Motivación en el aula: haz que tus estudiantes se enganchen a tus clases

Por: David Soria

¿Quieres conseguir que tus alumnos se “enganchen” a tu lección? ¿Te gustaría aumentar su motivación para que aprendan de forma significativa? Entonces te interesa conocer la técnica de “El Gancho”.

La técnica de “El Gancho” consiste en cautivar la atención de tus alumnos en los primeros 3 minutos de clase.

Al principio de la clase necesitas llamar la atención de tus alumnos con algo verdaderamente interesante sobre la materia que estás a punto de cubrir. Puedes contar una breve historia relacionada con el contenido de la lección, mostrar un dibujo de lo que vas a tratar en la clase o relacionar el contenido de la lección con una situación de la vida real.

Veamos algunos de los ganchos más utilizados por profesores que motivan a sus alumnos y cautivan su atención independientemente del contenido que vayan a cubrir:

  1. Cuenta un cuento: Muchos maestros de primaria introducen la resta con llevadas con una historia de vecinos que se piden ayuda, azúcar, etc  y llaman a la puerta de las decenas.
  2. Crea una analogía: Compara un concepto que estés a punto de abordar con algo relevante en la vida de tus alumnos. El sonido /s/ al principio de palabra en inglés, se compara con una serpiente para que los más pequeños lo reproduzcan de forma correcta.
  3. Muestra un vídeo: Elige un vídeo musical que, de alguna manera, conecte con el contenido.  Si estudias probabilidad, puedes mostrar un vídeo en una casa de apuestas y preguntar por qué se paga más la victoria de unos equipos que la de otros.
  4. Describe algo único e importante: Muestra la importancia de lo que están a punto de aprender. Son muchos los eventos históricos que definen nuestro mundo actual. ¿Hablaríamos todos francés si el pueblo madrileño no se hubiese levantado contra las tropas francesas?
  5. Plantea un reto: Reta a tus alumnos con algo verdaderamente difícil que se puede resolver, en parte, con la lección que estás a punto de dar. De esta manera prestarán atención durante la clase para, quizás así, poder resolver un enigma especialmente motivador.

¿Qué hace que un gancho funcione?

  • Un buen gancho es corto. Un gancho es una breve introducción que atrae la atención de los alumnos en unos minutos. Les hace estar alerta y motivados durante el resto de la lección.
  • Un buen gancho cede el paso. Una vez ha cumplida su función, un buen gancho deja que el protagonismo lo asuma el grueso de la lección.
  • Un buen gancho es positivo y energético. Un buen gancho no se centra en dificultades propias al tema de estudio. Ya habrá tiempo para eso.

¿Hace falta usar un gancho en todas las lecciones?

No necesariamente. Una vez se ha introducido una unidad, tus alumnos necesitan anticipar los objetivos que se espera que cumplan, pero eso no implica tener un gancho para cada lección. Lo mejor es reservar los mejores ganchos para el comienzo de una unidad didáctica.

Ya sabes: Si quieres tener alumnos motivados, utiliza unos breves minutos al principio de tus clases para atrapar su atención con un gancho. Será una pequeña inversión de tiempo que devolverá importantes beneficios en forma de aprendizaje significativo y atención por parte de tus alumnos.  

Fuente: http://blog.tiching.com/motivacion-aula-haz-tus-estudiantes-se-enganchen-tus-clases/

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5 técnicas para que tus alumnos “estiren” sus respuestas

30 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

Cuando los alumnos responden una pregunta correctamente tenemos la tentación de premiarles con un rápido feedback tipo “bien” o quizás repetimos la respuesta para el resto de la clase para que todo el mundo pueda reconocer el acierto del alumno en cuestión.

Sin embargo, el verdadero premio a una respuesta correcta es seguir haciendo preguntas relacionadas o pedir justificaciones de la respuesta. Esta es una manera sencilla de diferenciar la instrucción y pedir a cada alumno lo máximo de lo que es capaz.

Esta técnica nos permite dos cosas:

  1. Descartamos que la respuesta correcta haya sido accidental, debida a la suerte, o por inspiración divina.
  2. Podemos ayudar a nuestros alumnos a razonar más allá de lo que ya saben y motivarlos en su aprendizaje.

Esta forma de diferenciar la instrucción es mucho más sencilla que dividir la clase en distintos grupos de nivel y que trabajan (si es que lo hacen) de un modo independiente.

¿Qué tipo de preguntas podemos usar para estirar las respuestas?

  • Pide al alumno que justifique su respuesta. ¿Cómo has llegado a esa respuesta? ¿Por qué lo sabes? 
  • Exige otra forma de responder. La memorización por si misma no siempre es mala, pero expresar una idea de una única manera si lo es. En matemáticas a menudo existen varias maneras de llegar a una respuesta correcta.
  • Busca que el alumno use un vocabulario técnico o específico. Sin desmerecer sus respuestas, podemos y debemos exigir a nuestros alumnos lo máximo que puedan dar, cada uno dentro de sus posibilidades. Esto pasa por expresarse con un vocabulario rico y ajustado al tema de estudio.
  • Pide argumentos o pruebas que apoyen una determinada respuesta. Esto te evita tener que mostrar tu desacuerdo con una respuesta y abre el camino para que des apoyo a aquellos alumnos que no han entendido bien un nuevo concepto.
  • Pide que el alumno integre la respuesta usando otras habilidades aprendidas en clase. 
    • ¿Qué significa la palabra vagar en este contexto? 
    • Ir de acá para allá sin un propósito concreto.
    • Genial. ¿Conoces un sinónimo del verbo vagar?
    • Deambular (¿?) 
    • Eso es.  Ahora, intenta utilizar cualquiera de estos dos verbos en una oración.

En definitiva, cuando hacemos que nuestros alumnos “estiren” sus respuestas, estamos haciendo justicia pues les exigimos lo máximo de lo que son capaces, una vez que ya han demostrado saber el mínimo que se les preguntaba.

También  potenciamos una correcta expresión oral, capacidad argumentativa y otras habilidades que les han de ayudar a tener éxito en el futuro. 

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/5-tecnicas-para-que-tus-alumnos-estiren-sus-respuestas/

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¿Cómo elaborar las normas de convivencia en clase?

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

Tras el anterior post Prohibido prohibir: normas de convivencia en positivo, seguimos con la serie de artículos que tienen como objetivo aprender a redactar normas de convivencia para un buen funcionamiento de la clase.

Como sabes, para conseguir una gestión eficaz del aula es necesario establecer unas normas de comportamiento al principio del curso. Estas normas pueden ser normas generales o normas específicas: 

  • Normas generales: Las normas generales, por su flexibilidad, abarcan un gran número de comportamientos. Con 4 o 5 normas generales podemos cubrir la mayoría de los comportamientos a corregir durante el curso. Para que sean eficaces, las normas generales tienen que ser explicadas muy bien y con frecuencia. Una norma general como “Sé respetuoso” implica escuchar a los demás cuando hablan, no interrumpir a quien tiene la palabra, etc.  Otros ejemplos de normas generales serían  “cuida el entorno” o  “sé responsable”.  Las normas generales suelen funcionar mejor con profesores experimentados que al cabo de los años han sabido establecer un buen comportamiento en sus clases.
  • Normas específicas: Las normas específicas se centran en corregir un único comportamiento, pero expresan claramente lo que se espera de nuestros alumnos. Como explicaré más detenidamente a continuación, deberíamos limitar el número de normas a un máximo de cinco. Las normas específicas nos limitan bastante y nos obligan a elegir los comportamientos que más nos interesa corregir. Las normas específicas son una mejor opción para profesores con poca experiencia o para profesores experimentados que buscan mejorar radicalmente el comportamiento en sus clases. Aunque decidas que las normas específicas se ajustan mejor a lo que quieres conseguir, siempre puedes cambiar hacia normas más generales a lo largo del curso.

Y, ¿cuántas normas necesito en clase?

El número de normas que se necesitan en un aula no está fijado, ni mucho menos. Hay profesores que piensan que al poner muchas normas en su clase serán capaces de corregir todos los comportamientos inadecuados de sus alumnos. Sin embargo, poner muchas normas es de hecho contraproducente.

¿Por qué? Pues por la misma razón que el pin de tu tarjeta de crédito o de tu móvil tiene 4 dígitos. Esa es la cantidad de objetos en una serie que podemos memorizar con facilidad la mayoría de nosotros. Al poner muchas normas, solo conseguirás que tus alumnos no lleguen nunca a aprenderlas e interiorizarlas.

Si crees que necesitas muchas normas, no pongas a la vista nunca más de cinco de ellas. Puedes establecer cinco normas al principio de curso, y una vez tus alumnos las hayan aprendido, puedes añadir más. Las normas ya aprendidas pasan a ser normas no-escritas, con tanta validez como las que aparecen en tu póster de normas.

En cualquier caso, si consigues reducir tus normas a tan solo cuatro o cinco durante todo el curso, te ahorrarás bastantes problemas.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/como-elaborar-las-normas-de-convivencia-en-clase/

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Prohibido prohibir: normas de convivencia en positivo

23 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Comenzamos una serie de artículos que tienen como objetivo aprender a redactar normas de convivencia para un buen funcionamiento de la clase.

Todos los profesores comienzan el curso dedicando algunos minutos a explicar las normas de convivencia que rigen su clase. Es una de las cosas que tenemos que hacer como docentes para lograr una buena gestión de aula. Algunos profesores, sobre todo en grados más altos, prefieren crear esas normas junto con sus alumnos. A menudo, estas normas de clase se escriben con frases negativas. Estamos acostumbrados a ver normas expresadas con las palabras “no” o  “prohibido”, sin embargo no es una forma eficaz de expresar las normas de una clase.

Una norma expresada con una frase negativa confunde a quien la lee. Con este tipo de redacción, al alumno se le dice solamente una de las cosas que no debe hacer, pero no se le explica claramente que es lo que se espera que haga.

Si escribimos algo como “No se corre por el pasillo”, dejamos un abanico de posibilidades abiertas a nuestros alumnos que estarán encantados de probar, y con razón: “¿y si gateo?”, “¿y si me deslizo como una serpiente?”, “¿y si avanzo por el pasillo dando saltos?” son algunas de las ideas que se les pueden pasar por la cabeza a los más pequeños. Y no les falta razón.

Nuestra norma expresada como “No se corre por el pasillo”, no prohíbe ninguna de las anteriores posibilidades. Como adultos, hemos interiorizado la idea de que si no se puede correr, se sobreentiende que tampoco se podrá saltar, gatear o arrastrarse por el suelo. Los niños, afortunadamente, aún no sobreentienden nada. Y hacen bien.  

Por eso, un profesor eficaz formulará la regla con una frase en positivo. Una frase como “Caminamos en silencio por el pasillo” informa mucho mejor a los alumnos de lo que se espera de ellos. Este nuevo formato de norma aporta detalles no sólo de la manera en que hay que moverse por el pasillo, sino que además da una idea del volumen de voz aceptable en el interior de un centro escolar.

Tengo que darle la razón a quien inventó este eslogan. En clase, prohibido prohibir.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/prohibido-prohibir-normas-de-convivencia-en-positivo/

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Consecuencias y recompensas: consigue que las normas de clase se cumplan

16 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

Ya hemos hablado de la importancia de establecer normas de clase desde el principio de curso y de cómo formularlas de forma positiva. También hemos visto qué número de normas es el adecuado o incluso qué tipo de normas se adaptan a nuestra forma de enseñar.

Creo que hay un consenso en la necesidad de normas de convivencia, si bien la forma de redactar estas normas varía bastante de unas clases a otras. Ahora bien, ¿qué pasa si las normas no se cumplen? Y si se cumplen, ¿cuáles son las consecuencias? De esto precisamente hablamos hoy.

Algún lector pensará que si las normas se cumplen no tiene que pasar nada, pues es “lo normal”. Yo no estoy de acuerdo. Creo que hay que reforzar positivamente a aquellos alumnos que cumplen las normas. Es más, hay que reforzar positivamente a aquellos alumnos que tienen verdaderos problemas para seguir las normas.

Lo que a nosotros nos puede parecer “lo normal” (por ejemplo, “no interrumpir al otro cuando habla”) puede no ser la norma establecida en su hogar. Además, está comprobado que aquellos comportamientos que se refuerzan, se repiten. “Echar la bronca”, sin más, refuerza ese comportamiento, pues muchas veces proporciona la atención que el alumno busca.

Tristemente, lo habitual en nuestras aulas es que quien cumple las normas no tiene ninguna recompensa o consecuencia positiva. En cambio, quien se las salta, muchas veces recibe una atención que en sí misma es una consecuencia positiva desde su punto de vista.

Lo que propongo en este artículo es un sistema claro de consecuencias negativas y, sobre todo, consecuencias positivas asociadas al incumplimiento y cumplimiento de las normas de clase.

Es importante que el alumno entienda que él ha elegido saltarse una norma. Y como toda elección en la vida, tiene consecuencias. No es un ejercicio de justicia divina ejercida por el profesor ni nada por el estilo. Por eso, es importante dedicar tanto tiempo a la explicación de las consecuencias como a la explicación de las normas.

Consecuencias negativas

Un ejemplo de consecuencias negativas sería un sistema donde se penaliza la repetición del incumplimiento de normas:

  • Primera vez: Aviso. Todos cometemos errores y hay que dar un margen de reacción al alumno. No es una consecuencia propiamente dicha, pues no tiene efecto alguno, excepto el de agotar una oportunidad.
  • Segunda vez: El alumno es separado de su lugar habitual de trabajo para poder centrarse, dejar a los demás trabajar y reflexionar sobre su comportamiento.
  • Tercera vez: Se llama al alumno aparte y se tiene una conversación privada con él. No es cuestión de humillar a nadie frente a la clase.
  • Cuarta vez: Es necesario ponerse en contacto con las familias. Quizás ellos puedan ayudar a reconducir el comportamiento de su hijo, o incluso que reconozcan el origen de ese comportamiento en algún aspecto familiar.
  • Quinta vez: Es necesario tener una conversación con el alumno, la familia y el alumno.

La mayoría de los alumnos rara vez pasan de 3 incumplimientos en un día cuando se aplican las normas con rigor.

Consecuencias positivas

Un ejemplo de consecuencias positivas sería un sistema de puntos en el que se consigue tiempo para hacer su actividad favorita en clase. Es importante hacer énfasis en que las recompensas no se dan, sino que se ganan. De nuevo: las elecciones en la vida tienen consecuencias y, a veces, estas son positivas.

Personalmente me gusta más dar las consecuencias positivas a equipos de alumnos o a la clase entera si llega el caso, más que a un único alumno, porque la presión de los compañeros puede hacer reconducir el comportamiento, para bien, de alumnos que no son capaces de hacerlo por sí mismos. Además de que todos los alumnos sienten que están aportando al bien común con su buen comportamiento.

Ejemplo de consecuencias positivas:

  • Cada día: Puntos para el equipo en el que todos sus miembros cumplieron las normas (los avisos  se excusan).
  • Cada semana: 20 minutos de la actividad que más les gusta en la última clase del viernes. Cualquiera que haya dado clase un tiempo sabrá por qué elijo el viernes 🙂
  • Cada mes: Los alumnos ven un vídeo o película en clase.
  • Cada trimestre: Los alumnos tienen una fiesta en clase.

En cualquier caso, la consecuencia positiva inmediata de que todos los alumnos cumplan las normas es que disfrutarán de una buena lección, sin interrupciones y centrados en el aprendizaje.

En conclusión, las normas de clase están incompletas si no tienen asociadas un sistema de consecuencias tanto negativas como positivas para incentivar su cumplimiento. Las consecuencias dan a las normas la efectividad que buscamos en ellas cuando las redactamos.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/consecuencias-y-recompensas-consigue-que-las-normas-de-clase-se-cumplan/

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¿Qué hago cuando un estudiante se salta las normas de clase?

05 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

Cuando dotamos a nuestra clase de normas de convivencia, acompañamos (o deberíamos) las normas con consecuencias positivas y negativas por cumplir las normas o no hacerlo.

Sin embargo hay una regla de oro que solemos distraer y es la siguiente:

No pares de enseñar cuando alguien se salta una norma.

Como profesor, tu deber es enseñar a la mayoría de la clase que sí está cumpliendo las normas de convivencia.

Las consecuencias tienen que ser administradas inmediatamente y sin parar la lección.

¿Cómo se puede conseguir esto?

Haciéndolo de forma silenciosa utilizando sistemas de consecuencias que no requieran que el profesor diga ni una sola palabra. Además, si aleccionas a un alumno que se ha saltado una norma frente al resto de la clase, le estás dando un protagonismo que era lo que quizás estaba buscando en primer lugar. Es decir, estarías reforzando un mal comportamiento. Y como todo comportamiento que se refuerza, este se repetirá. Utiliza la palabra para reforzar comportamientos o actitudes que quieres que se repitan mediante alabanzas públicas, pero nunca refuerces aquellos comportamientos que quieres erradicar en tu clase.

El sistema más clásico sería anotar en una pizarra el nombre del alumno en una pizarra. Otro sistema alternativo sería dar al alumno un trozo de papel similar a una multa de tráfico. En grados más bajos, funciona muy bien un sistema de colores donde los nombres de los alumnos, escritos en pinzas de la ropa cambian de color según esté siendo su comportamiento.

Si dispones de una pizarra digital, puedes utilizar el sistema Class Dojo, en el que los alumnos ganan puntos cuando repiten comportamientos que quieres que se repitan. No sólo para cuestiones de disciplina, sino también para otros aspectos, como fomentar el trabajo en equipo o la responsabilidad individual.

A menudo, sobre-reaccionamos ante una infracción y montamos una escenita en clase completamente prescindible e improductiva. Perdemos autoridad y creamos dudas ante el resto de alumnos de nuestra capacidad de gestionar bien la clase.  Ahórrate un disgusto y utiliza un sistema de consecuencias silencioso. No pares de enseñar ocurra lo que ocurra… ¡a menos que haya un incendio!

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/que-hago-cuando-un-estudiante-se-salta-las-normas-de-clase/

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Cómo conseguir que todos tus alumnos participen en clase

02 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

A menudo oigo quejas de compañeros docentes refiriéndose a sus alumnos. Utilizan expresiones como “nada les motiva”, “siempre participan los mismos”, “no se escuchan entre ellos”… ¿Has sentido esto en tus clases alguna vez? Entonces, este artículo te interesa, y mucho.

Hoy trataremos una de las técnicas docentes más eficaces para conseguir que todos los alumnos participen en la clase en todo momento. Una técnica utilizada por profesores con éxito en sus carreras:  A Puerta Fría

Cuando preguntamos a los alumnos en clase para repasar conceptos ya aprendidos, o para comenzar una lección a partir de lo que los alumnos ya saben, tenemos que tomar decisiones muy rápidas para gestionar quién y cuándo participa. ¿A quién pregunto? Si pregunto a Lucía, dará la respuesta que estoy buscando para desatascar la situación incómoda que se está creando. Si pregunto a Pablo, es probable que no sepa la respuesta, pero necesito que participe como los demás. Si pido voluntarios, sólo unos cuantos alumnos que avanzan más rápido que el resto contestarán. Si no lo hago y elijo a alguien que no conoce la respuesta, parecerá que le pregunté para pillarle, nada más lejos de mi intención, necesito tener una buena relación con ese alumno en concreto… ¿Hay alguna forma de acertar? La respuesta es SÍ. Te explicamos cómo.

La idea es sencilla. Necesitas un sistema en el que cualquier alumno sienta que se le va a preguntar, independientemente de que levante la mano para participar o no. Un sistema en el que la pregunta no va dirigida a un alumno en particular sino a todos y cada uno de los alumnos de tu clase. Un sistema en el que todos tienen que pensar una respuesta porque existe la posibilidad de que tengan que participar activamente. En definitiva, un sistema que deja claro que tienes expectativas positivas de todos tus alumnos. A ese sistema lo llamamos “A Puerta Fría”.

¿Cómo funciona la técnica A Puerta Fría?

Para que todos los alumnos sientan que cuentas con su participación, lo primero que tienes que hacer es preguntarles independientemente de si han levantado la mano para participar o no. Este es el proceso a seguir cada vez que haces una pregunta:

  1. Formulas una pregunta a toda la clase.
  2. Dejas pasar un par de segundos.
  3. Sólo entonces eliges a quien debe contestar, tanto si había levantado la mano como si no.
  4. Puedes utilizar un sistema para elegir nombres al azar. Hay aplicaciones informáticas que te ayudan en este sentido. Si prefieres un sistema más tradicional, puedes escribir los nombres de todos los alumnos de la clase en palos de polo e ir sacándolos.

¿Qué beneficios aporta esta técnica a tu clase?

  1. Con la técnica A puerta fría puedes comprobar si cualquier alumno de la clase te sigue en cualquier momento. Si utilizas esta técnica con regularidad, será percibida como algo normal por los alumnos. Crearás una cultura de esfuerzo y responsabilidad que hará que disfrutes de tu labor docente.
  2. Con la técnica A puerta fría no tienes que perder tiempo buscando manos de alumnos que quieren participar. No tienes que preguntarte si aquellos que eligen no participar lo hacen por falta de conocimiento, motivación, presión de los compañeros o cualquier otra razón. Simplemente, el no participar no es una opción cuando utilizas esta técnica sistemáticamente. Veamos un ejemplo común en las aulas:
    • Profesor¿Puede alguien decirme qué se perseguía conseguir con los tratados de Roma de 1941? Estoy viendo las mismas 4 manos todo el rato. ¿alguien más se anima? Desde el punto de vista del alumno la situación no invita a la participación. Si las mismas 4 personas son las que participan, será que la pregunta es especialmente difícil, así que, incluso si cree saber la respuesta, lo lógico y prudente es que se la reserve para sí mismo y compruebe más tarde si estaba en lo cierto o no. Eso en el mejor de los casos.Desde el punto de vista del profesor, esta escena es una pérdida de tiempo y además es una situación frustrante. Hace que se rompa el ritmo de la clase, con lo cual, más alumnos desconectarán de la explicación.
  3. Con la técnica A puerta fría conseguirás que tus alumnos se esfuercen en sus tareas de clase. Les estás dejando claro que te importa su opinión y lo que saben. Una vez terminen su trabajo serán expuestos a compartir lo que han hecho con el resto, tanto si se han esforzado como si no.
  4. La técnica A puerta fría hace que alumnos tímidos se sientan más seguros. Para quien no haya utilizado esta técnica, puede parecer algo estresante. Al fin y al cabo, cualquier alumno tiene que estar alerta en todo momento. Sin embargo, no es así, al menos si se implementa de forma eficaz. Esta técnica es una forma de dar seguridad a aquellos alumnos que quieren participar pero que son demasiado tímidos para hacerlo. Les da seguridad el saber que su profesor cuenta con ellos aunque la mano de Lucía se levante en todas las preguntas. Es una forma de hacerles entender que todos los alumnos tienen la oportunidad de brillar en tu clase.
  5. La técnica A puerta fría es quizás la que más cambia la cultura de una aula. Mejora la gestión del aula en todos sus aspectos y consigue la participación de todos tus alumnos. Una vez los alumnos interiorizan la idea de que se les puede llamar en cualquier momento, tienden a esforzarse más para no descolgarse de la mayoría de la clase. De la misma forma, como docente, esta técnica te permite medir si tus alumnos te siguen en todo momento. Es fácil pensar que la clase te sigue sin problemas a partir de la respuestas de los alumnos que levantan la mano. Esta forma de actuar te pasa factura cuando llega la hora de una evaluación formal y descubres que sólo unos cuantos alumnos se han enterado de lo trabajado en clase.

¿Cómo implementar la técnica A puerta fría para que funcione bien?

  • Crea un hábito. Para que esta técnica funcione bien, hay que entender que es una medida preventiva ante las distracciones. Mantiene a los alumnos en guardia e interesados en los contenidos planteados en todo momento. Si tus alumnos ya se han distraído, la técnica funcionará mucho peor. Es muy importante que no entiendas esta técnica como una forma de disciplinar a tus alumnos, sino como una forma de conseguir su atención e implicación. Si haces que tus alumnos se acostumbren a esta técnica, responderán anticipándose a las preguntas. Si sólo implementas la técnica de vez en cuando, parecerá que vas a “pillar” a tus alumnos.
  • Céntrate en el sistema, no en las personas. Llama a todos los alumnos sin distinción. Puedes tener un sistema en el que llamas a tus alumnos al azar. También puedes guiarte por tu instinto, pero no pierdas tiempo en pensar quién debería contestar, sino más bien en que todos los alumnos contesten en su cabeza.
  • Mantén una actitud positiva. Incluso aquellos alumnos que no suelen contestar a tus preguntas, se ven forzados a responder. Por tanto, es muy importante que des refuerzo positivo a todo aquel que participa. La idea es que los alumnos respondan correctamente, no que aprendan una lección a base de equivocarse. De hecho, si se equivocan, el que aprendes eres tú como docente, pues tendrás que revisar cómo estás explicando el contenido y por qué algunos alumnos no te siguen.
  • Aumenta la dificultad poco a poco. Puedes comenzar con una pregunta sencilla y subir la dificultad de las preguntas poco a poco. Una forma eficaz de practicar esta técnica es a base de formular una serie de preguntas muy seguidas que aumentan su dificultad, de manera que los alumnos se sienten retados intelectualmente por cada nueva pregunta.

La técnica A puerta fría es posiblemente la técnica más eficaz para cambiar la cultura del aula. Se cambia desde una dinámica en la que sólo algunos alumnos participan a otra dinámica completamente distinta en la que, en primer lugar, todos los alumnos participan y en segundo lugar, las expectativas de participación son altas para todos los alumnos. Pruébalo en tu clase, notarás un cambio enorme, a mejor, desde el primer día.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/conseguir-todos-tus-alumnos-participen-clase/

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