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¿Europa se suicida siguiendo a Trump y su proteccionismo hegemónico?

¿Europa se suicida siguiendo a Trump y su proteccionismo hegemónico?

Aram Aharonian

Aram Aharonian *

El seguidismo de Europa a Estados Unidos en el actual contexto de ruptura hegemónica encierra peligros, constituye un puñal en la identidad soberanista europea, y aumenta el grado de absurdez estratégica de quienes, desde Europa, reiteran que todo va a ir bien bajo el paraguas estadounidense,  señala un editorial del Diario Red

La “protección” estadounidense bajo la cual se justificó en cierta medida la sumisión europea al hegemón, se va deshaciendo. Es un error pensar que la coyuntura trumpista es una excepción, un error de la historia, en lugar de la nueva forma de dominio imperial estadounidense. Las cuentas son claras: para presionar a China, Estados Unidos necesita ser más agresivo y más unilateral, especialmente con sus aliados históricos.

Hoy, ain un plan claro y decidido de desacoplamiento que permita proyectar a Europa como polo soberano, la era Trump 2.0. puede ser un nuevo shock para economías como la alemana.

La conversación telefónica que sostuvieron Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin, se centró en el asunto de la guerra en Ucrania en términos que confirman los peores temores de la Unión Europea (UE) y del gobernante ucraniano, Volodymir Zelensky: la Casa Blanca abandona la política de apoyo irrestricto a Ucrania y se dedicará a construir una paz negociada por Washington y Moscú, dejando de lado a los países que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y al propio Zelensky.

Por si hiciera falta confirmar el giro radical de la política estadounidense, la Casa Blanca no sólo se ha manifestado en contra del ingreso de Ucrania a la OTAN, sino que el propio Trump expresó la idea de que esa nación eslava podría ser absorbida algún día por la Federación Rusa.

La UE debe ahora que optar entre someterse a los lineamientos estadounidenses o proseguir, con sus propios recursos el apoyo a Zelensky y distanciarse de Washington, con el riesgo de provocar una agudización de la embestida económica y geopolítica de Trump. Si para la UE marcará un nuevo capítulo de su declinación en el mundo y de su capacidad para influir en las determinaciones geopolíticas globales, para el gobierno de Kiev representa una completa catástrofe.

Ucrania se verá obligada a entregar a Rusia sus provincias orientales, habitadas mayoritariamente por rusos étnicos, después de haber perdido en la guerra a cientos de miles de sus habitantes, de haber sufrido la devastación de su infraestructura y sin una perspectiva de cómo y con qué fondos emprender la reconstrucción.

La agresividad trumpiana intenta es esconder el fracaso de la economía productiva estadounidense, gracias a un capitalismo financiero que se presentó como la forma “natural” de una economía internacionalizada sin contrapesos a la vista tras la caída de la Unión Soviética, retumba hoy. EEUU ha dejado de ser percibido mayoritariamente en Europa como un “aliado” para pasar a ser considerado, de forma mucho menos entusiasta, como un mero “socio necesario”    que, además.

EEUU con Trump2 tiene gran potencial para dividir a los europeos en un momento en que el necesitan una voz común ante conflictos como Ucrania o el pulso comercial con China, pero que adolece de una “profunda falta de confianza” en sí mismo que puede dificultar hallar ese camino conjunto, advierte un nuevo estudio del  Conejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Lla mayoría de los ciudadanos europeos, en una media del  50% en los 11 países de la UE, consideran a EEEUU como un “socio necesario” con el que Europa debe cooperar de manera estratégica, en vez de un “aliado” con el que comparte los mismos intereses y valores (solo el 21% lo sigue percibiendo así, cifra que baja al 14% en España).

Es un cambio de opinión que se da incluso en antiguos “baluartes” transatlánticos como Polonia o Dinamarca, donde del 54% de ciudadanos que hace un año seguían hablando de Washington como aliado ahora solo queda un 30. Los países más propensos a ver a EEUU como un “socio necesario” en vez de “aliado” son Ucrania (67%), seguido de España (57%), Estonia, Portugal e Italia. Pero incluso en el Reino Unido, que siempre ha alardeado de una “relación especial” con Washington, prevalece ahora la visión de socio necesario (44%).

Hoy Trump agrede a casi todas las economías del mundo para proteger al capitalismo nacional estadounidense, pero quizá ya sea demasiado tarde y lo que está logrando es destruir el poder adquisitivo de los trabajadores de Estados Unidos.

Y, entonces, conceptos como “desacoplamiento”, “autonomía” o “liderazgo europeo” va cobrando protagonismo, cuando la identidad europea como extensión del proyecto imperial estadounidense sigue siendo el sentido común de época.

Lo primero que resalta es que los Estados europeos renunciaron a su autonomía en favor de un seguidismo del hegemón, absorbiendo la premisa de que el  unipolarismo, el dominio indiscutido de Estados Unidos, durará probablemente todo el siglo XXI. Europa sigue pagando la cuenta de los excesos del trumpismo, como los aranceles, la idea de comprar

Hoy Trump no tiene ningún incentivo para considerar los intereses europeos en Ucrania y negociará directamente él (y no la OTAN ni Europa) con Rusia, mientras el viejo continente, pasivo, en retroceso ideológico y en shock tras el retorno de Trump, realmente podría devenir en amenazas concretas.

Estados Unidos podría exigir a Europa establecer tropas «de disuasión» en el occidente de Ucrania, lo que convertiría a Europa en la encargada de luchar contra Rusia en un eventual re-estallido de la guerra.

Dentro del escenario hay que contemplar, también, la ansiedad hegemónica de Estados Unidos, la rusofobia de dirigentes europeos, la frágil paz en la que (eventualmente) se sumirá Ucrania y el malestar ruso con la presencia de la OTAN en su esfera de influencia.

La penosa subordinación europea a EEUU no solo es humillante, sino que es peligrosa. económicamente, la guerra comercial y la no respuesta europea podría dañar todavía más a grandes actores europeos como Alemania, advierte el europeo Diario Red…

Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2025/02/europa-se-suicida-siguiendo-a-trump-y-su-proteccionismo-hegemonico-por-aram-aharonian/

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La ansiedad hegemónica de Trump y América Latina

La ansiedad hegemónica de Trump y América Latina

Aram Aharonian

Mientras, intenta crear un desequilibrio de poder con sus reclamaciones sobre el canal de Panamá, Canadá y Groenlandia, Donald Trump busca intimidar a los países para obtener concesiones. Las amenazas expansionistas de Trump anticipan una relación tormentosa entre EEUU y sus aliados.

Los planes del próximo presidente de Estados Unidos pueden significar el fin de la democracia en Estados Unidos, la imposición de una réplica aggiornada de la Doctrina Monroe en América latina, el impulso y financiamiento de los ultraderechas en la región, y un enorme signo de interrogación sobre la paz mundial, señala el Observatorio en Comunicación y Democracia..

Todo apunta a que la terapia de shock que quiere llevar a cabo Estados Unidos va a ser contra China, pero también contra aquellos países latinoamericanos que Washington considere que están demasiado alineados comercial o políticamente con Pekín. En este sentido, la administración republicana amenazará abierta y coercitivamente –con aranceles, sanciones o presión diplomática– a estos países para forzarles a cambiar su regulación comercial y distanciarse de la potencia asiática.

Sus tres objetivos prioritarios son contener el poder de China, impulsar –aún forzándola– la relocalización de la industria en territorio estadounidense y mantener la primacía global de Estados Unidos. “Puedes llamarlo como una Doctrina Monroe 2.0”, señaló M;ike Waltz, asesor de Seguridad Nacional elegido por Trump, en Fox News. Una vez más, detrás de la grandilocuencia de las declaraciones de las figuras más destacadas de la administración republicana se esconde algo mucho más profundo.

Estados Unidos ha entrado en una especie de ansiedad hegemónica como consecuencia de la pérdida progresiva de su poder y busca atar en corto a todos los países a los que considera que forman parte de su “patio trasero”; e incluso, amenazar con controlar –por la vía militar– puntos estratégicos como el Canal de Panamá o Groenlandia.

Antes objetivo prioritario de la famosa Doctrina Monroe, América Latina se ha acercado a China en los últimos años, en buena parte por la posición pasiva y condescendiente que ha mantenido Washington. Trump, tanto en su primer mandato como quizá en su segundo, ha tratado a la región como un mero foco de inmigración “no deseada” y un chivo expiatorio para la problemática de criminalidad que afronta Estados Unidos y a la que el trumpismo vincula con los flujos migratorios.

Sobre México, Trump aseguró que declararía a los cárteles de la droga como “organizaciones terroristas” y varios miembros de su equipo abogan por llevar a cabo una intervención militar. Respecto a Panamá, no esconde su ambición de volver a controlar el estratégico Canal. Y la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, advirtió que podría revocar la presencia militar estadounidense en la base de Comayagua por la “actitud hostil de deportaciones masivas” de miles de hondureños.

A Latinoamérica no le ha ido mejor con el aún presidente demócrata Joe Biden, quien se dio el lujo de ignorar la región para centrar sus esfuerzos en las guerras de Ucrania y Medio Oriente. La Llamada Alianza de la Américas para la prosperidad Económiuca, establecida con bombos y platillos en 2022, no dio frutos y no logró uno de los objetivos  buscados por los países latinoamericanos; abordar la desigualdad económica. El mutis de EEUU es bien aprovechado por China.

El comercio bilateral entre China y América Latina ha escalado de los 18.000 millones de dólares en 2002 hasta los 450.000 millones de dólares 20 años después. En un década, en 2035 esta cifra superará los 700 mil millones de dólares, lo que alienta un fortalecimiento de los lazos políticos.

En la actualidad, 22 de los 26 países latinoamericanos forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la cual cuenta con numerosos proyectos de infraestructura, incluyendo decenas de puertos o terminales operados o construidos por empresas chinas, lo que además de suponer una alarma en la Casa Blanca, debiera conducirla a cambiar las estrategias… y el vocabulario.

Trump se había declarado en bancarrota no menos de seis veces, cinco por sus inversiones en casinos y una por su participación en el Hotel Plaza de Nueva York. Enfrentó numerosos problemas en los años noventa para negociar sus enormes deudas bancarias, tanto que, como señaló John Feffer en su artículo «Trump’s Dirty Money», solo quedaba un banco, el Deutsche Bank, entonces conocido por su altamente cuestionable comportamiento legal y ético, dispuesto a darle crédito.

Sus formas de ganar dinero son más que cuestionables, como su fraudulenta Universidad Trump y la Fundación Trump, y recientemente promoviendo y ganando dinero con tarjetas comerciales, materiales autopromocionales, Biblias muy caras y relojes de 100.000 dólares, involucrándose, además, en empresas de criptomonedas.

Flexibilidad moral

Más importante que la flexibilidad ideológica del capitalismo es su flexibilidad moral: los imperios siempre se presentaron como víctimas o con algún derecho divino. Cabe recordar que hace casi dos siglos (1832) Andrew Jackson justificó la remoción de los pueblos nativos de sus propias tierras,y  proclamó: “nos agredieron sin que nosotros los provocásemos. Tuvimos que defendernos”.

Desde 1763 hasta hoy, la tradición ha sido forzar a los nativos a firmar tratados que luego serían violados por los dueños del cañón cada vez que los tratados limitaban las oportunidades de hacer buenos negocios despojando a “las razas inferiores”. Más importante que la flexibilidad ideológica del capitalismo es su flexibilidad moral (o carencia de la misma)..

El tratado de 1848 obligó a ceder la mitad de México a Estados Unidos por una limosna y nunca se cumplió en los acuerdos que protegían los derechos de los mexicanos que quedaron del otro lado de la nueva frontera. Ahora, Donald Trump volvió a acusar a México de abusar de “la bondad de EEUU” y a China de “abusar del canal de Panamá.

El abuso se refiere a que está haciendo demasiados negocios con Occidente y, peor, con América Latina, al que Trump aún considera el patio trasero de EEUU, las repúblicas bananeras. Las amenazas de Trump por apoderarse de Canadá, Groenlandia y Panamá responden al “deshielo del Ártico” que le daría más independencia a China y Rusia.

Todo apunta a que la terapia de shock que quiere llevar a cabo Trump va a ser contra China, pero también contra aquellos países latinoamericanos que Washington considere que están demasiado alineados comercial o políticamente con Pekín, a los que amenaza con guerras arancelarias y sanciones. Ya propuso aplicar aranceles del 60%  a “cualquier producto que pase por [un] puerto de propiedad o control chino en la región” y que tenga como destino final Estados Unidos.

Hace pocos días el presidente de China, Xi Jinping, viajó a Lima para asistir a la ceremonia inaugural del puerto de aguas profundas de Chancay, una infraestructura valorada en 3.500 millones de dólares construida y operada parcialmente por la empresa estatal COSCO Shipping Ports.

Según la perspectiva trumpista, cualquier mercancía que parta de este punto del Pacífico en dirección a EEUU, sin importar el país de origen, debería ser gravada. Esta medida se aplicaría también a otros puertos de naturaleza similar en América Latina y el Caribe, como el de Lázaro Cárdenas en México, Balboa en Panamá o Paranaguá en Brasil.

Teodoro Roosevelt le robó Panamá a Colombia con una revolución financiada por Washington. El canal, comenzado por los franceses y terminado por Washington fue, de hecho, construido con la sangre de cientos de panameños que el histórico racismo olvidó, como olvidó la construcción de las vías de ferrocarriles por parte de inmigrantes chinos en la costa Oeste o de irlandeses en la costa Este, grupos que sufrieron la persecución y la muerte por pertenecer a “razas inferiores”.

Si EEUU pagase a los países latinoamericanos una mínima compensación por todas sus invasiones y democracias destruidas, por todas las sangrientas dictaduras impuestas a fuerza de cañón, por la “política del dólar” o por los sabotajes de la CIA desde la Guerra Fría, las reservas de oro del Ttesoro estadounidense no bastarían para cubrir siquiera un porcentaje mínimo.

El sistema esclavista que le arrebató Texas, New Mexico, Colorado, Arizona, Nevada y California a México no desapareció con la Guerra Civil. Simplemente cambió de nombre. A ello hay que sumarle los crímenes imperiales, a veces en colaboración con los imperios en Asia y África que no solo asesinaron a sus líderes independentistas como Patrice Lumumba sino que dejaron mares de muerte y destrucción, todo en nombre de una democracia y una libertad que nunca llegaron y que nunca les importó.

Estamos en la misma situación del siglo XIX: expansión geopolítica y arrogancia racial, señala Jorge Majfud. La diferencia es que, por entonces, EEUU Unidos era un imperio en acenso y hoy está en descenso. Como lo demuestran los ejemplos europeos desde el español, el británico o el francés, a la larga, y pese a toda la muerte y el despojo ajeno, los imperios siempre fueron muy caros para sus ciudadanos, ya que no existen sin guerras permanentes.

En sus apogeos siempre dejaron ganancias económicas, para los de arriba. El problema es cuando se trata de un imperio en decadencia, la arrogancia es una reacción natural, pero resulta carísima y solo puede acelerar su decadencia, miseria y conflictos, tanto dentro como fuera de sus fronteras, añade.

Uno puede saltearse tres mil intervenciones de Washington en los siguientes cincuenta años, pero según la lógica capitalista, el Canal de Panamá nunca fue de Estados Unidos como el Hudson Yards de Manhattan no le pertenece a Qatar, ni el One World Trade Center ni el nuevo Waldorf Astoria en Nueva York o las mega urbanizaciones de Chicago y Los Angeles les pertenecen a China, por nombrar solo ejemplos recientes.

* Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Sur y Sur

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2025/01/la-ansiedad-hegemonica-de-trump-y-america-latina-por-aram-aharonian/

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Tras los escándalos de Lacalle, la esperanza resurge con Orsi, en clave de Frente Amplio

Por Aram Aharonian

En Uruguay, ese país chiquito que en el mapa casi no se ve, cuatro veces campeón del mundo en fútbol, la sorpresa es que no hubo sorpresa. Pese a los pronósticos de los medios hegemónicos de que podía darse un resultado ajustadísimo, el pueblo frenteamplista volvió a festejar: volvió la esperanza.

El centroizquierdista Frente Amplio (FA), con 15 años de gestión entre los años 2005 y 2020, asumirá desde el sábado 1 de marzo de 2025 el desafío de recuperar los derechos perdidos, de construir una propuesta progresista y de volver a ubicar al Uruguay como uno de los países que impulsan la profundización de la democracia y de las libertades frente al avance de las derechas, en un contexto mundial de inestabilidad, crisis y conflictos bélicos.

Al margen de la crispación promovida por la extrema derecha regional, el triunfo del Frente Amplio abre una nueva esperanza para América Latina y el Caribe y para todos y todas quienes defienden la democracia, la igualdad y la justicia. Con un liderazgo que combina cercanía con la ciudadanía y experiencia en el gobierno, Yamandú Orsi asumirá el desafío de responder a las demandas sociales más urgentes, mientras busca construir consensos en un escenario parlamentario fragmentado.

La candidatura de Orsi fue mayoritaria en los departamentos donde tradicionalmente es fuerte el FA, Montevideo y Canelones, pero también en Salto, Paysandú y San José. En el resto de los departamentos fue mayoritaria la coalición de derechas. Ahora habrá que ver cómo se comportan los partidos de la coalición siendo oposición esta vez, es decir, si se mantienen unidos como bloque o no..

 Orsi asumirá el gobierno hasta 2030, en el bicentenario de la República, en una de las democracias más estables de la región, y deberá afrontar desde el primer día los principales reclamos de la sociedad, que pasan entre otras cosas por el costo de vida y la seguridad pública, apostando a mejorar la eficiencia del Estado para potenciar la calidad de los servicios públicos y la competitividad de la economía.

La polarización entre izquierda y derecha existe en Uruguay al modo tradicional, pero se mantiene lejos de los extremos. Los líderes tienen que enmarcarse en los partidos, y así  a los mesianismos les cuesta crecer si no lo hacen desde dentro. El Frente Amplio es especialmente sólido, con gran presencia territorial y un fuerte vínculo con sindicatos y organizaciones sociales, que se fue consolidando desde  el 5 de febrero de 1971.

Orsi recibió, entre otras, las felicitaciones del presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, quien aseguró que confía en que los dos países «continuarán trabajando juntos para construir futuros más seguros y prósperos”,  y del presidente del gobierno español Pedro Sánchez, quien destacó a Uruguay como un socio en la “lucha contra el cambio climático y la justicia social”.

 En su primera actividad tras el triunfo, Orsi visitó a su mentor, el expresidente José “Pepe” Mujica y su esposa Lucía Topolanski, en su chacra en las afueras de Montevideo, y señaló que  se pusieron al día “en todos los temas”. Mujica le habló de su experiencia y le deslizó su pensamiento sobre determinados temas: “Tiene la sabiduría de no plantearte las cosas como consejos, sino de plantearte cuál fue su experiencia, cómo él armó, cómo es la Presidencia, alguna cosa que ya habíamos hablado”, dijo. 

En su mensaje de la victoria aseguró su predisposición a negociar, a tender puentes para unir al país, tanto en su propia fuerza, con la oposición, así como con los países vecinos. Señaló que «la relación con Argentina tiene que ser muy buena, no tenemos chance», aunque cruzando el Río de la Plata está el ultraderechista Javier Milei, quien aún no lo catalogó de “comunista”.

En su segundo día como presidente electo, se reunió con Luis Lacalle para iniciar la transición y coordinar las presencia de ambos en la cumbre presidencial del Mercosur, el 6 de diciembre en Montevideo. Orsi tendrá que hacer equilibrio entre los dos países más influyentes de América del Sur, Brasil y Argentina, teniendo en cuenta que a Milei no le interesa el Mercosur, ya que sus opciones están en Estados Unidos e Israel.

Y habló sobre el aumento en los últimos cinco años de niños y familias en situación de calle. La pobreza infantil supera el 20 por ciento, y el incremento de la población carcelaria (más de 16.000 presos) la necesidad de no naturalizar los homicidios de niños y profundizar en resolver las causas de la problemática.

Los escándalos de Lacalle

 Se va Luis Lacalle, su tabla de surf y su gobierno de escándalos -en los que directa o indirectamente autoridades se vieron involucradas-, desde el incumplimiento de las promesas electorales, la vulneración de la ética pública, el mal funcionamiento de la función pública, los casos de corrupción o la comisión de delitos, entre ellos el desafuero del senador lacallista Gustavo Penadés, imputado por múltiples delitos de abuso sexual  a menores.

Para recordar, los casos de Alejandro Astesiano -jefe de la custodia del presidente Lacalle, acusado por la falsificación de documentos para la expedición de pasaportes a ciudadanos rusos. y de Sebastián Marset, narcotraficante uruguayo sindicado como asesino del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, a quien  el gobierno le expidió la visa para que viajara por el mundo, escándalos que acapararon la agenda pública desde la salida de la pandemia de Covid-19.

A fines de noviembre de 2022, de la investigación de las conversaciones de whatsapp de Astesiano se divulgó la que mantenía este con algunos oficiales militares retirados, dueños o parte de una empresa de seguridad que opera desde EEUU, en la cual le solicitaron el armado de fichas con información del seguimiento de los legisladores frenteamplistas Mario Bergara y Charles Carrera, quienes habían denunciado la la concesión del puerto de Montevideo  a la trasnacional belga Katoen Natie.

La ventaja del FA, el futuro de la derecha

Finalmente Yamandú Orsi le sacó una ventaja de 95.000 votos a Álvaro Delgado y quedó 49,84% a 45,87%. Desde 1923 que el país no tenía un mandatario no nacido en Montevideo. El último presidente electo que nació en el interior del país había sido Baltasar Brum. Con el resultado rápido del balotaje se terminaron varias incertidumbres pero se abren otras que se empezarán a develar en las próximas horas y días.

Ganó Orsi y, nuevamente, volvió a ganar la institucionalidad. El derrotado Álvaro Delgado señaló que:”Con tristeza, claro que sí, pero sin complejo de culpa podemos felicitar a quién ganó, quién tuvo la preferencia y hacerlo con sinceridad y de corazón”.

Otro claro ganador fue el jefe de campaña de Orsi, el senador Alejandro “Pacha” Sánchez (bien pudo ser el candidato), quién se encargó de llevar a Orsi a buen puerto en su estrategia trazada. Tras cinco años fuera del gobierno, tras el estruendoso fracaso del socialista Daniel Martínez como candidato presidencial cinco años atrás, el Frente no tendrá mayoría parlamentaria y por eso tendrá que buscar acuerdos. En Diputados le faltan dos votos para lograr la mayoría.

El FA ya es muy diferente al de su fundación: ya no están ni Liber Seregni, ni Juan José Crottogini, ni Zelmar Mihelini, ni José Pedro Cardoso, ni José Luis Massera, ni Juan Pablo Terra… Pero, al igual que en 1971, sigue constituyendo y construyendo la esperanza para la mayoría de los uruguayos.

¿Llegará la autocrítica del oficialismo y los análisis para comprender la derrota? Quizá la soberbia de Lacalle y su séquito lo impida. Todavía resuena la disputa por la decisión de elegir a Valeria Ripoll como candidata a vicepresidenta y la interrogante de por qué las altas tasas de aprobación de Lacalle, que según las usinas de la prensa hegemónica casi llegan al 50%, no se tradujeron en triunfo de la coalición de derechas.

Más allá de estas interrogantes, surge la duda sobre la continuidad de la coalición en el próximo período. Siendo gobierno, lograron mantenerse unidos por cinco años, pero en la oposición será muy distinto, sobre todo porque ahora no manejarán el presupuesto nacional.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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¿La clase media se le da vuelta a Milei?

Por Aram Aharonian

El gobierno de Javier Milei tomó conciencia de que el combustible que puede prender fuego a sus pretensiones es la clase media, que fue la que consolidó su triunfo en el balotaje. El enojo de un sector de la clase media llevó al ultraderechista a archivar el manual libertario y revertir el aumento de la medicina prepaga.

En la Casa Rosada se vanaglorian con la revista Time, que puso a Milei entre las 100 personas más influyentes. Es un ranking curioso. No figuran Joe Biden ni Donald Trump ni Xi Jimping ni Vladimir Putin ni Lula, por ejemplo.

Milei, quien se jactó el viernes en la reunión de la derecha empresarial en el lujoso hotel Llao Llao de Bariloche, de llevar adelante el ajuste más grande la historia de la humanidad, fue alertado de que la crisis de la educación pública podría ocasionarle un efecto parecido al de la medicina prepaga, donde tuvo que dar marcha atrás con sus aumentos.

Las encuestas marcan que se empieza a afirmar una opinión mayoritariamente negativa a su gestión en ítems como jubilaciones, salud y educación. El falso anuncio de un acuerdo con las universidades nacionales fue un síntoma de eso. Para las encuestadoras “aún” conserva el 50% de apoyo. Ah, y el otro 50% está huérfano de liderazgo y de mística, aún en shock por el resultado electoral y las malas noticias y la crisis que le siguieron… Pero se teme que muy pronto se le termine la paciencia.

Pese a los análisis agoreros, parece lejano aún el día del “juicio final” en el que explota todo y Milei se va, y lo que ha logrado el gobierno es una convivencia más naturalizada de la oposición política y sindicial. No  ha habido ninguna prueba definitiva de la lucha de clases; pero hasta ahora el Mileinato no pudo llevarse puesto el régimen político.

Con su sesgo bonapartista, amenaza ahora con hacerlo cuando gane las elecciones de octubre de 2025 y su hermana Karina arme un nuevo partido. “En diciembre de 2025 presentaremos 3000 leyes para ser votadas en extraordinarias”, dijo, pero para esa fecha falta demasiado y demasiadas cosas podrían pasar antes.

El guatemalteco Augusto Monterroso escribió el cuento más breve del mundo: “Cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí”. No hay en el país ese clima político asfixiante que había a mitad del año pasado, pero Milei sigue ahí. La posición no logra arrastar a las masas, y tampoco el gobierno. Hay un gran ausente, el peronismo en las calles -dice que primero tienen que “reorganizar el movimiento”- abandonando la contención popular para volver al poder en 2025, como Lula después de Bolsonaro.

Nadie espera un cambio en Milei: es la provocación permanente y está logrando aplicar un ajuste económico brutal. La burguesía política está incondicionalmente con la gobernabilidad pero no incondicionalmente con Milei. Pero el FMI ya dio dos alertas, uno sobre la situación social y otro donde le dicen que el ajuste macro fue más rápido de lo que creían, pero para que no sea un ave de paso el gobierno tiene que traducir estas medidas durísimas en leyes.

El gobierno tiene enfrentamientos con varias instituciones: con los gobernadores por los fondos, y todo el tiempo entran y salen cosas del proyecto de ley ómnibus, que de más de 600  artículos había bajado a 200, ahora podría crecer a 400, y se empieza a tratar esta semana en el Congreso, donde acumula dos derrotas: la caída de la ley original en febrero y la del Decreto de Necesidad y Urgencia en Senadores. Ninguna de estas derrotas abrió una crisis política, quizá porque nadie quiere que se vaya.

Está también la Corte Suprema de Justicia, que no se quiere pronunciar antes que las instituciones políticas y donde se metió el lío por la posible designación de Ariel Lijo como miembro de la Corte, un juez demostradamente corrupto.

El gobierno tiene a favor que las tres crisis que deberían unirse, política, social y económica, no hay quién las una. La crisis política no le importa al 56% que votó a Milei, donde es dominante el tema de la corrupción. La crisis social es distinta, porque si cae el techo de la escuela protestan todos. O lo que pasa con la epidemia de dengue, sobre la que el gobierno no actúa, copiando el negacionismo de Jair Bolsonaro acerca del covid.

Milei en su salsa

El entorno del presidente sabe que a Milei le importan sólo tres cuestiones: el déficit cero, las redes sociales y su fama en el mundo. Insisten en que se ha convertido en un referente internacional de la derecha, lo que deriva en frases grandilocuentes como la de que coordinaría acciones con los presidentes del mundo, lo que obviamente está muy lejos de la realidad, ya que “los mandatarios hablan con la casa matriz (Washington), no con la sucursal”, señala Raúl Kollman

Una semana atrás, Milei anunció la interrupción de su viaje a Dinamarca por el conflicto Irán-Israel y porque regresaría al país “para coordinar acciones con los presidentes del mundo occidental”. Como era previsible, ningún presidente del mundo occidental se dio por enterado. Hoy en día Milei no tiene presidentes con los que hablar. De haberlo hecho, el costoso equipo detrolls lo hubiera difundido.

Más allá de que no coordinó nada, produjo una crisis con dos de los mandatarios de la región –Gabriel Boric de Chile y Luis Arce de Bolivia– cuando su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, repitió un añejo libreto estadounidense: que las triples fronteras entre Chile, Bolivia y Perú y la de Argentina, Brasil y Paraguay son el foco de todos los males.

En materia de sobreactuación, Luis Petri, el ministro de Defensa, solicitó ser una especie de socio de la OTAN, la alianza militar que encabeza Estados Unidos y los países europeos. Más allá de la cuestión constitucional, la asociación a la OTAN rompe con una tradición argentina de neutralidad, de no intervención y de buscar la paz como prioridad.

Desde hace años, Estados Unidos trata de desacreditar a las Naciones Unidas y fomenta “The coalition of the willing” (la coalición de los dispuestos), o sea la asociación de Washington con distintos gobiernos de distintas zonas, para influir en esas regiones y, en el peor de los casos, ejercer el papel de policía.

Y siguiendo con la sobreactuación, Petri, en videollamada con Milei, anunciaron la compra de los añejos aviones F-16 por un total de 700 millones de dólares a Dinamarca, unas aeronaves con software, instrumental y armamento ya obsoleto para la OTAN, pero aún un buen negocio para vendérselo a países subdesarrollados.

La pregunta hoy es de dónde va a salir el dinero de los F-16 en tiempos en que “no hay plata”. A Dinamarca hay que pagarle unos 300 millones de dólares y el armamento se paga aparte, otros 300 millones a Estados Unidos. ¿Pago en cuotas y recepción paulatina de los aparatos a medida que se realicen los pagos?

Mientras, 36 fiscales federales expresaron su preocupación frente a la decisión de Petri de desmantelar el área ministerial que investiga los crímenes de lesa humanidad. En una nota remitida al procurador interino Eduardo Casal, los fiscales señalaron que la falta de relevamiento y análisis de los archivos que están en poder de las Fuerzas Armadas irá en desmedro de las causas por crímenes de lesa humanidad.

Recule con la medicina prepaga

Un récord de más de un 165% de aumento en lo que va del año, como consecuencia del Decreto de Necesidad y Urgencia vigente,que desreguló el mercado, generó tal nivel de malestar social y ruido, incluso entre sus votantes, que decidió ceder parte de sus principios antes que pagar las consecuencias políticas.

Por primera vez desde que asumió Milei se vio obligado a abandonar su postura anti-intervencionista y tomó una decisión política en contra de sus principios libertarios: la regulación estatal en el mercado para retrotraer los precios de las empresas de medicina prepaga de salud al valor de las cuotas de diciembre de 2023 y luego aplicar un esquema de actualización mensual.

Todo ello en medio de una escalada de conflictividad apalancada por los despidos y la llegada de las nuevas tarifas de los servicios a los hogares y empresas. En paralelo,el gobierno redobló la apuesta y acudió a la Justicia para solicitar una medida cautelar contra 18 empresas y asegurar un mecanismo de devolución del dinero a los afiliados.¿Otra intervención del Estado para regular el mercado?

El recule tiene su razón en la preocupación por la respuesta en cadena de usuarios que podrían acudir a la Justicia ante los aumentos en telecomunicaciones, combustibles, energía, colegios. La realidad, nuevamente, desmintió a la teoría económica que sostiene que el mercado no tiene fallas y desbarató el fanatismo del Presidente quien considera a los empresarios “héroes benefactores” que pueden acabar con la pobreza del mundo… o acabar con el mundo.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente: https://estrategia.la/2024/04/22/la-clase-media-se-le-da-vuelta-a-milei/

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Argentina: el temor es que el descontento se desborde

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Antes de su discurso de apertura de las sesiones legislativas, el ultraderechista presidente argentino Javier Milei argumentó que “mientras el Congreso tenga su composición actual, creemos que es difícil aprobar reformas”, lo que dejó un sabor a que planea gobernar por decreto, pasando por encima de las instituciones.

Milei minimizó el impacto de su ajuste al tratar de despejar las dudas sobre la estabilidad sobre lo que insisten los organismos internacionales: “hay cero posibilidades de que se produzca un levantamiento social, a menos que haya un evento con motivaciones políticas o infiltrados extranjeros».

Durante una semana Argentina vivió una escalada sin precedentes que enfrentó al gobierno de Milei con casi todos los gobernadores, a partir de la retención de fondos de coparticipación de la provincia patagónica Chubut, situación finalmente solucionada por un fallo judicial, pero que sigue latente.

El mandatario provincial Ignacio Torres (de Propuesta Republicana, partido neoliberal aliado de Milei) retrucó que «si para el miércoles no nos quitan la pata de encima, no va a salir un barril más de petróleo de Chubut para la Argentina”.

Pero el choque no se produjo y el petróleo siguió fluyendo: un fallo judicial (de un juez de Rawson, la capital de Chubut) ordenó al Gobierno nacional «cesar con la retención» de los fondos hasta tanto se avance «en una refinanciación de la deuda».

Seguramente ésta no será ni la primera ni la última vez que el Poder Judicial intervenga en este caliente escenario político, El fallo le dio aire a Torres evitando llevar adelante una amenaza que probablemente no quería ni podía cumplir.

Milei, desde la red social de su amigo Elon Musk (al que ya le concedió ingreso a la telefonía satelital y le prometió el litio), había avaldo una discriminatoria publicación que buscaba burlarse de Torres al retratarlo en una foto con los rasgos de una persona con Síndrome de Down.

¿Cuánto odio puede haber en una persona que con sorna tuitea riéndose de un chico con Síndrome de Down? ¿Qué le puede haber pasado a esa persona en la vida para tener tanto odio y resentimiento?», cuestionó Torres. “Esta Argentina no va a salir adelante nunca si subimos a enemigos imaginarios al ring fomentando el odio y el desprecio para correr de la agenda los problemas reales”, respondió el gobernador.

Por su parte, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich no quiso perder protagonismo, tras el fracaso de la idea de un cogobierno con el neoliberal Mauricio Macri e hizo una brutal descalificación a todos los chubutenses. La ministra represora y presidenta del PRO atacó al gobernador y señaló que «En Chubut no vive nadie, hay un millón de guanacos» (un mamífero artiodáctilo de la familia camelidae propia de la Patagonia), disparó la ministra.

Milei insiste en su estrategia provocadora, con el aparente objetivo de que la agenda pública se concentre en nimiedades, en asuntos de orden irrelevante, alejando la opinión pública de los hechos graves que su gestión genera. Su pelea pública con Lali Espósito logró poner del lado de la cantante a gente que ni siquiera conocía sus canciones. Lali no se amedrentó: en el Festival Cosquín Rock dedicó “¿Quiénes son?” a “los mentirosos, los giles, las malas personas, las que no valoran, los antipatria”.

Preocupaciones

En Argentina parece estar en desarrollo un concurso de disparates, en el que va ganando, por mucho, el gobierno mileinista, mientras altos funcionarios estadounidenses y del Fondo Monetario Internacional (FMI) temen que este bombardeo de medidas de ajuste y de otras represivas para calmar el disenso, tenga como final de fiesta un estallido social o la balcanización del país.

Todavía está en la retina de los argentinos el estallido del 2001, corolario de una crisis política, económica, social e institucional, que llevó a la revuelta popular generaliza bajo el lema de “Que se vayan todos”, y causó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa, que abandonó la Casa Rosada en helicóptero. Al estallido siguió un período de inestabilidad: cinco personas ejercieron la presidencia en pocos meses.

Apenas días después de su visita al país y sostener una reunión con el mandatario libertario (pero también con militares, empresarios y dirigentes sindicales), la subdirectora gerente del FMI, la economista y académica indio-estadounidense Gita Gopinath, puso reparos a la dolarización que impulsa -al menos de palabra- el presidente Milei, al evaluar y analizar su programa económico.

Si bien trascendieron algunas conversaciones de los estadounidenses y los funcionarios del FMI con políticos locales, empresarios, exportadores, representantes de la banca y de los fondos de inversión atentos a quedarse con las riquezas argentinas que Milei prometió privatizar, poco se supo de las conversaciones con militares, en las que no participó la vicepresidenta Victoria Villarruel, próxima a los mandos castrenses, desde la época de la dictadura cívico-militar genocida.

«Para cualquier régimen cambiario, incluída la dolarización, se necesitan buenas condiciones previas (…) se necesita una cantidad suficiente de reservas y buenos marcos de política macro», señaló Gita Gopinath, tras advertir que «lo que vemos por la experiencia de otros países es que la dolarización no resuelve todos los problemas». «Si no tienes disciplina fiscal, aunque dolarices, puedes acabar teniendo problemas si no eres capaz de controlar, contener tu política fiscal, así que no es una panacea», dijo.

“Confidencial”, un boletín mensual que suele llegar a embajadas extranjeras, señala que la idea de los militares consultados sería la de “intervenir sólo si se produce un levantamiento o estallido social o subversivo”. Lo que preocupa al gobierno estadounidense (y otros europeos) y al FMI es la pauperización y la desestabilización que producen las medidas económicas regresivas del gobierno.

Desde Roma, el papa Francisco envió un mensaje a jueces de la Argentina, en el que aseguró que el Estado «está llamado a ejercer ese papel central de redistribución y justicia social» hoy  «más importante que nunca», al tiempo que alertó por los «modelos deshumanizantes y violentos» y sostuvo que, en los cargos públicos, «no alcanza con la legitimidad de origen».

«Los derechos sociales no son gratuitos. La riqueza para sostenerlos está disponible, pero requiere de decisiones políticas adecuadas, racionales y equitativas”, señaló el Sumno Pontífice católico. Por su parte, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que en el Gobierno a «la palabra del papa Francisco la respetamos y escuchamos», pero señaló que, «con algunas de ellas no estamos de acuerdo y está muy bien que así sea».

Siguiendo con la retahila de disparates libertarios, Adorni sorprendió (a algunos) al anunciar el martes que Milei había mandado a “eliminar el uso del lenguaje inclusivo en el Estado” y todo “lo referente a la perspectiva de género en la administración pública”. 

A veces los sistemas de filtración de información económica que el Gobierno hace a cuentas pagas en la red social X entran en crisis, como sucedió con un mensaje que el propio Milei tuvo que desmentir el preanuncio de una dolarización inminente, con apertura de cepro, feriado bancario y corralito.

Pero el rechazo presidencial no fue por un supuesto contenido falso del envío; Casi todo lo que se mencionó en la cuenta de Emilio Raiden, asesor informal de Milei en materia económica, es tema de conversación no sólo en el Ministerio de Hacienda, sino con las autoridades del FMI y, sobre todo, con el ministro de Economía, Luis Caputo. Pero la data resultaba explosiva para un gobierno que no tiene divisas y está presionado todo el tiempo para volver a devaluar, y que podía adelantar un estallido.

Luis Caputo y Kristalina Georgieva – Foto Twitter

«Perdón, presidente, fue una expresión de deseo», escribió Raiden en su cuenta de X, luego de haber recibido presiones por el revuelo que causó su mensaje. Pero el impacto ya se había producido.

En sus granjas de trolls y bots se trata de crear el imaginario colectivo de que en el gobierno se sienten cómodos en el conflicto, y que retroceder o ceder significaría perder iniciativa, desencantar a su base electoral. Y temen que le licúen su poder en negociaciones donde llevaría las de perder.

Milei quiere perpetuar la imagen del león dispuesto a todo con la lapicera presidencial para compensar todas sus demás debilidades, partiendo de la premisa de que lo que salga bien, será su mérito y lo que no, seguramente la culpa la tenga “la casta”. Esta política aventurera carece de garantía contra fallos y por eso se teme que algún gran conflicto o el descontento social se le vaya de las manos…

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente de la información e imagen:  https://www.nodal.am

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La señora democracia, ultrajada aquí, allá y más acá

Por: Aram Aharonian

Tal vez ningún término usado recurrentemente en el espacio público fue ultrajado de tal manera que no solo fue vaciado de contenido sino que perdió todo sentido para remitir a la realidad. Hoy se quiere confundir democracia con el derecho a votar, uno de los pocos derechos que les queda a los de abajo, para creer que participan en una elección, a sabiendas que su condición no cambiará radicalmente.

La voz democracia se usa indistintamente en los debates teóricos y políticos, pero premeditadamente se omite su carácter ilusorio y la falta de asideros históricos y empíricos para privilegiar, ante todo, una perspectiva de deber ser, de aspiración, que difícilmente se consuma.

En tanto ideología, la noción de democracia se emplea como un instrumento de legitimación de las estructuras de poder, dominación y riqueza. Más cuando desde 1968 el capitalismo fue cuestionado a fondo por las clases medias ante las promesas incumplidas luego de 200 años de prácticas y experiencias derivadas de su proceso civilizatorio, señala el mexicano Isaac Enríquez Pérez, en El carácter fetichista de la ideología de la democracia.

Mark Malloch-Brown, presidente de Open Society Foundations y exsecretrario adjunto de Naciones Unidas, señala que los reportes sobre la muerte de la democracia son muy exagerados, pero si no demuestra que puede dar mejores resultados concretos se arriesga a perder a los jóvenes. “Enfrentar la creciente desilusión con el gobierno democrático y algunos de sus principios fundamentales entre los más jóvenes implica restaurar la confianza en que el sistema puede generar calles más seguras, más vivienda, mejor educación y servicios de salud; alimentos y energías a precios más accesibles», afirma Malloch.

El intelectual francés Alain Touraine señala que hoy es más frecuente definir la democracia en función de aquello de lo cual libera la arbitrariedad, el culto de la personalidad o el reinado de la nomenklatura que teniendo en cuenta lo que construye o las fuerzas sociales en las que se apoya.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano sostenía que “La democracia es un lujo del norte. Al sur se le permite el espectáculo, que eso no se le niega a nadie. Y a nadie molesta mucho, al fin y al cabo, que la política sea democrática, siempre y cuando la economía no lo sea. Cuando cae el telón, una vez depositados los votos en las urnas, la realidad impone la ley del más fuerte, que es la ley del dinero”.

“Así lo quiere el orden natural de las cosas. En el sur del mundo, enseña el sistema, la violencia y el hambre no pertenecen a la historia, sino a la naturaleza, y la justicia y la libertad han sido condenadas a odiarse entre sí”, añadía.

 «Con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura», señaló en su discurso de asunción en 1983, Raúl Alfonsín, el primer presidente democrático luego de la última dictadura militar argentina. La altísima desocupación, el 40 % de pobreza, la educación y la salud pública en crisis, no son imperfecciones o falta de maduración del ideal democrático. Se trata de una democracia burguesa, donde hay interés de clases en pugna, pero donde (casi) siempre pierden los de abajo.

¿La libertad de elección política, requisito indispensable de la democracia, es suficiente para considerar que ésta está consolidada? ¿La democracia se reduce entonces sólo a procedimientos? ¿Es posible definir la democracia prescindiendo de sus fines y, por ende, de las relaciones que instaura entre los individuos y las categorías sociales o limitar la democracia a la posibilidad de participar en elecciones?

El Consejo de Europa señala que hay tantos modelos diferentes de gobierno democrático que a veces es más fácil de entender la idea de democracia en términos de lo que definitivamente no es: no es la autocracia o la dictadura, donde una persona gobierna; y no es oligarquía, donde lo hace un pequeño segmento de la sociedad. Bien entendida, la democracia incluso no debe ser la “regla de la mayoría”, si eso significa que los intereses de las minorías son ignorados por completo.

Estados Unidos avanzó con el arte de convertir sus guerras de conquista en civilizadas formas de organizar el mundo y ordenarlo a su modo. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea lo tienen en el centro de su discurso público: democracia y derechos humanos. Todo se hace, se justifica, se impone, en nombre de ellos y de su defensa.

Pero la realidad muestra otra cara: las intervenciones humanitarias, la guerra contra “el terrorismo”, contra los gobiernos que según Estados Unidos no respetan los derechos humanos, contra los que Washington y sus repetidoras políticas y mediáticas en todo el continente llama “Estados delincuentes”.

La política del miedo y la incertidumbre se ha consolidado también como una de las consecuencias que más incidirá a largo plazo. En un estado de guerra multidimensional, el control de nuestros cuerpos y nuestras mentes se vuelve un objetivo estratégico.  El miedo se vuelve un arma poderosa de control social. Los medios de comunicación y las redes sociales, afectan la psiquis colectiva, desarticulan el tejido social y manipulan la opinión pública.

Son más de 500 intervenciones militares estadounidenses internacionales desde la fundación de Estados Unidos en 1776, con más de la mitad ocurridas entre 1950 y 2017, y un tercio del total después de 1999, reporta el Proyecto de Intervención Militar en la Universidad Tufts.

También hay una extensa lista del uso de fuerza militar estadounidense entre 1798 a 2023, según los archivos del Congreso. Es difícil calcular el número de veces en que Washington ha intervenido, tanto militarmente como de otras maneras, directas e indirectas, en América Latina con el objetivo de lograr un “cambio de régimen”.

El historiador John Coatsworth identificó por lo menos 41 casos entre 1898 y 1994,  uno cada 28 meses durante un siglo. Los ejemplos, sobre todo en América Latina, muestran de manera abrumadora que estas intervenciones de todo tipo han sido contra regímenes progresistas y ayudaron a instalar regímenes derechistas, no pocos de ellos entre los más brutales en el mundo.

Con el gobierno de Salvador Allende, Henry Kissinger dijo estar preocupado de que el éxito de la socialdemocracia en Chile fuera contagioso… Estaba preocupado por que un desarrollo económico exitoso, una economía que produce beneficios para la población general y no sólo ganancias para las empresas privadas

Así, Kissinger dejó al descubierto la historia básica de la política exterior de Estados Unidos durante décadas. Comentó Noam Chomsky en 1994. “En todas partes, lo mismo en Vietnam, Cuba, Guatemala, Grecia, Nicaragua; era la misma preocupación: la amenaza de un buen ejemplo”.

Repasando las distintas etapas de opresión, desde el colonialismo directo de las potencias europeas, al sojuzgamiento económico de la primera mitad del siglo XX, que fue respondido con los primeros movimientos populares en Latinoamérica, los  golpes militares contra los gobiernos populares y la imposición del neoliberalismo no llegaron por arte de magia: necesitó del financiamiento y dirección de EEUU.

A medida que avanzaba la resistencia popular a sus políticas, el neoliberalismo abandonó su disfraz democrático y demostró que no era otra cosa que un proyecto autoritario que pretendía esconderse tras el disfraz de la racionalidad y anonimato del mercado. Y tuvo dos etapas. Una, la anterior al 11 de septiembre del 2001, cuando el discurso y la práctica estaban orientados a la militarización de la política y a la criminalización de la protesta social.

La etapa posterior la marcó el traumático del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono y dio comienzo a un nueva doctrina estratégica estadounidense, en septiembre de 2002, poniendo en marcha el principio de la “guerra preventiva” luego de las palabras del presidente George W. Bush Jr.: “ésta es una guerra entre el bien y el mal, y Dios no es neutral”.

Y la rueda da otra vuelta: luego de haberse impuesto el neoliberalismo en toda la región comienzan a surgir nuevos movimiento populares y nacionales con otros nombres y protagonistas. Además de los golpes consumados, ha habido una desestabilización de signo claramente golpista contra otros gobernantes progresistas, como Rafael Correa en Ecuador y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, que sufren una implacable persecución política operada por instancias judiciales.

Luis Arce, quien restauró la democracia en Bolivia tras el gobierno de facto de Jeanine Áñez, tuvo que luchar contra la sedición de sectores ultraderechistas que aúnan el racismo y el separatismo a la defensa violenta de sus intereses de clase.

El presidente colombiano Gustavo Petro enfrenta un despiadado operativo de lawfare (uso de maquinaciones judiciales y legislativas para deponer a mandatarios incómodos a los intereses de las oligarquías y de las trasnacionales estadounidenses y europeas), así como amenazas directas de altos militares en retiro e intentos de atentar contra su vida.

En Guatemala, el presidente electo Bernardo Arévalo denunció que su país vive un golpe de Estado que se está llevando a cabo paso a paso, mediante acciones espurias, ilegítimas e ilegales en distintas instancias, cuyo objetivo es impedir la toma de posesión de las autoridades electas -Presidente, Vicepresidenta y diputados y diputadas” del Movimiento Semilla al Congreso.

Aunque México parece ajeno a estas asechanzas, la realidad es que en apenas cuatro meses se han producido dos conatos de golpe de Estado, ambos desactivados rápidamente por sus propios promotores al darse cuenta de que contaban con nulas posibilidades de éxito debido al abrumador respaldo social del que goza el gobierno federal.

En mayo, la fracción del ultraconservador Partido Acción Nacional (PAN) en el Senado solicitó a la Suprema Corte que destituyera al presidente Andrés Manuel López Obrador, y el 23 de agosto, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Luis María Aguilar Morales, presentó a sus pares un proyecto que proponía lo mismo.

Con las armas y/o las togas

Los mismos que antes financiaban los golpes de Estado, ahora financian los golpes judiciales para imponer las políticas neoliberales en América latina. Ya no hacen falta golpes militares, ahora hay que conseguir jueces educados en comisiones y foros», señaló la expresidente argentina Cristina Fernández de Kirchner, víctima reciente del lawfare y de un intento frustrado de magnicidio.

Los jueces juzgan no de acuerdo a los derechos y los códigos, sino de acuerdo a los intereses que, siempre, están en contra de las mayorías populares.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador reconoció los avances que se han dado para la consolidación de la democracia en América Latina, pero advirtió que persisten riesgos de retorno del fascismo, intervenciones militares y de que los gobernantes elegidos por el pueblo sean depuestos por grupos oligárquicos.

Señaló que en la actualidad estas operaciones cobran la forma de golpes de Estado “técnicos o mediáticos”, en los que los medios de comunicación corporativos manipulan la información a fin de mantener el régimen de saqueo que los ha enriquecido. Basta con echar una mirada rápida a los acontecimientos del pasado reciente para constatar que éste es un peligro real y acechante.

Desde 2002, distintas configuraciones que reúnen a las fuerzas armadas, los parlamentos, los poderes judiciales, las cúpulas empresariales y los medios de comunicación han derrocado a Hugo Chávez (Venezuela; volvió al poder en 48 horas gracias a la movilización popular y la lealtad de algunos integrantes del Ejército), Manuel Zelaya (Honduras, 2009), Fernando Lugo (Paraguay, 2012), Dilma Rousseff (Brasil, 2016), Evo Morales (Bolivia, 2019) y Pedro Castillo (Perú, 2022).

Cuando el Estado reduce su presencia en educación, salud y la explotación que impacta en el cambio climático, nos queda un vacío, que es ocupado por el narcotráfico:  son los que construyen las escuelas -para controlar socialmente a la población- esas que el Estado no construye por tener que aplicar las políticas de ajuste de los organismos multilaterales.

Un artículo publicado en Rusia por Pyotr Romanov, muy cercano a la política internacional del gobierno de su país,  expresa en forma de pregunta un deseo oficial: «¿Se separa Sudamérica de Norteamérica?». Para explicar la «nueva independencia» de Sudamérica con respecto a EEUU, el autor menciona los triunfos electorales que han obtenido las centroizquierdas en diferentes países del continente.

Los que impulsan en toda América Latina el achique del Estado y las políticas de ajuste son los mismos que después hablan de combatir a los narcos, como si esa guerra se pudiera hacer con represión desde un Ministerio de Seguridad o con la milicia, y no desde el acceso al trabajo, a la salud, a la educación, al progreso.

La realidad de las últimas décadas muestra que algunos gobiernos, al carecer de recursos y renunciar a la facultad regulatoria que deben tener para preservar la calidad de vida de sus ciudadanos, terminan autorizando cualquier cosa a fin de conseguir ingresos. Y, cuando alguien llega a invertir exige sus condiciones; cuanto menos se invierte en seguridad ambiental, más rentabilidad tiene cualquier emprendimiento. La falta de regulación y presencia del Estado para controlar cómo se hace la explotación en materia de minería y petrolera, significa perder soberanía y entregar a las trasnacionales y la banca de inversión los grandes yacimientos minerales de la región.

No cabe dudas: la desaparición o reducción del Estado, lejos de traer seguridad y bienestar, trae otras cosas.

Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente: https://estrategia.la/2023/09/14/la-senora-democracia-ultrajada-aqui-alla-y-mas-aca/

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Un grito desesperado de cambio, al borde del precipicio

Por Aram Aharonian

Tras las elecciones primarias del domingo 13 con la victoria parcial del ultraderechista Javier Milei, Argentina transita semanas de incertidumbre: el hartazgo del electorado con los políticos parece acercar al país al borde del precipicio. El 22 de octubre se sabrá si se da un paso al frente o no. No hubo estallido social, pero sí un grito desesperado de cambio, de que no va más.

Sus primeras declaraciones tras el triunfo primario sacudieron a muchos, al plantear que sus “máximos referentes” son Estados Unidos e Israel. Afirmó que el plan es no promover la relación con comunistas: “Ni con Cuba, ni con Venezuela, ni con Corea del Norte, ni con Nicaragua, ni con China”, aseguró el precandidato. “Nosotros no hacemos pacto con comunistas, no aceptamos transacciones con comunistas».

Afirmó que rompería relaciones con Brasil y China, de llegar a la presidencia. “En China la gente no es libre, no puede hacer lo que quiere. Y cuando hacen lo que quieren, los matan”, aseveró. China es el principal socio comercial de Argentina, por encima de EEUU y Brasil. En 2022 se llegó a la cifra récord de 17.500 millones de dólares en  importaciones de China y  7.900 millones de exportaciones.

Y, para sorpresa de uruguayos, brasileños y paraguayos, dijo que“ hay que eliminar el Mercosur porque es una unión aduanera defectuosa que perjudica a los argentinos de bien”.

Milei y Black Rock

Milei canalizó con mensajes ultraderechistas, el hartazgo y la frustración con el desastre que afronta el país. La misma tendencia se verifica en numerosos países, pero Milei es más impredecible. Fue fabricado por los medios de comunicación y llegó a la política sin ninguna trayectoria. No se asienta en un partido tradicional como Trump, ni en la base ideológico-social de Kast o el sostén evangélico-militar de Bolsonaro. Esa singularidad puede erosionarlo o catapultarlo, señala Claudio Katz

Tiene un discurso ultra reaccionario, pero capturó seguidores con poses y exabruptos. Muchos de sus propios votantes respondieron encuestas aprobando la educación pública y rechazando la privatización de Aerolíneas Argentinas, que él propuso. Ha creado la ilusión de cobrar altos sueldos con la aventura de la dolarización, añade el economista

Milei defiende la institucionalidad mundial del capital financiero, sobre todo cuando está en juego una operación como el financiamiento de una fuga de capitales contra la Argentina. Si Adam Smith y Carlos Marx elevaron a la economía política a la condición de ciencia, Milei la convierte en misticismo y religión y quiere “disolver” el Banco Central y prohibir el uso de los depósitos en los bancos con fines crediticios.

Un régimen monetario sin garantía ni supervisión del Banco Central reforzaría la actuación de los fondos internacionales que casi quiebran el sistema bancario estadounidense en el 2000 y que se desarrollaron ampliamente después de la gran crisis de 2008. “Avance Libertad”, es el grito de BlackRock, Templeton y otros fondos de inversión, que vaciaron a Argentina bajo el gobierno de Mauricio Macri.

BlackRock -y similares- han lucrado largamente con los fondos privados de jubilaciones, que en Argentina volverán a ser presentados como complemento o alternativa ante la miseria previsional. El otro pilar mileinista es una reforma laboral, dirigida a convertir a los trabajadores en una legión de monotributistas sin beneficios sociales, claro.

También BlackRock es uno de los fondos de inversión acreedores de Argentina. La cercanía de su CEO, Larry Fink, con el expresidente Mauricio Macri, en cuyo gobierno  compró miles de millones de dólares. En Argentina, esos brokers no están obligados a declarar sus tenencias (de hecho, el Gobierno debió contratar a la firma internacional Morrow Sodali para saber quienes son los principales titulares de deuda argentina).

BlackRock tendría más de mil 600 millones de dólares en veinte bonos distintos según una lista que publicó la agencia Bloomberg. Otras fuentes dicen más de dos mil millones. Hay más: el jefe de BlackRock fue designado para gerenciar las operaciones con títulos públicos y obligaciones privadas de la Reserva Federal de EEUU (el Banco Central estadounidense), un mercado de 20 billones de dólares.

Con su verborragia Milei y sus ‘anarcocapitalistas’ fingen ignorar la grave crisis capitalista, esa que los bancos centrales jamás podrán evitar, pero que salen al rescate del capital después que estallan. Milei incluso rechazó la “estigmatización” a los paraísos fiscales, desde donde operan los fondos internacionales y los fugados, los mismos que vaciaron a la Argentina bajo la gestión macrista.

Sus planes

En entrevista con la agencia financiera  Bloomberg, Milei criticó a China y a los líderes izquierdistas latinoamericanos a los que considera “socialistas”, dijo que intentaría abandonar el Mercado Común del Sur (Mercosur) y que actuaría rápidamente para desregular los mercados de materias primas.

Asimismo, se comprometió a cerrar el Banco Central -“no tiene razón de existir”, dijo- y dolarizar la economía de 640.000 millones de dólares. Añadió que haría todo lo posible para evitar un impago de la deuda soberana del país si gana la votación de octubre, y que su audaz ajuste fiscal mejorará la reputación y el perfil crediticio de Argentina, haciendo innecesario un default.

Su plan incluye recortar el gasto en al menos un 13% del producto bruto interno (PBI) antes de mediados de 2025, reduciendo drásticamente las obras públicas, el número de ministerios, los subsidios y las restricciones de capital que permitirían a las empresas realizar transacciones en dólares estadounidenses.

También prometió terminar rápidamente con las políticas que este siglo han frenado las inversiones agrícolas; unificaría las tasas de cambio, eliminaría los impuestos y cuotas de exportación, y terminaría la intromisión directa en los precios de los alimentos.

Milei detalló su plan de desguazar el peso argentino por el dólar estadounidense como forma de bajar la inflación y redobló sus críticas al Banco Central, “la peor basura que existe en esta Tierra”. Planea entregar las llaves del Banco Central al economista Emilio Ocampo, su asesor informal en el programa de dolarización, para que pueda cerrarlo.

Dijo que ya ha desarrollado un plan para dolarizar la economía, siguiendo el modelo de El Salvador. Una vez convertidos dos tercios de la base monetaria, la economía estaría totalmente dolarizada, afirmó. “Nadie quiere tener pesos en Argentina, no estamos hablando de agua en medio del desierto. Estamos hablando de algo que nadie quiere”, dijo Milei.

Uno de los principales temores de los mercados es que Milei no consiga respaldar sus planes. Dijo que convocaría referendos si no lograba el consenso legislativo para aprobar sus medidas.

Mientras el peronismo aún gobernante se reagrupa en silencio y la derecha tradicional reescribe su guión, a Javier Milei los principales canales de televisión argentinos lo han recibido estos días con aires de presidente electo. “No descarto asumir antes de tiempo”, lanzó envalentonado en una entrevista.

En otra, contó que ya ha sido contactado por el Fondo Monetario Internacional y que planea una reunión; y descartó unir fuerzas con Patricia Bullrich. “Es menos que mi segunda marca”, dijo. El tercio de los votantes que lo eligieron celebra  cada una de sus osadías: “Están en juego nuestros derechos”, “Es cambiar todo ahora o nunca”, repiten.

Las primarias

Milei y Juntos por el Cambio (JXC) sumaron el 60 por ciento de los votos apelando al «cambio». Casi el 48% (Milei más Patricia Bullrich), votó por un cambio a «todo o nada». Las PASO -elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias- dejaron muchas preguntas pero una certeza: se terminó una época en el país, y fueron la oportunidad para que el profundo malestar que se acumula en la sociedad se expresara con toda su fuerza de corrosión.

Hubo perdedores: el oficialismo y la oposición neoliberal. Inesperada victoria de un supuesto outsider de la política pero no así de los medios del establishment, de los que lleva al menos dos años siendo un asiduo visitante encargado de traccionar, con sus desplantes y su histrionismo, todo el espectro político de la Argentina hacia la derecha, señala Atilio Borón.

Lo extraño es que algunos crean que se dio de manera sorpresiva. Y para ellos tenía razón cuando Rubén Blades cantaba “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”. Decía el siempre vigente Antonio Gramsci que “La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno se verifican los fenómenos morbosos más variados”.

La “apatía electoral” tiene grado de general y esta anemia es un fenónemo que seguramente se instalará también en las elecciones generales del 22 de octubre. No cabe duda: para las fuerzas populares y progresistas esta elección primaria ha sido un golpe durísimo donde la ultraderecha extrajo su potencial de los votantes jóvenes, los sectores empobrecidos y desesperanzados: consigue representar la rebeldía contra el orden existente.

Lo cierto es que casi la tercera parte de los 35 millones de ciudadanos habiltados se abstuvo de votar y otra 30 por ciento se decantó por un candidato “libertario” que prometió un ajuste fiscal durísimo, propuso privatizar la salud y la educación, dolarizar la economía, liberar la venta de órganos, poner fin a programas sociales, reducir salarios y cerrar el Banco Central. Además, se opone a la educación sexual y al aborto, niega el cambio climático, y espera resolver la inseguridad con la libre portación de armas.

La situación es novedosa. En los últimos 20 años la ciudadanía vivió dividida por la grieta entre la peronista Cristina Fernández de Kirchner y el neoliberal Mauricio Macri, y la irrupción de una ultraderecha que cautivó el hartazgo de los votantes con la política hoy la acerca al precipicio. El bipartidismo de los últimos cuarenta años está debilitado y nació una nueva fuerza ultraliberal.

El peronismo se refundará… o desaparecerá diluido en lav“minoría intensa progresista”, o con dirigentes migrando a Juntos por el Cambio, donde se pueden sentir cómodos. La tarea será revisar sus bases programáticas, elaborar un nuevo plan de desarrollo, deshacerse de dirigentes que han sido el lastre de estas elecciones y volver a enamorar el pueblo, como lo hizo Juan Domingo Perón en 1945.vPero ya no existe ni Perón ni el pueblo trabajador…

Lo del peronismo oficialista fue dramático: pasó de 12 millones 200 mil votos en 2019 (47.79%) a obtener 7.058.830 (32.43%) en 2021, para tocar fondo ahora con menos de seis millones y medio de seguidores (27,27%), con una caída de casi la mitad del electorado en apenas cuatro años. Y, para peor, estando en el poder.

Sin duda, el peronismo atraviesa la peor crisis de su historia: perdió San Luis, San Juan, Chubut y Santa Cruz y tiene posibilidades de perder Santa Fe, Entre Ríos, Chaco y Buenos Aires.  Con estos números, pareciera que la única garantía real del triunfo oficialista es la división de la oposición y no el caudal electoral y político propio.

Pero la irrupción de La Libertad Avanza dejó en terapia intensiva también a la tradicional coalición opositora Juntos por el Cambio, que pese a lograr el segundo puesto, su lugar en un eventual balotaje en noviembre sigue amenazado. Dentro de JxC también hubo ganadores y perdedore. Entre los primeros, el expresidente Mauricio Macri, quien logró que su primo triunfara en la capital y que la candidata presidencial más cercana, Patricia Bullrich, ganara la interna presidencial.

El triunfo de Bullrich contra la maquinaria electoral de su contrincante, Horacio Rodríguez Larreta, la convirtió en una de las figuras con más proyección en el escenario político venidero, pero sin tener allanado el camino a la presidencia: puede  terminar convirtiéndose en una aliada de Milei en la tarea de demoler lo que queda del gobierno peronista. Rodríguez Larreta, al que la mayoría de los analistas daban como casi seguro próximo presidente, sacó apenas el 11% de los votos.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador opinó sobre lo sucedido: “La crisis ayuda a la derecha, es un poco lo que pasa en Argentina. Hitler se consolidó después de la inflación que se padeció. No comparo a Milei con Hitler, es una referencia histórica”, expresó. La respuesta fue de la actriz, exmodelo, conductora y empresaria argentina Susana Giménez: “López Obrador es un zurdo de mierda”. Si bien borró el tuit, usuarios capturaron su “análisis” y lo compartieron en redes sociales.

Una de las preocupaciones del sistema político argentino era la fragmentación y por ello intentó generar mayor estabilidad  a través de la concentración de la oferta política en pocas opciones, e inventó las PASO, que encierra al electorado en rediles de los que no pueden escapar de cara a las elecciones nacionales.

A los políticos argentinos se les presenta la opción de silenciar el grito popular de cambio en su intento de controlar o reducir los daños, o -por una vez por todas- tratar de comprender el mensaje que los aterroriza, horroriza. Hay pánico: muchos ven que trastabillan sus interese personales. ¿Será cierto eso de que el pueblo nunca se equivoca?

Podemos hablar de apatía, de desinterés, pero la desafección ciudadana va mucho más allá del descontento, más allá del voto castigo al gobierno o del voto rabia por disconformidad con todos y con el sistema. Es cuando los políticos vuelven a hablar de defensa de la democracia, que ellos creen que se limita a la acción ciudadana de ejercer el voto para que ellos sigan en el poder.

¿Cómo se puede explicar que en apenas dos años la fuerza libertaria, ultraderechista, se haya convertido en la más votada? El establishment no lo puede explicar, porque se trata de un discurso que promete un futuro distinto capaz de ilusionar, en un país donde más del 40 por ciento pasa hambre.

Algunos hablan de la proeza del gobierno de Alberto Fertnández y Sergio Massa de haber logrado matar al peronismo, que cuatro años atrás aún arañaba la mitad de los votos y ahora apenas el 20 por ciento. Desde 1945, cuando nació, jamás había sido tercero en unas elecciones. De todas formas, su derrota es inapelable. La derecha  está exultante: «Gracias Alberto, gracias Massa por los servicios prestados».

Dada la crisis de representación y la imagen negativa de los candidatos que ejercieron el gobierno los últimos 12 años, los tres principales mandatarios y figuras políticas no pudieron presentarse a las elecciones. Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández se bajaron (o los bajaron) de la competencia. La primera, acechada por el lawfare y el intento de magnicidio. Macri derrotó a su adversario interno, Rodríguez Larreta, y conservó el gobierno capitalino. El presente de Alberto Fernández no es promisorio y de su futuro, mejor no especular.

Si bien JxC redujo su volumen electoral nacional, mantuvo con una importante cantidad de votos las provincias que administraban la Unión Cívica Radical (Corrientes, Jujuy y Mendoza) y el PRO macrista (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Además, sumó varias provincias más, cuestión que augura el protagonismo de esa fuerza en los próximos años.

A dos meses

«Argentina es una sociedad astillada, golpeada por la crisis económica y la pandemia, que manifiesta su bronca pero que también expresa un deseo de reseteo profundo, una necesidad de shock», señala José Natanson.

La única certeza, mientras tanto, es que los argentinos son todos un poco más pobres que el domingo: el Banco Central devaluó el peso un 18,3% el lunes, el dólar paralelo trepó a 800 pesos frente a los 350 del oficial, y el índice de precios al consumidor trepó otro 6%, hasta el 113% de inflación interanual. Faltan dos meses para las elecciones del próximo 22 de octubre.

El drama social de la pobreza estructural, hoy convertida en marginalidad, violencia y ámbito para el desarrollo del narcotráfico, requiere de nuevas y enérgicas acciones. Sin duda, la tendencia que marca un descenso en la participación electoral y el crecimiento del voto en blanco como previsible consecuencia del descontento generalizado por los problemas económicos y el malestar por otras demandas  insatisfechas en la última década, son algunos de los motivos de esta anemia electoral.

El voto en blanco fue la cuarta opción más elegida. Alejandro Kaufman dice que se presenta como una solución mágica de lo que se alega como descontento, inmoralidad o injusticia, sirve de botón antipánico. Eso es el voto a Milei, un botón antipánico, un señuelo que abre una trampa letal, pero que para el votante es una salida salvadora.

Para las fuerzas populares y progresistas esta elección ha sido un golpe durísimo. Los peores temores se han confirmado: la ultraderecha extrae su potencial de los votantes jóvenes, también entre los sectores empobrecidos, incluso en los territorios periféricos, porque consigue representar la rebeldía contra el orden existente, a todas luces injusto.

Esta vez van por todo e intentarán liquidar el Mercosur, convenios colectivos, indemnizaciones, van con indultos a los militares y anulación del aborto. Hay algo que (me) preocupa más; ¿es posible imponer los planes de Milei y la ultraderecha sin una fuerte represión, sin el uso de la fuerza, sin los militares? No está en sus libretos, quizá, pero deberán lidiar con la resistencia social.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente: https://estrategia.la/2023/08/18/argentina-un-grito-desesperado-de-cambio-un-pais-al-borde-del-precipicio/

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