ESI con el freno de mano

Por: Ricardo Braginski.

El presidente Alberto Fernández lo anunciará este domingo en el Parlamento y, entones sí, volverá el debate sobre la interrupción legal del embarazo. La semana pasada se sintió fuerte el “pañuelazo verde” frente al Congreso y la Iglesia preparara para el domingo 8 (Día de la Mujer) su contraataque frente a la Basílica de Luján.

Vuelve el debate, vuelven los “verdes” y los “celestes” y es bueno recordar lo que quedó en el camino -sin terminar de definirse- en el debate anterior, de hace dos años. En esos momentos, todos parecieron coincidir en que la mejor arma para combatir los embarazos no deseados -en la Argentina son 280 por día- es la educación.

Y más precisamente la educación sexual, que en nuestro país fue establecida como obligatoria para todos los estudiantes en 2006 bajo la forma de educación sexual integral (ESI), es decir, teniendo en cuenta no solo los aspectos biológicos del tema sino también los psicológicos, sociales, afectivos y éticos: contenidos como equidad y violencia de género, prevención de enfermedades de transmisión sexual, respeto por nuevas identidades de género, entre otros. Un completo paquete de conocimientos que, entre otras cosas, contribuyen a disminuir los embarazos no deseados.

 

Pero resulta que pasó el debate de 2017, cayó la ley de aborto legal y junto con ella todas las iniciativas para garantizar que la ESI se cumpliera. Incluso el año pasado, por presión de los celestes, perdió estado parlamentario un proyecto que, con diversas fórmulas, buscaba garantizar la ESI en todo el país. “Con mi hijo no te metas”, era la consigna contraria a esta iniciativa.

Uno de los cambios que introducía a la actual ley de ESI es que pasaba a ser de “orden público” (refuerza la obligatoriedad). Además, la actual ley establece que cada escuela puede adaptar la ESI a “su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”, y eso era suprimido. Las autoridades de las provincias debían presentar un informe semestral sobre el avance de la implementación. Y los aprendizajes de ESI serían medidos en los operativos de evaluación como Aprender.

Pero nada de esto avanzó. El resultado es que hoy tenemos una ley que se cumple a medias, y que avanza como con el freno de mano puesto. Con provincias y escuelas que la implementan y capacitan a sus docentes, y otras que ponen trabas o miran para el costado. Con equipos docentes que buscan los modos de llegar a sus alumnos y otros a los que aún les cuesta hablar de los temas más comprometidos, pero hacen el esfuerzo.

Ahora, si otra vez vamos a coincidir en que todos queremos educación sexual sería bueno que mostremos las cartas y blanqueemos con honestidad de qué lado estamos.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/esi-freno-mano_0_WMQsK-qr.html

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Ricardo Braginski

Periodista. MBA. En El Clarín.