada de “entretenimiento”. Y nos llega por la “tele”. El fetichismo de la mercancía bélica.

Se suma ésta iniciativa a las muchas que ya existen no sólo para engrosar filas sino también para engrosar debates… internos y externos. El mapa ideológico de las muy diversas luchas por el desarme, especialmente por el desarme en y desde los medios de comunicación (usados ellos mismos como armas de propaganda macabra), oscila entre moralinas burguesas para nutrir organizaciones de élite y frentes sociales en los que se entiende con perfección la monstruosidad de las industrias de la guerra (que son la actividad económica más grande del planeta) empeñadas en dominar también la subjetividad de niños y niñas. Videojuegos, pistolitas, metralletas, granadas, bombas y lanzallamas. Counter Strike, Grand Theft auto, Call of Duty.

No hay escapatoria. Eso de usar la televisión (u otros medios concomitantes) como plataforma de seducción para que nuestros hijos consuman el ilusionismo morboso de las armas y todas sus parafernalias bélicas es una monstruosidad. Aunque sea muy “divertido”. Es una monstruosidad que recorre todas las escalas delincuenciales y todas las violaciones posibles a los derechos fundamentales de los niños y las niñas (y de sus madres y padres). Es una monstruosidad que se ha naturalizado en las pantallas de televisión y en los “juegos” tanto como en los supermercados, las escuelas y los centros comerciales de todo el mundo. Monstruosidad de la violencia más irracional que se desliza con disfraces lúdicos y de aventuras heroicas tanto por su objetivación cruda en las imitaciones de armas como en las destrezas criminales para que jueguen las niñas y los niños.

Y ya que las “convenciones internacionales”, las leyes, los reglamentos y la palabrería jurídica nada pueden hacer y nada han hecho… el camino único es la militancia contra los anti-valores macabros en semejante mensaje bélico que con sus intereses mercantiles avasallan las conciencias y los gustos de niños y niñas ante la complicidad (incluso involuntaria) de familias anteras alcahuetes de la violencia en los “medios”.

El muy concreto caso (y delito) del “gusto por las armas” impuesto a niñas y niños es una aberración tan alevosa y tan antihumana que su solo señalamiento debería levantarnos de nuestras sillas para emprender una y mil batallas implacables y dignificadoras de la vida y de la infancia. A toda costa. Pero no es así, para dolor y vergüenza de todos nosotros. El capitalismo nos ha anestesiado y enceguecido ante los daños más terribles que se comenten en nuestras narices y contra nuestros hijos. En “horario con protección” al menor.

Aunque nos hemos demorado absurdamente en reconocer los “Derechos Humanos” de niñas y niños, incluso con sus imperfecciones y ambigüedades, ya tenemos una plataforma con “avales” internacionales para impulsar una corriente social más desarrollada y útil a la crítica de la cultura de masas que necesitamos y útil a la crítica de las armas -así sean juguetes- que se venden adobados con irresponsabilidad mercantil e hipocresía de mercado bélico.

No claudiquemos en las cosas más importantes. Aunque en su vorágine la industria del consumismo haga lo inimaginable para imponernos conductas, valores, “visiones del mundo” y todo tipo de contradicciones con la lógica de la vida y su defensa… sobrepongamos con las fuerza de la crítica y con la claridad de la solidaridad capaces de defender a los niños de todas las incursiones alienantes, pagadas por los comerciantes de armas, para que nos hagamos adictos a lo macabro desde las edades más tempranas. No dejemos que nos derrote la tentación ni la indiferencia, no sucumbamos al plan seductor de los juegos y los juguetes portadores de muerte mercantil y narcóticos “mediáticos”. Niñas y niños están indefensos.

No vamos a arrodillarnos ante las biblias judiciales especializadas en demorar todo malestar y toda voluntad revolucionaria. No dejaremos a las puertas de las escuelas ni de las universidades los principios ni las obligaciones políticas que tenemos ante la infancia y contra todo lo que la acribilla en todos los sentidos. Por eso esta iniciativa debe ser acción política en su sentido más pleno y más cargado de sentido transformador. “Desarmar la Tele” debe ser una tarea obligada, una corriente crítica de la cultura, si queremos un Nuevo Orden Mundial para la Información y la Comunicación con Voces Múltiples… como lo quiso -y quiere- el Informe MacBride. Entre otras muchas herramientas.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=213925

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